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El cantar de mio Cid y La chanson de Roland




Enviado por Josep Bernis



Partes: 1, 2

  1. Introducción
  2. Contexto histórico y político
  3. Estudio comparativo
  4. El Cantar de Mio Cid
  5. Los temas
  6. Autores de ambos cantares de gesta
  7. Los personajes. Arquetipos
  8. Época de composición
  9. Utilización política en la Edad Media
  10. Bibliografía

Ffablo myo Çid bien e tan mesurado: "Grado ati, señor padre, que estas en alto! Esto me an buelto myos enemigos malos." Cantar de Mio Cid, vv 7- 9 Carles li reis nostre emperere magnes, set anz tuz pleins ad estet en Espaigne : tresqu"en la mer cunquist la tere altaigne. Chanson de Roland, 1

Introducción

En la Romania lingüística la poesía de tipo narrativo se desarrolló de manera bastante habitual con posterioridad a la lírica. En la mayor parte de las culturas donde aparece la épica, lo hace primero de manera oral y cuando lo hace de manera escrita, suele ser a partir de poemas orales anteriores.

Es llamativa la diferencia que hay entre la épica de origen francés y la de origen español. Mientras que quien quiera introducirse en la épica francesa cuenta con una gran cantidad de poemas de ese origen, el estudioso de la épica española se encontrará con unos escasos cuatro poemas: El Cantar de Mio Cid, las Mocedades de Rodrigo, el Poema de Fernán González y un pequeño fragmento del Roncesvalles. "Son escasos los cantares de gesta de la España medieval que han llegado hasta nosotros. El material conservado es muy poco en comparación con su equivalente francés (unos 8.000) versos en español, un millón en francés), pero la existencia de otras muchas epopeyas puede rastrearse en crónicas y romances (…)1

Contexto histórico y político

La Chanson de Roland La Chanson de Roland se encuentra alejada tres siglos de los hechos históricos a los que alude. En efecto, en el año 778 la retaguardia del ejército de Carlomagno comandada por Roldán, que regresaba a Francia tras haber fracasado en la toma de Zaragoza a los sarracenos, era derrotada en Roncesvalles. "Los acontecimientos narrados en la Chanson de Roland constituyen la versión poética de un hecho histórico perfectamente documentado, que tuvo lugar a finales del siglo VIII en tierras de España."2

Este desastre del ejército del emperador parece ser que impresionó a las gentes y se conservó no sólo en las crónicas, sino también en la tradición oral, en forma de breves cantos o cantilenas, que cumplían una función informativa y emocional al mismo tiempo. Estas cantilenas se mantuvieron en la memoria de las gentes, trasmitiéndose oralmente de unas a otras, y constituyeron el repertorio de los juglares, que los recitaban ante el público tanto en los castillos y cortes como en las plazas y ferias. La Chanson de Roland pervivirá durante siglos hasta alcanzar una trama novelesca muy alejada de lo ocurrido en la batalla de Roncesvalles.

El Cantar de Mio Cid El Cantar de Mio Cid es un cantar de gesta anónimo que narra las hazañas heroicas inspiradas libremente en los últimos años de la vida del infanzón castellano Rodrigo Díaz de Vivar, llamado por los musulmanes Mío Cid Campeador (Mi señor batallador). Este héroe castellano de la Reconquista vivió entre los años 1048 y 1099.

Es esa época, los cristianos, musulmanes, mozárabes, mudéjares, judíos y extranjeros, aunque solían ocupar barrios distintos en las ciudades, entablaban múltiples relaciones y la iglesia se alzaba al lado de la mezquita o de la sinagoga. El Cid, desterrado de Castilla, encuentra fieles amigos entre los moros. Algunos reyes de Castilla, a partir de Alfonso VI, ostentan orgullosamente el título de "Rey de las tres religiones".

Estudio comparativo

Estructura y contenido La Chanson de Roland Podríamos dividir la Chanson en cuatro apartados. "La estructura de la Chanson de Roland es tan perfecta como puede serlo la de la Eneida o la el Quijote, pero es más simétrica que la de las obras maestras latina y español. El cantar se deja dividir perfectamente en cuatro partes (…)3

La traición (vv. 1-847) Comienza la Chanson con la asamblea del rey musulmán Marsil de Zaragoza con sus principales, en la cual sopesan la inminente invasión de España por Carlomagno.

Para evitarlo Blancandrín propone enviar al rey Carlos una embajada con regalos muy valiosos y varios rehenes para darle confianza. Marsil elige a varios rehenes para que se presenten a Carlomagno con sendos ramos de olivo y con la promesa de que en un mes el propio Marsil irá a verlo y recibirá la ley de los cristianos.

El Emperador recibe en audiencia a Blancadrín, recoge los obsequios y se hace cargo de los rehenes. Comienza entonces el consejo de Carlomagno y en el verso 178 ya hay una anticipación épica:

"Guenes i vint, ki la traïaun fist"4.

Continúa el consejo, en el que Carlomagno expone a sus principales caballeros cuáles son las intenciones de Marsil y los caballeros franceses responden:

"Il nus i cuvent guarde" (v. 192).

