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Sistema de actividades que contribuya al desarrollo del valor responsabilidad en los estudiantes de sexto grado



Partes: 1, 2

  1. Resumen
  2. Modo de actuación asociado al valor
    responsabilidad
  3. Componentes de las actividades
  4. Algoritmo de organización del sistema
    de actividades
  5. Bibliografía

Resumen

Remontarse al siglo XIX cubano constituye un acercamiento necesario al magisterio de vanguardia cuyo pensamiento y práctica pedagógica constituyó, sin dudas, la génesis de una pedagogía auténticamente cubana.

La centuria decimonona marcó el desarrollo ascendente de la cultura cubana, que como siglo de oro fue la expresión de lo más descollante de la intelectualidad criolla progresista, en medio de polémicas en diferentes campos del quehacer humano.

Estas polémicas que se sucedieron reflejaron las contradicciones fundamentales de la época. En el terreno pedagógico la lucha estaba dirigida a la dependencia mental hacia la emancipación de las ideas, hacia el desarrollo de una cultura autóctona y hacia la formación de un hombre interesado en los progresos de su país para lo cual requería de fuertes sentimientos de nacionalidad erigidos sobre los más preciados valores del hombre.

En este proceso de formación de conciencia, los prestigiosos educadores cubanos asumieron un rol protagónico en la formación de valores. Se trataba sobre todo de formar los valores más apremiantes para el cubano conforme a su realidad histórica y las necesidades sociales de su tiempo.

No es posible entender este proceso al margen de las características propias del proceso de formación de la cubanía en el que se fue conformando y definiendo la eticidad propia de la época en una confrontación permanente entre las más disímiles ideas, posiciones y tendencias, marco en el que se definió el pensamiento revolucionario cubano que sintetizó e integró lo más valioso del quehacer filosófico, político, ideológico y axiológico que tuvo como tribuna principal el pensamiento y la práctica pedagógica de avanzada de este siglo.

Adentrarse en las figuras cimeras portadoras del pensamiento pedagógico y la práctica educativa innovadora de esta época implica acercarse a la labor desplegada por estos educadores en la formación del hombre de su tiempo.

A continuación se pretende realizar una valoración acerca de las principales concepciones y actividad pedagógica de los más genuinos exponentes del magisterio de vanguardia de este siglo: Félix Varela, José de la Luz y Caballero, José Martí, partiendo del condicionamiento histórico social en su formación ética:

  • Principales corrientes del pensamiento científico, filosófico y político.

  • Concepciones éticas y normas morales predominantes.

  • Ética y cubanía, hasta llegar al eticismo pedagógico que tuvo como núcleo central la influencia pedagógico patriótica en la formación ética de las generaciones de cubanos que tuvieron como privilegio contar con educadores de esta talla.

La eticidad de esta avanzada de pensamiento encierra un sistema de valores morales y sociales en la que con gran sentido humano se debaten los problemas referidos a la moral: el deber y la utilidad. Resulta interesante en las concepciones éticas de la avanzada criolla el análisis del sistema de valores que predicaron y en el que a nuestro juicio el patriotismo se convierte en un valor preciado ocupando un lugar cimero que adquirió significación social positiva, con una nueva connotación, unida a la necesidad de liberta e independencia.

En las valoraciones de los pensadores e intelectuales progresistas de esta época puede apreciarse el cambio conceptual que adquirieron estos valores. Se manifiesta una reconstrucción de su contenido que encierra las nuevas necesidades sociales de la clase criolla. Resulta evidente su carácter histórico concreto, entendiéndose de este modo la radicalización de las concepciones éticas en el decursar del siglo, desde Varela, José Martí hasta Fidel.

En todo este proceso de conformación ética se encuentran los variados matices en las concepciones axiológicas sustentadas en diferentes posiciones ideológicas, filosóficas y políticas.

Es caracterológico en el pensamiento ético de estos educadores el alto sentido humanista revelado en las ideas acerca del hombre como ser natural y parte inseparable de la naturaleza lo que les permite situar los valores como algo común a todos los hombres. No significa que consideren como algo innato las ideas de los hombres acerca del bien y el mal, sino que las entienden como resultado del conocimiento y la valoración que tienen acerca del mundo y sus objetos, por tanto le conceden un papel importante a la educación en este proceso.

Es significativo analizar en todo este proceso la transición que se abre paso en la historia cultural y política de Cuba en una época convulsa y de profundos cambios que se manifestaron a todo lo largo del siglo con diferentes matices en cada una de las etapas de su desarrollo y que cristalizó en las diversas concepciones éticas, políticas y filosóficas.

A lo largo de este siglo se gestó una pedagogía nacida en el seno del proceso de formación de la nacionalidad y que formó parte intrínseca de la corriente de pensamiento esencialmente popular, patriótica e independentista y en la que se fundamentaron las raíces de una pedagogía progresista, renovadora y auténticamente cubana que contribuyó a fomentar sentimientos de nacionalidad y patriotismo.

