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Aproximacion al concepto de Programa social




Enviado por alejandrovera_



    1. Introduccion
    2. Programas Sociales: Elementos
      para su acepción
    3. Programas Sociales, Reformas y
      Evaluación en la Venezuela de la Década de
      los
      Noventa.
    4. Bibliografia

    Introduccion

    En el marco de las discusiones sobre política
    social, en las ciencias
    sociales, el debate
    más trascendental se refiere al concepto de
    programa
    social. Este debate se ha
    caracterizado por dos elementos, el primero en el ámbito
    teórico, alude a la constante equiparación del
    termino programa social con el termino política social. El
    segundo elemento que promueve este debate es el que se refiere a
    la débil definición sobre el alcance, los fines y
    la metodología de estos programas.

    En esencia, el trasfondo de esta discusión parte
    de las diversas concepciones que en las ciencias
    sociales se puede tener sobre la relación entre Estado y su
    función
    social. En este sentido han emergido dos grandes Tesis. La
    primera inspirada en el concepto del "Estado de
    Bienestar" y la segunda emergida de las duras críticas
    realizadas al intervencionismo Estatal en lo social, que algunos
    autores han llamado la tesis del
    "Particularísmo".

    Para Abordar el termino Programa Social, nos resulta
    necesario dedicar, en estos momentos, algunas líneas al
    concepto Política
    Social. Esto debido a que todo programa social es
    consustancial a una política social
    estatal y por ende a un modelo de
    desarrollo
    especifico.

    A manera de síntesis y
    sin querer dar por terminado el tema, diremos que toda
    Política Social debe ser entendida como aquella
    acción estatal cuya normativa y direccionalidad esta
    destinada a impactar a todos los segmentos de una sociedad. Este
    impacto se descifra como todos aquellos cambios positivos que
    puede sufrir las estructura de
    una sociedad. El
    significado semántico de social que posee este tipo de
    política "pública" se refiere a que tiende a
    privilegiar o atender específicamente las demandas,
    aspiraciones y necesidades sociales no económicas
    (Musto,1975 : 29).

    Una visión macro de la Política Social
    (Tesis del Estado de Bienestar) la identifica con el conjunto de
    medidas y medios
    estatales para alcanzar todos los objetivos que
    promuevan al bienestar social, la justicia y la
    paz social (Méndez C, 1992 : 117 – 119). Esta
    visión señala que la orientación de la
    Política Social esta dirigida hacia la búsqueda del
    bienestar y la mejoría de las condiciones "materiales de
    vida" de la sociedad. La política social será
    entonces según esta tesis, llamada también
    "Universal", acciones que
    estarán íntimamente relacionadas con la distribución de recursos de todo
    tipo en una sociedad determinada. Esta distribución se cumple a través de
    la provisión de servicios
    sociales, que para algunos sectores de la sociedad podrían
    ser selectivos en el mercado. Estos
    servicios
    conciernen al área de la salud, seguridad
    social, vivienda, recreación, área laboral etc.
    (Musto,1975 : 31 / Méndez C,1992 : 135 / Uzcategui,1990 /
    Stahl,1994 : 53 ).

    En contra parte, una visión más
    restrictiva sobre la Política social, la reduce al
    conjunto de medidas tomadas en los sectores sociales, con un
    criterio institucional y que intenta rápidamente y de
    manera paliativa, responder las demandas de determinadas
    poblaciones objetivos
    (Tesis del Particularísmo). En esta visión las
    políticas sociales serán
    subordinadas y subsidiarias de las políticas
    económicas. En tal sentido, es común observar que a
    la aplicación de medidas de ajuste estructural (Neoliberalismo) le acompañan
    políticas sociales y programas
    sociales muy focalizados y remediativos que no buscan resolver el
    "problema social" sino aminorar los efectos de las
    drásticas medidas económicas. (Gonzalez, 1996 :
    31 / Sthal, 1994 : 53-54).

