SIGNIFICADO Y PRÁCTICA DE AUTOCUIDADO EN LAS PERSONAS ADULTAS MAYORES DEL CANTÓN BARVA DE HEREDIA, COSTA RICA
- Resumen
- Aproximación
teórico-práctico - Estrategia
metodológica - Análisis de los
hallazgos - Conclusiones
- Referencias
bibliográficas
La investigación "Significado y
Práctica del Autocuidado en Personas Adultas Mayores", se
originó en el reconocimiento de que la potencialidad de la
autonomía y autoresponsabilidad es indispensable para
tener vida digna, plena y saludable. En este sentido, el
autocuidado va a permitir alcanzar mejor calidad de
vida. El enfoque utilizado fue cualitativo, método
fenomenológico; y como teoría
de análisis el interaccionismo
simbólico. El estudio se realizó en Barva –
Heredia, Costa Rica
durante los meses de marzo – agosto 1999. Los participantes en el
estudio fueron cuatro mujeres y cuatro hombres entre 60 a 75
años. La información se recolectó por medio
de la observación y entrevista en
profundidad. El hallazgo principal, fue encontrar que existe
coherencia entre lo que las personas dicen y lo que hacen en
cuanto al autocuidado. Las prácticas en la mayoría
de los participantes, responde a la satisfacción de
necesidades básicas biopsicosocial, productiva, cultural,
espiritual y sanitaria. Son escasas las actividades relacionadas
con la dimensión ecológica y recreativa. Cabe
resaltar que un resultado no planificado ha sido la
conformación de una red de apoyo.
Palabras Claves:
Autocuidado Integral
Adulto mayor
Estilos de Vida Saludable
Promoción de la Salud
Significado y práctica de autocuidado.
ABSTRACT
The Meant present investigation and autocuidado
practice", he/she responds to the necessity of deepening in the
vivencia of the autocuidado like a process of the lifestyles in
the person, and to the necessity of taking into account the
reality characteristic of people mature adults to understand the
autocuidado meaning so much in itself, as well as the experience
of these people. The methodological approach has been from the
qualitative focus and guided by the method fenomenológico.
And I eat analysis theory I used the symbolic interaccionismo.
The methodological strategy allowed me to involve bigger 8 mature
people (four women and four men of the canton of Barva of
Heredia). to pick up the information I carried out observation
and he/she interviews to individual depth in its homes and at the
end for suggestions of them and them a meeting grupal with the
purpose of to exchange some experiences to each other and to be
formed a support net. Among the significant discoveries of this
investigation they are the following ones: first that is
necessary to locate the meaning and the actions that the grown-up
carries out in his daily life to understand the autocuidado
vivencia.
El alargamiento de la vida de las personas es un
fenómeno que se viene evidenciando en la población mundial debido entre otras
cosas a la transición de las tasas de natalidad y
mortalidad muy elevadas a unas tasas de natalidad y
mortalidad bajas, junto con el descenso de la fecundidad e
incremento de la expectativa de vida convirtiéndose en
la causa universal del envejecimiento de la población. En Latinoamérica las proyecciones
poblacionales señalan que en 1990 se incrementa en
3,7% las personas con edades de 65 a más años y
11,7% para 2030 (Anzola, 1995 y Girón 1997). En Costa
Rica según CELADE (1997), se estima que la
población mayor de 60 años en el 2025
aumentará de 6% a 14%, siendo éste un proceso de
envejecimiento poblacional paulatino pero sostenido, Barva de
Heredia no es un Cantón ajeno a está
problemática.Este proceso de
transición demográfica de una sociedad
juvenil a una sociedad
más madura, se está produciendo en los
países en desarrollo
con mucha más celeridad que en los desarrollados
(United Nations, 1999). Lo cual afecta a la sociedad en
general y a las personas en particular. Las repercusiones
sociales son numerosas, y entre ellas figuran las que afectan
a las pautas de producción, consumo,
ahorro e
inversión, a las condiciones del
mercado
laboral y a
la productividad, a los tipos de servicios
necesarios y a los patrones del gasto
público.Por ello, si bien es cierto, se ha conseguido
actualmente vivir más años lo importante no es
la cantidad sino la calidad, esto
presenta desafíos para los trabajadores de la salud, quienes deben
orientar su quehacer no sólo por alargar la vida sino
de dotarla de la más alta calidad
posible y, esto dependerá del conocimiento y actitudes
que se tenga respecto a las necesidades y problemática
que enfrenta el adulto mayor. Desde el entendimiento de que
el envejecimiento es un proceso de vida del ser humano
así como, las modificaciones que ocurren en el nivel
biológico, psicológico y social, que implican
cambios celulares, tisulares, orgánicos y funcionales,
ya que, es una programación genética, influenciada tanto por
factores ambientales como por la capacidad de
adaptación del individuo (Girón, 1997 y
Gonzáles, 1994).Envejecer es un proceso secuencial, acumulativo e
irreversible que deteriora al organismo humano
progresivamente mermando su capacidad para enfrentar las
circunstancias y condiciones del entorno. El enfrentamiento
que plantean las disfuncionalidades y enfermedades
en la vida de las personas adultas mayores, las hace que
adquieran algunos conocimientos, habilidades y
prácticas básicas de autocuidado. Dichas
experiencias en muchos de ellos favorecen una atención integral, que atienda sus
necesidades fisiológicas, emocionales, sociales,
espirituales, ecológicas, productivas, culturales,
recreativas y sanitarias, debido a que son un grupo
funcional y socialmente vulnerables (Jiménez,
1998).En este sentido, la salud para la
mayoría de las personas mayores se constituye en una
de las principales preocupaciones de su vida, por lo que la
enfermedad puede ser una obsesión constante dado que
la probabilidad
de sufrir una enfermedad durante la vejez se
incrementa. Según la OPS (1994), más del 80% de
los adultos mayores padece enfermedades
crónicas y acude constantemente a los servicios
de salud recibiendo en promedio al año, entre 10 a 12
atenciones. Asimismo, entre el 5% y el 7% de las personas de
esta edad que viven en sus hogares necesitan algún
tipo de ayuda en las actividades de la vida diaria, (Lacayo,
1996 y Martínez, 1998). Esta situación
haría pensar que harán falta más hogares
de ancianos y más camas hospitalarias para atenderlos
lo cual generará una alta inversión económica tanto para
la familia
como para el Estado.
