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Currículo Colombia




Enviado por morera



     

     

    Satisfactorio y saludable para la formación
    intelectual haber elaborado una breve reseña descorriendo
    los velos de la historia con el
    propósito de conocer los hechos como fenómenos
    objetivos, con
    sus correspondientes causas que los engendraron y las razones
    mismas que impulsaron a la voluntad humana para ser causa
    eficiente de los acontecimientos.
    Los partidos
    políticos, se presentan como los cauces por los cuales
    corren, y a veces se desbordan, determinadas corrientes de la
    opinión ciudadana.
    Se ha dicho, y con razón, que la vida de la sociedad, al
    igual que la vida humana, se parte en edades específicas
    de evolución, progresiva y regresiva.
    El proceso de
    institucionalización, se confunde con la historia misma de los
    pueblos. En el vasto campo de la vida política y de la
    religiosa cobra especial trascendencia. Dentro de las sociedades
    políticas se ha institucionalizado una
    multiplicidad de costumbres o normas que
    durante largo tiempo fueron
    simple derecho consuetudinario.
    "Solamente cuando en un pueblo se ha perfeccionado el proceso de
    institucionalización de tales formas orgánicas de
    convivencia, dicho pueblo adquiere la madurez de su vida
    societaria y puede influir fecundamente sobre otros pueblos."
    "A su vez la decadencia de los pueblos se inicia con la
    disolución o desfiguración de sus instituciones.
    Así, el Estado, el
    sistema, la
    doctrina, el partido político se desfiguran y corrompen
    por múltiples causas que, nos pone de presente la
    crónica de las grandes civilizaciones antiguas y
    modernas".
    El estadista no es ya el que hace feliz al ciudadano sino el que
    con más habilidad lo explota, quien hace crecer su
    popularidad a costa del espíritu ingenuo, resignado e
    impotente de ese ciudadano a quien debiera proteger y elevar; no
    es hombre de
    Estado quien
    sirve a sus compatriotas sino quien con más dureza se hace
    servir.
    El hombre
    honrado va quedándose zaguero como simple blanco de
    hazmerreír, y el más listo vale más porque,
    no importan los medios, ha
    llegado primero.
    El político y el conductor de multitudes parecen de mejor
    recibo cuando traicionan y se traicionan, cuando fingen, cuando
    con cautela o interés
    rescatan u ocultan la verdad.
    Es evidente la crisis en la
    democracia
    representativa colombiana, al igual que en su derecho objetivo, como
    consecuencia de la crisis en sus
    partidos tradicionales. Porque si éstos, que son los
    canalizadores del querer popular, se desvirtúan, para dar
    cauce a otros propósitos, ajenos a la finalidad para la
    cual se les dio existencia, necesariamente, o deben reorganizarse
    en una forma más conveniente y adecuada al momento, o
    deben morir para dar paso a nuevas organizaciones
    políticas en las que sí se busque el
    bienestar colectivo como resultado de la opinión
    popular.
    La violencia como
    hecho político ha estado
    presente de manera persistente en el proceso de
    conformación de la sociedad
    colombiana. Desde las guerras
    civiles del siglo XIX, los nacientes partidos, Liberal y
    Conservador, "apostaron sus proyectos
    políticos a las armas, a
    través de las cuales comenzó ese largo transito de
    relación y entrecruzamiento entre violencia y
    política."
    A diferencia de otros países de América
    Latina, los dos grandes partidos
    políticos colombianos se constituyen en verdaderas
    instituciones
    de profunda presencia nacional. La lealtad de sus partidarios se
    transmite por generaciones y aun por poblaciones. Ello va a tener
    decidida importancia en la extensión y
    radicalización de la violencia en el territorio
    colombiano.
    Después de treinta años de un periodo que comienza
    con los albores del siglo XX y que se ha dado en denominar como
    de "la hegemonía conservadora", los liberales llegan al
    poder a
    principios de
    los años treinta. En su predicamento político
    está la idea de modernizar los criterios de desarrollo. Se
    introducen reformas al sistema laboral, al
    régimen de propiedad de
    la tierra y en
    otros sectores como la educación y los
    procesos de
    industrialización.
    En 1946 los conservadores regresan al poder, en
    medio de fuertes tensiones políticas, agudizadas por
    viejos enfrentamientos. Jorge Eliécer Gaitán,
    líder
    liberal de amplio arraigo popular, es asesinado en 1948, cuando
    se celebraba en Bogotá la Conferencia
    Panamericana que dio origen a la actual Organización de Estados Americanos,
    OEA. Hubo
    grandes motines urbanos conocidos como "el Bogotazo" y mueren mas
    de 2,000 personas. Se desata entonces el período de "la
    Violencia", un quinquenio de barbarie que se extiende hacia
    campos y ciudades. Entre 100,000 y 200,000 muertes cobra el
    proceso.
    Un lógico trauma nacional deja como huella la violencia
    desatada. Sobreviene un Golpe de Estado
    que interrumpe, por corto lapso (l953-1958) lo que había
    sido una larga historia de democracia
    formal en Colombia. El
    Gobierno Militar
    obtuvo un armisticio parcial en las luchas campesinas, pero las
    restricciones a la prensa y a la
    actividad de los partidos llevaron a liberales y conservadores a
    unirse para derrocarlo.
    Es así como nace en 1958 el acuerdo del "Frente Nacional"
    que cobra carácter
    constitucional de gobiernos compartidos y alternados por 16
    años. Además de la alternancia en la Presidencia,
    permite la división de los cargos ministeriales y puestos
    en el Congreso. Restablece la paz y la estabilidad. Pero ese
    proceso va a tener una consecuencia de aplazamiento de muchos de
    los grandes problemas
    nacionales a la vez que opera como un mecanismo de bloqueo para
    opciones diferentes a los dos partidos tradicionales.
    Para algunos, el modelo, al no
    presentar oportunidades políticas y a la tardanza de los
    gobernantes en atender con éxito
    situaciones de extrema pobreza o
    marginalidad
    en amplias zonas de la población, hizo posible el resurgimiento de
    anteriores movimientos agraristas que son infiltrados por la
    ultra izquierda y ahora adoptan carácter
    comunista o castrista en algunos casos; en otros, maoísta,
    sin excluir la aparición entre ellas, de bandas de
    delincuentes comunes. En 1964 se fundan las Fuerzas Armadas
    Revolucionarias de Colombia, FARC,
    por guerrilleros de origen comunista y un año
    después aparece el Ejercito de Liberación Nacional,