Interviene Roldán, sobrino del Emperador, e informa que Marsil ya mandó una embajada semejante y que se le reenvió embajada con dos condes: Basán y Basilio y los mandó decapitar. Nada dicen el resto de los consejeros y en el verso 220 ya comienza a gestarse la traición de Ganelón, que dice así:

"Ja mar crerez bricun, (…)".

Roldán propone como embajador a Ganelón y todos están de acuerdo. Sin embargo, el antagonismo entre los dos personajes es patente. Ganelón siente envidia de Roldán y promete que, si vuelve con vida de la embajada, se vengará del héroe (vv. 289-291). El futuro traidor muestra su odio a Roldán, a Oliveros y a los Doce Pares de Francia. Personaje controvertido, algunos autores destacan su lado oscuro: "Pero el mundo de las tinieblas tiene puntales incluso entre los franceses (…) Ganelon, el felón,

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el padrastro herido en su orgullo y que se venga de Rolando vendiéndolo al enemigo (…) 5

En cambio, otros le dan un valor algo menos alejado del héroe Roland: "El traidor Ganelón es otra de las figuras del cantar en las que se manifiesta el insuperable arte del poeta. No ha hecho de él una figura repulsiva ni ha concentrado en su retrato todos los vicios".6

El rey, por fin, le entrega el guante y el bastón a Ganelón para que vaya a Zaragoza y cuando va a tomar el guante, éste se cae al suelo y los franceses piensan en un mal augurio, a lo que responde Ganelón:

"Seignurs, dist Guenes, vos en orrez noveles" (v. 336).

Ganelón y Blancandrín cabalgan juntos y ambos traman la muerte de Roldán. Llegan a Zaragoza y Ganelón le trasmite a Marsil el mensaje del rey Carlos, que contiene una oferta y una amenaza: la oferta consiste en media España y la amenaza en que, si no abraza la ley cristiana, será llevado a Aix y ajusticiado.

Ganelón informa a Marsil sobre el potencial del ejército del rey Carlos. Marsil, por su parte, convence a Ganelón, ya totalmente entregado a la traición y este propone a su vez a Marsil:

Par ·XX· hostages que li enveiereiz, En dulce France s"en repairerat li reis.

Se rereguarde lerrat derere sei ; Iert i sis niés, li quens Rollant, ço crei E Oliver, li proz e li curteis :

mort sunt li cunte, se est ki mei en creit. (vv. 572-577).

La traición se produce porque el rey Carlos, confiado en los rehenes, pasará a Francia y dejará en retaguardia a su sobrino Roldán a Oliveros y sólo 20.000 hombres, a los que Marsil estará en disposición de derrotar comandando a 400.000 sarracenos. Marsil le hace jurar al traidor la muerte de Roldán a lo que Ganelón accede:

"Issi seit cum vos plaist" (v. 606).

Regresa Ganelón con los regalos y los rehenes, entrega las llaves de Zaragoza y manifiesta que los paganos se han embarcado para Oriente y en una tempestad han sucumbido todos y que Marsil en un mes irá a Francia a recibir la ley cristiana. El rey, confiando en la información de Ganelón y con la garantía de los rehenes, se encamina a Francia.

Paralelamente Marsil prepara a sus huestes para dar la batalla a Carlomagno, esta vez contra la retaguardia comandada por Roldán, que ha sido elegido para ello por los barones y sobre todo por Ganelón, que vuelve a Francia con el rey. Roldán no recibe de buen grado comandar la retaguardia, cuando siempre ha ido en la vanguardia dele y le dice estas palabras a Ganelón:

"Ahí, culvert, malvais hom de put aire! (v. 763).

El emperador emprende el regreso a Francia a través de Roncesvalles. La traición de Ganelón, pues, está servida.

Consecuencias de la traición. La derrota (v. 848-2396) Camino de Francia el duque Naimón le pregunta al rey:

"De quei avezz pesance?" (v. 832) El rey le responde que teme que Francia sea destruida por la traición de Ganelón, que un ángel se lo anunció en un sueño. Mientras tanto Marsil, rey de Zaragoza, se apresta a preparar su enorme ejército.

Poco después Oliveros se da cuenta que los sarracenos vienen a su encuentro y le dice Roldán:

"Ben devuns ci estre pur nostre rei: pur sun seignor deit hom susfrir destreiz" (vv. 1009-1010), feudal.

Aquí tenemos una prueba más de lo buen vasallo que es Roldán, de su fidelidad "Respunt Rollant: Jo fereie que fols, en dulce France en perdreie mun los."(vv. 1053-1054), Oliveros le insiste, hasta tres veces, para que lance la señal de socorro con el fin de que el rey venga en su ayuda, pero el orgulloso Roldán defiende su honor y el de su familia y se niega.

Comienza la batalla con todos los bríos del conde, que se da cuenta de la traición de Ganelón. Cuando ve a tanta gente armada, dice Roldán a Oliveros.

"Sire cumpainz, mult ben le savïez que Guenelun nos ad tuz espïez; pris en ad or e aveir e deners." ( vv. 1144-1146).

Los franceses luchan con bravura y honor; pero la victoria se va decantando del lado de los sarracenos y es entonces cuando Roldán accede a tocar el olifante, o cuerno de guerra, para que lo oiga Carlos y acuda en su ayuda:

Ço dist Rollant: Cornerai l"olifant si l"orrat Carles, ki est as porz passant." (vv. 1702-1703) Oliveros en ese momento lo desaprueba, quizá ya no hay remedio y le recrimina que no lo hubiera tocado antes. Interviene el arzobispo Turpín, le dice que cesen en la discusión y que suene el olifante. Oye Carlomagno el olifante y dice:

"Bataille funt nostre hume" (v. 1758).

