El
conocimiento
de la realidad
Al nacer el hombre abre
los ojos y se encuentra enfrentado a la inmensidad del Universo como
ante una clave arquetípica con lo cual surge la eterna
pregunta que todos nos hemos formulado desde los albores de la
existencia humana; la eterna pregunta que no por su singular
expresión deja de implicar una pluralidad de elaboraciones
acerca de "¿Quién soy?"; "¿Qué hago
aquí?"; "¿Qué es esto?"
;"¿Dónde estoy?" entre otras
interrogantes.
Los últimos estudios astronómicos calculan
la edad del universo entre 10
y 20 mil millones de años y un diámetro aproximado
de 20 a 40 mil millones de años luz
(téngase presente que un año luz es una medida
astronómica que significa la distancia recorrida por la
luz al cabo de un año, viajando a una velocidad de
300.000 km/seg.). Pero de momento todos son intentos
hipotéticos que, por cierto, aún no convencen por
entero a la comunidad
científica. Amén de esto, ninguna hipótesis científica se ha
preocupado por preguntarse: ¿de dónde surgió
todo esto?; ¿cómo se originó y
porqué?; si el universo es
algo en expansión, ¿qué había antes
de que el universo
ocupara ese lugar del espacio?.
Por otra parte, si bien todos los libros de
texto y los
recientes programas
televisivos muestran que el cosmos se rige bajo la ley y el orden e
incluso que ha de ser factible de ser considerado como un preciso
sistema de
relojería, las últimas investigaciones
indican que el universo se comporta de un modo caótico,
donde nada en él está determinado de
antemano.
La más reciente teoría
sobre la estructura del
espacio proviene de la denominada "Lattice del espacio". De
acuerdo a esta teoría
"…la información de la totalidad del Universo,
con todos sus detalles, se encuentra contenida en cada
porción o punto del espacio. Por lo tanto, cada
porción del espacio con la que interactuamos y que rodea a
nuestro cuerpo contiene la información de todo el Universo… La
primera característica de la estructura del
espacio es entonces su capacidad de concentrar información
en cada una de sus partes; es decir, que esta estructura es
convergente… La siguiente característica de la estructura del espacio
es que todos los puntos o posiciones del mismo están
interconectados… Desde el punto de vista de la estructura del
espacio para que ésta última sea capaz de hacer
converger toda la información del Universo en cada uno de
sus puntos y lograr la hazaña de la interconectividad
total, debe poseer una conformación extraordinariamente
compleja, capaz de vibrar a frecuencias prácticamente
infinitas.
A la matriz,
enrejado o celosía del espacio se le conoce como la
Lattice del espacio, siendo ésta la
denominación que la Física de frontera
utiliza para llamar a la Estructura del Espacio… Pero lo
más extraordinario del concepto de la
Lattice es la posibilidad de que nuestro cerebro funcione
normalmente como un mecanismo capaz de modificar la estructura de
la Lattice a través de la creación de los
denominados "campos neuronales" y que éstos, interactuando
con la Lattice, son los responsables de nuestro funcionamiento
perceptual. En otras palabras, que el cerebro es capaz
de producir distorsiones de la Lattice, siendo éstas lo
que llamamos la realidad que percibimos. Puesto que el Campo
Neuronal se modifica también por nuestro pensamiento y
emociones, es
posible postular que no solamente nuestros actos y movimientos
afectan la estructura del espacio, sino que también lo
hacen nuestros pensamientos". (1)
Como alguna vez dijera Erwin Schrödinger: "No me
gusta, y siento haber tenido alguna vez algo que ver con ello"; o
haciéndonos eco de Sir Bernard Lovell: "Yo me siento como
si de pronto me hubiese adentrado en una espesa barrera de niebla
donde el mundo familiar ha desaparecido". Pero como dijera
Hamlet en la
homónima obra de Shakespeare: "Hay
más cosas, Horacio, en el cielo y en la Tierra de
las que sueña tu filosofía" y por eso es menester
avanzar.
En algún momento de su vida Francis Thompson
expresó:
"Por un inmortal poder,
todas las cosas
lejanas o cercanas,
están ocultamente ligadas entre
sí,
de modo que no puedes arrancar una
flor
sin perturbar las estrellas".