    ELN, de clara inspiración pro-castrista.
    Sin embargo, la visión extrema de atribuir exclusivamente
    el origen de la violencia a la depauperación social y la
    llamada conducta cerrada
    y elitesca de la política colombiana, contrasta con el
    esfuerzo de desarrollo social
    y económico adelantado por algunos gobiernos. El hecho de
    que Colombia por largos años mantuviera una razonable tasa
    de crecimiento, aceptable institucionalidad política y que
    constituyera la excepción a la crisis registrada en la
    región durante los años ochenta, arroja aún
    más elementos de análisis en la complejidad del caso
    colombiano.
    En la primera parte de los años sesenta, durante el
    gobierno de
    Guillermo León Valencia, la tensa situación
    política y la recesión económica impactada
    por la reducción de los valores de
    exportación, condujo a una fuerte devaluación de la moneda. Las
    compensaciones laborales, vista la gran presión
    sindical, se incrementan en hasta un 40%. Se registra el mas
    agudo proceso inflacionario desde 1905. Las políticas
    deflacionarias aplicadas elevan el desempleo a cerca
    del diez por ciento en las mayores ciudades y una creciente
    desconfianza hacia el Frente Nacional lleva a que menos del diez
    por ciento del electorado vote en las elecciones para
    congresantes de 1964.
    Pero la economía retorna hacia el camino del
    crecimiento. Durante el gobierno de Carlos Lleras Restrepo, el
    tercer presidente del Frente Nacional (1966-70), se introducen
    importantes reformas políticas, y la economía, hacia el
    final del periodo, alcanza una elevada tasa de crecimiento (7%).
    No hay duda que influyen los altos precios que
    alcanza el café,
    pero ello no desmerita el esfuerzo hecho. Mucho menos, elevar el
    grado de credibilidad de la dirección política.
    En 1970, va a producirse un hecho de especial importancia con
    ocasión de la elección de Misael Pastrana Borrero,
    el candidato conservador respaldado por el Frente Nacional. Su
    opositor, el ex-dictador Gustavo Rojas Pinilla, obtiene amplio
    respaldo en la votación urbana, lo cual se interpreta como
    un voto contra el Frente Nacional. Esa apretada elección
    da origen a la aparición de un grupo
    guerrillero, en 1973-74, el Movimiento 19
    de Abril, o M-19, denominado así por la fecha en la cual,
    según su consigna, le fue "robada la elección" a
    Rojas Pinilla.
    La transición hacia la libre competencia
    electoral y el fin del acuerdo del Frente Nacional, transcurre
    sin mayores dificultades. En 1974, Alfonso López
    Michelsen, del Partido Liberal, cumple su periodo de cuatro
    años (1974-78) y trasmite la presidencia a Julio
    César Turbay Ayala, un liberal de centro. Continua la baja
    participación electoral y crece el temor de que puede
    producirse una asonada militar de cualquier signo
    político.
    El acuerdo de Frente Nacional, además de permitir a los
    oponentes políticos argumentar la toma de la vía
    armada por la imposibilidad de competir democráticamente,
    tuvo un importante efecto paradójico: el traslado de la
    competencia
    política dentro de cada partido y no entre ellos. La
    huella del Frente Nacional aun subsiste, y en los gobiernos
    electos son invitados a participar miembros del partido opositor.
    La secuela del asesinato de Gaitán y la constitución del Frente Nacional,
    produjeron una petrificación de la política
    colombiana en la memoria
    colectiva que ha llevado a descuidar las virtudes de la
    democracia representativa y a errar en el reconocimiento de su
    evolución.
    El proceso armado en Colombia tiene hondas raíces
    sociales, políticas e históricas. Su
    inserción en la estructura
    social le ha permitido consolidarse y evolucionar hacia una
    pretensión de desplazamiento absoluto de las clases
    dirigentes actuales en la dirección del Estado.
    Son muchos los factores que determinan esa realidad. Factores
    exógenos como la Revolución
    Cubana y el "castrismo" como ideología de insurgencia guerrillera para
    la toma del poder; la guerra
    fría y su consecuente enfrentamiento entre el mundo
    socialista y el mundo capitalista y la ruptura de las
    líneas políticas soviéticas y chinas que a
    su vez enfrentan las tendencias de "coexistencia pacífica"
    y "revolución mundial", respectivamente.
    Algunos factores endógenos que determinan el proceso
    pueden encontrarse en: las insurgencias campesinas y su posible
    prolongación en la cultura
    popular; la exclusión política que
    representó la conformación del Frente Nacional; el
    retraso en la atención a los problemas
    sociales; la aparición de la "nueva izquierda" como
    organizaciones
    políticas distintas al Partido Comunista, tales como: el
    Movimiento
    Obrero Estudiantil, Campesino, MOEC; el Frente Unido de
    Acción Revolucionaria, FUAR y las Juventudes del
    Movimiento Revolucionario Liberal, JMRL, entre otros, que
    constituyen las simientes en las direcciones de los frentes
    armados actuales.
    Desde los años setenta se inicia un proceso de reformas
    políticas que encuentran en la Constitución de 1991 su mejor
    expresión. Las primeras conversaciones de paz arrojan
    positivos resultados y grupos
    guerrilleros, con excepción de las FARC y el ELN, deponen
    las armas. La nueva
    constitución se dicta en el marco de un amplio debate
    nacional y sus previsiones apuntan hacia una
    profundización del proceso democrático.
    Restricción al poder central ejecutivo y promoción de la participación
    política, constituyen sus líneas
    básicas.
    La influencia del modelo
    constituyente español en
    cuanto a autonomías regionales se hace presente en la
    concepción del proceso de descentralización. Se dota de mayor
    autoridad a
    las figuras de los alcaldes y gobernadores departamentales. La
    Fiscalia General y la protección a los derechos humanos
    ocupan ahora un espacio de destacada importancia. La
    participación ciudadana alcanza elevados niveles en los
    procesos
    electorales, cerca del sesenta por ciento en las elecciones de
    1998. Nuevas figuras, sobre todo a nivel regional, aparecen en la
    escena política.
    La necesidad de nuevas reformas constitucionales se hace
    evidente. La violencia y el terrorismo son
    rampantes; el "contrato social"
    esta amenazado. El sistema judicial es incapaz de reducir y
    castigar el crimen mientras que esa misma Constitución es
    proactiva en el área económica, cerrando
    posibilidades al mercado y al
    diseño
    de políticas económicas.