Ganelón lo pone en duda. El duque Naimón dice:

"Baron i fait la peine (…) Cil l"at traït ki vos en roevet feindre" ( vv. 1790-1793).

"Ben le me guarde, si cume tel felon/ De ma maisnee ad faite traïsun" (v. 1819-1820).

El combate es encarnizado. Oliveros blande la espada Altaclara, pero es herido de muerte y Roldán entona un planto por su compañero. Roldán hace sonar de nuevo el olifante y el rey entiende que su sobrino va a morir. Mueren Turpín, el arzobispo, y también Roldán, que entona un "mea culpa".

Victoria y venganza (vv. 2397-3674) Carlomagno vuelve a Roncesvalles y entona un sentido planto por su sobrino Roldán, Oliveros y los Doce Pares de Francia.

El duque Naimón, que actúa como hombre sensato, le dice al emperador:

"Vengez ceste dulor! (v. 2428).

Manda el emperador emprender la marcha y pronto encuentran las huellas de los sarracenos y, como el día termina, pide a Dios que se pare el sol y un ángel le aconseja que siga cabalgando, que luz no le faltará y que podrá vengarse de sus enemigos.

Marsil, que había perdido una mano en el combate con Roldán, se retira a Zaragoza y pide ayuda a Baligán, gran emir, que acude a socorrerle. Marsil, entonces, se declara vasallo del gran emir Baligán:

"Sire amiralz, tutes terres vos rant, e Sarraguce e l"onur qu"i apent" (vv. 2831-2832).

Por su parte Carlomagno manda celebrar las honras fúnebres por los héroes y desea llevar a Francia los cadáveres de Roldán y Oliveros.

El Emperador quiere volver a Francia, pero se da cuenta de que los paganos le siguen y ordena dar la batalla a los sarracenos. Se encomienda a Dios para que pueda vengar la muerte de su sobrino Roldán. Comienza la contienda, de un lado y de otro se "Ji vos durrai muillers gentes e beles" (v. 3398).

El emperador, por su parte, arenga a sus mesnadas diciéndoles:

"Vengez vos filz, vos freres e vos heirs qu"en Rencesvals furent morz l"altre seir" (vv. 3411-3412).

La batalla se inclina del bando cristiano y, al final, tiene lugar un combate singular entre Carlomagno y Baligán. Baligán pretende convencer a Carlomagno pidiéndole que se haga su vasallo, que le dará riquezas sin par. Carlomagno le responde que se haga él cristiano. No hay acuerdo y será la espada de Carlomagno la que decida, abatiendo a Baligán con la ayuda de un ángel.

Carlomagno, entonces, toma Zaragoza. Muerto el rey Marsil, hace prisionera a su esposa Braminonda y se bautizan más de 100.000 paganos.

Juicio y castigo (vv. 3675-4002) El Emperador regresa a Francia, a su palacio en Aix y allí empieza el proceso del traidor Ganelón. Carlomagno manda que se juzgue al felón, al que se acusa de haber hecho perder la vida a 20.000 franceses. Ganelón reconoce la rivalidad y la envidia que sentía hacia Roldán pero no acepta la culpa de traición; llega incluso a acusar a Roldán de haber pretendido su muerte cuando fue enviado como mensajero ante Marsil.

Comienza el juicio con Pinabel como abogado defensor y Terrín como parte acusadora. Este pide que Ganelón muera en la horca aunque acepta un duelo con Pinabel que decida la suerte final de Ganelón. Se celebra el duelo con todo el ritual y Terrín abate a Pinabel.

Ganelón es condenado a morir de forma afrentosa: atan cuatro corceles a sus cuatro extremidades y así muere desmembrado, haciéndose justicia por la vil traición a Roldán. Sus parientos son ahorcados.

Además de hacerse justicia, el Emperador consigue la conversión al cristianismo de Braminonda, mujer de Marsil, por lo cual la victoria no sólo es militar, sino también religiosa.

El Cantar de Mio Cid

Las partes en que se divide el Cantar son tres:

El Cantar del destierro (v. 1-1085) El rey Alfonso VI de Castilla, dice la primera página prosificada por Menéndez Pidal, envió al Cid a cobrar las parias (tributos) del rey moro de Sevilla, que era vasallo y pechero del rey; el Cid, por su parte, se entera de que el conde castellano García Ordóñez y Almudafar, rey de Granada, van a atacar a Almutamiz, rey de Sevilla y les envía unas cartas suplicándoles que no ataquen al rey de Sevilla, ya que era vasallo del rey Alfonso, pero ni el conde castellano ni el rey moro de Granada le hacen caso y asolan las tierras del rey de Sevilla.

Entonces Rodrigo Díaz reúne sus mesnadas, presenta batalla a García Ordóñez y a Almudafar y los vence. Toma prisionero al conde García Ordóñez durante tres días, leretira el botín y se lo entrega al rey de Sevilla. Desde ese momento empiezan a llamarle el Cid Campeador.

