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Solidaridad, internacionalismo y un museo virtual



  1. Introducción
  2. Orígenes
  3. Un museo virtual
  4. Algunas tareas a cumplimentar en correspondencia con el proyecto sociocultural
  5. Resumen
  6. Notas

Introducción

Promover la creación de un museo virtual sobre el internacionalismo y la solidaridad en nuestro país constituye la esencia de esta conferencia. Se conoce el complejo museal que existe en Sudáfrica, donde aparecen los nombres de los cubanos caídos en combate; se conoce el complejo de Santa Clara, donde vigila el "Destacamento de Refuerzo" del Che; el monumento al soldado soviético en las afueras de la ciudad. Pero nos referimos a un museo que abarque todo el discurso, toda la práctica internacionalista alrededor de nuestro país, y la practicada por nuestro pueblo, hasta nuestros días.

He ahí la esencia de la presente promoción.

Luego acercarnos al internacionalismo hoy significa, ante todo, limpiar el término de cierta telaraña parásita; de la opacidad que dificulta su comprensión en tanto principio revolucionario, y que oculta su verdadero origen e inmanencia. Se manifiesta tanto externa como internamente. Y opera, por demás, signada por el desconocimiento y la intencionalidad. De modo que se impone esclarecer ciertos ejemplos al respecto antes de pasar a la solidaridad y el internacionalismo.

Pululan, pues, en la contemporaneidad, gestualidades poco autenticas, falsas y burdas que se califican como internacionalistas: soldados en "misiones humanitarias", contratistas y mercenarios, aparecen en algunos medios de información capitalistas. Este constituye un ejemplo intencional y externo. Tratan de confundir, estereotipar una práctica burda de internacionalismo. A ello se adiciona el desconocimiento de ciertos periodistas o locutores. ¿Ejemplo? Hace solo unas semanas, en Telesur, el conductor del programa llamó internacionalista a otro periodista que trasmitía desde otro país. En el mismo calificativo (o saco) introducen a individuos "solidarios" que prestan algún servicio a países subdesarrollados. Ciertamente, se puede prestar servicio a otros pueblos hermanos y no alcanzar la altura del internacionalismo.

También la sinonimia atenta contra la claridad del vocablo. Tanto la oficial que se maneja en Cuba, como la no oficial que aparece por doquier. Así, por ejemplo, en Cuba, a quienes cumplen servicio en el exterior se les nombra en los medios de prensa, por varias razones (burocráticas, por cierto), cooperantes, colaboradores o asistentes; se establece una sinonimia con el término internacionalista. Y existe además otra sinonimia generalizada que atribuimos al desconocimiento, la que se emplea con el vocablo solidaridad.

Véase toda la indumentaria parásita que rodea el término. A ello también se suma una multitud de inquietudes e interrogantes. ¿Cuál es el origen del internacionalismo? ¿Cuáles son sus primeras manifestaciones? ¿Es privativo de los pobres de la tierra o de algunos pueblos en específico? Hay una gestualidad que identifica a Hatuey, Gómez y al Che, ¿pertenece esta gestualidad al internacionalismo? ¿Se deben considerar igual a quienes combatieron con el Che en el Congo Leopoldville, los que cumplieron misiones combativas en Dominicana, Argelia, Siria, Argentina o Venezuela, y los que hoy retornan a la patria cargados de artículos domésticos adquiridos durante las misiones médicas, educativas o de otra rama? —Hace ya más de medio siglo el Comandante en Jefe resolvió este problema ante una situación similar; Fidel —el más brillante estadista de la contemporaneidad— dijo: "Ellos hubieran sido como nosotros y nosotros, entonces, hubiéramos sido como ellos". Los referentes en aquella ocasión eran mambises y rebeldes.

He ahí toda la opacidad que rodea al vocablo internacionalismo. Incluso, ya ha debutado en la confusión el término universalidad. Se impone, pues, delimitar espacios, discursos, estratificar gestualidades. Luego no lo acometeremos de inmediato, bien que como piedra angular de esta conferencia opera la promoción de un museo virtual sobre la solidaridad y el internacionalismo. Iremos articulando estos aspectos en el progresivo avance de la promoción.

