Indice
1.
Segmento Corporal
2. Observación de los
segmentos
3. Las estructuras y sus
funciones
4. Volúmenes y capacidades
pulmonares
5. Distribución
El cuerpo es la casa en la que habitamos todos los
días; es un vehículo o el instrumento a
través del cual conocemos el mundo y aprendemos la
experiencia de la vida. Es nuestro recurso básico, nuestra
mejor herramienta, al punto que podríamos afirmar que el
cuerpo es "el apoyo sensorial, cognitivo, quinestéico y
espiritual para nuestra existencia".
Los griegos y los romanos nos enseñaron que no puede haber
mente sana si no hay cuerpo sano, por tal motivo observamos que
es necesario dedicar una parte de nuestra energía a
algún deporte y no
convertirlo en competencia sino
establecerlo para poder
superarnos.
Con nuestro cuerpo podemos manifestar sentimientos a
través del arte, como el
teatro, la
danza y
observamos que constantemente se tienen que depurar nuestras
formas de expresión. Se recurre al cuerpo para curar
bloqueos personales, traumas de la infancia y
diversas enfermedades
así como aliviar tensiones o aligerar las consecuencias de
accidentes y
atender al cuerpo en estados de salud a fin de preservarla
de manera más permanente y estable.
Desde lo pedagógico, nos referimos a la expresión
corporal como aquellas técnicas
que consideran al cuerpo como fuente de salud, energía,
fortaleza. Asimismo, como recurso para manifestar y enriquecer
nuestra vidas interior. "El cuerpo como fuente que nutre nuestro
aprendizaje y
desarrollo
personal". A través de la expresión creativa.
El cuerpo es emoción, sentimiento, razón y fuente
de experiencia, aprendizaje,
conocimiento,
percepción, intuición y comunicación.
2. Observación de los segmentos
Estáticas o en movimientos
El hemisferio central izquierdo procesa la información de manera concreta,
analítica y lógica
y es a través del proceso
que
realizamos en un tipo de aprendizaje; el cognitivo y del
hemisferio derecho intuitivamente. El objetivo
primordial con los niños
debe darse a entender debido al respeto, a la
unidad de cada uno de ellos, motivados por la intención de
desarrollar en ellos formas variadas de expresión creativa
y autoconocimiento, de modo proponer el fortalecimiento tanto del
cuerpo (músculos, articulaciones,
etc.) y la creación de recursos internos
a partir del conocimiento
de si mismo, sus limites y posibilidades.
Durante los dos primeros años de vida el niño
delimita su propio cuerpo del mundo de los objetos, esta
delimitación se realiza por partes, y se ajusta a las
leyes
céfalo caudales y proximidistales.
Hasta los cuatro años, los elementos motores y
sinestesicos prevalecen sobre los elementos visuales y
topográficos.
Desde los 5 a los 7 años asistimos a la progresiva
integración de un cuerpo dirigida hacia la
representación y concientización del "propio
cuerpo" con la posibilidad de una transposición de
sí mismo a los demás y de los demás
también así mismo. La vinculación de las
sensaciones sinestesicas con los datos de otros
campos sensoriales, del campo táctil, del campo visual,
constituyen uno de los aspectos fundamentales.
Wallon afirma que tanto la ajustada asociación de los
campos visuales y ginestesicos, como su correcta coordinación, son de capital
importancia en lo que respecta al esquema corporal.
De los 7 a los 9 años va adquiriendo progresiva capacidad
para trasladar esta orientación a los objetos y a las
demás personas con miras a la estructuración de su
espacio de acción.
3. Las estructuras y
sus funciones
No se pretende en este capitulo profundizar en los
conocimientos referentes a la anatomía y fisiología del aparato
respiratorio, sino que hacer una síntesis
poniendo énfasis en las modificaciones provocadas por el
ejercicio físico. El aire del ambiente
externo es conducido a la superficie respiratorio del
pulmón a través de la nariz (y/o boca), la laringe,
la traquea y finalmente el árbol bronquial a través
de sus numerosas subdivisiones. Tales subdivisiones se
efectúan en forma dicotómica con la
formación de ramas siempre más angostas hasta los
bronquios terminales y los acinos, los que están por los
bronquios respiratorios, conductos alveolares, sacos alveolares y
alvéolos. Los bronquios tiene un soporte cartilaginoso no
continuo en forma de anillos incompletos (así como la
traquea) que se hacen siempre más incompletos a medida que
disminuye el diámetro bronquial, hasta que en dimensiones
inferiores a un milímetro (bronquiolos) desaparecen
completamente.
