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El evangelio pobre de Yehoshuah de Nazerat (página 6)




Enviado por jjmgonzalez



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Todos me conocéis y sabéis que mi trabajo es recaudar impuestos, pero también habéis comprobado que procuro ser lo más justo posible; por eso, de saber que he defraudado a los más pobres, podéis estar seguros de que le devolveré cuadruplicado lo defraudado; no sé si esto es justicia o no, lo único que sé es que a causa de tu estatura rabí, y porque eres como los demás hombres, hoy he tenido que subir a una higuera para encontrarte entre la gente. Después de hablarnos a todos con sabiduría de la justicia y del Espíritu, creo firmemente que tus palabras son lo más grande que ha pasado en Israel desde que cayeron las murallas de Jericó, y doy gracias al Dios de nuestros padres por tenerte hoy en mi casa.

De nuevo volvió a producirse en la casa aquel silencio de la montaña, y después de unos segundos, el carpintero dijo al publicano: –Podéis estar seguros amigos de que no estamos reunidos hoy en esta casa por casualidad; las cosas del Espíritu son muy sencillas, pero también muy profundas. Como he dicho en muchas ocasiones, la verdad nos hace a todos libres, y hoy en Jericó, como en muchos lugares de Israel, es la verdad la que hace temblar los muros de la injusticia humana en boca de los pobres.

Pero no olvidemos que lo único que nos hace verdaderamente libres es la verdad, que es el Espíritu, no las guerras contra los hombres. Si ponemos los cimientos de la verdad dentro de nosotros mismos, iremos edificando el mundo de justicia e igualdad que deseamos; y esta es la verdadera fortaleza del Espíritu, y no los templos y las murallas de piedra que al final el tiempo acaba por destruir.

¡Si las piedras hablasen! Los amigos obreros que seguían a Yehoshuah comprendían que el mensaje pacífico de justicia y bondad humana que el carpintero predicaba era algo muy sencillo de vivir, tanto que con el paso del tiempo se convirtió en el único tema de discusión entre ellos.

Hubo quienes perdiendo el miedo, y hablando abierta-mente del rabí, incluso dentro de las propias sinagogas, fueron públicamente reprendidos por los mismos sacerdotes. –Yehoshuah, –le dijeron unos fariseos al carpintero, estando en Betnania en el entierro de su amigo Lázaro– hemos encontrado que los que te siguen, no dejan de hablar de tí y de tu ideas aún dentro de la sinagogas; repréndeles, porque esto que hacen lo prohíbe la ley.

Pero en aquella ocasión el rabí, con lágrimas en los ojos por el recuerdo de su amigo, dijo a los fariseos: –¿Cómo es posible que seáis tan ciegos e ignorantes, y no reconozcáis la verdad tan sencilla como és?. Es por vuestra culpa que clamamos los pobres; porque, como a Lázaro, habéis enterrado en vida a miles de "Lázaros" en Israel; vosotros sacerdotes, habéis convertido la tierra en un cementerio viviente, lleno de muertos que entierran a sus muertos; pero cuando algunas de estas personas, por fin, salen de sus tumbas y vuelven a la vida con unas palabras de aliento, aun queréis taparles la boca, ¿cómo pretendéis que los pobres nos callemos estas cosas, si hasta las piedras que estáis pisando claman justicia?. Pero las amenazas de los sacerdotes hacia el rabí continuaron creciendo, cada vez que surgía alguna discusión pública con él.

La pascua del judío carpintero

En una ocasión, el carpintero quiso celebrar la Pascua y junto a su familia, hijos y amigos, realizando el rito judío de la celebración e imponiendo sus manos a cuantos se encontraban en la casa. –Rabí, háblanos del significado de la Pascua– le decían sus seguidores al acabar el rito.

Aquel día, Yehoshuah, como un padre enseñando a sus hijos la historia oral de su pueblo, empezó el haggadá, narrando el Pésaj o Pascua judía, de esta manera:

–Cuando nuestros antepasados eran esclavos en Egipto, soñaban que un día alcanzarían la libertad, y esto les mantuvo unidos hasta que fueron expulsados al desierto. Pero cuando llegaron a esta tierra, de nuevo volvieron a separarse entre ricos y pobres, y como en Egipto, los más poderosos crearon jerarquías religiosas para dominar a los más débiles, y desde entonces, en esta tierra se está pisoteando la única ley de Dios, el amor al prójimo.

Pero el hombre ha de buscar ser libre, no sólo del físico, sino también espiritualmente, y esto no lo encontrará a través de las armas y las guerras; el hombre alcanzará su verdadera libertad, cuando experimente que en su interior es más fuerte el amor que el odio, cuando experimente la auténtica paz de Dios, o sea, cuando viva en bondad.

Para ello, tratad de no ambicionar ni odiar a nadie, trabajad para comer y no ser carga para nadie, vivid sencillamente, en paz, y seréis realmente libres; no olvidéis que es mejor comer pan con aceite en armonía, que tener la mesa llena de comida y no tener la conciencia tranquila, no tener paz.