    También el Parlamento aparece fragmentado y sujeto a miles
    de presiones. Sus relaciones con el Ejecutivo son
    difíciles.
    Adicionalmente, las insuficiencias institucionales amenazan la
    tradicional estabilidad. En efecto, el proceso de descentralización ha dejado una secuela de
    importantes déficits fiscales e ineficiencias en las
    relaciones entre el gobierno central y los gobiernos regionales.
    El proceso presupuestario es frágil y no transparente. Los
    servicios
    sociales y los programas para la
    reducción de la pobreza son
    ineficientes y carecen de recursos. La
    política
    monetaria y financiera requiere de firmes controles de la
    inflación.
    Aun cuando muchos de estos problemas son
    comunes a los países en vías de desarrollo y,
    aun en economías industriales, en Colombia aparecen al
    borde del colapso. Un obstáculo para superar estas
    limitaciones se encuentra en el hecho de que la
    Constitución de 1991 es sumamente detallada en su
    articulado. La consecuencia es que relativamente pequeños
    cambios e inclusive, requerimientos indispensables para la
    política
    económica, quedan sujetos a reformas
    constitucionales.
    La exuberante y diversa geografía colombiana
    hace de este país el segundo, después de Brasil, en grado
    de biodiversidad
    en la región. Es también el quinto en cuanto a
    extensión geográfica y el tercero en población con sus 41 millones de
    habitantes. Colombia es el segundo exportador mundial de café y
    flores. Ha gozado de una privilegiada estabilidad
    económica con un crecimiento promedio del cinco por ciento
    de su Producto
    Territorial Bruto entre los años 1945 y 1995. Es uno de
    los pocos países de la región que disfruta de una
    alta calificación para la inversión internacional y, además,
    es una de las más antiguas democracias de Ibero América.
    Sin embargo, también Colombia se ha convertido en el
    primer proveedor de cocaína del mundo. La presencia del
    narcotráfico como forma organizada de
    actividad criminal, ha desatado nuevas formas de violencia que
    amenazan la estabilidad del propio Estado. La violencia
    política se entrecruza con la violencia ejercida por la
    actividad ilegal del narcotráfico. El negocio de las drogas
    permite el fortalecimiento de las fuerzas insurgentes, tanto de
    las FARC y el ELN, como de la
    organización paramilitar de derecha, Auto Defensas
    Unidas de Colombia, AUC. Evidente resulta la influencia
    determinante del narcotráfico, en la extensión,
    profundización y características del conflicto y en
    su proyección internacional.
    La tasa de homicidios en Colombia es una de las mas altas del
    mundo. Para 1991, casi ochenta colombianos de cada cien mil eran
    asesinados. Los homicidios en Colombia son tres veces mayor que
    los que se registran en Brasil o México y
    diez veces superior a los cometidos en Argentina,
    Uruguay, o los
    Estados
    Unidos. Solamente El Salvador superó las cifras
    registradas en Colombia para la ultima década. Para el
    Ministerio de la Defensa el numero de victimas muertos en combate
    durante el año 2000 fue de 1.777, mientras que la
    Comisión Colombiana de Juristas, CCJ, grupo de
    defensa de derechos humanos, 6.067
    personas fueron victimas de la violencia socio-política.
    Un incremento del 50% con respecto al año anterior. Por su
    parte, también Colombia es líder
    mundial en numero de secuestros. El año 2000 la
    policía registró 3.707 secuestros, es decir, unos
    diez diarios.
    En general, existen serias dudas sobre las cifras oficiales de
    los índices de delitos
    cometidos. Ello encuentra su explicación
    en la perversa tendencia del sistema judicial colombiano de
    registrar los delitos solamente
    en los cuales los delincuentes son identificados por las
    victimas. Es por eso que existe una extraña coincidencia
    entre la tasa de delitos reportados y el numero de delincuentes
    aprehendidos.
    Las razones para explicar el alto índice delictivo en
    Colombia son, sin dudas, complejas. Determinar sus causas es una
    difícil tarea, mucho más si se tiene en cuenta de
    que se carecen de estadísticas confiables.
    Así las cosas serian cinco las causas que explican este
    fenómeno social. Ellas son: (1) El trafico ilegal de
    drogas, (2) La
    falta de castigo a los delincuentes, (3) La presencia de grupos
    extra-gubernamentales (guerrillas y para-militares) que han
    asumido tareas que corresponden al gobierno en regiones del
    país, (4) La pobreza y