Sin embargo, Anzola, (1995) en el ámbito mundial y
Martínez (1998) en el ámbito de Costa Rica,
refieren que sólo el 10% de los adultos mayores se
encuentran institucionalizados y 5% de la población
vive sola. Por tanto, si se aplican medidas oportunas de
autocuidado como de promoción, prevención y
tratamiento de las discapacidades vinculadas con el proceso
del envejecimiento, ayudará a disminuir el costo de
la atención de este grupo
(Lacayo, 1996).En Costa Rica el autocuidado no ha tomado aún
la importancia que requiere; es muy poco lo que se ha
estudiado sobre ello y lo que existe está relacionado
con un enfoque biomédico, enfatizando en los problemas
de salud. No se involucra a la persona
adulta mayor como actor competente que tiene la capacidad de
tomar decisiones, controlar su propia vida y asegurarse la
posibilidad de gozar de un buen estado de
salud. En la práctica la mayoría de las
instituciones que trabajan con la persona
adulta mayor no cuentan con programas
integrales, se desarrollan actividades
fragmentadas generalmente orientadas a los aspectos:
recreativos, espirituales, de socialización con personas de su misma
edad y charlas que ayuden a la autoestima. Asimismo, cuentan con escaso
personal
capacitado para brindar educación a la persona adulta mayor
sobre como ejercer su autocuidado integral.De allí, la necesidad e importancia de
considerar la nueva concepción de la salud, la cual
plantea la multifactorialidad de los elementos que la
determinan y la complejidad del proceso del envejecimiento en
las personas adultas mayores sanas o enfermas. Esto requiere
que tanto en el ámbito familiar, comunitario e
institucional, la práctica de un enfoque integral
exige que la atención que se brinde a este grupo
etáreo se realice utilizando criterios de coherencia y
continuidad. Esto evidencia que es de vital importancia la
participación de la familia o de
las redes de
apoyo para ayudarle a restaurar, solucionar y encauzar sus
dificultades de salud y promover el bienestar entre él
y su entorno (Gutiérrez, 1995). La capacidad de
iniciar y sostener esfuerzos en este campo está en
relación con el tipo de autocuidado que se necesita,
con las condiciones externas y con los factores internos que
afectan la posibilidad de actuar autónomamente. Por
tanto, si en determinado momento las personas adultas mayores
no son capaces, por sí solos, de cambiar las
prácticas viejas o añadir nuevas, es necesario
un reaprendizaje.Según la Carta de
Ottawa (1986) la OPS define la salud como fuente de riqueza
de la vida cotidiana, de tal forma que se constituye en el
mejor recurso para el progreso personal,
económico y social; y se considera una de las
dimensiones fundamentales del ser humano. Hasta hace poco, el
cuidado de la salud de las personas adultas mayores estaba
relacionado con la satisfacción de sus necesidades
fisiológicas y el mantenimiento de su salud física. Esta
apreciación ve a la persona adulta mayor como
sinónimo de enfermedad y discapacidad. Bajo esta visión, se
contempla la salud y su cuidado como una virtud y propiedad
de la juventud,
de productividad, de belleza, de automatización y de vitalidad. En
consecuencia, las personas adultas mayores son vistas como
improductivas, incapaces, propensas a perder facultades
fisiológicas, físicas, sociales,
psicológicas e intelectuales. Por lo tanto la
práctica del cuidado se limitaba a la
realización de las más elementales tareas de
higiene
(Gutiérrez, 1990 y Otiniano, 1994).Los aspectos mencionados contribuyen actualmente a
la revalorización de la persona adulta mayor, quien
debe jugar un papel
más activo en su cuidado entendiéndose
éste como integral, es decir, debe verse como un ser
holístico en sus dimensiones: biológica,
psicológica, social, cultural, ecológica,
productiva, recreacional, sanitaria y espiritual.