Tal aseveración lleva a fundamentar que el pensamiento progresista de los educadores cubanos del siglo XIX tiene un carácter integral en el que se funden de manera inseparable el contenido de su filosofía, su ética y su pedagogía, razón suficiente para asimilar lo mejor del quehacer y el pensamiento filosófico y axiológico de estas figuras.

Para comprender la labor del magisterio cubano de vanguardia en la formación de valores es necesario penetrar en el quehacer y la práctica pedagógica que como maestros desplegaron y en la que mostraron gran preocupación no sólo por la formación en sus discípulos de sistemas de conocimientos, en lo que sin duda pusieron gran empeño, sino también de sentimientos, voluntades y conductas.

Hay en sus concepciones pedagógicas un llamado constante a la necesidad de la formación de un hombre que responda a los reclamos de la patria y en este sentido mostraron empeño en buscar las mejores vías y formas para lograrlo. Se trataba sobre todo de formar a la juventud con una nueva mentalidad que le permitiera buscar soluciones a los problemas de su tiempo, desde su condición de cubano; esto requería sobre todas las cosas de una educación para el patriotismo.

Son estas concepciones pedagógicas las que los llevaron a ejercer un magisterio revolucionario en el que se reveló la ejemplaridad de estos educadores cubanos cuyo pensamiento y acción constituyen una unidad orgánica.

Las concepciones pedagógicas de Félix Varela se encuentran en sus obras, estrechamente relacionadas con sus ideas filosóficas. Sus concepciones gnoseológicas constituyen la base del método que emplea en la enseñanza y la educación de sus jóvenes discípulos; se preocupa por desarrollar la reflexión como imperativo para promover una mentalidad diferente, para fomentar el pensamiento racional. A partir de estas ideas se enfrentó de forma decidida a toda enseñanza que pudiera entorpecer el desarrollo de los estudiantes.

En sus clases ofrecía conocimientos, promoviendo la reflexión y en este sentido resulta oportuno señalar que su método estaba dirigido a lograr el conocimiento con el uso de la razón y en esa medida promover el desarrollo de la conciencia.

Sus concepciones pedagógicas son el mejor exponente del enfrentamiento entre lo nuevo y lo decadente, entre la renovación y el estancamiento, de ahí su crítica y su lucha contra la forma tradicional de la enseñanza de su época que impedía el libre desenvolvimiento de la mente.

Los métodos desarrollados por Varela fueron válidos no sólo para el desarrollo de una educación científica, sino también para la formación moral.

Todo su quehacer pedagógico reflejó su alto sentimiento humanista que se manifestó en la atención, la preocupación y las relaciones que establecía con sus discípulos, y en este sentido trasmitió los más preciados valores humanos, pudiendo afirmarse que educó lo humano desde lo humano

Enfatiza en el papel del maestro en la formación moral y se refirió a las cualidades que este debía reunir para lograr tal empeño.

Las concepciones pedagógicas de esta época alcanzaron un matiz importante en su desarrollo a través de las ideas de José de la Luz y Caballero cuyo pensamiento pedagógico tuvo como núcleo central la formación del hombre en el que el desarrollo del entendimiento y la educación de los sentimientos debían estar íntimamente relacionados.

El centro de sus concepciones sobre educación lo ocupa su preocupación por la formación moral y con ello los valores más preciados: patriotismo, sinceridad, responsabilidad, laboriosidad, modestia, cortesía, el respeto.

Sus concepciones y actividad pedagógica constituyen continuación lógica del pensamiento de Varela.

Es interesante analizar las palabras de José Martí Pérez que aparecieron en "El Economista Americano" en 1888 y en "Patria" en 1894; al referirse a Luz y Caballero, reconoce las grandes cualidades del maestro que fue ante todo un patriota, pero sobre todas las cosas, desde su magisterio, un sembrador de hombres.

Combatió los males de la educación de su tiempo y desarrolló un sistema de métodos educativos dirigidos no sólo a propiciar instrucción, sino también educar las ideas y sentimientos morales señalando como tarea fundamental de la escuela la educación moral.

Sus afirmaciones, cartas, discursos y escritos educativos son de un valor extraordinario cuando se analizan sus concepciones éticas y sus ideas sobre qué y cómo educar al hombre.

En el centro de su eticidad está el amor al hombre y a la patria (a lo cubano), alrededor de lo cual se agrupan un sistema de valores morales que predicaba a través de su práctica pedagógica.

En las concepciones lucistas, el maestro debe poseer cualidades que le permitan cumplir con las exigencias de su profesión y señala como condición primera la formación moral del educador.

Las concepciones de Martí sobre educación tienen como idea esencial la necesidad de preparar al hombre para la vida.