Regresa, pues, el Cid a Castilla con los tributos para el rey Alfonso y este le recibe muy bien, sintiéndose orgulloso de cuanto había hecho el Campeador. Pero muchos nobles de alcurnia tenían envidia del Cid y le acusan de grandes males para enemistarlo con el rey. García Ordóñez acusa al Cid ante el rey de haberse quedado con parte de los tributos.

"Por malos mestureros de tierra sodes echado", (v.267) Como consecuencia de estas intrigas el rey le ordena al Cid mediante una carta que salga de su reino en un plazo máximo de nueve días. Aquí tenemos la causa probable del destierro, de la injusticia cometida contra el Cid: la envidia de la nobleza cortesana.

La copia de Per Abbat empieza en una de las cumbres dramáticas del Cantar: el "De los sos oios tan fuerte mientre lorando, Tornaua la cabeça e estáua los catando. Vio puertas abiertas e uços sin cañados, (…) Fablo myo Çid bien e tan mesurado: Grado ati, señor padre, que estas en alto! Esto me an buelto myos enemigos malos". (vv. 1-10)7

Comienza el Cantar sin acusar al rey. No se cuestiona el vasallaje sino a una nobleza envidiosa, nobleza de casta, frente a la pequeña nobleza -el Cid era infanzón- que luchaba por ganar privilegios ante el rey, a cambio de fidelidad y esfuerzo personal.

A partir de este momento el Cid enviará al rey noticia de sus conquistas y se reconocerá siempre como su vasallo. Su mayor deseo es obtener la gracia del rey.

Conviene destacar el episodio de la niña de la posada, relevante por su delicadeza en una obra supuestamente tan primitiva:

"Vna niña de nuef años a oio se paraua: Ya Campeador, en buen ora çinxiestes espada! El rey lo ha uedado, anoch del entró su carta, (…) Non vos osariemos abrir nin coger por nada; Si non, perderiemos los aueres e las casas, E demás los oios delas caras". (vv. 40-45) A continuación tiene lugar un suceso puramente literario, el de las arcas de arena: dos judíos, Raquel y Vidas, dan a Martín Antolínez el dinero necesario para pertrechar a sus mesnadas. Los judíos toman como prenda un par de arcas llenas de arena que, supuestamente, contienen las riquezas que el Cid robó y no puede sacar de Castilla. Comportamiento no caballeresco, ya que hay engaño. El Cid utiliza la astucia. Raquel y Vidas representan a los prestamistas judíos, cuyas actividades el pueblo estaba más que harto de soportar. Es una muestra de antisemitismo, pero también de censura de la usura.

Los protagonistas parten para San Pedro de Cardeña, donde el Cid se despide de su esposa y de sus dos hijas que quedan al amparo del monasterio, ya que el Cid ha sido desposeído de todos sus bienes.

Rodrigo Díaz sale de Castilla. Empiezan las conquistas y cae como tributaria toda la región desde Teruel a Zaragoza. El Cid quiere ganar por medios legítimos la gracia del rey y envía a Álvar Fáñez a Castilla con un magnífico regalo:

"Al rey Alfonsso que me a ayrado Quierol e(n)biar en don .XXX. cauallos" (vv. 815-816).

Cantar de las bodas de las hijas del Cid (v. 1086-2277). Conquistada Valencia, después de haber librado una dura batalla con el rey moro de Sevilla que pretende conquistarla, el Cid obtiene un cuantioso botín, parte del cual envía al rey Alfonso VI, reconociéndose una vez más su vasallo. De nuevo el héroe desterrado quiere recuperar la gracia del rey. Habla el Cid:

"Si auos ploguiere, Minaya, e non uos caya en pesar, En biar uos quiero a Castiella, do auemos heredades, Al rey Alfonsso myo señor natural;(…) Dar le quiero .C. cauallos, e vos yd gelos leuar;(…) Por mi mugier e mis fijas, si fuere su merçed, Quenlas dexe sacar;" (vv.1270-1278) El rey castellano, que recibe los presentes por medio de Alvar Fáñez, da su permiso para que este se lleve a Valencia a la mujer y a las hijas del Cid. Y la comitiva avanza hasta ser recibida por Rodrigo Díaz, el Campeador:

"Vos, querida e ondrada mugier, e amas mis fijas, My coraçon e mi alma, El Cid vuelve a enviar a Minaya con un tercer presente de 200 caballos y la voluntad de servir a Alfonso mientras viviera y el rey se muestra muy benévolo con el Campeador. Dice el rey:

"Todas estas nueuas a bien abran de venir" (v. 1876).

Ante tanta riqueza conseguida surge el deseo de emparentar con el Cid, porque, aunque hidalgo infanzón, los nobles cortesanos lo ven rico, temido por los moros y admirado por los cristianos. Y los Infantes de Carrión se presentan como pretendientes de sus hijas. El rey aconseja el casamiento y las bodas de doña Elvira y doña Sol se celebran en medio de una gran suntuosidad:

"Quinze dias conplidos duraron en las bodas, Hay çerca de los .X.V. dias yas van los fijos dalgo." (vv.2251-2252) El Cantar de la afrenta de Corpes (vv. 2278-3730) Los infantes de Carrión, cobardes y cortesanos, no saben igualar en valentía al Cid y a sus mesnadas. Estos dos nobles, de alta alcurnia, están más acostumbrados a las intrigas cortesanas que al manejo de las armas.