Desarrollo.

Orígenes

A modo de engarce en el inicio del tema, para entrar en los orígenes, quiero dejarles una afirmación que aparece en el Diccionario Enciclopédico de Historia Militar de Cuba; allí se afirma que Hatuey "se considera el primer jefe que luchó por la libertad de Cuba". Vayamos, pues, a los orígenes de internacionalismo.

Milenios, siglos antes de Cristo, en los tiempos más remotos, se anida la génesis del internacionalismo. Ya en el homo sapiens operan dos condicionantes decisivas: sus cualidades y la necesidad social e histórica, que se confabulan e impelen a la "colaboración primitiva", a la cooperación. Sin ella no hubiese sido posible la subsistencia del homo sapiens: hubiera perecido ante los embates del clima, ante el hambre, los depredadores. Sin la cooperación, por ejemplo, no hubiesen sido posibles los grandes movimientos poblacionales, las grandes migraciones de África hacia Europa y Asia como se ha demostrado.

Los antropólogos han descubierto —es reciente todavía— una característica significativa del homo sapiens y por tanto, de las comunidades primitivas: la hipersociabilidad. Se conoce que los animales inferiores cooperan entre sí. Incluso, poblaciones de distintas especies cooperan entre sí de manera instintiva. Hasta en la lucha de los más débiles contra sus depredadores se visibiliza esta cooperación instintiva. Múltiples ejemplos se pueden enumerar al respecto. (1) Una cooperación instintiva impelida por el estímulo o impulso natural de los animales que los mueve a obrar. Luego esta cooperación evoluciona en sincronía con el cerebro, el raciocinio, desde antes del Pitecántropo de Java hasta el hombre moderno, pasando por el de Neanderthal y el de Cromagnon. Dicha cooperación evoluciona primero a la sociabilidad y por último a la hipersociabilidad apoyada en la facultad humana (del homo sapiens) de razonar, de raciocinar, "de hacer uso del entendimiento y la razón para conocer y juzgar". La sociabilidad, esa disposición para la sociedad que portan los animales inferiores, se perfecciona y llega al terreno fértil de la necesidad social, histórica. Surge así la cooperación racional, la que trae consigo el homo sapiens u hombre moderno, preñada por fin de sentimiento y racionalidad.

Por supuesto, esta evolución constituye la base, el precedente primigenio de la división social y sexual del trabajo, que sobreviene junto a "las relaciones de intercambio y la desigualdad de los bienes". (2) La organización gentilicio-tribal, sustentada en lazos de consanguinidad, se deteriora ante el empuje del principio de territorialidad. "Las relaciones de producción colectiva ceden su lugar a la propiedad privada". Así aparece el pueblo, la etnia o comunidad étnica, como quieran llamarle; más desarrollada que la tribu, porque impulsa la producción, el intercambio, perfecciona el lenguaje. Más tarde la nación —un fenómeno exclusivamente social— sustituye a la etnia, "se configura al surgir y consolidarse el capitalismo o modo de producción capitalista". En fin, de la horda a la tribu, de la tribu a la etnia o pueblo y de éste a la nación. La evolución que hemos estudiado todos los interesados. — "La nacionalidad surge en el período de desintegración de la comunidad gentilicio-tribal y durante el surgimiento de la sociedad clasista y la gestación del estado". (3)

Todavía en la antigüedad se articulan los primeros precedentes de la solidaridad que hoy conocemos, el fruto de aquella hipersociabilidad que se visibilizaba en la evolución hacia el homo sapiens.

En la escuela eleata, varios siglos aún antes de Cristo, Zenón imaginaba toda la humanidad completamente unida como un único rebaño, sostenido por una ley común, y Parménides —máximo exponente de aquella escuela—, ante la problemática cosmológica, contrapone entre otros "lo racional a lo sensorial". (Véase la primacía del conocimiento sobre el sentimiento, y cómo el sentimiento precede al conocimiento, una de las bases del internacionalismo.) Y proclama Parménides de Elea la unidad, eternidad e inmortalidad del ser, al caracterizar una de las principales categorías filosóficas. Un siglo más tarde, Aristóteles de Estagira (384-322 a.n.e.), el más grande pensador de la Antigüedad, entiende por amistad todas las relaciones de solidaridad y afecto entre los hombres, porque "está enraizada en la naturaleza misma de las personas". Pero es el epicureísmo el que erige un monumento a la solidaridad: Epicuro de Samos (341-270 a.n.e.) por primera vez, incluye entre sus amistades a las mujeres, destrozando las normas de sus congéneres contemporáneos. Las amistades epicúreas, por su nobleza, se hicieron famosas en todo el mundo antiguo.

