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Estilos de Dirección, Liderazgo, Procesos Grupales y Resultados Competitivos en Equipos de Fútbol



Partes: 1, 2, 3

Monografía destacada

  1. Resumen
  2. Introducción
  3. Fundamentos conceptuales
  4. Aspectos metodológicos e instrumentales
  5. Análisis de los resultados
  6. Conclusiones
  7. Referencias bibliográficas

Resumen

El objetivo general de la presente investigación consistió en determinar qué efectos producen en los resultados competitivos de equipos de Fútbol Soccer, las actitudes de su membresía hacia los patrones de comportamiento característicos del estilo de dirección de su Director Técnico, el grado de liderazgo ejercido por el Capitán del equipo en las situaciones de juego (u otros miembros que eventualmente desempeñan roles de liderazgo informal), así como los niveles de integración sociométrica grupal de la membresía tanto en el plano funcional como emocional.

Este estudio reconoce la existencia de una variedad de factores que pueden afectar la eficacia grupal competitiva. Algunos de estos se basan en elementos técnico-tácticos de las situaciones de juego, así como en competencias y habilidades individuales de los participantes; pero otros dependen de variables de naturaleza psicosocial. De manera que el estudio brinda soporte a la perspectiva de entender el desempeño como un proceso resultante de la influencia de múltiples factores.

La muestra estuvo integrada por los 10 equipos participantes en la Edición Centenaria del Campeonato Nacional del Fútbol Cubano, primera categoría rama masculina, del 2015. Estudiamos el patrón de desempeño considerando la proporción de juegos ganados. Para determinar la interdependencia entre las variables se aplicó el coeficiente de correlaciones tipo Pearson.

Los resultados de mayor significación vinculados con la prueba de hipótesis indicaron correlaciones estadísticamente significativas y positivas entre la Ejecución del Equipo y las siguientes variables: el Grado en que el Capitán era considerado como un Verdadero Líder de Grupo, las Actitudes de la Membresía hacia el Estilo de Dirección de su Director Técnico (en lo relativo al grado de participación permitida), y la Proporción de Jugadores que desempeñan Roles de Liderazgo Informal. Sin embargo, el estudio arrojó correlaciones significativas pero negativas entre la Ejecución del Equipo y su Estructura Sociométrica, tanto en el Plano Funcional como Emocional; un resultado que pone de manifiesto la importancia para el éxito de la orientación fundamentalmente competitiva, más bien que emocional. Resultados no vinculados con la prueba de hipótesis pusieron de manifiesto el impacto en el desempeño, de la Experiencia Competitiva Promedio de los atletas y de la Proporción de Jugadores de Altos Estándares Competitivos (Estrellas) como parte de la membresía de los equipos.

PALABRAS CLAVES: Eficacia Grupal, Liderazgo, Psicología del Deporte, Eficacia Competitiva de Equipos de Fútbol Soccer.

ABSTRACT

The Effects of Management Style, Leadership and Group Processes on Indoors Football Soccer Teams Performance

The purpose of this paper was to study the impact of management style, leadership and group processes on football soccer teams performance. This study recognizes that a variety of factors can affect group effectiveness. Some of them are based on tactics and technical aspects of this sport, but the others depend on variables of a social psychosociological nature. This perspective offers support for viewing group effectiveness as a process being influenced by many factors.

The sample consisted of 10 male teams participating in the "2015 Football Soccer Championship in Cuba. We explored patterns of performance for teams over a run of games. Teams were first ranked by total points and then by total wins, regardless of the goal difference. A correlation matrix was elaborated in order to explore the association (or relationship) among the different variables that we studied. The Pearson Correlation Coefficient Test was used.

Results: Significant and positive correlations (p.05) were found between the Team Performance and the following variables: Group Attitudes Toward Management Style (the democratic one), Group Members Perceptions About the Extent to Which Their Captain (or others members) was a Real Leader. There was how ever, a significant but negative correlation between Team Performance and the Sociometric Group Structure. That is, the study showed that the more interlinked sociometric group structure, the less performance the team got. This finding offers support for our research before. It has been explained by considering the competitive (and not emotional) nature of some sporting groups.

KEY WORDS: Social Psychology, Group Effectiveness, Leadership, Sport Psychology, Sport Team Effectiveness.

Introducción

El presente estudio se inserta dentro de un programa de investigaciones desarrollado en la Facultad de Psicología de la Universidad de la Habana, bajo la dirección del Dr. Julio César Casales F., cuya finalidad ha sido determinar el impacto que sobre la efectividad de Grupos y Organizaciones tienen un conjunto de variables pertenecientes al subsistema directriz. El objetivo más general de ese programa, ha consistido en el desarrollo de un modelo de análisis de los factores determinantes de la eficacia directiva (Ver Casales, 1986, 1991, 1996, 1999a, 1999b, 2005).