En las concepciones axiológicas de Martí el hombre constituye valor de extraordinaria importancia, apuntando sobre todo a lo mejor, a lo más puro del ser humano y en este sentido conforma sus ideas acerca del hombre virtuoso, del hombre ideal de de la época.

En Martí toda su actividad, todo su accionar estuvo siempre dirigido a contribuir al perfeccionamiento humano, a resolver los problemas del hombre, por eso su labor en la formación de valores hay que verla a través de su propia vida. Sus concepciones, sus ideas sobre la formación moral se encuentran en todo su pensamiento.

La continuidad, trascendencia y vigencia del pensamiento pedagógico de vanguardia del siglo XIX constituye prueba fehaciente de que sin dudas encontramos en él, las raíces y tradiciones de la pedagogía cubana.

El mundo contemporáneo vive en condiciones histórico concretas, permeadas por el hegemonismo de una superpotencia, que a través del dominio de los medios de comunicación y de las relaciones internacionales, intenta imponer su cultura al mundo. Este hegemonismo, junto a una desenfrenada carrera por el dominio de los mercados, las fuentes de materias primas y la información, han influido en la redefinición de los polos de significación del mundo, y la aparición de una nueva escala de valores donde el tener y el poder valen más que el ser y el sentir.

El capitalismo convierte el dinero en el valor supremo. En su afán insaciable de acumulación de riquezas, la burguesía, a través de sus factores mediadores, promueve la enajenación del individuo, resaltando la ética del tener, en detrimento de la ética del ser, es decir que el humano vale y es reconocido ante todo por lo material que posee y no por lo que es y hace, el egoísmo, el individualismo y el consumismo, son rasgos fundamentales del capitalismo.

La Revolución Cubana en estos últimos años ha continuado la construcción del socialismo en un mundo unipolar, en un contexto internacional complejo, caracterizado por el Comandante en Jefe cuando expresó "(…) Ese es el mundo en que estamos viviendo, no es un mundo lleno de bondad, es un mundo lleno de egoísmo, no es un mundo lleno de justicia, es un mundo lleno de explotación, de abuso, de saqueo, donde un número de millones de niños mueren cada año – y podrían salvarse, simplemente porque les faltan unos centavos de medicamentos, un poco de vitaminas y unos pocos dólares de alimentos, suficientes para que puedan vivir (…)" (Castro, R, 2005, p.3)

En este contexto, el país ha trabajado por diversas vías la educación y formación en valores morales, que se enfrentan a comportamientos erosionantes en condiciones excepcionalmente difíciles de la titánica tarea de construir una nueva sociedad. En ello ha incidido el subdesarrollo, la reproducción de ciertos patrones culturales negativos heredados del capitalismo, los cambios socioestructurales ocurridos, la guerra económica, comercial y financiera impuesta por el imperialismo yanqui contra Cuba.

La formación y educación en valores es un proceso complejo de carácter social en el que intervienen diversos factores, como se ha hecho referencia anteriormente, constituye de hecho un proceso más amplio la educación de la personalidad, constituyendo un componente esencial, fin de la educación comunista y punto de partida del valor responsabilidad de cada individuo y de cada revolucionario ante cualquier tarea.

Muchos son los autores que han dirigido su investigación hacia esta problemática, Leal Haydée en su artículo "La historia de Cuba: fuente para la formación de valores" señala que en los momentos actuales, tanto la educación como la formación de valores han estado en el centro del debate y la reflexión nacional e internacional, fundamentalmente en el agravamiento de las condiciones socioeconómicas y políticas contemporáneas que afectan a los pueblos subdesarrollados, debido a la cruel explotación del modelo capitalista y al hegemonismo mundial que ejerce, mediante las políticas globalizadas y al neoliberalismo que como ideología preconizan (Leal, H, 2002, p.8)

Además se hace referencia al modelo de hombre que aspira la sociedad cubana en los momentos actuales, en relación directa con las condiciones históricas concretas, donde están presentes los valores en general, por su trascendencia e importancia cuando de educar se trata. Todos estos planteamientos recobran una gran vigencia y necesidad cuando en el año 2007 se emite el Programa Director para la educación en valores fundamentales de la Sociedad Cubana actual, el cual surge por un acuerdo del Buró Político del PCC, a partir de los resultados obtenidos en el estudio: Principales causas y condiciones de la corrupción administrativa en Cuba.

Al analizar la historicidad de la problemática que se investiga, se considera dejar claro que la educación y formación en valores no es algo actual en Cuba, sino que es el resultado de toda una tradición de aquellos que en el pasado demostraron con su ejemplo personal: su sentido de justicia, humanidad, igualdad y la responsabilidad de cada individuo de la sociedad cubana actual.