Más tarde, ya en el período de acumulación originaria del capital (siglos XV-XVI), etapa de transición del feudalismo al capitalismo, de reacción contra la Escolástica que se había aposentado desde el siglo IX hasta el XIV, aparece una tendencia que se mantiene hasta hoy: el humanismo elitista del renacimiento, cuyas manifestaciones perviven y se confunden con nuestra solidaridad y nuestro internacionalismo.

Hasta aquí las raíces primigenias de la solidaridad y el internacionalismo, pues también aquel humanismo renacentista, aquella solidaridad elitista se acumuló para la ulterior aparición del internacionalismo que conocemos hoy. Véanse en el Anexo No. 2, los otros aspectos que operan en la base del internacionalismo; cómo el sentimiento precede, repito, al conocimiento, a la instrucción y educación, que a su vez se permean no solo con la acumulación o experiencia cultural de los pueblos, sino sobre todo y por lo mismo, con la ideología revolucionaria. Es decir, nuestro internacionalismo, en tanto principio revolucionario, se manifiesta condicionado por la ideología política revolucionaria.

Toda la evolución del pensamiento revolucionario se condensa en el internacionalismo. Junto a la concepción elitista del renacimiento se gesta el pensamiento revolucionario utópico y luego el científico. No voy a reescribir la historia: todos o casi todos la conocemos, y la aceptamos de la manera centrista y discriminatoria en que está escrita. (No es ese el tema.) Se sabe que los utópicos iniciaron una corriente maravillosa hasta la llegada de los clásicos del marxismo-leninismo. Recordemos como punto de balance las tres Internacionales Comunistas. ¿Acaso tenían que protagonizar otra historia Marx, Engels y Lenin para poderlos calificar como internacionalistas? Sin embargo, la concepción general gira alrededor de los proletarios, cuyo vocablo viene de prole; alrededor de los obreros, de la clase obrera: vástagos de su tiempo histórico. O sea, las internacionales obreras refieren una estructura social muy distinta a la contemporánea, refieren otra temporalidad.

El término internacionalista es bastante reciente aún y por lo mismo, hipersensible a múltiples e intencionales "confusiones". Aún durante la guerra en España, en las puertas de la Segunda guerra Mundial, a los nacionales de otros países que combatían por la República Española, se les llamaba internacionales. (4) Luego el gesto de los comunistas, sustentado en diáfanas concepciones marxista-leninistas, era el mismo que años después ejecutara Antonio Briones Montoto en las arenas de Venezuela.

De modo que no se trata ni siquiera de la semántica inicial que refiere el diccionario sobre el internacionalismo, sino de la concepción misma que avala la gestualidad, en qué conceptos se apoya el discurso en tanto preceptos y praxis, o doctrina científica.

Estas ideas nos permiten una breve disquisición sobre la diferenciación entre solidaridad e internacionalismo, una justa estratificación de ambos términos.

Mientras a la solidaridad se arriba de manera menos compleja, desde una condicionalidad objetiva, precedida por la colaboración primitiva, el internacionalismo se basamenta en una instrucción y educación permeadas por preceptos ideológicos revolucionarios, comunistas. Por supuesto, remarcamos que la instrucción y educación que basamentan la solidaridad (aunque también se apoyan en preceptos políticos ideológicos) no son socialistas ni comunistas. Ciertamente, hoy se permite a religiosos militar en las filas de los comunistas en Cuba; por lo mismo, esos religiosos revolucionarios pueden llegar a ser internacionalistas, y de hecho, ya hay muchos en nuestro país. O sea, que los internacionalistas son revolucionarios sólidos, profundamente políticos, y se ubican en un escalón superior a los solidarios. Por ejemplo, un capitalista puede llegar a ser solidario con el prójimo, pero no se elevará nunca al internacionalismo. Del mismo modo que en ciertos individuos se opera una maduración del pensamiento, o una transformación, y pasa del pensamiento burgués al revolucionario, en sincronía, ha de operarse dicha transformación hacia el internacionalismo.