A su vez, los músculos de la pared bronquial, que en sus
ramificaciones principales se insertan en el extremo de los
cartílagos, ocupan un espacio cada vez mayor a medida que
los cartílagos disminuyen su volumen.
El tejido muscular tiene sobre todo relaciones con el tejido
elástico, el cual se encuentra dispuestos en densos
fascículos de fibras longitudes y circulares
extendiéndose hasta los alvéolos y los tabiques
alvéolos. Tales fibras forman en todo el pulmón una
estructura
elásticas que permite mantener el movimiento.
El epitelio de revestimiento de los bronquios es un tipo siliado
seudo estratificado, el cual contiene numerosas células
caliciformes. Dicho epitelio se hace más delgado
progresivamente hasta hacerse monoestratificado en los bronquios
en donde desaparecen los cilios y las células
caliciformes.
Los alvéolos de forma poliédrica presentan una
pared constituida por un solo extracto de células
epiteliales. Dichas células son de dos tipos:
células de tipo I, que son delgadas y por lo tanto
visibles sólo al microscopio
electrónico y células de tipo II, que son
más voluminosas y que presentan en su citoplasma cuerpos
de inclusión eosinófilos que representan material
de secreción.
La superficie interna del alveolo está revestida por un
extracto continuo y uniforme, "extracto delimitante", que tiene
una notable capacidad tenso activa. Tal extracto está
formado de fosfolípidos (lecitina, isolecitina,
fostatidil-metilanonamina, esfinjomielina y fosfatilidinositol),
grasas neutras, polisacáridos, mucopolisacáridos y
proteínas.
Los componentes químicos que forman el extracto de
revestimiento alveolar constituyen el sistema
"surfactante" de los pulmones. El sistema
surfactante se encuentra presente en dos fases: la fase de masa
liquida (o hipofase) que se encuentra en contacto con la
superficie de las células epiteliales, la fase de
ínter espacio, dispuestas ente el revestimiento y el
aire alveolar,
donde son concentradas las moléculas tenso activas que
presentan una orientación espacial con los grupos polares
dirigidos hacia la base de la masa liquida y los no polares
dirigidos hacia el aire alveolar.
La superficie externa el alveolo está en estrecho contacto
con el lecho capilar proveniente de las ramas de las arterias
pulmonares que siguen las subdivisiones bronquiales. El
número de capilares que rodea a los alvéolos es muy
grande y sin comparación con ningún otro tejido del
organismo, por lo que constituyen un verdadero reservorio de
sangre.
El pulmón está conectado a la circulación
sanguínea por los vasos pulmonares y bronquiales, que se
comunican entre sí. Los vasos linfáticos son muy
abundantes y se dividen en superficiales y profundos; todos ellos
desembocan al sistema linfático del hilio y de la base del
pulmón, los cuales pertenencen al sistema linfático
bronquial. La inervación es dada por el nervio vago, el
simpático y los plexos pulmonares anterior y
posterior.
La parte proximal de las vías respiratorias tienen la
función
de acondicionar el aire. Esto consiste en que, independientemente
de las condiciones del medio
ambiente, el gas inspirado
llegue a los alvéolos completamente saturado de vapor de
agua y a una
temperatura de
37° C. Además, el aire inspirado es depurado de las
partículas extrañas que son retenidas por la
película de moco que reviste a la superficie interna de
los bronquios. Dicho fenómeno de depuración es
auxiliado por le movimiento de
arrastre de los cilios hacia el exterior.
La entrada del aire a las vías respiratorias y a los
pulmones se logra esencialmente por la existencia de un gradiente
de presión
entre el aire pulmonar y el atmosférico. Esto acondiciona
el paso de aire hacia adentro yo hacia fuera de los pulmones, y
en relación con la resistencia de
vías respiratorias al paso del aire será mayor,
cuanto mayor sea la velocidad del
aire y el estado de
relajación de las vías. Tal gradiente de presión
puede ser más elevado durante el trabajo
intenso por el gran aumento de la ventilación pulmonar que
requiere un incremento de la velocidad del
aire y las vías respiratorias.
Mediante la determinación de la presión
endotorácica se puede obtener un índice de la
presión intrapulmonar, la cual es menor que la
presión alveolar. La presión endotorácica se
mide introduciendo un balón esofágico conectado a
un manómetro.