Los infantes son sometidos a burlas por su cobardía, como en el episodio del león y, como consecuencia de toda esa vergüenza, los infantes maquinan su venganza y piden al Cid que les deje partir con sus mujeres hacia las tierras de Carrión. En el Robledal de Corpes atan a sus esposas, las azotan cruelmente y las dejan medio muertas, sin posibilidad de regresar con su padre, huyendo a continuación:

"Por muertas las dexaron, Que el una al otra nol torna recabdo" (vv. 2755-2756) Sin embargo Félez Muñoz, primo de las hijas del Cid, sospecha de los infantes y "Mal se ensayaron yfantes de Carrion! ADios plega e a Santa Maria que dent prendan ellos mal galardon! (vv. 2781-2782) El Cid pide justicia al rey Alfonso por la deshonra que han sufrido sus hijas. Se celebra entonces, en la corte de Toledo y en presencia del rey, un juicio de desagravio. El Cid reclama los presentes que hizo a sus yernos, que son declarados felones. Luego se exige una reparación del honor.

Entre tanto vienen mensajeros de Aragón y de Navarra para solicitar en matrimonio a las damas ultrajadas y el Cantar finaliza manifestando la alegría del héroe por estos nuevos matrimonios, dignos de sus hijas:

"Ved qual ondra creçe al que en buen ora naçió, Quando señoras son sus fijas de Nauarra y de Aragon. Oy los Reyes dEspaña sos parientes son, A todos alcança ondra por el que en buen ora nació. (vv. 3722-3725).

Con lo cual la gracia del rey queda plenamente restablecida y la descendencia del Cid emparentará con reyes de España.

Manifiesta el juglar el fallecimiento natural del Cid en la Pascua de Pentecostés y termina el Cantar en el verso 3730. Se cierra, pues, la historia del Cid, que muere en el lecho, en paz con el mundo, después de sus conquistas y del restablecimiento de su honor. Muerte natural, no muerte heroica como Roldán.

"Passado es deste sieglo el día de cinquaesma. De Christus haya perdon!" (vv. 3726-3727).

Per Abbat añadió este explicit:

"Quien escriuio este libro del Dios parayso, amen! Per Abbat le escriuioen enel mes de mayo, En era de mill e .C.C xL.v. años. el el Romanz.

Los temas

En el Cantar de Roldán el conflicto inicial surge por el enfrentamiento entre Ganelón y Roldán, ya que el primero siente envidia del segundo.

Sin embargo, en esta historia habría un tercero en discordia, Carlomagno ya que, según la tradición, Carlomagno habría mantenido relaciones incestuosas con su hermana Gisela, como consecuencia de las cuales había nacido Roldán, con lo cual el emperador sería a la vez tío y padre del héroe infortunado.

La tradición literaria hace de Ganelón cuñado de Carlomagno, pues se había casado con Gisela, como recuerda la Chanson:

"Ensurquetut si ai jo vostre soer," (v.312).

Así pues, Ganelón queda convertido en padrastro de Roldán, con la carga de desamor que este parentesco le supone. Esta situación familiar explicaría los comportamientos que desencadenan la batalla de Roncesvalles.

Roldán propondrá a su padrastro como mensajero ante Marsil y Carlomagno la acepta después de haber rechazado las iniciativas voluntarias de Naimón, Roldán, Oliveros y Turpín. Sin embargo el emperador protestará ante la designación de Roldán como jefe de la retaguardia, realizada por Ganelón. Ninguna de las dos propuestas era inocente y en ambas peligraban los implicados.

El emperador quiere preservar a los Doce Pares de Francia del peligro, porque los consideraba su principal instrumento político y guerrero. Estos caballeros eran unos profesionales de la guerra, desligados de sus feudos y transformados en jefes de caballería. No tenían territorios, tenían cargos políticos y de honor en pago a su fidelidad. Frente a estos Doce Pares estaban los poderosos vasallos, como Ganelón, con grandes feudos. Estas dos actitudes, con intereses opuestos, configuran las principales tensiones de la Chanson. El enfrentamiento entre Ganelón y Roldán, con la presencia de Carlomagno, reflejaba estas dos actitudes más que las malas relaciones Honor y venganza constituyen el núcleo principal del Cantar de Roldán. La negativa del héroe a tañer el olifante para avisar a Carlomagno se explica como un caso de honor y, ante la insistencia de Oliveros, contesta Roldán:

« Ne placet Deu (…) que ço seit dit de nul hume vivant, ne pur paien, que ja seie cornant » ( vv. 1073-1075).

En una sutil gradación se pasa de la honra personal a la familiar y colectiva (Francia) para terminar con el espíritu de Cruzada. Surge en Roldán su desmesura guerrera: confía tanto en sus propias fuerzas que no escucha el prudente consejo del sabio Oliveros.

El conflicto entre Ganelón y Roldán gira en torno a la importancia de la honra y de la venganza: los dos morirán como consecuencia de sus actitudes, si bien de forma diferente. Roldán pagará su desmesura con una muerte honrosa, mostrando su valentía hasta el último aliento. Roldán pide perdón y ofrece su guante derecho a Dios, señal de humildad, de sumisión, contrapuesta a su desmesurado orgullo. Y San Gabriel recoge el guante y junto con él el ángel Querubín y San Miguel llevan su alma al paraíso.

