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Desafíos en la gestión escolar del docente coordinador de escuelas rurales con función directiva (página 4)




Enviado por Mery Márquez



Partes: 1, 2, 3, 4

Desafiar, es proyectar y maniobrar a razón de la intercesión de iniciativas como nuevas visiones y procedimientos que ayuden a generar innovaciones sobre modelos tradicionales de hacer gestión; los desafíos son inquietudes concebidas para hacer ruido y dirigir la atención a la captura de saberes que consientan diseñar interrogantes y delinear respuestas, opiniones, criticas, argumentaciones que admitan ejecutar actividades de gestión desde una posición creativa que perturbe, movilice y proyecte alternativas educativas sobre el procedimiento de dirección; de revisar y postular dispositivos más operativos que incidan en la disfuncionalidad del sistema de dirección caracterizado hasta ahora por la falta de formalidades y de universos cognitivos con signos de acción que promuevan en el docente coordinador, actitudes de estimaciones valorativas por la prosecución de estudios académicos, de conformar experiencias e iniciativas que fluyan porque sobre factores que hasta la actualidad no han contribuido con el crecimiento educacional y social que merece la escuela rural.

Principales desafíos dirigidos al docente coordinador de la escuela rural Para el coordinador con función directiva, asumir el rol de dirección como compromiso y desafío de trabajo, será realizar su labor, más relacionada con el acontecer educativo, es generar cambios y transformaciones importantes condescendientes en cumplir con su tarea desde una perspectiva y actuación de dirección condicionada por necesidades e intereses, por proyecciones y posibilidades de influenciar en los procesos de forma efectiva y eficaz al seguir postulados de autonomía y adaptación para el desarrollo de estrategias directivas dirigidas a la conducción asertiva de toda planificación a seguir, con lo que dará operatividad orgánica, sistemática y dinamismo a la organización en general. Dentro de esta idea de desafío, el coordinador como director, debe producir un proyecto de funcionamiento, seguimiento, control, vigilancia y una continua evaluación coherente con íntima relación con las situaciones en las que debe conducirse para modificarlas; en atención a esto, requiere adquirir, interiorizar, visualizar y proceder con mayor sentido de compromiso, disciplina, seguridad y confianza en la toma de decisiones, acto de gestión que ofrece fortalezas y solidez a la dirección.

Este desafío lo llevará a conducir y diseñar competencias directivas con adecuación a sus cualidades personales, profesionales y de liderazgo aunados con actitudes y comportamientos más valorativos e intencionados por la habilidad, atención, comunicación, sensibilidad como de orden de naturalidad, disposición característica de gerente que en todo momento, lo lleve a cumplir y ejecutar la acción de dirección con íntima relación al perfil de trabajo trazado; por prudentes responsabilidades en correspondencia con la visión-misión-acción, potencialidades, alternativas, soluciones, beneficios-mejoras como perspectivas-respuestas que aseguren y consigan organizar la escuela rural con dimensionalidad de institución escolar generadora de desarrollo educacional y crecimiento humano.

Como coordinador, ejercer labores de dirección donde apremie la iniciativa por contactar alternativas u oportunidades que sumen diligencia, tratamiento, cooperación, trabajo colectivo, aportes, colaboraciones y novedades estratégicas por maximizar la escuela rural como centro de difusión y promoción de unidad socio-educativa; en consecuencia, prestar particular interés de ponerse en posición atenta en cuanto a estar al corriente que en la escuela rural aún se trabaja con un ejemplar de gestión o modelo de dirección que no ha ayudado al crecimiento y perfeccionamiento a razón del progreso que merece; estar atento a lo impuesto como orden y requerimiento para cumplir reglas no relacionadas con las realidades donde actúa, lo que puede distraerlo o llevarlo a la tradicionalidad de hacer dirección en lo rural..

Emplear un estilo de gestión basado en un desempeño administrativo de orden, control, planificación, instrumentaciones de evaluaciones que consideren la dedicación a la ocupación al trabajo desarrollado, donde la orientación y sostenibilidad del proceso de dirección estén en consonancia con el apoyo de la acción al trabajo en equipo como maniobra dirigida a conseguir la unificación y el consenso general de los integrantes y participantes del proceso gestionario con el cual se pueda acceder y establecer una modalidad de relación organizacional segura que esté en intima correspondencia con el funcionamiento entre las partes involucradas con la condición de que todo plan, programa o proyecto cuente con una visión masificada y responsable para que su aplicación contribuya a dar movimiento y crecimiento educacional a la escuela.

Todo lo expuesto en relación al desafío, con seguridad debe admitir que el coordinador debe estar en la disposición de promover en la organización escolar, la consolidación del sentido de pertenencia, pertinencia, de colaboración, disposición de voluntades, entusiasmo y estados de ánimo que desencadenen la participación e integración por la ejecución de una relación de trabajo mutuo, gratificante, de esfuerzos en conjunto emprendedores de iniciativas, compromisos cooperativos con anuencia a la práctica y caracterización de ideales de democracia, reciprocidad, solidaridad en función a cumplir con la asignación de actividades de dirección que intervengan y alteren las utopías de gestión suscritas por modelos tradicionales, guías y praxis que han ido en detrimento del proceso de gestión educativo rural, ejercicios que han apartado a la escuela de toda posibilidad de crecimiento y masificación.

Disposición de un proceso de gestión que este en consonancia con las necesidades, contextos e intereses de la escuela rural, comunidad escolar y local, que lo incentiven a confrontar las jerarquías por encargadurías de "gerente" que en definitiva lo que ha ocasionado es organizar un tipo de personal centrado en la inmodestia de hacer protagonismos de dirección basados en gobiernos con regímenes de autoritarismo.

El docente coordinador ha de actuar con sabiduría y control estratégico sobre las reglamentaciones obligantes instaladas para formalizar un modo de dirección escolar de acuerdo a posiciones y orientaciones ordenadas que recrean la figura política partidista por acuerdos ocultos, de manera de crear, activar y utilizar normas para desplegar asuntos de gestión escolar factibles de mantener un poder y un orden, consustanciado con ideologías y el oportunismo, que para nada muestran preocupación por las necesidades y problemas presentes en la rutina de hacer dirección, ordenación que mantiene a la escuela rural en un total aislamiento y producción continua de debilidades cognitivas; ante estas líneas, el docente coordinador está en la posibilidad de desafiar lo establecido por selección para la escogencia y designación de personal docente que en nada le interesa hacer dirección, siendo importante emplear dispositivos vitales para proponer y activar criterios e indicadores que den forma a una estructura selectiva para concebir una posición y perfil de gerente adecuado que favorezca la opción selectiva de coordinadores para la función de dirección.

Esta posición de desafío debe contar con desprendimiento y capacidad de decisión, argumentación, comunicación, fortaleza cognitiva, experiencia en gestión educativa, intencionalidad y derecho que permita con seguridad y dominio, enfrentar de forma asertiva la pericia conservadora e imposición instalada en diferentes modelos de dirección en los núcleos que usan para determinar quién conducirá la escuela rural, esta rigurosidad desmedida de hacer gestión impositiva, autoritaria, anárquica, reglamentista, normativa, estamentado, disciplinario, subjetivista es la que ha originado el miedo y acciones de ejecución de procesos de dirección sin la debida formación educativa, o en menor sentido, de ser depositaria de un sistema de asesorías que ayuden a corregir y mejorar el asunto de dirección para ir contra la afección del modo de reproducción tradicional de gestión.