Yo os trato de enseñar mi paz, de daros mi paz, no como el mundo la impone a base de armas y diferencias humanas, sino como nos la dá Dios a todos los hombres, con amor, e incluso a los que se consideren vuestros enemigos. Tened en cuenta que el amor es la mejor expresión de amistad, y no hay mayor amistad en esta tierra, que la de aquel que dá su vida por los amigos, y vosotros sois mis amigos; más un amigo de verdad, jamás abandona a otro amigo.

Simón se emocionó por las palabras de Yehoshuah y le dijo: –Rabí, sabes que también nosotros somos tus amigos y que nunca te abandonaremos, pase lo que pase, por lo menos yo. –Ya lo sé Simón, –le dijo Yehoshuah al pescador–, sé que tu amistad es fuerte, pero tu sabes mejor que nadie, que de no agarrarse bien al timón cuando hay temporal, uno puede caer de la barca en menos que canta un gallo. Y Simón calló.

Pero el rabí continuaba diciendo: –Hasta el momento habéis escuchado ejemplos y parábolas de un hombre, de un carpintero, de un pobre como vosotros, pero llegará un día en el que ya no serán palabras las que escuchéis de esta boca, sino que será el propio Espíritu el que nacerá en vosotros, y guiará vuestros hechos y vuestra vida, como un hijo llena de alegría a la madre una vez pasado el dolor del parto.

Pero esto sirve para todos los seres humanos que tratan de vivir al Espíritu, todos somos hijos del mismo Padre y todos somos en potencia apóstoles, sacerdotes y profetas de nuestro Creador Dios.

Ya os he dicho en muchas ocasiones que podéis aprender de mí si eso os sirve, pero lo importante es que tratéis de vivir al Espíritu dentro de vosotros mismos como trato de vivirlo yo, y como lo han vivido los profetas durante siglos; no olvidéis que Dios es infinitamente sabio y es el único que directamente puede enseñarnos las cosas que debemos saber, Él es el único que puede consolar nuestro corazón, cuando llegan los malos tiempos.

–Rabí, ¿por qué dices cuando llegan los malos tiempos?, –le decían sus amigos–, ¿acaso ves algo más que nosotros no vemos?.

–Os he hablado de practicar la bondad y de vivir en amor los unos con los otros, pero también de ser prudentes, porque como ovejas en medio de lobos hemos venido a este mundo, y aunque formamos parte del mundo, ruego al Padre que os guarde de él.

Padre –decía el rabí emocionado, casi llorando delante de sus amigos–, así como tú y yo somos una cosa, que estos que me has dado por amigos y están conmigo hasta el día de hoy, comprendan que ellos también son una sola cosa con nosotros, como una cosa han de ser todos los hombres del mundo. Padre, tú que eres justo, haz que la tierra sepa de tu justicia y que esta sea tu voluntad.

Última lección de amor, la muerte

Acusado de engañar con sus ideas al pueblo, y de ponerlo en contra del imperio romano y de la ley judía, el rabí continuó trabajando sin perder su humor y sarcasmo. Pasando incluso los 50 años aquel obrero carpintero de Nazerat continuó predicando las enseñanzas libertarias, ensalzando la justicia y la sencillez humana hasta el último momento de su vida, manteniéndose fiel a sí mismo, frente al poder, cosa difícil de entender por los sacerdotes de su tiempo.

Después de aquella lección de amor hacia sus amigos y hacia aquellos que lo consideraron un peligro social, continuó predicando dichas enseñanzas hasta que acabó siendo apresado, encarcelado y torturado por los romanos, sin que consiguieran someterlo a los caprichos de las autoridades religiosas cuyos intentos de comprar su silencio fueron fallidos.

Y en el camino hacia la muerte, unas pocas lecciones más salieron por su boca, como la dirigida a unas mujeres que preñadas, trataban de seguir al rabí entre los condenados y que al verlas llorando desconsoladas les exclamó: –¡No lloréis por mí, llorad por aquellos que tienen aun que nacer!! ¡aprended la lección y no echéis más a vuestros hijos a las fieras!.

El obrero carpintero Yehoshuah de Nazerat fue sacrificado públicamente como un esclavo más de Israel ante el dolor de su familia, su mujer, sus hijos y amigos que nada pudieron hacer para cambiar aquella situación..

Unas últimas palabras volvieron a quedar grabadas en la mente y en el espíritu de sus seguidores, pero sobre todo, de su hijo Yokanaán, que recordando la oración que su padre le enseñó por las montañas, vió como su padre, amigo y maestro, se despedía en la cruz con lágrimas en los ojos y exclamando: –¡Padre, perdónalos, porque no saben lo que hacen!, ¡en tus manos dejo mi espíritu!.

Ahora más que nunca!

Reflexión religiosa

La imagen del nazareno, asesinado por los poderosos de su tiempo, quedó presente en los pobres que compartieron con él su mensaje; pero el profundo recuerdo de las enseñanzas de este hombre sencillo y trabajador, de este pobre que supo liberarse de la influencia religiosa y encontrar la fuerza necesaria para combatir la sinrazón de su tiempo, se conservó aún más allá de las teologías extrañas que los ricos formaron sobre su vida y sobre su muerte, dando de esta manera aliento a las pocas familias que tras su asesinato, hicieron un esfuerzo por conservar el mensaje a través de la tradición oral, y sobre todo, viviendo día a día, año tras año y siglo tras siglo en el forzado anonimato, el evangelio pobre que Yehoshuah de Nazerat dió a entender.

