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FESTIVIDAD NAVIDEÑA (página 2)




Enviado por jorgemarin1



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5. La simbología noel

Dos figuras centrales son veneradas por la
tradición, como portadora de buenas intenciones:
Papá y
Mamá Noel.

Papá Noel
Los chicos esperan con ansiedad la llegada de Papá Noel.
Se sabe que él convertirá las ilusiones en un
regalo.
De una antigua manera de representar al invierno, con la imagen de un
viejo, nació Papá Noel. Una teoría
acerca de su origen señala que Papá Noel es una
derivación del dios Saturno. Igualmente, cada cultura lo ha
teñido con una imagen
particular: "En Alemania, el
Viejito Pascuero se ha mezclado con el Weihnachtsmann. El Viejito
Pascuero es un alma feliz, en cambio el
Weihnachtsmann está irritado de andar cargando sus
baúles de regalos. Además, lo acompaña un
hombre oscuro
que a veces lo persigue y golpea con un bastón; a este
personaje se le reconoce por varios nombres, entre ellos, Hans
Muff, Knecht Rupprecht and Butz, y se le representa con un oscuro
rostro de animal". (Mitos, Nº
8, 1986:s/n)
La figura de Papá Noel, para nuestra tradición, se
fusionó a la San Nicolás o Santa Claus, cuyos
nombres también fueron muy populares.
San Nicolás fue un Obispo que tenía por costumbre
hacer regalos a los niños
pobres. Su festividad era el 6 de diciembre, día de su
fallecimiento. La Iglesia, al
aceptar esta celebración, en el siglo IV, la traslada al
día de Navidad.
Existen varias leyendas que
hablan acerca de la vida de este Santo.
En cierta ocasión, el jefe de la guardia romana de aquella
época, llamado Marco, quería vender como esclavo a
un niño muy pequeño llamado Adrián y
Nicolás se lo impidió. En otra ocasión,
Marco quería apoderarse de unas jovencitas si su padre no
le pagaba una deuda. Nicolás se enteró del problema
y decidió ayudarlas. Tomó tres sacos llenos de oro
y en la Noche de Navidad, en
plena oscuridad, llegó hasta la casa y arrojó los
sacos por la chimenea, salvando así a las muchachas.
Marco, quien quería acabar con la fe cristiana,
mandó quemar todas las iglesias y encarcelar a todos los
cristianos que no
quisieran renegar de su fe. Así fue como Nicolás
fue capturado y encarcelado. Cuando el emperador Constantino se
convirtió y mando liberar a todos los cristianos,
Nicolás había envejecido. Cuando salió de la
cárcel, tenía la barba crecida y blanca y llevaba
sus ropajes rojos que lo distinguían como obispo; sin
embargo, los largos años de cárcel no lograron
quitarle su bondad y su buen humor.
Los cristianos de Alemania
tomaron la historia de los tres sacos
de oro echados por la chimenea el día de Navidad y la
imagen de Nicolás al salir de la cárcel, para
entretejer la historia de Santa Claus. A
fines del siglo XIX y principios del XX
la costumbre del San Nicolás reinventado en Nueva York, se
fue extendiendo por casi toda Europa. El Nombre
de Santa Claus viene de la evolución paulatina del nombre de San
Nicolás: St. Nicklauss, St. Nick, St. Klauss, Santa Claus,
Santa Clos. Fundo sus bases en Gran Bretaña como Father
Christmas o Padre Navidad, y de ahí pasaría a
Francia bajo
el nombre de Père Noël o Papa Navidad, del cual
derivaría Papá Noél, como se lo conoce en
España,
Argentina y gran
parte de América
latina.
La imagen que se conoce actualmente de Santa Claus fue dibujada
por primera vez en 1863 por Thomas Nast, quien publicó sus
ilustraciones en la revista
Harper’s, de entre 1860 a 1880. Nast añadió
detalles: su taller en el polo norte con muchos duendes que lo
ayudan a fabricar todos los regalos que le piden los niños
por medio de cartas y su
vigilancia sobre ellos, buenos y malos, de todo el mundo.
Él le dio el color rojo y su
vestuario de pieles.
Pero finalmente, fue la Coca-Cola la que le dio su actual aspecto
en 1931. Para la campaña
publicitaria de la Navidad de este año, la Coca-Cola
le encargo a Habdon Sundblom que remodelara el Santa Claus de
Nast, un viejito un poco más alto que un duende, pero con
idénticas características . Él creo un Santa
Claus más alto, todavía más
gordinflón, aunque más simpático, con un
rostro bonachón, con una agradable sonrisa y su
clásico "jo, jo, jo", de ojos pícaros, chispeantes
y amigables, con pelo cano y luenga barba y bigote,
también blancos, sedosos y agradables. La vestimenta
mantuvo los colores rojo y
blanco, que son los de la compañía, pero su traje
se hizo más lujoso y atractivo: un pijama con un gorro de
dormir, botas y cinturón.
Otras alusiones a su figura mítica se encuentran en el
poema de Clement Moore, Una visita de San Nicolás, escrito
en 1822. Papá Noel entra por la chimenea y esta
alusión se amalgama de antiguas tradiciones,
principalmente las que tiene su origen en Finlandia. El poema
contiene dos importantes claves: por un lado, se escuchan los
renos en el techo y, por el otro, de un solo salto se arroja por
la chimenea. También, se traslada en un trineo tirado por
ocho renos. La idea de los ocho renos, haya surgido de una
antigua leyenda del dios teutón Odín, quien montaba
un caballo de ocho patas llamado Sleipnir, vistiendo una amplia
capa y sombrero, cuando visitaba a su gente y repartía los
premios y castigos a que se habían hecho acreedores. A
partir de esta alusión, quizás, se pueda argumentar
que Odín fuera el precursor de la figura de Papá
Noel–Santa Claus. Los renos tienen nombres singulares:
Pompón, Vondín, Danzarín, Lindo, Veloz,
Listo, Cometa y Rodolfo. Además se le proveyó de
una bolsa mágica en donde entraban todos los juguetes.
Cuando se publicó el poema, el 23 de diciembre de 1823, de
inmediato se hizo inmediatamente popular y, a partir de entonces,
se cambió por completo la imagen de Papá Noel;
nunca más vendría a caballo, sino con un trineo
tirado por ocho renos que volaba por los aires; ya no
golpearía las puertas para dejar sus obsequios, sino que
ingresaría por la chimenea.
Como dato ilustrativo se puede mencionar que Robert L. May, en
1939, fue quien dibujó por primera vez a Rodolfo para un
aviso publicitario y, en 1949, Johny Marks compuso la
canción Rodolfo, el Reno de la roja nariz, que fuera
grabada por Gene Autry y Bing Crosby.
"La laicalización de Santa Claus no sólo fue
indispensable para permitir su supervivencia y expansión,
sino que fue la razón que le catapultó como
símbolo universal dentro de una sociedad
industrial que, aunque consumista insolidaria y egoísta,
gusta soñar con los valores
tradicionales de la Navidad. Santa Claus permite participar del
"espíritu de la Navidad" sin ponernos ante disyuntivas
ético–religiosas ni, menos aún, hacernos
entrar en contradicción con lo que somos o hacemos durante
el resto del año." (Rodríguez, 1997:118)

