Bien común y gasto fiscal
- Introducción
- Revisión de la literatura
- Bolivia: Financiación y Arreglos institucionales para
retirar barreras a los caminos de los pobres - Suficiencia y eficacia de la inversión en Bolivia,
(1989-2009) - Tamaño, estructura y eficiencia del gasto público en
Bolivia - Conclusiones
- Bibliografía
- Anexos
Introducción
En
el país de Bolivia se encuentran sistemas económicos, políticos y fiscales con
una estructura similar al resto de los países latinoamericanos, sin embargo,
todos los métodos, programas y estrategias en los diferentes sistemas del país
son de bajo rendimiento, por tanto, existe una falla en el posible avance
nacional a largo plazo.
En
la sección de finanzas, se ha cambiado la estructura debido a reformas desde el
año 1985 hasta el año 2006, con el propósito de mejorar la situación de los
pobres que poseen barreras en sus oportunidades de poseer los servicios
públicos de primera necesidad. Las finanzas del país se consideran de forma
deficiente que evita el control de los gastos en el sector privado y público,
requiriendo programas, cambios o simplemente un mejor control en las acciones
que requieren gastos y alteran el valor de porcentaje de tendencia del PIB.
Bolivia
ha sido influenciado por informaciones de investigaciones hechas por económicos
e investigadores sociales, aplicando las estrategias mencionadas, aliviando las
deudas y mejorando la estructura de gastos público, los cuales obtuvieron
resultados positivos, desafortunadamente no lo suficiente con las condiciones
actuales, el país se ve necesitado de estudios más detallados o programas
especiales en aviación de la deudas en el sector público.
Gasto fiscal y bien común
Capitulo
1
Revisión de la literatura
El marco teórico que sirvió como base para el
presente trabajo es tan extenso como heterogéneo. Sin embargo, dentro de la
amplitud de los trabajos consultados se ha podido distinguir las siguientes
tres bases literarias.
1.1. Teoría
general sobre la efectividad de la política fiscal y el sector real:
Antes de referirse a la efectividad del
multiplicador fiscal en la economía boliviana, analizado a través de un
modelo VAR, es necesario reconocer el contexto teórico bajo el cual estamos
desarrollando el presente modelo. Es de esta manera que encontramos necesario
repasar los fundamentos de las teorías keynesianas y neo-keynesianas así como
sus críticas y observaciones por su contraparte clásica y neo-clásica. Se hará
énfasis en los efectos sobre el multiplicador fiscal, el cual implica un
aumento en el gasto público y una reducción en la carga impositiva.
Efectos
de políticas fiscales sobre la demanda
En lo que se refiere al análisis de los
efectos de una política fiscal sobre el lado de la demanda, el punto de
partida más frecuente es el enfoque keynesiano. En su versión más sencilla,
este enfoque supone una rigidez absoluta en los precios así como un exceso en
la capacidad agregada de producción, de modo que el producto está determinado
por la demanda agregada. Es dentro de este modelo que la demanda agregada y la
productividad reaccionan a una expansión fiscal a través del efecto
multiplicador. En este enfoque el multiplicador es superior a uno y aumenta con
la sensibilidad del consumo frente al ingreso corriente; y es más grande cuando
aumenta el gasto que cuando se reduce la carga impositiva. Finalmente, si un
incremento en el gasto se da de manera paralela a una reducción en los
impuestos, el multiplicador de presupuesto equilibrado es igual a uno.
Entiéndase por crowdingout directo a la
competencia que puede aparecer al crear una empresa estatal que se dedique al
mismo rubro al de una determinada empresa privada (por ejemplo, la empresa
Boliviana de Aviación presentándose como competidor directo a AeroSur). El
crowdingout indirecto o básico se refiere a cuando una política fiscal
expansionaría (a través de gasto de déficit) incrementa la tasa de
interés y reduce el gasto privado, debilitando o cancelando de esta manera el
estímulo de la política expansionaría.