Estos estudios fueron desarrollados inicialmente en el sector empresarial (véase Casales, 1996), pero se han ido extendiendo progresivamente a otros sectores como el área de prestación de servicios de Salud (Casales, 1999b), así como a la esfera educacional de nivel universitario (Casales, 2005), por necesidades de la práctica, y con vistas a la verificación de ciertas hipótesis relacionadas con el modelo de análisis, lo cual permitiría identificar alguna base común en las situaciones estudiadas a pesar de las diferencias. En la última etapa de nuestro trabajo intentamos hacer extensivos los resultados iniciales, a la esfera de grupos que compiten en la esfera deportiva. Véase Casales, González, Machado y Casañas (2010); Casales, González y Caballero (2013); Casales y Álvarez (2014) y Casales, Lage y Yumar (2014). La presente investigación se desarrolló para dar continuidad a este último propósito, analizar en qué medida, la integración de variables consideradas por el programa de Casales en investigaciones precedentes, tienen un impacto en la manera en que los grupos trabajan y funcionan en este nuevo sector. Obviamente, no pueden considerarse del mismo modo a los equipos que compiten en la esfera deportiva con respecto a los grupos de trabajo dentro de una empresa (como las brigadas de perforación y extracción de petróleo), o los equipos que prestan servicios de salud en las salas de un hospital, o los departamentos docentes en una universidad; ya que en cada uno de estos sectores se plantean problemas específicos de gestión que son de una naturaleza muy distinta. Sin embargo, es necesario conocer qué regularidades relativas a los procesos grupales y de ejercicio del liderazgo subsisten, y dónde radican las diferencias.

Para cumplimentar nuestro propósito nos planteamos en la presente investigación el siguiente objetivo general: "Determinar qué efectos producen en los resultados competitivos de equipos de Fútbol Soccer, las actitudes de su membresía hacia los patrones de comportamiento característicos del estilo de dirección de su Director Técnico, el grado de liderazgo ejercido por el Capitán del equipo en las situaciones de juego, así como los niveles de integración sociométrica grupal de la membresía tanto en el plano funcional como emocional".

Fundamentos conceptuales

2.1) Revisión de la literatura científica sobre el tema: Los estudios sobre el liderazgo y los procesos directivos en la esfera deportiva.

Las primeras investigaciones acerca de la efectividad del liderazgo y de los procesos directivos se llevaron a cabo fuera de los entornos deportivos; por lo general en la industria, en el área de la administración de negocios, en el campo militar y en la esfera educacional. Amplias referencias de investigaciones en cada uno de estos sectores se encuentran en Bass and Bass (2008). Sin embargo, en vista de los objetivos del presente trabajo nos concentraremos en una revisión de las investigaciones en la esfera deportiva.

En retrospectiva podemos plantear que también en la esfera deportiva los enfoques de rasgos y los conductuales resultaron excesivas simplificaciones para una adecuada comprensión de los determinantes del liderazgo efectivo. Las investigaciones que pusieron a prueba estos enfoques conceptuales han dado lugar a modelos teóricos y diseños de investigación más complejos y avanzados. Una extensa revisión de la literatura así lo atestigua, y confirma la importancia y actualidad del tema en los últimos años. Véase Jowett (2001); Kozub and Peace (2001); Horn (2002); Janssen and Dale (2002); Lyle (2002); Jowett and Cockerill (2002); Kellett (2002); Borrie and Knowles (2003); Jowett (2003); Sullivan y Kent (2003); Pain and Harwood (2004); Richardson and Riley (2004); Moradi (2004); Jowett and Ntoumanis (2004); Hernández y Canto (2005); Lin, Jui-Chia and Esposito (2005); Loehr (2005); Konter (2005); Loughead, and Hardy (2005); Shu-Chen (2005); Jowett, Paull, Pensgaard, Hoegmo and Riise (2005); Crust y Lawrence (2006); Ivey and Kent (2007); Gould, Collins, Lauer and Chung (2007); Maças, Claudino, Serodio-Fernandes, y Sampaio (2007); Arce, Torrado, Andrade, Garrido, y De Francisco (2008); Horn (2008); Nazarudin (2009); Ramzaninezhad, y Hoseini (2009); Weinberg and Gould (2010); Arce, Torrado, Andrade y Alzate (2011); Konter (2012); Gómez y Hernández-Mendó (2012); Blanco (2013) y Vales, Areces, Blanco y Arce (2015).