(2)
Esto nos lleva a incursionar aunque someramente en los
territorios de la Física
Cuántica en este intento de develar, ¿qué
es la realidad?.
En mayo de 1935, Einstein junto con sus colegas Podolsky
y Rose formuló lo que se conoce como "la paradoja E.P.R.",
debido a las iniciales de sus autores. Básicamente lo que
la paradoja E.P.R. expresa es lo siguiente: imaginemos dos
partículas subatómicas como pueden serlo un par de
fotones, que salgan disparados en direcciones opuestas.
Según propone la física, ambas partículas
forman un sistema que se
encuentra definido por una función de
onda única (ésta es una ficción matemática
que representa una función de
probabilidad,
de todas las posibilidades que pueden sucederle a un sistema
observado cuando interacciona con un sistema de observación, es decir, nos permite
establecer las posibilidades de que esto o aquello llegue a
suceder).
Ahora supongamos que cuando estos fotones que viajan a
la velocidad de
la luz
(300.000 km/seg.), en el momento en que se han alejado
lo suficiente del punto de origen decidimos realizar un
particular experimento: en un punto del recorrido de uno de los
fotones colocamos un campo
magnético que haga que esa partícula que
avanzaba en sentido ascendente ahora lo haga en forma
descendente; en el mismo instante, el otro fotón, viajando
a la velocidad de la luz capta la información y
también invierte el sentido de su trayectoria, es decir,
si viajaba a la inversa que la anterior ahora ajusta el sentido
de su avance pasando de un sentido descendente a realizar un
recorrido ascendente.
De acuerdo a Einstein y a lo comprobado
experimentalmente, ninguna información puede viajar a una
velocidad mayor que la luz, por ende, el cambio de la
situación de una partícula no podría afectar
a la otra, pues ambas viajan a la velocidad de la luz en sentidos
opuestos, salvo que no exista una independencia
real en cosas que se hallan espacialmente separadas entre
sí (principio de las causas locales).
En 1964 un físico irlandés llamado John
Bell estableció con respecto a la anteriormente mencionada
"paradoja E.P.R.", lo que se ha dado en llamar "desigualdad de
Bell" o "Teorema de Bell", el cual dice que no existe nada que
pueda llamarse "partes separadas". Todas las "partes" del
universo están conectadas previamente de manera
íntima y directa.
Si mantenemos la suposición de que las "cosas"
espacialmente separadas son independientes unas de otras
(principio de las causas locales) (paradigma
newtoniano de la física), los resultados de un experimento
realizado en un lugar distante y separado espacialmente no
debería depender ni tener relación alguna con un
experimento que realizamos aquí.
Dado que los fenómenos son locales por naturaleza (y por
sentido común), Einstein a partir del experimento
comentado sostiene que necesariamente la teoría
cuántica tiene un fallo serio. Recordemos que para la
física cuántica se trabaja con predicciones
estadísticas llamadas "función de
onda" que son funciones
probabilísticas. En este sentido no hay nada en el
universo de las partículas que exista sino que todo
muestra
tendencia a existir. Si un cambio en la
partícula A cambia la función de onda de la
partícula B, entonces la información que provoca el
cambio debe viajar a una velocidad superlumínica, lo que
para Einstein es imposible. Como él mismo manifiesta:
"Sólo puede uno escapar a esta conclusión (que la
teoría cuántica es incompleta), presumiendo que las
mediciones de S, (telepáticamente) cambian la
situación real de Sz, o negando situaciones de independencia
real, como tales, en cosas que se hallan separadas espacialmente
entre sí. A mí, ambas alternativas me parecen
enteramente inaceptables". (3)
En este sentido, el Teorema de Bell ha de demostrar que,
o bien las predicciones probabilisticas afirmadas por la
teoría cuántica son falsas o bien lo es el
principio de las causas locales (independencia de los objetos
espacialmente separados). No dice cuál de los dos es
falso, sino solamente que uno de los dos debe serlo.
En 1972, Clauser y Freedman realizaron un experimento
que probó la validez de las predicciones estadísticas de la teoría
cuántica; por lo tanto, el principio de las causas locales
tiene que ser falso.
Esto nos conduce a una serie de aplicaciones
lógicas en cuanto al conocimiento
de la "realidad".