La muerte de Ganelón será muy diferente. Ganelón y sus familiares, que son entregados como rehenes, morirán ahorcados, y él recibirá la muerte que merece un felón probado: unidos sus pies y sus manos a cuatro corceles, será descuartizado de forma cruel y deshonrosa.

Todo este conflicto de intereses, que apunta o señala desajustes surgidos en la sociedad feudal del siglo XI, está inserto en la lucha contra el infiel. En efecto, la traición de Ganelón y la desmesura de Roldán propician el triunfo momentáneo de los sarracenos, pero más adelante el emperador perseguirá a Marsil y lo derrotará en Zaragoza así como a su señor, el gran emir Baligán, representante de todo el Islam.

El desarrollo literario de la Chanson con las dos actitudes representadas por Ganelón y Roldán, así como la derrota del máximo caudillo de los sarracenos por parte del emperador servirán para mostrar las ventajas de una monarquía fuerte: los traidores y los guerreros con orgullo desmedido, que actúan individualmente, provocan problemas y faltan a la lealtad, eje fundamental de la sociedad feudal.

En el seno de la monarquía cristiana, enfrentada al Islam en el siglo XI, surgen fuerzas individuales que cuestionan el poder del rey. Es la clásica oposición entre el rey y la alta nobleza pues, en la práctica, algunos vasallos se consideraban más poderosos que su soberano y actuaban como auténticos monarcas en sus feudos.

Contra esta actitud luchaba la monarquía y El Cantar de Roldán sirvió de medio de propaganda ideológica.

En el CMC se desarrollan los siguientes temas: el deshonor del destierro, el engrandecimiento del héroe mediante sus victorias y las riquezas que adquiere, la deshonra de sus hijas y el restablecimiento del honor.

El Cid, por otra parte, necesita dinero para mantener a su familia y para pertrechar a su mesnada. Y siempre, en cada conquista, se hará mención de la riqueza obtenida. Esta preocupación económica no suele aparecer en los otros cantares de gesta coetáneos.

Las mesnadas del Cid son presentadas como hombres esforzados, valientes y dignos de servir al héroe.

Los dos personajes eclesiásticos también realzan la figura del Cid. El abad don Sancho, que acoge al Cid contraviniendo las órdenes del rey, que había prohibido que se diera hospedaje o comida al desterrado y el obispo Jerónimo que participa, como el Cid, del ideal heroico representado en la conquista de Valencia.

La caracterización negativa de los personajes recaerá en los enemigos del Cid. En el Cantar del destierro, el conflicto del rey con el Cid será debido a los "malos mestureros" y se personifica en la figura del conde García Ordóñez, el prototipo del antihéroe.

Los Infantes de Carrión serán el contrapunto de lo heroico. La codicia, la cobardía y la traición serán sus atributos. La vileza de los Condes de Carrión se pone de manifiesto en el pasaje del moro Abengalvon, donde se atribuyen a un pagano la bondad y la ejemplaridad.

Encontramos siempre el contraste entre la probidad y mesura del Cid con la cobardía y avaricia de sus yernos, los Infantes de Carrión, y también el trato dado al Conde de Barcelona, ridiculizado aun estando mucho más alto en el escalón nobiliario.

Todo esto puede tener un trasfondo social: el progresivo ascenso de los hidalgos infanzones. El autor no nos menciona en ningún pasaje el título exacto de nobleza del Cid, sin embargo lo eleva por encima de aquellos personajes que presumen de nobleza heredada. Podemos considerar que en el Cantar late un conflicto social entre aquellos personajes que han conseguido su nobleza por sus acciones (gestas) y los que la han heredado.

El humor también tiene presencia en el CMC, con objeto de rebajar la tensión dramática en determinados pasajes y dotar de dimensión literaria al poema. Entre esas muestras de humor tenemos el episodio de Raquel y Vidas (hay comicidad por la falta de pago), la escena del león, la batalla contra el rey Búcar o el relato del conde de Barcelona, vanidoso y petulante, que se niega a comer aunque cuando el Cid le dice que si come le pondrá en libertad se pone a comer con un apetito voraz.

En el CMC asistimos a una glorificación progresiva del héroe, un hidalgo infanzón. Y el mundo que resulta del Cantar ya no es estático. En el nuevo orden resultante la alta nobleza ha perdido su prestigio y su papel representativo: el rey afianza su poder gracias al Cid.

Autores de ambos cantares de gesta

En cuanto al autor de La Chanson de Roland, podemos decir que, probablemente, fue un clérigo culto. " Lo cierto es que entonces la literatura francesa, (…) se halla constituida, dotada de obras que son obras maestras, verbigracia la Canción de San Alejo, o la Canción de Rolando, nuestra Ilíada, lo cual supone autores de extensa y profunda cultura, técnica muy sabia y seguros de alcanzar un público muy amplio." 8 Este clérigo habría aprovechado un material anterior, como evidencian las diferentes versiones que se han conservado del Cantar (Venecia IV, Venecia VII, Chateaurroux, Lyon, Cambridge). El autor culto habría realizado una refundición más artística que mecánica de un texto anterior, por lo que no se trataría de un mero copista.