Y ahora más que nunca, el mensaje sencillo del rabí de los pobres cobra sentido, cuando millones de seres humanos, guiados por las multinacionales de la religión organizada, se encuentran en la encrucijada de continuar los dictados puramente económicos de sus dirigentes, o liberarse del yugo religioso, con el fin de redescubrir dentro de ellos mismos aquella conciencia coherente de sencillez, pacifismo, justicia social y libertad espiritual que ofreció a todos con la practica de su ejemplo, Yehoshuah de Nazerat, y cuyo botón de muestra hace siglos que espera en el silencio casero de algunas, por desgracia pocas familias obreras en el mundo.

Y así como la disyuntiva humana se refleja hoy en el mundo entre ricos y pobres, de igual modo en estos momentos surge a la luz, frente a la existencia de las iglesias ricas llamadas "cristianas", aquella sencilla, pero casera iglesia o sinagoga pobre que el carpintero alentó, y que producirá a partir de estos momentos un auténtico cambio en la concepción de la espiritualidad humana.

No se puede desviar por más tiempo el gran debate que tiene pendiente el mundo religioso entre la riqueza y la pobreza evangélica dentro de sus templos, sinagogas, asrams, iglesias, pagodas, mezquitas, etc, un debate que necesita airear urgentemente la religión organizada, sobre todo el llamado cristianismo católico y protestante, si quiere sobrevivir a este despertar de la conciencia humana en la que el mensaje de Yehoshuah de Nazerat irremediablemente jugará un papel decisivo.

Y si a fin de cuentas, nadie ha visto jamás a Dios, ¿porqué el ser humano ha de depender espiritualmente de hombres que nunca lo han visto, y están cargados de un lastre religioso cuyo punto álgido es el miedo a libertad espiritual?.

Delante de esta disyuntiva, sólo cabe alentar a que el ser humano ponga en funcionamiento las dos cosas más preciadas que nuestro Creador no has dado, un cerebro para pensar y una razón para discernir las cosas del corazón, y como decía el rabí Yehoshuah de Nazerat, "las demás cosas vendrán por añadidura".

Citas para el presente

…hace 2000 años • ¡Ay de aquellos, cuyo único consuelo es la riqueza y viven saciados sin saber que les espera el día de mañana!.

• Nadie puede servir a dos señores, ya que acabará amando a uno y aborreciendo al otro; no se puede amar a Dios y al dinero • Los pobres somos la sal de la Tierra, la levadura que hace crecer el pan • Bienaventurados los pobres que tratáis de vivir en el Espíritu, porque vuestro es el reino de los cielos…

Bienaventurados los que tengan el corazón y las manos limpias; los pacíficos y todos aquellos que no intervienen en guerras contra otros hombres…

Bienaventurados todos los pobres, porque nosotros heredamos la tierra, una tierra que Dios nos dió a todos y que los ricos han robado…

• Bienaventurados los misericordiosos, los que lloran, los que están perseguidos injustamente…

• Allí donde guardemos el tesoro humano, la riqueza, etc., irá detrás nuestro pensamiento.

• ¡Ay de aquellos que sólo buscan la adoración y el respeto de los demás, sin embargo viven de rodillas adorando el becerro de oro, esperando bendiciones! • Pedid y se os dará, buscad y hallaréis, llamad y se os abrirá, porque todo el que pide, recibe, todo el que busca, halla, y a todo el que llama, se le abre.

• Ni el sabio Salomón pudo, con toda su riqueza, vestirse como una simple y sencilla hierba del campo.

• No acumulemos cosas como los ricos, por miedo al día de mañana, porque las riquezas materiales, de la misma manera que vienen, se van, y nadie se lleva nada al morir.

• Pensar pues que nuestro Padre Dios hace ricos y pobres entre los seres humanos, sus hijos, unos que naden en la abundancia mientras que los otros intentamos sobrevivir como podemos, es una blasfemia contra la razón y contra Dios.

• La Ley de Dios no mata, no engaña a nadie, no hace guerras, ni explota y asesina a mujeres, niños y ancianos, sino que es paz, bondad y justicia de Dios para todos.

• Cuando ofrezcáis vuestra ayuda a alguien, procurad que vuestra mano derecha no sepa lo que hace la mano izquierda.

• Dios no habita en templos construídos por las manos de los hombres, Dios es infinito y nosotros mismos, como hijos suyos, somos tan eternos como Él.

• Procuremos que nuestro sí, sea sí, y nuestro no, sea no…

Seamos perfectos, como nuestro Padre Dios es perfecto • Quien devuelve bien por mal, está colocando una ascua encendida encima de la cabeza del violento; y nadie quier ser menos que el otro.

• Si un ciego guía a otro ciego, ambos tropezarán y caerán.

• No echemos nuestras perlas a los cerdos.

