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Desconstrucción de la gestión escolar de lo rural (página 4)




Enviado por Aquiles Fuentes



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El carácter crítico-argumentativo de la desconstrucción, admite resolver la complejidad de la multiplicidad conceptual de las situaciones estratégicas que han sido usadas para la edificación y lo desmedido de lo rural como modalidad de vida, en sujetos altamente dependientes de este tipo de educación, de las figuras particulares textuales y demostraciones que enuncian un patrón de gestión tradicional de lo rural como puntualidades creadoras de la impersonalidad implícita-explicita, por instrucciones y explicitaciones orales y reescritas de gestión, por logos (psique) subyacentes instalados, por estatutos y manuales de operaciones, por componentes instrumentales carentes de elementos y actos de comunicación, sin coherencia y pertinencia en relación a las condiciones humanísticas que promuevan el desarrollo humano y de la escuelacomunidad como una organización con futuro.

En conocimientos sencillos, desconstruir simplifica lo rural a detectar necesidades e intereses por desarrollar modalidades de conductas deseosas por asumir compromisos para el planteamiento de un proceso de gestión educacional con visión y misión de modernidad, donde exista posibilidad de ejecutar la administración, la planificación y el trabajo escolar como sistema educacional idóneo para problematizar y plantear acciones con el que se maneje las situaciones en conflictos de manera sobresaliente y elocuente.

La gestión escolar de lo rural, se traduce en un problema para tratar con coherencia administrativa las organizaciones escolares muy pequeñas como las localizadas en lo llamado rural, difícil aun, desmovilizar procesos de enseñanza y de aprendizajes con esencia rural, lo que lleva a dos situaciones que se incrementan para inducir lo rural sobre lo humano a lo que sería una hipotética calle sin salida; lo primero, perfección de la gestión escolar por la no continuidad gestionaría de lo rural, lo que estaría sustentado al preliminar planteamiento de criterios de eficiencia y eficacia, lo que dará forma, fondo y funcionalidad a las escuelas para el crecimiento y fundada en la prudencia; donde toda generalización de gestión rural, no se explique como transferencia de saberes provistos por el orden de lo patrimonial como elemento de herencia, que sirva únicamente para incrementar la apariencia de un proceso administrativo rural o para especular el sistema educativo, la escuela, al docente, comunidad y lo rural como argumentos de gestión sin encarar el componente de gestión, administración, dirección en tareas de planes, programas y proyectos; desarrollo pedagógico, didáctico y de evaluación sostenidos por el conocimiento epistémico filosófico-humanista. Lo segundo, consiste en explicar que toda gestión escolar no debe estar centrada en procedimientos de desarrollo y condicionamiento de escuela rural, como origen, actitud, pensar y actuar de una "organización socio-educativa-rural" donde muy pocas personas solo coinciden en localización territorial descritas con elementos discursivos de rural.

Lo riguroso del modelo tradicional de gestión aplicado para lo rural en estas escuelas, nunca ha generado discernimiento y evasión de la transfiguración de la persona educada para vivir y coexistir como ser rural originada desde el instante que se establece un plan, programa o proyecto educacional; solo se ha simbolizado como un proceso descarado para institucionalizar conductas, comportamientos y procedimientos desde lo escolar al igualar la instrumentación curricular de conocimientos por articular eficientemente las carencias de las disconformidades personales en torno a metas y no a razón de proporcionar procesos educacionales en función al cultivo y practica de saberes humanizables. Esta institucionalización o formalización escolarizada de gestión centrada en lo rural, carece de sentido y visión humana a nivel del sujeto que aprende, en lo particular sobre quién es y lo qué puede ser y hacer.

La escuela desde lo rural es un tipo de organización que exterioriza una particular entropía, entendida esta, como la disposición que tiene la organización escolar sobre asumir el legado de incertidumbres históricas-educativas portadoras de una serie de mensajes discursivos, pero donde solo uno es el recibido y construido a nivel de escuela.

Los procedimientos de gestión escolar de lo rural aplicados son explícitos, predecibles, contables y perceptibles como formalidad educada, dirigidas por rutinas rurales personales diseñadas y realizadas a partir de un currículo y "modalidad de educación rural" para tomar parte de las conductas "visibles" al agregar a las experiencias personales escolarizadas, escasos comportamientos que diferencian del ideal de sujeto instalado y educado por el discurso educativo rural; lo que produce una especie de "invisibilidad humana", la no percepción de un ser transformador y trascendental cuya condición se torna atenuada a sí misma por la incorrección y precisión ocasionada por una gestión escolar sujeta a una visión filosófica humanística ejercitada por el maestro y la escuela, donde se aprovechan los contenidos para diversificar los hábitos y rutinas diarias en la escuela, en el aula de clase, en el hogar, la familia, la comunidad, y sobre todo, atenuar condiciones humanas para que coexistan de algún modo, solo como ejemplos.

En la gestión escolar de lo rural como modelo tradicional de administrar, inciden diferentes elementos que quebrantan lo humano en relación a algo rural, en la rutinaria práctica pedagógica, en la didáctica, en la acción evaluativa, en la desmotivación docente, de dirigir, administrar, aunado a este fracaso, la falta de iniciativas por desarrollar programas, jornadas, talleres, seminarios, foros, otros; dirigidos a la formación y contextualización estratégica de gestión escolar; con lo cual se imponen el uso desmedido de metodologías, instrumentos, formatos administrativos, el empleo de planes, programas y proyectos, de situaciones de trabajo en el aula, solo en condiciones de hacer cumplir los decretados requerimientos escolares en circunstancias netamente aisladas; eso sí, todo dentro de la asignada obligación y pedido administrativo burocrático de hacer valer el régimen rural como gestión en las escuelas de lo rural.

En el contexto donde ocurre la acción de gestión escolar de lo rural, se proyecta un modelo de gerencia aislada; son menos las llamadas visitas de acompañamiento, supervisión, orientación y apoyo al trabajo educativo porque, esos planteles no representan ganancias para un desarrollo económico, por no significar algún tipo de diversidad para la inversión sustentable; en lo político, solo para cuestiones de elecciones electorales y para las dadivas que satisfagan ciertas necesidades sociales.

En todo lo anterior, no hay políticas para dar bienestar al colectivo sin que se obtengan inclinaciones a determinadas parcialidades partidistas en cuanto a lo educativo, porque simboliza el núcleo de difusión de los intereses del estado en cuestiones ideológicas; en lo cultural, por carecer de identidad histórica que favorezca el constructivo de conocimientos para el crecimiento del individuo como parte de los hechos, sucesos y acontecimientos que dignifiquen la organización escolar como una organización colectivo-social, por ser un grupo no alineado en función al interés nacional gubernamental.

Todo este sumario de ingratitudes se ven encarnadas en las pocas o ninguna autoridades que asuman responsabilidades o posean facultades para ser encargadas de concebir gestión, de lograr que aporten soluciones a partir de sus actitudes profesionales, humanas y de disposición y miramiento a las necesidades de gestión escolar que los conlleve a realizar estrategias de dirección que estimulen el perfeccionamiento, actualización y uso de procesos de gestión escolar que cambien la direccionalidad y administración de lo rural hacia la apropiación y aplicación de una gestión humanizadora.

De lo antes expuesto, se puede decir, que hay instalado una total subordinación estratégica de gestión decididamente desintegrada, tal separación adiciona consecuencias para que la imposición gestión-escuela-rural, se asuma con conocimientos inflexiblemente protocolares, al convertir esta trilogía en fracciones metódicas fijas como pericias de gestión, en habilidades e ingenios para solo "cumplir "con reglamentos y normativas exigidos, que incluso, son utilizados para dar un carácter institucional a estas prácticas como "trucos y artificios"; el desempeño cotidiano con el que se han propiciado las condiciones que terminan escondiéndose frente a la propia gestión; cualquier señal de eficiencia de gestión, deja deslizar lo rural por un embudo escolar donde los aprendizajes son adquiridos y establecidos por la observancia y diligencia burocrática.

La notable dependencia o poca diversificación de la gestión escolar de lo rural, sostenida por una dirección local (escuela), se ha visto complicada por la ausencia de una práctica gestionaría que precise estrategias administrativas y pedagógicas a partir de contactos y orientaciones sin base en el estudio humanista, en consecuencia, ha ocasionado la falta de coherencia entre gestión-escuela y la inclusión de lo rural como principio de toda gestión; estos trucos tienden a eludir compromisos formales de gestión, forzando a llevar a cabo ejercicios administrativos unipersonales-unidireccionales y a una no conexión entre funciones y tareas de las potencialidades, habilidades ignoradas, a limitaciones y debilidades de quienes son partícipes de la gestión escolar de lo rural, causando disminución en cualquier potencial de confirmación e intención de aplicación gestionaría y solución estratégica, lo que facilita la producción de "climas ocultos", adyacencia de objetivos, labores y evaluaciones instrumentalistas de dirección visionada y acentuada para la concepción de lo rural; este ocultismo se expande hacia aprendizajes con formas de problemas de comprensión y trabajo de servicio escolar, que continuamente y lastimosamente son realizados sobre razonamientos pedagógicos-curriculares de hacer prevalecer estudios de otros contenidos, uso de metodologías de otra cualidad, para crear y formar individuos escolarizados rurales para vivir ruralmente.

