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La década dorada: Economía e inversiones españolas en América Latina



Partes: 1, 2, 3, 4

  1. Introducción
  2. Economía de América Latina
  3. El pasado reciente y la evolución acontecida
  4. El consenso de washington. Una nueva política económica
  5. Las transiciones incompletas
  6. Desafíos para completar las reformas
  7. Panorama de la economía latinoamericana
  8. Argentina. La primera crisis económica del siglo XXI. Lecciones para una economia global
  9. Los procesos de integración económica en América Latina
  10. Conclusiones
  11. Una década de inversiones españolas en América Latina
  12. Las inversiones españolas en América Latina
  13. La banca española en América Latina
  14. La empresa española en América Latina
  15. Latibex: el mercado de empresas latinoamericanas en euros
  16. España y la marca páis como ventaja competitiva
  17. Conclusiones
  18. Bibliografia

Introducción

Este año, 2016, se cumplen ciento noventa y dos años del último gran enfrentamiento dentro de las campañas terrestres de las guerras de independencia hispanoamericanas. A fin de conmemorar ese hecho, fundamental en la historia, el autor de este libro Ramón Casilda Béjar; decide partir de ese hecho para dar inicio a su amplio análisis sobre la economía latinoamericana y que aborda las inversiones de bancos y empresas españolas durante lo que él llama, «la década dorada» (1990-1999).

El libro cuenta con un inteligente Prólogo del Rector de la Universidad de Alcalá Manuel Gala, escrito especialmente para él. Donde explica detalladamente el contenido del mismo, el cual consiste en dos partes: En la Primera, se realiza un amplio análisis de la economía de América Latina. Con Respecto a la Segunda, se analiza «exhaustivamente» todo lo concerniente al proceso inversor y de expansión internacional de la empresa y la banca española en América Latina.

América Latina estaba inmersa en un proceso de amplios cambios, se salía de una negra época política, donde las dictaduras, una tras otra, fueron cayendo, y con ellas llegó la instauración de la democracia», dando paso a nuevos gobiernos que iniciaron la consolidación del Estado de Derecho, adoptando como sistema económico la economía de mercado; y por ende, reconociendo a la iniciativa privada y a la empresa como motor del desarrollo económico y social, y redefiniendo de esta manera el papel del Estado.

Tanto del porqué y del cómo, de este singular proceso inversor, realizado vertiginosamente por las empresas y bancos españoles, es de lo que se estudiara a continuación. Su contenido se analiza y expone integralmente, complementado de rigurosos datos, todos ellos procedentes de estadísticas de las fuentes más reconocidas: FMI, BM, BID, CEPAL, OCDE, EUROSTAT.

Toda esta dinámica gira dentro de un mundo cada vez más globalizado, que marca e incide de manera inexorable sobre una realidad compleja. Esta realidad, que nos llega desde las interrelaciones económicas, financieras, comerciales y tecnológicas, atraviesa lo más hondo de nuestro vivir, de nuestra cultura, o lo que es lo mismo, las disposiciones y tradiciones históricas de cada país y sus ciudadanos. PARTE I

Economía de América Latina

En las épocas de estabilidad o de bonanza, los hombres prácticos, pueden dejar de lado toda reflexión acerca de los supuestos teóricos y valorativos que orientan su acción, y sólo preocuparse por apurar la marcha. Pero en tiempos de crisis, de cambios y de transformaciones hacia nuevas realidades, el sentido común y el realismo de esos hombres prácticos ya no son suficientes. Estos acontecimientos imponen la necesidad de interrogarse sobre la senda elegida, y tener la entereza, si es preciso, para rectificar el rumbo. CAPITULO I

El pasado reciente y la evolución acontecida

EL PASADO RECIENTE La batalla de Ayacucho fue el último gran enfrentamiento dentro de las campañas terrestres de las guerras de independencia hispanoamericanas (1809-1826) y significó el final definitivo del dominio administrativo español en América del sur. La batalla se desarrolló en la Pampa de Quinua o Ayacucho, Perú, el 9 de diciembre de 1824.

Sin embargo, la conquista de la independencia política no implicaba el logro de la independencia económica, pues si bien Latinoamérica rompió sus antiguos lazos con las monarquías ibéricas, no cortó sus vínculos comerciales con el mundo exterior. Por el contrario, este vasto, rico y escasamente poblado subcontinente pronto atrajo la atención de los navieros, comerciantes y banqueros de Europa y los Estados Unidos. En un lapso sorprendentemente breve, los Estados de Centro y Sudamérica se hallaron inmersos en una nueva y compleja red de relaciones mercantiles y financieras que progresivamente los sujetó a la dinámica de la economía mundial y a sus consiguientes ciclos de expansión y recesión, de prosperidad y crisis.