Mamá Noel
Recientemente se ha incorporado la presencia carismática
de Mamá Noel, que junto a la de Papá Noel, han
enriquecido la Navidad. Viste con un atuendo rojo y blanco, usa
anteojos y se la puede asociar con la imagen de un ama de
casa.
Se pueden mencionar dos antecedentes de Mamá Noel: en
Italia, los
niños "reciben regalos de una bruja llamada La Befana, a
veces la señora del Viejito Pascuero. De acuerdo con la
leyenda, los Reyes Magos le pidieron a La Befana que los
acompañara en el viaje que guiaba la estrella hasta
Belén, pero ella no los quiso acompañar pretextando
que tenía demasiado que hacer en su casa. Los niños
italianos, en la actualidad, creen que La Befana regresa todos
los años para Navidad y recorre casa por casa, dejando
regalos, en busca del Niño Dios". (Mitos, Nº
8, 1986:s/n) En Austria se tiene la creencia que "una mujer llamada
Berchte, en la noche de Navidad, busca a los niños malos
para cortarles el vientre con un cuchillo". (Mitos, Nº 8,
1986:s/n) De esta creencia se presume el origen de la receta de
cocina: "niños envueltos".

El Significado Del Símbolo
Desde un punto de vista psicoanalítico se han incorporado
a esta leyenda los elementos masculino y femenino, enriqueciendo
las imágenes
míticas. Carl G. Jung, en su teoría
de los "Arquetipos", señala al elemento masculino como
"ánimus" y al elemento femenino, "ánima".
El ánimus es generador "de juicios y opiniones. Cumple el
rol de constante crítica y normativa. Posee una
orientación lógica
y objetiva". (Grecco, 1995:46) Como "padre", establece en su
simbología que representa a los "elementos aire y fuego.
También cielo, luz, rayos, y el
origen". (Cirlot, 1992:347)
El ánima, representada en esta caso por una anciana,
cumple la función de
ser "generadora de estados de ánimo. Es la fuente de
creatividad y
de la intuición".(Grecco, 1995:46) Como madre, indica que
es un "símbolo del inconsciente colectivo del lado
izquierdo y nocturno de la existencia, la fuente del agua de la
vida". (Cirlot, 1992:291)

6. Rituales Religiosos

Para el Cristianismo,
existen además otros rituales de la propia religiosidad:
el pesebre, la Misa de Gallo, los Villancicos, y los Cantos
Gregorianos.

El pesebre
El pesebre es el único elemento enteramente cristiano de
la navidad. San francisco de asís fue quien lo
incorporó en 1224, organizando la primera
representación y, más tarde, se difundió en
los monasterios y conventos de europa.
Según el relato de san buenaventura, el primer pesebre
tenía un suelo cubierto
con heno, y allí podía verse un buey, un burro y
los personajes bíblicos. En el renacimiento,
esta representación se caracterizó, entre otras
cosas, por las artes visuales y detalles ambientales. Pero en el
barroco del
siglo xvii, especialmente en las regiones de sicilia y
nápoles, tuvo el máximo esplendor.
En cuanto a las clases de pesebres, existen dos tipos: la primera
configura una teatralización del pesebre viviente, y la
restante, una representación en miniatura del nacimiento,
confeccionada por artesanos, en una suerte de maquetas. Al
principio, eran de madera con
imágenes de yeso. Hoy se pueden adquirir en
el mercado pesebres
de diversos tamaños y con distintos elementos: cristal de
roca (energéticos), de plástico,
etcétera.

La estrella de belén
Mateo (2,1-12) es el único testimonio que se relaciona con
la estrella de Navidad. Si nos atenemos a la tradición,
todos los nacimientos de los dioses solares también
tuvieron como señal la estrella que brillaba en el
firmamento, anunciando la calidad