Poseer competencias de voluntad y disposición de trabajo con la rectitud y dignidad por cumplir la labor de dirección con sentido de pertenencia, voluntad, capacidad y significancia por destacarse con eficacia y eficiencia al posesionarse del desafío de responsabilidad de ser participe y generador de instantes activos de dirección que desplieguen un conjunto continuo de pasos que estén dirigidos a la adquisición de una formación académica en conjunción a una dinámica praxis de dirección educacional diferencial e impactante que consienta y garantice el posicionamiento de conocimientos y metodologías de gestión que contengan fuerzas valorativas y sean formalidades prácticas de tareas administrativas, dirección, control y de una finada toma de decisiones potenciadas por el sentido de justicia y equidad, actitudes de estudio, solidad formación gestionaría para un destacado desempeño profesional dentro de un perfil y rasgos adicionales de competencias determinantes que ayuden a dar funcionalidad a la labor de dirección, beneficie el equilibrio actitudinal consciente y dominio para proceder con propiedad, métodos, técnicas y recursos estratégicamente planificados sobre la base de una cualidad de conducción con idiosincrasia decidida y contributiva que impulse la incesante notoriedad del ejercicio de dirección en la escuela rural.

En concordancia al desafío antes mencionado, el docente coordinador debe demostrar actitudes de seguridad y confianza de decisión para retar y confrontar con cualidades profesionales de dirección, cualquier problemática actual y emergente tanto en la escuela como en la comunidad rural; procurar llevar a cabo procedimientos importantes metodológicos, enérgicos y eficientes que serán determinantes para la organización escolar-social-rural en una línea de trabajo de dirección condensado de alternativas que admitan adquirir y emplear otras perspectivas como puntualidades de funcionamiento para activar y promover mejoras que conlleven a cambiar el recogimiento, sometimiento, inactividad e intolerancia gestionaría tradicional que nunca ha considerado a la organización escolar como un centro escolar propicio para emprender procesos de dirección sustentadas por ideas y acciones de evolución que mejoren el proceso educativo. Ejercer de modo análogo, oportuno y claro el hacer dirección, siempre con el consentimiento de llevar a cabo una relación de cooperación de forma de desafiar la utopía integracional con la cual se ha tratado de unificar, aglomerar, agrupar y dar forma al conjunto de personas que en particular deben integrar la cosmovisión o entidad de la escuela, la que por razones y cuestiones de falta de un sentido de dirección, ha conducido a la organización socio-escolar a conformar una estructura disfuncional desvirtuada por la realización de un trabajo de mejoramiento y progreso.

Sobre este aspecto de desafíos, es importante conocer y comprender cómo es la ordenación que da figura y forma a la organización escolar, lo que implica necesariamente, recibir formación en gestión educacional, diseñar, planear y ejecutar interrelaciones grupales dinámicas basadas en orientaciones comunicativas positivas; dominio de los contextos al mostrar y activar actitudes creativas como el saber hacia dónde se debe dirigir, lo que se traduce en demostrar poseer un tenso interés por desafiar la placidez cognoscitiva, el agotamiento del trabajo direccional, la pesadez espiritual, las sinopsis simbólica de emprendedor y la desidia de no hacer gerencia.

Hacer planteamientos educativos estratégicos innovadores frente a la tradicionalidad de hacer dirección, operatividad instalada y reproducida diariamente en el contexto escolar rural; esta responsabilidad directiva, requiere de un perfil de director con personalidad ganada por el sentido de pertenencia y la energía por participar de forma productiva en jornadas, foros, seminarios y talleres, editados a objetivos orientados a corregir oportunamente conocimientos erráticos de gestión, acción que debe permitir mejorar su presencia y autonomía en la conducción de tareas y ejercicios que tanto exigen de cambio y direccionalidad hacia el contacto de nuevos espacios por dinamizar y animar los procedimientos de dirección escolar rural y llevar la función de dirección a nuevos compromisos.

Disponer de personalidad manifiesta de gerente para ejecutar las funciones a cumplir en cuestiones de dirección; es necesario para el coordinador de la escuela rural, contar con competencias de liderazgo, éticas, morales académicas y profesionales, cuestiones de perfiles que sean los más idóneos para llevar una organización a expeditos procedimientos de trabajos en intima afinidad con los requerimientos formativos afinados por el presente educacional rural, que imprime y expresa retos significativos que producen cambios ordenados al procedimiento de gestión educacional rural.

Situar e incorporar posiciones orientadoras de desafíos críticos-reflexivos para confrontar lo homogéneo de lo socio-educativo que mantiene lo rural sobre el conjunto humano, la disipación del trabajo escolar al no contar con una planificación centrada en el ser que aprende y la escuela que crece; del no percibido juicio, internalización y comprensión histórica de la ontología de lo humano, dimensionalidad completamente vacía e ignorada por la gestión al colocar el interés humanístico en cimientos y columnas en terrenos infértiles del saber ignorado por la secular ignorancia; de la retrospectiva al uso permanente de un icono-logo que simboliza la dirección de manera acentuada por la abundancia sofista documentada que trazan las estrías "escolar-rural-humanista" que de acuerdo a la autora, solo ha servido para renombrar lo no interpretado y entendido de lo humano.

Considerar que dentro del ejercicio de dirección existe la denominada "autonomía gestionaría" momento estratégico administrativo con el que se puede hacer posible un trabajo de gestión escolar con desafío muy independiente en función al contexto con situaciones reales y no sujeto a los parámetros de líneas de trabajos derivadas de la dirección central del núcleo, sobre este sentido de emancipación, se traduce en usar un orden de poder local conducente a cumplir la labor de dirección con un mayor nivel de libertad y determinación frente a lo que significa la tensión del desorden, regla establecida y re-impulsada para dominar y restringir la actuación del coordinador ante la presencia de problemas que nada tiene que ver con las líneas estratégicas que obligan los directores del núcleo.

Este tipo de ejercicio de autonomía directiva no debe ser entendido y canalizado como desempeño de una persona encardad de ser "mediador" cuya función es la de trasladar y traer, recoger, cargar, distribuir, sin que verdaderamente se lleve a cabo un proceso particular y característico de dirección en la escuela rural, lo que priva atender la organización escolar, estudiar las realidades y escenarios, buscar alternativas para dar soluciones puntuales a las dificultades que día a día minimizan la dinámica, acción y quehacer diario escolar para fortalecer los procesos de enseñanza y de aprendizaje de acuerdo a las potencialidades existentes. Esta posición de desafío de autonomía tiene que ser encarada intencionadamente asumiendo los riesgos que involucra fracasar, afrontar limitaciones y ser centro de discusiones irrelevantes cuando no se sigue el tradicional modelo de hacer dirección, lo que significa concebir tensiones entre los mandos de dirigir instituidos para que todo reto de lo que implique autonomía, simbolice esfuerzos por ensayar con objetividad, precisión y legitimidad la aplicación de dispositivos metodológicos de dirección sustentados por la seguridad, confianza y legitimidad de saberse dispuesto para dirigir y llevar a cabo actividades de cambio e innovación trascendental pensadas a partir de dimensiones de conflictividad y de radicalidad por conseguir un compromiso plural y multiplicador de fortalezas con las cuales se pueda plantarse y sobreponerse decididamente a la dirección habitual actual de reproducción de mandatos educativos para lo escolar rural.

La imagen erigida de legitimidad de la figura docente con responsabilidad de dirección aunado a la indisposición con falta de sentido y voluntad de trabajar en compañía de una organización socio-escolar rural en equipo, es sin lugar a dudas el punto de partida imperativa desafiante que simboliza la opción de la justificación en cuanto al ser de una dirección educativa para la escuela rural, necesidad y exigencia metodológica por modificar los modos de hacer dirección siempre sustentadas por ideas-fuerzas de flexibilizaciones que generen variantes a las cualidades y competencias de dirección, todo esto, siempre a nivel del amparo de responsabilidades y deberes institucionales en cuanto a las tareas de administración, gestión y toma de decisiones, siempre y cuando se mantengan por el acto del acuerdo, lógico, estable e indudable de ser y otorgar forma positiva al proceso de trabajo gestionario.