Todo esto coincidió con una fase cíclica de prosperidad de la economía británica impulsada por el rápido desarrollo de la industria textil algodonera, columna vertebral de la primitiva revolución industrial. La expansión económica fue estimulada a su vez por la introducción de nueva tecnología en otros campos: los primeros trenes de pasajeros, empresas navieras de vapores y compañías de luz y de gas.

Tales innovaciones atrajeron el interés de pequeños y grandes inversionistas de toda Inglaterra que colocaron sus capitales en los nuevos negocios, algunos sólidos, otros obviamente fraudes.

"El Pasado Reciente", es un análisis histórico de la economía latinoamericana pero no forma parte del objeto de estudio que el Autor Ramón Casilda Béjar refleja en este libro, aunque considera que es importante mencionar ya que permite entender la Situación actual de América Latina en el ámbito económico. Considerando el pasado reciente y la evolución acontecida a lo largo de los últimos tiempos.

La evolución acontecida La demanda de exportaciones y las entradas de capital tuvieron un impacto profundo en las diversas estructuras económicas, sociales y políticas de América Latina durante este periodo. Influyeron asimismo tanto la «lotería de los productos básicos» como el tamaño, por lo que se entiende la dimensión económica efectiva de un país en función de la población, el ingreso y la extensión territorial. La geografía, el legado político y las características sociopolíticas subyacentes fueron otros aspectos importantes respecto a las naciones europeas, la rápida expansión del comercio mundial también resultó una de las características de la aceleración del crecimiento económico de estos países, cuya industrialización fue intensa durante el siglo XIX. La geografía, el legado político y las características sociopolíticas subyacentes fueron otros aspectos importantes respecto a las naciones europeas, la rápida expansión del comercio mundial también resultó una de las características de la aceleración del crecimiento económico de estos países, cuya industrialización fue intensa durante el siglo XIX. Este proceso continuó durante los primeros años del siglo XX, pero sufrió una disminución notable en 1914 con el estallido de la Primera Guerra Mundial. Uno de los rasgos más destacables durante todo este período, es la alta proporción de materias primas, como una de las constantes del comercio mundial. Hasta la Primera Guerra Mundial, otra característica notable fue el predominio de Europa Occidental, sobre todo de Gran Bretaña, aunque el equilibrio se fue desplazando gradualmente hacia Estados Unidos.

Para América Latina, durante este período (1870-1914), la transformación económica fue de gran profundidad, pero sus efectos variaron. La experiencia de cada país dependía en gran medida de su geografía y dotación de recursos naturales (materias primas). El caso de Argentina es radicalmente distinto al de, por ejemplo, Ecuador o Haití. Los países que crecieron más rápidamente en estos años fueron en general los de mayor población: Argentina, México (hasta la revolución de 1910) y Chile. Es posible que la inestabilidad política de Colombia en el siglo XIX explique un arranque económico más tardío, aunque luego registró un crecimiento rápido. El caso de Brasil es una excepción parcial y compleja que escapa a los propósitos de este libro, ya que estuvo en el dominio político de Portugal.

De los países pequeños, tanto Uruguay, que se benefició de la inversión extranjera al mismo tiempo que Argentina, aunque no en igual medida, como los países abiertos a la inversión de Estados Unidos en la actividad azucarera, a saber, Cuba, Puerto Rico y República Dominicana, son las excepciones a la regla. En otras palabras, el tamaño de por sí no determinó el interés del inversionista. La geografía, las relaciones y la estabilidad política también influyeron; los países que acababan de salir de las turbulencias del siglo XIX quedaron al final de la lista.

TABLA I. EXPORTACIONES Y TASA DE CRECIMIENTO DEL PIB: 1900-1929

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Se presentan las tasas de crecimiento del PIB (Promedios Anuales, en Porcentajes) para los países de los que se dispone de datos.

Del crecimiento hacia fuera al crecimiento hacia dentro Se ha descrito habitualmente la depresión de 1929 como el momento decisivo de la transición de América Latina desde un crecimiento económico hacia fuera, basado en la exportación, hacia un desarrollo hacia dentro, sustentado en el modelo conocido como Industrialización mediante la Sustitución de Importaciones (ISI).

El modelo económico de industrialización mediante la sustitución de importaciones abarcó el período comprendido entre los años 1933-1980. En el seno de esta etapa nace la llamada «edad dorada» de la economía de América Latina, comprendida entre los años 1950 a 1973, que coincide con el período de posguerra, y durante la cual se mantiene un crecimiento medio del 5.33%.

