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El incremento de los desafíos éticos derivados de las Ciencias



Partes: 1, 2

  1. Resumen
  2. Introducción
  3. Desarrollo
  4. Conclusiones
  5. Recomendaciones
  6. Bibliografía

Los estudios sociales de la ciencia y la tecnología, también denominados estudios sobre ciencia, tecnología y sociedad o estudios de ciencia, tecnología y sociedad (CTS) tratan de cómo los valores sociales, políticos, y culturales afectan a la investigación científica y a la innovación tecnológica, y de cómo éstas, al mismo tiempo, conmueven a la sociedad, a la política y a la cultura.

Precisamente el presente trabajo pretende abordar la temática del incremento de los desafíos éticos derivados de las interrelaciones de la ciencia, la tecnología y la sociedad cuyo objetivo es exponer una interpretación de la ciencia y la tecnología como procesos sociales y sus desafíos éticos, como complejas empresas en que los valores culturales, políticos y económicos ayudan a configurar su relación y cómo incide sobre dichos valores y sobre la sociedad que los mantiene.

Palabras claves:

Ciencia, tecnología, ética, bioética, valores.

"La supervivencia humana depende de nuestros esfuerzos para cuidar nuestro planeta y su futuro[1]

En la época actual es creciente el desarrollo científico y cada vez más aventurado el impacto de sus resultados en la esfera social, mucho más peligroso si se tiene en cuenta la necesidad de sus beneficios y la creciente demanda de su utilización en la vida práctica. Hiroshima y la carrera armamentística atómica, fueron la chispa que en su momento desencadenaron las críticas a las tecnologías. Fue el signo de la angustia y la amenaza apocalíptica de lo que podría provocar el uso de la ciencia como un fin en sí mismo. Más adelante los grandes avances de la biología y la medicina han ido provocando una intensa reflexión filosófica, especialmente en el área de la bioética.

Muchas han sido las interrogantes de poetas, filósofos y los propios científicos sobre las medidas de seguridad y las reglamentaciones en cuanto a la forma de utilización de los resultados de las ciencias. Desde entonces, en la mayoría de los países industrializados se han adoptado reglamentaciones para imponer medidas de seguridad destinadas a "contener", tanto en el plano de las instalaciones físicas como en el de las experiencias biológicas, los peligros potenciales sin limitar por ello las propias investigaciones, además el progreso de las técnicas biomédicas ha planteado nuevos problemas, en el plano social como en el ético.

Los estudios sociales de la ciencia y la tecnología, también denominados estudios sobre ciencia, tecnología y sociedad o estudios de ciencia, tecnología y sociedad (CTS) tratan de cómo los valores sociales, políticos, y culturales afectan a la investigación científica y a la innovación tecnológica, y de cómo éstas, al mismo tiempo, conmueven a la sociedad, a la política y a la cultura.

Precisamente el presente trabajo pretende abordar la temática del incremento de los desafíos éticos derivados de las interrelaciones de la ciencia, la tecnología y la sociedad cuyo objetivo es exponer una interpretación de la ciencia y la tecnología como procesos sociales y sus desafíos éticos, como complejas empresas en que los valores culturales, políticos y económicos ayudan a configurar su relación y cómo incide sobre dichos valores y sobre la sociedad que los mantiene.

"Sólo el principio de responsabilidad podrá devolver la inocencia perdida por la degradación del medio ambiente y por la explotación de la energía atómica, y encauzar las enormes posibilidades de la investigación genética. Bajo estos parámetros de responsabilidad el hombre y el mundo salvarán su libertad y saldrán invulnerables frente a cualquier amenaza o ingenuidad de nuevos poderes[2]

Para hablar de los desafíos éticos derivados de las interrelaciones de la ciencia, la tecnología y la sociedad es importante determinar primero algunos presupuestos importantes que se expresan en las diferentes esferas de esta realidad. Los estudios actuales de las ciencias, tecnología y sociedad han demostrado cada vez más el vínculo directo de las mismas.

¿Qué es la Ciencia? Es difícil dar una definición precisa y acabada, existen muchas definiciones pues algunos lo analizan desde el punto de vista metodológico y no ven su vinculación con la práctica social e incluso con la cultura y hasta la ideología, por eso la autora se acoge a la definición que da Núñez Jover Jorge en su artículo "De la ciencia a la tecnociencia: pongamos los conceptos en orden" en el cual plantea lo siguiente:

"Se le puede analizar como sistema de conocimientos que modifica nuestra visión del mundo real y enriquece nuestro imaginario y nuestra cultura; se le puede comprender como proceso de investigación que permite obtener nuevos conocimientos, los que a su vez ofrecen posibilidades nuevas de manipulación de los fenómenos; es posible atender a sus impactos prácticos y productivos, caracterizándola como fuerza productiva que propicia la transformación del mundo y es fuente de riqueza; la ciencia también se nos presenta como una profesión debidamente institucionalizada portadora de su propia cultura y con funciones sociales bien identificadas[3]