Firmeza de retar con argumentos de un ejercicio de dirección innovador como trabajo asignado en la escuela rural y en consideración a las evidencias obtenidas por las causas-efectos-consecuencias escolares que muestran la concurrencia de una falta de procedimientos de gestión con el que se interprete la problemática social-escolar en su dimensionalidades, visión holística, profundidad orgánica y de vida; con seguridad todo esto es debido al no posicionamiento adecuado, coherente y pertinente del empleo inmediato de las ciencias que asisten, orientan y acuerdan las circunstancias de concebir como explicar la cosmovisión educativa de lo rural, requerimiento de condición desafiante del coordinador para extraer de forma segura del caos inmerso de la modalidad de hacer dirección, las "verdades-reales", alternativas no alternas y las soluciones que necesariamente influyan para movilizar la gestión escolar hacia un continuado y seguro sentido de racionalidad y capacidad por constituir una tipología de dirección más desprendida y consustanciada tanto para la escuela, como para todos aquellos involucrados en el quehacer educativo.

Desafiar el desempeño vigente de hacer dirección educativa en lo dosificado como rural, crea tensiones interesantes sobre la necesidad de ambicionar querer cambiar la escrupulosidad pasiva-tradicional con la cual se ha educado y actuado el docente con función de directiva desde ocupaciones que han servido para condicionar y establecer el carácter único de autoridad, el desconcierto, un concepto aprehendido de direccionar sustentado por una "posición, sin disposición", experiencia que para la autora, solo ha señalado ejercer con dureza un trabajo trascendental que siempre ha implicado el desarrollo de entidad escolar a la cual nunca se le ha dado la jerarquía que debe tener como centro de formación educativa, como centro para la acción social, como una escuela con necesidades puntuales las cuales se le puede dar soluciones ejemplares, con problemas de continuidad histórica, de una escuela que exige de procesos de gestión que favorezcan el contacto y uso de las posibilidades de constituirse en una institución potencialmente creadora de seres humanos con humanidad. Esta indudable situación, ha sido torcida por cierto rol profesional sin la responsabilidad de hacer gestión, quedando editado por la asignación, control y regulación de "legitimación de dirección" fundada desde el nivel general del núcleo que impone y dispone si ninguna otra orientación que le señale, describa o caracterice que las escuelas adscritas, cada una representa un mundo, un sistema, un contexto, un grupo de personas, unos alumnos y docentes diferentes, variados con multiplicidad de realidades; esta dirección de núcleo no estima los criterios, opiniones, aportes e interés por apoyar, las escuelas y quienes intentan hacer dirección, están sujetos a la simple ocasión y deferencia de la casualidad para lograr ser considerados en algún momento.

Desafíos frente a la realidad rural Los retos del docente coordinador de la escuela rural con responsabilidad directiva, nacen en oposición y como confrontación a las impropiedades, incoherencias, improvisaciones, ilegalidades, negligencias y sobrestimaciones que niegan las oportunidades de intentar querer hacer algo distinto en una función tan importante como lo es la gestión escolar; de seguro retar el proceso de instrucciones académicas, la emancipación y el procedimiento de desarrollar la dirección en la escuela rural, generará la aparición de un interés y preocupación por el apropiamiento de saberes sustentados por la indagación científica, el uso de estrategias, metodologías, instrumentaciones, planes, programas, proyectos que asienten la movilidad de la fluidez de estudios y conocimientos dirigidos a garantizar una práctica gestionaría con sensatez con apego a las intencionalidades por proceder dentro de una acción de dirección correctiva estimuladora de principios y valores básicos que ayuden a la escuela a crecer en relación a sus expectativas educacionales. Lo que sin lugar a dudas está claro, es que lo que hasta ahora se conoce como inventiva organizativa administrativa interna en un núcleo para crear la figura del docente con desempeño como coordinador en la escuela rural con deberes para realizar tareas de dirección, es una fachada condicionada para que discretamente asuma responsabilidades pertinentes al director general, es así como este docente adquiere deberes de un funcionario secundario a quien se le encarga el manejo del procedimiento de dirección cuando la primera autoridad del núcleo no puede desempeñar estas tareas; esto representa ser encargadurías sobrellevada por la afección organizativa-administrativa que implementa la designación de funciones sin funcionalidad, deberes sin deber, obligaciones-obligantes de concebir la dirección escolar sin saber qué es dirección y hacia dónde dirigirla; el docente coordinador hasta ahora carente de conocimientos, experiencias y metodologías sobre gestión solo ha arrastrado a la escuela rural a formar, funcionar y activar modelos de gobiernos autodidácticos con esencia a moderaciones de proceder tradicionales sin que se haya podido transformar la mundología educativa rural. En la mayoría de los casos de hacer dirección en la escuela rural, es evidente que este docente y sus "cualidades de experiencias", muy poco buscan o se interesan por relacionar su trabajo con otros paradigmas de gestión que puedan alinearse con estrategias de dirección que consigan modificar o alterar la rutina cultural escolar de cómo se concibe la gestión, que generen momentos, ambientes, condiciones para confrontar las entornos problemáticos socio-educativos que subsisten históricamente como limitantes manifiestas que impiden y desvían hacia hechos irrelevantes educacionales, en oposición a lo que debe ser una manejo seguro de la organización socio-escolar hacia encuentros educativos auténticos a sus intereses y potencialidades. Hay que desafiar el procedimiento de dirección actual para que la escuela rural se pueda redimensionar, humanizarse, recrearse, innovarse, con estas iniciativas, de seguro que se transforma frente a la refrenada variedad de hacerse "entidad escolar rural"; por exigencia, le corresponde al docente coordinador habilitar una moderna expresión de hacer gestión escolar, pero con razonada correspondencia con todo el asunto administrativo y dispositivo ejecutor de maniobras de ordenación que sean vinculantes para el lineamiento ordenado de acciones de gobierno direccional-escolar ajustados a la manera como tratamiento de las insuficiencias educativas actuales, con la condición de emplear constantemente diferentes códigos éticos y morales, responsabilidades y deberes, normas y reglas gestionarías que reconozcan que hay que dirigir al sistema de dirección hacia una mayor validez educacional y producir la transformación que se quiere a partir de una coordinación activa en la escuela rural. Es valioso para el coordinador de la escuela rural que en cuestiones de desafíos le asiste saber que en la escuela rural todo puede cambiar en cuanto a proceder con todo el ánimo de realizar procesos de dirección al retar con integridad y madurez sobre las recreadas, reproducidas y nadas originales reglas y normativos establecidos para regular el funcionamiento de las improvisadas líneas de trabajo que llevan a la extremidad el formalismo no disimulado de legitimidad la coordinación escolar de dirigir como una aventura más debido a la ausencia acordada, intencionada, o en cuales quiera de los casos, como lo argumente quien dirige el núcleo por dejar sus deberes en un coordinador como director sin la formación, disposición y voluntad por gestionar. Este desafío envuelve al coordinador en la necesidad de disponer de metodologías para dirigir organizadamente el gobierno institucional, gestionario, administrativo y de dirección dentro de un régimen de adaptabilidad para actuar como gerente con autonomía y potestad de hacer valer la actuación de gerente comprometido con la escuela y comunidad, en cuanto a accionar sus técnicas de proceder en gestión escolar, porque tiene que estar orientado por un estilo particular de comunicación con habilidad para diseñar y acondicionar un paradigma distintivo de cumplir la dirección, administración, control y toma de decisiones, con el propósito intencionado de implementar, usar y proporcionar tratamiento de contingencia transcendental de desafiar a razón de una posición de emisor-receptor con fundamentos teóricos-prácticos que contribuyan con el mejoramiento educacional y como garante de los derechos y deberes de quienes son participes del quehacer educativo en la escuela rural. Es digno que un coordinador de una escuela rural, considere relevante el desafío de ser gerente donde el carácter de responsabilidad, idoneidad y competencias basadas en posiciones firmes de diligencia por realizar tareas debidamente planificadas de dirección estén sustentadas por criterios de vanguardia cuya vivacidad estratégica sean aplicadas con conocimientos valorativos de gestión escolar congruentes con los entornos educativos, sociales y sobre la base de requerimientos de la institución escolar rural para instalar como producir un proceso de transición hacia el crecimiento y fortalecimiento.