"El principio de las causas locales dice que lo que
ocurre en un área no depende de variables
sujetas al control de un
experimentador situado en una zona separada espacialmente. Si
esta explicación es correcta, en ese caso vivimos en un
universo no-local ("la localización falla") que se
caracteriza por conexiones superlumínicas (más
rápidas que la luz) entre "partes separadas"
aparentemente.
Sin embargo, hay otras formas de fallo para el principio
de las causas locales. Este principio se basa en dos supuestos
tácitos. El primero de ellos es que tenemos la capacidad
para determinar nuestras propias acciones, es
decir, que tenemos libre albedrío. El segundo supuesto
tácito es que cuando elegimos una forma de hacer las
cosas, en vez de elegir otra, lo "que podría haber
sucedido si…" hubiera llegado a producir resultados
determinados. Estos dos supuestos unidos son los que Stapp llama
determinismo contrafactual.
El primer, supuesto (contrafactualidad) falla cuando nos
conduce a un superdeterminismo que anula la idea de posibilidades
de alternativa. Según este tipo de determinismo no es
posible que el mundo jamás pudiera haber sido otro del que
es.
Si el segundo supuesto (determinismo) falla, acabamos en
la teoría de los Mundos Múltiples, en la cual el
mundo se está dividiendo de manera continua en ramas
separadas e inaccesibles entre sí, cada una de las cuales
contiene distintas ediciones de los mismos actores realizando
distintos actos al mismo tiempo en
distintos escenarios que, de algún modo, están
localizados en el mismo sitio.
Es posible que halla otras formas de comprender el fallo
del principio de las causas locales, pero el hecho de que tenga
que fracasar significa que el mundo, de algún modo, es
profundamente distinto de las ideas que tenemos sobre él.
(Quizás, de hecho, estamos viviendo en una caverna a
oscuras).
…la opción "no es posible ningún
modelo" es la
Interpretación de Copenhague de la Mecánica Cuántica. En 1927, el
grupo
más notable de físicos de la historia decidió que
podría suceder que ni siquiera fuese posible construir un
modelo de
realidad, es decir, explicar la forma como son las cosas
"realmente entre bastidores". Pese a la marea de "conocimiento"
que nos ha invadido en el transcurso de treinta años, el
Grupo de
Física Fundamental, como los físicos reunidos en
Copenhague medio siglo antes que ellos, se vio obligado a
reconocer que tal vez no fuese posible construir un modelo de la
realidad. Este reconocimiento es más que la
admisión de las limitaciones de ésta o aquella
teoría. Es un reconocimiento que se está abriendo
paso en Occidente de que el conocimiento en sí es
limitado. Dicho de otro modo, es el reconocimiento de la
diferencia entre conocimiento y sabiduría". (4)
Llegamos así a la conclusión de que
el
conocimiento de "la realidad" sigue siendo una
incógnita, una pregunta que espera ser
develada.
""El mundo que la ciencia
presenta ante nuestras creencias", escribió Bertrand
Russell en el cambio de siglo nos dice que: "Ese hombre es el
producto de
causas que no tienen previsión del fin para el que fueron
puestas en marcha; su origen, su crecimiento, sus miedos y
esperanzas, sus amores y creencias no son otra cosa sino el
resultado de la manera accidental en que se colocan los
átomos; ni el entusiasmo, ni el heroísmo, ni la
intensidad del pensamiento o
de los sentimientos pueden conservar la vida individual
más allá de la tumba; todos los trabajos realizados
durante las diferentes épocas, toda la devoción,
toda la inspiración, todos los luminosos mediodías
del genio humano, están destinados a la extinción
en la vasta muerte del
sistema solar, y
todo el templo de los logros conseguidos por el hombre debe
ser enterrado inevitablemente bajo los escombros de un universo
en ruinas.
"En un mundo tan extraño e inhumano" -se
preguntaba él,"¿cómo puede una criatura tan
impotente como el hombre
conservar sus aspiraciones intactas?".