En ella tiene en cuenta a la técnica, la sociedad en todas sus dimensiones. No es solo la acumulación de conocimientos teóricos, pues como plantean algunos autores, la ciencia es actividad y es saber por lo cual no pueden verse por separados. La ciencia está desde luego en el conocimiento creado por ella, pero hay que verla además como parte de los procesos de institucionalización y profesionalización que es capaz de generar con su acción, es por ello que algunos científicos como Barnes (1999) reconocen su dinámica y actividad en el proceso de su desarrollo y su integración dentro del sistema total de las actividades sociales, visto como ciencia – política, ciencia – ideología, ciencia – producción, en general desde esta concepción solo toma sentido cuando se tiene en cuenta como un todo orgánico.

Por tanto el conocimiento es visto como parte esencial del propio desarrollo humano resultado de la acción del hombre sobre la realidad concreta y solo de esta relación es que se puede llegar a entender el desarrollo histórico de la ciencia, de cuyas relaciones refleja las realidades y representaciones que confirman o refutan los esquemas conceptuales existentes cuyos resultados guardan una relativa independencia con el sujeto que investiga lo que le confiere mayor autenticidad a los resultados. La ciencia no es mero calco de la realidad. Todo lo cual demuestra la relación sujeto- objeto y sujeto- sujeto como método del conocimiento científico y la epistemología: verdad, objetividad, explicación, argumentación y demostración entre otros.

Al no ser el sujeto de la ciencia un individuo aislado, sino la sociedad toda, se hace necesario estratificar los diferentes sujetos para identificar en correspondencia con el comportamiento de su actividad cognoscitiva a qué comunidades científicas, profesionales, tanto nacionales como internacionales corresponde. Estos elementos son importantes para determinar el sistema de valores, sus paradigmas así como las contradicciones en los objetivos, métodos y aplicación de los resultados de la ciencia.

En la explicación de la ciencia hay que evitar las dos posiciones extremas que Foucault denomina "extrapolación genética reduccionista" y "extrapolación epistemológica reduccionista". En la primera se privilegia el efecto de las fuerzas y dinámicas socioeconómicas sobre el cambio científico, mientras que en la segunda se acepta la autodeterminación de la ciencia y con ello su autonomía.

…"hay que partir, pues, de la idea de que la producción científica ocupa un lugar bien determinado en la sociedad que condiciona sus objetivos, los agentes y el modo de funcionamiento. Práctica social entre otras, irremediablemente signada por la sociedad en la que se inserta, contiene todos los rasgos y refleja todas las contradicciones, tanto en su organización interna como en sus aplicaciones […] Se trata pues de verdaderas relaciones de constitución entre la ciencia y la sociedad[4]

¨-¿Qué relación tiene todo esto con la tecnología?:

"Tecnología: del griego clásico techné, tarea, realización, el 'hacer' en sentido amplio). Por el contrario, pasó a ser sin más sinónimo de ciencia, de saber. Por cuestiones histórico-sociales determinadas el mundo moderno -el capitalismo, el mundo de la industria que se basa en los saberes científico-técnicos- la ha entronizado, pudiendo decirse, sin exagerar, que vivimos una cultura de veneración de la tecnología. Desarrollo técnico es sinónimo de progreso en el conocimiento. Casi como respuesta condicionada a un estímulo, decir tecnología evoca avance triunfal de la ciencia. Y ciencia no es lo mismo que tecnología[5]Como ya se ha visto cada época histórica, cada organización social, tiene su correspondiente tecnología; y en correspondencia, cada pueblo desarrolla una determinada capacidad para asegurar su subsistencia. O sea, la tecnología: la forma en que se organiza el trabajo.

"'El ser humano ha llegado a ser, por así decirlo, un dios con prótesis; bastante magnífico cuando se coloca todos sus aparatos, pero éstos no crecen de su cuerpo, y a veces le procuran muchos sinsabores" decía con razón Sigmund Freud.

Los tiempos han cambiado de verdad: el rechazo a la responsabilidad social de los investigadores resulta cada vez menos frecuente. El nuevo contrato requiere que los problemas que los propios adelantos de la investigación científica imponen a la sociedad sean tomados en cuenta, de ello depende no sólo el futuro de la humanidad, sino la supervivencia de la humanidad en un planeta cuyo desarrollo, corre el riesgo de no ser "sostenible".