Desde el punto de vista psicológico la teoría del desarrollo moral de Vigotski, ofrece al maestro una concepción más integrada, sistemática y acabada, para que este pueda tener un mayor conocimiento sobre el desarrollo psíquico, apoyándose en una metodología dialéctico materialista. Con el conocimiento de esta teoría el maestro puede desarrollar las relaciones sociales entre los estudiantes mediante el desarrollo de las actividades.

El desarrollo moral desde la perspectiva del enfoque histórico cultural de Vigotski, se ve como un proceso complejo de movimiento, desde las concepciones y conducta apenas tomadas de normas, hacia un nivel superior en el que el sujeto va conformando una concepción moral del mundo sujeta a una normatividad interiorizada conscientemente y que le permite autorregular su comportamiento. Resaltó la naturaleza social del proceso de interiorización como mecanismo psicológico de la apropiación donde el papel decisivo lo obtiene el adulto como mediador de la relación sujeto-objeto. En su época trató de dar una caracterización de las peculiaridades de la estructura, de las particularidades psicológicas, según él las diferentes funciones síquicas merecen y se desarrollan irregularmente, existiendo para cada una su periodo de desarrollo óptimo.

Se considera que estas concepciones filosóficas, pedagógicas y psicológicas relacionadas con los valores y la formación integral de la personalidad tienen un carácter integral y en general operan a partir de la relación social y desde ellas se genera la actividad síquica interna del individuo viendo que es un defecto desde el punto de vista psicopedagógico dar tratamiento por separado el aspecto intelectual de la conciencia de lo afectivo y lo volitivo. Es por eso que las actividades de la investigación desarrollada, dan tratamiento a los valores y de forma especial a la responsabilidad.

Los valores como sistema y su relación con el proceso docente educativo

La educación exige del proceso docente-educativo, formar a los niños y jóvenes con una concepción científica del mundo y con un sistema de valores que le den sentido a sus vidas, exige por tanto enseñar a vivir a las nuevas generaciones a partir de los ideales que la sociedad de hoy se propone.

Dentro del sistema de valores de la sociedad se encuentran los valores políticos, jurídicos, morales, estéticos, religiosos, filosóficos y científicos. "El contenido de éstos está condicionado por las formas de vida de la sociedad en las que el sujeto vive y se desarrolla, lo que origina que al cambiar las relaciones sociales y fundamentalmente las económicas se jerarquizan de una manera diferente las existentes a nivel de sociedad o se deterioran a nivel de individuo, a nuestro juicio, aquellos que en su escala de valores no estaban suficientemente interiorizados y consolidados, y que alguna situación externa lo llevó a ello." (.Báxter, E, 2002; 4).

En esta tesis se asume el criterio de Báxter, E (2003), por cuanto considera que el sistema de valores de cada individuo está directamente vinculado con las formas de vida de la sociedad, por lo que las transformaciones que en ésta se originen influyen notablemente en su jerarquización, lo cual es muy importante que sea tomado en cuenta por los docentes, y así en cada momento concienciar a sus estudiantes de lo que es correcto o incorrecto en sus modos de actuación y el porqué de ello.

En todo este análisis es muy importante tener en cuenta que los valores no se dan aislados, sino en relación e interdependencia, y aunque desde el punto de vista didáctico se expresan aquellos indicadores que definen o caracterizan cada uno.

Teniendo en cuenta lo antes expuesto, en este estudio se aborda el valor de la responsabilidad por considerarlo en estos momentos una necesidad social.

Los valores al estar contenidos potencialmente en las relaciones humanas y constituir un resultado de tales relaciones no pueden desarrollarse al margen del mundo espiritual de la persona, son combinaciones altamente complejas donde se mezclan el sentido de la vida y los restantes criterios cosmovisivos, por tanto su estructura aparece integrada a otros componentes de la personalidad como las necesidades, los intereses y las motivaciones; al mismo tiempo tienen una existencia propia, conformando un sistema, con una movilidad interna que permite que un valor sea parte del otro. Esta razón lleva a plantear una jerarquía y un orden entre ellos, así se puede hablar de valores terminales, instrumentales y fundacionales, teniendo en cuenta tanto sus relaciones internas como semánticas, aunque para algunos autores como María Hortensia Mijangos hace una clasificación diferente en "valores dialécticos, denominados así debido a la reciprocidad de la relación de un valor con otro y valores estratégicos, cuya función principal es la de conformar otros valores" (Mijangos, M. H., 1999, p. 2). El autor de la presente investigación no coincide totalmente con esta clasificación de Mijangos toda vez que la dialéctica es la condición del sistema no una cualidad de determinado conjunto de valores y todos los valores guardan relación entre sí ya que existen como sistema, unos valores condicionan otros y así sucesivamente.

Los valores son significaciones sociales construidas por la actividad práctica del hombre en determinadas condiciones históricas, que favorecen el progreso social y humano revelando una naturaleza objetivo – subjetiva, una existencia sistémica y una estructura jerárquica, integrándose al mundo espiritual de las personas en estrecho vínculo con otros componentes de la personalidad y en circunstancias de interacción, todo lo cual revela la importancia de comprender la educación como unidad de la instrucción y la formación.