Pero no es necesario confundir: las teorías, las doctrinas, poseen su inmanencia; al igual que las prácticas, las praxis, las gestualidades si se quiere. En ocasiones nos podríamos preguntar sobre esta estratificación: "¿Y los médicos capitalistas que han muerto en cumplimiento de determinada misión, como las víctimas del ébola en África? ¿No son internacionalistas?" No, no son internacionalistas; son solidarios: por solidaridad también se puede morir; se puede ofrendar la vida. Incluso, la vida se puede ofrendar por creencias y prácticas mezquinas. De hecho, acaso más de la mitad de la historia de la humanidad aquilata este tipo de muertes por razones mezquinas.

Aprovechemos para esclarecer también otra sinonimia que se quiere imponer. Hemos visto y escuchado a historiadores avezados, a estudiosos del tema, confundidos ante determinadas figuras universales: no saben dónde ubicarlos. Pero es sencillo: la universalidad ni está reñida con el internacionalismo ni tiene necesariamente que ser internacionalista. Hay figuras universales que son internacionalistas por sus concepciones y acciones, héroes o mártires que actuaron impelidos por las ideas más avanzadas de su época. Las ilustraciones son numerosas. Máximo Gómez Báez es una figura universal, sus operaciones militares se archivan en las más ilustres academias militares del mundo, y fue tan internacionalista que se le reconoció como "cubano por nacimiento" en la Constitución de 1901; con el Che ocurrió lo mismo: su internacionalismo lo convierte en paradigma universal de dicha praxis. ¿Quién duda del internacionalismo del más universal de los cubanos, José Martí?: lanzar a un pueblo a una "guerra necesaria" para equilibrar el mundo constituye una hombrada bien difícil de igualar. Pero ¡cuidado!, no todas las figuras universales son internacionalistas, ni siquiera muchas de las que sirvieron a otros pueblos… Solidarias y humanistas al estilo renacentista sí han sido muchas figuras universales.

Cuando hablamos de solidaridad e internacionalismo no hay que confundirlos con el término universalidad que tiene otra acepción en el diccionario: "calidad de universal, que comprende o es común a todos en su especie. Persona muy erudita, versada en muchas ciencias. Que pertenece o se extiende a todo el mundo, a todos los países, a todos los tiempos". Ciertamente, el internacionalismo (en tanto sedimento y cultura política) constituye hoy una práctica universal; es parte del patrimonio universal del hombre.

Ahora bien, del mismo modo que cada persona es única (a menos que sea clonada), cada pueblo posee sus particularidades, dadas por su origen y desarrollo; y en esa misma medida se manifiestan sus patrones de conducta, la ética y la moral. Así, son proverbiales la frialdad calculadora del anglosajón y la espontánea calidez del latinoamericano.

En Cuba, la insularidad y la ubicación geográfica del país propiciaron un origen que se confabuló con una jugosa sedimentación histórica. Ellos engendraron no solo un internacionalismo en tanto principio revolucionario, sino lo superaron al convertirlo en "talento natural". Aquí se acumularon aborígenes (en nuestros genes aún obra la pauta aborigen), africanos, árabes, asiáticos, europeos, americanos. Se condensaron en la transculturación. Acaso de ese mosaico nos viene el desprendimiento y el padecimiento por los demás. Los criollos socorrieron a Washington y cayeron combatiendo en tierras de aquel país, todavía antes de la formación de la nación; los cubanos pelearon junto a Bolívar; cayeron combatiendo en España y en el Ejército Rojo. Por solo citar cuatro ejemplos. Pero ¿cuántas expediciones prepararon y realizaron los latinoamericanos para salvar a Cuba de la expoliación española? ¿Cuántos combatientes de diversas latitudes sirvieron al pueblo cubano en su larga lucha? Hasta el gran Garibaldi pasó por aquí, para sopesar la posibilidad de triunfo de un movimiento revolucionario. Y Francisco de Miranda, que casi empieza por aquí; y Carlos Aponte, el amigo inseparables de Mella, que combate junto a Sandino y estaba orgulloso de que lo consideraran cubano. Larga es la lista que un museo virtual pudiera recoger en sus archivos y centro de automatización.