Concibiéndose el autocuidado en la persona adulta
mayor como el medio que le permitirá desarrollar al
máximo su potencial personal y perfeccionar o
transformar sus actitudes
indispensables para la vida (Gutiérrez,
1995).Como señala Coppard (1990), las personas
adultas mayores que se autocuidan, tienen la posibilidad de
atenuar los factores adversos en las áreas que
producen experiencias negativas afectando su calidad de
vida. Con el autocuidado se puede mejorar las
posibilidades de que se adapten e integren a su entorno
social, se autorealicen, mantengan sus talentos, metas,
esperanzas, sabiduría y creatividad. Dado que una persona adulta
mayor, que se autocuida, como un ser integral, que conoce
sobre la salud, bienestar y desarrollo, dichos conocimientos los aplica en
todas aquellas acciones y
decisiones que realiza para autocuidarse.Practicar el autocuidado incrementa la opción
de ejercer mejor control
sobre su propia salud y entorno enriqueciendo su vida con un
mejor bienestar. Sin soslayar que el estado
de bienestar dependerá de la seguridad,
el amor,
la pertenencia, la autoestima
y la autorrealización que pueda alcanzar la persona
adulta mayor por sí misma. Todo ello le
permitirá tener la capacidad de pensar por su cuenta,
expresar sus experiencias, y dirigir sus esfuerzos para
participar y hacer cosas que son beneficiosas para él
y para otros.En este sentido, Costa Rica tiene las condiciones
para conocer las necesidades de la población adulta
mayor, por ser entre otros, geográficamente accesible,
existir políticas y programas de
protección y desarrollo dirigidos a esta
población, lo cual favorece las oportunidades para
realizar estudios que sirven de base de los conocimientos
gerontológicos, que permiten diseñar y
planificar estrategias multidisciplinarias e
interdisciplinarias para la intervención preventiva y
la promoción del autocuidado, como
instrumento eficaz para contribuir con la disminución
del impacto del proceso del envejecimiento de las personas
adultas mayores.- APROXIMACIÓN
TEÓRICO-PRÁCTICOBajo este contexto se desarrolló el presente
estudio realizado conjuntamente con las personas adultas
mayores del cantón de Barva – Heredia, en el
período de marzo – agosto de 1999, el cual tuvo como
propósito investigar el autocuidado explorando su
significado y práctica. En la investigación efectuada interesa
resaltar el autocuidado en las personas adultas mayores como
medio para lograr independencia, autoestima y control
sobre su cuerpo, la toma de
decisiones personales para que continúen
desarrollando sus propios planes de vida y por ende mejor
calidad de vida. También se estima importante
identificar el significado, experiencia de autocuidado en la
cotidianidad y las implicaciones en su bienestar; para que se
les motive a ellos, a la
familia, a la comunidad y
al personal de salud a mantener estilos de vida saludables
(alimentación, ejercicio, no
hábitos nocivos, etc.) y sensibilizarlos para que
eviten o disminuyan los estilos que son
perjudiciales.De allí que, se tomó en cuenta los
conocimientos, cultura,
valores,
creencias, hábitos y prácticas que caracterizan
las formas de vida del grupo social al que pertenece la
persona adulta mayor, ya que, el autocuidado varía de
acuerdo con esos factores, a su forma individual, con base en
su experiencia, sus necesidades, su opinión y sus
recursos,
respetando creencias, preferencias, particularidades e
idiosincrasia, sin intentar cambiar, modificar o alterar su
comportamiento ni su sistema de
valores;
siempre y cuando su conducta
no constituya un riesgo para
su integridad (Quintero, 1994).Por ello, el problema investigativo y la forma en
que se buscó las respuestas a las interrogantes
planteadas ubicó el estudio en el enfoque cualitativo
de investigación, desde el cual se optó por el
método fenomenológico (se
estudió los fenómenos tal y como se
presentaron) y como teoría para el análisis se usó el
interaccionismo simbólico. Dado que el paradigma
utilizado busca la comprensión de los hechos,
así como el significado que el ser humano le asigna a
sus acciones.
Se parte de que las personas ven las situaciones tal y como
las expresan (Smith, 1983). La perspectiva
espistemológica y ética
de la investigación llevó hacer uso de la
investigación como herramienta para conocer la
realidad del autocuidado de las personas adultas mayores,
realidad que culturalmente frecuentemente se ignora o
niega.Los participantes fueron ocho personas adultas
mayores cuatro mujeres y cuatro hombres, entre los 65 y 75
años de edad, las diferencias más obvia entre
ellos es el nivel educativo y el estado
civil. Todos los varones (4) han realizado estudios en el
sistema
formal, (2) tienen primaria completa y (2) primaria
incompleta. En el caso de las mujeres solo (1)
estudió, pero no término primaria. Es
importante recordar que este grupo de personas pertenecen a
un momento histórico donde la
educación no llegaba a todas las personas. Entre
las características que comparten
está el proceder de las áreas de influencia de
COOPESIBA R. L. de Barva: San José de la
Montaña, Barva, Santa Lucía, San Pedro, San
Roque, Buena Vista, Puente Salas y San Pablo. En lo referente
a la situación familiar tienen hijos, la
mayoría (7) se relacionan con los hijos y conviven con
alguno de ellos. Otra característica que comparten es la
nacionalidad y el credo religioso, ya que todos son
costarricenses y católicos. Esta situación se
dio así, pero en ningún momento fue un criterio
para definir su participación en la
investigación.La participación de los actores involucrados
en el estudio se realizó considerando cada sector
sanitario y la ubicación de su domicilio por medio del
archivo de
fichas
familiares y de tamizajes de COOPESIBA. Al plantearles el
anonimato, solicitaron que se utilizara sus lugares de
procedencia. Todas las personas participantes viven en su
entorno social y tienen independencia en actividades de la vida
diaria. Por otro lado, su desempeño en la vida cotidiana no
está condicionado a normas y
reglamentos impuestos,
sino que su comportamiento es resultado de sus propias
costumbres o hábitos.Los participantes se eligieron por sus cualidades,
entendidas éstas por las diferencias, las
características y las especificidades que presentan.