A continuación presentamos algunos resultados que conviene referenciar para que se tenga una idea más clara de la dirección de las investigaciones en esta esfera. Para comprobar las relaciones especificadas en los modelos y su aplicabilidad a la predicción de la efectividad del liderazgo en los contextos deportivos, se ha partido del desarrollo de instrumentos para la medición de los constructos. Una de las primeras aproximaciones en relación con ese asunto lo constituyen los estudios realizados por Smith, Smoll y Hunt (1977) sobre la conducta de los entrenadores deportivos. Estos primeros estudios están basados en el instrumento CBAS (Coaching Behavior Assessment System). Se trata de un Sistema para Evaluar las Conductas del Entrenador que pretende llevar a cabo un inventario de sus conductas para luego desarrollar programas de educación de entrenadores.

El trabajo de Arce, Torrado, Andrade y Alzate (2011) tuvo como objetivo fundamental la construcción de una escala de evaluación del liderazgo ejercido por deportistas, la cual fue diseñada a partir de una muestra de 407 jugadores de fútbol españoles, de la categoría senior, de la Comunidad Autónoma de Galicia (España), que participaban en las competiciones federadas autonómicas y estatales. Las edades de los deportistas estaban comprendidas entre 16 y 38 años. Los sujetos evaluaron las características de los líderes de equipos deportivos sobre un total de 54 ítems.

La escala inicial partía de la línea tradicional de los estudios de liderazgo, en el sentido de la consideración de dos grandes dimensiones: Orientación a la Tarea y Orientación Social. La orientación a la tarea significa de acuerdo con estos autores que el líder deportivo está concentrado en la actividad deportiva esforzándose continuamente por entrenar duro y competir con el máximo empeño. La orientación social es una dimensión de mayor amplitud y se descompone aquí, con base en investigaciones previas (Arce et al., 2008), en cuatro sub dimensiones: Empatía, Influencia en la Toma de Decisiones, Valores Deportivos y Apoyo Social.

De acuerdo con esto, la Empatía se refiere al grado en que el líder emergente se preocupa por lo que le sucede a sus compañeros, comprende sus problemas y se identifica con sus sentimientos. La Influencia en la Toma de Decisiones se refiere al grado en que aprovecha el respeto que le tienen los compañeros para ejercer influencia en el proceso de toma de decisiones grupales. El desarrollo de Valores Deportivos se refiere al grado en que el líder emergente desarrolla valores que orientan el comportamiento de sus compañeros en el deporte y en la totalidad de la vida. El apoyo Social se refiere al grado en que proporciona apoyo emocional y feedback positivo a sus compañeros de equipo.

Todos los ítems representaban conductas que se pueden atribuir a los deportistas que funcionan como líderes en sus equipos, a juzgar por la revisión de la literatura dedicada al tema y sobre la base del trabajo de Arce et al. (2008). A los sujetos se les pidió que indicasen la frecuencia con que los líderes mostraban cada una de las conductas en una escala de 1.a.5, donde 1 significaba "casi nunca", 2 "pocas veces", 3 "algunas veces", 4 "a menudo" y 5 "casi siempre". La ubicación de los ítems en la escala siguió un proceso ordenado, de forma que se alternaban en función del factor previo al que pertenecían.

En cuanto al procedimiento, la escala se administró a los deportistas de manera colectiva siguiendo un procedimiento estandarizado. Cada deportista debía pensar en el compañero de equipo que mejor había actuado como líder. A continuación, debía valorar la frecuencia con que dicho jugador realizaba cada una de las 54 conductas recogidas en la escala. Se realizaron análisis factoriales exploratorios y confirmatorios, así como análisis de fiabilidad y evaluación de la consistencia interna de los factores. Los resultados ofrecieron una escala de 30 ítems, agrupados en 5 factores, que permite la evaluación del liderazgo entre deportistas de equipo. Los factores fueron denominados Empatía, Orientación a la Tarea, Influencia en la Toma de Decisiones, Valores Deportivos y Apoyo Social. La escala presenta buenas propiedades psicométricas en términos de la fiabilidad de los ítems y de evaluación de la consistencia interna de los factores, con valores de Alpha de Cronbach que se sitúan entre .776 y .849. Se realizó un análisis factorial de segundo orden, en que se obtuvo evidencia de que la orientación a la tarea se posiciona separada de los otros cuatro factores primarios, que se agrupan en un factor de orientación social.