Además de la resistencia al
paso de aire a través de las vías respiratorias,
interesa conocer la resistencia elástica a la
expansión del pulmón. Esta se mide con la misma
técnica, sólo que se toman los datos de
presión y de volumen del
pulmón al final de la inspiración o de la
espiración, cuando no existe movimiento de aire en el
pulmón.
La distensibilidad del pulmón se mide por la
variación de volumen en mililitros por milímetros
de mercurio (o centímetros de agua) por
variación de presión. El resultado de este valor
representa la elasticidad de
los pulmones.
La porción distal de las vías respiratorias, como
se ha mencionado, tiene una función
más bien respiratoria provocando la difusión de los
gases del aire
a la sangre y
viceversa. La difusión se efectúa con mayor rapidez
cuando la superficie respiratoria se amplia de 40 a 80 m2, la
cantidad de sangre en el lecho capilar no supera los 300 ml, y la
distancia entre el aire oscila entre 0.36 y 2.5 m.
El tiempo de paso
de la sangre en los capilares pulmonares debe ser tal que permita
ampliamente los intercambios gaseosos. En el sujeto en reposo, el
tiempo
empleado por la sangre para recorrer los capilares pulmonares es
de .75 seg., tiempo que se reduce a 0.34 seg. en el trabajo
muscular intenso (Astrand y Rodall). Se sabe que durante el
trabajo el volumen total de sangre en los capilares pulmonares es
mayor por la distensión de los mismos, ocasionando que se
dupliquen sus valores con
respecto a los estados de reposo.
4. Volúmenes y
capacidades pulmonares
Capacidad vital: se refiere a la cantidad de aire que un
individuo puede entilar mediante un acto completo forzado. Este
se forma o corresponde a la suma de 3 parámetros que son:
volumen ventilatorio o volumen corriente. Se refiere a la
cantidad que entra y sale de las vías respiratorias
durante cada acto respiratorio normal.
Volumen de reserva inspiratorio.
Es la cantidad de aire que se puede inhalar mediante una
inspiración forzada y efectuada después de una
inspiración normal.
Volumen de reserva espiratorio.
Cantidad de aire que se puede expulsar mediante una
espiración forzada efectuada después de una
espiración normal.
Volumen espiratorio máximo por segundo:
Cantidad de aire que se puede aspirar en un segundo.
Máxima ventilación pulmonar:
Es la máxima cantidad de aire que se puede ventilar en la
unidad del tiempo.
Volumen residual:
Es la cantidad de aire que queda en el aparato
respiratorio al término de una respiración forzada al
máximo.
Capacidad funcional residual:
Cantidad de gas que permanece
en los pulmones y vías respiratorias al final de una
espiración normal. Este parámetro se forma por los
siguientes volúmenes:
Volumen de reserva espiratorio
Volumen residual
Volumen sanguíneo intratorácico
Capacidad pulmonar total:
Se refiere a la cantidad de gas contenido en los pulmones al
final de una inspiración maximal. Este parámetro
pulmonar corresponde a la suma de los siguientes
parámetros:
Volumen de reserva espiratorio
Volumen corriente
Volumen de reserva inspiratorio
Volumen residual
Volumen sanguíneo intratorácico
Ventilación
Por ventilación se entiende el ciclo alterno de la
inspiración y la espiración por medio de las cuales
se permite la entrada de aira hasta los alvéolos
pulmonares y su eliminación al ambiente
externo. La ventilación está constituida por dos
parámetros principales, que son el volumen de aire
movilizado en cada acto respiratorio y la frecuencia de los actos
respiratorios en la unidad de tiempo.
El volumen de gas ventilado en cada movimiento respiratorio es
llamado volumen corriente y se expresa en mililitros. El producto del
volumen corriente por la frecuencia respiratoria en la unidad de
tiempo constituye la ventilación por minuto y se expresa
en litros.
La ventilación medida a nivel de la boca se define como
global y es distinta a la alveolar. La ventilación
alveolar representa el aire efectivo que circula a nivel de los
alvéolos en la unidad de tiempo, y se expresa por la
fórmula siguiente:
Volumen corriente = espacio muerto X frecuencia respiratoria.