Este concepto tiene un gran valor metodológico para la actividad docente, por cuanto revela en su definición qué son los valores y cómo existen en la sociedad, integrándose al sujeto como formaciones psicológicas en relación con otros componentes personológicos en constante intercambio con el medio socio – natural, resaltando el valor de la educación como proceso que integra dos fenómenos distintos pero complementarios; de manera que desde este concepto se está dejando claro la ley genética del desarrollo formulada por Vigotski y que más adelante se retoma, porque trata de integrar las diversas definiciones propuestas por diferentes especialistas.

En el concepto anterior se puede deducir cómo los valores se constituyen necesariamente en contenidos educativos que se integran al proceso docente – educativo, entendido como "aquel proceso educativo que se propone desarrollar de un modo consistente, ordenado, eficiente y conjugando la instrucción y la formación de los educandos" (Palacios, 2002, p. 120), el que se desarrolla sobre fundamentos teóricos de carácter científico y por un personal especializado, proponiéndose transformar al estudiante en un ser social, en una parte constitutiva de una comunidad humana particular (Fabelo, J, R. 1989), pero este proceso requiere entenderse y constituirse en la práctica en un proceso de interacción entre todos los sujetos que participan en el mismo, donde la influencia orientadora del maestro deba ejercerse hacia todas las direcciones del desarrollo de la personalidad del estudiante.

El proceso docente – educativo desde esta dimensión contribuye a formar valores lo que significa formar éticamente al hombre y formarlo éticamente significa que éste asuma una posición implicativa y transformadora en el entorno social donde convive, por ello uno de los siete saberes que la educación del futuro deberá tratar en cualquier sociedad y en cualquier cultura, es la ética del género humano (Morín, 2000).

No cabe dudas que es en la clase como forma fundamental de organización del trabajo docente (Savin,1979) donde la educación en valores adquiere una significación estratégica, por cuanto permite poner en contacto al estudiante con el sistema de conocimientos ampliando su concepción del mundo, donde se desarrollan aprendizajes básicos teniendo como vía de consolidación la unidad de la teoría y la práctica y donde se revela el carácter social del aprendizaje, consolidando el estudio independiente e irradiando hacia los otros componentes curriculares.

Un aspecto clave para comprender y organizar la educación en valores es: una educación dirigida al desarrollo integral de la personalidad o el desarrollo de una personalidad ética. Aquí se ve claramente la importancia del desarrollo de la personalidad y su condición social, erigiéndose como un principio teórico – metodológico para la educación en valores expresado en: La integración de lo cognitivo y lo afectivo en la formación en valores, lo que viene determinado por la elaboración personal del conocimiento, la atribución de sentido y la reflexión valorativo – emocional en condiciones de interacción.

La formación en valores transcurre en la actividad y mediante la actividad y la organización de un proceso docente educativo de tipo participativo y vivencial que facilite la implicación e interacción del estudiante a partir del conocimiento de las necesidades y características individuales y grupales, así como los niveles de desarrollo alcanzados por cada sujeto y por el grupo en general.

La educación en valores no solo debe estar dirigida al desarrollo de la personalidad y su condición social, sino que debe aportar las herramientas para su permanente desarrollo.

Uno de los retos fundamentales de la Pedagogía como ciencia es lograr la coherencia y vinculación de la teoría científica con la práctica educativa, sucede que la teoría se va delante y la práctica muchas veces no refleja lo que la teoría plantea; por ejemplo, se ha sobredimensionado lo cognitivo respecto a lo valorativo siendo más importante conocer la realidad que transformarla, lo que excluye toda posibilidad de analizar críticamente la realidad y el proceso mismo de conocimiento.

Resumiendo, se puede legitimar la educación en valores porque: La crisis de civilización de la sociedad moderna y el reacomodo natural de los sistemas de valores a los cambios de época hacen cuestionarse a todos los institutos socializadores el papel que han desempeñado en relación a la educación del ciudadano pasando a un primer plano el tema de los valores humanos, así mismo los retos impuestos por esta sociedad moderna exigen una orientación de la educación más comprometida con el desarrollo social y humano (entendido este último como desarrollo ético y tecnológico).

La persistencia de prácticas escolares tradicionales que contradicen los fundamentos teóricos de la ciencia pedagógica, además de la insuficiencia de espacios docentes donde se proyecte un desarrollo más integral del estudiante, hacen que se acentúe la cualidad axiológica de la educación; por estas razones la educación en valores constituye un tema obligado en las agendas internacionales "(…) porque ello está indisolublemente vinculado a la propia existencia del ser humano, es decir, al desarrollo de la personalidad y a su condición social" (Báxter, 1999, p. 1).

