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Alcances del Tratado de Libre Comercio Chile ? U




Enviado por cpered



    1. Antecedentes

    El gobierno ha calificado como un
    "triunfo histórico para la Cancillería chilena",
    el reciente acuerdo de asociación con la Unión Europea, tras dos
    años de arduas negociaciones, iniciadas en abril del 2000 se
    llegó finalmente a un acuerdo que es definido como de
    cuarta generación plus, es decir, no sólo
    incorpora el tema comercial, sino también el diálogo político y el
    ámbito de la cooperación.

    Los acuerdos deben ser ratificados por los 15
    parlamentos de los países de la Unión Europea y el
    Congreso chileno. En el caso de los parlamentos europeos, la
    ratificación sólo incluye el acuerdo político y de
    cooperación, por cuanto para el acuerdo económico ya
    estaba mandatado el Comisario Europeo (francés) Pascal Lamy. En el caso de
    Chile, el Congreso debe
    aprobar el acuerdo de asociación en su conjunto. De ser
    ratificado se espera que el tratado entre en vigencia el 1°
    de enero de 2003.

    Chile se convierte así en el segundo socio
    Latinoamericano de la Unión Europea después de México, aunque el acuerdo
    alcanzado con Chile es mucho más amplio.

    Europa se ha mostrado muy interesada en este acuerdo,
    debido a que Latinoamérica ha dejado
    de ser un área de su influencia -especialmente en lo
    político- objetivo que se ve reforzado a
    través de este acuerdo y así neutraliza el avance
    significativo de EE.UU. en la región de los últimos
    años.

    Chile es un país exportador fundamentalmente de
    commodities, es decir, de materias primas sin mayor grado de
    elaboración. Debemos recordar que nuestro PIB está basado en
    más de un 52% en las exportaciones y donde el 26% de
    sus ventas al extranjero tiene
    como destino el Viejo Continente. En el año 2001 Chile del
    total de exportaciones realizadas a la
    Unión Europea el 60,1% correspondió a cobre y derivados, un 8,1% a
    celulosa y le siguen las frutas con un 4,2%. Pero ¿se
    justifica una euforia tan elocuente de parte del gobierno chileno debido al
    acuerdo?

    2. La situación comercial
    entre Chile y la Unión Europea

    El comercio entre Chile y la
    Unión Europea ha tenido una importancia bastante menor en
    los últimos años. Las exportaciones chilenas en 1999
    representaron tan sólo el 0,2% del total de importaciones de la Unión
    Europea, lo que refleja la importancia menor de Chile como
    proveedor de bienes para dicha zona, aunque
    manteniendo una gran estabilidad desde el año 1995. Las
    exportaciones chilenas a la Unión Europea crecieron a un
    promedio anual de 4,1% entre 1991 y 1999, ritmo bastante menor al
    ritmo que crecieron las exportaciones globales promedio que
    alcanzó el 7,3% en el mismo periodo. Los cinco principales
    productos exportados en dicha
    zona en 1999 representaron el 62,3% del total de los envíos,
    cifra que alcanzaba al 54,2% en 1991, lo que refleja además
    la creciente concentración de la canasta exportadora a la
    Unión Europea.

    En tanto los productos de cobre aumentaron sus
    exportaciones del 45,9% en 1991 al 51,6% en 1999, la harina de
    pescado y las uvas que en 1991 ocuparon el cuarto y quinto lugar
    en los envíos a la Unión Europea cedieron su lugar a
    los vinos con denominación de origen, la pasta química de coníferas
    semiblanqueadas y el oro bruto.

    El principal producto de exportación chileno, los
    cátodos de cobre, alcanzaron 22,9% de las exportaciones
    totales del año 1999, mientras representaba el 42,6% de los
    envíos a la Unión Europea en el mismo
    año.