Sobre la base de lo destacado en los diferentes comentarios a razón de los aspectos ocultos que constituyen lo rural como parte del principio para el diseño, planificación, ejecución y evaluación de la gestión escolar en la escuela de lo rural para administrar y dirigir la institución escolar a razón de su homogeneidad y distintivas particularidades, es sobre llevar maquillajes de naturalezas cargados de signos y posesiones de lo llamado lugar rural, creando fuerzas no controladas de algo rural.

En general, no existe resistencia para la actual gestión en cuanto a adquirir, estudiar, experimentar y proveer el uso de otros modelos dirigidos a desarrollar conciencia, espiritualidad, valoración y saberes trascendentales en quienes aprenden, lo que el tradicional solo ha servido para educar con limitaciones, para la no aproximación a las realidades escolares y sociales; esta cotidiana gestión de lo rural, es sin lugar a dudas una estratégica maniobra implantada y utilizada en las escuelas para hacerla funcionar como un microcentro para la reproducción y práctica escolar de lo rural.

En consecuencia, lo que se menciona como modelo de gestión escolar sobre la base de lo rural, configura una condición simbólica de identidad compuesta por la trama construida a partir de la textualidad y narraciones discursivas conceptualizadas para nombrar en lo rural a las escuelas y comunidades, de "pequeñas"; sin que estos microcentros sean parte de una iniciativa para la creación organizada significativa de mejorar la gestión escolar, sin el determinismo rural implantado en las postrimeras décadas.

Desconstruir la gestión escolar de lo rural, está dirigida a auxiliar el diseño, perfección de la enseñanza y del aprendizaje al considerar el uso adecuado y coherente del saber filosófico humanista como énfasis exclusivo para la delineación deliberada de planes, programas, proyectos basados en enfoques, teorías, contenidos y actividades curriculares derivadas de los estudios y el interés de los participantes del proceso de gestión, permitiendo la reciprocidad de experiencias y discusiones que conduzcan la lógica hacia el continuo reflexionar como pliegue, despliegue y repliegue de temas definitivos que impliquen indagación, asimilación y utilidad de caracteres prácticos y posiciones dinamizadas de novedosas maneras de hacer gestión que aporten beneficios a los procesos de enseñanza y de aprendizaje.

Experimentar con los participantes internos y externos del quehacer educativo la aplicación y desarrollo de actividades estratégicas de trabajo socio-educativas orientadas a la adquisición de conocimientos humanistas, son propuestas primordiales para encuentros y contactos más universales del hombre-social, dirigidas a desmontar el aislamiento conformista, de dar vigor y confianza en sí mismo al proceso gestionario; que otorgue validez, importancia y reconocimiento que como proceso bien dirigido y administrado, será un activo transformador con el que se logre que la escuela cambie y evolucione sin requerimientos geográficos como lo rural.

CAPITULO IV

De la desconstrucción de lo rural a la formación humana

De lo humano hacia una práctica educativa para cambiar al hombre educado como algo rural

La práctica continua de gestión escolar que se realiza como proceso para administrar, dirigir y desarrollar planes, programas y proyectos en la escuela señalada como rural, forman parte del instrumentalismo y formalismo netamente intencionado para instalar y hacer uso de todo aquello que tenga sentido de lo rural, corroborando la existencia escolar de apariencias de ruralidad mundializadas que dan esencia utilitaria e implacable al lenguaje técnico escrito y oral con el que siempre se caracteriza y particulariza el polisémico significado de lo rural en función a educar.

Los conocimientos de lo rural que se han organizado y sistematizados en módulos curriculares de estudio empleados para fortalecer el proceso de adaptación y formación desde la modalidad educativa rural, acentúa la rutina guía tradicional de inventar gestión escolar con prototipo rural, con lo cual, de acuerdo a la desconstrucción, se crea un enérgico sumario de concreciones logo-figurativas y simbólicas de una oculta existencia de un ser humano con entidad rural, lo que quiere decir que la gestión escolar rural nunca considera un tipo de proceder diferencial, alternativo e integracionista de hombre-naturaleza, que aplique estrategias por estudiar, formar y destacar lo humano como principio y experiencia para lograr cambiar al hombre educado en la antropología logocéntrico rural; este albedrío de gestión escolar de lo rural, lo que ha conseguido es delinear un sujeto visible señalado por un patrón medular de gestión asentada en y para la cosmovisión perenne de una escuela rural, noción aprendida por la caligrafía y el dictado, por los momentos pedagógicos y el festín de cada final de año como unidad y teatro educacional por escenificar la vida rural.

En este modelo de gestión, las actividades de la escuela como microcentro educativo rural, se despliega un conjunto de procedimientos inversos a las realidades, necesidades e intereses de quienes aprenden en relación a los cambios y actualidad educacional, donde la dinámica universal del hombre está empujada a contactar postulados ecuménicos representados por humanismo; para nada este modelo de gestión escolar de lo rural, considera o toma en cuenta la necesidad de asumir desde lo contemporáneo, una concepción diferencial de lo humano sin que se desprenda de la óptica errática filosófica rural, dada su fundada idea jurásica y muy particular proceso de enriquecerse por aparentes estados anímicos de conformismo, de "clarividencia" de adjudicarse lo rural como provecho para dar sentido, valoración e importancia al ser humano como algo más rural.

Si lo rural, se mantiene como elemento expreso, entonces toda reacción de gestión en la escuela dará mayor permanencia educativa a los procesos escolares que solo generen aprendizajes rurales para crear la continua identidad rural-humana, lo que infiere especular que la escuela y sus animadores se mantendrán ruralizados como simples colaboradores objetos-sujetos del llamado lugar-rural, donde todo acto de gestión escolar seguirá siendo aquella que menos goce de gran independencia, continuando por si mismos su agenda educacional.

El conocimiento de lo rural empleado como compendio estratégico planificado y dirigido por procedimientos gestionarios, seguirán dando vida a seres humanos como área, territorio, región o zona, lo que significa continuar con el mecanismo coactivo de racionalidades y perdida del influjo socio-emocional en la psique de toda persona que ha o estudia en la escuela del medio rural; el dominio gestionario es tanto en estos microcentros, que todo lo que requiera gestión, se hace basado únicamente en lo rural; todas las actividades, acciones, tareas, métodos, técnicas, planificaciones, evaluaciones, administración, dirección y toma de decisiones, están organizadas, fundadas y dirigidas a adquirir este tipo de conocimiento de lo rural como forma de vivir, pensar y sentir; donde la regularidad de la clase en el aula o fuera de ella, se condenan a la constante relación de un estilo normado de estudio centrado en concebir y aplicar un sistema de gestión para contactar, generar y usar solo procesos de enseñanza para aprendizajes rurales como hitos de vida.

No obstante, quienes tienen la responsabilidad de hacer gestión en la escuela, de forma deliberada dejan de lado elementos importantes de su identidad humanísticas para fabricar un modelo de gestión institucional derivado y establecido por diagnósticos caligráficos o plagiados dirigidos a reinstalar solo situaciones meramente sacados o reinventados de las eternas necesidades que implican lo rural para reordenarlos en formatos instrumentados en planes, programas y proyectos para reproducir todo aquello que signifique rural y sea determinante para oprimir y tomar como presos a los participantes e involucrados en la denominada educación rural, a partir de tareas que deben realizarse en una especie de trabajo colectivo.

Existe dentro de la gestión escolar de lo rural una norma de garantía elemental de validez y continuación educativa donde todos sus integrantes deben compartir como objetivo habitual y manifiesto, lograr condiciones de formación centrados en la adaptación escolar con especial atención a aprendizajes de emociones y sensibilidades instruidos por ciertos valores de ser y sentirse parte inseparable de algo rural.

Este fenómeno educativo tiene su médula y proyección en las llamadas intenciones discursivas de la educación rural de que el hombre se ciña a un espacio como componente socio-escolar para en conjunto ser caracterizado como simples cifras, datos estadísticos, de números y cuentas, generando profundas fisuras para nombrar al hombre como ser carente de humanismo.

La denominada modalidad de educación rural mencionada en el artículo 29 de la Ley Orgánica de Educación (2009) implementada con determinismo por el ente rector, se ha convertido en una orientación cargada de una ineficiente moderación administrativa para dar fijaciones de continuas reproducciones de todo aquello que sea rural; en cuanto a esto, la gestión escolar tradicional rural ha cumplido con esa función, llegar incluso a los más abandonados territorios de la urbe rural y sectores no condicionados a lo rural, para convertir a la escuela de lo rural en un centro repetidor de costumbres, rutinas y hábitos sociales, culturales y de habilidades escolares de enseñanzas y aprendizajes rurales; en instituciones generadoras de vehículos expeditos de lo rural tradicional y al desencadenamiento de profundos procesos de sensibilizaciones de culturización campesina.