Este docente coordinador con función directiva, debe ser actor protagónico escolar con reconocidas habilidades y cualidades humanísticas condescendientes con la empatía y voluntad de trabajo consustanciado armónicamente con los componentes y talentos humanos de la organización escolar, demostrando actitudes y aptitudes de confianza, dominio y seguridad antes, durante y después de cualquier toma de decisiones, recordando que su rol como gerente es la de ser, caracterizar y promover el carácter de líder con liderazgo, que vaya a consolidar sus talantes humanos y profesionales en la noción y particularidad como docente, que lleve a cabo la asertividad en combinación al diseño, representación y cumplimiento de intenciones dirigidas al uso, preparación, innovación y aplicación de enfoques de dirección educacional centrados en un estilo propio en consonancia a objetivos alentadores por funcionar y cambiar la escuela rural, insistiendo en el interés por aportar desarrollo, fortalecimiento y validez al conjunto de posibilidades que resulten en fuerza, flexibilidad, predominio y visión de consolidación de los diferentes instrumentos, metodologías, diseños y administración que aporten forma y fondo a los proyectos educativos con los que se establecen predictivamente los alcances que redirijan el trabajo de dirección a una labor mancomunada de triangulación interacción estado-docente-escuela rural, para el crecimiento educativo en relación al plan de nación.

Ante todo lo expuesto en referencia a los desafíos, la escuela rural dependiente de un núcleo escolar rural por condicionamiento administrativo asignado desde la autoridad central educativa a la cual es netamente dependiente, debe estimar su validación como institución autónoma, de manera de ejecutar procedimientos de gestión en un marco de legalidad, para no estar fundada sobre la base de algún reglamento; la escuela rural ante la falta de un modelo de dirección convencional a su funcionalidad educacional, se ha convertido en una médula de "depósito" para el almacenamiento de formas de gestión con características de fábrica al usar una especie de "molde" escolar al utilizar patrones de tareas pedagógicas planificadas para reproducir en cadena, en serie y en masa un tipo en particular de estudiantes de acuerdo a un estándar requerido para obtener un ejemplo en exclusivo de personalidad y profesión, "La escuela es una instancia social que reproduce la racionalidad dominante, expresa y contiene mecanismos de dominación (es una instancia de poder): por ello, la comunicación en la escuela contiene, intencionalidad, argumentación y sentido." (Ugas, G. 1997; p. 14); esta rarefacción de planificación pedagógica planificada, asigna y permite en un signo enunciativo la responsabilidad de ordenar y controlar al docente coordinador condicionado y encargado para gestar lo educativo en el compromiso de la acción de dirigir un centro escolar importante para lograr formar un específico estudiante en función a la temática ideológica dominante como requerimiento por cumplir una gestión centrada en la fabricación de determinados humanos sin el perfil, experiencia y vivencia para la vida que desea hacer. El coordinador con función directiva asigna a sus competencias, condiciones básicas para la investigación, análisis, interpretación del entorno en relación a los intereses, necesidades presentes y futuras de la escuela; conjugar una escuela rural para organizar, planificar y administrar lo concerniente al personal, estudiantes, representantes, instituciones, plantel, estrategias pedagógicas, didácticas, de evaluación, bienes y recursos, que consientan el cumplimiento de los objetivos, propósitos o metas que se requieren para hacer frente a las insuficiencias que exhibe el establecimiento escolar; procurar dar vigencia, dinamismo y acción a toda estrategias y metodologías programados. Sobre este interlocutor descansa y reincide la necesidad de desafíos y retos como compromisos de dirección en una escuela rural.

Para este coordinador de escuela rural, desafiar es una orientación, impulso y cualidad de dirección por generar y preparar el proceso educativo, administrativo y sostenimiento de la institución educativa rural con disposición de trabajo, lo que lo hace ser perseverante y vigilante del optimo ejercicio de la institución; así mismo, promover valores inherentes al fortalecimiento y crecimiento de la familia, grupos sociales, culturales, en beneficio del organismo educacional y sus educandos.

Un coordinador como gerente educativo, en ausencia del director del núcleo, tiene la necesidad de desafiar lo establecido por la dirección central, al planificar acciones socio-educativas dirigidas a emprender dinámicas por ordenar e inclinar su participación como la de la organización escolar a dar e inventar diligencias que favorezcan la elevación significativa del éxito de la gestión escolar, tanto al cernir lineamientos establecidos, como por el conocimiento formativo que adquiera en una institución de estudios superiores, por el cumulo empírico-pragmático escolar que ayude a modificar el contexto existente de escolaridad rural.

Es fundamental que entre sus desafíos, subrayen intentos creativos, genialidades, disposiciones de estrategias que "afecten" de forma positiva el escenario donde le concierne actuar, precisar claves procedimentales adecuadas para desmantelar las líneas de dirección que no han dado aportes a la escuela; comprobar en los quehaceres escolares que hay debilidades y fortalezas que permanecen inmutables y no representan condiciones favorables para inspirar a quienes no participan en lo educativo, a intervenir en ayuda o colaboración por aportar soluciones de gestión que contribuyan a ejecutar un eficiente trabajo para enriquecer y cambiar el proceso educativo y los modos de dirección en la escuela rural; priorizar todo lo que signifique logro de dirección, a razón de mantener relaciones de articulación social y de capital humano educacional.

El coordinador de la escuela rural con función de dirección tiene intrínsecamente como reto, múltiples funciones; incorporar a la sociedad como entes conciliadores, coordinar capitales y talentos humanos, materiales, equipos en relación al proceso de planeamiento utilizando habilidades diplomáticas para conseguir los fines trazados al introducir tareas generadoras de dirección, control y de respuestas claras a las circunstancias en conflicto, con la finalidad de lograr de forma efectiva y eficaz los objetivos instituidos.

Es significativo subrayar, que el docente como coordinador con función directiva, puede apropiarse de la designación de gerente en la escuela rural al asumir con determinismo profesional, disposición y ser garante del servicio educacional con objetividad de su misión y visión de excelencia; al fijar su hacer en la especialidad humana, en la ejecución de funciones de trabajo con compromiso y en equipo, destreza para la conciliación con los cambios que se produzcan al margen de los beneficios que se obtengan por su gestión; ser un coordinador proactivo, estar al corriente del saber a seguir, ejecutar y delegar conocimientos con diligencia, atender y vigilar el perfil de la escuela que dirige, representa, orienta, supervisa, evalúa y planifica en todos los sentidos.