    En el año 2001, el intercambio comercial entre
    Chile y la Unión Europea sumó US$7.658 millones, de los
    cuales US$4.594 millones correspondieron a exportaciones. En el
    caso de las inversiones, entre 1974 y el
    2001, los Estados Miembros de la Unión Europea invirtieron
    US$17.629 millones en nuestro país, siendo España, Reino Unido,
    Italia y Holanda los
    países más importantes, incluyendo negocios en los sectores
    eléctrico, gas, servicios, agua, transporte y telecomunicaciones.

    La estructura de las
    exportaciones chilenas a la Unión Europea se han
    caracterizado por productos con muy poco valor agregado, precisamente
    estos son los productos más beneficiados con las rebajas
    arancelarias acordadas. La estructura exportadora se
    mantiene relativamente constante entre el año 1992 y el
    año 200, sólo destaca el aumento de un 5,3% de los
    productos naturales procesados. Así tenemos que durante el
    año 1992 las exportaciones de recursos naturales representaban
    26,6% bajando a 22,9% en el año 2000, ello es debido al
    aumento en los recursos naturales procesados del
    69,7% a 73,4% en el mismo periodo. En tanto los productos
    industrializados permanecen prácticamente sin variación
    en una década, pues se pasa de 3,7% a 3,8%.

    La estructura de las importaciones chilenas desde la
    Unión Europea se ha caracterizado por el significativo
    aumento de los bienes de consumo en un 20,5% y la
    disminución en los bienes de capital en un 11,6%. Mientras
    los bienes de consumo durante el año
    1992 representaron 12,8% aumenta a 16,1% en el año 2000,
    ello se explica por la reducción de las importaciones en
    bienes de capital del 31,9% al 28,2% en
    igual periodo. Para el caso de los bienes intermedios se tiene un
    leve aumento al subir de 55,3% en 1992 a 55,7% en el año
    2000.

    3. Los puntos de
    Acuerdo

    El proceso de negociación culminó con
    los acuerdos que se describen a continuación.

    En el sector agrícola se estableció la
    desgravación inmediata para una cantidad de 1.000 toneladas
    de bovinos, 7.000 toneladas de aves, 3.500 toneladas de
    cerdos y 5.000 toneladas de ovinos. Una cantidad adicional
    perdería ese privilegio.

    También contempla la desgravación inmediata,
    dentro de límites de cuotas, para
    algunos productos estrellas chilenos, como las manzanas frescas
    que pagan actualmente un arancel de 5,4% y para las uvas
    frescas
    que pagan un arancel de 6%. Mientras los kiwis
    tendrán que esperar cuatro años para beneficiarse del
    acuerdo.

    En el caso de los lácteos se establece una
    cuota máxima de exportación con arancel cero
    de 1.500 toneladas de queso.

    En la agroindustria los productos deshidratados
    podrán beneficiarse inmediatamente, en tanto en los jugos,
    que actualmente pagan aranceles entre un 22,4% y un
    40%, del ketchup y demás salsas de tomate que pagan un 7,1%,
    pulpas y purés de frutas y hortalizas deberán esperar
    cuatro años, mientras los productos congelados deberán
    esperar hasta el 2010.

    En cuanto a los vinos la desgravación
    será en forma recíproca en cuatro años, sin
    ninguna cuota. Se otorga certeza jurídica para algunas
    marcas chilenas de vinos
    exportados a Europa, así como a las
    prácticas enológicas que fueron consensuadas en el
    acuerdo. Sin embargo, a partir del año 2007 en el mercado extranjero y del 2014 en
    el mercado interno, las viñas
    chilenas no podrán seguir comercializando marcas como Chablis,
    Champagne, Chateau, Corton, Jerez, Pomar, Oporto
    o
    Rhin por coincidir con el nombre de alguna región de
    Europa. Se respetaron, en
    cambio, las denominaciones de
    origen Gran Vino, Reserva y Late Harvest. El
    acuerdo no establece restricciones en materias de cepas. En tanto
    el champagne que se produce en Chile debe denominarse en
    el futuro "vino espumoso".