En la actualidad, conversar sobre la escuela rural y el proceso de gestión que en ella se genera, resulta difícil de precisar los variados estereotipos que intervienen y desfiguran los conceptos, definiciones, interpretaciones y valoraciones de lo humano por el uso continuo de un estilo de concretismo educativo que se debe seguir para formar lo rural como objetivo para la vida de quienes participan en este tipo de escolaridad, estas fundamentaciones constituyen enérgicas posiciones y corrientes teóricas que incluyen géneros arraigados de una mundialización por sostener grupos socio-escolares rurales, tipología formativa que perpetúan la esterilidad cognitiva-comprensiva humanística y funda modos específicos de rural para deliberar, concebir y proceder:

El individuo o sujeto que labora y vive en el campo, que trabaja la tierra con su familia y que representa una cultura y un conjunto de valores concretos, produce para recrear la familia y determinada racionalidad económica (Medina 1994; p. 41).

Esta ilustración de lo educado formado en la escuela por la gestión de lo rural, basa su proceso en un conjunto de universos que ayudan a quienes participan del proceso gestionario a aprehenderse de una posición inevitable de constituirse en un ser rural-campesino, "trabajar y existir del cultivo rural" para condescender como muchedumbre rural-escolar-social que se edifica e interviene de la cultura recreada de un modelo de aprendizaje como componente para la elaboración y actuación dentro de un determinado discurso que esencialmente no pertenece o guarda relación con la racionalidad intencional de los acontecimientos transformacionales humanísticos que genera el pensamiento moderno sobre la condición humana en cuanto a que todo ser humano debe estar en íntima relación y armonía con el saber humanístico y no con las formas territoriales, clasistas, políticas, culturales, educativas e históricas que contrariamente desvalorizan desde lo rural y su discurso excluyente del hombre.

Como estudio del componente educativo a partir de la gestión escolar de lo rural, es indispensable examinar en si misma su concepción de rural; en la actualidad educacional venezolana su enunciación se limita a descriptores equivalentes cognitivos valorativos de abandono, pobreza, aislamiento y conformismo con el que se caracteriza lo humano existente en este "medio"; lo que sí es claro, sobre toda esta textualidad y oralidad logocéntrica es que hay que provocar una crisis interpretativa que confronte la continua tradicionalidad de gestión escolar de lo rural como proceso de formación; en este sistema existen reducidas oportunidades de emplear y procurar la penetración de un pensamiento diferencial, inclusivo y uso de modelos de gestión alternativos actualizados por un sistema de valores y metodologías de estudio humanísticas, de integralidad y globalización que desordenen intensamente los constituyentes construidos, establecidos y utilizados por la gestión escolar de lo rural para mantener un modo de vida rural, porque este modo de gestión nunca ha conseguido cambiar la escuela y la gestión, todo permanece igual.

Existe de acuerdo al trabajo investigativo desconstructivo de la gestión escolar de lo rural, una posición argumentativa orientada a generar acontecimientos críticos-reflexivos que dan figura y modelo de una gestión escolar diferencial, activa, flexible que implica la propuesta de aplicar nuevas voces epistémicas que enfrenten las llamadas realidades lugareñas rurales, dirigida por nuevas visiones y posiciones críticas de pensar las instancias de ruralidades como espacios transformables desde la escuela; la idea no es introducir nuevos paradigmas, sino aceptar que en el mundo de lo llamado rural se está originando una desvaloración humana por lo rural, que no se conciba como un "regreso a lo rural", sino como una racionalidad distintiva contemporánea que sostenga un nuevo ideario de pensamientos asentados en la visión humanista de lo no rural; como espacio educativo para formar al hombre sin lo rural, al hombre tras-dimensional; este cambio de enfoque se debe desplegar entre diversas lógicas teóricas incitadas por la desconstrucción sobre el modo como la cultura instalada y reescrita de lo rural concibe lo rural,  como opción de vida.

Caracterizar o puntualizar lo que es un lugar o la cosmovisión rural, no representa un análisis de difícil descripción, en la conocida y reusada concepción hay elementos puntuales que en gran parte son utilizados como contenidos pedagógicos, didácticos, evaluativos para parafrasearla como normas administrativas, de control influyentes en la toma de decisiones re-direccionadas dentro del proceso de gestión que se realiza siempre en la escuela para invadir el contexto socio-educativo con determinante claridad rural, como la reconstrucción de moradas con particularidades geográficas, sobre concepciones limitadas de mirar más allá de toda posibilidad, entregada a la explotación cognitiva y axiológica en períodos ya establecidos.

Para dar fijación y concretismo rural, se crea una cerca educacional intermedia de limitación; en cuanto a esto, lo rural se puede considerar como una tipología o particularidad que se puntualiza exclusivamente como zona rural, sistema escolarizado para la reproducción de una escuela-territorio fronterizado a partir de la gestión logocéntrica, donde se planifica e implementa un plan educativo sujeto solo a condicionantes como la baja densidad poblacional, indicador que no representa un aspecto para catalogar que se tiene que ser rural; que por el estilo único de trabajo agrario, simbolizado por el conuco como unidad de producción y sustento endógeno, son aditivos conceptuales que la gestión no ha podido corregir o eliminar de su pedagógica, siempre incurre en acentuarlas en la enseñanza como mecanismos para la vida, dado a que hay una eterna carencia y visión cognitiva sobre el verdadero aprovechamiento de estas actividades agropecuarias como procedimiento colectivo endógeno, que en parte son algunos indicadores característicos de la naturaleza lugareña rural y no del hombre como esencia.

Para cuestiones de connotar el cuerpo de comentarios argumentativas de la presente investigación, las homogéneas actividades de campo, son las que siempre se emplean para definir y caracterizar los denominados puntos rurales, solo por su carácter, dedicación a la agricultura y a los espacios rurales; ahora bien, dentro de este acercamiento a lo que se entiende por rural, cabe señalar por igual, que quienes habitan este medio, sobrellevan un encadenamiento de circunstancias ecológicas determinantes e influyentes en el modo de vivir, producir y subsistir porque no todos las superficies son idóneas para llevar a cabo cualquier tipo o práctica de labores para el cultivo, siendo esto en gran manera donde se centra el plan estratégico educativo, formar individuos consustanciados con lo rural sin obviar al hombre como ser transformacional, como ser que puede cambiar y ampliar sus conocimientos hacia un sentido valorativo del ambiente en función a enaltecer su espiritualidad como acto por trascender lo que en lo rural aparece.

La escuela de lo rural recrea pedagógicamente en quien enseña y aprende, solo saberes de condicionamientos estadísticos tendentes a desconocer o ignorar la necesidad de instalar una moderada relación entre la población y los recursos; en la actualidad de lo rural se hallan más personas que no viven de lo que puede hacerse como trabajo distintivo a lo enseñado para el campo, hay más ocio debido a que la gestión escolar y las políticas de estado, han creado un tipo de individuo conformista, sumiso, replegado a no hacer nada, quizás la falta racional de posibilidades y disposición por aprender otras labores no formen parte de su aprendizajes, ¿Falló la gestión escolar de lo rural?, ¿Sigue el hombre de lo rural sin saber quién es y qué puede hacer? ¿El hombre de lo rural sigue siendo rural?

En cuanto al denominado conocimiento rural, Escobar (2000) expresa en relación a esta noción, que es una "…actividad práctica, situada, construida por una historia de prácticas pasadas y cambiantes…" (p. 168) lo que en parte explica que este tipo de conocimiento se adquiere a partir de la arquitectura y restauración de procedimientos socio-educativos relacionados con las costumbres escolares y comunicativas socializadas de vida por cada persona de lo rural, en tanto estos saberes son sostenidos y retrasmitidos por el conocimiento generacional local, habitual, notorio o acostumbrado, estos conocimientos usuales instruidos, son parte de la herencia cultural educativa concedida para establecerse, ocuparse y demostrar su mundo rural.

Lo rural es un saber continuamente reconstruido a partir del dominio tradicional comunicacional limitado y mezclado por hábitos de una sempiterna experiencia de existencialismo rural, por el grado de abstracción de distintivos (símbolos rurales) y significados (definiciones particulares de ver lo rural) con los que se intenta explicar desde hechos externos a su cosmos y objetividad, donde predomina el contiguo de creencias, ficciones, que en si solo dan movimiento al imaginario.

El saber rural tradicional se conoce por lo instalado en la escuela con la anuencia del proceso de la gestión escolar con el que se educa sin oposición a lo que lo rural, perpetuándose como forma de vida; la necesidad es girar la mirada hacia una formación humana con esencia humanística, conseguir un ser más espiritual y consciente de las posibilidades de trascender, apoyado en fortalezas y debilidades como habilidades, con equilibrio entre ir más allá y procurar cambiar las realidades que limitan su crecimiento, desarrollo y despliegue animado hacia el contacto de los multi-conocimientos que ayuden a superar lo rural como norma de vida.