A lo largo de dicho período en América Latina, los acontecimientos resultaron más prometedores que lo previsto para el sector externo: la expansión en los años cincuenta, con la recuperación europea en marcha, permitió a la región crecer y enriquecerse, convirtiéndose en suministradora de materias primas para todo el mundo, en tanto que Europa se reconstruía tras la Segunda Guerra Mundial.

La década de los cincuenta, la expansión mundial consecuencia de la recuperación europea incrementó considerablemente la demanda de muchos productos básicos producidos en la región. Los años sesenta también mostraron un vigoroso crecimiento del PIB, consiguiéndose aumentos significativos de la renta per cápita, así como en educación, salud, condiciones en el campo e infraestructuras urbanas.

Los años setenta llegaron con una acusada inestabilidad de la economía mundial, intensificada por el primer aumento considerable del precio del petróleo (1973) y con ello, la necesidad del reciclaje de los abundantes recursos financieros (que aumentaron por las repetidas subidas), los cuales se dirigieron en gran medida hacia América Latina, que proporcionados a un bajo coste, supusieron un amplio endeudamiento de los diferentes países. Este masivo endeudamiento, permitió en primer lugar, aliviar las disminuidas reservas, al tiempo que les permitió llevar a cabo importantes proyectos de infraestructuras y financiar grandes planes industriales en los más variados campos, que en bastantes ocasiones resultaban de dudosa viabilidad.

TABLA II. CRECIMIENTO DEL PIB: MUNDO Y MAYORES REGIONES, 1820-1998

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La región entera experimentó impactos financieros «positivos», pero las respuestas de las políticas fueron variadas. El balance neto significó un aumento del coeficiente de formación bruta de capital durante los años setenta y comienzos de los ochenta los cuales se caracterizaron por acontecimientos que resultaron muy perjudiciales para las economías latinoamericanas, destacando los cambios en la política económica de Estados Unidos. Estas adversas circunstancias influyeron directamente en una contracción del comercio internacional, importantes aumentos en la tasa de interés y el deterioro en los precios de las materias primas, lo que provocó la subsiguiente escasez generalizada de divisas. Estos años ochenta, serán recordados como «la década perdida». Llegada la década de los años noventa, comienza la implementación de un «nuevo modelo» económico que estaba asentado en el llamado «Consenso de Washington». Con este nuevo modelo comenzó la última década del siglo XX y con ella, también aparecieron las primeras señales de recuperación. La reanimación del crecimiento económico estuvo asociada con la primera entrada neta positiva de capitales procedentes del resto del mundo desde 1981, resultado de un mejor acceso a la financiación privada externa, como de un drástico descenso de los tipos de interés en el mercado estadounidense. Esto evidenció, la persistente sensibilidad de las economías latinoamericanas a los factores externos, y la posibilidad que se repita un costoso comportamiento cíclico.

GRÁFICO I. CICLO ECONÓMICO EN AMÉRICA LATINA 1997-2001

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El modesto crecimiento de los noventa, permitió elevar el ingreso promedio de los latinoamericanos sólo un 1.5% anual, menos que en los países desarrollados, donde aumentó un 2% anual, o que en algunos grupos de países de Asia, donde creció a tasas cercanas al 3.5%. Desafortunadamente, el ritmo de crecimiento del ingreso es tan lento en América Latina que se requeriría cerca de un siglo para que la región pudiera alcanzar los niveles actuales de ingreso de los países desarrollados.

Finalmente cabe señalar que la amplia liberalización de los mercados y la privatización de las empresas públicas se extendieron en toda la región, contribuyendo a un profundo recorte del papel del Estado. De una activa intervención en la asignación de recursos y las actividades productivas directas hasta los años setenta, el Estado pasó a centrarse en la política macroeconómica, la construcción de infraestructuras y los programas sociales.

TABLA III. AMÉRICA LATINA. PRODUCTO INTERIOR BRUTO 1970-1999

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CAPITULO II

El consenso de washington. Una nueva política económica

EL CONSENSO DE WASHINGTON El agotamiento del modelo de ISI promulgó las bases para emprender las reformas estructurales necesarias que permitiesen cambiar el rumbo económico del continente. Al mismo tiempo que se delineaba este giro económico, algo histórico sucedió en la región entre 1982 y 1990, una quincena de países logró realizar la transición política desde la dictadura a la democracia, adoptando todos la «economía de mercado» como modelo económico.

El Consenso, se elaboró para encontrar soluciones útiles sobre la forma de afrontar en la región la crisis de la deuda externa, y establecer un ambiente de transparencia y estabilidad económica. Se explicara en primer lugar el contenido y los objetivos de dicho Consenso; veremos los efectos de la aplicación de dichas medidas, y después los principales problemas que se derivaron de la puesta en práctica de estas políticas de reformas, para, finalmente, estudiar en qué medida un «Nuevo Consenso» que reforme y amplíe dichas reformas podría mejorar la situación actual y posibilitar un crecimiento enconó-mico estable y sostenido.