Ya desde finales del siglo XX el reconocimiento de que se requería un nuevo "Contrato social para la ciencia" (Lubchenko, 1997) con el fin de abordar una nueva situación mundial, para tratar los asuntos como se venía entendiendo en la ciencia, ya no bastaba, porque ya el mundo del siglo XX era un mundo fundamentalmente diferente de aquel en que se había desarrollado la empresa científica, lo que explica la complejidad de mundo actual. La ciencia moderna, con su metodología característica y su ubicación social, está volviendo a situarse como una parte de este todo enriquecido. Aquellos cambios en la ciencia no han sido independientes de los procesos históricos en el campo económico, tecnológico, social, cultural y medioambiental. Los cambios reflejan e influyen en la práctica social y en la imagen pública de la propia ciencia.

Ya después de los años 92 el mundo ha experimentado un periodo de extraordinarios disturbios que reflejan el nacimiento y la intensificación de profundos cambios económicos, sociales, políticos y culturales relacionados con la revolución técnica económica. Además, la velocidad y la magnitud del cambio global, la creciente interacción de los sistemas sociales y naturales a nivel planetario, y la progresiva complejidad de las sociedades y de su impacto en la biosfera, da como resultado un alto nivel de incertidumbre y de impredictibilidad, que han planteado nuevas amenazas (y también nuevas oportunidades) para la humanidad. Por otro lado, las tendencias actuales son insostenibles (tanto ecológica como socialmente). Se ha reconocido oficialmente la necesidad de un cambio de dirección en la Cumbre de la Tierra, celebrada en junio de 1992. Sin embargo, aún no se ha definido claramente la nueva dirección y la mayoría de los debates y recomendaciones siguen estando muy compartimentados.

La complejidad de las situaciones y problemas ha aumentado rápidamente en los últimos años y la extensa literatura que desde el siglo pasado está planteando los riesgos tecnológicos y la necesidad de que la investigación científica promueva una actitud reflexiva ante los mismos, plantea desde el siglo XX las siguientes líneas de razonamiento:

• Los procesos naturales son vulnerables a las perturbaciones.

• La búsqueda de conocimientos es un proceso de intervención que, a través de aprender haciendo, proporciona conocimientos acerca de las posibilidades de transformaciones inducidas y sus resultados pueden ser impredecibles.

• En el proyecto científico se espera que estas posibilidades de transformación puedan ser dominadas en el sentido de poder controlarlas.

• Se corre el riesgo de que las consecuencias descontroladas y a veces arrolladoras de las intervenciones no puedan evitarse.

De todo ello se infiere la imperiosa necesidad de mejorar el conocimiento y análisis, y contribuir a armonizar las complejas interrelaciones entre la ciencia, la tecnología y la sociedad. Teniendo en cuenta que la ciencia y la tecnología son, ante todo, procesos sociales que requieren de la educación de las personas en la llamada "sociedad del conocimiento", "sociedad tecnológica" o cualquier otra denominación, siempre simplificadora, que se prefiera, pero dejando claro que la actividad científica no puede estar desligada de la tecnología, por cuanto esta última supone un proceso social estrechamente unido a ella .

El momento en que se abre este debate, el escenario social está caracterizado por enormes desafíos para la humanidad: la pobreza, la marginación, el crecimiento poblacional, las migraciones humanas, la urbanización incontrolada, el deterioro medioambiental, la insuficiencia en la producción de alimentos, la violencia, la drogadicción, las enfermedades emergentes (SIDA) y re-emergentes (cólera). Son problemas que no tienen fronteras y a los que la ciencia está llamada a buscar soluciones y propuestas, así como lograr concertaciones entre los estados porque hay un problema esencial sobre el cual Fidel Castro se refirió en la cumbre de la tierra: la concentración de la riqueza.

En el momento actual los desafíos de la Ciencia la tecnología y la sociedad están relacionados con la posibilidad de que la humanidad haya acumulado valores éticos, inteligencia y voluntad suficientes para revertir el proceso, máxime cuando el poderío económico y militar descansa en la ciencia y la tecnología, cuya consecuencia esencial ha sido el desarrollo de un armamento militar cada vez más sofisticado en los países más desarrollados. El auge de la transnacionalización de la economía mundial y participación creciente de los estados y las empresas trasnacionales en la generación y difusión de las nuevas tecnologías han tenido efectos culturales extraordinarios. El sector informático ha alcanzado gran poder en la organización del trabajo, de gestión, de administración pública, de interrelaciones humanas. Los países, empresas y ciudadanos informatizados tienen enormes ventajas sobre los que se rezagan en ese campo. El control de las fuentes de información: bases de datos, agencias de noticias, etc., es esencial en la competencia económica y la lucha por el poder.

Los efectos del desarrollo de los medios de comunicación sobre la conciencia de las personas y los valores culturales de países y grupos sociales, los procesos de polución electrónica de las conciencias pueden acarrear consecuencias insospechadas, así como los efectos ambientales y el daño al medio ambiente que genera la tecnología, pone en peligro la supervivencia humana.