El hombre criado, educado y reglamentado por lo rural, necesita hacer valer sus saberes, los claustrados por la sobre educada, discursiva sensibilidad y miramiento silvestre de pensarse como legado de un lugar, territorio o zona; carece de esencia para organizarse en relación a ordenes humanizadas que lo conduzcan a desplegar inventivas de vida apropiadas y en función a nuevos aprendizajes que consientan rehacer integralmente su racionalidad de refundar su existencia a un mundo distintivo de vida:

Como ser humano, debe posesionarse de una perspectiva de integrador de conocimientos que propicien oportunidades de ser partícipe a acciones de formación educativa que ayuden a abandonar el mono-contexto y se enrumbe hacia configuración total de vida generadora de satisfacciones y fracasos; que otorguen fuerza y sentido como hombre humanizado, sin que la educación que se desarrolla dentro de una gestión escolar, domine los procesos de enseñanza y de aprendizajes integrales; ir hacia estados intensos de voluntad que provoquen ánimos y disposición para mejorar su agudeza, concepción, expansión y diligencia de apropiarse de acontecimientos educativos actuales y apropiados a sus nacientes intereses y necesidades.

Desde nuevos enfoques humanistas, las personas afectadas con la fijación logocéntrica de lo rural, están en la imperiosa intencionalidad de inspirarse en una formación de juicios valorativos asertivos como iniciativa vital para la transformación radical de la sociedad inscrita en lo rural, para irrumpir con actitudes cargadas de diálogos dotados con sentido de pertinencia y pertenencia para sucumbir los saberes rurales recalcados en la cultura lugareña y los saberes documentados por la sapiencia en meros estados en desusos; amparado siempre en posibilidades de interrelación que supongan repensar el sistema educativo, revitalizar la cultura local dentro del empuje apresurado de nuevos referentes contextuales e institucionales que otorguen oportunidad y voz propia a los procesos de formación de los grupos sociales rurales.

Frente a la mundialización y profundización de lo rural en el contexto educativo y aún más en el proceso de gestión escolar, es responsabilidad de quienes integran la organización escolar interpretar los modos de expresión cultural para escribir, saltar encrucijadas y restricciones que privan la conducción humana hacia el acercamiento formativo educacional de lo crítico, a la disertación razonada y hacia desconocidos signos de apropiación humanística-cultural, advirtiendo positivamente procedimientos educativos que movilicen constituyentes humanos universales para formar y adquirir inéditas estructuras de ideologías humanistas creadoras de hechos desde los cuales se consiga rehacer saberes distintivos a los naturalizados por la cultura rural, lo que significa:

…acercar la escuela a la realidad vivida (que) supone facilitar el difícil tránsito a la cultura intelectual de quienes en su medio cotidiano se mueven en un mundo de relaciones locales, concretas, simples y empíricas". (Pérez, del C.J; 1988; p. 47)

El hombre educado en relación al lugar rural, no ha podido encontrarse con la educación organizada por contenidos pedagógicos debidamente e intencionalmente planificados e influyentes a un orden elementalista humanista como principio fundamental que le asista, un algo tangible educacional idóneo para edificar, reformar y persistir sobre la contrariedad de saberes de la herencia cultura educativa rural que lo ha mantenido aislado y alejado de las posibilidades de existir como ser con ideas, creatividad, ingenio, con fortalezas por crecer, cambiar, progresar y desarrollarse ante otras oportunidades de conocimiento.

Corresponde un propósito de vida originario para dar perfil claro de condición humana, de formación consumada como "hombre como ser humano", comenzando con la iniciativa de considerar sus propios características personales y colectivas para constituirse como ser espiritual observador y actor por humanizarse frente a la contrariedad cultural educacional hegemónica de lo rural que lo perpetua bajo el régimen gestario de la escolaridad contextual netamente reproductiva de urbanidades de ruralidad social que afectan su humanidad.

Con el transcurrir del proceso de escolarización, se ha consolidado lo rural como orden de vida, la clase gestada solo son hechos de actos refrendados para posesionarse como punto céntrico de supremacía rural, situaciones provocadas por tareas literalmente caligráficas cognitivas y axiológicas de acondicionar formalidades humanas de sentir, pensar y actuar para acentuar y petrificar el apego a la sumisión natura-rural.

Ante esta contrariada tarea de educación rural, el proceso de gestión desarrollado en lo escolar, representa ser el continuo medio adyacente para manipular y controlar la lógica desconocida humana, realidad que favorece elocuentemente la implantación excesiva de diferenciales que logra en el ser que aprende, desconocerse e ignorarse; es necesario que el hombre arrollado por la gestión escolar rural, conquiste en su extraviado camino, una posición de involucrarse con intentos organizados de formación educacional, es el momento para detenerse por instante para reflexionar en función al interés por posesionarse de motivaciones para iniciar un proceso por construirse un sentido valorativo, por distinguir un mundo escolar-social más humanizado sin mirar lo dejado atrás; que esos momentos consientan el posicionamiento de algo esencial y especial que cause movilidad espiritual-cognitiva de encontrar sentido y significado su vida desde otras instancias educacionales, cuando la educación rural amenace con choques instrumentalistas que arrebatan y no toman en cuenta la condición humana como fundamento universal muy a partir de reglas o normas impuestas desde el aberrantico programático currículo; lo que sin lugar a dudas impondrá un espíritu incitador y motivacional como riesgo de acertar, explorar y aportar al sistema escolar itinerarios más decisivos y saberes para derribar la anticuada educación rural desde testimonios, discursos y actuales modelos de gestión, que permitan desarrollar arquetipos gestionarios con más orientación, definición y claridad por validar la humana necesidad de aprender realidades reales.

Gestión escolar para la formación humana

En función a la necesidad de ofrecer un soporte teórico para crear momentos de transición de lo rural a un proceso educativo sustentado en formación humana, es oportuno discernir y comentar que para la desconstrucción escolar de lo rural, en cuanto a lo expuesto por el destacado estudioso de los criterios de emancipación visionados desde las experiencias de comunidades con evidente necesidades humanas; Paulo Freire, desde de dos de sus importantes obras como la "Educación para la práctica de la libertad " (1965) y la "Pedagogía del oprimido" (1969), realiza un trabajo hermenéutico muy interesante sobre las formas en las que los hombres y grupos sociales "sobreviven" en función a espacios, áreas o zonas dominantes sobre la poca racionalidad que se posee del sentido y valor de lo humano como principio y razón que ha de estar muy por encima de las formalidades estructurales de los paisajes naturales y de concreto, de cifras, estadísticas, categorías clasistas, de visiones dogmáticas; es evidente que su ejercicio critico reflexivo apoya la estrategia de la desconstrucción derridiana en cuanto a la necesidad emergente de abrir caminos educativos para la organización y ejecución de un proceso más universal de la educación "emancipadora" y liberadora en términos de lograr movilizar al hombre hacia el cultivo y edificación de asientos humanísticas, de manera de elevar la esencia espiritual-cognitiva de saberse quiénes son, qué puede hacer, cómo lo pueden lograr, cómo crecer y de algo importante, ser humano.

La deliberación y el ejercicio por comprender al hombre en relación a su contexto y escenario, Freire desdobla la crítica en oposición a la educación cotidiana conformada por la aplicación de teorías y conocimientos que son indiferentes a las realidades contextuales que empobrecen, aíslan y abandonan los saberes por los cuales el hombre puede transformarse; para él es casi comprensible que la educación que se aplica en sectores marcados por definiciones excluyentes sociales y humanas como rural, urbana, marginal, indígena o fronteriza, solo se caracterizaran por ser "verbosa, es palabrería, es "sonora", es "asistencialista", no comunica; hace comunicados, cosas bien diferentes" (Freire, 1998, p. 89); al considerar que es una educación centrada en la intencionalidad de usar un discurso manipulador que reprima al hombre y restringe todo pensamiento y acción de oportunidades de libertad.

Esta posición crítica de Freire, sintoniza con la posición de la desconstrucción de la gestión escolar de lo rural cuando lo rural por dominio e imposición jurídica, curricular, organizacional y comunicacional manipula, doméstica y restringe al hombre a posiciones de contextos y orden de vida específica, a condicionamientos reaprendidos en el sistema de educación rural que son repetido por la escuela; acá la visón humana-humanista no aparece como prioridad formativa, emancipadora o liberadora, sino como episodio dirigido a adquirir una alineación hacia la dependencia del tejido geográfico que impulsa desmedidamente el arraigo al hábitat como estilo de subsistencia, sobrevivencia y de conformidad, a identificarse simplemente desde lo educativo como "hombre territorio".

Desde estas perspectivas teóricas y argumentaciones que sostienen los presentes comentarios, sintetizan que el hombre y toda sociedad de lo rural que reciba la llamada educación rural o lo rural como conocimiento, debe hacerse de una compostura crítica en el tratamiento de los problemas sociales, culturales, políticos, económicos y ambientales desde un constructivo más humanizado, los elementos reescritos pedagógicamente y gestionados por un proceso planificado fijo, representan características orgánicas carentes de funcionalidad, desarrollo o progreso, que desconciertan al hombre como ser ocupante de un espacio limitado por condicionantes de herencia cultural, histórica y educacional, lo que hace necesario que todo proceso educativo cambie de orientación, objetivos, estrategias, fines y logros con la condición de contribuir a concebir líneas de resistencia, creación e innovación a partir de contingencias reales que "despierten" e impulsen el asunto educativo y de gestión escolar, hacia el estudio y construcción valorativa del humanismo, que dirija y dedique cambios esenciales para la concepción humana en función a prescribir objetivos superiores de autonomía por aprender en armonía al justo reconocimiento de las potencialidades y debilidades emergentes y así contribuir asertivamente a la emancipación y consolidación del hombre como ser existencial que vive, delibera, fundamente y proceda según sus convicciones por plantarse mejores alternativas, situaciones y atmósferas educativas que concedan significado y disposición de vida para vivir.