    desigualdad social, y su aprovechamiento por los irregulares, y
    (5) La posibilidad, para algunos analistas, que las
    décadas de conflicto
    hayan creado una población mas
    inclinada hacia la violencia.
    Una resaltante contradicción del caso colombiano es la de
    que a pesar de la magnitud de sus conflictos
    internos, el gasto militar es relativamente bajo. "Para 1998, el
    15,8% del PNB ruso se destinaba a gasto militar, el 5,8% de los
    Estados
    Unidos, el 3,8% de Francia, el
    3,0% de Noruega, el 2,35 de Chile y el
    2,1% de los pequeños Uruguay y
    Panamá.
    Países con conflictos
    armados internos pendientes hacían esfuerzos mucho
    mayores: Filipinas el 15,8%, Angola e Israel el 13%,
    Nicaragua el 8,7%, y El Salvador el 2,8%". Colombia solo gastaba
    para 1989 el 1,4%. Las fuerzas militares colombianas fueron por
    años muy pequeñas. En 1985 contaban con 66.000
    hombres, la mitad del Frente Sandinista y menos que el ejercito
    chileno de 100.000
    hombres. Para el año 2000 se incrementan hasta 120.000 que
    no son muchos en relación en relación con el
    número de habitantes y la extensión del
    territorio.
    Durante los años 80 se amplió la influencia de los
    carteles colombianos de drogas hacia
    los países vecinos mediante las operaciones de
    importación de químicos y el lavado
    de dinero. Fue en
    1989, después de la muerte del
    candidato presidencial Luis Carlos Galán, y la
    subsiguiente guerra contra
    el cartel de Medellín, que los capos colombianos de la
    droga
    extienden sus operaciones sobre
    todo el continente. Se afirma que ya "para mediados de los
    años 90 no existía un país de Latino
    América
    o el Caribe que no estuviese envuelto de alguna manera en la
    producción y el comercio de
    las drogas."
    Colombia es considerada como el líder en la exportación de cocaína. La
    mayoría de la coca es cultivada hoy día en tierras
    colombianas, aun cuando todavía parte de ella se importa
    del Perú y Bolivia, para
    luego de tratada, ser re-exportada. Para la DEA, el 75 por ciento
    de la droga que
    llega a los Estados Unidos se origina en Colombia. Sin embargo,
    existe consenso de que en la actualidad México es
    la ruta más importante para el ingreso de la droga a los
    Estados Unidos. Esto significa que siendo el mercado de
    consumo la
    parte más rentable de esta actividad, los beneficios del
    comercio de la
    droga deben haber disminuido las entradas para los traficantes
    colombianos.
    Las estimaciones sobre los ingresos por
    concepto del
    tráfico de drogas en Colombia, muestran altas variaciones
    para finales de los años ochenta. Las cifras oscilan entre
    unos 5.500 millones como máximo y un mínimo de
    1.200 millones de dólares. Este valor de las
    exportaciones de
    drogas equivale a entre un 3 a un 14 por ciento del Producto
    Interno de Colombia. Otras fuentes
    señalan que el comercio de la cocaína -que por lo
    demás, desplaza al café como primer suplidor de
    ingresos de
    origen externo- canalizó, para 1984, entre 10.000 y 12.000
    millones de dólares a la economía colombiana
    proveniente del trafico de
    drogas.
    Son muchas las evidencias que demuestran una estrecha
    correlación entre el tráfico de drogas y la
    violencia. Así por ejemplo, la experiencia norteamericana
    en los últimos 100 años sirve de ejemplo al
    analizar la tasa de homicidios per capita. Hay dos periodos en
    los cuales es excepcionalmente alta en los Estados Unidos: los
    años de la Prohibición (1920-33) cuando la venta de alcohol era
    ilegal, y desde los años 80 hasta principios de los
    90 cuando el polvo de cocaína y después el crack de
    cocaína, floreció en los Estados Unidos.
    El caso colombiano también prueba la existencia de la
    relación producción de drogas y violencia. El
    periodo de máximo incremento en el número de
    homicidios se corresponde con la expansión del mercado de
    exportación de cocaína. Los dos departamentos del
    país con la mayor tasa de homicidios fueron Valle y
    Antioquia en los cuales están localizadas las ciudades de
    Cali y Medellín. La tasa de homicidios en esos
    departamentos fue cuatro veces más alta que la media
    registrada en 1990 para otros departamentos de Colombia. A partir
    de ese año, con el desmantelamiento de los carteles de
    Cali y Medellín, disminuye considerablemente ese
    índice.
    El exterminio de las siembras de drogas ha sido una tarea
    ímproba por parte de Colombia y los Estados Unidos; tal
    vez, la