• No hagamos de hipócritas mirando la paja que tiene nuestro hermano en el ojo, porque tal vez tengamos una viga en el nuestro.

• Yo no os tengo como extraños sino como amigos, no como los sacerdotes que os llaman siervos y como sabéis, los siervos nunca saben lo que hace su señor.

• "Yo soy la Luz del mundo, y si venís conmigo no andaréis en tinieblas, pues también vosotros sois Luz", nos dice el Espíritu.

• ¡No os entretengáis más dentro de la religión, y salid de los templos, salid de la Babilonia religiosa!.

• Los pobres no debemos avergonzarnos de lo que comemos, porque digno es el obrero de su salario y de su sustento… A Dios no se le honra más ayunando y sacrificando el cuerpo, sino practicando la justicia y la paz.

• En las cosas de Dios, quien tiene el Espíritu, quien tiene el aliento de Dios en él mismo, no va a buscarlo en los templos, ni va haciendo ayunos y sacrificios religiosos; quien tiene el Espíritu, práctica el amor con los demás seres humanos.

• Qué fácil es juzgar a los demás, pero no lo es tanto cuando se trata de juzgarse a uno mismo; no olvidemos nunca que no se avanza en el camino espiritual viendo las faltas de los demás, si no viendo las propias y tratando de corregirlas.

• No es justo ni humano que los pobres tengamos que alimentarnos de las sobras que tiran los ricos, como si fuéramos perrillos detrás de las migajas de sus amos.

(María de Magdalá).

• Aquel que no da amor, es porque nada tiene, nada puede ofrecer y nada se le puede perdonar.

• El que ama, no tiene por qué pedir perdón, ni avergonzarse de nada, y mucho menos ser perdonado por otro ser humano con los mismos defectos y debilidades que él.

• La buena nueva espiritual, es que empecemos de nuevo, pero esta vez sin jerarquías ni intermediarios religiosos, sin templos ni oraciones compuestas, sino directamente a Dios.

• A Dios nadie lo ha visto jamás, pero si practicamos el amor los unos con los otros, Dios está con nosotros.

• Sólo hay un Maestro, el Espíritu, que nos habla a todos como habló a los profetas, y como habla hoy a todos los hombres y mujeres con bondad en el corazón.

• Tener el Espíritu en uno mismo es estar en y con Dios; pero nadie puede tener el Espíritu si no practica la justicia y el amor con el prójimo.

• Vosotros, sacerdotes, no debéis olvidar que el más pequeño e insignificante de los hombres, puede albergar un gran espíritu, porque así Dios lo quiere.

• Doy gracias a nuestro Padre, el Señor de los cielos y de la Tierra, de que estas cosas las esconda a los sabios y entendidos, y las revele a los más pobres.

• Sólo hay un Maestro, el Espíritu, que nos habla a todos como habló a los profetas y como habla hoy a todos los hombres y mujeres con bondad en el corazón.

Tener al Espíritu en uno mismo, es estar en y con Dios.

• No tengáis miedo a la hora de hablar, porque el Espíritu, que habla por nosotros, es el que guía nuestras palabras.

• Dejad que los muertos entierren a sus muertos.

• "Yo soy el Buen Pastor, la Verdad, la Vida", dice el Espíritu.

• Las cosas que os hablo son verdad y espíritu, la carne nada aprovecha.

• La Verdad os hará libres.

• El Buen Pastor dá su vida por las ovejas, más el asalariado, cuando ve venir al lobo, huye.

• Amaos los unos a los otros, para que no olvidéis nunca que nuestro Padre Dios es Amor, es bondad.

• Las zorras tienen madrigueras y los pájaros nidos, pero yo, como hijo de pobres, no tengo donde reclinar mi cabeza.

• Buscad primero el Reino de nuestro Padre Dios en vosotros mismos, y las demás cosas os vendrán por añadidura.

• La letra mata, sólo el Espíritu es el que dá vida.

• Dios es amor, y el que vive en amor vive en Dios y Dios en él.

• La religión de Dios tiene un sólo Sacerdote, un sólo Rabí, el Espíritu Universal, que al estar en y con los espíritus humanos, hombres y mujeres, nos transforma a todos en verdaderos sacerdotes y profetas de Dios.

• Dá al César lo que es del César, pero no te olvides de dar a Dios lo que es de Dios.

• Shemá Israel Iedonah Ealohenu Iedonah Ajad; ¡Oye, Isra-e-l: el Señor, nuestro Dios, el Señor es Uno!; amarás al Eterno tu Dios con todo tu corazón, con toda tu alma y con toda tu fuerza, y a tu prójimo como a tí mismo; estos son los dos únicos y más grandes mandamientos en los que se han basado, tanto los profetas, como la Ley.

• Escudriñadlo todo, pero retened sólo lo bueno.

• Vosotros sacerdotes, si de verdad practicarais el amor al prójimo, no pondríais tantas pegas a los pobres y a la justicia de Dios que denunciaban los profetas…

sois vosotros los que ofendéis a los pobres ocultando las injusticias, y ni entráis en las cosas de Dios ni dejáis entrar a los que os siguen.