El hombre y el grupo social de lo rural integran una organización educativa- cultural de silvestre interacción con el contenido naturaleza-geografía, donde se conserva una dilatada progresión de conocimientos y prácticas instruidas de subsistencia que por cuestiones de cotidianidad y contemplación cultural, se mantienen y se manifiestan conformes a lo rural como precepto de vida; este apreciar, cavilar y proceder como algo rural da permanencia a los saberes forjados por la retrasmisión epistémica de la herencia cultural educativa que en cuestiones del saber humanista, priva lo que compone los testimonios y esencias de vivir con propósitos de vida, donde lo rural por perspectiva solo sirve para acrecentar, forjar y orientar estilos de vida sustentados en rudimentos de supervivencia lugareña.

Hoy día en lo rural, ingresan locuciones culturales muy influyentes en el continuo educacional, en el hombre y la sociedad pero que en nada han modificado o contribuido a transfigurar la propiedad del arraigo y costumbrismo sembrado y cultivado por la ruralidad; existe una especie de resistencia que impide a la escuela plantear alternativas y encrucijadas de conectar nuevos conocimientos por proyectar un pensar y pensamiento con carácter de modernidad que se consustancie con las esperanzas de pasar de un extremo a otro, de lo rural a una identidad humanística transformadora.

El conjunto de saberes de lo rural defendidos por los mismos lugareños, tiene como trama profesar lo que la escuela le ha gestionado a partir del uso instrumentalista de programaciones que compendian una tipología que los particulariza por el trabajo rural, semblante educacional desarrollado en íntima relación con componentes que se manejan para impulsar de modo especifico la enseñanza, el aprendizaje, el reconocimiento y la educación familiar rural como maniobras dirigidas y desplegadas en la escuela sin la debida interpretación y valoración humana; ideas de "contenidos" que germinan y se apuntalan en conceptos de replanteada importancia en cuanto a fraguar un tipo determinado de conocimiento y conservar nociones elementales de sostener en el tiempo la imagen y definición de lugareño-rural.

En el contenido del comentario del presente estudio, los elementos indagatorios sostienen una discusión y aclaratoria que en lo rural existen distintivos conceptuales discursivos que dan cierta firmeza y validez de considerar que lo rural escolarizado como forma de ser es una condición asimilada a partir de  aprendizajes sensorios-emocionales instalados  por guías de enseñanzas ideográficas-prácticas genéricas que pre-disponen la provocación de una educación con valores rurales.

Para el investigador, es algo extraordinario que lo rural como orden de vida, tipología social y clasista, diferencial geográfico, sector cifrado por inventarios, resumes, guarismos con denominaciones económicos de bajos recursos, zona aislada, sean connotaciones que se anteponen como cualidad de heredades culturales educativas para el ejercicio de vivenciales empíricas pragmáticas discrecionales que expresan que no hay intereses por dignificar o considerar el nivel de instrucción educativo alcanzado, de interpretar caracterizaciones y describir lo rural como forma concreta de existencialidad; imágenes enfatizadas por la llamada tercera generación, vistas estas como personas que afirman que aún en estos tiempos continúan aprendiendo y enseñando lo rural.

Estos axiomas, relaciones, costumbres, tradiciones con igual carácter, explican que se lo enseñaron y aprendieron de sus predecesores lugareños, lo que ellos representa "vida"; lo que evidencia que lo humano es solo una situación vivencial rural donde el hombre y la sociedad, siguen siendo moralmente hombre y sociedad de lo rural; acá, la educación desarrollada a través de la escuela y mediante el proceso de gestión tradicional de lo rural lo que ha conseguido es fosilizar lo humano sin sentido y saber humanista.

El conocimiento de algo rural continúa estando como sustancia esencial para la coexistencia lugareña, de alineación de un ser humano subyugado a la raíz de la heredad como geografía simbiótica o civilidad mutua de saberse rural, lo que denota que aún la escuela evade  desde los primeros años de la niñez y en el dilatado vivir escolar, los procesos constructivos humanistas-humanidad importantes sobre cómo hacer, observar, escuchar, palpar y contactar sapiencias cosmos-espirituales que contengan compendios básicos para estar al corriente de urbanidades de vida consustanciados con lo humano y la naturaleza de cualquier geografía, lo que limita su condición humanitaria a concluyentes territoriales fronterizados por lo rural como geografía.

La educación como proceso de transformación debe y está obligada a cambiar los patrones rurales escolares de pautas hechizadas por la gestión escolarizada tradicional rural, donde es necesario convertir los instrumentos en reales procesos escolares programáticos humanísticas-humanizantes para lograr descendencias de sujetos-humanos con alto grado de independencia, valoración, racionalidad, con incertidumbres, con habilidades para pensar, para lo crítico-reflexivo, para desarrollar estados funcionales de innovación y creatividad.

Dentro de esta posición critérium y visión por concebir un ser humano con enriquecida oralidad y dialéctica; comprensivo y argumentativo, con perspectiva trasdimensional, conocedor de sus potencialidades y debilidades; de un humano virtuoso, ingenioso, talentoso, trae como consecuencia, impulsar diferentes modelos de propuestas de gestión escolar que no posean relación ni converse con todo aquello rural; que a partir de metodologías de enseñanzas y aprendizajes, se abran proporciones donde la presencia e interacción como acciones humanísticas, eleven a todo subyugado hacia el alcance de una finada constitución de un ser humano socializador e interesado por caminar por sendas de una actuación colmada de experiencias por ir tras todo saber negado u oculto en la mentira rural.

El gran problema del ser humano, la educación , la escuela, la gestión y el docente localizados en el llamado lugar rural, es que adquieran el saber rural que se enseña desde una descontextualización contraria que se comunica linealmente de generación en generación para hostigar con toda intención una actitud emprendedora de expansiones de acciones humanas de creación de experiencias, experimentación, contacto, incertidumbres hacia situaciones educativas que den sentido por buscar algo nuevo a partir de operaciones humanas de "probar-adaptar-adoptar" prácticas para componer propiedades de eficiencia frente a las demandas socio-educativas actuales; hay contrariedad, en lo rural solo se acude a asomarse a cualidades de tendencia predominantemente de concretismo, hechos que implican "esforzarse poco", inclusive hasta la admisión de realizar actividades en relación al uso escolar de recursos endógenos como estrategias limitantes para la formación subjetiva-objeto socio-control-cultural sujetas a reproducidas exigencias del entorno y de vida.

Conversar de educación, escuela, gestión, docente, comunidad del "medio rural", surge un conflicto netamente epistémico racional por discutir y confirmar que el constructivo discursivo de lo rural, hay un proceso de desvaloración humanística del hombre formado y por formar en este algo contextual rural; la lingüista de la concepción desarrollada es parte del conjunto de definiciones que deforman la percepción real de las realidades que encierran y circunscriben la esencia humana a determinantes cognitivos para identificar y definir conceptualmente con claridad la responsabilidad de la escuela a partir de la gestión para crear o hacer comprender, interiorizar y exaltar el desarrollo humano y en particular el avance de un modelo educativo diferencial al practicado tradicionalmente; lo rural siempre se emplea como procedimiento de imperfecciones que contribuyen a "producir" hombres y sociedades rurales con íntima relación a dependientes de personalización de "seres modulares geográficos", centrados en descriptores de personas "sembrados" con habilidades demarcadas dirigidas a la permanencia, domesticación, aislamiento y conformismo según lo que genere lo rural en cuanto a las inestabilidades de las propiedades humanísticas, sociales, económicas, asociativas, ecológicos usados por un proceso de gestión escolar para simplificar las oportunidades de desarrollo humano.

Frente al discurso, textualidad, definiciones y logocentrismo de lo rural, la dimensión filosófica del conocimiento humano demanda un proceso educativo y de gestión escolar sobre la base de formación, principios con potencial reconocimiento y valoración distintiva de propósitos que asuman que cada persona es un talento imprescindible para el progreso de toda comunidad, estado y para el país, sobre toda determinación excluyente y discriminatoria por nombrarlos y señalarlos como seres "vivientes" de una zona o área que simplifica la humanidad.

Para que toda urbe humana-humanizada pueda expandirse al máximo de su crecimiento y progreso, la escuela y la gestión deben ocuparse de condiciones favorables significativas para acceder a toda ocasión y contingencia para cambiar y transformarse dentro de un sistema universalizado de educación dirigida a la formación a la enseñanza del ser humano en lo concerniente al humanismo; donde la educación esté orientada no sólo a inculcar patrones emocionales tradicionales de esperanzas e intereses particulares, sino a que se sustente y dirija por precisos objetivos que animen al bienestar común y cultivo humanista para conseguir que todo participante escolar y población se hagan humanizadores indistintamente a todo lo que sea rural, que se comprometa con un proyecto significativo de vida y de desarrollo sostenible para la evolución humana.