    facilidad de su cultivo impide su efectiva erradicación.
    Adicionalmente, la dependencia económica de
    pequeños agricultores de
    esta actividad, también opera como un elemento que
    entorpece tal propósito. En las selvas de las provincias
    de Putumayo y
    Vaupes, lejos del alcance de las bases anti-narcóticos y
    de los aviones fumigadores, florecen y se multiplican los
    cultivos de
    coca.
    Los pequeños cultivadores bendicen la coca pues es el
    único medio que nos da lo suficiente para vivir. Algunas
    variedades de
    coca producen hojas frescas cada 75 días. Las cosechas
    legales de plátanos, por el contrario, solo producen dos o
    tres
    cargas al año. Otros cultivos mas especializados, como el
    caucho y la palma africana, toman ocho y cuatro años,
    respectivamente.
    Adicionalmente, los intermediarios que compran la coca como pasta
    semi-procesada, pagan en efectivo y la recogen en la
    puerta de los cosecheros. En provincias como el Guaviare, la cual
    es del tamaño de Suiza, hay solamente 5 Km. de
    carreteras
    pavimentadas. Es decir, se le resuelve al agricultor el
    difícil problema del transporte de
    sus cosechas a los mercados. Los
    esfuerzos por la sustitución de dichos cultivos forman
    parte de la agenda común de negociación de los norteamericanos.
    En definitiva, los productores de coca son pequeños
    cosecheros utilizados, que ven en este cultivo la única
    posibilidad de subsistencia. En búsqueda de esa
    subsistencia se internan cada vez mas en las zonas
    selváticas para sobrevivir y estar a salvo a pesar del
    riesgo de sus
    vidas. Este fenómeno puede entenderse como la consecuencia
    de la imposibilidad del Estado colombiano de proveer un sistema
    de vida digno para estos pobladores. No es de extrañar
    entonces que las FARC ofrezcan protección a estos
    pequeños cultivadores para aprovecharse de ellos. Ello
    conduce a inevitables vínculos entre unos y otros.
    Para algunos, la justificación de los cultivos de drogas
    está en el derecho de los campesinos de producir para el
    mercado norteamericano al igual que lo hacen los grandes
    cultivadores de café. Las áreas de cultivo de coca
    están concentradas, fundamentalmente, en los departamentos
    de Guaviare, al sur del Meta, Caquetá, Putumayo, Cauca, y
    también en algunas áreas del Magdalena Medio, Norte
    de Santander y Sierra Nevada de Santa Marta. En el cultivo de
    esas áreas, las FARC, representan un papel
    semejante al del Estado frente a la economía informal.
    Como el cultivo de coca es una estructura
    económica ilegal, no regulada por el Estado, en
    la cual el Estado no aplica la ley ni resuelve
    los conflictos entre los ciudadanos, las FARC asumen ese papel. En el
    extremo de esta posición, en una forzada
    justificación socio-política, se concluye que las
    FARC en la industria de
    la droga intervienen con el objeto de regular la economía
    social y el derecho de los pequeños cultivadores. Ellos
    requieren que los traficantes de drogas le paguen sus
    correspondientes contraprestaciones a los débiles
    campesinos.
    Existen marcadas diferencias entre la violencia en Colombia y
    otras regiones del continente. La prevalencia del conflicto, el
    incremento de los movimientos guerrilleros, la presencia de
    grupos paramilitares, la conexión con la ilícita
    actividad del trafico de drogas y en fin, la imposibilidad
    manifiesta del Estado para reducir su influencia, determinan
    especifidades que requieren de su revisión.
    El origen de las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia
    (FARC) puede situarse en el llamado periodo de La Violencia, a
    pesar de que el propio movimiento sitúa su nacimiento en
    mayo de 1964.
    La segunda organización en importancia, el
    Ejército de Liberación Nacional, ELN, encuentra su
    origen en un grupo de estudiantes que regresan de Cuba
    después de la Revolución
    liderada por Fidel Castro. Sin embargo, el propio movimiento lo
    califica como de origen netamente campesino.
    A mediados de los años ochenta, estos grupos experimentan
    su mayor crecimiento. De menos de unos dos mil hombres armados
    para aquella época, alcanzan la cifra de 12.000
    combatientes activos. Su
    influencia regional de un poco mas de 100 municipios de los 1.075
    existentes, alcanza a cerca de 600 en 1997.
    El vinculo entre guerrillas, paramilitarismo y otros grupos
    armados, debe analizarse desde dos dimensiones: el papel
    desempeñado por el sistema judicial que mediante su