De igual modo, Kozub and Peace (2001), desarrollaron la Escala de Liderazgo del jugador (Player Leadership Scale) (PLS), asentada en el modelo teórico predominante de dos dimensiones (orientación a la tarea y orientación social), sobre la base de equipos de baloncesto de educación secundaria, para medir la influencia del liderazgo del entrenador sobre los jugadores. Consta de 12 ítems distribuidos en dos subescalas, de orientación a la tarea y orientación social. Los ítems fueron generados a partir de una revisión de la Leadership Scale for Sports (LSS-Escala de Liderazgo en el Deporte) de Chelladurai and Saleh (1980), y del Leader Behavior Description Questionnaire (LBDQ).

Sin embargo, en los estudios acerca del liderazgo deportivo, el Modelo Multidimensional del Liderazgo de Chelladurai constituye la referencia fundamental: Chelladurai (1990), Chelladurai and Saleh (1978 y 1980), Chelladurai and Riemer (1998). Se trata de un Modelo desarrollado específicamente para el ámbito deportivo. Es decir, que a pesar del atractivo de determinadas teorías situacionales, Chelladurai considera que el principal problema en el intento de transponer las teorías generales de la dirección al ámbito deportivo, ha consistido en la falta de consideración de las características y demandas únicas de los entornos y equipos deportivos (Chelladuria, 1978 y 1990), a pesar de que las mismas proporcionen marcos útiles para la comprensión de la problemática del liderazgo. En respuesta, Chelladurai (1978, 1990) desarrolló el modelo multidimensional del liderazgo para proporcionar un marco conceptual que permita el análisis de la efectividad del liderazgo en el ámbito deportivo.

Chelladurai plantea que la efectividad del liderazgo constituye un proceso dinámico, basado en una serie compleja de interacciones entre los miembros, el líder del grupo, y las limitaciones situacionales. La esencia de su modelo plantea que las características situacionales tienen un impacto en la conducta del entrenador y, a su vez, la conducta del entrenador tiene consecuencias para la satisfacción del atleta y el rendimiento individual y de equipo. El modelo de Chelladurai parte de considerar la importancia de la interacción de tres factores fundamentales del comportamiento del líder. (Aquí utiliza el término líder para referirse al entrenador del equipo). Dichos factores son los siguientes:

1ro) La conducta requerida del líder: es la conducta que se espera que este lleve a cabo.

2do) La conducta real del líder: es la conducta que el líder o entrenador lleva a cabo de hecho. Esta conducta es la que perciben los deportistas de su entrenador.

3ro) La conducta preferida del líder: hace referencia a las preferencias de los deportistas en relación con la conducta del líder, y está en función de las características de la situación y de los deportistas.

El presupuesto más importante del modelo de Chelladurai es que el grado de congruencia entre estos tres factores de la conducta del líder, determina el rendimiento y la satisfacción de los miembros del equipo. (Chelladurai y Saleh, 1980). Es decir, cualquier entrenador si quiere ser efectivo debe intentar adecuar su conducta real de liderazgo a las preferencias de los deportistas y a los requerimientos de la situación. De manera que la conclusión fundamental de las investigaciones realizadas, es que ningún estilo por sí solo es mejor que el resto, sino que éste depende de la situación y de los deportistas. Es importante (Chelladurai, 1990), que el entrenador conozca el mayor número de detalles para saber qué estilo de liderazgo aplicar en cada momento para que su interacción con los deportistas sea óptima. Por ello, para Chelladurai, los buenos líderes modifican su comportamiento para adaptarlo mejor a la situación y a las necesidades de los miembros. En otras palabras son líderes transformacionales. En consecuencia, el comportamiento de coaching efectivo varía en contextos específicos de acuerdo con las características de los atletas y el cambio de la situación prescrita (Chelladurai y Saleh, 1978). Por ello, el contexto de la situación deportiva y las características del entrenador y los propios atletas dictan el comportamiento de liderazgo apropiado. Esta es la razón por la que el reto para los entrenadores (como se ha dicho), es mostrar flexibilidad en la adaptación de su estilo de liderazgo dominante para adaptarse a las situaciones específicas de liderazgo. Debe existir congruencia entre los comportamientos reales, necesarios y preferidos según el autor. Por lo tanto, cuando se producen discrepancias, los líderes se enfrentan a dilemas importantes, si es que continúan sin realizar cambios significativos y esperan (o alientan) a los demás a ser más serviciales.

Por otra parte, debe tenerse presente según Chelladurai, que el comportamiento no ocurre en el vacío, de manera que los tres aspectos de la conducta del líder identificados más arriba, están afectados por una serie de antecedentes y consecuentes. Dentro de los antecedentes, Chelladurai resalta:

a) Las características de la situación: tipo de deporte (individual versus de equipo), tiempo disponible para decidir, historia del grupo, el poder del entrenador, el tamaño del grupo, etc.

b) Las características del líder (entrenador). De acuerdo con este autor, aun cuando resulta difícil determinar las características universales de los líderes, sin embargo se pueden perfilar de manera general algunas características necesarias aunque no suficientes, como serían la inteligencia, la asertividad, la persuasión, flexibilidad, etc.

c) Las características de los miembros (deportistas). Aspectos como el sexo, la experiencia, el nivel deportivo, la motivación, la percepción de competencia, etc., de los deportistas pueden influir en el liderazgo del entrenador.