    Del compendio anterior, se podría deducir que en
    un extremo se puede definir a la política social como
    todas aquellas medidas destinadas a construir programadamente las
    transformaciones de una sociedad, siempre y cuando dichas
    transformaciones estén orientadas a elevar los niveles de
    bienestar dentro de un modelo de
    desarrollo
    planificado y especifico. En el otro extremo la política
    social podrá ser definida como un conjunto de acciones
    públicas y privadas, destinadas a la asistencia directa y
    de corto plazo, en áreas "… que en un momento
    determinado la sociedad estima como problema social…".
    (Sabino, 1996 : 71). En este sentido deseamos que se
    comprenda en definitiva que las diferentes concepciones de
    política social y los programas sociales, como veremos mas
    adelante, están vinculados o asociados a modelos de
    desarrollo estatal específicos.

    Toda política social es una decisión
    construida socialmente, donde convergen las capacidades
    institucionales del Estado y las demandas y aspiraciones de la
    sociedad que boga por un bienestar general. Esta decisión
    está estrechamente determinada por el modelo de desarrollo
    que planifica el Estado
    mismo.

    En resumen política social, serán aquellas
    acciones públicas cuya finalidad explícita
    será la de contribuir a elevar el bienestar social de la
    población y a eliminar todas las trabas
    sociales. Por otra parte, toda Política Social se expresa
    en leyes, planes,
    metas normas y
    disposiciones estratégicas que reconocen los conceptos de
    deuda social y derecho social de una población.

    Programas Sociales: Elementos para su
    acepción

    Si aceptamos las nociones elementales sobre
    Política Social que señalamos mas arriba, pasaremos
    ahora a dedicarnos al estudio sobre los Programas Sociales. Como
    señalamos anteriormente, la Política Social son los
    grandes lineamientos estratégicos, de planificación y legales en el cual un
    Estado revierte la esencia de su función
    social, si esto es así, los programas sociales
    serán entonces la instrumentación y operacionalización
    sistemática de esas estrategias,
    normas y
    leyes en que
    se expresa la Política Social estatal. Los
    programas sociales son acciones concretas cuya finalidad es la
    contribución directa (impacto positivo) sobre la calidad de
    vida y el modo de vida de una población o sociedad.
    Los programas sociales abordan a la calidad y el modo
    de vida de una población por ser ellos indicadores
    del bienestar social, en cuanto a la disponibilidad de servicio y
    bienes como de
    la satisfacción de las necesidades individuales y
    sociales. (Musto, 1975 : 32-34 / Maingnon, 1992 : 11 /
    Méndez,1992 : 156)

    Programa Social como concepto, es un termino con limites
    muy vagos y contenidos muy amplios al igual que el termino
    Política Social. Tratar de establecer conceptualmente a
    los programas sociales es una tarea titánica dentro del
    contexto de las ciencias
    sociales, esto es debido a que es un termino equivoco o de
    difícil acepción.

    No es uniforme la conceptualización sobre los
    programas sociales, se observan diversas tendencias, algunas
    amplias y otras restrictivas. Esta diversidad parte de que tanto
    los programas sociales como la política social tiene que
    ver con todos los ámbitos de la vida social, tales como el
    laboral, lo
    caritativo – asistencial, la beneficencia social, los derechos sociales, la
    previsión social, la seguridad social,
    las demandas sociales etc.