    débil actuación propicia la existencia y
    proliferación de tales grupos, y, por otra parte, el hecho
    de que estos grupos suministran servicios de
    protección privada. Es por ello que la asociación
    con el crimen es de naturaleza
    compleja. Existen evidencias de que los primeros grupos
    guerrilleros ofrecían protección, en los municipios
    rurales, contra el robo de ganado. El rápido crecimiento
    del ELN en los ochenta, aparece asociado con extorsiones
    practicadas contra las compañías petroleras. Por su
    parte, los grupos paramilitares se presentan estrechamente
    vinculados con los capos de las drogas, entre otros, los
    conocidos como M.A.S. "Muerte a
    Secuestradores", creados como respuesta a los secuestros
    practicados por las guerrillas.
    La evidencia empírica entre homicidio y
    guerrillas es muy débil y a veces arroja resultados
    sorprendentes. Los índices en áreas con presencia
    guerrillera, no son peores que donde no las hay. Municipios que
    para 1990 no tenían guerrillas y que hoy las tienen, ven
    disminuir su índice de homicidios. Municipios que nunca
    tuvieron guerrillas mantienen sus índices de
    homicidios.
    En materia de
    secuestros los periodos de mayor crecimiento, van de 1986 a 1991,
    cuando la tasa de secuestros per cápita crece un 40% al
    año y, desde 1995 al presente, con una rata de casi un 25%
    anual. Existe un claro vinculo entre guerrillas y secuestros. Mas
    de la mitad de ellos lo atribuyen las victimas a grupos
    guerrilleros. La otra mitad es atribuida a "criminales comunes".
    Estos, a su vez, suelen "vender" sus secuestrados a los grupos
    guerrilleros. Para el periodo 1991-1995, el average de "rescate"
    pagado se calcula en cerca de US$ 100.000. Para 1997 un rescate
    de un millón de dólares, suele ser frecuente.
    En 1982, el candidato conservador, Belisario Betancur Cuartas, es
    electo presidente. Su gobierno estuvo sometido a serios
    desafíos por parte de la violencia, que enfrentó
    con decisión y cordura. En 1984, es asesinado el Ministro
    de Justicia. El
    año siguiente, el M-19 asalta el Palacio de Justicia en
    Bogotá. Cuando las fuerzas militares intervienen para
    liberar a los rehenes, pierden la vida mas de 100 personas,
    incluyendo la mitad de los jueces de la Corte Suprema.
    Betancur trata empeñosamente de poner fin a la violencia.
    En noviembre de 1982, firma una ley de
    amnistía y logra en los años siguientes convencer
    de un cese al fuego por parte de las FARC y l M-19. Al mismo
    tiempo
    comienzan a desarrollarse las llamadas "auto defensas". El M-19,
    tiempo después, depone las armas y se integra al proceso
    democrático.
    La presidencia de Virgilio Barco Vargas, se inicia en agosto de
    1986 con el firme propósito de resolver la conflictividad
    civil. Sin embargo, los grupos guerrilleros se hacen más
    activos y los
    "paramilitares" superan en numero de muertes a los grupos
    guerrilleros. Los carteles de la droga, especialmente el de
    Medellín inician la practica del terror contra el
    gobierno. El homicidio pasa a
    ser la primera causa de muerte en
    Colombia y su numero supera a los registrados durante la
    época de "La Violencia".
    Durante el gobierno de Cesar Gaviria, se celebra una asamblea
    constituyente para reemplazar la de 1986. La Constitución
    de 1991 introduce cambios significativos. Como la elección
    limitada a un solo termino, una segunda vuelta electoral de ser
    necesario y, en fin, un sistema de control
    gubernamental. El Presidente desempeña un importante papel
    negociando con las FARC y el ELN, especialmente en Caracas en
    1991 y en Tlaxcala, México, en 1992. Sin embargo, esos
    esfuerzos no arrojan resultados. Al final de su mandato, a pesar
    de los esfuerzos de paz, las estadísticas registran cifras semejantes de
    delitos a las que existían al principio de su periodo de
    gobierno.
    Durante el periodo presidencial de Ernesto Samper la
    penetración del narcotráfico se incrementa
    gravemente. Se acelera igualmente la violencia ejercida por las
    "autodefensas".
    Para Andrés Pastrana: "debemos reconocer que ahora, veinte
    años después de la llegada de los cultivos de
    marihuana a
    Colombia, junto con un aumento en la producción de coca y
    amapola, el narcotráfico sigue creciendo en importancia
    como fuerza
    desestabilizadora; es una causa de distorsiones en nuestra
    economía, de una reversa en los avances logrados en la
    redistribución de tierras, una fuente de corrupción