  • A. LAS FORMULACIONES DEL CONSENSO DE WASHINGTON

La disciplina presupuestaria es un elemento esencial en los programas negociados por el Fondo Monetario Internacional (FMI) con los miembros que desean pedirle préstamos. También tuvo notable importancia en Washington20, lo cual condujo al restablecimiento de un presupuesto equilibrado mediante la aprobación de la Ley Gramm-Rudman- Hollings en 1993.

Dicha disciplina está estrechamente relacionada con la disciplina fiscal dando lugar a múltiples opiniones sobre el tema. Sin embargo, y a pesar de las diferencias significativas en la interpretación de la disciplina presupuestaria en Washington, la mayoría de los miembros coincidió en que los grandes y persistentes déficits fiscales constituían una fuente básica de trastornos macroeconómicos en forma de inflación, desequilibrios en la balanza de pagos y evasión de capitales. No eran el resultado de ningún cálculo racional de beneficios económicos esperados, sino de una falta de valor u honestidad política para igualar el gasto público y los recursos disponibles para financiarlo.

  • 2. Cambios en las prioridades del gasto público

Washington optó por reducir los gastos más que por aumentar la recaudación tributaria. Existen tres categorías principales de gastos, esto es, las subvenciones, la educación y la sanidad, y la inversión pública. El objetivo de la reforma política respecto al gasto público fue tratar de desviar el gasto improductivo de los subsidios hacia actividades como la sanidad, la educación o las infraestructuras, para poder combatir más eficazmente la pobreza en beneficio de los menos favorecidos.

  • 3. La reforma fiscal

A pesar de la existencia de un importante contraste de actitudes por parte de los miembros del Consenso, la mayor recaudación fue considerada por Washington como una alternativa inferior para remediar al déficit presupuestario en comparación con la reducción del gasto público. Sin embargo, la gran mayoría coincidió en que el método más adecuado para incrementar dicha recaudación tributaria consistía en tratar de instaurar una base imponible íntegra amplia a la vez que se mantenían unos tipos impositivos marginales moderados.

  • 4. Los tipos de interés

Los tipos de interés debían seguir dos principios fundamentales. En primer lugar, tenían que ser determinados por el mercado de modo a evitar una asignación inadecuada de los recursos. En segundo lugar, debían ser positivas en términos reales para desincentivar las evasiones de capitales e incrementar el ahorro. El problema de esta medida residía en la posible contradicción de estos dos principios en época de crisis.

  • 5. El tipo de cambio

En Washington se propuso que los tipos de cambio fueran determinados por las fuerzas del mercado, sin embargo la opinión dominante era que, más que debatir sobre la forma de determinar el tipo de cambio, resultaba más importante tratar de que éste sea competitivo. Por otra parte, las propuestas estaban claramente orientadas hacia el exterior y hacia la expansión de las exportaciones con el fin de fomentar la recuperación de América Latina.

  • 6. Liberalización comercial

Para Washington, otro elemento importante para una política económica orientada hacia el sector exterior era la liberalización de las importaciones. El acceso a las importaciones de factores de producción intermedios a precios competitivos se consideraba importante para la promoción de las exportaciones, mientras que una política de protección de las industrias nacionales frente a la competencia extranjera se interpretaba como creadora de distorsiones costosas que acababan penalizando las exportaciones y empobreciendo la economía nacional.

  • 7. Política de apertura respecto a la inversión extranjera directa

La liberalización de los flujos financieros extranjeros no fue una prioridad importante en el Consenso de Washington, aunque una actitud restrictiva, limitadora de la entrada de la inversión extranjera directa (IED), fuera considerada como una insensatez. Se pensaba que dicha inversión podía aportar capital, tecnología y experiencia mediante la producción de bienes necesarios en el mercado nacional o contribuyendo a nuevas exportaciones. Por otra parte, se pensaba que la IED podía igualmente promoverse mediante canjes de obligaciones por acciones, lo cual podía permitir además reducir la deuda. Esto generó diversas disyuntivas en torno a si había que subsidiar la IED o si la inversión subvencionada tenía que ser adicional.

  • 8. Política de privatizaciones

La privatización puede ayudar a la reducción de la presión en el presupuesto del gobierno, tanto a corto plazo, gracias a los ingresos derivados de la venta de la empresa, como a largo plazo, puesto que el gobierno ya no tiene que financiar la inversión necesaria. Por otra parte, el fundamento de la idea de privatización se basa en que la industria privada está gestionada más eficientemente que las empresas estatales.