Para las empresas y hogares que están netamente
acreditadas, estos efectos reforzarán los efectos de crowdingout a través de
las ya mencionadas tasas de interés y tipos de cambio, reduciendo aún más el
valor del multiplicador fiscal. Finalmente, un efecto a ser considerado
dentro del modelo keynesiano y neo-keynesiano es el de carácter dinámico
(Auerbach y Kotlikoff, 1987). Si el efecto crowdingout demora más en
manifestarse que el impacto directo de una expansión fiscal, los
multiplicadores fiscales tenderán a ser mayores en el corto plazo, pero menores
a largo plazo. Efectos no-keynesianos de una política fiscal
Los efectos de la política fiscal de
carácter no-keynesiano surgen de modelos neo-clásicos que hacen referencia a
las ya conocidas limitaciones del enfoque keynesiano, en especial a su falta de
fundamentos microeconómicos. A pesar que los modelos neo-clásicos tienden a
concentrarse en los efectos de las políticas fiscales sobre la oferta, a
continuación se seguirá el enfoque propuesto por Hemming et al. (2002) en lo
que se refiere a modelos neoclásicos con implicaciones sobre el lado de
la demanda. En primer lugar, las expectativas racionales tienden a conllevar
ajustes a futuro en variables que ocurrirían de manera más progresiva con las
expectativas adaptativas (que sí fueron incorporadas en algunas variaciones de
los modelos keynesianos). Es de esta manera que los efectos a largo plazo de la
política fiscal tendrán influencia incluso sobre el corto plazo, y
es aquí donde adquiere importancia la diferenciación entre políticas temporales
y permanentes. (Krugman y Obstfeld, 1997). El efecto de la Equivalencia
Ricardiana es también sumamente importante al momento de considerar los efectos
de una política fiscal. El enfoque keynesiano se basa en la suposición de
que el consumo se relaciona con el ingreso corriente. Pero si los consumidores
son ricardianos, en el sentido de que tienden a mirar hacia el futuro, y están
completamente conscientes de las limitaciones del presupuesto inter-temporal
del gobierno, anticiparán que un corte en los impuestos hoy día, financiado
con emisión de deuda del gobierno, resultará en impuestos más altos en el
futuro. En este caso el consumo no cambiará debido a que el ingreso permanente
tampoco se verá afectado dada la ausencia de restricciones en la liquidez y en
mercados perfectos de capital (Barro, 1974). Es de esta manera que se expresa
una Equivalencia Ricardiana entre los impuestos y la deuda. En el caso de una
perfecta Equivalencia Ricardiana, el multiplicador será cero. Otro elemento
importante es la suavización del consumo, para el cual existen dos modelos que
hacen énfasis en este efecto como consecuencia de una política fiscal de
emisión de deuda.
El primer modelo canónico, Barro-Ramsey,
explica que la política de deuda del gobierno redistribuye la carga impositiva
a través de varias generaciones, pero este efecto es contrarrestado por
familias que suavizan su consumo y dejan su riqueza a futuras generaciones a
través de las herencias (Barro, 1974). El segundo modelo canónico es el de la
superposición generacional de Diamond-Samuelson. En este caso, las personas
suavizan el consumo a lo largo de sus propias vidas, pero no hay ningún
fi n de herencia. Es en este caso que la emisión de deuda del gobierno
enriquece a unas generaciones a expensas de otras, realiza un crowdingout del
capital, y reduce los estándares de vida del estado de equilibrio. Sin embargo,
una crítica recurrente a estos dos modelos sostiene que ninguno puede explicar
de manera satisfactoria el caso más realista de la suavización parcial del
consumo. En este caso emerge Mankiw (2000), con su modelo de
ahorrador-derrochador (saver-spender), en el que la suavización del consumo es
imperfecta, muchas personas tienen poco valor neto y las herencias son una
influencia importante en la acumulación de riqueza. Paralelamente, es
necesario considerar también a la prima de la tasa de interés y credibilidad
como un canal importante de transmisión a través del cual la deuda puede
afectar al multiplicador fiscal. A medida que la deuda del gobierno
aumenta con expansiones fiscales, la prima de riesgo de inflación
reforzará los efectos de crowding out a través de las tasas de interés (Miller
et al., 1990). Es bajo estas condiciones que una expansión fiscal
temporal será más efectiva que una permanente, ya que implica un menor riesgo
de menoscabar la sostenibilidad de la deuda. Es dentro de este contexto que la
credibilidad política adquiere importancia. Si hay poca fe en la capacidad del
gobierno para revertir un incremento temporal en el gasto o un corte en los
impuestos porque le falta un antecedente de cautela fiscal, y las
expectativas se inclinan a que la política fiscal sea permanente en lugar
de ser temporal, entonces lo más probable será que las tasas de interés
incorporen una prima de riesgo. Consistente con las teorías de Giavazzi y
Pagano (1990) y Alesina y Perotti (1997), ésta es una de las razones
principales para que los multiplicadores fiscales se vuelvan negativos.
Finalmente, un efecto no-keynesiano importante de la política fiscal es
la incertidumbre. Es común que en un ambiente incierto los hogares recurran a
ahorros precautelares y las empresas posterguen inversiones irreversibles
(Caballero y Pyndick, 1996). Esta manera de actuar puede llevar a reducir los
multiplicadores fiscales e incluso volverlos negativos.
Efectos
de políticas fiscales sobre la oferta
Hemming et al. (2002) también explican que el
análisis del rol que juega la política fiscal sobre la estabilización
tiende a enfocarse sobre todo en los efectos sobre la demanda, como vimos en la
sección anterior, viendo a los efectos sobre la oferta como más relevantes en
el largo plazo. Sin embargo, cuando se trata de analizar el tema de
limitaciones en la capacidad, sólo las políticas que promueven respuestas por
el lado de la oferta permiten enfocarse en él. Adicionalmente, existen efectos
de políticas fiscales sobre la oferta que pueden tener consecuencias a
corto plazo sobre la demanda debido a las expectativas de que el crecimiento a
largo plazo sea mayor. Si se dan expansiones fiscales a través de
reducciones impositivas e incrementos en el gasto que favorecen a la oferta,
esto tenderá a incrementar a los multiplicadores fiscales.