    Las diferencias, que en la literatura encontramos para
    definir el termino programa social, tiene que ver con lo que la
    Política Social desea privilegiar, sea el objetivo (el
    bienestar social) o la técnica para alcanzar ese objetivo. De
    otra parte, si una política social desea privilegiar las
    macro estrategias, los
    objetivos que conlleven a una sociedad ideal (Estado de
    Bienestar), los programas sociales serán entendidos como
    acciones encaminadas a mejorar las condiciones materiales de
    vida y el bienestar social de una población (Tesis
    Universal). Por el contrario si una Política Social desea
    privilegiar los medios y las
    técnicas para alcanzar así dichas
    metas (ahorro de
    gastos,
    localización de impacto etc.) entonces los programas
    sociales serán apreciados como acciones que brindan las
    oportunidades para que sea el mismo beneficiario el que
    consecuentemente llegue a sus objetivos y solvente sus
    necesidades. (Tesis del Particularísmo) (Méndez,
    1992 : 139 / Maignon 1992 : 11, Gonzalez, 1996 :
    13)

    Sin embargo, podemos señalar, que en la
    definición de programa social se encuentran dos posiciones
    extremas, de por sí, dentro de las cuales se establece una
    diversidad de conceptos y posturas ideológicas. Autores
    como Franco –Cohen, Stahl, Maingon, Méndez C. entre
    otros han definido estos dos extremos como la Tesis Universal y
    la Tesis del Particularísmo. Esta distinción se
    basa específicamente en el tipo de "IMPACTO" sobre la
    población a beneficiar, que conlleva en su accionar un
    programa social.

    La tesis Universalista, entiende que los ciudadanos que
    tengan cierta condición o cumplan ciertas características serán beneficiarios
    del impacto del programa social. Debe entenderse aquí que
    el beneficio esta dirigido a todos los integrantes de una
    población que mantengan una o varias características especificas. Por su parte,
    la tesis del Particularísmo se caracteriza por un aumento
    de la selectividad de la población a beneficiar, esto
    quiere decir que aunque exista una población con una
    característica especifica (la pobreza
    extrema, por ejemplo) no necesariamente los integrantes de esa
    población serán en su totalidad atendidos. La
    intención de la "focalizacion" del impacto de un programa
    social, según esta tesis, está orientada a la
    maximizar la utilidad social
    neta del programa, es decir a la atención social con el mínimo gasto
    posible y en tal sentido no es ilógico pensar que si se
    atiende a menos usuarios debido a la focalizacion, mas alta
    será esa utilidad social
    neta.

    En América
    Latina, durante los últimos 5 lustros, ha existido una
    tensión entre el "Universalismo" y el
    "Particularísmo". En la realidad, en esta disputa
    teórico practica, ha predominado ampliamente el
    Particularismo sobre el Universalismo. Este predominio se
    presenta en el caso Venezuela a
    partir del segundo lustro de la década de los 80, como
    producto de la
    crisis
    económica y presupuestaria del Estado Venezolano y la
    posterior ejecución de medidas de ajuste económico.
    Estas medidas de ajuste trajeron consigo una política
    social orientada dentro de la tesis del Particularismo que
    servirían de paliativo de las duras medidas
    económicas que ejecutaba el Estado
    Venezolano. Estas nueva orientación de la política
    social, a ciencia
    cierta, obligaba al estado a realizar una serie de duras
    restricciones en los recursos
    económicos destinados al área social y de por
    sí a una reestructuración total de las instituciones
    sociales públicas.(González, 1996 : 31 /
    González, M. : 258)

    En medio de esta "bipolaridad" y de esta tensión
    entre la tesis Universalista y la tesis Particularista, existe
    una gama extensa de conceptos que variará en cuanto al
    objetivo y/o método de
    los programas sociales. Esto nos lleva a pensar o deducir, que un
    programa social es el resultado de una concepción
    filosófica, ideológica, funcional y operativa de lo
    que un Estado define como su "Función Social".

    Sobre la base de los elementos anteriormente
    dilucidados, analizaremos a continuación lo referente al
    "método" de
    los programas sociales, según la óptica
    de estas dos tesis, El Universalismo y el
    Particularísmo.