  • 9. Política desreguladora

La desregulación también se consideró como un modo de fomentar la competencia, y en particular en América Latina, donde se hallaban las economías de mercado más reguladas del mundo, pero éstas estaban principalmente gestionadas por administradores mal pagados y fácilmente corruptibles. Es interesante anotar que la actividad productiva estaba regulada de varios modos, mediante la legislación vigente, por medio de decretos del gobierno, o la vía de toma de decisiones sobre casos puntuales. Esta práctica era la más difundida en Latinoamérica, lo cual fomentó oportunidades de corrupción a la vez que discriminaba a las pequeñas y medianas empresas, importantes generadoras de empleo y de estabilidad social.

A finales de la década de los 80, en América Latina, los derechos de propiedad eran muy inseguros, lo cual contrastaba con el que estuvieran tan firmemente implantados en Estados Unidos; por ello, Washington optó por implantar unos derechos firmemente establecidos y garantizados.

  • B. APLICACIÓN DE LAS REFORMAS ECONÓMICAS DEL CONSENSO DE

WASHINGTON Durante los años 90, la dirigencia tecnócrata y política de América Latina aplicó con firmeza el paquete de reformas económicas del Consenso de Washington. Los cambios de política en la región recibieron un vigoroso respaldo de las instituciones financieras internacionales, y se reforzaron con créditos «vinculados a las reformas» y condicionados a su aplicación, lo cual alimentó la esperanza de los líderes, de hacer retornar el capital privado a la región después de los desastrosos años 80 (mientras tanto las políticas económicas comunistas fracasaban estrepitosamente, y el fin de la historia parecía próximo). La liberalización financiera se produjo de un modo igualmente agresivo; se descartó el control directo de créditos, se desregularon las tasas de interés, se iniciaron regímenes de inversión extranjera directa y se suprimieron los controles de cambios y de cuentas de capital. Bancos, empresas eléctricas, de petróleo, de telecomunicaciones, las redes viales así como los servicios de agua y salud se vendieron al sector privado.

Sin embargo, la cara adversa fueron los resultados desalentadores en términos de crecimiento económico, reducción de la pobreza, redistribución del ingreso y condiciones sociales. En los años 90, el aumento real del PIB en la región fue escaso; 1 por ciento anual durante toda la década, esto es, un porcentaje ligeramente superior a las alarmantes cifras registradas en los años 80, pero muy por debajo de las tasas del 5 por ciento, o más, que se alcanzaron en los años 60 y 70. En un país tras otro la población se desanimó, padeciendo muchas veces la denominada fatiga reformista. Las encuestas de opinión pública a fines de los años 90, demostraron que los latinoamericanos sentían que sus economías no marchaban bien, que su calidad de vida era más baja que la de generaciones anteriores, y que la pobreza alcanzaba índices sin precedentes.

  • C. LOS FALLOS DEL CONSENSO DE WASHINGTON

Los años 90 en América Latina pusieron en evidencia las importantes deficiencias del Consenso de Washington. La primera de las carencias concierne claramente el tema de la equidad como objetivo, buscado a través de la distribución de la renta. Esto no fue parte del Consenso de Washington en contraposición con la lucha contra la pobreza que sí lo fue, gracias al establecimiento de prioridades del gasto público, dirigidas en gran parte a sectores como la educación, la sanidad y a otros de gran interés para las capas más bajas de la sociedad.

Se excluyeron otros temas como el crecimiento o el medio ambiente, a la vez que el carácter de las propuestas era más bien liberalizador o anti-estatalita, además de hacer escasas referencias a la necesaria tarea gubernamental de luchar para mantener condiciones auténticas de competencia en los mercados. Por otra parte, existe una gran variedad de opiniones acerca de cuáles han sido los verdaderos fallos de las medidas adoptadas. Hay quienes sostienen que éstas se han debido a que los diez instrumentos del Consenso no han sido aplicados sistemáticamente, y que verdaderamente se necesitaba y necesita más de lo mismo.

Ampliar las reformas La interpretación neoliberal, adoptada en las propuestas del Consenso, ha demostrado su incapacidad para resolver los problemas econó-micos y sociales del continente, de modo que es necesario seguir una nueva senda, basada en reducir la gran inestabilidad social que impide la confianza de los mercados financieros, confianza que a su vez limita las posibilidades de mejora. Ya en las reuniones cumbre celebradas en 1994 y 199828, los Jefes de Estado, en sus declaraciones formales, decidieron incorporar como metas fundamentales la disminución de la pobreza, la educación y el buen gobierno. Ello supone una significativa extensión que va más allá del ajuste y el crecimiento plasmados en el Consenso de Washington y demuestra que la reducción de la pobreza y la equidad han pasado al primer plano en la agenda del desarrollo, desplazando así al crecimiento, aunque sin desecharlo del todo. Las profundas reformas económicas contenidas en el Consenso de Washington han llevado al conjunto de América Latina a una situación poco satisfactoria, donde se impone la búsqueda de nuevas opciones que garanticen un mayor crecimiento sustentable y equitativo.