    En los productos tradicionales se permite el mecanismo
    de banda de precios, aunque deberían
    readecuarse si la Organización Mundial de
    Comercio (OMC) falla en contra de Chile.
    Además el 99,5% de las exportaciones industriales
    chilenas podrán ingresar libre de arancel a la Unión
    Europea en forma inmediata, una vez que el acuerdo entre en
    vigencia. Entre los productos favorecidos se encuentran la
    madera, el papel, el metanol, los
    fertilizantes, la sal, los textiles y las confecciones. En bienes
    sensibles fue pactada una desgravación a siete años, la
    cual incluye productos como químicos, pinturas y plásticos.

    Respecto del sector pesquero se establece un
    protocolo de inversión recíproca,
    que permite a los europeos invertir en Chile bajo las mismas
    condiciones que se les dan a los chilenos, es decir, tener el
    100% de la propiedad de la flota,
    mientras que la ley actual sólo permite
    acceder al 49% de ella.

    En cuanto al caso de la merluza fresca, que en un
    principio no estaba incluida en el acuerdo y cuyo arancel en la
    actualidad fluctúa entre 0% y 22%, sólo consiguió
    plazos de desgravación de cuatro y siete años para
    alcanzar un arancel cero. Además queda establecida el
    respeto a la soberanía de Chile en las
    200 millas marinas, donde no podrán ingresar barcos con
    bandera extranjera.

    En materia de
    cooperación son cubiertas tres áreas:
    económica y financiera, técnica, y ciencia y tecnología. Uno
    de los elementos más significativos es un artículo
    único, denominado cooperación en el contexto de la
    Asociación o upgrading. Esto significa aumentar el nivel de
    cooperación entre ambas partes, dejando abierta la
    posibilidad de evaluar la participación de Chile en algunos
    programas a los cuales hoy
    sólo tienen acceso los Estados Miembros de la Unión
    Europea. Es así como Chile accederá a programas de cooperación en
    los que se contemplan 22 millones de euros que favorecerán a
    la pyme, seis millones se
    destinarán a proyectos culturales y otros seis
    millones a programas de modernización del Estado.

    En materia de servicios será posible
    promover una mayor presencia de la industria aseguradora europea
    en Chile. Para quienes deseen trabajar en Europa realizando
    servicios profesionales tendrán una facilidad
    automática para laborar por un máximo de tres meses. Se
    permitirá una mayor internacionalización de los
    negocios que realiza la
    banca local, debemos considerar
    el importante número de bancos chilenos en manos de
    capitales europeos como el Banco Santander, BBVA, Desdner
    Bank entre otros. Además se permitirá el desarrollo de empresas chilenas en Europa como
    las constructoras y servicios de ingeniería. En materia
    tributaria, los acuerdos de doble tributación quedarán
    fuera del Acuerdo con la Unión Europea.

    Asimismo los bienes finales europeos como
    automóviles, perfumes, maquinarias y whisky podrán
    acceder con un menor arancel. Para el instrumental médico y
    bienes de alta tecnología habrá un desgravamen
    especial bajo al arancel general chileno. Además Chile
    reitera su compromiso de otorgar una protección efectiva
    a los derechos de propiedad intelectual
    para
    los productos europeos.

    Finalmente se incorpora un mecanismo de consulta para la
    solución de controversias y en casos de desacuerdos
    graves existe la posibilidad de convocar a un tribunal arbitral
    de tres miembros. Sin embargo, existe una virtual imposición
    por parte de los países europeos, a través de una
    cláusula de salvaguardia en el texto del tratado, que
    podría ser activada para un producto que ellos estimen que
    es afectado.

    4. Miel sobre
    ojuelas

    Esta asociación es vista por el gobierno de Lagos
    como una confirmación de la confianza en la calidad de las políticas e instituciones chilenas, y se
    concibe con un instrumento fundamental para generar un escenario
    propicio para retomar tasas de crecimiento más elevadas,
    mejorando la generación de empleo.