sobrenatural del recién nacido. Numerosos ejemplos se
pueden aportar como el nacimiento de Osiris, Buda, Krisna, entre
otros.
Resulta obvio pensar que la inclusión de la estrella en el
relato se debiera a esta fuerte influencia, pero también
se cree posible que en esta época haya ocurrido un
fenómeno astronómico inusual.
Hay, sin embargo, muchas hipótesis: algunos opinan que la luz brillante es
la de Venus, otros que es el cometa Halley o una supernova que
había explotado y que su luz podía verse incluso de
día. Pero la opinión más acertada es la
Kepler que data de 1646: "… la estrella de los magos no
fue otra cosa que la rara triple conjunción de la Tierra con
los planetas
Júpiter y Saturno, estando el Sol pasando
por Piscis. En esta conjuntio magna los planetas
aparecen en el mismo grado de longitud, de modo que a ojos de un
observador terrestre se presentan como una sola estrella muy
brillante." (Rodríguez, 1997:45) Lo que Kepler atribuye a
esta conjunción es que se produjo en el año 7 a.C.
y esto concuerda aproximadamente con la fecha otorgada por la
Iglesia,
año 6 a.C.
Pero este fenómeno no pudo marcar un camino, ni se detuvo
en Belén, ni pasó rozando las palmeras, lo cual se
contradice con el relato de Mateo. En este caso, lo que se puede
establecer es que el relato mítico impresiona sobremanera
y recalca el suceso para que no pase inadvertido y tome carácter
sobrenatural.
La "estrella de Belén" contiene un simbolismo muy
particular: iluminaba "tres lugares maravillosos: son tres puntos
que señalan la revelación de Zoroastro en el
Irán primitivo; el encuentro de los Magos en Babilonia,
con la figura imponente del profeta Daniel, la visión
sublime y terrorífica del Sol de Osiris, anunciando el fin
de las monarquías absolutas de Oriente y el advenimiento
de Cristo. Estos tres acontecimientos caracterizan tres etapas
del verbo solar". (Schuré, 1995:170)
La estrella más representativa de la decoración de
la Navidad es la de cinco puntas, pero sin cola de cometa, que
simboliza el microcosmo humano. También se lo puede
asociar con "los cinco sentidos corporales, pero su número
encarna también la convergencia del principio masculino y
femenino –simbolizados por el 3 y el 2,
respectivamente– en una unión fecunda (el 5 es signo
de unión, armonía y equilibro; representa
también la hierogamia, el enlace nupcial entre el
principio generador celeste el 3, y el principio terrestre
materno, el 2), implicando matrimonio,
felicidad y realización." (Rodríguez, 1997:185)
Dispuesta la estrella hacia arriba, anima y representa a la magia
teurgia o magia blanca, e invirtiéndola la goecia o magia
negra.
Las menos frecuente son las estrellas de seis y ocho puntas: la
de seis vértices es conocida como la "estrella de David",
símbolo del judaísmo, que "representa la
unión total y perfecta entre el espíritu puro y la
materia, entre
lo activo o masculino y lo pasivo o femenino, entre lo celeste y
lo terrestre." (Rodríguez, 1997:184) La de ocho puntas
suele aparecer en algunas ilustraciones, principalmente en las
pinturas anteriores al siglo XIX. "El número ocho
representa el equilibrio
cósmico y, la forma octogonal, según uno de sus
significados más antiguos, simboliza la vida eterna y la
resurrección, un mensaje que se ajusta perfectamente a la
esperanza que los cristianos celebran con el nacimiento del
"niño divino" y que proclaman anunciada desde la propia
estrella (que cumple así con la antigua función de
los astros de ser pregoneros de inminentes sucesos prodigiosos)."
(Rodríguez, 1997:185)