• El verdadero profeta, cuando habla del futuro, no predice más que el presente que vive dentro de sí mismo.

• La verdadera religión del futuro no es más que la bondad y la justicia puestas en práctica, y esta se encuentra dentro de los hombres y no fuera de ellos.

• Vosotras, mujeres, debéis tener cuidado en no traer tantos hijos a estos tiempos, porque los hijos son como perlas que no deben tirarse a los cerdos que dominan • La guerra es como un diluvio, nadie sabe cuando empieza, ni tampoco cuando acabará, viene sin avisar y destroza todo cuanto encuentra en su camino.

• "El cielo y la tierra pasarán, sin embargo mis palabras no pasarán en vano", nos dice a todos el verdadero Maestro, el Espíritu.

• El hombre, guiado por el Espíritu, sentirá necesidad de mirar al cielo, y entonces nuestros descendientes empezarán a recordar todo lo que está pasando hoy aquí.

• La verdad volará por la redondez de la Tierra y nadie podrá ocultarla.

• ¡Venid, pobres del mundo, venid y heredad la tierra que desde el principio os perteneció! • Sólo agarrándose fuertemente a la roca del Espíritu que es Dios, se puede edificar el verdadero templo que se encuentra dentro de todo ser humano.

• Cuando estás con el Maestro, los temores desaparecen, y te das cuenta con claridad que lo importante en este mundo es crecer espiritualmente, y en la medida que se pueda, ayudar a otros a que hagan lo mismo, y así, todos, ir avanzando en la perfección que és Dios.

• No hace falta estar dormido para hablar o conversar con Dios o con los profetas, basta que concentréis vuestro pensamiento en este deseo y se producirá.

• Si no es justo que los pobres tengamos que pasar hambre para pagar impuestos, más injusto es que pasemos hambre para enriquecer a quienes no trabajan y predican las cosas de la religión.

• El Mesías no es un hombre que vendrá para arreglar las cosas en el futuro, sino el eterno milagro de la bondad hecho realidad en el corazón de todos los hombres.

• De nada sirve buscar fuera del hombre, aquello que está ocurriendo dentro de su corazón y de su pensamiento.

• El que vive la bondad en sí mismo y con los demás, no necesita ir a ningún templo religioso, ya que vive al verdadero Mesías, que és el Espíritu dentro de sí mismo, y Éste le guía en su vida. Y esta es la auténtica religión de Dios, el verdadero Mesías que se vive y se vivirá en el futuro.

• Decir cuando llegará el Mesías a la Tierra, es decir cuando acabarán las guerras entre los seres humanos, cuando se dejará de perseguir y torturar a los inocentes, ancianos y niños, o cuando dejarán de engañar y torturar a los pueblos, los que tienen el poder de las armas y de la religión.

• La falta de bondad entre los hombres y los pueblos, es lo que produce la guerra.

• Agradar a Dios es muy sencillo, basta con vivir la vida sencilla, trabajar para poder comer y ser justo; y si hay ocasión de hablar con la gente, no perderla.

• Las cosas de Dios no se compran ni se venden, y si gratis las recibimos de Él, gratis las debemos dar.

• Llevad primero vuestra carga, y luego podréis ayudar a otros a llevar la suya.

• Si no os volvierais como niños, no entraréis en el reino de los cielos.

• En las cosas del Espíritu, si alguno quiere ser el primero, ha de ser el último y servidor de los demás; aprended de la sencillez de los niños y sentiréis la grandeza de quienes son los más grandes en el reino.

• Es necesario recuperar las cosas importantes que se pierden por el camino de la vida, como la sencillez y la inocencia…, porque es más importante la inocencia y la sencillez, que toda la sabiduría humana; es por eso que para Dios, el más pequeño entre nosotros, es el más grande en su reino espiritual.

• "Donde estén dos o tres reunidos en mi nombre, allí estoy yo en medio de ellos", ha dicho el Espíritu.

• No se trata de perdonar, sino de amar incluso a los que se consideren nuestros enemigos; porque si perdonamos y amamos solamente a aquellos que nos perdonan y nos aman, ¿qué mérito tiene esto?; amar es comprender que todos somos parte de Dios, somos Dios mismo.

• Vale más la vida de un ser humano, que todo el oro del mundo.

• En las cosas del Espíritu, es más fácil que pase un camello por el ojo de una aguja, que un rico entre en el reino de los cielos.

• ¡Levantáos amigos, y adorad sólo a Dios!.

• El Espíritu de nuestro Padre Dios es como el viento, va libre donde quiere y sólo podemos oir su sonido, pero nadie sabe de donde viene, ni a donde irá, salvo Dios que lo creó.

• Sólo hay un Maestro, el Espíritu, el único al que hay que seguir y buscar de verdad dentro de uno mismo. Comprender esto es volver a nacer.

• El Espíritu es como un Sembrador que siembra su bondad y justicia a todos por igual, y en todos los tiempos.

• Hay que pensar por uno mismo, y escuchar el mensaje del Espíritu a través de las cosas sencillas de la vida cotidiana, tanto en el día como en la noche.