    Asimismo es visto como un importante logro, en momentos
    en que las negociaciones para un TLC con EE.UU. se encuentran
    entrampadas en el Congreso de ese país. De esta forma
    nuestro país podría acceder a uno de los mayores
    mercados del mundo y
    obtendría una mayor relevancia como interlocutor regional y
    mundial.

    A nivel de bloque comercial, la Unión Europea es el
    primer socio comercial chileno. Es el primer mercado para las
    exportaciones chilenas, del origen de las inversiones extranjeras,
    así como el principal origen de cooperación
    internacional.

    La población de sus 15
    Estados Miembros significará para Chile el acceso potencial
    a un megamercado con 370 millones de consumidores de alto
    poder adquisitivo, cuyos
    ingresos per cápita
    fluctúan entre los 11 mil y los 32 mil dólares, que
    llevarán a sus mesas las diversas exportaciones nacionales.
    Éste es el principal destino de las exportaciones chilenas,
    con envíos que durante el 2001 llegaron a los US$4.607,2 y
    que en la actualidad pagan entre un 12 y 15% de arancel. En tanto
    las exportaciones llegaron a US$3.064,3 en el mismo
    año.

    Para los personeros de gobierno la suscripción del
    tratado comercial con Europa respaldará de forma definitiva
    los pronósticos optimistas del
    FMI que auguran un crecimiento
    de la economía en torno a un 6% para el año
    2003.

    En lo concerniente a los acuerdos alcanzados se destaca
    el incremento de 3.000 a 5.000 toneladas de la cuota de carne de
    cordero, que además tiene un incremento de 200 toneladas
    anuales por un plazo indefinido, ello implica copar toda la
    oferta exportadora que Chile
    tiene en la actualidad.

    Asimismo, la producción frutícola
    chilena de exportación, recibirá un positivo impacto en
    su producción, al obtener
    beneficios de acceso para las manzanas, peras y kiwis.

    También la producción de carnes blancas
    tendrá una proyección y un desarrollo a largo plazo, con
    influencia directa en la cadena agroindustrial completa (como
    sería el positivo impacto en la producción de maíz).

    Los principales productos de exportación
    agroindustrial como los tomates, pastas de tomates, jugos y
    concentrados de frutas, también verán aumentada su
    producción.

    Los productos sensibles como son las productoras de
    grano, carne y leche quedarían cubiertos
    por las bandas de precios, siempre que la
    OMC no falle en contra de
    Chile.

    Además se abre la posibilidad de exportar carnes y
    de lácteos, siendo la cuota
    obtenida un equivalente a más del 10% de la producción
    actual de novillos.

    En el caso de la producción de lácteos, la
    cuota de 1.500 toneladas de queso, requerirá una cantidad de
    leche equivalente al doble del
    excedente de comercio exterior que
    presentó el país en el año 2001.

    En el ámbito económico y comercial, existe un
    mejoramiento con la posibilidad de ingresar productos más
    elaborados a los mercados europeos. Hasta hoy, el
    SGP (Sistema General de Preferencias)
    favorecía con aranceles bajos a las materias
    primas, pero estos se elevaban considerablemente cuando se
    trataba de productos manufacturados.

    5. Los puntos
    grises

    A juicio de muchos economistas la materialización
    de esta asociación permitirá diferenciarnos de los
    países Latinoamericanos y tomar distancia de los problemas económicos y de
    gobernabilidad que hoy los afectan. Dicho análisis es
    verdaderamente ingenuo en un mundo interelacionado, donde es
    imposible sustraerse a los problemas generados en una
    crisis de dimensión
    global, especialmente en economías abiertas y altamente
    dependientes a la economía mundial.