    Comenzaremos con los programas sociales de corte
    Universal. Como lo señalamos más arriba,
    están asociados a los lineamientos del "Walfer States".
    Comúnmente, en las ciencias
    sociales, se asocia a estos programas sociales universales con
    los sistemas
    clásicos de seguridad
    social, de previsión de salud, de dotación de
    infraestructura social y en definitiva con los sistemas de
    asistencia social y laboral de inspiración "bismarquiano".
    (Stahl 1994 : 53 – 58 / González, 1996 :
    17)

    Las acciones de este tipo universal de programa, por lo
    menos en teoría,
    apuntan a la eliminación de las trabas sociales que se
    detecten en la vía del desarrollo social
    de una población. Son programas diseñados y
    ejecutados cuya misión es
    potenciar el crecimiento social a través del
    funcionamiento de múltiples servicios sociales. Los
    programas sociales universales, parten de la noción de que
    su impacto afecte positivamente a las estructuras
    sociales, a todos los estratos sociales o por lo menos a grandes
    sectores sociales sin discriminación alguna. (González,
    1996 : 15-19 / Méndez 1992: 156 – 157)

    Concretamente estos programas resultaron ser, como en el
    caso de Venezuela,
    primero, una forma de garantizar la reproducción de la fuerza de
    trabajo, segundo, el único mecanismo para elevar las
    condiciones de vida (Calidad de
    vida y Modo de Vida) de grandes sectores de la
    población, para así incorporarlos a los procesos
    productivos y al desarrollo general del país, por
    último, los programas universales fueron vistos como la
    vía para fomentar y fortalecer los servicios sociales
    generales en áreas como salud, vivienda, recreación, laboral, etc.

    Los programas sociales de corte Universal, se basaron en
    un gasto social por parte del Estado. Este gasto está
    destinado directamente a proyectos para la
    atención del desarrollo y el bienestar
    social según la demanda y/o la
    prioridad social. (De Venanzi, 1995 : 85) Este gasto se
    expresó en programas y proyectos de
    subsidio directos e indirectos. En el caso de los subsidios
    indirectos en el caso venezolano, hasta finales de los ochenta,
    estaban destinados a la subvención de la producción de ciertos bienes y
    servicios de utilidad directa para la sociedad, como productos
    alimenticios, servicio
    eléctrico, combustibles, transporte
    escolar etc.

    Por su parte, los Subsidios Directos, de relativo uso en
    Venezuela antes de los 90, se trataron de entrega directa de
    dinero o
    bienes a un numero importante de personas, millones generalmente,
    que se les considera en calidad de
    carencia.

    Como indicamos mas arriba, debido a la crisis
    económica en América
    Latina, en la década de los 80 y a la incapacidad de los
    sistemas sociales tradicionales de revertir los efectos de esta
    crisis, se propone una transformación del que hacer social
    estatal (Distribución – Redistribución de la
    riqueza). Así se implementan un tipo de política y
    de programa social de corte "Particularista", que en Venezuela
    tiene su máxima expresión con la ejecución
    del VIII plan de la
    nación,
    mejor conocido como el Gran Viraje, durante el 2do gobierno del Sr.
    Carlos Andrés Pérez.

    Estos programas sociales son acciones destinadas a la
    atención de los sectores más pobres de la sociedad,
    es decir los tradicionalmente excluidos. Son programas de
    carácter netamente paliativo,
    asistencialista y compensatorios de los efectos
    económicos. Estos programas tienen la finalidad de
    amortizar los efectos perturbadores que los ajustes estructurales
    económicos tienen sobre la población en la fase de
    estabilización económica (Stahl 1994 : 58 /
    Sabino, 1995 / Franco – Cohen, 1995 : 25 / González,
    1996 : 31- 34)

    Los programas sociales del "Particularismo" presentan un
    alto grado de selectividad, es decir el una focalización
    extrema de los beneficiarios a atender y del tipo de servicio a
    prestar. Sin embargo, en Venezuela, aunque estos programas
    estaban destinados a la atención de los pobres extremos,
    no se hizo cargo de los llamados "nuevos pobres" (Stahl, 1994
    : 50)
    que emergieron de los ajustes económicos, lo que
    le restó legitimidad social a este tipo de
    programas.