El primer efecto a ser considerado es el de
impuestos, gasto gubernamental y crecimiento. Al momento de analizar el impacto
a corto plazo de una política fiscal, es necesario prestarle atención a
la manera en que los cambios a los impuestos salariales afectan la oferta de
trabajo y los cambios sobre los impuestos al capital afectan al ahorro y la
inversión. Esto puede afectar incluso a la ubicación del trabajo móvil y
capital internacionales. Es particularmente relevante el gasto del gobierno en
bienes con externalidades positivas, ya que éstos pueden llevar a mayor
crecimiento. Esto se encuentra demostrado en modelos de inversión pública sobre
capital físico y humano (Murphy et al., 1989; Lucas, 1988). Otros modelos
muestran que dichas inversiones pueden mover a la economía entre equilibrios
buenos y malos (Azariadis y Drazen, 1990), con grandes diferencias
macroeconómicas (por ejemplo, a medida que la economía se escapa de una trampa
de desarrollo) que implican que los multiplicadores fiscales son bastante
altos. Otro efecto que no debe pasar desapercibido es el de los nuevos modelos
clásicos. Un elemento característico de estos, que fue resaltado inicialmente
por Lucas (1975) y Sargent y Wallace (1975), es que las políticas que son
completamente anticipadas y que afectan a la demanda agregada (no a la oferta
agregada) no tienen ningún efecto sobre el crecimiento tanto en el corto como
en el largo plazo. Sólo las políticas no anticipadas (es decir aquellas que
reflejan sorpresas del gobierno o información imperfecta) tienen algún
tipo de efecto, el cual emerge completamente por el lado de la demanda.
Aspectos
institucionales de la política fiscal
Finalmente, el efecto de una política
fiscal sobre la actividad económica pude depender de factores
institucionales. Una manifestación de esto son los rezagos internos y externos:
los rezagos largos reducen los multiplicadores fiscales de corto plazo;
los internos muestran el tiempo que toma reconocer que una política fiscal
debe ser cambiada y luego aplicar las correspondientes medidas, éstos son una
función del proceso político y la efectividad de la administración fiscal;
los rezagos externos reflejan el tiempo que tarda la demanda agregada en asimilar
las medidas fiscales (Blinder y Solow, 1974). Es también necesario tomar
en cuenta las consideraciones de economía política. Los déficits largos y
persistentes pueden apuntar a la existencia de un sesgo deficitario que
puede ser explicado por varios factores de política económica (Alesina y
Perotti, 1995): tanto los votantes como gestores de políticas pueden estar
sujetos a una ilusión fiscal, por la cual puedan no estar al tanto de las
limitaciones presupuestarias inter-temporales del gobierno y, por ende, podrían
terminar a favor de déficits sobre superávits; es también posible que los
votantes y gestores de políticas prefieran trasladar la carga del ajuste
fiscal hacia generaciones futuras; la acumulación de deuda suele ser
también una herramienta estratégica con el propósito de limitar el espacio de
maniobra fiscal de los futuros gobiernos; las consolidaciones fiscales
pueden retrasarse a causa de conflictos políticos relacionados con el
repartimiento de costos de ajuste entre distintos grupos, dando como resultado
déficits persistentes; finalmente, las instituciones
presupuestarias pueden funcionar de manera tal que conlleven persistentemente a
gastar demasiado. Una fuerte limitación de la literatura mencionada
anteriormente es el hecho de que fue desarrollada en gran parte para países de
economías desarrolladas. En muchos aspectos esto no presenta un problema ya que
las teorías también son aplicables para las economías en desarrollo. Sin
embargo, existen algunos elementos que merecen ser considerados de manera
separada para estas economías. Uno de ellos es la disponibilidad y el costo de
financiamientos doméstico y externo, que suelen ser de las mayores
limitaciones en el desarrollo de la política fiscal. En los países en
desarrollo altamente endeudados, y que no tienen acceso a los mercados
internacionales de capital (o lo tienen bajo términos poco favorables), el
acceso al financiamiento determina muchas veces el tamaño del
déficit fiscal. Como consecuencia, se ve que un incremento en el
déficit fiscal superior a un nivel que pueda ser financiado
bajo términos aceptables llevará a fuertes efectos de crowding out. Otro
elemento característico dentro del análisis de las economías en desarrollo es
que la relativamente alta propensión marginal al consumo llevará a incrementar
el tamaño del multiplicador. Finalmente, es más probable que la política
fiscal sea más difícil de implementar en los países en desarrollo por los
siguientes motivos: una deficiente administración de impuestos y gastos;
problemas de gobernabilidad; bases de ingresos volátiles; rezagos largos que
afectan la política fiscal; y un mayor sesgo de déficit.
1.2. Literatura
empírica sobre la efectividad de la política fiscal
Esta sección repasa brevemente la literatura
empírica que estudia la efectividad de la política fiscal. Hemming et al.