Este docente como coordinador con funciones de dirección tiene en su haber ser gerente educativo, esta responsabilidad viene a constituirse en el puntal de la acción de trabajo en la organización escolar rural, quien por desafío plantee objetivos basados en las dimensiones de desarrollo y progreso para conseguir satisfacer las necesidades e intereses internos-externos de la institución escolar, de manera de salir airosa y fortalecida como centro de formación y crecimiento humano; hacer valer la figura de gerente y sus atribuciones sobre la cuales emprende las responsabilidades atinentes a su función de dirigir la escuela, precisando posiciones ecuánimes de gestión en operar proyectos y finalidades escolares potenciales en atención al trabajo y de ser garante de que todo aquello positivo que vaya en función de procurar bienestar y satisfacción a la escuela y sociedad; es importante que admita la transformación cognitiva, del pensamiento y de la actuación al planificar en relación a un personal competente, idóneo, dispuesto, profesional y con voluntad de ser dirigidos para lograr recibir por igual la colaboración, participación e intervención del personal administrativo, obreros, alumnos, padres, representantes, comunidad local y en general, lo que vendrá a hacer la conjugación de funciones que activen sus competencias para diligenciar y aplicar ideas, estrategias, políticas y lineamientos fundados en saberes y experiencias validadas de los procesos de gestión.

Como docente coordinador con función de director, sus desafíos por confrontar y cambiar lo establecido, deben estar sustentados en propiedades de dirección basadas en el dominio como en la demostración de poseer y emplear competencias, habilidades y disposición en la aplicación metodológica a partir de la formación epistémica, ontológica, sociológica, etnológica, y sobre todo, en gestión escolar para la planificación y ejecución eficiente de un conjunto de procesos, dispositivos operativos de dirección, instrumentos para transmutar la escuela y el mecanicismo estilo de dirección que se ha hecho de manera conformista, rígida, reglamentada, desarticulada, sin relaciones con los escenarios.

Es importante para el coordinador de la escuela rural nuclearizada, que en los momentos que requiera ejecutar funciones administrativas de programación, planificación, organización, dirección, control, debe lograr desafiar su gestión misma de director, facilitando y dando oportunidades claras y efectivas a su personal de conocimientos, valores e instrumentos que beneficien el procedimiento escolar con eficacia, pertinencia y coherencia en la diaria labor educativa, sea esta dentro como fuera en el ambiente socio-escolar.

Es de la consideración del docente coordinador saber que las modalidades del proceso de dirección requieren de competencias como la responsabilidad, el deber y el desafío por formalizar un modo de gestión distintivo, basado en el reconocimiento consciente de cumplir con esta designación, lo que implica reconocerse que como docente y persona tiene que conducir lo escolar con criterios de gestión factible y efectiva para administrar recursos, equipos, materiales, planta física, componentes que integran o designan para la escuela como patrimonio, aunque en la escuela rural sean escasos o de ninguna dotación; reto que se traduce en que debe contar con la capacidad de constituir y regir de forma orientadora al personal que le acompaña y en el marco de accionar con genialidad lineamientos, normativos y reglamentaciones exigidos para dar legalidad y funcionamiento a sus llamamientos; en este orden de ideas, con la disposición a la labor de dirigir, hay que dejar de lado comentarios que comúnmente lo señalan como docente carente de intuición de gestión, para asimilar con desafío la oportunidad de estudiar, formarse y prepararse en cuestiones de gestión, lo que aunado al trabajo docente, experiencia en el plano educativo y recorrido por los diferentes contextos de lo rural, ejemplo: aulas de clase, docente de biblioteca, de evaluación, en planificación; serán componentes integradores para realizar una gestión y administración en la medida que desarrolle sus funciones, dando apertura a una nueva disposición de confianza en su acción de dirección y lograr el reconocimiento como gerente y garante de la estabilidad escolar. Hoy por hoy, los desafíos del coordinador de la escuela rural deben estar encaminados sobre la base de un sistema de actividades orientadoras metodológicas para la generación de cambios, cambios que surjan de la aplicación planeada, del influjo variable e impactante de un conjunto de métodos y técnicas emergentes de la cosmovisión escolar, influencia que conciba la relación íntima de los espacios históricos como elementos para la identidad educativa, siendo fundamental el estudio y conocimiento del ambiente educativo rural, sin esto, la escuela como toda tarea de dirección, serian letras muertas; lo que ubica y precisa que este no-dinamismo obliga (por así decirlo) a buscar articularse con la práctica de una dirección con misión y visión actualizada para renovar el trabajo de gestión en la sociedad y escuela rural, para no desaparecer por la rutinaria de ejercicios tradicionales de concepción y praxis presente de dirigir lo escolar rural. En un universo tecno-científico-"lógico" cambiante, cada segundo cuenta en la escuela rural, es imprescindible que el docente coordinador con deberes de dirección, este en continuo contacto con el saber sobre actualidad en gestión y a las constantes orientaciones de cambio, como respuesta al surgir generalizado e indetenible sistema de difusión noticiosa de estudios científicos y tecnológicos estratégicos fundados con el devenir diario de estos cambios que están apareciendo, para conseguir tanto en sus funciones como en conglomerado que le corresponde actuar y efectuar, una acción de dirección optimizada por conocimientos contextualizados gestionarías de lo escolar rural, lo que sin lugar a dudas, impactará en respuestas de efectividad, en el ejercicio de competencias y tareas más novedosas, con las cuales dará respuestas positivas a problemas, necesidades e intereses instalados en la escuela y sociedad rural.

Lo cierto de todo lo explicado, radica en que continuamente se están produciendo interminables situaciones de modernización en el proceso de dirección, en cuanto a lo conocido y usado como los intereses e inquietudes que por los momentos se desconocen de este proceso educativo empleado en la escuela rural, donde es imperioso el requerimiento incondicional de ajustar nuevas modalidades de dirección; en el acto de gestión se advierte que ocurre un carácter principal de conseguir resultados que aprovechen para iniciar la promoción y practica de nuevas visiones para incorporar docentes idóneos que desplieguen modelos nuevos de dirección en la escuela rural, que como coordinadores, debe ser garante de llevar a cabo un trabajo consustanciado con las realidades de dirigir de forma positiva. Frente al desafío técnico-científico, el docente coordinador debe desplegar esquemas de dirección apoyados en una gestión, administración, control y toma de decisiones especiales que den forma, activación y evolución a la organización escolar rural, lo que servirá como iniciación para construir a tiempo los cambios puntuales, con la finalidad de dar empuje y tendencia organizacional de mutua armonía y determinación a los requerimientos presentes de la situación escolar y en correspondencia con los compendios para generar innovación en la dirección y escuela rural.

Bajo el desafío de los avances, el coordinador con funciones de dirección, tiene que reflexionar como entender que la conducción escolar rural constantemente debe renovarse y desenrollarse con capacidad de orientación abierta, lo que representa hacer valer el dinamismo del compañerismo entre el personal que le asiste, fijar un estilo de comunicación donde destaque la ética y alta moral que favorezca el avance significativo del proceso educativo y el intercambio de valores como iniciativas por producir cambios en la escuela rural; formalizar un nuevo modelo de gestión en lo escolar rural, refiere generar diligencias de proyección, formación, dirección y control con el principio de saber aprovechar el talento humano, los recursos físicos, materiales y equipos, con el propósito de conseguir objetivos relacionados con beneficios educacionales para llevar a cabo los cambios en la escuela rural.