Se hace referencia a estas características por
considerarlas que tienen estrecha relación con el
proceso que se siguió en el presente estudio. Para
lograr explicar el qué y el por qué se
requirió una interacción de aprendizaje
entre la investigadora y las personas sujeto de estudio en la
investigación y en el contexto cotidiano de
acción (Smith, 1983).El proceso de aprendizaje
permitió para algunos desaprender lo aprendido para
dar paso a nuevos aprendizajes, debido a que el modelo
mental que poseen las personas adultas mayores respecto al
significado del autocuidado es fundamentalmente fuente de
conocimiento y de la práctica, pues es
el significado que dichas personas tienen se ve integrado en
su práctica cotidiana. De allí que la
experiencia de autocuidado comprende las dimensiones
biológica, psicológica, social, espiritual,
cultural, productiva, recreacional, ecológica y
sanitaria. Es decir que los cambios del proceso de
envejecimiento conllevan aprendizajes que tienen que ver con
la forma en que las personas adultas mayores piensan y
actúanEl interés de este tipo de
investigación se centró en el desarrollo de un
cuerpo ideográfico de conocimientos. Para ello se
siguió un modelo de
estudio de casos, por cuanto se dirigió a la
comprensión del sujeto en su totalidad como ser humano
y por que la realidad es compleja y en cada situación
se entreteje una variedad de condicionantes. Al hacer un
análisis profundo del caso individual se tomó
en cuenta la situación y su evolución. Se puso interés en las condiciones de vida del
sujeto y en el modo en que intenta enfrentar el futuro. Se
fundamentó en los relatos o discursos
del sujeto, reacciones y observaciones en el curso de la
relación que se estableció con las personas
adultas mayores, con el fin de comprender y explicar sus
particularidades (Pérez, 1998 y Delgado,
1998).Los instrumentos utilizados fue una guía de
preguntas generadoras y una para la observación. Las técnicas aplicadas fueron la
entrevista en profundidad para identificar el significado
y la observación participante para determinar las
prácticas de autocuidado. Ambas técnicas, fueron seleccionadas por su
capacidad en la generación de datos
descriptivos. Además, porque estás
técnicas muestran en forma más directa la
naturaleza de
la interacción entre el investigador y los sujetos
participantes, permitiendo evaluar más
fácilmente el grado en que el fenómeno es
descrito en términos de la propia perspectiva, del
investigado. Asimismo, este tipo de técnicas son
más sensitivas y adaptables a las muchas y diversas
influencias que mutuamente inciden en los fenómenos
sociales, así como en los diversos patrones de
valor que
pueden presentarse (Pérez, 1998 y Montoya,
1999). - ESTRATEGIA
METODOLÓGICAAcerca de la noción de autocuidado, se
aprecia que coexisten diversas concepciones sobre el
término que se reflejan también en las formas
en las que se lleva a cabo la práctica. De todas las
visiones, al menos una puede distinguirse plenamente la
bio-psico socioeconómica, basada en el abordaje de los
cuidados como expresión para el disfrute pleno de la
vida, tarea en la cual cada persona es responsable y debe
comprometer firmemente sus esfuerzos. De las ocho personas
participantes, cinco de las ellas (tres mujeres y dos
hombres) describen y manifiestan su sentir sobre autocuidado
como una experiencia personal agradable que les permite vivir
bien y sentirse alegres. Y lo conceptualizan como acciones
que se tienen que realizar para tener bienestar y salud. Esta
visión indudablemente se alimenta de las acciones
cotidianas de la vida humana, de la construcción social, del empoderamiento
y de la capacidad real de elegir. Las tres personas restantes
(una mujer y
dos hombres) lo conceptualizan como actividades que se debe
realizar para no tener enfermedades, el énfasis es en
el cuidado del cuerpo.La mayoría de las personas adultas mayores
participantes en el estudio tienen conocimientos sobre el
autocuidado producto
de los hábitos aprendidos en la niñez o por
recomendación profesional. Sólo una de las
personas manifestó que el mismo adquirió por
interés personal mayor conocimiento sobre el tema,
enfatizando que el motivo y la razón por la que
él realiza su autocuidado, son para sentirse bien el
mismo y su familia.Entre las acciones de autocuidado que manifiestan
realizar en relación con la dimensión
biológica, predomina el componentes físico y
fisiológico, que se dan por medio de la alimentación,
ejercicio e higiene. En
la dimensión social sentido de pertenencia a la
familia, buena interacción familiar y relación
de afecto. En la dimensión espiritual el componente
prácticas religiosas y valores humanitarios. Y en la
dimensión productiva, el componente ocupacional: estar
ocupado. Refieren que lo hacen porque lo aprendieron en la
niñez.Se puede ver que en la dimensión
biológica el autocuidado se define como acciones que
están asociadas generalmente a los cambios (componente
físico), deterioros o a una disminución en la
eficiencia
del funcionamiento orgánico (componente
fisiológico). De allí que las acciones
están relacionadas con los aspectos en la
alimentación, el ejercicio, sueño, la respiración, la circulación
eliminación y la higiene. Sin embargo, a pesar de
haber varios cambios que están presentes en toda
persona y que avanza a ritmos diferentes, estos, dependen de
los estilos de vida como es del consumo de
alimentación saludable, plan de
ejercicios, rutina de evacuación intestinal entre
otros. (Quintero, 1997). Todos los participantes de la
investigación concuerdan que el autocuidado que
realizan es preferentemente en dicha dimensión. Entre
las acciones que realizan está enfocado en algunos