Si la finalidad de la escuela cubana es la educación integral del estudiante, esta no es ajena a la educación en valores ya que "El proceso educativo, siempre que funcione con la necesaria eficacia, tiene por objeto, entre otras atribuciones, la perfección intelectual, física, moral y axiología de las personas" (López Bombino, 2004, p. 247), es decir educar al estudiante en todas las esferas de su personalidad, cuestión que precisa de llevarse a la práctica, "por eso de lo que se trata es de promover una educación integral que comprenda los aspectos cognoscitivos, afectivos, psicomotores donde la formación en valores no pueda estar ausente, si el objetivo final es la formación de la personalidad ética" (Tunnermann,2003, p. 236), devenida del proceso de interacción del hombre con su medio socio-natural, por eso se asume el enfoque histórico – cultural (Ayala, J. M., 2003) como el modelo en que se debe desarrollar la educación en valores.

En el contexto cubano la educación en valores se ha venido desarrollando a partir de varios enfoques: "De una parte está el enfoque analítico o parcial que se reduce a identificar y fomentar una serie de valores que se consideran importantes y se procura por vías diversas e independientes (…) y de otra parte está el enfoque holístico o sistémico con la estrategia global de no abordar valores aislados o aspectos parciales de la personalidad, sino aspirar al objetivo del desarrollo de potencialidades personales (…) (Torroella, 1998, pp. 64-65). Estos dos enfoques planteados por Torroella tienen el propósito de indicar respecto a la educación en valores, ¿qué desarrollar? y ¿desde qué dimensiones procurar ese desarrollo?

"Para algunos autores este proceso es tratado bajo el concepto de transversalidad y es asociado a las prácticas curriculares, donde la labor educativa queda establecida en los objetivos educativos de cada nivel de enseñanza, donde el proyecto educativo tiene una significación extraordinaria…para otros autores la didáctica de la formación en valores adquiere su máxima expresión en la relación multilateral y bilateral del sujeto, en particular en la relación estudiante – maestro en el proceso docente educativo donde tiene lugar la formación en valores a través del componente intelectual mediante el cual las asignaturas pueden establecer la unidad entre lo cognitivo y lo afectivo para la asimilación de conocimientos y la formación de convicciones" (Batista y Rodríguez, 2001, p. 24).

Los enfoques analíticos y de transversalidad a criterio de la autora han tenido una responsabilidad en la separación de la teoría científica y la práctica educativa por cuanto han pretendido formar valores independiente de otros componentes de la personalidad a través de normativas o por proyectos consensuados contradiciendo los fundamentos teóricos en que se fundamenta el enfoque Marxista de la personalidad, razón por la cual se ha centrado más en los resultados que en el proceso mismo de la formación en valores.

Los enfoques holísticos o centrados en el proceso están en mejores condiciones de desarrollar propuestas docentes para el desarrollo de la educación en valores, por cuanto al centrarse en el proceso se tienen mayores oportunidades de desarrollar una práctica educativa donde se ponga de manifiesto la ley genética del desarrollo planteada por Vigotski, consistente en que toda función psicológica en el desarrollo del sujeto (y ya sabemos que los valores se integran al sujeto como formaciones psicológicas) aparecen en dos planos: Primeramente en el plano social a través de las interacciones comunicacionales, para luego aparecer en el plano psicológico individual, razón que evidencia la necesidad de desarrollar un proceso docente educativo cada vez más interactivo e implicativo.

Teniendo en cuenta lo que se plantea en el "VIII Seminario Nacional para Educadores primera parte" los valores son determinaciones espirituales que designan la significación positiva de las cosas, hechos, fenómenos, relaciones y sujetos, para un individuo, un grupo o clases sociales o la sociedad en su conjunto, constituyendo instrumento y finalidad, instrumento porque asume un proceso implicado en condiciones esenciales para la formación y el desarrollo de valores y la finalidad porque se manifiesta en los modos de actuación.

La educación es un proceso activo, complejo y contradictorio como parte de la formación de la personalidad, que se desarrolla en condiciones histórico – sociales determinadas y en la que intervienen diversos factores socializadores, como la familia, la escuela, la comunidad, los medios de comunicación masiva, las organizaciones políticas y de masas, entre otros. Al respecto, el Comandante en Jefe sentenció:

"(…) Para mí educar es sembrar valores, inculcar y desarrollar sentimientos, transformar a las criaturas que vienen al mundo con imperativos de la naturaleza, muchas veces contradictorios con las virtudes que más apreciamos, como solidaridad, desprendimiento, valentía, fraternidad y otras" (Castro, F., 2002, p.3).

De acuerdo con el Programa Director para la educación en valores fundamentales de la sociedad cubana actual (MINED, 2007) los valores fundamentales son: dignidad, responsabilidad, solidaridad, responsabilidad, laboriosidad, honradez, honestidad, justicia y patriotismo.