De esa extensa acumulación nos viene el talento que desarrolla Fidel después de 1959, en sincronía con las exigencias de la época. Un talento que se visibiliza desde la expedición que despide Camilo hacia República Dominicana hasta las miles de misiones médicas y educativas en los más recónditos lugares del mundo. Salir a cumplir misión militar bajo los azotes de un devastador ciclón como el ciclón Flora, exige condiciones muy sólidas, enraizadas en un origen singular y una larga tradición histórica y cultural. Los pueblos son capaces del altruismo, el humanismo, el desprendimiento, la solidaridad y el internacionalismo; pero este compartir lo que se tiene y no ofrecer lo que sobra (y en la vida cotidiana, la latica de arroz y el puñado de sal), ese llegar a los lugares más inhóspitos para mitigar un dolor u ofrecer una consulta, todavía no son muy comunes en el mundo de hoy.

Un museo virtual

Una vez expuesto el origen de la solidaridad y el internacionalismo, que son razones sobre la pertinencia del museo virtual, y por lo mismo, razones para la presente promoción, se impone la precisión de dicho museo.

Si existen los problemas del deterioro del medio ambiente, la contaminación ambiental, la lucha contra el mal empleo de los transgénicos, y ante otras muchas dificultades se han institucionalizado el Día de la Tierra, el Día del agua, el Día del Río; u otros días de celebraciones como el Día de las Madres, de los Padres, los Enamorados, los Trabajadores, el Constructor y otros muchos, ¿cómo aceptar no habernos pronunciado por el Día de la Solidaridad y el Internacionalismo? ¿Por qué no celebrar el Día de la Solidaridad? (5)

Ahora bien, en sincronía con el Día Internacional de la Solidaridad promocionamos hoy, fundamentalmente, la creación de un museo sobre el tema.

Por supuesto, cuando planteamos la creación de un museo sobre la solidaridad y el internacionalismo (un museo real), encontramos innumerables obstáculos. Recurrimos al Historiador de La Habana, al Historiador de las FAR, al Jefe de la Dirección Política Central de las FAR (es una rama de su incumbencia). Al inicio pensamos en el Complejo Morro – Cabaña (nos referimos a los años 80 del pasado siglo: todavía allí no se realizaban las Ferias del Libro). Luego, pensamos en Loma Blanca, un paraje ubicado frente a un centro de filmación, cerca de Managua; de allí partían los internacionalistas a cumplir misiones generalmente militares. Es uno de los espacios con la historia ideal para el museo; un poco distante del centro de La Habana, pero se comunica por el norte con Expocuba y El Jardín Botánico. Cómodo para construir el proyecto que tenemos en mente. Ya habíamos analizado otros lugares por donde salían los combatientes a cumplir misiones: las cercanías del aeropuerto "José Martí", de la terminal Número 3, los puertos de La Habana, Mariel, Nuevitas, los campamentos Petit en Pinar del Río. Todos habían sido objeto de estudio, pero ninguno clasificaba para nuestro proyecto.

Ya a fines de los 90 estábamos convencidos de que no recibiríamos apoyo por ninguna vía: el presupuesto es demasiado para un país como el nuestro (millones de dólares), sin contar las prioridades. Ya a principios de siglo comenzamos a pensar en un museo virtual, pues la idea había quedado colgada. Personalmente, en esos momentos estudiaba en la Universidad de La Habana la Licenciatura en Estudios Socioculturales y me era imprescindible el acceso a las NTI. También había escrito el libro Kalimantán (desde un museo virtual). Por cierto, ya se concluyó hace algún tiempo otro libro sobre el tema, titulado Kalimantán 3 (La desnudez de Raisa Milvia), donde una de los protagonistas, Raisa Milvia, es un anagrama de María Silvia, la esposa de Elpidio Valdés, ambos personajes creados por Juan Padrón. Y otro libro, con el sumum de las misiones militares cumplidas por nuestro pueblo después de 1959, espera en determinada gaveta, Kalimantán 2 (Cronología de las armas).