    En el ámbito metodológico, los programas
    del "Particularísmo" se basaron en el "subsidiarismo
    directo" (Stahl, 1994 : 64). Esto significó la
    utilización máxima de la transferencia directa de
    bienes y dinero a la
    población objetivo. De igual forma, los programas sociales
    se manejaron sobre la idea de la inversión social, vista esta como la
    asignación de recursos monetarios en áreas "… que
    favorezcan las condiciones para que los problemas
    sociales vayan superándose por la acción misma
    de quien los padecen, asumiendo que ellos, naturalmente, desean
    mejorar sus condiciones de vida e incrementar su bienestar"
    (Sabino, 1996 : 22)

    En Venezuela, al corto plazo están ceñidos
    los programas sociales del Particularísmo, por eso
    éstos no deben ser considerados como acciones que deban
    realizar cambios estructurales en lo social ni cambios positivos
    en los procesos
    distributivos de la riqueza, pues de eso se encargara,
    teóricamente, la libertad
    económica, es decir la "Teoría
    del Derrame" y la "Teoría de la Mano
    Invisible".

    A manera de síntesis,
    la nueva tendencia del Particularimo en la política social
    venezolana, plantea a los programas sociales como mecanismos para
    hacer menos dolorosa una situación coyuntural social y no
    como acciones para revertir problemas
    estructurales o de mediano o largo alcance. (Sabino 1996)
    Sin embargo, la búsqueda de máxima utilidad social
    de una política a través de la reducción
    drástica del alcance de la función social estatal,
    sin un consenso social previo, conlleva el grave riesgo de hacer
    un uso totalmente errado e inadecuado de los programas sociales y
    por ende aumentar el desasosiego social, por la crisis
    coyuntural, y esto en definitiva fue el error cometido en nuestro
    país.

    Hemos notado hasta ahora, que ni los programas sociales
    del Universalismo ni los del Particularismo llegaron a cumplir
    los objetivos del contexto en el cual fueron diseñados o
    ejecutados. Ni mucho menos satisficieron las demandas ni las
    expectativas de la sociedad Venezolana. Los primeros por
    dispersos y poco eficientes y los siguientes por excesivamente
    selectivos, paliativos y por fomentar alternativas de entrega
    poco planificadas y eficientes de los servicios
    sociales.

    En definitiva, ambos tipos de programa presentaron en el
    caso Venezolano, serias deficiencias, que sintetizaremos en los
    siguientes puntos:

    1. Grandes niveles de discriminación hacia ciertos sectores de
      la población a beneficiar, lo que conllevó a que
      el acceso resultase segmentado.
    2. Presentaron una débil delimitación de
      sus objetivos y metas, esto nos permite deducir que los
      sistemas de planificación para el área social
      no estuvieron acordes con el escenario de crisis continua que
      padecía la sociedad venezolana.
    3. En ambos tipos de programas se observa un bajo nivel
      de compromiso y de consenso con la sociedad
      civil.
    4. Estos programas fueron ejecutados dentro de un errado
      concepto sobre gasto e inversión social.
    5. Fueron diseñados y ejecutados dentro de una
      gran precariedad institucional y gerencial
      pública.
    6. Fueron programas manejados por una gerencia
      social desfasada y con poca aptitud para la adaptación a
      las nuevas exigencias sociales.
    7. Por último, y de gran importancia para esta
      investigación, en ambos estilos de
      programa social, no se contó con sistemas
      técnicos confiables de diagnóstico de los indicadores
      de la situación social venezolana. Esto quiere decir que
      no se contó en las etapas de planificación,
      diseño y ejecución de los
      programas, con mecanismos de control,
      supervisión, evaluación o medición del desempeño, mucho menos con sistemas de
      medición del resultado y del impacto que
      tuviera un programa sobre una población de
      beneficiarios.

     

    Programas Sociales, Reformas y Evaluación
    en la Venezuela de la Década de los
    Noventa.

