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Triunfo en Salta. Controversia en torno a la capitulación otorgada al ejército realista por Belgrano (página 2)




Enviado por Alberto Pereira Rios



Partes: 1, 2

Gregorio Aráoz de La Madrid: "El mayor general (Díaz Vélez, Eustoquio) seguido de todos sus ayudantes, y de un oficial para cada cuerpo, recorría por vanguardia de nuestra línea, proclamando a los cuerpos. Así íbamos de la derecha a la izquierda, cuando el número uno que ocupaba ese costado, rompe el fuego sin orden, observando que íbamos perdiendo algunos hombres (en su avance) los demás cuerpos creyendo que ya se hubiese comunicado la orden por la izquierda, van a seguir los fuegos sobre la marcha, el mayor general lo advierte, les da un grito, para que no disparen sobre él, y se precipita a la espalda de nuestra línea que formaban los dos batallones del regimiento 6to. A este grito, los soldados, que se habían puesto los fusiles a la cara, suspenden el fuego hasta que pasara el general y su comitiva, cuando al pasar yo que era de los últimos, casi rozando las bayonetas de los últimos soldados de la izquierda del primer batallón rompen nuevamente el fuego y soy "bandeado" por el muslo izquierdo ¡¡por una de nuestras balas!!

General Belgrano: Al gobierno de Buenos Aires: "Debo repetir lo que dije en mi parte del 24 de septiembre pasado (batalla de Tucumán) que desde el último soldado hasta el jefe de mayor graduación e igualmente el paisanaje, se han hecho acreedores a la atención de los de sus conciudadanos y a las distinciones con que no dudo que V.E. sabrá premiarles.

La ciudad de Buenos Aires, luego de recibir la noticia de la victoria

"El 3 de marzo, como a eso de las 4 de la tarde, una salva general de artillería y repique de campanas anunció al público la feliz noticia que acababa de llegar por un extraordinario, de haberse llenado de gloria nuestras armas, habiendo estas arrollado y vencido completamente a nuestros enemigos tomando de sus resultas la ciudad de Salta, quedando en nuestro poder las armas, municiones y bagajes del ejército limeño que se entregaron después de una batalla sangrienta que duró muchas horas, por una capitulación más bien concedida por nuestra generosidad, que no porque en caso de no habérsela concedido podían haberse resistido, por haber sido enteramente destrozados"

"Con esta plausible noticia se siguió la demostración
de la alegría pública, con una iluminación general, por
tres noches en la ciudad, cohetes, tiros, bailes, músicas, en lo que
se manifestaban las glorias adquiridas. El fuerte, después de varias
salvas, continuó de tiempo en tiempo, disparando cañonazos que
duraron hasta las diez de la noche. El cabildo se iluminó las tres noches
subsiguientes, como también la recova, y la pirámide, habiendo
una orquesta a su frente, que divertía a los espectadores y se danzó
hasta las 11 de la noche con baile y cantos patrióticos …!!! "Memorias
Curiosas", Juan Manuel Beruti.

Notas V

  • 1) Calibre de a "6" pulgadas

  • 2) López, Vicente Fidel. Historia de la República Argentina. T. II. P.495

  • 3) Luqui Lagleyze, Julio Mario

  • 4) Paz, José María. Memorias Póstumas.

  • 5) El coronel La Hera murió en la batalla de Vilcapugio

  • 6) Memoria para las armas españolas en el Perú

  • 7) Historia de la Revolución Hispanoamericana

  • 8) El batallón Real de Lima estaba ubicado a la derecha de la línea realista.

  • 9) Recuerdos Históricos

  • 10) Memorias T.I.

VI

La Capitulación, Opiniones Divergentes

Uno de sus detractores más reconocidos fue el tan intrépido como indisciplinado Manuel Dorrego

La capitulación que le fue acordada al ejército realista, que constaba entre otros considerandos, dejar en libertad a los vencidos (desarmados) a condición de no tomar las armas contra los patriotas a partir del río Desaguadero, (límite con el virreinato del Perú) provocó duras críticas en el centro del poder revolucionario, y, porque no decirlo, entre sus propios subordinados (1) En Buenos Aires se adujo que Belgrano se había excedido, en sus facultades, al resolver por sí, los términos de aquella, sin haber consultado previamente con el gobierno. Las críticas más esgrimidas por sus detractores, se referían a la supuesta libertad de movimiento concedida a los vencidos, más aún, se le imputó, exceso de candor. El historiador Vicente Fidel López, refleja en sus dichos, las de amplios sectores de la opinión pública, respecto de tal decisión. (2) Tales opiniones reprobatorias, de momento permanecieron acalladas, por el brillante y categórico triunfo obtenido.

Se han transcripto algunas opiniones acerca del tema, provenientes de contemporáneos y de historiadores de distintas corrientes de opinión, con lo cual el lector, tendrá una visión de la controversia analizada desde distintas perspectivas.