    Si bien, existe una rebaja arancelaria selectiva sobre
    muchos bienes exportados por Chile, éstos difícilmente
    se pueden exportar con una real ventaja competitiva, debido a la
    estructura económica tremendamente subsidiada existente en
    Europa. Sólo en la agricultura se entregan más
    90 mil millones de euros (unos US$ 70.000 millones) al año
    en subsidios. A pesar que Chile podría tener ventajas
    comparativas debido al pago de salarios muy reducidos y por una
    mayor flexibilidad laboral, Europa no se queda
    atrás, debido al incremento paulatino del trabajo no
    formalizado de miles de emigrantes provenientes de Asia, Africa, América Latina y Europa
    Oriental. Por lo tanto los beneficios serán mínimos
    tanto en el sector agrícola como en el sector
    manufacturero,
    pues el nivel productivo en escalas
    pequeñas no permite una real competitividad, sólo
    grandes inversiones en infraestructura y tecnología podría
    permitirlo.

    En tanto en el sector pesquero el impacto es
    más radical y reviste un análisis más
    exhaustivo. La liberalización adoptada por Chile de su
    ley de navegación
    permitirá a las empresas europeas poder acceder al 100% de la
    propiedad de las compañías locales, mientras que en la
    actualidad sólo podía alcanzar al 49%, quedando la
    propiedad mayoritaria en manos de chilenos. Este sector tiene una
    importancia estratégica tanto por la riqueza que
    involucra como por los empleos asociados. Además reviste una
    concesión muy peligrosa para nuestro país, recordemos
    que Chile no estuvo dispuesto a entregar en términos
    jurídicos las 200 millas marinas para la explotación
    extranjera, sin embargo, este acuerdo incluye un resquicio que
    permite finalmente a los barcos europeos operar bajo bandera
    chilena. Las empresas europeas podrán, entonces, poseer
    participación mayoritaria en el área pesquera.
    Obligando a los empresarios chilenos a vender sus empresas
    procesadoras y pesqueras, al no poder competir con estas empresas
    transnacionales europeas. Ello condena a los empresarios chilenos
    a cambiar de giro, vivir de las rentas de los dineros obtenidos
    por la venta de sus activos o, en el mejor de los
    casos, a asociarse con los capitales europeos perdiendo la
    autonomía de su empresa. Sin duda que
    aumentarán las exportaciones de los productos marinos
    chilenos, sin embargo, deberíamos precisar que éstos
    son en realidad productos europeos pescados en Chile,
    encareciendo su precio en el mercado local
    debido a la masiva exportación hacia el mercado
    europeo.

    El interés europeo por el
    sector pesquero chileno radica en la crisis de ese sector debido a
    la sobreexplotación de los recursos marinos en el Viejo
    Continente, razón por la cual deben esperar varios años
    para que éstos se recuperen. Por ello se ha propuesto
    disminuir la flota pesquera a la mitad, siendo los países
    más afectados España, Italia y Portugal. La
    solución de corto plazo a este problema ha sido establecer
    acuerdos comerciales para utilizar el litoral de otros
    países como es el caso de algunos países
    africanos.

    No obstante, el mayor peligro no está
    en la desaparición de los empresarios pesqueros chilenos, ni
    en los empleos que se perderán por la mayor tecnología
    asociada a los procesos productivos que
    implementarán los capitales extranjeros, sino radica en que
    la riqueza marina (la flora y fauna chilena) quedará a
    merced de las flotas europeas. Y así, tal como ha ocurrido
    con la explotación indiscriminada del cobre por las
    compañías extranjeras, ocurrirá con el mar, con el
    agravante que este recurso marino ya está en estado de
    explotación máximo
    . Recordemos que los
    españoles desde hace varios años venían
    insistiendo en traspasar las 200 millas para acceder a los
    recursos marinos chilenos que ahí existen, pues bien,
    finalmente a través de este acuerdo han logrado su objetivo más
    preciado.

    Además para los europeos crear empresas en nuestro
    país es más que satisfactorio, pues Chile es concebido
    como un paraíso fiscal, ya que las empresas
    chilenas no tributan
    debido a que la legislación permite
    múltiples mecanismos de evasión y elusión
    tributaria.