Dentro de estos desafíos, es importante implementar una dirección básicamente orientada a la función administrativa escolar rural apoyada en la naturaleza competitiva inseparable a la responsabilidad directiva que implique el uso de un orden de condiciones y reivindicaciones estratégicas que ayuden con un tipo de gobierno diferencial, claro y objetivo que se caracterice por una sobresaliente forma de dirigir, entendiéndose entonces este nuevo modelo de hacer dirección como el paso por el cual un docente coordinador con funciones de dirección, oriente sus disposiciones, habilidades y competencias para dar forma y orden al trabajo de hacer dirección para así lograr la optimización en todo su dimensionalidad de su organización, eso sí, considerando siempre como punto de acción, todo aquello que este en su entorno escolar como el talento humano, recursos materiales, fortalezas, debilidades y amenazas, entre otras disposiciones, pero ante todo, contar con una visión de dirección eficaz y de calidad. En la actualidad de la escuela rural no existen indicios de que se busque un nuevo paradigma de dirección que rompa con el modo cotidiano de enfrentar la rutina de hacer dirección, un paradigma diferente que implique cambios, que vaya de manera ilustrativa "del pico de la pirámide a la base", es decir, a partir de un director como responsable principal y central hasta el personal docente como corresponsables dentro del aula que sustenten y hagan valer el proceso, donde el trabajo de dirigir por competencias se realice sobre una acción directiva escolar éticamente garante del sistema educativo; hasta los presentes instantes, preexiste una gran susceptibilidad por la insuficiencia en la dirección educativa escolar rural, dado a que los contextos educativos están formalizados y regulados por reglas y normativos formulados por reglas que no se consustancian con lo escolar rural, limitando la intención y función de indagar al máximo los beneficios individuales y colectivos que puede aportar el uso de un nuevo modelo de dirección, que permita cambiar el aislamiento al cual ha sido sometida la escuela rural con la asignación de coordinadores con función directiva sin la formación y experiencia requerida.

Para un docente coordinador con la responsabilidad de hacer dirección, desafiar lo actual, implica, apropiarse de los nuevos paradigmas dirección, es realizar dirección en consonancia a las organizaciones socio-educativas rural, adoptar cualidades y conductas más participativas, protagónicas y más estratégicas, sustentadas y orientadas por el trabajo cooperativo, por procesos de enseñanza y de aprendizaje en equipo que de origen a transformaciones más coherentes y adecuadas a las necesidades e intereses de la realidades escolares rurales. Para dar sentido, forma y fondo a este desafío, es notable conocer y proporcionar un comienzo por efectuar mejoras al proceso de dirección a la institución educativa rural. El docente coordinador como gerente educativo debe estar interesado, oportuno y abierto a producir cambios, a no cerrarse a la ocasión de prosperar en el contexto de dirección educativa porque solo a través de esta condición, puede esforzarse por desempeñar una gestión efectiva. La Dirección educativa en la escuela rural representa un desafío como modelo instrumentado básico para conseguir resultados como un estilo de trabajo versado de organización escolar, a lo que se puede decir, que la dirección educativa en lo rural como proceso de alineación, utilización de talentos humanos y recursos, se puede lograr objetivos pre-formulados desde una escuela eficiente, desde donde el coordinador como gerente educativo, dirija su bloque organizacional hacia el provecho de los objetivos y resultados para una continua exaltación para estimular, inspeccionar, orientar y premiar continuamente la tarea desarrollada y producir de forma optimizada la acción y función de dirigir Para complementar lo expuesto, hay que reflexionar acerca de los procesos de dirección atenientes a un docente coordinador con función directiva en la escuela rural, a la que tiene que responder a partir de las tareas de: planificar, organizar, coordinar y evaluar, sin estas tareas, su función será aislada, conformista y retraída sin causantes de cambios. Como líder en la escuela rural, es necesario que posea una cualidad receptiva, reflexiva e interpretativa de la presencia de dificultades, que no se quede en la insensibilidad y simplificación de lo que representa dar alternativas de solución a las situaciones que generan estos problemas, más bien debe indagar en las potenciales disyuntivas que coexisten para remediarlos, en tal caso, al momento de considerar las alternativas y planificar, es relevante que haga énfasis en los instrumentos, modelos, matrices que permitan alcanzar una perspectiva despejada de las opciones a seleccionar, no obstante, existen nuevos materiales que admiten valorar el estudio de posibilidades de modo más seguro.

En consideración a las precedentes argumentaciones indicadas del coordinador de la escuela rural con función de dirección, como en referencia a los desafíos que debe asumir, lo novedoso seria que dentro de sus retos, emplee un sistema operativo de dirección orientado por la práctica y manejo metodológico de habilidades directivas que aprueben de manera eficaz, efectiva, el planear, organizar, sistematizar y evaluar la realización de una gestión estratégica en función a actividades y tareas pertinentes para conseguir activar el carácter escolar, la validez administrativa, garantía participativa socio-educativa y la trascendencia histórica, educativa y cultural que tanto hace falta a la escuela rural.

La señal que actualmente envía la escuela rural sobre las debilidades de dirección educativa que enfrenta, es un indicador latente por contactar e implementar nuevas tendencias estratégicas de gestión escolar, evidente señal que aún no ha sido captada, con la cual se pudiera esclarecer la idea de que tal situación, deriva del hecho de muchos llamados coordinadores con función directiva como gerentes, nunca se han sentido identificados ni responsables con los saberes, metodologías, actividades, tareas, propósitos, insuficiencias y exigencias educacionales de la organización y personal, lo que trae como consecuencia la indisposición que ha ensimismado de insensibilidad, apatía y de inactividad a la escuela rural y a todos quienes participan de su escolarización.

En este momento, urge de un desafío de dirección en la escuela rural que orientado al estudio de ¿Cómo se está consumando y en qué medida la gestión escolar ha dejado de lado acciones puntuales?, ¿Qué se está haciendo en realidad?, ¿Cuál es la responsabilidad de los agentes directivos en cuanto a determinar verdaderamente lo que ha desintegrando el proceso de dirección?, ¿Dónde queda su participación, asistencia y aporte de alternativas y soluciones a las dificultades que en el presente no se les desafía?.

Ahora bien, el docente coordinador de la escuela rural con función directiva, dentro de una mirada de futuro, tiene la oportunidad de desafiar el modelo tradicional de dirección a partir de un riguroso y enriquecido estudio de gestión educativa que desde una concepción y praxis teórica-metodológica de nuevos modelos, hará sencillo cualquier procedimiento al leer y entender la lógica tácita de cambiar la escuela rural hacia un centro fortalecido y reconocido; en la experiencia, el día a día se presenta como incontables retos por ver su acción con inclinación a lo alto, donde el proceso de gestión tome validez y efectividad en función del merecido crecimiento que ha de ostentar la escuela. No hay la mínima incertidumbre de nuevas interpretaciones hacia los cambios por nuevos retos y se prepare con decisión e idoneidad para desafiar con éxito el futuro de su gestión si considera dignamente que los cambios se consiguen si evolucionan las cualidades y los signos de dirección a partir de varias situaciones importantes en la escuela, para dar una nueva alineación a las operaciones, condiciones y ejecuciones de dirección; es decir, que tan pronto se apliquen los nuevos modelos y acciones, logrará a largo plazo una nueva forma de mirar y pensar la coordinación escolar rural.

Se considera importante dentro de los desafíos, partir de una dirección trascendental de modo abierto, de manifiesta voluntad, con visión pronosticada, crítica y con disposición al cambio, que se modele a partir de las concepciones de diplomacia organizacional, programación y orientación indispensable para constituir una plataforma de trabajo imprescindible; este enfoque estratégico, no hace antigua a la dirección tradicional, más bien le aporta elementos interesantes establecidos por nuevas ordenaciones y líneas para mejorar la acción de gestión. Este enfoque sustentado en nuevas estrategias para optimizar la actividad educacional tiene que caracterizarse por:

  • Buscar los beneficios de las cualidades comunicativas para la discusión, socialización, consenso y dirección altamente significativa.

  • Basar la acción estratégica de gestión en una orientación prospectiva, para prever las acciones y tareas futuras factibles.