La interacción de los tres antecedentes con los de la conducta del líder ofrece como resultado las consecuencias del liderazgo. Chelladurai considera al rendimiento y a la satisfacción como los dos máximos exponentes de la consecuencia del liderazgo. El rendimiento podría ser medido utilizando distintas medidas (por ejemplo, porcentaje de victorias/derrotas del equipo, cantidad de tiempo jugado, etc.). Y la satisfacción hace referencia al grado de aprobación de los deportistas de los distintos aspectos del liderazgo y de los resultados obtenidos por el equipo en un período de tiempo determinado. Las investigaciones de Chelladurai ponen de manifiesto que el grado de satisfacción de los deportistas es mayor cuando los entrenadores muestran conductas de feedback positivo, apoyo social, entrenamiento, instrucción y conducta democrática.

El modelo de Chelladurai, lleva asociada una herramienta de evaluación denominada Leadership Scale for Sports (LSS), conocida como Escala de Liderazgo en el Deporte (Chelladurai and Saleh, 1980). Posiblemente resulte la Escala de Liderazgo para el Deporte más conocida, la cual ha sido traducida a más de 15 idiomas. Mediante esta se miden las dimensiones del liderazgo utilizado por los entrenadores (es decir, sirve para medir un amplio espectro de comportamientos de liderazgo). La versión definitiva de la LSS se compone de 40 ítems agrupados en cinco dimensiones del comportamiento del líder en la esfera deportiva: Un factor de Orientación a la Tarea (mide el comportamiento de Entrenamiento e Instrucción del entrenador. Es decir, sus comportamientos instructivos), dos factores relacionados con los estilos de dirección vinculados con el proceso de toma de decisiones (Autoritarismo y Democratismo) y dos factores que miden las tendencias motivacionales del entrenador (Apoyo Social y Feedback Positivo). Los sujetos responden a cada item utilizando una escala de 5 grados. Las cinco alternativas de respuesta son Siempre, A menudo, Ocasionalmente, Rara vez, y Nunca, en la que "Siempre" representa el 100% del tiempo, "A menudo" alrededor del 75% del tiempo, "Ocasionalmente" aproximadamente el 50% del tiempo, "Rara vez", el 25% del tiempo, y Nunca, representa el 0% del tiempo (Chelladurai, y Saleh, 1980).

La puntuación de cada ítem va desde Siempre (5 puntos), A menudo (4 puntos), Ocasionalmente (3 puntos), Rara vez (2 puntos) y Nunca (1 punto). La suma de las puntuaciones de los ítems de una dimensión se divide entre el número de ítems de dicha dimensión para derivar la puntuación de cada individuo.

Las 5 dimensiones del comportamiento del líder se definen por Chelladurai (1990) del siguiente modo:

— Formación e instrucción de comportamiento:

(Capacitación y entrenamiento)

Se refiere al comportamiento del entrenador dirigido hacia la mejora del rendimiento de los atletas. Se trata de un comportamiento que hace énfasis en el rendimiento. Estos comportamientos facilitan el entrenamiento duro y agotador, e instruye a los atletas en las habilidades, técnicas y tácticas del deporte mediante técnicas de capacitación; aclara la relación entre los miembros, y estructura y coordina las actividades de estos.

— Comportamiento Democrático:

Se refiere al grado en que el entrenador permite una mayor participación de los atletas (pidiendo su opinión) en las decisiones relativas a los objetivos del grupo, y en los medios para alcanzarlos; así como en la puesta en práctica de métodos, tácticas y estrategias de juego.

— Comportamiento autocrático:

El comportamiento que implica la toma de decisiones unipersonales, haciendo énfasis en la autoridad personal. Nunca considera las opiniones de los atletas en la toma de decisiones, y los atletas deben obedecer sus órdenes.

— Apoyo social:

Comportamiento caracterizado por una preocupación por el bienestar de los deportistas individuales, un ambiente positivo en el grupo, y cálidas relaciones interpersonales con los miembros.

— La retroalimentación (feedback) positivo:

Se refiere al comportamiento del entrenador que refuerza al atleta al reconocer y premiar el buen desempeño.