    Quedan condenados también los pescadores
    artesanales y pequeños empresarios pesqueros, al no quedar
    peces para pescar, por lo que
    también se puede prever su colapso y
    aniquilamiento.

    Un análisis separado merece en esta negociación el caso de la
    merluza, que devela la ineptitud del equipo negociador
    chileno
    . La merluza representa el 26% de las exportaciones
    del sector pesquero, este producto deberá esperar ocho
    años para llegar a arancel cero, mientras otros países
    Latinoamericanos pagan cero arancel sin ser socios de la
    Unión Europea. El gran error del equipo radica en no haber
    exigido el tratamiento de país más favorecido,
    como cláusula aceptable para todo trato de socios a largo
    plazo.

    Otro de los vacíos que presenta el acuerdo, excepto
    en el caso de servicios profesionales que podrán laborar por
    un máximo de tres meses, es que no se hace mayor
    alusión a la libre circulación de personas, como si el
    único interés de los países
    involucrados fuese la libre circulación de capitales y
    productos.

    El compromiso de Chile de mantener la protección de
    los derechos de propiedad intelectual
    para los productos europeos, podría implicar el pago de
    patentes en muchos productos importados, ello especialmente en
    los medicamentos y productos de alta investigación
    científica y tecnológica, lo que encarecería
    su precio.

    Mientras en el caso de la cooperación en las
    áreas de economía y finanzas, técnica y
    educación, ciencia y tecnología
    hubiese bastado con firmar un acuerdo de cooperación
    mutua.

    6. A modo de
    conclusión

    Para un país que posee un sector agrícola en
    crisis permanente (debido al nivel de desprotección en que
    se encuentra), el costo de sacrificar el sector
    pesquero, el mar y su riqueza, es un costo demasiado alto como para
    compensarlo con potenciales beneficios del presente acuerdo en
    franquicias arancelarias en el
    sector agrícola, pesquero y productos manufacturados que
    ampliaran la concentración de la riqueza en nuestro
    país en grandes empresas que son las que poseen la capacidad
    de producir en gran escala permitiendo así
    reducir los costos unitarios y competir con
    las empresas europeas (las exportaciones de las micro,
    pequeñas y medianas empresas representan tan sólo el 5%
    de la exportaciones chilenas).

    Es más que cuestionable que el acuerdo implique
    efectivamente mayor empleo, debido a la
    reducción significativa del empleo en la pesca (especialmente en la
    pesca artesanal) y por la
    incorporación de alta tecnología en la producción
    de las megaempresas europeas instaladas en territorio nacional,
    lo que se traducirá en una producción enorme con unos
    cuantos empleados y en la quiebra de muchas empresas
    pequeñas que no podrán competir con estos gigantes
    europeos. Ni siquiera a través de los impuestos se tiene la certeza de
    obtener grandes ingresos, pues al igual que en el
    caso del cobre, los altos volúmenes de los productos
    exportados harán reducir su precio y, por otro lado, debido
    al escaso nivel de tributación de las empresas
    chilenas.

    Además, los términos del acuerdo no pueden
    ser modificados
    , pese a que se requiere la ratificación
    del acuerdo por el Parlamento chileno, éste sólo vota
    por su aceptación o rechazo, sin tener la facultad de
    realizar modificaciones al acuerdo.

    Esperemos que una vez traducido a los idiomas de los
    distintos países involucrados y se envíe al Congreso
    podamos debatir efectivamente su alcance. Aunque se ve poco
    probable, de no existir presión social, debido a que
    los últimos gobiernos chilenos se han caracterizado por
    acuerdos y medidas económicas sin la suficiente información y por el
    reducido espacio entregado a la participación de la
    ciudadanía en la definición de los temas que son
    verdaderamente importantes para el desarrollo de nuestro
    país.

    Claudio Pérez Díaz

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