  • Sostener la dirección escolar a partir de un consistente ordenamiento de funcionalidad que se sustente en principios y valores como condición axiológica.

  • Pasar de gestiones retroactivas a proactivas, de manera de predecir a los cambios que con seguridad fortalecerán la acción de gestión.

  • Compensar la insuficiencia organizacional de trabajo socio- educativo, con estrategias de socialización, unidad, cooperación y estímulos de éxitos.

  • Adquirir un modelo activo de interrelación de dirección donde predomine las unidades que dan forma y estructura a la escuela rural para dar dinamismo y movimiento a la gestión con designaciones responsables y objetivas a la organización como componentes de cambio.

  • Estudiar las complicaciones conflictivas de las situaciones presentes debido a la carencia de estrategias y procedimientos de gestión que no han favorecido el ahondar en un diagnóstico valioso y recurrente que permita impactar y movilizar la escuela.

  • Precisar un camino o el rumbo que debe seguir la escuela, para poder determinar hacia dónde ha de dirigirse en función de una orientación más asertiva.

  • Favorecer la realización de una dirección de integración, intervención, responsabilidad, progreso, crecimiento y sustentabilidad educativa.

  • Considerar el conjunto de particularidades y cualidades para aunar esfuerzos para el dominio y consentimiento profesional de dirigir, para garantizar con firmeza toda toma de decisiones mancomunadas, con determinantes estratégicos en favor de los posibles avances educacionales y de gestión.

  • Admitir las acciones de dirección como un carácter constituido por porciones de un mismo procedimiento.

  • Constituir responsabilidades dentro una tendencia observadora en contraste con la orientación estratégica.

¿Por qué prestar cuidado a estas caracterizaciones en cuanto a los desafíos que debe considerar el docente coordinador?, si reflexionamos en cuanto a que la escuela rural actual es en esencia una institución escolar donde predominan los modos de dirección caracterizados por los llamados estilos tradicionales que permanecen encerrados en un contexto de funcionalidad única que la mantiene distanciada del argumento de una responsabilidad de dirección educativa no consustanciada con sus situaciones, posiciones y debilidades dadas las inexactitudes de procesos de gestión que no han satisfecho las instancias socio-escolares como emprendedoras para alcanzar la garantía necesaria que sobrelleve a salir como organización mancomunada con herencia y alineación a los procedimientos de dirección educativa que inste a proponerse misiones y visiones sobre la base de progreso y evolución para constituir su propia cultura, historia, modelo de dirección estratégica para surgir airosa y convertirse en una escuela con particularidades, necesidades, intereses, con valores y significancia de primer orden.

Hay una demanda histórica en estos momentos de una perspectiva futura de gestión en la dirección de la escuela rural, la posibilidad de contar con un docente coordinador que prospere como líder socio-educativo con competencias para asumir una nueva conducción escolar que consienta interpretar la importancia de nuevos modelos de dirección que permitan asumir la oportunidad de trabajar con condiciones de gestión democratizadoras más indispensables, concentradas en un sentido de responsabilidad cooperativa en equipo, dará autenticidad al sistema de dirección a desarrollar dentro de nuevas modalidades de pensar, sentir y actuar como coordinador con función directiva, lo que conduce a aplicar y adquirir una gestión escolar más dinámica y segura; para dar forma a una nueva escuela dentro de este desafío, se demanda docentes y animadores profundamente comprometidos con este desafío, donde el desempeño, las capacidades, la creatividad y uso de un trabajo de dirección idóneo que se exprese como alternativa para el cambio satisfactorio de los procesos de enseñanza y de aprendizaje en la escuela rural. Los desafíos actuales del coordinador con función directiva en la escuela rural, representan el conjunto de intencionalidades por cambiar el sistema de dirección a partir de tareas y acciones diseñadas con visión de necesidades de futuro, este interés de los desafíos están en relación a la adquisición de una formación práctica científica y técnica dirigidas a lo que se debe pensar por generar una educación más coherente y pertinente a lo escolar rural exhaustiva y dispuesta que aporte universos de funcionalidad que mejoren al ser humano en todo su sentido humanístico.

CAPITULO V

Consideraciones finales

Frente a la actual realidad educativa nacional, la escuela rural sigue siendo la misma escuela en la cual se continua desarrollando un modelo tradicional de gestión escolar, esta caracterización de prolongación ha establecido cimientos culturales-históricos-educativos inmutables, sigue aislada gracias a un sistema de condicionantes de desarrollo educativo basado en la observación y práctica de un estilo de formación centrada en el despliegue de un conjunto de tareas dirigidas a reproducir y regenerar las mismas necesidades de un pensamiento, sentir y actuar conformista; la escuela no ha cambiado, ni los alumnos, ni los docentes, ni los representantes, ni la comunidad, todo sigue igual, el programa vigente curricular tiene las mismas directrices epistémicas, etnográficas, sociológicas, psicológicas y filosóficas de los programas aplicados hace diez a quince años atrás.

Es evidente que la función de dirección no ha contribuido con el progreso y crecimiento de la escuela rural, a bien que últimamente se han instalado planes educativos como el programa "Canaima", "Todos las manos a la siembra", "El Plan Café", iniciativas que han tenido como objetivo cultivar a los participantes de la escuela rural en conocimientos que muy bien ellos conocen y ejecutan con perfección; estas inventivas no han dado los resultados esperados, no se le ha hecho un seguimiento, control, evaluación desde una posición, visión o misión de dirección escolar que afirme que existen resultados por lo menos positivos o alentadores que muestren que la escuela ha dejado de ser un centro educativo para el acopio o fabrica reproductiva de saberes reproducidos.

El docente coordinador con función de dirección designado para cumplir con esta tarea, da muestra que carece de nociones y estudios de formación básica en gestión escolar, lo que ha traído como consecuencia un quehacer rutinario y cotidiano de concebir la dirección escolar, donde la voluntad y disposición por contribuir con un cambio continúan sujetas al hacer elemental de las directrices del director del núcleo, quien ejerce el poder y la autoridad sobre las realidades del coordinador y escuela; este coordinador al saberse que es una figura temporal sin garantía de estabilidad y continuidad de trabajo, realiza las pocas actividades de dirección sobre situaciones esporádicas sin intereses por atender u ocuparse de inventar en gestión, lo que en consecuencia, reduce la función de dirección a meras y simplificadas tareas administrativas.

En la escuela rural no hay gestión, dirección, administración, control o toma de decisiones inherentes a las necesidades e intereses reales del plantel, existe mucha improvisación y una especie de desconocimiento genérico de cómo actuar, qué, cómo, con qué, cuándo y dónde hacer gestión por no contar o poseer el debido estudio y formación en gestión escolar para ejercer tan importante trabajo de dirigir una escuela rural; es cierto que hay pocos coordinadores que observan cierta disposición por emprender tareas de dirección, pero en la mayoría de los ejemplos que se puedan citar, todos están enmarcados en normativos de autoridad, disciplina, mando y poder, perfiles tipológicos que han ido en menoscabo del proceso de dirección en la escuela rural.

Ante estas apreciaciones, los desafíos formulados juegan un papel fundamental por enfrentar las posiciones encontradas e instaladas de hacer gestión en la escuela rural, los desafíos buscan primeramente tocar y movilizar al docente responsable de coordinar con función de dirección hacia la adquisición y aplicación del pensamiento valorativo de lo que significa su asignación, considerando que para poder llevar a cabo labor como esta, debe buscar las estrategias de estudiar y formarse como gerente escolar, donde alcance las preparaciones y experiencias recurrentes a conseguir cambios actitudinales, profesionales y como docente directivo, encausar decididamente un plan estratégico que contribuya a su transformación y dominio, de manera que surja como líder con propiedades, características y voluntades humanísticas, sociales y educativas; crear un perfil de trabajo que sea reconocido como estratega, que desafié de forma integral el modelo tradicional de gestión escolar rural al posicionarse y usar ideas innovadoras, de procedimientos consustanciados con la realidad de transformar la organización escolar en un centro generador de oportunidades, de integración y participación activa que permita llevar a cabo un estilo de gestión que transforme el hecho educacional; para este docente es imperioso estudiar encontrarse con oportunidades donde se nutra en cuestiones de gestión como jornadas, talleres, seminarios, entre otros.