Se elaboraron tres versiones de la Escala definitiva: La Versión de Percepción del Jugador. Se trata de la percepción que tiene el jugador de la conducta real de su entrenador. En esta figuran items sobre como perciben los deportistas la conducta real de su entrenador. La Versión de Preferencia del Jugador. Se refiere a la conducta que se prefiere del líder (entrenador). Hace referencia a las preferencias de los deportistas en relación con los comportamientos del entrenador. En esta versión figuran las conductas de un entrenador ideal. La Versión de Percepción del Entrenador de su Propia Conducta. Mide la Conducta Requerida del Entrenador. Es decir, la conducta que se espera que llevará a cabo. Mide la percepción del entrenador de su comportamiento de liderazgo.

De manera que el LSS puede ser utilizado para examinar: a) Las percepciones de los atletas con respecto a la conducta real de su entrenador, b) Las preferencias de los atletas con respecto al comportamiento del entrenador como líder y c) Las percepciones del entrenador con respecto a su propio comportamiento.

Cada item se encuentra precedido por una frase, por ejemplo: "El entrenador debe …", o "Prefiero que mi entrenador …", etc, en dependencia del objetivo de la escala particular de que se trate, ya sea la referida a las percepciones de los atletas con respecto al comportamiento del líder, la relativa a las preferencias con respecto a la conducta del líder o la correspondiente a la percepción del entrenador con respecto a su propia conducta.

A continuación presentamos algunos ejemplos de dos de estas versiones de la prueba, tomados de Hernández y Canto (2005), para que se tenga una idea más clara del instrumento:

Versión de preferencia del deportista.

INSTRUCCIONES:

Cada uno de los ítems del siguiente cuestionario describe uno de los comportamientos específicos que puede tener un entrenador. Indica tu preferencia. Contesta todos los ítems, incluso si no estás seguro en alguno de ellos. Por favor comprende que no estás evaluando ni a tu entrenador actual ni a ningún otro entrenador. Lo que se pide aquí son tus preferencias personales. No hay respuestas correctas ni incorrectas. Tus respuestas sinceras y espontáneas son importantes.

Prefiero que mi entrenador:

1

2

3

4

5

1. Se preocupe de que los jugadores entrenen al máximo de sus posibilidades.

2. Pregunte la opinión de los jugadores sobre la táctica que han de usar en algunos partidos.

3. Ayude a los jugadores en sus problemas personales.

4. Felicite a un jugador delante de los demás por jugar bien.

5. Explique a cada jugador la técnica y la táctica a seguir.

6. Planifique los entrenamientos sin tener en cuenta las opiniones de los jugadores.

Versión de percepción del entrenador de su propia conducta.

Cuando entreno:

1

2

3

4

5

1. Procuro que los jugadores se esfuercen al máximo

2. Pido la opinión de los jugadores sobre la táctica a utilizar en determinados partidos.

3. Ayudo a los jugadores en sus problemas personales.

4. Felicito delante de las demás a un jugador por su buen juego.

5. Explico a cada jugador durante los entrenamientos las técnicas y tácticas del deporte

6. Planifico sin pedir opinión a los jugadores

En cuanto a las propiedades psicométricas de la LSS, puede plantearse que se han realizado numerosas pruebas psicométricas y posee un apoyo en general bueno. En tal sentido puede plantearse lo siguiente:

Fiabilidad. Fueron utilizadas estimaciones de consistencia interna (Alfa de Cronbach) para las cinco dimensiones (sub escalas) de liderazgo de la LSS en los estudios realizados por Chelladurai y Saleh (1980).

La consistencia interna de las estimaciones para la versión de la LSS que mide la preferencia de los atletas de las dimensiones de la LSS, para la versión que mide la percepción de los atletas de las dimensiones de la LSS, y para la versión que mide la percepción de los entrenadores de su propio comportamiento, resultan de manera general satisfactorias, de conformidad con una serie de estudios reportados por Chelladurai y Saleh (1980). Esta tendencia se manifestó también por Chelladurai (1990) en su revisión de la Escala. Es decir, las tres versiones de la LSS se consideran fiables.