• Lo importante es procurar tener limpio nuestro corazón y nuestra mente, porque es ahí donde el Espíritu siembra su amor y su justicia.

• El hombre es como un pequeño e insignificante grano de mostaza, el cual si se riega, es capaz de crecer y convertirse en un gran espíritu, en un profeta…

Lo importante pues, es crecer espiritualmente, lo demás vendrá por añadidura.

• El amor contiene más fuerza espiritual que las palabras.

• El que bebe del agua pura y cristalina del Espíritu, del verdadero manantial que brota dentro de todo ser humano y que nunca se agota, no necesita orar en ningún templo, ni en ningún pozo sagrado, porque el verdadero templo lo tiene siempre dentro de sí mismo.

• A Dios se le adora en verdad y en espíritu, y es del agrado de nuestro Padre que le oremos así en cualquier momento y en cualquier lugar.

• El Mesías no es un hombre, sino la luz que guía a todos los hombres y mujeres; y así como amanece, y el sol ilumina las cosas que vemos, el Mesías ha de iluminar el interior humano, para que los hombres y las mujeres encontremos la libertad. Es entonces cuando la verdad se hace presente en cualquier momento y en cualquier lugar, y es la verdad la que nos hace realmente libres, y no las luchas entre los hombres.

• En las cosas de Dios, en las cosas del Espíritu, no basta recoger lo que otros siembran, se ha de aprender también a sembrar y a cosechar el fruto de lo sembrado, porque esto es la justicia de Dios.

• Si sembramos bondad, nuestros hijos recogerán bondad, pero si sembramos odio, ellos pagarán las consecuencias de nuestro odio.

• ¿Por qué me seguís llamando bueno?, ¿no os he dicho que sólo hay uno que es bueno, Dios?.

• Si nuestra vida y nuestros actos son positivos, nuestro silencio puede expresar más que todos los sermones religiosos que los sacerdotes y rabinos pregonan en las sinagogas.

• No nos creamos ser sabios en cosas que sólo nuestro Padre Dios sabe, porque, como humanos que somos, ¿quién nos puede asegurar que estemos libres de cosas como la ignorancia la vanidad o el egoísmo?.

• Lo que contamina al hombre no es lo que entra por su boca, sino la falsedad que sale de ella, como el odio, el rencor, la avaricia, el adulterio, etc…. La auténtica suciedad en el hombre está en su mente, y en su corazón, no sólo en sus manos.

• La ley de Dios se basa en el amor al prójimo, pero primero hay que empezar respetándose uno mismo, porque quien no sabe respetar su vida, mucho menos podrá aconsejar cómo respetar la de los demás.

• El shabat se hizo para el hombre, y no el hombre para el shabat.

• La bondad de corazón se refleja en las palabras de consuelo a la gente, pero cuando no hay bondad, las propias palabras delatan, como lo hacen las mentiras de los poderosos.

• Los pobres debemos estar unidos, porque todos somos hijos de una sola familia; y en una familia no debe existir la injusticia, porque cuando un miembro padece, todos padecen, y cuando uno se alegra, todos se alegran.

• Debemos trabajar para comer y no ser carga para nadie, pero si no hay trabajo es necesario que todos compartamos lo poco que hay, solo así podremos sobrevivir en la tierra.

• En la religión de Dios, todos los hombres, mujeres, niños y ancianos han de comer, no como ocurre en las religiones humanas, en cuyos templos y sinagogas, compuestos de ricos y pobres, mientras unos comen y lo tienen todo, otros se mueren de hambre o han de mendigar y robar.

• Todo hombre o mujer que se agarra fuertemente a la roca espiritual que es Dios, y no a las religiones de los hombres, nada teme.

• Cuando uno se deja guiar por el Espíritu, tiene fuerza suficiente para decir a esas montañas de la vida ¡apartáos! y se apartan, y a las tormentas ¡basta! y se calman. No olvidemos que el único guía en estas cosas es el Espíritu.

• ¿Por qué creéis que es mejor aquel que tiene estudios y se somete a las leyes romanas, que aquel que sigue los dictados de la ley de Dios, que salen de su corazón, y al mismo tiempo clama justicia ante los hombres y sus leyes violentas?.

• A Dios nadie lo ha visto jamás, pero podéis estar seguros que si nos amamos los unos a los otros, nuestro Creador se alegra de nosotros, que somos parte de su obra.

• Buscad primeramente el reino de Dios y su justicia, y las demás cosas os serán por añadidura.

• Es necesario, que tengáis experiencias propias con el Espíritu, y cuando esto ocurra, será el Espíritu que os guiará hacia la verdad, y la verdad os hará libres.

• "Yo soy el Buen Pastor, y el buen pastor conoce a sus ovejas y las llama a cada una por su nombre, y ellas le conocen; pero tengo otras ovejas que he de cuidar y no son de este redil, pero no temáis nada, manada pequeña, porque siempre estoy con vosotros", dice el Espíritu.

• A Dios no hay que buscarlo entre las nubes para que digamos, ¡que alto está!; ni tampoco dentro de la tierra para que acabemos diciendo, ¡qué profundo se encuentra!, ¡Dios es todo, y nosotros nada somos sin Él!. • Dios és Amor, y todo el que vive en amor vive en Dios, y Dios en él.