El último verso de la Chanson dice:

"ci falt la geste que Turoldus declinet" (v. 4002), Según esto el autor sería el monge Turoldo, refundidor y responsable de manuscrito de Oxford, que habría bebido de fuentes anteriores para componer su obra. " Pero, sea Turoldus el autor de la Chanson de Roland (…) o sea el autor de una de sus fuentes latinas, lo cierto es que el verso 4.002 apoya (…) que antes de la Chanson de Roland existió un texto, la Gesta Francorum, que narraba la materia legendaria que vemos aparecer en el cantar francés".9

Del Cantar de Mio Cid, o Poema de Mio Cid se conserva solamente una copia realizada en el siglo XIV (como se deduce de la letra del manuscrito) a partir de otra que data de 1207 y que fue llevada a cabo por un copista llamado Per Abbat, que transcribe un texto compuesto probablemente pocos años antes de esta fecha.

Menéndez Pidal, con su tesis neotradicionalista, vincula al autor del CMC al mester de juglaría. Y según él, la versión definitiva del Cantar sería el resultado de la labor de dos juglares. La primera versión, muy próxima a los hechos que narra, sería el trabajo de un juglar de San Esteban de Gormaz por la abundancia de topónimos que de esa región se mencionan en el "Cantar del destierro". Asimismo los hechos narrados en esta primera versión serían los más históricos. Un segundo juglar de Medinaceli, ya más alejado de los hechos históricos, habría realizado adiciones novelescas y sería el autor-refundidor del "Cantar de la bodas y el "Cantar de la afrenta de Corpes".

La tesis individualista, por su parte, buscará las señas de identidad del CMC en el mester de clerecía. "La teoría individualista (…) supone que el poema nace algunos siglos después de los sucesos que trata (…) Esta teoría desestima el elemento histórico de los poemas medievales, pues cree que consiste sólo en alguna escueta noticia sobre un suceso lejano que el poeta sacó de una crónica, de un diploma, de una leyenda oral".10

El explicit final se interpretaría en sentido restringido, en el sentido de "componer", de la tarea del simple amanuense. A partir de aquí la crítica individualista sitúa al posible autor del CMC dentro de la clerecía secular: un clérigo perteneciente al obispado de Burgos, o bien atribuye la autoría al propio obispo Jerónimo, que acompaña al Cid en sus conquistas e incluso participa en el combate.

El CMC habría sido redactado por iniciativa de la Corona (Alfonso VI), que querría presentar un modelo de vasallo obediente a ultranza, aunque tuviese un mal señor. Se quería demostrar que, fuera de la obediencia regia, no había vida política. Y se eligió la figura del Rodrigo Díaz de Vivar porque ya era conocido de otros textos épicos, en alguno de los cuales se había mostrado su rebeldía.

Al tratarse de un encargo "oficial" se habría recurrido para ello a un autor cualificado, experto en leyes. En efecto, el poeta-autor despliega un gran conocimiento de leyes en la demanda civil y el reto contra los Infantes de Carrión, celebrada en Toledo en presencia del rey.

Los personajes. Arquetipos

Al enfrentarnos con los textos poéticos épicos y sus personajes considerados en este estudio, el lector no puede evitar asombrarse ante la caracterización de los personajes sarracenos o moros.

Los sarracenos que se enfrentan a Roland en el campo de batalla llevan por nombre Falsarón, Malprimis, Malcuidant, Malcud, Aelroth, Chernublo, Abismo, por nombrar sólo a algunos de los muchos presentes en la Chanson. Sorprende la cantidad de nombres que comienzan con la partícula "Mal", significativo en cuanto que complementa y reafirma una serie de rasgos atribuidos a los sarracenos a lo largo del relato. Lo mismo podría decirse del nombre Falsarón, que evoca la idea de mentira y falsedad, o Abismo, palabra que puede asociarse a la perdición o al mismísimo infierno.

No sólo las personas de los sarracenos tienen nombres extraños y perversos, sino también sus caballos, sus armas y los lugares de donde provienen. Hay quienes vienen de lugares indudablemente ficticios: Daltión, Balbión, Alferna, Garmalía, otros de comarcas con nombres tenebrosos: Montenegro. Ya sea un lugar real o inventado el juglar no deja de aclarar las características de la comarca de origen de los paganos: provienen de lugares malditos.

Las características físicas de los sarracenos están directamente relacionadas con sus nombres. Muchos poseen un tamaño y una fuerza física que excede a las capacidades humanas: Chernublo de Montenegro es capaz de acarrear un peso mayor que el que pueden soportar cuatro mulos de carga. De algunos se dice, explícitamente, que son gigantes. De otros, se dice que su piel es tan negra como la pez derretida, y que lo único blanco que tienen son los dientes, rasgo al que puede atribuirse fiereza y salvajismo.

La piel negra de los sarracenos es un elemento que parece llamar la atención del juglar ya que hay insistentes repeticiones de este rasgo a lo largo de la obra. Las características físicas de los sarracenos apuntan hacia la barbarie y la animalidad.