Siendo preciso destacar, que las medidas incluidas en el Consenso, permitieron preservar el equilibrio macroeconómico, el control de la inflación, la mejoría del balance presupuestario y el ahorro fiscal, el crecimiento de las exportaciones y la diversificación de los países de destino, así como las privatizaciones masivas de las corporaciones públicas.

Sin embargo, de forma general, estos equilibrios sólo pudieron alcanzarse mediante los desequilibrios en otras variables macroeconómicas o en detrimento de aspectos esenciales para lograr la equidad o la competitividad sistémica.

Conclusión Podemos decir que las amplias reformas económicas derivadas del Consenso de Washington, aplicadas en los países de América Latina durante la década de los 90, advierten hoy una «sensación generalizada de insatisfacción entre la población, y los actores sociales» y se impone la búsqueda de opciones que garanticen un mayor crecimiento, sustentable y con equidad. La principal razón de esta desilusión reside en que la distribución de los ingresos y las oportunidades han empeorado y al hecho, de que existe un significativo potencial de inestabilidad, como lo demuestran las crisis sucesivas.

Sin embargo, en la mayoría de los casos, los equilibrios alcanzados se produjeron a costa de otros desequilibrios en variables macroeconó-micas (particularmente referidas al sector externo) o bien descuidando aspectos esenciales para lograr la equidad o la competitividad sistémica como la inversión en capital humano y nuevas tecnologías.

Éste y otros problemas determinan la necesidad de mejorar el desempeño económico, especialmente porque los respectivos países de América Latina y el Caribe tienen que enfrentar el desafío y los riesgos de la globalización con determinación, pero también con osadía. Para ello es necesario promover la inclusión social, pero aumentando la competitividad, siendo ésta la manera más eficiente para propiciar el acceso de todos a los caminos de la prosperidad. Las reformas y ampliaciones necesarias, no deben convertirse en un fin en sí mismas, por el contrario, insistimos en que deben constituirse como un medio para el progreso, para alcanzar el desarrollo con equidad para acortar distancias con el mundo desarrollado, para no quedarse rezagada la región en la evolución de la Sociedad de la Información y el Conocimiento del siglo XXI.

CAPITULO III

Las transiciones incompletas

No hubo, ni hay un proceso único de transición en América Latina. Fueron muchos los procesos de transición que, a pesar de tener características comunes, se diferenciaron sustancialmente entre uno y otro país, tanto por el año en que comenzaron como por el nivel de profundidad de las reformas instrumentadas.

El cambio en el crecimiento y en la estructura de la población, la reforma del Estado, el comercio intrarregional, los ajustes macroeconómicos, el cambio en las políticas comerciales y la apertura comercial y financiera fueron las principales reestructuraciones ocurridas en el proceso de transición en casi todos los países de América Latina.

Los aspectos más generales de este cambio se pueden dividir en:

LA TRANSFORMACIÓN DEMOGRÁFICA La población de América Latina se triplicó en los últimos 50 años, pasando de menos de 170 millones de habitantes en 1950 a un total calculado en más de 500 millones en el 2000. En el grafico se muestra la tasa de crecimiento de la población ha caído sistemáticamente desde los años 60 debido principalmente a la disminución de las tasas de fecundidad. La población de la región está creciendo actualmente a un ritmo de 1,4% al año, es decir, la mitad del crecimiento (2,8%) registrado a finales del decenio de 1950.

Otro cambio importante registrado en la región fue el aumento de la esperanza de vida al nacer, debido a una declinación sustancial de las tasas de mortalidad, especialmente la de mortalidad infantil.

GRÁFICO III. POBLACIÓN TOTAL Y TASA DE CRECIMIENTO 1950-2000

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La conjunción de estos dos cambios ha tenido un impacto importante en la composición por edad de la población y, por consiguiente, en el crecimiento de la oferta de trabajo (aumento de la población económicamente activa). En lo que se refiere a la composición por edad de la población, la participación relativa de la población joven (0-14 años), que aumentó en términos relativos hasta mediados del decenio de 1960 comenzó a disminuir, llegando a menos de 32% este año.