• Dios, el Creador de todas las cosas, es eterno, y nosotros, hombres y mujeres que formamos parte de Él, somos tan eternos como nuestro Padre, somos dioses en potencia.

• A nadie llaméis Padre espiritual, porque sólo tenemos un Padre espiritual, Dios; y a nadie llaméis Maestro porque sólo hay un Maestro, el Espíritu de nuestro Padre Dios.

• La auténtica sinagoga del Espíritu no se edifica con piedras, barro ni libros, si no con la práctica de la bondad y la justicia entre hombres y mujeres, lo demás sobra • "Yo no os llamo siervos, porque el siervo no sabe lo que hace su señor, sólo obedece como un cordero y va andando a ciegas esperando la voz de su amo; yo os llamo amigos, porque el verdadero amigo está siempre presente cuando es necesitado; por eso os digo que la verdadera sinagoga se construye en el corazón del hombre, a través de la bondad humana, y no con piedras y barro; quien tenga oídos, oiga", dice el Espíritu.

• Estáis equivocados en pensar que la religión de Dios consiste en unos hombres que predican y comen, mientras la gran mayoría escuchan, malviven y os pagan tributos.

• Debemos trabajar todos, nadie tiene derecho a enriquecerse con el trabajo de los demás hombres; el que puede, tiene que trabajar, salvo los niños, los enfermos, los ancianos, etc. Dios dice "no robarás", y yo os digo que nadie puede hacerse rico si es honrado, ama la justicia y tiene a Dios en su corazón.

• Si queréis ser luz, tenéis que alumbrar, porque una luz estropeada o escondida no alumbra.

• Si un hombre es rico, sea judío o no, ama la justicia, y quiere respetar la ley de Dios que es el amor al prójimo, no tiene más remedio que repartir entre sus obreros el beneficio del trabajo que ellos producen.

• Si un hombre, sea judío o no, es pobre y quiere seguir siendo honrado, nada debe temer en decir aquello que piensa y siente, si el único fin de sus palabras es el de no engañar ni ser engañado.

• La verdad es lo único que nos hace a todos libres, no las mentiras y el miedo, que acaban por convertirnos a todos en esclavos.

• Es la verdad la que hace temblar los muros de la injusticia humana en boca de los pobres.

• Si ponemos los cimientos de la verdad dentro de nosotros mismos, iremos edificando el mundo de justicia e igualdad que deseamos.

• Vosotros sacerdotes, habéis convertido la tierra en un cementerio viviente, lleno de muertos que entierran a sus muertos…; ¿cómo pretendéis que los pobres nos callemos estas cosas, si hasta las piedras que estáis pisando claman justicia?.

• El hombre ha de buscar ser libre no solo del físico, sino también espiritualmente, y esto no lo encontrará a través de las armas y las guerras; el hombre alcanzará su verdadera libertad cuando experimente que en su interior es más fuerte el amor que el odio, cuando experimente la auténtica paz de Dios, o sea, cuando viva en bondad.

• Practicad la bondad y vivid en amor los unos con los otros, pero también sed prudentes. porque como ovejas en medio de lobos hemos venido a este mundo.

• Es mejor comer pan con aceite en armonía, que tener la mesa llena de comida y no tener la conciencia tranquila, no tener paz.

• Yo os trato de enseñar mi paz, de daros mi paz, no como el mundo la impone, a base de armas y diferencias humanas, si no como nos la dá Dios a todos los hombres, con amor, e incluso a los que se consideran nuestros enemigos.

• No hay mayor amistad en esta tierra que la de aquel que dá su vida por los amigos.

• Como ovejas en medio de lobos hemos venido a este mundo, y aunque no somos del mundo, ruego al Padre que os guarde de él.

• Padre, así como tú y yo somos una cosa, que estos que me has dado por amigos y están conmigo hasta el día de hoy, comprendan que ellos también son una sola cosa con nosotros, como una cosa han de ser todos los hombres de la tierra.

• ¡No lloréis por mí, llorad por aquellos que aun tienen que nacer! ¡aprended la lección y no echéis más vuestros hijos a las fieras!.

• ¡Padre, perdónalos, porque no saben lo que hacen!.

…y en la actualidad • El ser humano es humillado cuando se le ofrece limosna, y el que la dá, empequeñece su espíritu delante del necesitado, ya que no practica la justicia de Dios.

• La puerta estrecha, es la puerta de la justicia, de la inspiración espiritual, que hace dignificar al hombre a través de la práctica de la sencillez y del trabajo.

• La limosna es la injusticia predicada por las religiones y que han practicado los ricos para evitar la justicia social, la justicia de Dios.

• Ser perfectos es tratar de actuar simplemente como lo que somos, seres humanos, aceptando nuestras propias limitaciones físicas y mentales, pero jamás actuando como bestias, dominando y rompiéndolo todo por placer.

• Abortar es mucho mejor que dejar que los lobos asesinos que dominan el mundo, agarren a nuestros hijos, ni tan siquiera crecidos, y los maten en sus guerras para hacerse más ricos.