(2002), en este sentido, la separa en tres grupos. El primero se refiere
a los trabajos que estudian episodios de saneamiento fiscal y buscan
identificar contracciones fiscales expansionistas utilizando, por
ejemplo, el Método Generalizado de los Momentos (véase, por ejemplo, Giavazzi y
Pagano, 1996 y Perotti, 1999). Un segundo grupo estudia los factores que determinan
los multiplicadores fiscales, analizando, por ejemplo, las relaciones
entre la política fiscal, tasas de interés, inversión y pruebas de
equivalencia ricardiana (por ejemplo, Seater, 1993 y Giavazzi et al., 2000).
Finalmente, en el tercer grupo se consideran los trabajos que se enfocan en los
efectos dinámicos de la política fiscal sobre variables macroeconómicas.
Entre estos trabajos pueden encontrarse simulaciones de amplios modelos
macroeconómicos (modelos de equilibrio general, principalmente) y, más
recientemente, el uso de la metodología de vectores autorregresivos (VAR). En
cuanto a los modelos macroeconómicos, utilizados primordialmente en los 70s y
80s, Blanchard y Perotti (1999) plantean que, por su propia estructura, éstos
tienden a estimar como positivos los efectos de la política fiscal sobre
el producto. Esto, argumentan, debido a que los grandes modelos económicos se
habrían construido a partir de la entonces predominante corriente keynesiana,
influenciando así los resultados desde la esencia misma del modelo. Es
por esta razón que como alternativa proponen el uso de los modelos VAR para el
estudio de los efectos dinámicos de la política fiscal. La metodología de
Vectores Autorregresivos, propuesta por Sims (1980), surge como una alternativa
a los grandes modelos macroeconómicos de ecuaciones simultáneas, planteando un
esquema multivariante que considera a todas las variables como endógenas y
dentro del cual las variables son explicadas no sólo por sus propios rezagos,
sino también por los de las otras variables consideradas en el modelo. El
desarrollo de esta técnica fue también impulsada por otros autores, quienes en
su mayoría enfocaron sus estudios en la identificación de shocks de
política monetaria, sus efectos y sus mecanismos de transmisión (Bernanke y
Mihov, 1996; Christiano et al., 1999). Entre los primeros trabajos en emplear
esta técnica para el estudio de la política fi scal pueden mencionarse
los estudios seminales de Blanchard y Perotti (1999), Fatás y Mihov (2001) y
Perotti (2002).
Sin embargo, a pesar que el uso de los modelos
VAR ha demostrado ser eficaz en la descripción de la dinámica conjunta de
las variables (Stock y Watson 2001), la correlación existente entre las
variables endógenas, propia de la naturaleza del modelo, implica que los
términos error de las ecuaciones de forma reducida también se encuentran
correlacionados. Por tanto, cuando se desea inferir sobre las relaciones
estructurales entre las variables surge el problema de identificación
(véase Hamilton, 1994, para un mayor detalle sobre este problema). Esto implica
que al adoptar esta metodología la dificultad reside en identificar
los shocks exógenos o estructurales. Dentro del marco metodológico de los
modelos VAR, son principalmente tres los enfoques principales que la literatura
sigue para abordar esta problemática. El primer enfoque, conocido como
narrativo o de variable dummy, se basa en el enfoque de estudio de
eventos desarrollado inicialmente por Romer y Romer (1989). Consiste en la
introducción al modelo de variables dummy con el objetivo de capturar episodios
fiscales determinados, no previstos y exógenos (principalmente, se han
utilizado fechas que capturan información fiscal en periodos de guerra).
El shock fiscal es analizado a través del efecto dinámico de un shock en
la variable dummy especificada. En la mayoría de los estudios que aplican
este enfoque, sugiere Perotti (2007), se encuentra evidencia consistente con el
modelo neo-clásico: ante un incremento del gasto público, el consumo disminuye
debido al impacto negativo en el bienestar de los hogares por el incremento en
los impuestos adicionales que deben pagar. Finalmente, se experimenta una
reducción en el salario real. Ramey y Shapiro (1997), Edelberg et al. (1998) y
Perotti (2007) aplican este enfoque para el caso norteamericano, habiendo
encontrado los resultados descritos. A pesar que no se requiere de la
imposición de restricciones, está técnica es criticada por la posible omisión
de shocks fiscales, de diferente tipo o signo, generados por eventos
registrados alrededor de las fechas capturadas por las variables dummy.
Finalmente, el tercer enfoque se basa en la
descomposición de Choleski. Este método es alternativo al anterior aunque,
igualmente, se basa en un modelo estructural. Para identificar los shocks
estructurales, este método obtiene las restricciones que vinculan los residuos
de la forma reducida con las perturbaciones estructurales utilizando la descomposición
de Choleski de la matriz de covarianzas. Los residuos obtenidos se encuentran
intercorrelacionados, permitiendo calcular la función impulso-respuesta sobre
la base de impulsos ortogonales entre sí. Es también importante notar que la
mayor parte de los estudios estudia a países industrializados, debido
principalmente a la disponibilidad de la información (Hemming et al. 2002).