aspectos del componente físico específicamente
cuidarse la piel y el
peso. En lo fisiológico explícitamente ellos no
lo especifican pero al referirse al problema de la
circulación y al funcionamiento del sistema
digestivo, precisan algunas afirmaciones de cómo
cuidarse por ejemplo caminar, hacer ejercicios, comer frutas
y verduras. En algunos estas prácticas se dan como
producto
de enfermedad que han presentado.En la dimensión psicológica del
autocuidado se hace referencia a la autonomía,
autoestima, la
motivación, así como la sexualidad
entre otros. Y las acciones están relacionadas a las
conductas que la persona dice que hace o deja de hacer
(Bosque 1999). Al respecto las personas participantes en el
estudio manifiestan haberse entrenado para los cambios de su
vida y lo que han hecho respecto a sus circunstancias
desventajosas de una forma positiva. Una de las bases
teóricas que fundamentan lo anterior es la
teoría de la continuidad ya que, desde la perspectiva
de Nieto (1997) durante su vida la persona desarrolla
aptitudes, valores y costumbres, que en la vejez se
van ha encontrar vigentes en su cotidianidad. La vejez, como
cualquier etapa es un tiempo de
continuo desarrollo y cambios en su vida familiar, en sus
relaciones, en su vida interior, y no es un período
estático. Por lo que para mantener el sentido de
sí misma con orgullo y dignidad a veces es necesario
tener en cuenta los recuerdos positivos de experiencias
pasadas, de privilegios o pertenencias que tuvieron, de
relaciones ya terminadas, estas categorías
reconceptualizan la importancia de mantener en las personas
adultas mayores participantes esta dimensión del
autocuidado y fomentarla en la vida de las personas desde
edades tempranas.En cuanto al área sexual, las personas
mayores entrevistadas que tienen vivas sus parejas refieren
llevar una vida sexual satisfactoria y esto lo atribuyen a
que ahora han comprendido que lo más importante no es
el sexo sino
la relación sexual (caricias, diálogo, afecto, etc.) que se mantiene
con la pareja, pues el tiempo les ha
permitido conocerse y compartir un poco más como
pareja.Respecto a la dimensión social, las acciones
que realizan están relacionadas con la familia: el
sentido de pertenencia y la relación de afecto,
desempeño de roles y redes de apoyo que les
permite estar integradas a su familia y a la sociedad (Alba,
1996). Esto se debe en gran parte a que la familia moderna
centra la fuerza de
la integración familiar en la unidad
afectiva de la pareja marital y resta importancia a las
relaciones consanguíneas más allá del
vínculo inmediato de padres e hijos menores; son
autónomos de la parentela para la toma de
decisiones y en la crianza y formación de los
hijos. Por eso, a muchas de las personas mayores les toca
vivir distanciados al menos relativamente de los hijos e
hijas casadas, pues generalmente son considerados intrusos
que pueden inferir y provocar conflictos
intra e interfamiliares. En estas condiciones, tienen que
recurrir a parientes cercanos (Tamaez, 1999).Las personas participantes en el estudio ponen de
manifiesto que los factores contextuales vividos como
patrones de crianza, sus creencias y costumbres, vida
familiar en el que se desenvolvieron contribuyó a que
hoy en día tengan un autocuidado psicológico y
se sientan satisfechas con sus vidas.En el caso del Cantón de Barva a pesar de ser
un ámbito urbano y citadino tiene una marcada
tendencia a que las personas adultas mayores estén
insertas en la familia de los hijos e hijas casadas. En las
familias de las personas adultas mayores participantes en el
estudio, se pudo apreciar que hay un proceso de encauzamiento
de interrelaciones intergeneracionales equitativas; donde
reciben y dan cariño, afecto y ayuda. Las buenas
relaciones familiares según los participantes se
caracterizan por tener condiciones que propiciaron la
consolidación de pertenencia a la familia reforzando
la capacidad de asumir responsabilidad, de cumplir sus funciones
esenciales en la sociedad: ayudar, cuidar y
compartir.Al respecto Fuster (1997), refiere que la
mayoría de las personas adultas mayores mantienen
contacto frecuente con la familia, de la que recibe ayuda,
servicio y
apoyo importante. La afirmación del autor es
válida para el presente estudio, ya que las personas
participantes mencionan y se observó que los hijos e
hijas son fuente de apoyo, de cariño, ayuda
económica y de salud. Concretamente al reflexionar
sobre el sentido de pertenencia a la familia, el autocuidado
da sentido a la vida de las mujeres adultas mayores
participantes, pero a la vez removió sentimientos de
afecto, pensamientos sobre dedicación y cuido a los
hijos. Los nietos contribuyen como un factor protector porque
con ellos la persona adulta mayor logra satisfacer la
necesidad de amor,
estos le proveen una relación emocional estable
significativa. La mayoría de las personas adultas
mayores refieren que al no tener cuidado directo de sus
nietos, les permite establecer una relación más
estrecha en la que el apoyo, el afecto y el cariño son
compartidos.El cariño, el amor,
la protección y seguridad
que brindan los hijos constituyen un factor importante en la
vida de las personas mayores. Sus vidas en el matrimonio
adquirieron sentido con la presencia de los hijos, les
permitió realizarse como mujeres y madres. Las
personas participantes, en su mayoría, consideran que
al compartir el bienestar logrado por sus hijos hace que
ellas se sientan realizadas personalmente.En cuanto a las redes de apoyo con que cuentan las
personas adultas mayores, se observa una estructura
social caracterizada por la familia, vecinos y el grupo de la
comunidad.