Los cambios tecnológicos son experimentos sociales que requieren proyección y control social. Sus actores necesitan una mentalidad y una visión social que debe ser educada, en consecuencia, la investigación y educación en ciencia y tecnología, la formación de personas altamente calificadas en esos campos, el robo de cerebros, se convierten en acciones priorizadas para estados y empresas.

La verdadera tarea es ponerle un freno al proceso compuesto de concentración de recursos y marginación de personas, y el éxito en esta tarea requiere soluciones colectivas que si son posibles, pero también de la idea de que las soluciones a los desafíos de hoy demandan respuestas colectivas, romper con la cultura del individualismo que impide diseñar nuevas estrategias donde prime como criterio ético fundamental que regule toda actividad; el respeto al ser humano, a sus derechos inalienables, a su bien verdadero e integral: la dignidad de la persona.

Consideraciones sobre la ética y la bioética.

La ética es la reflexión crítica sobre los valores y principios que guían nuestras decisiones y comportamientos, en el caso de la medicina y la biología existen un grupo de normas y regulaciones que forman parte de la bioética, por ser un tema más amplio aborda los problemas morales derivados de los avances en las ciencias biológicas en general.

La bioética se diferencia de la ética, según algunos autores, en que no necesita la aceptación de ciertos valores tradicionales que son fundamentales para la ética. Tiene parte de un presupuesto básico para su reflexión moral, la promoción de la vida como condición, sin la cual, la existencia del ser humano y su mundo carecen de sentido.

(CF. Potter, 1971) presenta la bioética como el arte de enseñar a vivir con dignidad y libertad a todo ser humano en su mundo, para promover la salud, la justicia y la armonía con sus congéneres y con el ecosistema, a través de un diálogo múltiple y holístico, o sea la supervivencia de la humanidad y la calidad de vida, cuyas tareas primordiales son asegurar un futuro vivible para todo hombre, que promueva la investigación las actividades didácticas y la formulación de criterios justos sobre los límites de la legalidad en la intervención del hombre sobre la vida en general. Pero Edgar Morin (2000) plantea que también es un deseo que al que debe impregnarse una energía, pero también un desafío a lo fortuito.

La mayoría de los científicos entienden por bioética la reflexión ética aplicada a los conflictos morales que surgen en la práctica de la medicina. La bioética es, en primer lugar, ética práctica, que se construye a partir de dos saberes principales (la filosofía y la medicina), pero también tiene otros afluentes, como la sociología, la antropología, la psicología, la historia, el derecho entre otras y sugieren no confundirla con la moral, religión, medicina legal, ética médica o filosofía, que aunque existe cierta vinculación entre ellas, corresponden a áreas del conocimiento diferentes. Así, la Asociación Internacional de Bioética, en sus estatutos, define la bioética como "el estudio de los temas éticos, sociales, legales, filosóficos y otros relacionados, que surgen en el cuidado de la salud y en las ciencias biológicas[6]

Por la íntima relación que existe entre la bioética y la antropología, la visión que de ésta se tenga, condiciona y fundamenta la solución ética de cada intervención técnica sobre el ser humano. Precisamente sobre este tema la visón del Comandante en jefe Fidel Castro fue certero y seguro al vislumbrar estos desafíos:

"Se nos enseñaban los accidentes de la naturaleza, pero no se nos enseñaban los tremendos accidentes de la humanidad; se nos enseñaban las fallas de la naturaleza, pero no se nos enseñaban las fallas de la sociedad humana; se nos enseñaban los desniveles, los grandes desniveles de la naturaleza, de la tierra, mas, no se nos enseñaban los grandes desniveles de la sociedad humana; se nos enseñaban los picos de la sociedad, pero no se nos enseñaban los pantanos de la sociedad; se nos enseñaba que había una Ciénaga de Zapata, pero no se nos enseñaba que había mucha ciénaga social también en nuestra patria. Y que la tarea no era solo de orden material, sino que era también fundamentalmente una tarea de orden humano[7]

Realmente las sociedades que más riquezas y bienestar acumulan son precisamente las que más deben preocuparse por los riesgos y la seguridad en el uso de las ciencias y las tecnologías, de ahí que las nuevas reglamentaciones o el refuerzo de las reglamentaciones ya existentes reflejan un cambio en los valores individuales y sociales que la "tecnoestructura" (la del Estado, así como la de las empresas) está obligada a considerar.