La Virgen, El Niño Y José
La imagen de la Virgen María con el "niño divino"
recostado en el pesebre, representa a una de las alegorías
más importantes del culto solsticial.
Pepe Rodríguez señala que "en el solsticio de
invierno –Navidad–, los sacerdotes de Isis, vestidos
con sobrepelliz blanca y con la cabeza tonsurada, sacaban del
santuario la imagen de Horus, en forma de niño
recién nacido, para exponerla a la adoración
pública de las masas y pasarla en procesión. El
divino niño Horus, venido al mundo para traer la
felicidad, era representado como un bebé de cabello dorado
que tenía un dedo en la boca y el disco solar
–origen del nimbo cristiano– sobre su cabeza. La
imagen más corriente la representaba en brazos de su madre
Virgen." (Rodríguez, 1997:33)
Este ejemplo es lo suficientemente elocuente para ilustrar la
iconografía del nacimiento de Jesús de Nazaret,
cuyas reproducciones siempre fueron fieles a estos modelos
culturales.
También en la antigüedad precristiana, fue un hecho
común, aceptado y extendido, que los grandes personajes
divinos y reyes gozaban del privilegio de ser concebidos por una
madre virgen. El mismo caso ocurre con María (Lucas
1,18-25), que estando desposada de José, antes de que
convivieran se halló de haber concebida por el
Espíritu Santo; situación que ya había sido
profetizado por Isaías muchos siglos antes, incluso
proclamó el nombre de Emanuel, es decir, "Dios con
nosotros".
Jesús es la manifestación del "niño divino".
Representa "lo extraordinario en lo ordinario, lo sobrenatural
encarnado en lo natural y lo divino hecho carne en el ser
humano". (Naranjo, 1994:48) De este modo, el niño es un
ser humano dotado de cualidades especiales que pueden atribuirse
a la divinidad, que en sus valores
intrínsecos (estéticos, humanos y religiosos), en
su mítico más allá, emanan de los seres y
cosas de este mundo.
La visión del "niño divino", para la Iglesia,
representa el milagro, la promesa que Dios a enviado a su
único hijo a fin de que, por medio de él, los
hombres fueran restituidos a su verdadera humanidad. No
sólo puede interpretarse como "una "venida"… sino
también un "acceso" del hombre a una
Realidad trascendente que le ofrece la "divinización" con
la felicidad eterna. Dios se revela en todo su misterio por
amor. La
propuesta más fundamental de la fe cristiana es que "Dios
es amor",
"sólo el Amor es
digno de fe y sólo la fe digna de amor". Es el Amor mismo
el que se nos manifiesta. Este es el misterio de Dios…"
(Camarero Benito, 1997:60/1)
José, el carpintero, fue uno de los hombres más
injustamente tratados por la
historia cristiana. En las primitivas representaciones,
aparecía como un hombre joven, fuerte y sin barba, pero
como consecuencia del inicio del culto a María, instaurado
por el Concilio de Efeso (343) por Cirilo de Alejandría,
la figura del carpintero fue postergada y relegada al papel de
encargado de aprovisionar de alimento a la familia.
Junto a este proceso
también se lo hizo envejecer hasta la senectud, de forma
que, siendo ya nulo su vigor no fuese obstáculo ni sombra
de sospecha que impidiese proclamar la virginidad perpetua de
María.
Surge un simbolismo muy arraigado: la imagen de María, el
niño Jesús y José representa a la Sagrada
Familia.