    Como lo hemos señalado más arriba, en
    Venezuela para finales de los años ochenta y principios de los
    noventa, se ejecutaron una serie de reformas económicas y
    sociales de orientación neoliberal conocidas como "El Gran
    viraje". Estas reformas pregonaban lo inconveniente de un
    desarrollo de la sociedad fomentada por un Estado paternalista,
    intervencionista, ineficiente, burocratizado y en quiebra. Se
    ponía en tela de juicio la capacidad de respuesta y de
    acción del Estado tanto en lo económico como en lo
    social, al no poder contener
    la creciente pauperización de la sociedad venezolana y al
    permitir el continuo deterioro de todos los servicios
    públicos, en especial los sociales.

    Es, entonces, que tanto por cuestiones
    ideológicas como pragmáticas, las reformas
    parecieron necesarias y de urgente aplicación en el
    país. Esto motivado a dos razones elementales: primero,
    era "necesario" el desmantelamiento de las estructuras
    sociales públicas por resultar ineficientes. La segunda
    razón se basa en que debido a la reducción de los
    recursos económicos para lo social (gasto e
    inversión) se hizo imprescindible transformar a la
    política y los programas sociales públicos
    tradicionales en acciones eficientes, productivas, de gran
    flexibilidad gerencial, de mucha transparencia operativa y que en
    definitiva colocaran a la beneficiarios en primer lugar.
    (Gonzalez,1996 : 13)

    Por estas y otras razones, resultó necesaria la
    aplicación de reformas en el área social
    pública, que transformaran a la función social
    estatal de clientelista, asistencialista y conciliadora a un
    paradigma de
    eficiencia y
    eficacia
    institucional y gerencial.

    Sin embargo, la nueva gerencia
    social y los llamados "Policy – Makers" del Particularismo,
    sabían que la simple presentación teórica de
    la recomendación de transformar el modo tradicional de
    hacer política y programas sociales no tenía en si
    el peso suficiente para enfrentar la resistencia al
    cambio de la burocracia de la
    gerencia tradicional.

    En tal sentido, las reformas y la nueva gerencia del
    Particularismo necesitaba con urgencia demostrar de alguna forma
    lo ineficiente del que hacer de los programas sociales
    tradicionales. Así que, para lograr mayor credibilidad,
    les resultó imprescindible la utilización de
    mecanismos de evaluación y medición del desempeño e impacto de los programas
    "universales", para así exhibir, con cifras y hechos
    ciertos, la ineficiencia, vulnerabilidad y ineficacia de los
    mismos.

    De esta forma es que la vinculación entre
    reformas del "Particularismo" y los sistemas de evaluación
    dejó de ser casual. Los sistemas de evaluación
    ayudarían a las reformas a realizar una re –
    evaluación de lo que hacían las instituciones
    sociales públicas y a decidir si ellas deberían
    continuar o no con el desempeño de sus actividades. Este
    fue el mecanismo perfecto para que las reformas lograran reducir
    la inherencia estatal en los servicios públicos y dar
    así cabida a la participación ciudadana organizada
    y a los sectores privados en el área social.

    De igual forma, los nuevos sistemas de
    evaluación, nuevos por que se aplicaron con cierta
    regularidad y rigurosidad, permitieron a la nueva gerencia social
    establecer los errores de procedimientos,
    de financiamiento
    y de técnica que acontecían en los programas
    tradicionales y así poder
    diseñar nuevos programas viables y eficientes o reformular
    los programas ya ejecutados.

    La evaluación y el monitoreo que se aplicaron
    durante el periodo de las reformas, se continuaron aplicando
    hasta que la nueva gerencia pública tuviera evidencia
    clara que las reformas estaban dando resultados positivos y
    logrando sus objetivos.