Aunque la literatura empírica que centra su atención hacia los efectos de la
política fiscal sobre la actividad económica para el caso de países en
desarrollo ha experimentado una importante expansión en los últimos años, son
pocos los trabajos que utilizan la metodología de los modelos SVAR. Estudiando
los efectos de la política fi scal en Chile, Cerda et al. (2003)
identifican un impacto negativo y significativo de un shock
positivo del gasto fiscal sobre el producto y un impacto negativo y de
baja magnitud de un shock positivo de impuestos sobre el producto real. Para
este mismo país, Restrepo y Rincón (2006) encuentran un efecto transitoriamente
negativo de un incremento impositivo sobre el producto; un shock positivo en el
gasto público genera, por su parte, un efecto transitorio positivo sobre la
actividad económica. Estos mismos autores también estudian el caso colombiano,
encontrando impactos muy pequeños de la política fiscal sobre el
producto. Resultados similares fueron encontrados por Rezk et al. (2006) y
Anós-Casero et al. (2010) para Argentina, cuestionando prescripciones
macroeconómicas de política de corte keynesiano. Si bien hay un número de
trabajos en Bolivia que buscan aportar al análisis de la eficacia de la
política fiscal, no ha sido posible encontrar ningún trabajo que utilice
la aplicación de un modelo VAR o SVAR para estimar la efectividad del
multiplicador fiscal o keynesiano. Entre los trabajos similares que se
conocen y que han servido como bases fundamentales para la elaboración del
presente artículo se encuentra el de Machicado et al. (2011), que se enfoca en
analizar los efectos de las políticas fiscales sobre el crecimiento económico
en Bolivia, sin embargo lo hace a través de un modelo estocástico dinámico de
equilibrio general (DSGE por sus siglas en inglés) dividido por sectores. Entre
los resultados principales de este trabajo está la conclusión de que la
política fiscal no es suficiente para generar altas tasas de
crecimiento; para que esto ocurra se necesita una provisión efectiva de capital
público y estímulos a la productividad en los distintos sectores económicos.
Por otro lado, Orellana et al. (2000) realizan un trabajo con una metodología
de vectores autorregresivos, pero en este caso aplicados a la política
monetaria. Lo mismo sucede con Mendoza et al. (2001).
En cuanto al ordenamiento de variables en la
estimación de un modelo SVAR mediante la descomposición de Cholesky, Fatás y
Mihov (2002) utilizan el siguiente orden de variables: gasto del gobierno, el
producto, el deflactor del producto, impuestos netos de transferencias y
la tasas de interés real. De Castro (2004), por su parte, utiliza el orden
gasto del gobierno, impuestos netos, producto real, deflactor del
producto y la tasas de interés real. Finalmente, Hur (2007), quien utiliza sólo
tres variables en su análisis, considera a los impuestos netos como la variable
más exógena, posteriormente incluye el gasto público y, por último, considera
al producto real como la variable más endógena.
1.3. Breve
reseña a la política fiscal en Bolivia
En el análisis de la política fiscal en
Bolivia es inevitable comenzar en los años 1984-1985. La magnitud del impacto
de la hiperinflación implicó una serie de reformas en el país que
lograron la estabilización fiscal, sentaron las bases para una
estabilización macroeconómica exitosa y ayudaron a consolidar el naciente y
frágil régimen democrático. Sin embargo, algunos autores sostienen que las
políticas implementadas desde entonces no fueron las ideales y con el paso de
los años se han ido postergando ciertas medidas consideradas necesarias, como
la formalización y universalización del sistema tributario hasta el presente
(Sheriff, 2003). Estas críticas aumentaron particularmente para los años
2000-2005 en los cuales el déficit fiscal amenazaba con llevar al
país hacia una recesión de magnitud similar a la de Argentina en 2001. Sin
embargo, la economía boliviana ha registrado superávits fiscales desde el
2006. Esto se debe principalmente a los mayores precios de exportación para los
productos bolivianos, junto con mayores ingresos provenientes del Impuesto
Directo a los Hidrocarburos (IDH) y regalías, dando como resultado ingresos
públicos considerablemente más elevados. En un estudio reciente se sostiene
que entre los años 2004 y 2008, los ingresos gubernamentales se incrementaron
de 28,5 por ciento del PIB a 48,4 por ciento, un incremento enorme de 20 puntos
porcentuales en términos del PIB4. Los autores luego proceden a explicar que
la tasa de crecimiento mejoró en el periodo 2002-2008 y se encuentra correlacionada
de manera positiva con el comportamiento fiscal del sector público. La
economía registró un crecimiento anual del 4,8 por ciento para el periodo 2004
– 2008, con el crecimiento llegando a su pico con 6,1 por ciento en 2008,
siendo éste el más alto desde 1975.