En buena medida es imposible". (5)
Esta es una postura propia del cientificismo positivista
de la modernidad
occidental, pero no resuelve, ni siquiera se aproxima a atisbar
una rendija que arroje algo de luz al problema del conocimiento
de la realidad. En el libro "Mente
de Zen, mente de principiante" de D. T. Suzuki, en la introducción su alumno Baker Roshi
escribió: "La mente del principiante está
vacía, libre de los hábitos del experto, dispuesta
a aceptar, a dudar, y abierta a todas las
posibilidades…"
Habiendo así arribado a esta encrucijada en
cuanto a dilucidar la eterna incógnita de qué
y cuál es la realidad, y cómo conocerla, es
tiempo de dar
cuenta de dos intentos, dos formas de aproximarnos a la realidad
tal cual la conocemos y la concebimos: la hermeneútica y
el cientificismo positivista.
Hermeneútica vs.
Positivismo
Incursionaremos ahora en cada una de ambas concepciones,
comenzando por la "prima donna" de la sociedad
occidental, el cientificismo positivista, para posteriormente
considerar a la Hermenéutica.
El cientificismo -que no la ciencia-,
comienza a partir de una profunda transformación en la
forma de concebir al mundo y a los hombres que comienza en el
siglo XVI. Si el paradigma
anterior creía en la existencia de un orden natural,
divino, al cual el hombre al igual que la sociedad
debía adaptarse, con la revolución
científica renacentista y post-renacentista, se comienza a
considerar al hombre como centro del universo, en tanto
representa la máxima creación natural y poseedor de
la llave que abre las claves del Universo: la
razón.
Es así como a partir de ese momento se genera una
dualidad disociadora, que conducirá a la
sobreacentuación de uno de los "polos" del ser humano, con
la consiguiente fragmentación tanto de la forma de
percibirnos y concebirnos así como del pensamiento general
y también del desarrollo de
nuestras disciplinas académicas y la tan extendida
actitud
reduccionista en el campo de la ciencia. La
división fundamental a la que hacemos referencia es a la
que separaba (separa), dos dominios: la mente por un lado y la
materia por el
otro -"res cogitans" y "res extensa" de Descartes–
subordinando la segunda a la primera. A partir de este momento se
comienza a considerar al universo desde una perspectiva
materialista, es decir, como una máquina, la que como tal
funciona de acuerdo con las leyes
mecánicas de causa-efecto. Todo en el mundo podría
ser, a partir de ahora, explicado según la
disposición y movimiento de
sus partes componentes.
Como dijera el matemático francés Pierre
Simon Laplace: "Un intelecto que en un momento dado conociese
todas las fuerzas que actúan en la naturaleza, y la
posición de todas las cosas de las que se compone el mundo
-suponiendo que dicho intelecto fuese lo suficientemente vasto
como para someter al análisis estos datos
abrazaría en la misma fórmula los movimientos de
los cuerpos más grandes del Universo y los de los
más ligeros átomos; nada seria incierto para
él, y el futuro, como el pasado, estaría presente
ante sus ojos".(6) "Cuando Laplace presentó la primera
edición de su obra ("Mécanique Céleste") a
Napoleón -así cuenta la historia-, Napoleón observó: "Monsieur Laplace,
me dicen que usted ha escrito este gran libro sobre el
sistema del Universo, y nunca ha mencionado a su Creador". A esto
Laplace respondió de modo terminante: "No tengo necesidad
de tal hipótesis"."
(7)
Desde el punto de vista epistemológico se
establece una aproximación a la naturaleza, basada en el
método
analítico-deductivo de razonamiento, mediante el
desmenuzamiento de los conceptos y problemas en una serie de
fragmentos, los que serán reordenados de acuerdo a la
lógica
(a una cierta lógica). Por cierto que dicha
aproximación es la que ha posibilitado el montaje y avance
de todo el dispositivo tecnológico del que nos servimos al
tiempo que somos sus víctimas.
El abordaje cientificista o positivista es un modo de
conocer la realidad que se fundamenta en la confianza del
método,
de un método, el "científico", para llegar a la
"verdad". Método se entiende acá como un procedimiento
operacionalmente definido, comprendido y aplicado en forma
similar por todos los que de él se sirven y que por ende
permite obtener resultados coincidentes. Así se constituye
en un abordaje objetivante, es decir, donde se cosifica la
realidad, entendiéndola así como "algo" sobre lo
cual el hombre puede dirigir su "razón" mediatizada a
través de un método, o mejor dicho, de "el"
método.