Validez. Entendida como el grado en que el LSS mide Liderazgo en los deportes. El LSS se ha demostrado como un instrumento válido en la medición del liderazgo en el deporte por una variedad de estudios. Cuatro diferentes tipos de validez se han establecido para la LSS incluyendo validez factorial, validez de contenido, validez convergente y discriminante y validez de criterio. Chelladurai y Saleh (1980) fundamentan la validez factorial, en vista de que los items tenían un similar factor de estructura. (Es decir, el factor de estructura pudo considerarse estable). También consideraron la validez de contenido, en vista de que en los estudios realizados, las cinco subescalas del comportamiento del líder resultaron consistentes con los resultados alcanzados en el proceso de construcción de la prueba. En cuanto a la validez convergente y discriminante, fue fundamentada (Chelladurai, 1990), en vista de que diferentes versiones de la prueba podrían ser utilizadas para medir el liderazgo en los deportes. Y con respecto a la validez de criterio, estuvo referida a la capacidad de la escala para estimar (medir) algún tipo de comportamiento diferente de aquello para lo que la escala fue diseñada. Es decir, en qué medida la LSS puede ser utilizada para estimar factores psicológicos distintos del liderazgo. Según Chelladurai (1990), la validez de criterio se desprende del grado de relación entre las cinco dimensiones de comportamiento del líder y variables seleccionadas como criterio. Esto es, una variedad de estudios han mostrado una relación de apoyo entre las cinco dimensiones del comportamiento del líder y otros factores psicológicos. Estos factores incluyen la satisfacción de los atletas, sus niveles de rendimiento, el comportamiento de deserción en el atletismo, y el grado de compatibilidad entrenador-atleta.

Una serie de investigaciones se han desarrollado sobre la base del modelo de Chelladurai, y han puesto a prueba su validez y utilidad: Moradi (2004); Shu-Chen (2005); Horn (2008); Nazarudin (2009); Ramzaninezhad, y Hoseini (2009). Por el interés que suscitan, haremos referencia explícita sobre algunos estudios que ponen de manifiesto que las preferencias de los atletas por las diferentes dimensiones del comportamiento del entrenador (es decir, por el liderazgo ejercido por este), dependen de factores como la edad, el sexo, la nacionalidad y el tipo de deporte. Estos trabajos indican lo siguiente:

Con respecto al sexo, en un estudio sobre preferencias de género y liderazgo, Hastie (1995) administrando la Versión Preferencia del LSS, encontró en equipos australianos de voleibol de secundaria básica, que los niños prefieren más Comportamiento Autocrático que las niñas, las que a su vez prefieren más Feedback o retroalimentación positiva. Por otra parte, existen algunas evidencias acerca de que los hombres prefieren las conductas más instructivas y un estilo autocrático de liderazgo (Terry, 1984). En cuanto al tipo de deporte, curiosamente, existe evidencia de que los participantes en deportes de equipo altamente interactivos tales como baloncesto, fútbol o voleibol, prefieren un liderazgo más autocrático, en contraste con las preferencias de los participantes en deportes co-actuantes como la natación o el bolo (Terry y Howe, 1984; Terry, 1984).

Con respecto a la nacionalidad, Hastie (1995) administrando la Versión Preferencia del LSS, encontró diferencias entre equipos australianos y canadienses de voleibol. Según su estudio, los jugadores de voleibol australianos prefieren más Comportamiento Democrático que los canadienses. Con respecto a la edad, existe determinada evidencia de que en la medida en que los atletas se hacen mayores y más maduros, existe una mayor preferencia por un estilo autocrático y de apoyo del liderazgo (Horn, 2002). Estas preferencias pueden reflejar, según el autor del estudio, que los atletas mayores toman cada vez más en serio sus actuaciones y están más orientados hacia los objetivos.

Sin embargo, existen otros enfoques utilizados en las investigaciones sobre liderazgo en el deporte, que no involucran el uso de cuestionarios. Consideramos necesario destacar el de la Sociometría Conductual (Hernández, González, Ortega y Roldan, 1999). Este trabajo puede ser considerado como una primera aproximación en la utilización de la sociometría y el diseño de mapas socioconductuales al contexto deportivo. Dicho enfoque se basa en el uso de la metodología observacional con los criterios sociométricos de Moreno, para de esta forma eliminar los problemas relacionados con la deseabilidad social que presenta el uso de cuestionarios.

Para el estudio de Hernández et. al. (1999), se utilizó el SOC-IS (Sistema de Observación Conductual de las Interacciones Sociales), que se trata de un modelo propuesto por Santoyo (1994) y por Santoyo y Espinosa (1987, 1988). Constituye una estrategia alternativa al test sociométrico de Moreno, que permite la obtención de información de las interacciones sociales en el ámbito natural, determinando su dirección e identificando los agentes sociales implicados. Esta información es indispensable para la comprensión de los mecanismos de control mutuo, de elección interpersonal, de preferencia social (Santoyo y Espinosa, 1988), y crítica para la construcción de una red social (Santoyo, 1994).

El trabajo de Hernández et. al., tuvo como propósito conocer las direcciones de las interacciones sociales en un equipo de baloncesto de la Liga ACB, UNICAJA-Málaga.