Luego aquel museo virtual que se señala en el título del primer libro no refiere el museo de las NTI, que opera en sincronía con la zaga de Bill Gate: refiere el museo imaginario que aparece en otros libros publicados años atrás. Sin embargo ese libro, ese título es el que me sugiere un museo virtual para el internacionalismo. ¿Y por qué no?, construir un museo virtual como aparece en ese libro. Veámoslo, pues. Su composición o estructura general:

A).-PLANTA BAJA.

1.- Pabellón Preambular:

Lobby (Maqueta, elevadores, escaleras, tienda y Baños).

-Salón 1492-1867.

-Salón "Gómez-Martí" (1868-1899): Guerras de Independencia.

-Salón de la República Neocolonial: Salas "Julio A. Mella", "Pablo de la Torriente Brau" y 19461958. Sitio "Tina Modotti".

B).-PATIO CENTRAL Y ESPACIOS ALEDAÑOS (1959).

1.- Patio Central:

-Sitio de misiones militares (con armamento y técnica militar empleados en las distintas misiones después de 1959; emplazados en el patio central).

-Sala de ceremonia y/o Galería.

-Teatro

Archivo central y Centro de Información automatizado.

-Baños.

-Tiendas.

C) ESPACIOS ELEVADOS.

-Sala de la Medicina (exposición de las misiones médicas)

-Sala de la Educación (exposición de las misiones de Educación, incluye el nivel superior)

-Sala de la Cultura y el Deporte (Idem.)

-Sala de la Ciencia (Idem.)

-Sala de la Construcción (Idem.)

-Sala Mixta (Idem.)

(Los doctores que se hayan formado con la colaboración de Cuba deben incluirse en la Sala de la Ciencias; los estudiantes, en la de Educación; los de artes, en la de Cultura y así sucesivamente).

Ahora bien, este museo virtual está dirigido a la obtención de nuevos conocimientos que propicien la preparación integral de estudiantes universitarios y a la formación patriótica, militar e internacionalista de estudiantes y población en general; como aportación sencilla a la mitigación del cambio climático, y como reservorio de la historia de la solidaridad y el internacionalismo del pueblo cubano para las futuras generaciones, garantizando la preservación, plasmación y difusión del patrimonio histórico y cultural de la nación, a partir de la socialización y divulgación del ejemplo de Cuba en la colaboración internacional.

Algunas tareas a cumplimentar en correspondencia con el proyecto sociocultural

  • Organización cronológica de los datos y la información disponible.

  • Distribución de la información por etapas que coincidan con la propuesta de espacios del museo (con las salas, sitios, áreas, lugares).

  • Elaboración de gráficos y/o tablas para la lectura de los resultados en una o varias presentaciones; es decir, digitalizar la información.

  • Organizar la información en el Archivo del Museo, en tanto soporte complementario.

  • "Virtualizar" (o concretar en soporte magnético) la historia de la solidaridad y el internacionalismo en Cuba, con el empleo de la tecnología más avanzada y de variables específicas, atemperadas a las posibilidades económicas del país.

  • Continuar la investigación y consolidación de información.

Articular la historia de la solidaridad y el internacionalismo en Cuba, con el empleo de la tecnología más avanzada de informática, y de variables específicas, atemperadas a las posibilidades económicas del país constituye acaso una de las tareas más significativas en este proyecto.

La "virtualización" de la digitalización consolidada por etapas (en diapositivas), en una secuencia histórica coherente, se realizará por un grupo científico estudiantil (2 o 3 estudiantes) de las carreras de informática del ISPJAE, asesorado por un profesor de la misma Facultad de experiencias en la labor investigativa y científica.