GRÁFICO IV. ESTRUCTURA DE EDADES DE LA POBLACIÓN 1950-2000

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Al mismo tiempo que crecía la participación relativa de la población en edad activa, también aumentaba la participación de las mujeres.

La combinación de más mujeres y más jóvenes en el total de la población económicamente activa es un factor que ejerce presión en el mercado de trabajo y, seguramente, tiene como resultado un impacto negativo en las tasas de desempleo y en los niveles de salario real. Para las próximas décadas, se pronostican tasas más bajas de crecimiento de la población económicamente activa.

LA REFORMA DEL ESTADO La reforma del Estado constituye un área de cambios estructurales paradigmáticos en la región. La liberalización de mercados y precios, junto al papel prominente asumido por el sector privado en el campo econó-mico, significaron un cambio correlativo y fundamental en la dimensión y funciones del Estado. El Estado cambió su carácter de agente central y rector del funcionamiento de las economías, que lo realizaba desde la Gran Depresión, como ente subsidiario de la actividad pública. Sucesivamente, gran cantidad de empresas estatales fueron privatizadas, así como numerosos mecanismos de control y regulación desmantelados.

La reforma del Estado tuvo como objetivo generar las condiciones para lograr el equilibrio fiscal y aumentar su eficiencia y transparencia.

LA INTEGRACIÓN ECONÓMICA La apertura de las economías regionales integró a América Latina de manera más profunda en la economía mundial, llevando a los productores internos a aumentar sus niveles de competitividad. Mientras la apertura de los mercados financieros facilitaba la entrada del capital extranjero necesario para el crecimiento de las inversiones. La integración económica regional también avanzó de manera considerable en este período como lo demuestra el crecimiento del flujo de exportaciones en la región. Las exportaciones intrarregionales crecieron del 11,1% de las exportaciones totales en 1985 hasta más del 21% en 1999.

REESTRUCTURACIÓN INDUSTRIAL La creciente y más rápida incorporación tecnológica y la reestructuración del proceso productivo, representan otros cambios importantes que se registraron en muchas de las economías latinoamericanas desde las últimas décadas. Los cambios en la composición del PIB ocurrieron no sólo en América Latina sino también en la economía mundial en su totalidad. Sin embargo, la región ha experimentado cambios más extremos que el resto del mundo en los últimos 20 años, lo cual es una buena señal de que Latinoamérica se suma a la corriente de industrialización.

GRÁFICO V. COMPOSICIÓN DEL PIB DEL MUNDO Y DE AMÉRICA LATINA

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Es importante tener en cuenta que el mayor nivel de integración en la economía mundial, principalmente como consecuencia de la integración regional, dio como resultado la redistribución espacial de algunas actividades.

AJUSTES MACROECONÓMICOS La crisis económica que se generalizó en la región como consecuencia del agotamiento del modelo de sustitución de importaciones, se caracterizó por crecientes déficit fiscales, hiperinflación y desequilibrios de las cuentas externas, lo cual exigió grandes esfuerzos de ajuste macroeconómico en las últimas dos décadas, y especialmente a lo largo de los años 90. Por otra parte, el crecimiento bajo e inestable, muchas veces con tasas negativas, ha fomentado el incremento observado en las tasas de desempleo abierto, y en el empleo informal de baja productividad y remuneración.

Muchos cambios, como las privatizaciones, quedaron inconclusos; el crecimiento económico se vio interrumpido por un incremento significativo del desempleo y se restringió el acceso a los mercados financieros internacionales a la vez que se encarecía el crédito dada la propensión del riesgo país.

APERTURA COMERCIAL Y CAMBIARIA Los países de la región emprendieron la liberalización comercial en función de decisiones unilaterales. La liberalización del mercado cambiario constituyó el complemento natural de la reforma comercial. Actualmente, la gran mayoría de países han liberalizado el movimiento de capitales con el exterior, el tipo de cambio flexible pasó a ser el sistema predominante en la mayor parte de estos, ya sea mediante un régimen de tasas flotantes dentro de unas bandas acotadas por la autoridad monetaria o bien con tasas fluctuantes, independientemente de dicha autoridad.

Las reformas realizadas aceleraron, el comercio exterior, registrándose un crecimiento de éste en la década de los 90, siendo mayor la expansión de las importaciones que de las exportaciones.

APERTURA ARANCELARIA Junto con la reducción y la racionalización de las estructuras arancelarias, los gobiernos eliminaron la mayor parte de las medidas no arancelarias, tales como licencias previas, licencias no automáticas, restricciones de control de cambios, prohibiciones sobre las importaciones, cuotas y contingentes de importación. Casi todos los países de la región son miembros de esquemas subregionales de integración, y es en el marco de estos proyectos de constitución de uniones aduaneras donde han llevado a cabo la racionalización de sus estructuras arancelarias, además de la liberalización de la mayor parte de su intercambio mutuo.