Sin embargo la ciencia es en definitiva una forma organizada y más eficiente de obtención de conocimientos y experiencia en su contacto con la realidad y por tanto tiene que ser usufructo de todos los hombres sin distinción. "El deseo de saber_ decía Aristóteles_ es la definición misma del hombre"

Lo que explica que la búsqueda de un desarrollo sostenible requiere integrar factores económicos, sociales, culturales, tecnológicos, políticos y ecológicos. Requiere la cohesión favorable de los enfoques de desarrollo de los diferentes sectores teniendo en cuenta paralelamente los espacios locales y globales, y la forma en que interactúan, incorporando cambios en la manera de conducir el perfeccionamiento de las relaciones entre sociedad y naturaleza. Para la ciencia, esto implica que es necesario integrar a un nivel mucho más amplio un estilo de investigación interdisciplinaria.

Se requiere un enfoque verdaderamente integral tanto de la práctica como del método de la ciencia. Que pueda dar una respuesta eficaz a los problemas a que el mundo se expone hoy a causa de la irracionalidad con que se expone a un grupo de fenómenos; como las emisiones a la atmósfera de gases del efecto invernadero, las perturbaciones de los patrones climáticos; los procesos de clonación, donde la transmisión de la "edad biológica" de la célula es un fenómeno complejo; los fármacos cuyos "efectos secundarios" son impredecibles en el tiempo y varían de una a otra especie; el procesamiento genético y las posibles consecuencias para la biología de las poblaciones (incluyendo la posible fertilización cruzada de linajes genéticamente modificados y no modificados de plantas agrícolas comerciales); los experimentos sobre el ciclo del combustible nuclear; nuevos elementos químicos producidos o subproducidos para procesos industriales.

El carácter eventual de las posibilidades de producción o, en otras palabras, el reconocimiento, ya desde tiempos remotos, de las profundas consecuencias irreversibles que puede generar un resultado científico, hoy forman parte de las decisiones que a nivel social se tomen sobre determinados hechos y fenómenos para controlar sus efectos. Se ha comprendido que solo una ciencia de sostenibilidad, puede dar respuesta a los problemas globales de la sociedad a partir de poder obtener mayor información acerca de las complejas relaciones de la sociedad y la naturaleza, sin cuyo conocimiento sería imposible mejorar la comprensión y análisis, y contribuir a armonizar las complejas interrelaciones entre la ciencia, la tecnología y la sociedad.

El desafío es hoy de los sistemas políticos democráticos que deben valorar y apoyar decididamente el desarrollo de la ciencia y la tecnología, en tanto, fuentes de progreso social y de enriquecimiento cultural, debe ser de acceso para todos y estar en posibilidad de buscar alternativas y soluciones a los problemas esenciales de las naciones, priorizando a la población afectada por la pobreza; la ampliación de la ciencia como un componente de la cultura, así como el control social de sus resultados y la aplicación de la tecnología sobre bases éticas y morales que asegure la sustentabilidad medioambiental; el bienestar de las generaciones presentes y futuras, así como el perfeccionamiento de los niveles de vida de la población.

Se conoce que el conocimiento por sí mismo no transforma las economías o la sociedad, solo puede ocurrir en su vinculación con la tecnología e innovación que posibiliten su incorporación al sector productor de bienes y servicios, pues a su vez esos sistemas sociales conforman las redes de instituciones, recursos, interacciones y relaciones, mecanismos e instrumentos de política, y actividades científicas y tecnológicas que promueven, articulan y materializan los procesos de innovación y difusión tecnológica en la sociedad.

De ahí que los retos de la investigación científica en la mayoría de los países en desarrollo hacen necesario conjugar esfuerzos varios, que complementan la voluntad de cada sociedad nacional en la búsqueda de estrategias políticas de desarrollo científico sostenibles y socialmente valoradas debido a las diferencias que existen en la percepción social de la ciencia y tecnología, por corresponderse en estas sociedades con el nivel socioeconómico, de educación e información de las personas a partir de la desigual distribución social de sus beneficios. Solo logrando la efectiva atención de las actividades científicas y tecnológicas a la satisfacción de las necesidades básicas de la población podrán ser aceptadas, apoyadas y legitimadas por la sociedad.

Lo anterior guarda relación con el poder que la ciencia y la tecnología ofrecen, es tan enorme que uno de los desafíos mayores de nuestro tiempo es el problema del control social de la ciencia y la tecnología y su adecuada utilización, considerando integral y explícitamente sus dimensiones: humana, cultural, social, política, ambiental y económica.

Dentro de estos desafíos éticos se destaca la importancia de las estrategias políticas de ciencia y tecnología que el Estado debe estimular, siempre poniendo en práctica que toda investigación científica y la utilización del saber derivado de esa investigación debería tener siempre estos objetivos: lograr el bienestar de la humanidad, comprendida la reducción de la pobreza; respetar la dignidad y los derechos de los seres humanos, así como el medio ambiente del planeta; y tener plenamente en cuenta la responsabilidad que nos incumbe con respecto a la investigación científica, generación, difusión, transmisión y aplicación de conocimientos científicos y tecnológicos. Todas las partes interesadas deben asumir un nuevo compromiso con estos importantes principios.