Los Pastores
En el relato de Lucas (2,8-14) se menciona la presencia de
pastores en el portal de Belén, que fueron a adorar al
niño recién nacido. Si bien existe la incongruencia
de esta participación, por ser una época
fría y lluviosa, también es cierto que existen
contrariedades entre los relatos de Mateo y Lucas (puede deberse
a que escribieron sus evangelios en tierras distintas), porque
están recreadas de leyendas
diferentes. "Mateo tiñó de orientalismo el
nacimiento de Jesús, mientras que Lucas se adaptó a
tradiciones míticas que eran más creíbles en
la capital del
Imperio." (Rodríguez, 1997:39)
La narración de Lucas es la que dio origen al Belén
navideño que se recrea actualmente, y que tiene características similares a los nacimientos
de Buda, Krisna y Confucio, que fueron desarrollados entre los
pueblos agrarios, en la sagrada ceremonia de la siembra.
El relato de Lucas concuerda con los mitos de las culturas
agrarias acerca de los nacimientos prodigiosos. "Tras muchos
tanteos, la Iglesia, al situar la fiesta de la Navidad en el
solsticio de invierno, creyó poder conectar
las alegrías de esta gran solemnidad con las
antiquísimas prácticas religiosas; remozando, con
cada retorno del Sol y en una universal solidaridad, la
alegría de los siglos pasados. Y es por eso por lo que,
cuando los cristianos entonan el himno de la Navidad, nadie puede
escucharlo sin sentir una profunda emoción. Parece como si
los viejos gritos paganos resucitasen de los siglos pasados. Es
la voz de nuestros hermanos, y también la de millares de
nuestros antepasados que se levantarían de nuevo para
unírseles a su coro cantado: ¡Navidad, Navidad, nos
ha nacido un dios, el joven Sol sonríe en su cuna!"
(Rodríguez, 1997:41)
Debido a que la Iglesia Católica se desarrolla en
contextos urbanos, pero asentadas en culturas agrarias,
acentuó la importancia de los pastores y mantuvo su
participación litúrgica en el portal,
acompañando la escena con un coro de ángeles y una
señal luminosa en el cielo.