La distinción entre ventilación global y
ventilación alveolar es muy importante desde el punto de
vista funcional, debido a que esta última es útil
para los fines de la hematosis. El espacio muerto representa el
volumen de gas que se encuentra en las vías respiratorias
superiores hasta los bronquiolos respiratorios (en él no
se efectúan intercambios de O2 y CO2 entre el aire y la
sangre). Este se divide a su vez en el volumen de aire que va de
la nariz y la boca hasta los pequeños bronquios, y el
segundo está representado por el espacio muerto
anatómico con dos volúmenes adicionales que
están constituidos por los alvéolos privados de
flujo hemático capilar pulmonar y por los alvéolos
con exceso de ventilación con respecto a la
ventilación global de un adulto joven en reposo es de
alrededor de seis a ocho litros por minuto; el volumen corriente
puede ser de 400 a 600 ml y la frecuencia respiratoria de 14 a 16
respiraciones por minuto. En las mismas condiciones, la
ventilación alveolar oscila entre tres y seis litros por
minuto en función de las variaciones del espacio muero
fisiológico.
Durante la actividad física, la
ventilación aumenta en relación con la mayor
necesidad de O2 y la necesidad de una eliminación
más eficiente de CO2 tal aumento es progresivo y
está en relación con el aumento de las necesidades
metabólicas. Para los trabajos muy intensos que llegan a
alcanzar el trabajo aeróbico máximo, la
ventilación es directamente proporcional al trabajo.
Durante el trabajo, la ventilación, después de un
periodo de incremento, alcanza una fase de equilibrio que
perdura en caso de trabajo aeróbico durante todo el
periodo de trabajo.
La fase de incremento se inicia inmediatamente con la actividad
muscular y es tanto más larga cuanto más se acerca
el esfuerzo funcional al trabajo aeróbico máximo.
Oscila alrededor de los minutos para trabajos de mediana
intensidad para alargarse hasta cerca de 10 minutos en trabajos
intensos cercanos al trabajo aeróbico máximo.
Durante la fase de equilibrio, la
ventilación permanece prácticamente invariable
durante todo el periodo de actividad. En realidad, se observan
normalmente pequeñas variaciones en los valores
ventilatorios pero en general se considera estable cuando la
ventilación no supera el 5 por ciento al minuto 20 con
respecto al minuto 10. En estas condiciones, la actividad de
trabajo puede desarrollarse durante horas.
Al terminar del trabajo, durante la fase de recuperación
el volumen ventilatorio cae rápidamente para alcanzar en
pocos minutos los valores de
reposo.
La ventilación muestra un
comportamiento
diferente para los trabajos supramáximos (superiores al
consumo
máximo de 02 = VO2 máx.). En este caso, no se
alcanza nunca la fase de equilibrio y los volúmenes
ventilatorios continúan aumentando en mayor medida de lo
que se esperaría por la extrapolación de la curva
construida sobre el valor de
ventilación obtenido para cargas de trabajo de intensidad
submáxima.
La posibilidad de efectuar un trabajo con determinado peso en
situaciones aeróbicas o anaeróbicas es
estrictamente individual y depende de la capacidad física del sujeto, la
cual es influida favorablemente por el entrenamiento. En
general, en el sujeto no entrenado, el VO2 max. (consumo
máximo de oxígeno) se alcanza con una
ventilación de 50 a 80 litros de aire por minuto.
El incremento de la ventilación en el curso de la
actividad muscular es determinado por un aumento ya sea del
volumen corriente (profundidad de los actos respiratorios) o de
la frecuencia de los actos respiratorios en la unidad de tiempo.
Se observa que el volumen corriente aumenta proporcionalmente
más de lo que se incrementa la frecuencia respiratoria. La
ventilación pulmonar puede variar de seis litros por
minuto en estado de
reposo a cifras muy superiores durante el trabajo, pudiendo
alcanzar valores hasta
de 150 litros por minuto, con un incremento de 25 veces los
valores de reposo.
5. Distribución
Se menciona debido a que la parte más importante
de las ventilaciones la fase alveolar, ya que en el alveolo es
donde se llevan a cabo los intercambios gaseosos entre el
ambiente externo y la sangre.
Las características del aire alveolar como
presión, temperatura,
humedad y concentración de los gases son
siempre rigurosamente mantenidas. La presión a nivel del
alveolo, con la glotis abierta, es igual a la atmosférica,
la temperatura es de 27° C, la humedad es de 4.7 a 6.5 % para
el O2 y del 80 al 81% para el N2.
Los estados
constantes de temperatura y humedad son debidos al hecho de que
el aire de cada acto inspiratorio se diluye en el
volumen
Autor:
Ismael Rojas Cornejo