Como es conocido, la Sociometría tradicional, ha permitido el estudio de las atracciones interpersonales intra grupos, haciendo uso de las técnicas de nominación, en donde se analiza el juicio o la elección social de cada integrante del grupo. En este proceso de elección se les pide a los sujetos que señalen con quiénes les gustaría trabajar, y con quiénes no les gustaría hacerlo. La información que se obtiene, permite conocer la afinidad existente entre ellos, es decir, la atracción o el rechazo. De acuerdo con Santoyo (1994), las técnicas tradicionales de nominación de la sociometría, aunque nos revelan la estructura del grupo, las conexiones percibidas por sus integrantes e incluso el status de los miembros dentro del grupo, tienen un valor limitado.

Esta herramienta (el SOC-IS) considera la emisión de las conductas (verbal y física) hacia otros agentes sociales (emisión social), además de las emisiones sociales que otros dirigen al sujeto (recepción social). La dirección de las emisiones o recepciones puede verse representada gráficamente en virtud de los mapas sociocéntricos. En este sentido, pueden distinguirse dos modalidades, el mapa sociocéntrico de emisiones, que representa los agentes sociales que elige con mayor frecuencia el sujeto focal, y el mapa sociocéntrico de recepciones, que constituye la representación del valor del sujeto focal como estímulo social o de la frecuencia con la cual el sujeto es elegido por sus compañeros (Santoyo, 1994).

En el trabajo de Hernández et. al. se ha aplicado el SOC-IS y diseñado el mapa socioconductual a través del siguiente procedimiento. En primer lugar, se procedió a grabar tres sesiones de entrenamientos en el contexto natural donde se desarrollan las prácticas del equipo. A continuación se identificaron las direcciones de las interacciones sociales mediante la observación conductual de los entrenamientos, y teniendo en cuenta la trayectoria del móvil o balón. De este modo, se pudo conocer qué agentes sociales o jugadores elegían con mayor frecuencia el/los sujeto/s focales (emisiones) y además la frecuencia con la que el sujeto fue elegido por sus compañeros (recepciones). Con estos datos se construyó la matriz sociocéntrica, donde en cada una de las filas se colocan las emisiones que realiza cada sujeto, mientras que en las columnas se sitúan las recepciones de dichos sujetos. Con la información de la matriz se pudo calcular el índice de interacción.

De acuerdo con estos autores (Hernández et. al., 1999), a pesar de que el juego imponga en cierta medida redes de comunicación, según la posición ocupada por los jugadores sobre el terreno de juego, la relación establecida no tiene que ver tanto con el planteamiento estratégico definido, como con la afectividad que tengan los jugadores entre si; de tal forma que los jugadores pasan con mayor frecuencia el balón, a los compañeros de equipo hacia los que sienten mayor simpatía. Y destacan que algunos entrenadores y preparadores ignoran a menudo que los factores subjetivos representan verdaderas fuerzas organizadoras del espacio individual y colectivo. De manera que la estructura del grupo, la cohesión del equipo o el liderazgo no provienen tan sólo de la integración de las fuerzas técnicas y físicas; sino que dependen también del equilibrio de las corrientes afectivas que acercan o distancian a los jugadores. Esta afectividad implícita en las relaciones humanas caracteriza el acoplamiento o disgregación de los jugadores de un equipo, como ha sido señalado por otros autores.

Hasta aquí hemos intentado realizar un resumen de algunas referencias que de algún modo ilustran el "estado del arte" en este complejo campo, sobre la base de resultados investigativos y de determinados marcos conceptuales de sus autores. En ningún caso nuestro objetivo ha consistido en realizar evaluaciones críticas de los estudios ni de las posiciones asumidas por sus autores en relación con el tratamiento de las variables consideradas. Nos hemos limitado a presentar las posiciones y los hallazgos con el respeto que merecen. De todas formas, en el acápite correspondiente a los fundamentos conceptuales, dejamos sentada nuestra postura con respecto a la consideración de las variables intervinientes en nuestro propio estudio.

2.1.1) Los estudios acerca del liderazgo y los procesos directivos en el fútbol soccer

En lo que al fútbol soccer se refiere, se han desarrollado diversos trabajos que confirman la necesidad e importancia del estudio de diversos indicadores asociados con el rendimiento competitivo en ese deporte. Así lo patentizan en sus investigaciones Lago, Martín y Seirul-lo (2007); Zubillaga, Gorospe, Hernández y Blanco (2007); Lago y Lago (2010); Casais, Lago, Lago, Iglesias y Gómez (2011); Vales, Areces, Blanco y Arce (2011); Reina y Hernández-Mendo (2012); Castellano, Casamichana y Lago (2012); Blanco (2013) y Vales, Blanco, Areces y Arce (2015).

Partes: 1, 2, 3

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