En la presente investigación se pretende el desarrollo del valor responsabilidad, de aquí que seguidamente se aborde el concepto de responsabilidad, así como los modos de actuación asociados a dicho valor.

"La responsabilidad es el cumplimiento del compromiso contraído ante sí mismo, la familia, el colectivo y la sociedad". (MINED, 2007, p.4)

De la ética de José Martí; "No puede ser: ver un deber y no cumplirlo es faltar a él".

De la ética de Fidel Castro: "(…) El deber más sagrado de esta generación (…) es consagrarse al desarrollo del país (…) lo importante es nuestra conciencia, nuestra comprensión, nuestra actitud, de que el esfuerzo de esta generación tiene que consagrarse al desarrollo". (MINED, 2007, p.4)

Modo de actuación asociado al valor responsabilidad

  • Desarrollar con disciplina, conciencia, eficacia, calidad y rigor las tareas asignadas.

  • Asumir la crítica y la autocrítica como poderoso instrumento de autorregulación moral.

  • Proporcionar un clima de compromiso, consagración y nivel de respuesta a las tareas asignadas.

  • Conocer y respetar la legalidad socialista y las normas administrativas establecidas.

  • Promover un modo de participación democrática donde los individuos se sientan implicados en los destinos de la familia, la comunidad, su colectivo estudiantil, laboral y el país.

  • Respetar, defender y fomentar la propiedad social sobre los medios de producción.

  • Cuidar el medio ambiente

Es el maestro el encargado de llevar todo el proceso y en su conducción asumir un papel determinante. Este debe ser:

Ser ejemplo ante sus estudiantes.

Desarrollar una alta profesionalidad.

Integralidad moral y política.

Ser capaz de combinar la acción y la palabra.

Ser capaz de transmitir conocimientos con sentimientos.

No debe imponer valores sino educar en valores.

Preparar al estudiante en la asimilación y creatividad del conocimiento.

Debe caracterizar individual y colectivamente al grupo apoyándose en el diagnóstico.

Propiciar la comunicación que debe estar precedida por las relaciones de respeto, cooperación y en saber escuchar y no imponer las ideas.

No debe ver la formación en valores como una carrera en pos de una meta, sino es hacer conciencia de ello en cada estudiante.

Esto es lo que ha venido desarrollando la escuela cubana siempre, por eso ha formado el recurso que no tiene ningún pueblo de este mundo que es su recurso humano, preparado, solidario, responsable, dignos hombres y mujeres que glorifican la nación cubana.

Características de los estudiantes de sexto grado para el desarrollo de valores

Según distintos autores, a partir de sexto grado se inicia la etapa de la adolescencia, entre los 11 y 12 años de edad, que en ocasiones también se le llama preadolescencia.

En el desarrollo intelectual, se puede apreciar que si con anterioridad se han ido creando las condiciones necesarias para un aprendizaje reflexivo, en estas edades alcanza niveles superiores ya que el estudiante tiene todas las potencialidades para la asimilación consciente de los conceptos científicos y para el surgimiento del pensamiento que opera con abstracciones, cuyos procesos lógicos (comparación, clasificación, análisis, síntesis y generalización, entre otros) deben alcanzar niveles superiores con logros más significativos en el plano teórico. Ya en estas edades los escolares no tienen como exigencia esencial trabajar los conceptos ligados al plano concreto o su materialización, como en los primeros grados, sino que pueden operar con abstracciones.

Lo planteado anteriormente permite al adolescente la realización de reflexiones sustentadas en conceptos o en relaciones y propiedades conocidas; la posibilidad de plantearse hipótesis como juicios enunciados verbalmente o por escrito, los cuales puede argumentar o demostrar mediante un proceso deductivo que parte de lo general a lo particular, lo que ocurría con anterioridad porque primaba la inducción. También puede hacer algunas consideraciones de carácter reductivo (inferencias que solo tienen cierta posibilidad de ocurrir), y aunque las conclusiones no son tan seguras como las que obtiene mediante un proceso deductivo, son muy importantes en la búsqueda de soluciones a los problemas que se plantean. Todas las cuestiones mencionadas constituyen premisas indispensables para el desarrollo del pensamiento lógico de los estudiantes.

"Estas características deben tenerse en cuenta al organizar y dirigir el proceso de enseñanza-aprendizaje, de modo que sea cada vez más independiente, que se puedan potenciar esas posibilidades de fundamentar sus juicios, de exponer sus ideas correctamente en cuanto a su forma y a su contenido, de llegar a generalizaciones y ser crítico en relación con lo que analiza y su propia actividad y comportamiento. El trabajo dirigido al desarrollo de la creatividad resulta de valor en esta etapa"(Rico, P.2008, 46)

"Al terminar sexto grado, el estudiante debe ser portador, en su desempeño intelectual, de un conjunto de procedimientos y estrategias generales para actuar de forma independiente en actividades de aprendizaje, en las que exija entre otras cosas, observar, comparar, describir, clasificar, caracterizar, definir y realizar el control valorativo de su actividad.