Esta les permite satisfacer necesidades en situaciones
cotidianas y de crisis,
además, les brinda una mayor oportunidad para
potenciar, crear y mantener factores que mejoran su calidad
de vida.Con relación a la dimensión productiva
se aprecia que las acciones brindan una serie de
satisfacciones muy gratificantes en la vida, permite la
socialización e imprime sentimiento de
utilidad. Las
acciones están en relación con el deseo de
vincularse, a la experiencia ocupacional y a las
oportunidades ocupacionales que ayudan a sentirse bien y
mantener la propia estima (Cabirol, 1997). La actividad
principal en su vida para las mujeres adultas mayores es y ha
sido atender a su familia primordialmente. Con la labor
realizada no esperaron a cambio
ningún reconocimiento. Su bienestar depende del
bienestar de los demás a quienes le dedicaron y
dedican su vida. En cambio la
mayoría de los varones adultos mayores, su actividad
primordial ha sido la ocupación laboral que
han desempeñado, la cual con la jubilación ha
tenido que ser reemplazada por otras relacionadas con las
necesidades del hogar. La ocupación en el hombre
ha sido una responsabilidad laboral vista como
satisfacción personal y económica. La jornada
de tiempo dedicada al trabajo ha estado estrechamente
relacionada con la creencia de que ellos son los
únicos que deben participar en el mundo
laboral.La experiencia ocupacional tanto para las mujeres y
los hombres del estudio, les ofrece ventajas y ganancias que
las personas mayores reconocen y valoran. Manifestan que les
brinda satisfacción personal y les permite mantenerse
útiles, activos,
integrados y sentirse bien. Por otro lado, la
jubilación es un asunto que las personas mayores
valoran mucho y es gran importancia porque es considerada
como una forma de dar solución a situaciones que
derivan de sus necesidades. El dejar el trabajo
en el caso de las personas mayores hombres ha sido tedioso e
insatisfactorio.Las personas mayores refieren que en su experiencia
ocupacional han pospuesto sus intereses y necesidades
personales, las cuales han tenido que pasar a un segundo
lugar dentro de las prioridades de su vida. El trabajo
de ellas y ellos ha beneficiado a la familia, pues en esta
etapa de la vida contribuyen con el cuidado de los nietos, la
responsabilidad de los quehaceres del hogar, cuidado de la
casa entre otros. El sacar tiempo para dedicarse a otras
actividades que le producen satisfacción ha sido una
opción de las personas mayores para hacer uso de su
condición de adultas.Respecto al autocuidado como dimensión
cultural, se aprecia que las personas mayores adoptan
diferentes conductas según la concepción que
tienen de las distintas relaciones que mantienen con las
demás personas y dentro de los grupos en los
que están inmersos. Estas concepciones prefijadas son
respuestas de su propio yo, pero también son efecto de
las representaciones que ellos tienen de sí mismos y
que valoran en determinado sentido su identidad
y autoconcepto; las acciones están en relación
con los hábitos de crianza y los estereotipos
(McAlister, l998). Pues en muchas sociedades
consideran a la vejez como una etapa de decadencia física y mental,
proyectando hacia las personas mayores una imagen de
discapacidad, inutilidad social, obsolescencia
y rigidez. Estos estereotipos influyen negativamente en la
persona.Sin embargo, a pesar de haber en la sociedad una
actitud
negativa hacia la vejez que traspasa la propia experiencia
personal, producto de la socialización con respecto al
proceso humano. En el caso de los participantes esto lo han
superado debido a su autoestima alta y el rescate de valor como
personas. Esto pone en evidencia que el envejecimiento es un
proceso individual de adaptación a condiciones
cambiantes provenientes del propio organismo, del medio
social o de ambos. Por ello, cada individuo es el
artífice de su destino personal, ya que elabora una
forma peculiar de enfrentar la realidad de su vejez (pensar,
sentir) y de adaptarse y actuar dentro del marco definido de
la sociedad (Ponce, 1998).En la dimensión recreativa el sacar tiempo
para dedicarse a otras actividades que le producen
satisfacción ha sido una opción de las personas
mayores para hacer uso de su condición de adultas. En
su mayoría los sujetos participantes en el estudio
llevan a cabo actividades recreativas dentro del hogar,
prefieren realizar acciones con la familia por que les trae
beneficios para desplazar preocupaciones y estrés (Pitkin, 1993).En la dimensión espiritual del autocuidado se
devela los
valores trascendentales que le permite ejercer con
plenitud la naturaleza
humana. Dentro de las acciones se consideran la religión, prácticas religiosas,
valores humanitarios y sentido de vida y muerte
(Tarrasco, 1996). Es importante mencionar que las personas
adultas mayores participantes en el estudio todos profesan la
religión católica. Las
prácticas religiosas de la niñez se hace
latente en las etapas posteriores hasta llegar a la vejez.