EL COMERCIO INTRARREGIONAL Cabe destacar el papel significativo que durante la década de los años noventa ha jugado el comercio intrarregional. A las ventajas que ello implicaba para el comercio exterior y la eficiencia productiva, se suma el hecho de que se trataba de un pilar básico para actividades manufactureras de mayor contenido tecnológico y creador de empleos de mayor calidad.

Los países de la zona comenzaron el nuevo siglo, con la necesidad de revisar algunos principios de su modelo de desarrollo y de política macroeconómica. A esto habría que añadir, las no demasiado buenas perspectivas que se vienen produciendo en el escenario mundial, cuando comenzó la desaceleración de la economía de EE.UU., agravada tras los trágicos sucesos del 11 de septiembre. Asimismo, la acentuada liberalización financiera y la globalización de los mercados, junto al esquema de una sola economía global.

REGIONALISMO ABIERTO La expresión regionalismo abierto, califica las acciones que apuntan a incrementar la interdependencia entre los países de una zona determinada, en el marco de una tendencia hacia el libre flujo de comercio, capital, trabajo y conocimiento. Por otra parte, la expresión regionalismo abierto tiene acepciones distintas en América Latina y en la zona de Asia y el Pacífico, dado que entre uno y otro regionalismo hay más diferencias que semejanzas, a causa de las distintas características y la distinta evolución histórica de estas dos grandes regiones. Cabe destacar que Un referente básico, para los procesos de integración regional, ha sido el modelo de integración federativo europeo, que ha transitado desde la formación de los mercados nacionales hasta la creación de un espacio único y de una Unión Económica y Monetaria, mediante el establecimiento de reglas, políticas e instituciones comunes.

En América Latina, este proceso, basado generalmente en acuerdos políticos intergubernamentales, evolucionó hacia una integración mayormente de facto, merced a vínculos comerciales y de inversión entre empresas. Se puede medir cuán cerca o cuán lejos está el regionalismo del proceso multilateral por medio de dos parámetros:

  • La profundidad del proceso, es decir, la extensión y la amplitud de las normas acordadas entre los miembros del grupo.

  • La capacidad de incorporar nuevos miembros. Los conceptos de regionalismo profundo y regionalismo abierto reflejan los desafíos que se plantean a los países para lograr una mejor inserción internacional.

CAPITULO IV

Desafíos para completar las reformas

El gran desafío al que se enfrenta América Latina, es aumentar la transición en la estrategia general de desarrollo interrumpida por la crisis financiera asiática (1998), conciliando la eficiencia económica con mayor justicia social. Es necesario que se profundice la redistribución de las rentas. Las inversiones priorizadas en conjunto con los esfuerzos sociales, pueden dar resultados más óptimos de la distribución de los ingresos y reducción de la pobreza en la región. Cabe destacar que la coordinación de políticas micro y macroeconómicas puede y debe propiciar las condiciones básicas para un crecimiento económico sustentable a largo plazo. A continuación, destacamos algunos de los puntos centrales en los que se debe profundizar para completar las reformas necesarias para enfrentar con éxito un crecimiento económico sostenido.

EFICIENCIA, PRODUCTIVIDAD, EQUIDAD Un aspecto para poder adquirir dichas aspiraciones en lo que respecta al nuevo contexto económico internacional, pasa por la coordinación de las políticas micro y macroeconómicas como pieza fundamental para conseguir los avances de eficiencia necesarios, con el objetivo de incrementar los niveles de competitividad de las economías regionales en el proceso de globalización económica, donde se encuentran insertadas actualmente la economía mundial. La equidad tiene con fin, luchar contra la pobreza mediante el establecimiento de las prioridades de gasto público hacia sectores como educación, sanidad y otros de interés para las capas más pobres de la sociedad.

Los Consenso estuviera pensado para América Latina y que en ésta, la lucha directa contra la pobreza sea ya una prioridad (claramente aceptada por el Banco Mundial y el BID), explicaría que la equidad, como movimiento más amplio para lograr una mejor distribución de la renta. Es razonable pensar que la lucha directa contra la pobreza y las políticas de fomento de una mejor distribución de la renta son dos frentes de una misma batalla y, por tanto, la omisión de uno de ellos la equidad en el mencionado Consenso no hace sino debilitarlo y generar ambigüedades interpretativas. Se puede resaltar el hecho de que España haya comprometido hasta el momento más de 1.000 millones de dólares en el programa de cancelación de la deuda de los países más pobres de esta región, facilitando con ello los programas de reducción de la pobreza.

Partes: 1, 2, 3, 4

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