Francois Rabelais (1494-1553) planteaba una máxima ética: "Ciencia sin conciencia no es más que la ruina del alma" y realmente es una idea válida si analizamos que la conciencia está relacionada con la razón, sabiduría, saber, cuidado, seriedad y todo ello a su vez tiene que ver con una moral, que de hecho responde a una ética, que es normativa y reguladora de comportamientos y conductas.

Desde finales del siglo XX se ha venido hablando y discutiendo en los distintos foros científicos de la necesidad de cambios ante el nuevo escenario en que se desarrolla la ciencia del siglo XXI planteado en documentos importantes como: La Cumbre de la tierra de 1992, cuyo informe final destacó el papel de los diferentes actores en la aplicación del desarrollo sostenible: mujeres, jóvenes y niños, los pueblos indígenas, las organizaciones no gubernamentales, autoridades locales, sindicatos, empresas, investigadores y agricultores. Fue también testigo de la aprobación de la Convención sobre el Cambio Climático, que afirma la necesidad de reducir las emisiones de gases de efecto invernadero que condujo a la firma en 1997 del Protocolo de Kyoto. La Declaración sobre los Bosques y el Convenio sobre la Diversidad Biológica, que supedita el uso de la herencia genética mundial a una serie de condiciones y presenta un primer nivel en este ámbito, también fueron ratificados en la Cumbre. Allí Fidel puso en claro las consecuencias que la humanidad ya estaba pagando por el uso indiscriminado de los recursos y el costo futuro:

"Una importante especie biológica está en riesgo de desaparecer por la rápida y progresiva liquidación de sus condiciones naturales de vida: el hombre. Ahora tomamos conciencia de este problema cuando casi es tarde para impedirlo. Es necesario señalar que las sociedades de consumo son las responsables fundamentales de la atroz destrucción del Medio Ambiente".

La Conferencia Mundial sobre la Ciencia para el Siglo XXI celebrada en Budapest (Hungría) del 26 de junio al 1º de julio de 1999, fue la oportunidad de adoptar un programa de acción para el siglo XXI, llamado Programa 21 (Agenda 21 en inglés) que enumera algunas de las 2 500 recomendaciones relativas a la aplicación de los principios de la declaración. Tiene en cuenta las cuestiones relacionadas con la salud, la vivienda, la contaminación del aire, la gestión de los mares, bosques y montañas, la desertificación, la gestión de los recursos hídricos y el saneamiento, la gestión de la agricultura, la gestión de residuos. Incluso hoy, el Programa 21 es la referencia para la aplicación del desarrollo sostenible en los territorios.

En la cumbre celebrada en Johannesburgo (Sudáfrica) del 23 de agosto al 5 de septiembre del 2002, se acordó mantener los esfuerzos para promover el desarrollo sostenible, mejorar las vidas de las personas que viven en pobreza y revertir la continua degradación del medioambiente mundial. Ante la pobreza creciente y el aumento de la degradación ambiental, la Cumbre ha tenido éxito en establecer y crear, con urgencia, compromisos y asociaciones dirigidas a la acción, para alcanzar resultados mensurables en el corto plazo. Su principal objetivo de la Cumbre era renovar el compromiso político asumido hace diez años sobre el futuro del planeta mediante la ejecución de diversos programas que se ajustaban a lo que se conoce como "desarrollo sostenible"

El derecho a la vida y, por tanto, el derecho a su protección contra la utilización de todo conocimiento que vaya en contra de la dignidad e incluso en contra de la existencia misma del hombre, es sin duda el más sagrado de los derechos y por su novedad se propuso que fuera reconocido en un nuevo artículo de la Declaración universal de los derechos del hombre:

-Primero, la adquisición de nuevos conocimientos no debe ser confundida con la utilización de esos conocimientos.

-Segundo, la utilización de los conocimientos adquiridos no debe estar sometida a las reglas anónimas e inexorables del provecho ni siquiera al pretendido interés superior de individuos o de clases sociales.

Sólo una declaración solemne que emanase de la más alta instancia, la ONU, ostentaría la autoridad necesaria para comprometer a todos los hombres. Es por ello que el Movimiento Universal de la Responsabilidad Científica propone añadir un nuevo artículo a la Declaración universal de los derechos del hombre, que debiera quedar así:

Artículo X. Los conocimientos científicos no deben ser utilizados más que para servir a la dignidad, a la integridad y al progreso del Hombre, y nadie puede dificultar su adquisición.

Parten del criterio de que esta redacción, muy general, permite cubrir todas las actividades humanas, pero sería deseable que la ONU se pronunciara también con solemnidad en un documento anexo sobre los puntos más precisos. Considerando tres campos: la utilización de las fuentes de energía, la protección del patrimonio genético de la humanidad y la no comercialización de ninguna parte del cuerpo humano.