Notas VI

  • 1) Había jefes que por distintas razones criticaban con acritud a Belgrano

trasmitiendo al gobierno, en comunicaciones oficiosas y reservadas, sus opiniones respecto de las decisiones de su comandante. Uno de sus detractores más reconocidos fue el tan intrépido como indisciplinado Manuel Dorrego.

  • 2) "Apenas recibió al parlamentario de Tristán, ya se preocupó Belgrano con la manía de mostrarse grande y generoso con sus hermanos" El coronel La Hera venía trémulo y ansioso de que se suspendiese el ataque, su semblante se veía descompuesto, sus palabras humildes a favor de los millares de víctimas expuestas por instantes al degüello de un asalto bastaban para denunciar las condiciones extremas en que se hallaban los realistas y el general Belgrano que debía haberle impuesto la rendición sin condiciones, toma el tono de un tío bonachón y clemente con sus sobrinos

extraviados, y sin más, sin menos, renuncia a todas las ventajas positivas de su posición, por promesas ilusorias, e imposibles, que el general realista no podía hacerlo ni cumplirlo, y contesta con benevolencia (frase ya mencionada) El parlamentario era tan americano como Fernando VII. Mandó enseguida que cese el fuego en la ciudad y se pone a tratar. En primer lugar, a todo el ejército enemigo, con jefes, oficiales y regimientos, se retire libre y salvo al día siguiente, previa la entrega de las armas, sin tratar de una manera formal, el canje de los prisioneros argentinos, que gemían en las prisiones de Potosí, de Oruro y del Callao, y sin más, la garantía que el juramento de que no volverían a tomar las armas contra las tropas de las Provincias Unidas del Río de la Plata. El general podría haber incluido en la entrega de las armas y en el juramento a la fuerte división de infantería, que ocupaba Jujuy, aplazando la salida de los prisioneros, de los oficiales y jefes, por lo menos hasta que el enemigo hubiese cumplido lo pactado. Pero, magnánimo a su modo, aceptó que toda esa división, pudiese retirarse a su placer, cuando no tenía más remedio que hacerlo, por no tener medio de resistir, si hubiera querido permanecer en esa ciudad. Por compensación a toda su benevolencia, convino que se reconocieran y que se desocuparan como provincias argentinas las de Potosí, Chuquisaca, Cochabamba y La Paz, que no estaban bajo jurisdicción, ni bajo la posesión política o militar del jefe de la vanguardia realista con quien trataba, sino la del general en jefe (Goyeneche) y del virrey del Perú. Pudo tratar también con el mismo lirismo, y no se explica, porque no lo hizo, la desocupación de Lima y la partida del virrey Abascal con toda su corte para España

Belgrano hacía la guerra preocupado ridículamente de ideas morales y compasivas sobre la efusión de sangre y la fraternidad originaria de los combatientes, a pesar de ver que el símbolo de la fraternidad era el fusil que llevaba en las manos. Bueno es sin duda, que un militar sea humano hasta el límite extremo de lo necesario; pero no le es permitido ser generoso, sino delante de ese límite, porque de serlo fuera de él, expone a los suyos a ser víctimas del restablecimiento y reorganización del enemigo"

Historia de la República Argentina, T.2. P. 497/98.

Dudo que el señor López, haya puesto en lo precedentemente expresado, igual énfasis que en señalar lo brillante del suceso militar, donde al igual que en Ayacucho, un ejército patriota reduce totalmente al enemigo; únicos casos registrados durante todo el proceso que demandó la culminación de la guerra de la independencia de los países hispano americanos.

  • 3) José María Paz: "Ha divagado tanto la opinión pública sobre si el general Belgrano sacó o no de la victoria de Salta el fruto que pudo dar. Quiero dedicar a este punto unas reflexiones especiales. Para mejor ilustrar la materia es conveniente fijar las siguientes cuestiones: a) ¿Pudo el general Belgrano conceder menos ventajas en la capitulación que otorgó al enemigo? o negarla del todo; obligando a éste a rendirse a discreción? B) Después de hecha la capitulación, ¿Debió servirse a una observancia tan estrictamente rigurosa como lo hizo, o pudo, por una interpretación justa y legal suspender y aún, anular sus efectos? C) Era probable que ese ejército juramentado que dejamos partir, después de haberlo hecho pasar "Las Horcas Caudinas" dejase de combatir y fuese amigo nuestro y neutral? Hizo bien en otorgar la capitulación

En cuanto a la primera diré que, a mi juicio, es muy probable, que, atendiendo al estado de disolución en que estaba el ejército enemigo el 20 de febrero, después de la