El gráfico 1 muestra el comportamiento
de tres variables consideradas esenciales en la política fiscal: consumo
público, inversión pública e ingreso público, entendido este último como el
ingreso por recaudaciones tributarias menos las transferencias (Anós-Casero et
al., 2010). En el gráfico se puede observar que el gasto de consumo
final de las administraciones públicas se ha mantenido relativamente
constante desde 1990, oscilando alrededor del 11 por ciento del PIB. La misma
estabilidad puede ser observada en el comportamiento de la inversión pública
como porcentaje del PIB, con la excepción de un leve incremento de un punto
porcentual desde el 2006, año en el cual la inversión subió de 7 por ciento a
8,9 por ciento del PIB, manteniéndose en 8 por ciento hasta el año 2010. Sin
embargo, la variable
4 Machicado, et al, (2011), 5. La que más
resalta por su comportamiento es la de ingresos públicos como porcentaje del
PIB, que incrementa considerablemente el 2007, año en el cual llega a conformar
el 10,5 por ciento del PIB. Este incremento da lugar a un periodo de tres años
2005-2008 en el cual el ingreso público llegó a ser superior que la inversión
pública. En cuanto a las transferencias, las tres principales son de carácter
condicional, diseñadas específicamente con el propósito de reducir la
pobreza en el país (Bono Juancito Pinto, Bono Juana Azurduy de Padilla y la
Renta Dignidad).
Una de las explicaciones más comunes para
este incremento en ingresos es el aumento en los ingresos provenientes de los
impuestos IVA e IDH, que en conjunto representan la mitad del ingreso por
impuestos. El ingreso por IDH adquiere particular importancia debido a su
acelerado crecimiento promedio (52 por ciento), con el mayor incremento en
2006, cuando el Estado volvió a tomar control de YPFB a través del decreto de
nacionalización (Machicado et al., 2011). En lo que se refiere a las
principales fuentes de ingreso público, las recaudaciones tributarias conforman
la mayor fracción; por su parte, los ingresos no provenientes de impuestos
aumentaron considerablemente luego de la nacionalización de YPFB en el 2006.
Existe un argumento frecuente que afirma que la nacionalización de YPFB
llegó a conformar una fuente adicional importante de ingreso público; sin
embargo Machicado et al. (2011) explican que dicho argumento se encuentra
pobremente sustentado debido a que en el periodo 20072009 los ingresos
provenientes del IDH fueron reemplazados en gran medida por ingresos no
provenientes de impuestos, que incluyen por ejemplo la estatización de la
empresa de telecomunicaciones ENTEL, en 2008, la creación de la empresa de
aviación BOA, también en el 2008, y la reactivación de la compañía minera
COMIBOL en 2009. En cuanto a la composición de la inversión pública, el
gráfico 2 muestra que en los últimos años la mayor parte de la inversión
fue destinado a la infraestructura, con una participación de 48 por ciento para
el año 2010. El segundo puesto ha sido históricamente ocupado por
la inversión social, con una participación
del 33 por ciento de la inversión pública ejecutada en el año 2010.Esta es una
tendencia que se ha mantenido relativamente constante en el periodo 1990-2010.
Por otro lado, la inversión en actividades productivas ha ido creciendo
sostenidamente desde el 2006, sin embargo no ha vuelto a alcanzar los
porcentajes con los que contaba en los años 1991 (20 por ciento) y 2002 (19 por
ciento).
No obstante, muchos autores concluyen su
revisión sobre el estado actual de la política fiscal boliviana
explicando que ella está operando dentro de un nuevo contexto macroeconómico.
Dentro del mismo se pueden observar ingresos crecientes así como nuevas
responsabilidades del sector privado en lo que se refiere a las empresas
estatales y compromisos de políticas dedicadas a reducir la pobreza en Bolivia
de manera sostenida (Machicado et al., 2011).
1. Datos y metodología
1.1. Los datos
Para el presente trabajo se utilizó
información anual para el periodo 1990-2010. La frecuencia de las observaciones
es de carácter anual debido a una ausencia de disponibilidad de datos
trimestrales, especialmente en el caso la variable de inversión pública. Otras
variables que fueron utilizadas son las de consumo público, consumo privado,
PIB e ingreso público; entiéndase este último como la suma de la renta interna
más la renta aduanera, menos las transferencias (en concordancia con la
metodología empleada por Anós-Casero et al., 2010). Tomando en cuenta las
limitaciones existentes en el país al momento de conseguir datos consistentes,
las variables mencionadas fueron obtenidas de la base de datos en línea del
Instituto Nacional de Estadística (INE) así como de la base de datos de la
Unidad de Análisis de Políticas Sociales y Económicas (UDAPE). Las variables
utilizadas para construir la variable de ingreso público (renta interna, renta
aduanera y transferencias) fueron obtenidas del flujo de caja del Tesoro
General de la Nación, provisto por el INE. El Consumo Público fue obtenido del
cuadro del PIB por tipo de gasto, en el cual la variable recibe el nombre de
Gasto de Consumo Final de la Administración Pública. La variable Consumo
Privado también fue obtenida del mismo cuadro, en el cual recibe el nombre de
Gasto de Consumo Final de los Hogares e ISFLSH. La variable de Inversión
Pública se refiere la inversión pública ejecutada y fue obtenida de la
base de datos de UDAPE.