Este modelo positivista, cientificista,
científico-natural o como se le guste denominar, es
netamente abusivo, y ello por varias razones. A mi entender lo
fundamental -y coincidiendo en esto plenamente con Gary Zukav-,
es la falta de respeto, la total falta de respeto con que
la criatura humana, enceguecida por la vanidad, dialoga (si a
esta forma de conocer la realidad se la puede tratar de "diálogo"),
con la Creación. "Nuestra conducta y
nuestros valores se
encuentran tan marcados por percepciones que carecen de respeto, que
hemos llegado a no saber qué significa la palabra
respeto". (8)
¿Qué es el respeto?. "El respeto se
encuentra en un estado de
compromiso con la Vida y en un contacto tan profundo con ella que
va más allá de la superficie y penetra hasta su
misma esencia.
Respeto significa contacto con la esencia de cada cosa,
y de cada persona, y de
cada planta, y de cada pájaro y de cada animal.
Significa contacto con el interior de su condición de ser.
Incluso aunque no se pueda llegar a sentir el interior, es
suficiente saber que la forma, la superficie, es
únicamente un estado
exterior, y que, por debajo de ella, se encuentra presente el
auténtico poder y la
esencia de lo que es una persona, de lo
que es una cosa. Es eso precisamente lo que se honra con el
respeto.
El progreso se honra con el respeto. El desarrollo de
la vida, el proceso de
maduración, el proceso de
crecimiento y de alcanzar la propia puesta a punto, es todo ello
una clase de proceso al que debe uno aproximarse con respeto".
(9)
"El respeto es una actitud de
honrar la vida
Que una persona sea respetuosa depende esencialmente de
que acepte el principio de sacralidad de la Vida, sin importar
como defina ella lo sagrado.
Respeto es también sencillamente la experiencia
de que toda la Vida, por sí misma, tiene un valor".
(10)
A partir de esta fundamental limitación del
abordaje científico-natural se derivan otras. Por un lado,
este abordaje prejuzga sobre el carácter
de lo que significa "conocer" y hasta de lo que significa la
palabra "verdad". Por otro lado, desconoce que al interior de
ella existen momentos de interpretación y de
comprensión como ser la interpretación del
significado de las fórmulas matemáticas.
Pero, por otra parte, es innegable el amplísimo
espectro del desarrollo tecnológico del cual la humanidad
ha sido, es y será testigo y que ha sido posibilitado por
la ciencia. En
1875 el director del Patent Office
norteamericano envió su dimisión al Secretario de
Estado para el Comercio.
¿Por qué seguir? decía en sustancia; ya no
queda nada que inventar. Menos de cien años después
el hombre pone el pie en la Luna, piensa en la construcción de ciudades en el espacio
sideral y en la colonización de otros mundos dentro y
fuera del Sistema
Solar.
En sí el problema no radica en la ciencia y en el
método científico en sí, sino en la
existencia de una ciencia sin conciencia, una
ciencia sin respeto, una ciencia prejuiciosa de sus propios
prejuicios al decir de Gadamer. El conocimiento
científico debe reconocer que es un
método y no el método.
"… encontramos a THOT, portador del corazón
que concibe y de la voz que crea y ordena, inventor de las
"palabras de dios". THOT, al que también se atribuye el
origen del TAROT, llamado por tanto, en ocasiones, "el Libro de
THOT" o "el Libro de Hermes", pues HERMES fue como llamaron los
griegos a este dios singularisimo, voz que nos llegará, a
través del legendario HERMES TRIMEGISTO, como
representación máxima del "saber hermético",
mostrando así, en el más remoto origen de los
tiempos, ese hilo conductor que nos trae el valor de la
palabra mágica desde la garganta de los dioses primigenios
al conocimiento de los grandes iniciados de la edad
moderna".(11)
"Por un lado, si bien el hombre nomina con originalidad,
es decir, nombra por el carácter
particular del suceso al que se refiere … lo hace aplicando la
rememoración de un mecanismo ya sin efecto y un verbo
carente de poder. Por otro lado, los nombres personales no
provienen ya de un acto nominativo que dota de identidad. Son
nombres dados por el hombre con ese mismo verbo destruido,
nombres que se repiten, y no representan precisa y exactamente
aquella particularidad, aquello que de único cada ser
tiene… La distancia con respecto a Babel se va volviendo
infranqueable y el hombre, carente de una identidad
automáticamente adquirida y armónica con todo lo
creado, deberá hacer por conseguirla. Esa será, a
partir de ahora, la máxima aspiración de todo ser
humano: adquirir la identidad conciliadora que la pérdida
del nombrar original le quitó. "Hacerse un nombre" en la
vida. Como dice THIEBAUT: "Pero al repetir un nombre (… ), el
texto, la
razón y el sentido del nombre se hacen ya no inmediatos.