Es imperioso establecer un sistema de estudios y conocimientos de formación humana intrínsecamente favorecido por una gestión escolar como tratado para prácticas humanísticas, donde se aplique la historia del hombre local, su educación fundados, desenvueltos por la escuela y comunidad, abierta a partir de valores, encrucijadas y sucesos de trascendencia para el crecimiento de la vida como ser humano en atención y preeminente importancia hacia lo que delibera, razone y quiera decidir en cuanto a su futuro sin que el discursivo escolar gestionado de lo rural influya y domine su punto de vista y ajustadas habilidades presentes y futuras.

La formación humana en la escuela del lugar rural debe llevar a cabo una gestión relacionada con el estudio, experiencias y desarrollo de modelos actitudinales con pertinencia axiológica que sea capaz de ventilar crecimiento y avance hacia el constructivo personal y social humano, de tal manera que el ser formado a partir de la dimensión humana, proceda y actué con tendencia a concebir la palabra en concordancia a valores, coherencia, propósitos y manera propia de pensar para cuestionar, reflexionar, opinar, argumentar, discernir y comunicar.

Desde la perspectiva de toda gestión escolar, utilizar en el lugar rural con propiedad y condicionamiento la ocasión de concebir una formación humana con verdadera intencionalidad que propicie momentos y situaciones educativas para que el nuevo ser humano conozca la importancia de su papel en lo socio-educativo-cultural, en el hogar, la familia y en lo que por vocación desea hacer por trabajo; qué quiere formar, crear, ingeniar, decidir sobre cuáles espacios desea actuar en relación a acciones humanas; crear criterios para comprender la pluralidad cultural del entorno donde debe conducirse, en consecuencia, formar un sujeto con sentido y valoración por su estado y naturaleza humanista en progresión. 

Lo rural escolarizado debe dar paso a momentos para la alineación humanista integral con diligencia a fortalecer ideas, de abrir, equilibrar y forjar una presencia en relación infinita y armónica con la naturaleza y con el grupo donde le corresponde vivir; son numerosas los espacios en los cuales el sujeto humanizado puede dirigirse para integrarse a lo científico, humanitario, social y profesional; es decir, toda gestión escolar que se aplique en lo geográfico-rural, debe partir de la ejecución de propósitos, eventos, intenciones o indagaciones educativas consustanciados con el interés y necesidad por beneficiar al sujeto que aprende, de manera que se organice íntimamente con definida intencionalidad a procedimientos informativos y formativos pertinentes a sus inquietudes, provechos y requerimientos "humano-humanístico-humanidad", gestión que admita organizar y urbanizar moderaciones culturales inherentes a sus creencias y conocimientos escolares-sociales, de estilos de estudios propios.

El conjunto de comentarios argumentativos derivados de la interpretación de la desconstrucción, destaca un especial interés por lo formativo, en cuanto a hacer referencia a la estrategia de desarrollar en el conglomerado participante del proceso educativo de la escuela de lo rural, es estudiar, adquirir y usar las debidas competencias, habilidades, modos de deliberar, proceder y concebir relaciones afines, intimas y continuas de igualdad de valores, axiologías manifiestas en actitudes de proceder libre y en concordancia a los aportes educativos humanistas que ofrezca la escuela.

Dar forma a esta experiencia será posesionarse de estilos significativos por constituir un ser humano con humanidad con demostrada e intensas cualidades de personalidad que adquiere y sabe conducirse por diferentes conocimientos o maneras de dirigirse; estas neo-actitudes suscritas a una alineación humana, debe definirse como gestiones conseguidas para expandir comportamientos, predisposiciones y atenciones hacia la estabilidad de fundar diligencias objetivas, pensadas ante comprobadas sujetos que conforman el entorno de interrelación en escenarios o culturas con cualidades especificas; cualquiera de estas actitudes han de ser primordiales y frecuentes para todas las personas en diferentes períodos de su desarrollo como sujeto independiente que se forma con saber humanístico, con cualidades diversificadas en intensidad de acuerdo y en íntima relación con el proceso educativo y determinismo para la actuación libre según los contextos en los cuales se desempeñe.

En el componente educacional de lo rural siempre se ha tratado la cuestión de los valores como enunciados abstractos donde suele suceder que las personas no los asimilan y estiman como vitales, su comprensión es siempre muy difusa al no poder crear calificaciones entre estos valores y su actualidad cognitiva individual y social; la gestión escolar de lo rural lo que ha logrado por décadas es redefinir inflexiones y moderaciones subjetivas-empíricas de especular únicamente como existencia lugareña, bajo principios reconstruidos por la incoherencia dialogante propia de estas comunidades; sin embargo, hay que considerar que si lo educativo en lo rural logra generar cambios significativos en los modelos estratégicos de enseñar y en los aprendizajes de las personas, con seguridad el sujeto consideraría y reconocería de manera diferente el valor de lo humano sin implicaciones o simplificaciones lógicos-mentales, en este sentido, la axiología discernida desde una nueva acción educacional, con seguridad será la línea conductora para cualificar y dar intención a tomar actitudes de reflexionar que como ser formado humanamente, los valores tienen que ser el segmento que dará movimiento de forma segura y con confianza a la toma de decisiones y diligencias en los espacios que le corresponda actuar.

La importancia de la formación humana radica en apoyar al sujeto a aprender lo integral y lo holístico como una formalidad humana centrada en el desarrollo intelectual, conocimiento y estimación humana, social y profesional, de manera de adquirir y desarrollar el saber de las ciencias, experiencias, habilidades y cualidades ineludibles que distingan sus talentos y virtudes humanas, culturales, artísticas, sociales, colectivas y ambientales; de constituir y emplear metodologías psíquicas de reflexiones racionales, críticas, ingeniosas, innovadoras, creativas, analíticas, comprensivas, argumentativas y cualitativas inherentes a su crecimiento personal; dar tratamiento estratégico a un contiguo sistema de diálogos con destacada diplomacia entre personas con pasividad y afinidad a la pluralidad educativa; realizar un inapreciable ejercicio de la naturaleza humanística constituida por conocimientos fundamentales e ideologías animadas por realizar competitividades para la auto-formación continua, constante y perenne que logre llevar una vida exitosa, triunfante y en la plenitud de saberse un sujeto colmado de humanidad. 

De lo comentado hasta ahora, se puede decir que en la gestión de la escuela de lo rural, no hay un ideario, intención, organización, estructura, sistema, articulación o programación pluri-funcional, solo un centrismo procesal de experiencias rurales como mecanismo eventual, improvisado y espontáneo de sucesos para reescribir formas y modo de educar, de inscriptores que son simplemente estratagemas de modelos o tipos de gestión empleados para educar lo rural como forma de vida, dado que este tipo de estructura conceptualizada es insostenible.

De continuar con la intención de sumisión de formar para lo rural o proseguir con el recetario de modos y módulos de estudios estandarizados que no resuelven fácilmente los puntos estratégicos para diseminar la edificación erigida de la estructura discursiva, la polisemia rural y el de la gestión escolar de lo rural, se hace necesario e imperioso proveer la formación humana como principio educativo sobre lo rural, con asiento y enfatices en expandir argumentaciones vitales sobre la base de indagar y realimentar las realidades humanas ignoradas para poder justificar que lo rural no es más que un algo sin forma ni fondo humanístico.

Fortalezas educativas de la formación humana frente a la herencia cultural educativa de lo rural.

Es necesario que el estudio de lo instalado por rural en la escuela, se le preste mucha atención, el proceso mediante el cual se desarrolla el discurso está inscrito por guías de gestión que por décadas se han aprovechado para dar a lo rural una connotación interesante de posicionamiento de habilidades discursivas que otorgan un orden vinculante peligroso con al quehacer educativo, y por supuesto, hacer replanteamientos valorativos basados en impresiones y percepciones de necesidad de formación en las individuales dispersas; este tipo de potenciación de caracterizaciones cualitativas, particularidades y de propiedades son los elementos con los cuales se afianza los modos de arraigo, oportunos y viables para conformar, dibujar, nombrar y construir una tipología de escenarios exclusivos homogéneos.

Desde la aparición del término rural como definición de lugar, zona, área, territorio, ha predominado un prototipo que lo califica como de faena agrario, sector para informar u obtener filiaciones descriptivas como área descrita por indicadores de pobreza, abandono, conformismo, aislamiento para nombrarlo como región poblacional cuya distribución está dispersa y es carente de servicios públicos básicos; por nombrar algunos elementos con los cuales se ha y se sigue educando al hombre como rural, lo que significa que alrededor de este discurso educado se ha creado una polisemia de concepciones y entendidos para conceptualizar, definir, caracterizar e irracionalmente dar vida a un algo escolar epistémico-técnico-pedagógico que sostiene comprometidamente al hombre y sociedad como códigos retóricos de escuela rural.