Los Reyes Magos
En cuanto a la figura de los Magos, existen distintas versiones.
La Biblia menciona la visita de los Magos de Oriente (San Mateo,
2–2) sin hacer alusión a su número y la
Iglesia del siglo I lo relaciona como hombres poderosos y sabios,
posiblemente reyes de naciones al oriente del
Mediterráneo, hombres que por su cultura y
espiritualidad cultivaban su conocimiento
de hombre y de la naturaleza
esforzándose especialmente por mantener un contacto con
Dios.
La adoración de los Reyes Magos ha sido una de las
más celebradas por la iconografía religiosa hasta
el Siglo XVII; en el que muestra una
importante evolución.
En un principio, tuvieron el carácter
de magos y su vestimenta eran tocados con el gorro frigio de los
sacerdotes–astrólogos del dios persa Mitra. Como la
astrología estaba prohibida, la Iglesia consideró a
sus figuras como de duda reputación.
Quinto Septimio Florencio Tertuliano (c. 160-220) fue el primero
en hacer una afirmación oportuna: Nam et Magos reges
habuit fore Oriens, esto es, "se ha sostenido que los magos eran
reyes de Oriente", apoyándose en un versículo de
los salmos (Sal 72,10), el cual se tomó como otra
profecía más.
Gracias a Orígenes y Tertuliano, la cristiandad se
encontró con tres reyes, que hacía referencia a los
presentes otorgados al niño Jesús, y se los
denominó "Reyes Magos". Luego se les cambió la
vestimenta: en lugar del gorro frigio se les colocó
coronas reales a la usanza latina.
Los nombres de Melchor, Gaspar y Baltazar fueron incorporados a
partir del Siglo XIII, mediante un poema aparecido en España,
titulado El auto de los Reyes Magos. Este poema toma la
denominación de "auto" por ser el primero en su género,
anónimo y propio del teatro religioso
primitivo del medioevo, aparecido en lengua
romance. También, el Martirologio menciona a San Gaspar el
primero de Enero, San Melchor el día seis y San Baltasar
el once (Acta SS., I, 8, 323, 664). Los sirios tienen a
Larvandad, Hormisdas, Gushnasaph, etc.; los armenios Kagba,
Badadilma, etc. (Cf. Acta Sanctorum, May, I, 1780), entre
otros.
En un principio, los Reyes Magos eran de raza blanca, pero a
partir del Siglo XVI, en todas las representaciones se le
adjudicó a Baltasar la raza negra. Las nuevas necesidades
ecuménicas "llevaron a implantar un simbolismo
inédito, identificando a los tres magos con los tres hijos
de Noé –Sem, Cam y Jafet– que, según el
Antiguo Testamento, representaban las tres partes del mundo y las
tres razas humanas que lo poblaban, según se creía
en esos días. De este modo, Melchor, el anciano de cabello
y barba canos, pasó a simbolizar a los herederos de Jafet,
eso es los europeos y ofreció al Niño divino el
noble oro; Gaspar, rubio y lampiño, representaría a
los semitas de Asia y su don era
el preciado incienso; Baltasar, negro y barbudo
personificaría a los hijos de Cam, los africanos,
participando en la adoración universal con su entrega de
mirra." (Rodríguez, 1997:55)
Dentro del camino del "niño divino", la figura de los
Magos, emisarios de Zoroastro, representa la encarnación
de lo sagrado en cada hombre y el rol del Mago hace que se pueda
cumplir con este camino en un "nivel consciente". Los Magos
utilizaron en su advenimiento los poderes naturales representados
en tres elementos, que simbolizan los estados por los cuales debe
transitar el maestro Jesús a lo largo de su
peregrinación como Salvador. El incienso simboliza la
purificación de las almas y el poder de
curación espiritual. La mirra, la iluminación que es el estado
conectivo del creador y el maestro. El oro se lo encuentra
asociado con la "imagen de la luz solar y a la inteligencia
divina", es decir, con la Epifanía. Epifanía
significa "manifestación", porque Dios se había
revelado en la presencia de los "Magos".
También se ha identificado a los Reyes Magos como
representantes de la Santísima Trinidad, para lo cual, sus
obsequios representaban: "el oro provenía del Padre
glorioso; la mirra –usada como ungüento funerario
desde la Antigüedad y, por tanto, asociada con la muerte y
resurrección–, del Hijo; y el incienso
–elemento purificador esencial en todo ritual–, del
Espíritu Santo." (Rodríguez, 1997:57)
Los astrólogos modernos, basándose en que la
"Estrella de Belén" fuera la triple conjunción de
la Tierra con los
planetas Júpiter y Saturno, estando el sol pasando en
Piscis, interpretan los presentes del siguiente modo: "oro por el
Sol (reyes), incienso por Júpiter (religión, dios
supremo) y mirra por Saturno (regente de la muerte), los
tres planetas mayores del stellium característicos del
niño, añadiendo que en astrología
clásica, Jesús sería un tipo Piscis muy
claro (se propagó el símbolo a comienzos del
Cristianismo),
pues el stellium está en el Signo". (Rodríguez,
1997:57)
Los Magos escucharon en sueños que no volviesen a Herodes
y "volvieron a su país por otro camino" (Mt 2,12). Ese
camino pudo haber sido por el Jordán, de tal manera que
eludiese Jerusalén y Jericó; o un rodeo hacia el
sur a través de Berseba, al este del camino principal
(ahora la ruta de la Meca) en el territorio de Moab y allende el
Mar Muerto. Se dice que después de su retorno a su patria
los Magos fueron bautizados por Santo Tomás y trabajaron
mucho para la propagación de la fe en Cristo. Los magos ya
como Sinus Presbyteri Orientes, se dedicación a la
evangelización hasta su muerte. Sus
restos se localizaron en Saba y se ordenó su traslado a
Costantinopla. Otra leyenda le atribuye que las reliquias de los
Reyes Magos se encontraban en la Iglesia de San Eustorgio. En
1164, Federico Barbarroja saqueó Milán y el
arzobispo Raynaud Dassel, de Colonia, robó las reliquias y
fueron depositadas en un sarcófago de oro y plata, y en su
honor, en el Siglo XIII, fue construida la Catedral dedicada a
los "Tres Reyes de Colonia".
La historia posterior es narrada por un escritor ariano, no antes
del siglo VI, cuya obra está impresa como Opus imperfectum
in Mattheum, entre los escritos de San Juan Crisóstomo (P.
G. LVI, 644). Este autor admite que lo ha descrito a partir del
apócrifo Libro de Seth,
y es claramente legendario.