Asimismo la utilización de las fuentes de energía, en especial la nuclear, ha sido objeto de numerosos debates. Controlar la utilización de la energía, protegiendo la humanidad contra sus efectos nocivos aunque sea los accidentales, es una imperiosa obligación. Las amenazas que pesan sobre la biosfera por su alteración de la biosfera, pero no son todavía irreversibles y por eso la lucha por el mantenimiento de un equilibrio a ese nivel se ha convertido para el hombre en una reivindicación tan fundamental como la de la libertad. Se incorporan también los progresos espectaculares de la genética que pueden ser beneficiosos en tantos sectores de la agroalimentación y de la medicina y permitirán, sin duda, tratar enfermedades de origen genético hasta ahora incurables.

Todas son consideraciones propuestas por el Movimiento Universal de la Responsabilidad Científica a la Organización de las Naciones Unidas para que se pronuncie solemnemente sobre estos tres puntos esenciales:

-toda fuente de energía debe ser utilizada sólo en beneficio del Hombre, sin que haya atentados a la biosfera;

-el patrimonio genético del hombre, en el estado actual de nuestros conocimientos, no debe ser modificado de forma hereditaria;

-ni el cuerpo humano ni sus elementos, células, tejidos u órganos tiene precio, y no puede, pues, ser fuente de beneficio.

"Declarar solemnemente el derecho a la protección de la vida y a la integridad del hombre será una nueva importante etapa del espíritu humano. ¿Hay acaso derecho más sagrado?"

Con estos fundamentos bien coordinados entre los científicos de todas las naciones, se puede lograr un freno moral contra todos los peligros que entrañaría el creciente desarrollo de la Ciencia y la tecnología sin contar con una verdadera ética que regule su relación con la sociedad y su empleo.

Los desafíos son realmente gigantescos, pero las oportunidades existen. El debate puede ciertamente contribuir a identificar las contradicciones y las oportunidades. Luego hay que escoger entre situarse, como diría el latinoamericano Massetti: "en el mundo de los que luchan o en el mundo de los que lloran". Lo primero requiere, además de ideas claras, de una voluntad política y un consenso social para hacer lo que es necesario dejando bien sentado que la función social más importante de la ciencia es la capacidad de fomentar una actitud racional y optimista, para analizar el presente e influir en el futuro, lo que es de gran importancia en el desarrollo tecnológico y social.

Todo esto pasa a nuestro modo de ver por lo que el Dr. Luis R Bombino (2008) llama la ética de la conciencia, una ética del científico que abarque "el conjunto de los principios que guían a este profesional en el proceso de su actividad cognoscitiva y el comportamiento que asume en el contexto de una comunidad científico determinada"

En esta concepción Bombino toma en cuenta la ética profesional como sistema de principios, normas, valores de la moral social que se hacen efectivos en el comportamiento del científico, a partir de que haya hecho suyo los valores y normas asumidos por la sociedad y se convierta en una convicción interna, personal que le permita asimilar la responsabilidad y asumir las consecuencias imprevisibles que puedan derivarse de su investigación, mucho más importante en momentos en que el progreso científico y tecnológico ha ido afianzando nuevos y grandes peligros sobre la humanidad y su supervivencia. Esto ha hecho aumentar el interés por cambiar modelos de las ciencias añadiendo valores que incorporen sentimientos, conciencia, una nueva ética de las ciencias basada en la confianza a partir de esos valores asociados a una conducta ética en la investigación y la producción tecnológica. Es decir unir al hombre en la ciencia y la técnica del bien.

Resulta interesante las propuestas de las bases de esta nueva ética que hace el Dr Bombino cuando parte de la idea de que hasta ahora el saber ha estado supeditado al poder cuando realmente debía equilibrarlo para que la ciencia en vez de servir a la fuerza, sirva únicamente a la razón. "La revolución reside en la juiciosa utilización del saber. Se trata pues, de establecer un orden científico que produzca los medios para la supervivencia digna _nutrición, sanidad, cultura…_de todos los hombres.