Existe una asignación para administrar, dirigir, controlar y tomar decisiones sobre lo pedagógico, didáctico, evaluación, de un enseñar y aprender específico que sirve para estampar imágenes logo-escolar del tipo geomorfológico que produce un efecto de encadenamiento de nociones prefijadas, uso de estrategias y metodologías que implantan un quehacer educativo sin articulación, autonomía y particularidades humanísticas que permitan la transformación transitoria de los contextos y rutinas, impidiendo al hombre preguntarse quién es, qué puede hacer, dónde está, con quiénes participar; de relacionarse con nuevos escenarios que condesciendan hacer, enfrentar con esperanzada voluntad y disposición de una permutación psico- cosmos-educativa que modifique la rudimentaria lógica de deliberar, concebir y proceder como ser humano y lograr encauzarse a satisfacer necesidades e intereses, por el deseo de saber lo que se le ha negado saber, el por qué es un ser de algo rural y no un ser universal.

De lo rural a la formación humana implica disposición por encaminarse hacia una vía abierta de desarrollo razonable por acceder a cambios ciméntales de cualidades, actitudinales, gestionarios, uso coherente y pertinente de estrategias y metodologías, visiones-concepciones filosóficas humanísticas, de estudios etnográficos y sociológicos influyentes en los procesos de enseñanza y de aprendizaje; de movilización hacia nuevos ambientes escolares, de contar con docentes y comunidades dispuestas a la transformación y valoración constructiva del sentido y esencia humanidad.

La educación rural depositaria de incomprensibles divisiones de lo formal y no formal, es insostenible, es necesario suscitar una separación de las ambigüedades, de simplificar o aclarar el discurso manejado por la hipertextualidad logocéntrica rural en el "des-nivelado" sistema educativo nacional por las dimensionalidades reescritas y repotenciadas por modelos curriculares como programas de estudio donde se describen y fijan orientaciones como "lugar esencial" para los hombres y comunidades localizadas en este referente lánguido de inconsistencias racionales.

Urge plantear propósitos para el estudio, análisis, interpretación y valoración del tratamiento universal del conocimiento y formación humanística, de estrategias e inventivas que den la razón a los seres humanos y a las sociedades como entidades y organizaciones sensibles, con actitudes, condiciones, voluntades y disposiciones por transformar las realidades para generar cambios humanos trascendentales que desbloqueen las limitaciones y el aislamiento a las cuales han sido sometidos por muchos años.

Para realizar estos cambios de lo rural a lo humano, es preciso desconstruir y emplazar al modelo de gestión escolar de lo rural para poder observar más y mejor al hombre y su humanidad con marcada preeminencia y objetividad universal, a partir de la utilización de procedimientos, eventos y planes cuyos contenidos estén sostenidos por visiones y concepciones humanísticas que correspondan con las necesidades, intereses, acontecer y actualidad humana, dirigidos hacia nuevas itinerarios socio-escolares-culturales, innovados por ideas de progreso y sensibilidades de justa conciencia por el equilibrio armónico con la naturaleza de ese algo rural; con exclusivo énfasis en expandir seres humanos más formados hacia la acción para erigirse como líderes, técnicos y profesionales con competencias y actitudes deliberantes de sus propias decisiones, creencias, orientaciones, inclinaciones, preferencias, con fortalezas y disposiciones para conocer lo positivo y lo negativo; de discernir con criterios y argumentaciones racionales, con habilidades de análisis, comprensión e interpretación; de constituirse en un ser humano-humanista que privilegie la disponibilidad al trabajo como vía que lo dirija al logro de fines y metas de vida, que bajo nuevos estilos de pensar, expresar su pensamiento prevalezca el hacer, un hacer que este siempre por encima del dominio culturizado y re-educado de lo rural.

Para afrontar y producir el cambio de lo rural, es imperativo desarrollar un decidido proceso de formación humana, que sea preciso para estudiar, comprender, organizar y accionar contextos, recursos y momentos educativos escolares y sociales que desplieguen el talento humano para conformar y habilitar neo-estilos de saberes de humanidad con pertinencia, adecuación, coherencia y actualizados sobre todo lo que significa humanización; que la escuela y a quienes corresponda educar, promuevan una valorativa formación humana basada en competencias y perfiles de gestión escolar que consigan conectar, acceder, conocer y saber usar la información que requieran los participantes del proceso educativo, en función a cómo cambiarse y cambiar en conformidad al argumento humanizador y a los ambientes donde habite.

La gestión escolar, vista esta como un proceso universal flexible, debe componerse de habilidades y métodos que impliquen el uso asertivo de plantear y realizar tareas y retos educativos escolares de gestión que se constituyan en columnas fundamentales, en activos dispositivos de dinámicas humanizantes que congreguen habilidades, conocimientos, técnicas, recursos y procedimientos escolares lógicos dirigidos a decantar y comprobar que lo rural es un algo efímero construido, algo no conducente a las condiciones o expresiones racionales de lo humano; lograr diseminar el discurso y lo reconstruido de lo rural; solo así, se permitirá asimilar y actuar de forma diferente los atributos de competitividad, y por supuesto, de una existencialidad espiritual más humanizada.

En lo educado por rural siempre ha hecho falta algo esencial, aprender lo humano sobre la base de toda condición humana, sabiéndose que hay una especial atención humanística, debe haber un compromiso ético y moral por lograr humanizar al ser humano, esta lógica explicita, dice claramente que nacemos humano, pero en cuestiones de formación educativa y humanismo, no ha sido concluyente; en igual posición, es necesario llegar a ser humano, en este sentido lógico y en similar situación; hay algo que hace que la cosas salgan mal en el intento, al haber resistencia con el momento mismo de pretender serlo, ignorancia-para ignorar.

La usanza habitual calificativa del vocablo que se explota como "humano" se hace de manera absoluta y naturalmente como apelativo determinado de una particular diversidad de mamíferos; la verdad antropológica indica en esa posición nominal del término humano, refiere que los humanos nacemos como tal, pero es la misma dinámica del desarrollo humano la que afirma desde el conocimiento científico que no lo somos a partir del sentido único de humano, sino posteriormente, luego de suceder en lo humano varios cambios físicos, biológicos y cognitivos.

En referencia a lo anterior, no se le asigna a la generalidad humana ninguna específica notabilidad moral, sin embargo, se admite así mismo que para llegar a serlo en el sentido de concebir una completa humanidad, no lo será puramente por algo biológico determinado de un proceso genéticamente programado; la humanidad concebida desde lo biológico está condicionada por una coincidencia ulterior de heredades orgánicas y ambientales; en la persona se da una segunda natalidad donde ya existe una disposición natural oportuna de voluntad por conformar lo humano y es a partir de su dinámica y reciprocidad con distintas personas o grupos sociales donde se constata definitivamente que esta se deriva por el constructivo temporal con lo expuesto primero.

La composición humana del ser nacido humano, se constituye por una racionalidad orgánica de familiaridad originaria y natural, igual actúan en este proceso un tipo de deliberación artificial que es influyente para alcanzar a ser humano; la oportunidad de llegar a ser humano, simplemente se formaliza ciertamente por intermedio de la interacción con las demás personas, con sus similares, es decir, con aquellos con quienes hará todo lo viable por imitar; de hecho, se sabe que en relación a determinados estímulos como el placer o el dolor, necesariamente todo lo que haga y forme la humanidad-humana, posee un propósito evidentemente educativo.

En los procesos educativos como conjunto u organización socio-educativa, se cuenta con habilidades que consienten corregir el oscurantismo olvidadizo que hay en algunas estructura mentales que consecuentemente todos llegamos a conectar la primigenia y posterior cosmovisión, en cuanto a esta posición de lo humano a humanizar, se dan por minimizados los discursos educados desde la escuela de lo rural porque las expresiones sub- culturizadas de que todo ser humano por naturaleza, sabe que todo eso es una visión desvirtuada desde lo escolar rural, en cuanto a que cada quien está al corriente de lo que le concierne en relación a lo que cree saber, es otra situación que la gestión en lo rural desconoce, "qué conozco que desconozco y si lo desconoce, lo ignora", a lo que es igual, no saber que se ignora, por lo tanto, no hay educación que vele por el estudio, adquisición y formación humanística del humano educado en lo rural.

En consecuencia, lo educativo desarrollado en lo rural ignora lo que en esencia es humanidad, lo que comprueba que en la gestión escolar de lo rural, deja ver que solo se orienta en función a un estructuralismo concretismo positivista con el que se desarrollan simples reproducciones librescas curriculares para sembrar y cultivar humanos dentro de finalidades de ignorar lo que conoce como noción intrínseca a su naturaleza humana.

Todo hombre llega a ser humano a partir de un conjunto de aprendizajes, aprendizajes que para ser humanizadores deben concebir y aplicar conocimientos individuales y colectivos sobre el constructivo de fisionomías propias; si el hombre formado en lo rural fuera simplemente un ser transitorio que aprende, no conseguiría educar su propia experiencia y dar respuesta a su relación objetiva del mundo que lo rodea.

La disposición de aleccionar y aprender de nuestros semejantes, es crecidamente significativo para dar formación y estímulo sobre la importancia de lo que representa humanidad, que de acuerdo a esta orientación, la cultura-escolar determina un tipo de continuidad vinculante de participación por alcanzar ser humano; en este caso, no será igual resolver informaciones para comprender significados, a ser participe en la innovación de los personificaciones humanas para la creación de nuevos seres humanos cargados de humanismo con sensibilidad y espiritualidad por un universo humanizado distinto a cualquier discurso, señalamiento o identificación con algo como lo rural.