    en la sociedad, un multiplicador de la violencia, y un factor
    negativo en el clima de inversión y lo que es más grave de
    todo, sirve como fuente de los crecientes recursos de los
    grupos armados… ".Y agrega: "Las debilidades de un Estado que
    todavía se encuentra involucrado en un proceso de
    consolidación han sido agravadas por las fuerzas
    desestabilizadoras del narcotráfico…" "Recientemente, la
    relación financiera entre los varios grupos armados y los
    narcotraficantes ha logrado intensificar el conflicto armado, y
    ha limitado la capacidad del Estado para cumplir con sus
    responsabilidades más importantes. La recuperación
    de esta capacidad por parte del Estado exige un proceso de
    reconstrucción de la sociedad y de la comunidad…"
    Es por ello que toma forma el Plan Colombia que
    tiene como meta "promover nuevas actividades económicas y
    actividades alternativas en la agricultura
    con atención especial a la recuperación
    del medio ambiente
    y a la protección de los ecosistemas
    frágiles que han sido amenazados por los cultivos
    ilícitos."
    Una estrategia
    económica que genere empleo, que
    fortalezca la capacidad del Estado para recaudar impuestos, y que
    ofrezca una fuerza
    económica viable para contrarrestar el
    narcotráfico.
    Una estrategia
    fiscal y
    financiera que adopte medidas severas de austeridad y ajuste con
    el fin de fomentar la actividad económica, y de recuperar
    el prestigio tradicional de Colombia en los mercados
    financieros internacionales.
    Una estrategia de paz que se apunte a unos acuerdos de paz
    negociados con la guerrilla con base en la integridad
    territorial, la democracia y los derechos humanos,
    que, además, deban fortalecer el estado de derecho
    y la lucha contra el narcotráfico.
    Una estrategia para la defensa nacional para reestructurar y
    modernizar las fuerzas armadas y la Policía, para que
    estos recuperen el estado de
    derecho, y proporcionen seguridad en todo
    el territorio nacional, en contra del delito organizado
    y los grupos armados y para proteger y promover los derechos humanos y el
    Derecho
    Internacional Humanitario.
    Una estrategia judicial y de derechos humanos, con el fin de
    reafirmar el estado de derecho y para asegurar una justicia
    igualitaria e imparcial para todos.
    Una estrategia antinarcóticos, en asocio con los
    demás países involucrados en algunos o todos los
    eslabones de la cadena: la producción, distribución, comercialización, consumo,
    lavado de activos, de precursores y de otros insumos, y el
    trafico de armas.
    Una estrategia de desarrollo alternativo, que fomente esquemas
    agropecuarios y otras actividades económicas rentables
    para los campesinos y sus familias.
    Una estrategia de participación social que apunte a una
    concientización colectiva. Esta estrategia busca
    desarrollar una mayor responsabilidad dentro del gobierno local, el
    compromiso de la comunidad en los
    esfuerzos anticorrupción y una presión
    constante sobre la guerrilla y sobre los demás grupos
    armados, con el fin de eliminar los secuestros, la violencia y el
    desplazamiento interno de individuos y comunidades.
    Una estrategia de desarrollo
    humano que garantice servicios de salud y de educación adecuados
    para todos los grupos vulnerables de nuestra sociedad durante los
    próximos años.
    Una estrategia de orientación internacional que confirme
    los principios de corresponsabilidad, acción integrada y
    tratamiento equilibrado para el problema de la droga.
    En el marco de esas estrategias se
    inician las Conversaciones de Paz y como paso previo se crea el
    área desmilitarizada o "Zona de Distensión". Es
    creada por Ley para garantizar la seguridad
    necesaria con miras a avanzar en las negociaciones con la
    guerrilla. Esta ley permite que el Presidente cree y suspenda un
    área de distensión como expresión de la
    soberanía del Estado. La Ley solamente
    restringe la presencia del Ejército y la Policía
    dentro de dicha área y suspende órdenes de captura,
    sin embargo, no restringe la actividad de los funcionarios
    elegidos a nivel local o regional.
    Hasta ahora los recursos aprobados por el Congreso de los Estados
    Unidos de Norteamérica, ascienden a cerca de 1,320
    millones de dólares. Un 35% de la ayuda estadounidense en
    la practica no entrara a Colombia, sino que será destinada
    a otros países como Perú, Bolivia y
    Ecuador, para
    respaldar la acción antinarcóticos de
    Colombia.