Es de sumo interés para el docente que coordina bajo responsabilidad directiva, afrontar la ordenación del quehacer de dirección que regula y sistematiza las imposiciones de directrices, es de suma importancia porque tiene que hacer valer las realidades problemáticas y las alternativas que les corresponde considerar y atender de acuerdo a la ejecución metodológica de estrategias que ayuden a enfrentar con debidas competencias, lo instalado por gestión; demuestre astucia para no pecar de ignorante según las reglas imperativas en la metódica de dirección formada y colocada como normas únicas; estos retos por desmovilizar las fraguadas y fallidas acciones tradicionales de dirección, representan la oportunidad profesional de confrontar con determinismo el presente que envilece la escuela rural.

Al cambiar el docente coordinador, con seguridad el proceso de gestión abre las posibilidades de enfrentar con seguridad la rigidez gestionaría paritaria y estreñida que ahoga las alternativas de cambio socio-educacional de la escuela rural, para favorecer el diseño, planeación, programación, ejecución y evaluación de nuevas acciones, acciones puntuales por dirigir la organización a un inesperado proceso de desarrollo y crecimiento que permitan sacar la escuela de inopia, sedentarismo y conformismo de formar personas solo para vivir y existir en función a un espacio, lugar, área sin más limitaciones que quedarse por siempre en lo rural.

La imperiosa necesidad de que el docente coordinador busque formación en gestión escolar, es de suma importancia, los nuevos conocimientos vendrán a fortalecer la experiencia, visión, actuación, fortalecimiento de las competencias y perfiles de dirigir una organización escolar rural, sobre el hecho de poder confrontar de manera decidida la dirección que ha marcado y suscrito la escuela en una inerte temporalidad y con la cual se sigue claustrando el proceso educativo a eventualidades, repeticiones, reproducciones para obtener cada año los mismos resultados.

Desafiar los modelos instalados y empleados como instrumentos administrativos, control y evaluación fotocopiada a diario, es un reto por cambiar y mejorar los esquemas, sistemas, diseños de las planificaciones en función a promover actividades educacionales más interesantes, todo esto sobre la base de gestiones con las que se pueda mirar cómo trabajar con optimismo la ejecución de posibilidades de innovación, dado que la escuela no puede seguir en las mismas condiciones de funcionamiento.

La labor del coordinador con función directiva en la escuela rural, debe estar centrada en diseñar un procedimiento de gestión de formación educativa muy relacionada con la actualidad escolar rural, sujeto a la visión de los requerimientos de cambio a futuro, así mismo, no condescender solo en una mera alineación práctica científica y técnica, sino que más bien, preocuparse en lograr una educación más completa e idónea de perfeccionar al humano en su total significado. A todas estas observaciones, este coordinador debe asumir un proceso de indagación crítica e intrínseca a los procesos de dirección, pensando siempre en la escuela rural con apremio a su disposición hacia el uso de nuevos modelos de investigación de manera de conjugar, organizar y aplicar alternativas que permitan mejorar su desempeño como gerente educativo. Tomando en cuenta todo lo dicho y en la mesura de formarse como coordinador directivo, lo hace críticamente reflexivo para actuar decididamente ante cualquier problemática; en este desafío, puede constituir y concebir diseños de operaciones de trabajo direccional para convertir sus cualidades en actos gestionarios que ayuden a proceder en cualquier ambiente de la vida escolar y conseguir remediar dificultades internas y externas en la organización.

Hallar puntos frágiles dentro de la tradición cotidiana de hacer dirección, es un desafío por continuar y acentuar un interés por las indagaciones sobre lo que está sucediendo en la escuela en cuestiones de dirección, todo esto siempre bajo la orientación y soporte de una práctica de investigación de gestión escolar medular que admita cultivarse de las experiencias educativas y poder deliberar sobre aquellas funciones que cumple de acuerdo a la organización, lo que conlleva a no resistirse a los cambios, lo que significa mover esa firmeza paciente hacia una voluntad activa de forma de pasar de un extremo a otro la idea de gestión escolar de investigación, a un proceso dinámico, proceso que hasta estos momentos ha estado ausente en los planteles educativos rurales; de situarse el coordinador dentro de estas acciones, esto activará la trasferencia de conocimientos y saberes que rompan con la domesticación e imposición del modelo tradicional de gestión.

Activar los desafíos representa para el docente coordinador, docentes, estudiantes y escuela rural, posesionarse decididamente con la fortaleza de enfrentar de manera innovadora la exploración, diagnóstico y planificación de los procesos de enseñanza y de aprendizaje en orientación con estrategias administrativas, dirección, control y evaluación sustentadas en un proceso de comunicación positiva, cuyo fin será conseguir la participación activa, constante y continua de un modelo de información de gestión escolar dirigido a solventar dificultades, contrariedades y pérdidas que en ocasiones someten el trabajo de dirección al fracaso.

Desafiar el modelo tradicional de hacer dirección en la escuela rural, es incitar a la calidad de una aproximación más valorativa por parte del docente coordinador en cuanto a sus funciones para lograr impulsar el compromiso gestionario en conjunto a la organización y con apremio al ejercicio de un proceso de dirección educativa eficaz, de manera de echar una mirada entusiasta y optimista a la creación estratégica afianzada por la confianza e independencia para resolver inconvenientes que limitan en el presente su formación personal y profesional como gerente educativo.

Los desafíos, no son meras propuestas o inventivas, son actos cognitivos reflexivos-críticos sustentados por realidades, análisis, interpretaciones derivadas del conocimiento y experiencias de trabajo de la autora de la investigación, que a partir de estudios, revisiones documentales, intercambio de conversaciones y vivencias sucedidas durante sus años de servicio y desempeño de este tipo de responsabilidad, conjuga los desafíos como oportunidades responsables por aportar conocimiento en cuanto a las posibilidades estratégicas por remover, minimizar o erradicar el modelo tradicional de gestión en la escuela rural, modelo que ha perpetuado al coordinador y su organización escolar a simples situaciones superficiales, incoherentes e irrelevantes formas de hacer dirección.

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UNIVERSIDAD PEDAGÓGICA EXPERIMENTAL LIBERTADOR.

INSTITUTO PEDAGÓGICO DE MATURIN.

DESAFÍOS EN LA GESTIÓN ESCOLAR DEL DOCENTE COORDINADOR DE ESCUELAS RURALES CON FUNCIÓN DIRECTIVA.

Trabajo presentado como requisito parcial para optar al Grado de Magister en Gerencia Educacional.

Autora: Prof. Mery J. Márquez. Tutora: Dra. Ana Brito.

Maturín, julio 2014.

Universidad Pedagógica Experimental Libertador.

Instituto Pedagógico de Maturín.

Maestría en Gerencia Educacional.

Núcleo Maturín.

DESAFÍOS EN LA GESTIÓN ESCOLAR DEL DOCENTE COORDINADOR DE ESCUELAS RURALES CON FUNCIÓN DIRECTIVA.

Tutor: Dra. Ana Brito.

Fecha: Julio 2014.

 

 

 

Autor:

Partes: 1, 2, 3, 4
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