La identidad de quien tiene ese nombre no aparece ya en el relato
de su nombrar, sino en el ejercicio que de su identidad pueden
hacer su vida y sus actos. Y, como veremos, al carecer de texto
originario hemos de realizar otra forma de textualidad:
demostrar, como don Quijote, con
nuestros actos que somos quienes decimos ser. El decir antiguo ha
sido ya roto en fragmentos". (12)
"En el seno de un lenguaje
esencial, en el que el verbo es en sí mismo creador, no
puede darse otra cosa que una absoluta identidad entre el nombre
y lo nombrado, pues la denominación alude a la
misma esencia de aquello que nomina … Tras el episodio de
BABEL, pierde el hombre el
conocimiento del lenguaje
esencial, que pasa de nuevo a ser monopolio de
los dioses". (13) "No pierde el Universo sentido, sino que es
el hombre quien pierde la clave del mismo, de su
comprensión, quedando sumido en la ignorancia de lo que le
rodea, en la ignorancia de su propio destino" (14) (el
subrayado es mío). Y la Hermenéutica, es -en su
sentido más pleno- la recuperación de la clave que
permita al hombre volver a la Sabiduría.
En lo referente a la Hermenéutica, si
consideramos a Hans-Georg Gadamer vemos que no discrimina el
hecho de que hay varias ciencias sino
que las trata como a una, como ciencia natural sustentada e
instrumentalizada a través de una determinada metodología. Es menester además,
dejar claramente explicitado que Gadamer no crítica a la
metodología científica in toto, sino
a las extrapolaciones que la misma realiza hacia campos
cognoscitivos que escapan del alcance de sus instrumentos y de
sus parámetros de legitimización del
"conocimiento". Como él mismo expresa: "Esto no excluye en
ningún sentido que los métodos de
la moderna ciencia natural tengan también
aplicación para el mundo social. Tal vez nuestra
época esté determinada, más que por el
inmenso progreso de la moderna ciencia natural, por la
racionalización creciente de la sociedad y por la
técnica científica de su dirección. El espíritu
metodológico de la ciencia se impone en todo… Lo que
tenemos ante nosotros no es una diferencia de métodos
sino una diferencia de objetivos de
conocimiento.
La cuestión que nosotros planteamos intenta
descubrir y hacer consciente algo que la mencionada disputa
metodológica acabó ocultando y desconociendo, algo
que no supone tanto limitación o restricción de la
ciencia moderna cuanto un aspecto que le precede y que en parte
la hace posible". (15)
En cuanto a esto concordamos plenamente con éste
filósofo en cuanto que -y siguiendo el pensamiento
existencialista heideggeriano-, "la comprensión es un modo
de ser del hombre, ES el mundo, pero además, el
mundo es un otro que se nos presenta como interpelación y
como obstáculo".(16) Como recién mencionamos, la
comprensión en tanto modo de ser del hombre en la historia
requiere el tener muy presente el hecho de que la historia es
algo que nos precedió y de lo cual no podemos escapar
(historia efectual), y que por ende, nuestros constructos o
cosmovisiones de la realidad están condicionados
-más no determinados-, por la fuerza
operativa de la tradición, la que nos "otorga" una serie
de prejuicios con los cuales "enfrentarnos" al mundo. Es
así que de la misma manera en que no podemos poner entre
paréntesis a la historia tampoco podemos poner entre
paréntesis a los prejuicios. ""Prejuicio" no significa
pues en modo alguno juicio falso, sino que está en su
concepto el
que pueda ser valorado positivamente o negativamente".
(17)
"¿Estar inmerso en tradiciones significa real y
primariamente estar sometido a prejuicios y limitado en la propia
libertad?