Misa de gallo
La misa de gallo es considerada la de mayor importancia porque
"tiene lugar justo antes del amanecer y esto se debe a que se
atribuye al gallo el haber cacareado para anunciar su
nacimiento". Sin embargo, la misa de medianoche es la más
antigua costumbre y "obviamente le confiere su nombre, ya que la
palabra ‘christmas’ (navidad) proviene del inglés
antiguo (cristes maesse). Se celebra desde el siglo v…
tradicionalmente se celebraban tres misas: una a medianoche, otra
al cantar el gallo y una tercera a plena luz del día".
(morris, 1993:64)
Las tres misas que señalan para esta fecha el misal de
gelasio y el gregoriano, y éstas con un martirologio
especial y sublime, y con la dispensa, si fuera necesaria, de la
abstinencia, todavía hoy son guardadas. Si bien roma
señala sólo tres misas para la navidad, ildefonso,
un obispo español en
el 845, alude a una triple misa en navidad: pascua,
pentecostés, y la transfiguración. Estas misas, de
medianoche, al alba, están místicamente
relacionadas con la distribución judía y cristiana, o al
triple "nacimiento" de cristo: en la eternidad, en el tiempo, y en el
alma. Los colores
litúrgicos variaban: negro, blanco, rojo; y el gloria era
sólo entonado al principio de la primera misa de ese
día.

Los villancicos
Los villancicos son cantos heredados de antiguas costumbres
paganas que representaban "los placeres de la carne", más
que a la noche santa. Se cantaban danzando en una ronda. En un
principio, estuvieron prohibidos y los trovadores ambulaban de
pueblo en pueblo y los cantaban, porque la gente común
amaba esas canciones.
Los primeros villancicos que se conocen fueron compuestos por los
evangelizadores en el siglo V, con la finalidad de llevar la
Buena Nueva a los aldeanos y campesinos que no sabían
leer. Sus letras, escritas en lenguaje
popular, se referían al misterio de la encarnación
y estaban inspirados en la Liturgia de la Navidad, compuestos con
un tono sensible e ingenioso de los sentimientos de la Virgen
María y de los pastores ante el Nacimiento de Cristo. En
el siglo XIII, se extienden por todo el mundo junto con los
nacimientos de San Francisco de Asís.
El famoso Stabat Mater Speciosa es atribuido a Jacopone Todi
(1230–1306); Adeste Fideles data del siglo XVII. Pero,
éstos aires populares, e incluso palabras, deben de haber
existido desde mucho tiempo antes de
que fueran puesto por escrito.
Noche de Paz es uno de los más famosos. Fue creado por el
padre José Mohr, en un pueblito de Hallin de los Alpes
Austríacos, el 24 de diciembre de 1818. Esa misma noche,
el padre Mohr estaba organizando su sermón para la Misa de
Gallo, y al leer un pasaje del Evangelio de San Lucas, escribe
las primeras estrofas. A las pocas horas, concluye con su letra.
Francisco Javier Guber se ofrece gustoso para componer su
partitura original. Se ejecutó con el
acompañamiento de guitarras. Años más tarde
se lo interpretó con el coro de niños de la
Capilla; en 1832, en la Catedral de San Petesburgo y luego se lo
difundió por todo el mundo.
"Hoy los villancicos han quedado desligados de los bailes y de
las licenciosas representaciones de antaño y se han
convertido en algo tan respetable que la mayoría de las
catedrales e iglesias organizan conciertos y villancicos,
permitiendo así el retorno de una antigua tradición
que en un tiempo fue condenada como obra del demonio". (Morris,
1993:136)

Cantos Gregorianos
Los Cantos Gregorianos pertenecen a una antigua tradición
cristiana medieval. En los antiguos monasterios, los monjes
interpretaban en latín fragmentos de las Sagradas
Escrituras. Se caracterizan por ser cantos sopranos, utilizando
una combinación de sólo 5 notas musicales: re, mi,
fa, sol, la, dando un clima de
elevación y misterio: la proclamación
pública de la palabra de Dios hecha carne en Jesús,
el día de la Navidad.
Hoy, los Cantos Gregorianos de los Coros de las Abadías de
Montserrat, Maumont, Saint Wandrille, Hautecombe, Einsiedeln
y Dominicano de Francia se
hicieron populares en todo el mundo y se interpretan en cada Liturgia Cristiana.