Esto llevaría a una ciencia muy lejos del armamentismo y de consumismo que conducen al holocausto de la humanidad. De ahí que la misión del científico tal y como lo proyecta el Dr, sería la de ser "vigías, capaces de anticiparse, capaces de prever y alertar. Ayudaría mucho a comprender los imperativos del momento una idea martiana que aunque de otro contexto se puede ajustar a este, donde expresa: "Se necesita ahora más que nunca, templos de amor y humanidad que desaten todo lo que hay de generoso en el hombre y sujeten todo lo que hay de vil"([8] )

Resumiendo, se imponen las siguientes conclusiones tomadas del análisis de las consideraciones del Dr Bombino y otros estudiosos sobre los desafíos éticos que emana de la relación de la ciencia, la tecnología y la sociedad; la responsabilidad, que como rama de la ética aplicada asume el conjunto de deberes cognoscitivos, morales, humanos, como ciudadanos específicos de la sociedad, representada en el hombre, desde el hecho mismo de hacer ciencia y de utilizar sus resultados donde intervienen, no solo científicos, sino también tecnólogos de diferentes disciplinas y otros profesionales tanto en la ciencia y la práctica tecnológica, a partir de ahí se deriva la necesidad imperiosa de elaborar una ética dirigida a los crecientes desafíos del desarrollo científico tecnológico actual y futuro, que den respuesta a un grupo de interrogantes planteadas en diferentes foros y estudiosos del problema que en su mayoría exponen las siguientes preocupaciones:

  • Crear un código de ética neutral para científicos, cuya especificidad sería estimular la honestidad, la sinceridad y solidaridad, así como lograr simpatía y comprensión mutua entre la comunidad científica. Cuyas disposiciones sirvan como mediador de los desencuentros que puedan surgir tanto morales como sociopolíticos.

  • Poner énfasis en los problemas éticos que emanan de las ciencias biomédicas y de otras ciencias.

  • La contribución de los científicos a la superación del subdesarrollo y la pobreza.

  • La fuga de cerebros.

  • Mayor compromiso contra la enajenación con respecto a las grandes demandas sociales de países como América latina, África entre otros.

  • La búsqueda y evaluación de formulaciones que se enfoquen con mayor certeza tanto sobre el ser como el deber ser de la conducta moral de los científicos con relación a las demandas sociales y los ideales de la práctica científica universal.

  • Tener en cuenta las posibilidades de un progreso moral y axiológico con sus resortes morales y valores éticos que se integren en un sentido dialéctico al progreso de la humanidad.

  • Determinar las condiciones concretas que caracterizan determinados trabajos y profesiones que requieren mayores exigencias morales por su papel en la satisfacción de las necesidades sociales..

  • Combinar el rigor científico con la honestidad personal y sus principios de lealtad ante sus obligaciones y la legitimidad de su esfuerzo creador, el respeto a la objetividad científica unido a una posición activa hacia lo social y humanamente justo.

  • La ciencia nacional no puede perder de vista su inserción internacional.

  • La ciencia y técnica de los países subdesarrollados debe mantener fuertes vínculos con los centros más avanzados de la ciencia del mundo.

  • El científico debe ser capaz de nutrirse de la experiencia internacional, contribuir a ella e implicarse.

Todo lo anterior demuestra la estrecha relación de la ciencia, la tecnología y la sociedad y que en virtud de ello todo quehacer práctico y todo conocimiento científico tiene un resultado directo en el hombre y por tanto debe responder a una moral y una ética por cuanto en la estructuración de ese saber ético intervienen la dimensión cognoscitiva o racional y los valores.

En este empeño cada día cobra más importancia el principio de responsabilidad, solo asumiéndolo como corresponde podrá detenerse la degradación del medio ambiente y encauzar la explotación de nuevas fuentes de energías, las enormes posibilidades de investigación genética que protejan al hombre y al mundo de las amenazas de las catástrofes que pueden provocar estos adelantos científicos cuando no se desarrollan bajo estos parámetros de responsabilidad y conciencia regulados por una ética humanista.

El presente trabajo ha permitido tener una percepción más clara acerca del valor de la ciencia y su relación con la tecnología y la sociedad por el papel que juega en la solución de los problemas del desarrollo socioeconómico, político para la construcción de una cultura de paz encaminada a enfrentar los fenómenos naturales y a evitar el uso indiscriminado de la ciencia con otros fines, que no vayan en beneficio de la humanidad.

De ahí que queda claro que uno de los retos fundamentales de las ciencias, la tecnología y la sociedad es impulsar una ética científica pacifista y democrática que beneficie al conjunto de los seres humanos. Una ciencia de sostenibilidad, además de tener una gran importancia práctica y social, debe ser, cada vez más rigurosa y con mayor y mejor información acerca de la naturaleza, sus complejas relaciones y la realidad que la propia ciencia nos está revelando y la responsabilidad del científico ante los impactos potenciales de su investigación.

La época actual requiere modificaciones y perfeccionamientos no sólo en la divulgación y uso de los descubrimientos científicos sino también en la manera en que la propia ciencia se desenvuelve. El proceso de globalización de los medios de comunicación, la informática y otros medios de difusión modernos, da la posibilidad de disponer de instrumentos poderosos que pueden ser utilizados mejor en educar al individuo en la moral humanista de responsabilidad personal del científico pues precisamente quienes controlan estos medios se encuentran unidos a los grandes intereses que se enriquecen con la degradación del medio ambiente.

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