Para Gutiérrez (1995) la necesidad que surge en las
personas adultas mayores de acercarse a las creencias
religiosas, están relacionadas con fuerte ansiedades,
sentimientos de culpa o de temor a la muerte
que le lleva a un arrepentimiento profundo.Para las personas adultas mayores Dios constituye
amor, les da la fuerza,
fortaleza y sabiduría, por medio de la oración
individual, la asistencia a misa y la pertenencia a grupos
religiosos. Consideran que Dios es lo más importante
en sus vidas y refieren en su mayoría "con Dios
todo lo puedo". Por la fe en Dios las personas adultas
mayores han logrado fortalecer aquellos aspectos positivos de
sus vidas que les permite mantener el equilibrio. La práctica religiosa la
asumen como responsabilidad social reconfortante que
cumple dos propósitos al mismo tiempo, la
participación social y el enriquecimiento espiritual.
Asimismo, la oración les ofrece paz interior, es una
forma de estar en contacto consigo mismas y con los
demás. La línea más espiritual de la
mayoría de las personas participantes es la del
servicio a
los demás, en la que se asume como una vivencia de la
fe, del amor a
Dios y al prójimo.La vida y la posibilidad de fenecer les motiva
también para buscar la comunión con un Dios al
cual hay que dar cuenta de los actos terrenales. Por otro
lado, para algunas personas adultas mayores participantes es
más fácil atender la situación general y
de salud en particular en forma resignada si la explican como
un mandato divino (Giron, 1999).En la dimensión ecológica se incluye
todos aquellos factores relacionados con la salud que son
externos al cuerpo
humano y sobre las cuales se tiene poco control como son
la pureza del aire, del
agua, de
los alimentos, de
la infraestructura de la casa entre otros; por ello tiene que
tomar medidas que le brinden seguridad (Palau, 1996). El
autocuidado en esta dimensión ayuda a crear entornos
físicos que favorezcan la salud y el bienestar de las
personas. Las acciones se basan en que cada persona se
empodere y así pueda velar y responsabilizarse por
fomentar, mantener ambientes saludables (Dulcey,
1994).En la observación se encontró que
ninguna de las viviendas de los participantes en el estudio
tenían las condiciones arquitectónicas para
disminuir los riesgos a
caídas, frecuentes en esta etapa de la vida. Respecto
a la salubridad de las viviendas, en la mayoría de
ellas son pequeñas y mantienen una buena higiene,
más no así la iluminación y ventilación de las
mismas. Todas cuentan con servicios
básicos.Con relación a la dimensión sanitaria,
existe una concepción de la salud como ausencia de
enfermedad y aplican todas las medidas sanitarias aprendidas
a lo largo de su vida que le inculcaron tanto sus padres como
las experiencias de enfermedad padecidas por familiares y
amigos, así como las recomendaciones dadas por el
personal de salud (Febier y Soler, 1996). Las personas
participantes en el estudio refieren que las instituciones de salud y en especial el
médico es una fuente importante para obtener información directa para su
autocuidado. Asimismo, se aprecia que aunque hayan recibido
mensajes positivos en sus hogares de autocuidado a lo largo
de su vida, ellas no se han preocupado por buscar
información y conocer más sobre el autocuidado
en sí. Algunas se han conformado con lo que les
orientó el médico.También se contempló dentro del
estudio investigar acerca de sus planes de vida,
interrogarles sobre lo que piensan acerca de su futuro. La
mayoría refieren que es algo que no les preocupa,
otras manifestaron que nunca lo han pensado y otras
consideran que a esta edad no se debe planificar. En el caso
de las mujeres adultas mayores, quienes han vivido en
función de su descendencia y de su
esposo, visualizan su futuro en función de continuar siendo
útiles a su familia, cuidando nietos y haciendo
mandados en la casa. La necesidad de tener más tiempo
para ellas no se ve reflejado con claridad en dichos planes.