Las diferentes asignaturas y ejes deben contribuir al desarrollo del interés por el estudio y la investigación. En estas edades comienza a adquirir un nivel superior la actitud cognoscitiva hacia la realidad, potencialidades que el maestro debe aprovechar para organizar el proceso"(Rico, P.2008, 47)

En estas edades, los educadores junto con la organización pioneril deberán aprovechar al máximo las potencialidades de los estudiantes para elevar su protagonismo, tanto en las actividades de aprendizaje como en las extraclases y pioneriles. Las investigaciones destacan que en este sentido los estudiantes consideran que tienen las condiciones para asumir cada vez más, posiciones activas en las diferentes actividades, hecho que si no se tiene en cuenta frena la obtención de niveles superiores en su desarrollo.

Este momento del nivel primario requiere, igual que los precedentes, atención pedagógica como sistema, donde la articulación de sexto grado se vea como una sola etapa que debe dar respuesta a los logros a obtener en el niño al término de la escuela primaria.

Componentes de las actividades

En las actividades están presentes los componentes del proceso de enseñanza-aprendizaje. Estos componentes se clasifican en personales y no personales. Los personales son: el estudiante y el maestro. Los no personales son: los objetivos, los contenidos, los métodos, la evaluación y la forma de organización. Cada uno de estos componentes se manifiesta de la siguiente forma:

El estudiante será el protagonista de su aprendizaje, porque actúa activa y transformadoramente. Entre las acciones que realiza, se encuentran las siguientes: solucionar, satisfacer, socializar, cooperar, experimentar, desarrollar, disfrutar, interactuar, comunicar, integrar, aprender, pensar, crear, reflexionar, interpretar, redactar, discutir, comprometerse, identificar, relacionar, entre otras acciones.

El maestro tiene la tarea de contribuir a la formación integral de los estudiantes. Orienta, asesora, y controla el aprendizaje de los mismos. Además, asume funciones tales como: dirigir, facilitar, crear, diseñar, ejecutar, conducir, controlar, negociar, compartir, motivar, estimular, prever, guiar, ayudar, cooperar, comunicar, observar, reflexionar, monitorear, investigar, escuchar, comprender, elaborar, respetar y amar.

Se considera al objetivo como la categoría didáctica rectora. Tal criterio es aplicable al sistema de actividades que se propone. Cada actividad tiene un objetivo específico que se deriva del al objetivo general del sistema: contribuir desde el turno de Reflexión y Debate, al desarrollo del valor responsabilidad, lo que tributará a la formación integral de la personalidad de los estudiantes de la Educación Primaria.

El contenido es aquella parte de la cultura y experiencia social que debe ser adquirida por los estudiantes y se encuentra en dependencia de los objetivos propuestos. Es el componente primario del proceso enseñanza-aprendizaje, pues no es posible pensar en un objetivo sin tener un contenido.

El sistema de actividades se realizó teniendo en cuenta el concepto de responsabilidad y los modos de actuación relacionados con este valor según el Programa Director para la educación en valores fundamentales de la sociedad cubana actual.

Se utilizaron textos educativos y un conjunto de preguntas para facilitar su comprensión y para lograr que en cada actividad se interiorice una enseñanza desarrollando el valor responsabilidad, teniendo en cuenta las dimensiones cognitivas, afectivas y actitudinales.

El método es el componente del proceso que responde a: cómo desarrollar el proceso, cómo enseñar, cómo aprender. Representa el sistema de acciones de maestros y estudiantes, como vías y modos de organizar la actividad cognoscitiva de los estudiantes o como reguladores de la actividad interrelacionada de maestros y estudiantes, dirigidas al logro de los objetivos.

En correspondencia con la variedad de contenidos de las actividades desarrolladas son también variados los métodos que se utilizan. Se destacan como los más notables: búsqueda independiente, procesamiento y comunicación de la información; discusión en pequeños grupos; diálogos, relatos o exposición del material docente; análisis del diferencial semántico de términos, entre otros.

Los medios son los componentes del proceso que establecen una relación de coordinación muy directa con los métodos, en tanto que responde al cómo y al con qué se enseña y aprende, son casi inseparables.

Como soporte de los métodos antes descritos se utilizaron diferentes medios tales como: diccionarios; textos escogidos del libro "El Che en Fidel Castro", "En la guerrilla junto al Che. Testimonio de Urbano" y versos escritos por Noel Decoro Hernández, maestro del propio seminternado. Además se planificaron actividades con situaciones reales y propias del contexto que rodea a los estudiantes de la muestra.

Partes: 1, 2

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