acción, se hubiese rendido a discreción; más el general que no sabía lo que pasaba adentro de la plaza, y que además tuvo el laudable objeto de detener la efusión de sangre, la que, no obstante, hubiera sido de desear que fuese menos ventajosa al enemigo. En la segunda diré que el general Belgrano fue demasiado escrupuloso y que pudo y debió sus pender los efectos de la capitulación por un tiempo limitado, en cuanto a la marcha del ejército vencido. Una suspensión momentánea, no es una infracción, tanto menos cuanto la capitulación (si no me engaño) no fijaba día preciso parea la partida. Si había infracción era de parte del enemigo, pues la guarnición de Jujuy, incluida en la capitulación, como Torrente lo confiesa, se había marchado con sus armas y bagajes, sin hacer caso de ella, lo que autorizaba al general Belgrano no solo a suspenderla sino a romperla y hacer prisionero de guerra a todo el ejército. La mala fe de Goyeneche, estaba probada, pues 20 meses antes, en el Desaguadero, atacó al nuestro, antes de terminar el solemne armisticio, no era de esperar, con nosotros fuese más fiel. Todo debió aconsejar al general Belgrano, que tomase un camino diferente y no encuentro por más que uno exprima su inteligencia, la razón porque no lo hizo. Lo único que se me ocurre a favor de su resolución, es la dificultad de guardar un tan crecido número de prisioneros, que, si no era mayor, era igual a nuestro ejército, lo que, en verdad, no deja de tener algún peso. Memorias Póstumas. T. I. Ps. 91/92

  • 4) Bartolomé Mitre: "Nunca el general Belgrano fue tan hábil como militar y lo opuesto como político, dejándose arrebatar por los impulsos de una mal entendida generosidad, esterilizaba una gran parte del efecto moral y material de la victoria, obtenida por sus hábiles maniobras y por el valor incontrastable de sus tropas. En vez de completar el triunfo con una rendición a discreción, y en caso de negativa, por un asalto que habría sido coronado por el éxito, abrió un camino de salvación a los enemigos que pedían gracia comprometiendo su crédito y la suerte de sus futuras campañas. Debe decirse en su abono, que esa su generosidad, que hace honor a su corazón sensible, más que a su previsión, tenía un fin político que en parte se logró, cual era inocular en los vencidos el espíritu de la revolución, atándolos por la gratitud y hacerlos penetrar desarmados al Alto Perú, como vanguardia de propaganda que pregonase por todas partes el poder de las armas argentinas y el detalle del desastre de Salta. Este objeto se consiguió en parte, pero tal resultado no compensaba las ventajas mayores que podrían haberse alcanzado procediendo con más energía.

  • 5) El general Belgrano concedió la capitulación al ejército realista no tanto por el hecho de enfrentar los inconvenientes que le habrían de crear el extrañamiento de tamaña cantidad de prisioneros, que hubieran distraído parte de sus tropas para su atención y vigilancia

Está claro que tuvo un propósito político, esto es, trasmitir al ejército vencido su espíritu revolucionario y, con tal gesto atraer a muchos de ellos a la causa por la cual luchaba. Más allá el impacto que habría de producir en el pueblo altoperuano y mucho más aún en el comando realista, el sorpresivo retorno de su ejército no solo derrotado, sino también desarmado. Su visión de "guerra civil", se apartaba de la generalizada perspectiva de la mayoría de sus contemporáneos. Por tanto, no solo creía necesario combatir con las armas, sino también convencer a las conciencias.

Estuvo muy cerca de conseguir su objetivo, si los avatares de una suerte esquiva, no le hubieran arrebatado el triunfo en Vicapugio, sin duda, su ejército hubiera golpeado las puertas de Lima. (Ver en www.monografías.com "Reproducción Gráfica de las batallas de Vilcapugio y Ayohuma"

A.P.R.

0bras Consultadas

Luqui Lagleyze, Julio Mario, El ejército realista en la guerra de la independencia. Instituto Nacional Sanmartiniano. Fundación Mater Dei.

Bartolomé Mitre, Historia de Belgrano y de la Independencia Argentina. Tomo II. Editorial Jackson.

Juan Manuel Beruti, Memorias Curiosas. Emecé Editores 2001.

Carl Von Clausewicz, De la Guerra, Círculo Militar de Buenos Aires.

Epistolario Belgraniano, Nueva Dimensión Argentina. Taurus 1ª. Edición.

Paz, José María, Memorias Póstumas, Tomo I, Schapire, 1968.

Aráoz de La Madrid, Gregorio, Tomo I, Eudeba 1968.

Hart, Liddell, Teoría y Práctica de la Guerra, Tomo I. Círculo Militar de Buenos Aires.

López, Vicente Fidel, Historia de la República Argentina, Tomo II, Sopena 1975

Best, Félix, Historia de las Guerras Argentinas, Tomo I.

García Camba, Andrés, Memorias para la Historia de las Armas Españolas en el Perú. Web, e Book

Torrente, Mariano, Historia de la Revolución Hispanoamericana, Tomo I. Web, e Book

Lugones, Lorenzo, Recuerdos Históricos.

Belgrano, Manuel. Parte oficial de la batalla.

Belgrano, Mario, Historia de Belgrano, Espasa Calpe 1944.

Suárez, Martín, Atlas Histórico Militar Argentino, Círculo Militar de Bs. As. 1974

Wright, Iones, y Nekhom, Lisa M. Diccionario Histórico Argentino, Emecé, 1990.

Giménez, Ovidio, Vida, Época y Obre de Manuel Belgrano, El Ateneo 1993

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Autor:

Alberto Pereira Ríos

Julio de 2016

 

Partes: 1, 2
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