• Cuidado pues, no juzguemos por las creencias, porque en muchas ocasiones, la aptitud y la vida de los agnósticos, llamados ateos, es más cristiana y espiritual, que la aptitud de quienes alardean de creer en Dios y de ir a misa diaria.

• Creer o no creer en Dios es lo mismo, y no sirve de nada, porque lo importante es sentirlo como lo sintieron los profetas.

• Los cielos de los que habla el Maestro al espíritu humano, también están aquí, en este mundo, a través de las montañas, de una simple puesta de sol, en los pájaros que vuelan, en las hormigas, etc., en una palabra, entre los seres humanos cuando viven la realidad espiritual de la bondad.

• Cuando realmente se vive el Espíritu, el Cristo, sobran las ceremonias religiosas, porque es Dios mismo el que une a todos los seres humanos a través de la única realidad posible, el amor.

• En la relación de los seres humanos, no existe más misterio que la puesta en práctica del amor.

• Lo importante es vivir la vida con bondad, una bondad que Dios da a todo ser humano, sea del color y del lugar que sea.

• Es evidente que la dignidad de Yehoshuah estaba por encima de los convencionalismos religiosos, y que la conciencia de libertad y justicia que le caracterizó, lo alejaba de la religión organizada.

• Nunca hemos nacido, y por lo tanto, nunca moriremos, porque el físico tan sólo es un vehículo para vivir en este mundo, el cual aparcamos a la hora de entrar en el Gran Templo de Dios, que es el Infinito Universo.

• Lo más importante es la justicia, pero no la justicia elitista de jueces y abogados, sino la justicia de Dios, la que es para todos los seres humanos.

• El mensaje de Yehoshuah de Nazerat siempre ha sido una revolución de la conciencia, pacífica, espiritual, y no religiosa o política.

• Hay que romper, no sólo las cadenas de hierro de la esclavitud social impuesta por el capitalismo mundial, sino también las cadenas invisibles que la religión ha sellado en el espíritu humano durante siglos.

• La razón y la justicia no siempre es del agrado de todos.

• La complicidad y el silencio implica al poder en todo el mundo, cuando la verdad se quita el manto de la opresión, se libera y denuncia.

• Jamás podrá decidir el ser humano por sí mismo si desde la infancia se adoctrinan las mentes y los espíritus, coartando lo más preciado que Dios nos ha dado para nuestro crecimiento, el uso de la razón.

• La bendición religiosa que reciben hasta el día de hoy los ejércitos de todo el mundo, sólo sirve para poder masacrar pueblos enteros en nombre de Dios.

• Si no cambias tú no cambia nada.

• A lo único que estamos condenados, es a experimentar en nosotros mismos el proceso del cambio espiritual.

• Más importante que la lección de unas palabras, es la propia meditación y el razonamiento dentro de uno mismo.

• Aquel obrero carpintero de Nazerat continuó predicando las enseñanzas libertarias, ensalzando la justicia y la sencillez humana hasta el último momento de su vida, manteniéndose fiel a sí mismo frente al poder.

• "Lo que Dèu guarda, cap sant u toca". (lo que Dios reserva, ningún santo lo toca). Lucía Valls Aguiló.

El Evangelio Pobre de Yehoshuah de Nazerath trata de ser un nuevo concepto en cuanto a información acerca del cristianismo, y su contenido, no esta sujeto a los cánones de ninguna organización religiosa, como a ningún circuíto comercial o al ánimo de lucro.

La obtención gratuita de esta información es posible a través de Internet, bajándose íntegro el libro a través de un fichero pdf, o un documento de texto simple de word, pudiendo ser este fotocopiado.

La edición en papel se puede adquirir directamente en el taller de edición, corriendo a cuenta del lector los costes que ocasione la impresión personalizada y numerada del ejemplar, evitando de esta manera cualquier tipo de recargo por derecho de autor u otro tipo de beneficio comercial.

Obtenida esta necesaria información, animamos a cuantos tratan de devolver al cristianismo su sencillez, que no vendan más este tipo de lectura, dada las posibilidades inmensas que proporciona actualmente la tecnología e internet para llevar gratuitamente las ideas a todo el rincón del planeta.

Este trabajo no es más que el inicio de una nueva era de ideas, que esperamos poder compartir con todos los obreros y pobres del mundo, siendo esta una propuesta provocadora para incitaros a traducir vuestro propio evangelio pobre, tal y como hemos hecho nosotros, evitando definitivamente la vergonzosa manipulación religiosa a que ha sido sometida la vida y enseñanzas de un hombre pobre como lo fue Yehoshuah de Nazerat.

Y a vosotros ricos, tan solo recordaros las palabras claras y contundentes de este hombre pobre de Israel al que alabais en vuestras iglesias, pero apedreais en la trastienda de sus muros, hiriendo con las piedras de la injusticia, la piel de los indefensos, "No se puede servir a Dios y al dinero", lo demás, sobra.

 

 

Autor:

José J. Méndez / Cayetano Martí Valls.

jjmgonzalez[arroba]ono.com

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