    Como podemos apreciar, los sistemas de evaluación
    pasaron de ser considerados simples procesos de descripción de procedimientos y
    resultados de un programa, a ser percibidos como un aspecto
    integral de la planificación en el área social, por
    cuanto podrían ser utilizados para comparar las metas y
    evaluar los progresos hacia el logro de las objetivos
    planificados. (Cohen-Franco, 1989 : 1-5 / Sulbrandt, 1993 :
    147-153)

    En definitiva, la evaluación fue apreciada como
    un sistema que
    fomentaba la gestión
    de la gerencia social moderna en Venezuela. Esto en razón
    de que la nueva visión de las evaluaciones debía
    impulsar y optimizar la eficiencia,
    clarificar las decisiones y hacer más accesible y
    pública la información sobre el desempeño del
    programa social ejecutado o a ejecutar. Deberían de igual
    forma, las evaluaciones, mejorar la elaboración de
    políticas legislativas, financieras, de optimizar las
    decisiones sobre el gasto y la supervisión del impacto que tiene el
    programa, es decir medir la calidad del beneficio entregado y
    medir el grado de satisfacción del usuario.

    Para concluir este segmento diremos que, no es la
    intención de esta investigación, señalar si en
    definitiva, los nuevos sistemas de evaluación aplicados
    junto a las reformas a principio de esta década en nuestro
    país, ayudaron a optimizar a los programas sociales
    ó a la gerencia social pública, pues esa respuesta
    sería el resultado de otra investigación y en la
    cual no está orientada este estudio.

    Solo nos limitaremos a señalar que, efectivamente
    estos nuevos tipos de evaluaciones (Monitoreo, Evaluación
    Costo
    Beneficio, Sistemas de indicadores Sociales, Indice de desarrollo
    Humano etc.) cumplieron cabalmente con la tarea que les fue
    asignada: demostrar la ineficiencia operativa y el bajo impacto
    que mostraban los programas sociales tradicionales.

    A tales efectos, el análisis de los resultados de las
    evaluaciones ejecutadas a los programas sociales tradicionales,
    recomendaba ampliamente la reducción de la cantidad de
    programas sociales que están en acción y el
    "rediseño" los que se encontraban en la etapa de
    formulación. (Musto, 1975 : 42-43 / Maignon,1992 :
    70)

    En un plano más profundo y en definitiva, las
    nuevas evaluaciones ejecutadas en período de reforma en
    Venezuela, estaban destinadas a medir el impacto, el resultado y
    la relación costo beneficio
    (monetario) de los programas tradicionales. Esto conllevó
    a una tendencia técnica en la que los sistemas evaluativos
    solo se dedicarían, en adelante, al análisis de los logros del programa
    (incidencia) junto con al estudio las dificultades técnicas
    financieras que deberían superarse durante su
    ejecución. Es decir las evaluaciones se convirtieron en un
    simple análisis económico, de presupuesto y de
    eficacia
    (nivel de ejecución alcanzado respecto a lo programado en
    términos monetarios) de todo los programas
    sociales.

    Sin embargo, esta posición del "Particularismo"
    limitó fuertemente la aplicación de otros métodos
    alternativos de evaluación inspirados en las Ciencias
    Sociales no económicas. Las evaluaciones se
    convertían así en una revisión de los
    sistemas técnicos, económicos y funcionales de los
    programas y no en sistemas que estudiaran la acción y
    comportamiento
    de las diferentes instituciones, actores y grupos
    sociales involucrados, junto con el Estado, en el diseño
    y ejecución de un programa social. En tal sentido se
    limitó, por ejemplo, evaluaciones sociológicas que
    enfocaran el análisis a:

    .- La interpelación entre los diferentes
    actores sociales que revierten sus propuestas en el
    diseño de los programas social.

    .- Al proceso de
    negociación entre los actores para
    articular un programa.

    .- Al análisis estratégico de las
    debilidades, fortalezas, oportunidades y amenazas reales del
    programa ante sus beneficiarios y ante el escenario donde se
    ejecuta.

     

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    Alejandro Vera

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