Frente a toda esta disyuntiva construida por lo rural y bajo la intención de lograr generar cambios notables en la manera como la educación y la gestión escolar de lo rural continúa ignorando la esencia de formación humana, es pertinente saber que en todo ser humano reside la disposición por participar en lo que ya se sabe entre todos, dar lecciones invariablemente es siempre enseñar a quien no sabe, quien no pregunta, comprueba y enfrenta el oscurantismo de otras personas, no podrá educar con sentido humanista porque lo desconoce en su integralidad.

A ciencia cierta se sabe que por herencia predisponemos conseguir seres humanos, esta misma ciencia confirma por igual que solo a través de la educación, las relaciones interpersonales y coexistencia social, alcanzamos evidentemente ser existencias humanas, lo que explica que genéticamente contamos con un sistema de ordenamiento para obtener y desarrollar habilidades aprendidas gracias a la intervención e interacción con otros sujetos que actúan para enseñarnos.

Esta íntima relación de complementariedad exclusiva entre heredad biológica y sucesión cultural, se puede simplificar para dar formalidad al proceso de formación humana a partir de un estilo de educación mediante el cual comunicaría a cada ser pensante una orientación para la racionalidad de que coexistimos de forma única y grupal, que en nosotros hay circunstancias que favorecen llevar a cabo acciones humanas de interrelaciones e intercambios con otros sujetos emblemáticos que aprueban y adecuan en nosotros las más relevantes afinaciones de comportamiento humano.

La organización educativa sin las contemplaciones del dominio cultural construido por lo rural, debe surgir como centro escolar formativo cuando lo que se quiere enseñar es una corriente del saber científico como el humanismo; una educación no simplificada por lo rutinario y lo tradicional de que el hombre se eduque en función a lo que aprende en relación a lo que existe en su entorno; es preciso caracterizar que de acuerdo al cómo evoluciona lo educativo, las escuelas cambian porque con el accionar y aplicación de un conjunto de conocimientos basados en la necesidad de una profunda deliberación sobre formación humana, lo que para Juan Deval (1990) es "…una reflexión sobre los fines de la educación es una reflexión sobre el destino del hombre, sobre el puesto que ocupa en la naturaleza, sobre las relaciones entre los seres humanos".

En líneas más precisas y valorativas sobre la educación que en lo rural sucede, esta debe estar ubicada en un proceso inherente a la formación del espíritu, siembra y cultivo de valores de vida fervorosos por enaltecer y honrar la condición espiritualista humana-humanística como principio para la vida existencial, para que siempre reflexione comenzando por la cúspide del conocimiento-humanidad como fortaleza de habilidad metodológica teórica con afinado saber científico que ayude a consolidar el ser humano y su formación en componentes para vivir y coexistir sin la necesidad de un algo como lo rural.

La escuela basada en una gestión de lo rural, comprueba que solo sirve para perpetuar un conocimiento de dimensionalidades lugareño- geográfico que lo hace menos eficiente y público, donde siempre ignora toda condición y esencia humana; el quehacer histórico-cultural de los sujetos que habitan esta cosmografía, día a día frecuentan la exploración de algo diferente en lo educacional; hoy día están más presos al lugar por políticas y líneas ideológicas reafirmativas de ser existencias rurales; el estado venezolano sigue sin la menor consideración valorativa, impulsando mecanismos netamente instrumentalistas dirigidos a acentuar lo rural, la ruralidad y el ruralismo como medio natural y manera de vida, su misión descontextualizada ha logrado fabricar un sujeto específico, un interesado ánimo de implantación mesiánica de hacerse como estado benefactor, único y enérgico todo poderoso, consiguiendo recrear escenarios ideológicos donde la formación humana no es del interés de su política educativa .

Los llamados beneficios que llegan a la escuela de lo rural, están impregnado de ruralidad, de educación rural, identidad de colectividades campesinas, semilleros que excitan la refundación del carácter rural desde la escuela donde se gestionan y aplican líneas obligatorias del estado docente; sostenimiento generacional específico de escolarización rural que paulatinamente sigue deformando las posibilidades de formulación de un proceso conciso y generador entidades humanísticas en términos de crear un grado de identidad de ser miembros pisatarios de un territorio geográfico rural; las personas ante esta recurrencia gestionada por la escuela, sigue patrones invariables de educarse.

Este dominio implantado por lo rural en su logocentrismo estratégico, se ha ido aceptando con creciente agudeza en cuanto a refundar un saber rural como orden específico de vida; lo que significa, que el estado docente procura instalar una doble contingencia en las que las individualidades colectivizadas se escolarizan como estancia geográfica por la obligada disposición de hacer cumplir líneas y orientaciones educativas, para que todo lugareño pase a ser usuario de un sentir rural conducente a un tipo de "desarrollo económico y social" rural como directriz confirmadora de seres rurales.

En los grupos señalados como campesinos, es evidente que existen diferencias interpretativas en comprender ideas referidas sobre la escuela, que va desde un proceso escolar que consolida una condición de mundología íntimamente con la escuela como distintivo de un encierro indiferente con la vida, de un ser necesitado de humanidad, pero su sentido o símbolo de formación humana está oculta por un discurso populista y poder político que restringe cualquier referencia al conocimiento humano.

Algo es cierto, a partir de la herencia cultural educativa rural, los grados de instrucción estandarizado sostenidos por estudios de escolaridad incompleta, representan ser causa-efecto-consecuencia de la perenne retransmisión histórica-educacional que ha determinado que el participante escolarizado culmine o no el proceso educativo, ya prevén su fututo al obligarlo incorporarse al trabajo agrícola para mantener la herencia de lo claustrado por lo rural gestionado por la escuela, al desarrollar su particular estilo pedagógico que acentúa este modo de vida, lo que priva significativamente el interés por el crecimiento humanista y las posibilidades de traspasar los saberes instalados; en consecuencia, se deduce que el saber escolar de lo rural no cultiva el estudio y la esencia de lo humano, solo sirve para perpetuar estructuras colectivas logo-campesinas con interioridades rurales que no conciben innovaciones en los modos de vida fuera de lo que ha implicado lo rural.

Lo rural está inmerso en cosmovisiones reduccionistas-limitantes basados en la visión de reponer propiedades grabadas de vida-naturaleza, sin esencia al reconocimiento de lo espiritual, a lo humano con humanidad; frente a esta mundialización de lo rural surge la necesidad de llevar a cabo un nuevo planteamiento del proceso educativo sobre la gestión escolar de lo rural de manera de implementar procedimientos educativos que favorezcan el estudio, la práctica y comprensión del hombre como sujeto que puede cambiar y trascender; a partir de un proceso educativo dirigido a la cimentación de un ser humano con personalidad y con propiedades que demande relaciones significativas con las restantes personas con congenia relación a contextos sociales que beneficie llegar a comprar pensamientos de libertad, lo que implica, que la escuela de lo rural debe gestionar saberes y emplear habilidades para conocer y enaltecer al ser humano como persona y sujeto que puede aprender, mejorar sus condiciones humanísticas y de humanidad: afectivas, emocionales, racionales, intelectuales, físicas y morales.

La educación a desarrollar en lo rural, debe considerar la disposición humana por conocer lo que desconoce como esencia que lo mueva a adquirir su bienestar y valor de ser con pensar diferente; el ser humano es absolutamente un ente expresivo (vivo, movido por su medio), con convicción y provecho por lo humano, de poseer una idiosincrasia de autodeterminación moralista que debe ser la finalidad principal de la educación sin lo rural, que es otorgar un carácter de afectividad que ayude al avance epistémico para su educación y asimilación de una gnosis intelectual y atrevimiento por alcanzar la libertad de conciencia y decisiones, configurar procesos de estudios y prácticas socio-educativas con carácter de integralidad y personalidad como fuerza para su identidad humana, para esto debe concebir operaciones que lo conduzcan hallar el camino, las estrategias y los métodos más provechosos para ayudarse a conseguirse como persona con humanidad,

En cuanto a lo expuesto, la visionada educación sin lo rural debe hacerse de un proceso de gestión que procure desarrollar situaciones, momentos, espacios y escenarios para que el hombre logre organizar sus propias situaciones de formación, de métodos para proporcionar en sí mismo y para sí mismo conocimientos, caracterizaciones y propiedades para la existencia, habitar y proceder; de una educación centrada en la actualización de saberes humanísticos, en desarrollar sapiencias e inventivas que conlleven a acciones por el contacto científico; de ser una persona humanamente estabilizada, tolerante condescendiente, propietaria de personalidad, con cualidades y actitudes que ayuden a transitar por un mundo existencial de manera rápida, constante y vivencial, donde se malgastan los términos de lo culto y lo equivocado en usanzas sin sentido humano.

¿Por qué de lo rural a la formación humana?, lo rural es un lugar geográfico cuyas características dan particularidades al ser o lugareño de rural, detrás de su significado hay elementos que deforman la condición humana en simples seres dados a un orden de vida determinado por lo territorial, donde los aspectos socio-educativos-históricos-culturales son precisados como elementos de composición humana sin esencia humana; es una conceptualización ritualizada y poseedora de definitivos y dominios que desfiguran todo humanismo.

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