Para dos de los hombres adultos mayores el tener planes
futuros implica miedo, angustia de estar solos, no estar
viviendo con los hijos e hijas, ni con la esposa. Insistiendo
sobre los intereses y preferencias que desean alcanzar, las
personas mayores comentaron sobre actividades que les
gustaría aún lograr en sus vidas como son:
estudiar, pasear, dedicarse a las obras de apostalado, leer,
entre otras.En la construcción conjunta del sentido,
interés y motivación para el autocuidado en las
personas participantes en el estudio, se fomentó
partiendo de la premisa que cada persona es artífice
de su autocuidado personal, puesto que cada uno tiene su
forma peculiar de pensar, sentir y actuar sobre lo que debe
practicar. Reconociendo que la vivencia previa del
autocuidado en la familia ha sido un aspecto que ha influido
en sus prácticas cotidianas. Asimismo, la
interacción establecida a través del estudio
por medio del intercambio de información como por la
receptividad manifestada para llevar una mejor calidad de
vida, de alguna manera ha empoderado y calado en la mente de
las personas adultas mayores para emprender acciones en todas
las dimensiones antes descritas y no sólo en la
dimensión biológica, enfatizando su
autodeterminación y autonomía, así como,
están abiertos a recibir la ayuda necesaria cuando sea
indispensable para mantener su integridad.De la observación participante realizada se
pudo constatar que practican otros componentes de las
dimensiones: social, psicológico, religiosa, cultural
y productiva que ellos no lo reconocen, tal vez por falta de
conocimiento o de precisión de dichas dimensiones. De
tal manera que las prácticas de autocuidado en la vida
cotidiana, en la mayoría de las personas participantes
en el estudio, responde a la satisfacción de
necesidades básicas biopsicosociales, productivas,
culturales, espirituales y sanitarias, pero son escasas las
actividades relacionadas con la dimensión
ecológica y recreativa que ellos realizan. - ANÁLISIS
DE LOS HALLAZGOSEn cuanto a la relación que existe entre el
significado y las prácticas del autocuidado, se
encontró que existe coherencia entre lo que las
personas dicen y lo que hacen. Sin embargo, se observó
que las prácticas que llevan a cabo relacionadas con
las dimensiones: psicosocial, espiritual, cultural,
productiva y sanitaria, no son precisadas como actividades
del autocuidado. Esto evidenció en alguna medida la
falta o ausencia de integralidad en el autocuidado de las
personas adultas mayores participantes en el estudio en su
vida cotidiana.Los resultados del estudio permitió elaborar
un conjunto de estrategias dirigidas tanto a COOPESIBA R.L.
Barva; a la familia y a la misma persona adulta mayor, para
fomentar y fortalecer un autocuidado integral. Por tanto, se
espera que las mismas sean puestas en práctica por
cada uno de los involucrados.El estudio de los significados del autocuidado
situados y construidos por los sujetos; el descubrimiento y
la descripción de hechos y situaciones
privadas en el contexto del fenómeno, ayudó al
análisis y comprensión del significado y
práctica de autocuidado que las personas adultas
mayores participantes en el estudio efectúan.
Así como el desarrollo de conceptos que orientó
la comprensión de la situación, de acuerdo con
los datos
obtenidos por medio del lenguaje
de las personas participantes.Cabe mencionar que la estrategia
metodológica de investigación seguida
permitió alcanzar los objetivos
de la misma, dar respuesta a las interrogantes planteadas, y
fortaleció la formación gerontológica
recibida, a la vez que permitió un mayor
enriquecimiento personal.Asimismo, la experiencia con cada una de las
personas participantes fue única, fueron muy
colaboradores, mostraron interés por aprender, con
gran facilidad brindaron información y acogida;
mostraron amplitud, soltura y la necesidad de hablar. Fue una
oportunidad para reflexionar sobre la importancia del
autocuidado y la necesidad de tomar decisiones sobre nuevos
estilos de vida. Esto se refleja en las siguientes citas "…
los temas tratados
fueron interesantes" "… nunca pensé que las acciones
de la vida diaria ayudaban al bienestar y a la salud", "…
yo lo hacía por rutina ahora ya se su importancia" y
"… anteriormente no había visto la importancia de
esto".Como un valor agregado del proceso investigativo se
puede señalar la conformación de una red entre las personas
participantes en el estudio. El compromiso de formar una red con perspectiva
a ser ampliarla y darle continuidad pues consideran que es
una forma de autoayuda. Esta petición se
atendió después de concluir toda la
recopilación de la información y se
brindó el apoyo necesario para su inicio.Otro aspecto relevante del desarrollo de la
investigación que no debe pasarse por alto fue que las
sesiones sirvieron de motivación personal para cada una de
las personas adultas mayores, que fortaleció su propia
autoestima, sobre todo al ver reflejado los aportes de su
propia experiencia y a su vez por recibir información
sobre el autocuidado integral.De otro lado, los resultados que se obtuvieron
permitieron contar con una aproximación a las
fortalezas, limitaciones o dificultades de autocuidarse que
experimentan las personas adultas mayores. También
proporcionó orientación para la
construcción de posibles soluciones, al problema de los estilos de vida
perjudiciales para la salud del mayor.Por ser este estudio el primero sobre autocuidado
integral en personas adultas mayores aparentemente sanas, se
recomienda que se fomenten investigaciones en esta línea con
personas adultas mayores que viven en su entorno familiar, en
zonas rurales o semiurbanas, para quienes la
participación en programas institucionales es poco
accesible. - CONCLUSIONES
- REFERENCIAS
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Autora:
MSc. Norma Celina Lau Sánchez