    Los recursos se aplican en la siguiente forma:
    * Militar. 529,2 millones de dólares de los cuales 328
    millones están representados por helicópteros y se
    incluye gasolina y repuestos
    * Policía. 123,1 millones.
    * Desarrollo Alternativo 68,5 millones
    * Desplazados 37,5
    * Derechos Humanos 51,0
    * Reforma a la justicia 13,0
    * Hacer cumplir la ley 45,0
    * Paz 3,0
    Total 862,3
    Si se agrega la ayuda que ya había sido aprobada con
    anterioridad para los años 2000 y 2001, unos 330 millones
    de dólares, en su mayoría para la Policía
    Antinarcóticos, el total seria de 1,192.3 millones de
    dólares.
    Conviene, someramente, revisar el Objetivo
    Numero Uno del Plan, el cual ha
    levantado agudas polémicas. En efecto, este establece que
    para fortalecer la lucha contra el narcotráfico y
    desmantelar las organizaciones de traficantes mediante esfuerzos
    integrales
    dirigidos por las Fuerzas Armadas, se desplegarán las
    siguientes acciones:
    Combatir el cultivo ilícito mediante la acción
    continua y sistemática del Ejército y de la
    Policía, especialmente en la región del
    Putumayo y en el sur del país. El gobierno no
    tolerará ningún vínculo entre los miembros
    de las Fuerzas Armadas o de la Policía Nacional con
    ningún grupo armado o fuerza al margen de la ley.
    Establecer control militar
    sobre el sur del país con propósitos de
    erradicación.
    Destruir las instalaciones de procesamiento, y mejorar la
    intersección de drogas y de precursores en los medios
    terrestres, aéreos, marítimos y fluviales.
    Establecer el control gubernamental sobre las áreas clave
    de producción de drogas.
    Como puede apreciarse este recorrido por Colombia no para
    aquí, sino que sigue y sigue… del presente para adelante
    nada esta escrito, tan solo esta por escribirse..

     

     

     

     

     

    Autor:

    Jósse Orlando Morera

    Bogotá Colombia 2002

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