7. Navidad Negra (Black Sabbath)

En último término, cabría la
posibilidad de analizar el nacimiento negro del dios de las
tinieblas, cuya celebración tiene idénticas
características con el nacimiento del dios solar.
Existe una segunda comunidad
religiosa que es el contrapunto con el Cristianismo: la
adoración a Satanás o Black Sabbath.
El Sabbath o aquelarre tiene su origen en las sociedades
primitivas y "algunos pretenden afirmar más y dan como
seguro que las
concentraciones de Brujas para adorar a Satanás provienen
de las fiestas que se celebraban en honor a Dionisios". (Mitos
Nº 17, 1987:s/n)
Existen cuatro Sabbaths, uno por cada estación. En la
época romana, en el solsticio de invierno (Navidad) se
celebraba el nacimiento del dios Nirmo. Hoy se celebra el
nacimiento del dios Wicca, bajo la forma del dios Pan y de otras
divinidades con cuernos: dios Sol Niño y la Candelaria
(diosa) que "se vuelve a renovar y vuelve a salir al mundo como
virgen". (Crowley, 1991:255)
Esta festividad simboliza que "el viejo Dios debe aceptar las
consecuencias de la paternidad. Pues, cada nuevo nacimiento nos
acerca un poco más a la muerte. En
Candelaria, el dios deja a la diosa. Él sabe que su propia
fuerza se
está apagando y que así no puede retenerla y le
permite volver a la Tierra para
que se lleve su fertilidad. Esta etapa es crucial para el
niño. Tiene que separarse de su madre a cierta edad, que
en términos del ciclo del Dios corresponde a los siete
años, para iniciarse en los misterios masculinos. Cuando
ha aprendido todo lo que sabía el viejo Dios, llega un
momento en que ambos se deben reunir en figura humana y luchar.
Es la batalla de la luz y la oscuridad, de lo viejo y de lo
nuevo. El nuevo Dios tiene que demostrar que es un sucesor y
heredero digno de salir a la luz de la conciencia…"
(Crowley, 1991:255)
El nacimiento del dios se produce en una cueva. Recibe la visita
de las brujas, acompañadas de íncubos y
súcubos (demonios) que les otorgan los dones del
príncipe del mal: piedras preciosas, azufre y plantas
venenosas.
Al igual que en el culto solsticial se recrean los distintos
ritos paganos que despiertan a las fuerzas de la naturaleza: se
arma el arbolito y son trasladados los banquetes de la fiesta
saturliana, se bebe mucho alcohol y se
realizan prácticas sexuales, y se celebra además
una "misa negra".
De esta manera, Satán instruye "toda clase de secretos
maléficos", le hace conocer "las plantas
venenosas", enseña "las
palabras encantadas", además de realizar los "sortilegios
durante las noches… de San Juan, las Navidades y durante todos
los primeros viernes del mes… para ofender a Dios y en gloria
del Diablo". (Flores Arroyuelo, 1985:97)
"El Satanismo ha sido interpretado tradicionalmente como la
adoración del mal, una religión basada
precisamente en los mismos principios que el
Cristianismo rechaza. Como tal, el satanismo existe
únicamente donde existe el Cristianismo, y puede ser
entendido en el contexto de la cosmovisión cristiana. Las
cosas están, por así decirlo, invertidas: el diablo
que conoce los cristianos se convierte en el dios de los
satanistas: para éstos, las virtudes cristianas se
convierten en vicios y los vicios en virtudes. Se interpreta la
vida como una constante batalla entre los poderes de la luz y de
las tinieblas, y el satanista lucha en favor de las tinieblas,
creyendo que al final, éstas lograrán la victoria".
(Mc Dowll y Stewart, 1989:56/7)
En este contexto se pude hablar de una Navidad Negra, que implica
la parodia del culto solsticial, recreados esencialmente bajo un
concepto
cristiano.

8. Casi Una
Conclusión

En una breve recorrida se ha presentado el significado
que encarna la Navidad: la ornamentación, las costumbres y
la adoración religiosa, incluso la adoración a
Satanás.
En tal sentido, es meritorio destacar la opinión de
Desmond Morris que hace de esta fecha tan especial: "Aunque
oficialmente la Navidad es la celebración del nacimiento
de Cristo, casi nada de lo que hacemos durante las festividades
navideñas tiene la más mínima
conexión con la cristiandad y menos aún con el
arribo del niño Jesús. Salvo los oficios religiosos
y las escenas de la natividad, casi todo lo demás surge de
las antiguas prácticas paganas, o es el resultado de
modernas innovaciones comerciales". (Morris, 1993:12)
Se puede observar en un raconto que en todas las costumbres
perdura el significado trascendente de buscar la
proyección de un ritual solar, transformado al
Cristianismo. Este es, en esencia, el significado que encierra la
Navidad.
© Copyright. Jorge Marín, 2002.
® Reservados todos los derechos. Prohibida su
reproducción total o parcial.

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Autor:

Jorge Marín

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