En la presente creación se empleará la realidad virtual no inmersiva, debido a la inexistencia en nuestro poder de los diferentes dispositivos interfaz, que permitirían una virtualización más completa, más interactiva del visitante del museo. La inexistencia de cascos, binoculares o espejuelos y sensores especiales (que admitirían esa virtualidad inmersiva) impone necesariamente suplir las carencias con mayor competencia en el diseño, la programación y la animación en general. No se trata, pues, de crear un sitio web o una multimedia simplemente. Si bien la simple utilización del teclado, el maus y el desplaye remiten inmediatamente a la navegación en una red informática, no es menos cierto que se debe buscar la mayor interacción posible del visitante con el museo. Se impone, entonces, valorar la posibilidad de empleo de determinadas variantes, en 3D incluso, al estilo de los juegos electrónicos. Esto depende de la maestría y el talento que empleen los compañeros designados para la virtualización.

El grupo científico de estudiantes deberá escoger la variable pertinente, en sincronía con la tecnología más avanzada de que se disponga y bajo la asesoría del profesor designado.

Del mismo modo, se impone "virtualizar" el Archivo del Museo", de acuerdo con la información disponible y la variable más favorable.

Es proverbial la existencia de archivos o registros en cada museo, que aquilatan acaso la mayor riqueza; en ellos se conservan los documentos más auténticos si no se muestran en las exposiciones, pero a su vez, la mayor información sobre las diversas colecciones.

La misma organización que ofrece un museo real, debe ostentarla un museo virtual, por supuesto, con las loables posibilidades que ofrece la digitalización: sin restricciones, libre de apropiarse de todo el espacio que se necesite y con una inmediatez envidiable para el visitante del museo.

En ambas tareas de "virtualización", el grupo científico de estudiantes debe escoger la variable más favorable, la arquitectura de computador o de procesador más generalizada que se disponga, ya sea en una plataforma de Hardware, de Software, siempre con el sistema operativo Windows, sin obviar las aplicaciones más avanzadas. Proyectar, programar y animar con iniciativa deben vehicular la solución de estas tareas.

Por supuesto, es necesario continuar investigando los hechos solidarios e internacionalistas; digamos, como un trabajo interminable, perenne. La investigación no deja de ser el sustento primero de todo este andamiaje, de todo este proyecto sociocultural.

Resumen

Aunque no disponemos del dato exacto, tenemos la impresión de que si bien la construcción de un museo real nuevo acaso sea más costoso (no lo sabemos), es seguramente más complejo que la creación de un museo virtual. La sola coordinación de los diversos factores, la planificación del presupuesto (y su aprobación), la designación de la fuerza de trabajo o mano de obra, la reunión del grupo multidisciplinario, la selección del espacio y luego, el emplantillamiento de cuadros, funcionarios, especialistas y trabajadores en general, todo ello (visto a groso modo, por supuesto) nos hace pensar en la teoría de la complejidad.

Notas

(1).- Existe un documental bien ilustrativo de cómo los delfines protegen una familia australiana del ataque de los tiburones: dando coletazos en el agua alrededor de la familia que nadaba desesperada, ahuyentaban a los tiburones que intentaban acercarse. Así, aquellos delfines protegieron a la familia hasta la costa.

(2).- Véase Lengua nacional e identidad cultural del cubano. Sergi Bernal Valdés. Editorial de Ciencias Sociales. La Habana, 1998. Pp. 28-29.

(3).-Ibídem.

(4).- El Partido Comunista de Cuba envió a esa guerra a más de mil combatientes en total clandestinidad y muchos de ellos cayeron allí, combatiendo por el pueblo español, contra el franquismo.

(5).- Véase que anotamos solidaridad con el simple objetivo de que no lo introduzcan en el saco del amor, como han querido hacer con la amistad, que le han buscado un rincón en el Día de los Enamorados; y sobre todo, porque el número de personas solidarias con el prójimo es muy superior al de internacionalistas: el internacionalismo constituye un escalón superior (ya lo estratificamos), "privilegiado", y para millones de seres humanos una píldora bien gruesa de tragar a la que se opone un egoísmo operante hoy como metástasis, que puede hacer naufragar al mundo en sus propias aguas.

 

 

Autor:

Enrique Martínez Hernández.

 

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