1.2. Metodología econométrica: VAR
estructurales
Este trabajo estudia desde una perspectiva
empírica el impacto en el producto generado por un shock fiscal exógeno y
no anticipado. Para esto, el marco metodológico utilizado se basa en el enfoque
VAR estructural (SVAR). Los shocks estructurales son aislados e
identificados utilizando la descomposición de Cholesky y siguiendo a
Fatás y Mihov (2001), Rezk et al. (2006) y Hur (2007). Una vez que los shocks
son identificados, es posible estimar las funciones impulso respuesta
(FIR) y la descomposición de varianza a fi n de obtener los efectos
dinámicos de estos impulsos sobre la actividad económica. Con el objetivo de
aplicar la mencionada metodología, y tomando en cuenta que se trabaja con
series de tiempo, se testea también la presencia de raíces unitarias y la
existencia de una relación estable de largo plazo entre las variables endógenas
del modelo. Lo anterior no sólo determina la estabilidad del sistema, sino que
también permite identificar si el modelo que debe estimarse es un VAR o
un modelo Vectorial Autorregresivo con mecanismo de corrección de error (VECM).
De constatarse la presencia de una relación de cointegración, es este último
modelo el que debe ser estimado.
VAR
estructural (SVAR)
El modelo VAR estructural (SVAR) estimado
considera tres variables endógenas: el gasto total del gobierno (), los
ingresos fiscales netos () y el producto nacional real (). En este
sentido, el modelo estructural se especifica de la siguiente manera:
Donde sigue un proceso de ruido blanco
con media cero y matriz de covarianzas definida positiva. Por lo
anterior, a fi n de reconstruir el modelo estructural y extraer las
innovaciones estructurales que componen el vector, resulta necesario imponer
restricciones que determinan la relación teórica entre las innovaciones de la
forma reducida y los shocks estructurales. Una vez estimado el modelo VAR en
su forma reducida, es posible identificar los coeficientes de las
matrices A y B, partiendo de la relación. Siguiendo a trabajos similares, el
método de identificación de los shocks estructurales consiste en la
descomposición de Cholesky. Este puede expresarse matricialmente como:
Sin embargo, este método es sensible al orden
de especificación (Hur, 2007). Por esto, se sugiere no sólo probar
diferentes ordenamientos en la especificación del modelo, sino también
empezar por la variable más exógena. En ese sentido, y después de varias
pruebas, se ha resuelto incluir como primera variable y a como la segunda,
dejando a como la más endógena. En base a este ordenamiento, la ecuación (4)
del sistema sugiere que los cambios inesperados en los impuestos en el
periodo no resultan de cambios en las otras variables. La ecuación (5) sugiere
que el gasto público reacciona en el mismo periodo a cambios contemporáneos e
inesperados en los ingresos públicos. Finalmente, en cuanto a la ecuación (6),
puede leerse que los cambios inesperados en el producto pueden explicarse por
cambios contemporáneos y también inesperados en los impuestos, en el gasto o
por otros shocks inesperados en la misma actividad económica. En este caso, los
shocks de gasto e impuestos reflejan los impactos de la política
fiscal sobre el producto que desean obtenerse.
Es importante notar, como se mencionó
anteriormente, que ante la presencia de variables no estacionarias y una
relación de cointegración entre las variables endógenas, el procedimiento
econométrico es distinto y el modelo a estimarse debe incluir un término de
corrección de errores. Siguiendo a Restrepo y Rincón (2006), el modelo VECM
incluye un factor que corrige la desviación del equilibrio en el periodo
anterior: La forma recudida del VEC puede escribirse como: Así, para extraer
los shocks estructurales del modelo VEC, se sigue el mismo procedimiento
detallado anteriormente para el caso del modelo VAR. El primer paso en el
proceso de estimación consiste, entonces, en estimar el vector de residuos de
la forma reducida del VAR. Posteriormente, a fin de identificar
los shocks exógenos, se resuelve el sistema de las ecuaciones (5) a (6) a
través de la imposición de restricciones contemporáneas en la forma propuesta
por la descomposición de Cholesky. Una vez obtenidos los parámetros contemporáneos
es posible especificar las matrices A y B y estimar tanto las FIR y como
la descomposición de varianza.
Funciones de Impulso Respuesta (FIR)
Partiendo de que, se obtiene la siguiente
expresión:
A partir de (7) puede inferirse entonces, por
ejemplo, que el efecto de un shock afecta a través de la innovación, dado que
lo anterior proviene de la relación que existe entre los shocks estructurales y
los de la forma reducida, especificada. Es por medio de estas expresiones,
entonces, que se obtiene el impacto de un shock fiscal en la FIR rastrea
el efecto de un shock en una de las variables del modelo sobre las otras
variables endógenas. Un shock sobre la variable no sólo tiene un impacto sobre
sí misma, sino que también es transmitido al resto de las variables endógenas a
través de la estructura dinámica del VAR.