Debemos apuntar aquí que hay sarracenos que son más bárbaros que otros. Si bien la impresión general es que son una masa malvada y terrible, el rey Marsil y sus caballeros cercanos no presentan ninguna característica física de bestialidad o salvajismo, lo que nos induce a pensar que sus atributos físicos son más bien normales. Pudiera parecer que los sarracenos llegados desde el África o desde tierras remotas y fantásticas son los que presentan mayores rasgos de animalidad. En este sentido, debido a que el rey Marsil vivía en España, se tendería a atribuirle características más cercanas a los cristianos.

Por otro lado, el Cid es un héroe íntegro en el sentido cristiano, feudal y social. Con esta integridad se gana la adhesión de sus vasallos y recupera el favor del rey, aunque nunca rompió su vasallaje. Además es tierno y humano en el amor a la familia y a sus amigos, es también religioso, astuto, dispuesto y valiente en la lucha. El autor del CMC presenta al héroe como ejemplo o dechado de virtudes del las leyes del feudalismo, pasa de la deshonra injusta del destierro a la más alta glorificación.

Al lado del héroe están su mujer, doña Ximena y sus dos hijas, doña Elvira y doña Sol, personajes que sirven para realzar al héroe como esposo y padre ejemplar. Las hijas ensalzarán al héroe como padre que busca para ellas un buen matrimonio.

Época de composición

Respecto a la Chanson de Roland, alrededor del año 1070 encontramos la primera versión existente, el texto del llamado Manuscrito de Oxford escrito en anglo- normando, que consta de 4.002 versos decasílabos, distribuidos en 291 estrofas de desigual longitud.

La época de composición coincidiría con la predicación de la primera cruzada por el papa Urbano II. La mayoría de los estudiosos concuerdan en que la campaña de Carlomagno en el 778 se transforma en una guerra santa: Carlomagno se convierte en el rey cristiano por excelencia, y Roland en un héroe de la fe que murió por su Dios y su rey, transformándose, de este modo, en el modelo de las virtudes caballerescas acordes con la Iglesia.

Haremos aquí mención del Cantar de Roncesvalles, fragmento de un poema épico escrito probablemente a mediados del S. XIII en castellano medieval con rasgos de romance navarroaragonés. El Cantar de Roncesvalles no es heredero directo de la tradición poética de la Chanson de Roland, puesto que hay elementos en él que no están presentes allí, como la muerte de Reinaldos, alusión al camino de Santiago, o los personajes Baldovinos y Beltrán. "Los versos 81 a 93 de nuestro fragmento nos presentan a Rinalte de Montalbán entre los muertos en Roncesvalles, rasgo no sólo extraño al Roland, que ni siquiera menciona a ese personaje, sino opuesto abiertamente a la leyenda francesa de Renaud de Montauban (…)11

En lo que se refiere al CMC, para fechar la composición del primer manuscrito en 1140 Menéndez Pidal se basa en los versos 3724-25 del Cantar:

"Oy los Reyes dEspaña sos parientes son A todos alcança ondra por el que en buen ora naçio" Supone Pidal que el poema fue compuesto en el tiempo en que los descendientes del Cid llegan a ser reyes, en 1140 cuando Blanca, biznieta del Cid, se casa con Sancho, hijo de Alfonso VII, rey de Castilla y de León.

En general la crítica postpidaliana se inclina por fechar el poema a finales del siglo XII o principios del XIII y con un autor único, culto, con conocimientos jurídicos, pudiendo ser notario o letrado. A este cantar de gesta castellano, que ha llegado hasta nosotros a través de la copia de Per Abbat, que consta de 3730 versos, le falta la hoja del principio y dos del interior. Menéndez Pidal ha reconstruido el texto tomándolo de la prosificación del Cantar hecha en la Crónica de Veinte Reyes.

Dos héroes nacionales Roland La figura de Roldán, del que solo sabemos que fue prefecto de Bretaña y que murió en Roncesvalles al mando de la retaguardia del ejército de Carlomagno, fue creciendo hasta convertirse en un héroe épico de leyenda. Así, se le adjudica el parentesco de sobrino de Carlomagno (error histórico) e hijastro de Ganelón, el traidor, personaje ficticio.

Roldán es un caballero valiente, pero de un heroísmo imprudente; la tradición le dio un compañero sensato y prudente, Oliveros, también ficticio así como la mayoría de los personajes tanto francos como sarracenos que figuran en el Cantar son novelescos."Las disputas de Roldán con Oliveros son, exactamente, las discusiones de dos entrañables camaradas que han guerreado muchos años juntos. Hay en la figura de Roldán un simpático matiz de infantilismo".12

El Cid En la figura de Rodrigo Díaz supo hacer encarnar el autor un concepto de lo heroico que persiste a través de la literatura española. El héroe del Cantar no es un ser mítico, dotado de facultades maravillosas o sobrenaturales. Es un hombre como los hombres que con él se comportan lealmente, fidelidad, amor paternal y fe religiosa- se eleva al heroísmo y pasa a ser ejemplo de caballeros. "Al tratar de la significación del poema fuera ya de sus valores literarios, se piensa siempre en él (…) como encarnación del espíritu castellano y primera manifestación de la conciencia nacional en aquellos momentos en que se estaba forjando el ser mismo del pueblo español". 13

Junto a esta actitud ante la realidad, se destaca en el Cantar lo que ha venido llamándose "sentido nacional" y un cierto espíritu democrático.

Partes: 1, 2

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