Resultados
1.1. Caracterización de las variables
En este estudio sobre la economía boliviana
se utilizaron tres series fiscales con frecuencia anual para el periodo
1990-2010. A estas series se les aplicó la transformación logarítmica con el
objeto de estabilizarla varianza, quedando definidas las series
fiscales como LogPIB(PIB real), LogGASTOPUB (Gasto Público) y LogINGPUB
(Ingresos Fiscales Netos)
Posteriormente, se procedió a testear la
presencia de raíces unitarias. A primera vista, desde una perspectiva
gráfica las series parecen no ser estacionarias. De manera opuesta a
variables estacionarias (representadas formalmente como variables de orden de
integración cero o), los procesos estocásticos no estacionarios presentan
raíces unitarias en el polinomio autorregresivo, violando el supuesto de media
cero y varianza constante. Dado que la presencia de series de tiempo no
estacionarias puede generar resultados espurios (Granger y Newbold, 1974), la
opción de diferenciar las variables se presenta como la solución propuesta por
la literatura para eliminar la ausencia de estacionariedad (Granger, 1986).
Entonces, para darle propiedades estacionarias a una serie se sugiere
diferenciarla d veces. Una vez diferenciada d veces, la serie adquiere
propiedades estacionarias y puede ser definida como una serie
estacionaria con orden de integración d; formalmente, se dice que con el
objetivo de testear la presencia de estacionariedad y definir el grado de
integración de las series, se emplea el test de raíz unitaria de tipo
Dickey-Fuller Aumentado (ADF). Alternativamente, se utiliza el test de
Phillips-Perron como una segunda prueba de raíces unitarias (Phillips y Perron
1986). Los resultados, presentados en el cuadro 1, confirman que las
series en niveles no son estacionarias.
Se concluye que las tres series analizadas
son no estacionarias en niveles, pero estacionarias en sus primeras
diferencias. Dados los resultados anteriores, debe también evaluarse la
presencia de cointegración.
1.4. Análisis
de cointegración
La existencia de
cointegración condiciona la manera de estimar un VAR. La teoría de
cointegración desarrollada por Granger (1981) propone que un conjunto de series
están cointegradas sólo si entre ellas existe una combinación lineal con
propiedades estacionarias. Esto significa que las dos series y estarían
cointegradas si y sólo si existe un parámetro ß que determina la existencia de
una combinación lineal de orden. De existir cointegración, debiera incluirse
en el modelo un término de corrección error. Para evaluar la existencia de
cointegración se aplica el test de Johansen, cuyos resultados se muestran en el
cuadro 2, utilizando los rezagos propuestos por los criterios de información de
Akaike y Schwarz. Siguiendo la sugerencia de ambos criterios, se utilizan 2
rezagos.
Los resultados permiten rechazar, al 5 por
ciento de confianza, la presencia de una relación de cointegración entre
las tres series fiscales utilizadas8. Por tanto, se continúa con la
especificación de un modelo VAR con variables en diferencias.
1.5. VAR
estructural (SVAR) y la función impulso respuesta (FIR)
El primer paso en la estimación del modelo
SVAR consiste en obtener los residuos del VAR en forma reducida. Por tanto, se
estimó un modelo VAR de orden 2 en diferencias, utilizando como variables
endógenas la primera diferencia de las tres series fiscales descritas con
anterioridad9. Adicionalmente, se utilizaron variables cualitativas con el
objetivo de capturar información adicional sobre fenómenos que pudiesen incidir
en el poder explicativo del modelo. Luego de haber realizado varias pruebas al
respecto, se añade al modelo una variable dummy para el año 2005, periodo en
que no sólo se experimenta un cambio en la lógica de la administración
fiscal en Bolivia, sino también en el que se inicia el contexto internacional
favorable para los precios de las principales exportaciones nacionales. Una vez
estimado el modelo, se evalúa el comportamiento de los residuos de la forma
reducida (ver cuadro 3). Estos siguen una distribución normal y se constata la
ausencia tanto de heteroscedasticidad como de autocorrelacción y procesos
ARCH.
Siguiendo con la metodología propuesta, se
aplican las restricciones descritas anteriormente a través de la descomposición
de Cholesky a fi n identificar los coeficientes de las
ecuaciones (4) a (6), que vinculan los residuos de la forma reducida con las
innovaciones estructurales.
Los signos de los efectos contemporáneos de
los impuestos netos y el gasto sobre el producto se alinean más con la
perspectiva neo-clásica que con las sugerencias keynesianas de política
fiscal. En el primer caso, se halla que el efecto contemporáneo de los
impuestos netos sobre el producto es pequeño, positivo y significativo.
Un incremento de una unidad porcentual en los impuestos netos generaría un
incremento de 0,03 por ciento en la tasa actual de crecimiento del producto. De
la misma manera, se estima que el gasto público, por su lado, tendría un efecto
contemporáneo negativo, pequeño y poco significativo sobre el producto.
Finalmente, los impuestos netos parecen tener un efecto contemporáneo no sólo
positivo sino también significativo estadísticamente sobre el gasto
público total.
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