¿No es cierto más bien que toda existencia humana,
aún la más libre, está limitada y
condicionada de muchas maneras?"(18) "…el comprender debe
pensarse menos como una acción de la subjetividad que como
un desplazarse uno mismo hacia un acontecer de la
tradición, en el que el pasado y el presente se hallan
en continua mediaci6n". (19)
Pues "…sólo en la
Ilustración adquiere el concepto del prejuicio
el matiz negativo que ahora tiene. En sí mismo "prejuicio"
quiere decir un juicio que se forma antes de la
convalidación definitiva de todos los momentos que son
objetivamente determinantes". (20) En este sentido el prejuicio
opera a título de una anticipación de sentido
históricamente "determinada", ergo, si consideramos
así al prejuicio como "anticipación de la
perfección" (Heidegger), nos damos cuenta que: "Una
comprensión llevada a cabo desde una conciencia
metódica intentará siempre no llevar a
término directamente sus anticipaciones sino más
bien hacerlas conscientes para poder controlarlas y ganar
así una comprensión correcta desde las cosas
mismas". (21)
"El que quiere comprender un texto tiene que estar en
principio dispuesto a dejarse decir algo por él … Pero
esta receptividad no presupone ni "neutralidad" frente a las
cosas ni tampoco autocancelación, sino que incluye una
matizada incorporación de las propias opiniones previas y
prejuicios. Lo que importa es hacerse cargo de las propias
anticipaciones con el fin de que el texto mismo pueda presentarse
en su alteridad y obtenga así la posibilidad de confrontar
su verdad objetiva con las propias opiniones previas". (22) Y ese
"texto" puede ser tanto "La Biblia"; como "Verdad y
método" de Gadamer; como una película de James
Bond; como la Galaxia Mesier 81 de la constelación de la
Osa Mayor; como el discurso de un
esquizofrénico; como las costumbres de apareamiento del
oso polar; como …
De acuerdo a Gadamer podemos hablar -como hemos ya
manifestado- del mundo y de nosotros de múltiples maneras,
el problema es que lo que se dice queda en una manera predecible,
pero no en una definida relación con lo dicho, es decir,
el núcleo de su planteo con respecto a la
Hermenéutica como modo de conocer la realidad, implica que
tener lenguaje es tener la comprensión de nosotros como
seres finitos en la realidad infinita, que es la alteridad (yo me
pregunto aquí, como Gadamer puede hablar de algo in-finito
desde su peculiar finitud humana, en una palabra, como lo finito
puede dar cuenta de la no finitud de algo, pero este es ya otro
cantar). Para él el mundo es el todo que se contruye con
palabras y que está dado por ellas, y es en
el lenguaje
que el yo y el mundo aparecen en su unidad
ordinaria.
En este sentido, es la lingüisticidad de nuestra
experiencia humana en el mundo la que nos permite comprender y/o
interpretar la alteridad en tanto que otroidad.
Pero debemos ser conscientes que en tanto que el lenguaje es
una construcción simbólica con distintos
niveles de abstracción, producida por el sujeto humano, y
en tanto que producida, objetivada, difícilmente este
instrumento nos pueda brindar la clave última del
conocimiento que condujo a Sócrates a
decir: "Sólo sé que no sé nada".
Dice Benjamín Lee Whorf: "Disecamos la naturaleza
de acuerdo con las líneas trazadas por nuestra lengua
materna". (23)
"Para un barrio, la realidad, o el mundo que todos
conocemos, no es más que una descripción.
Con el fin de validar dicha premisa, don Juan no
ahorró esfuerzo alguno en conducirme hasta la plena
convicción de que mi imagen mental del
mundo en que vivimos no es más que una mera descripción de dicho mundo, machacada en mi
cerebro desde el momento de mi nacimiento.
Hizo hincapié en el hecho de que todo aquel que
entra en contacto con un niño es un maestro que le
describe incesantemente el mundo, hasta el momento en que el
niño llega a ser capaz de percibirlo tal como se le ha
descrito. Según don Juan, no recordamos ese portentoso
momento, simplemente debido a que carecíamos de todo punto
de referencia que nos permitiera compararlo con
algo…
Por consiguiente, para don Juan la realidad cotidiana
de la vida consiste en un flujo interminable de interpretaciones
perceptuales que los individuos que compartimos una
asociación específica hemos aprendido a realizar en
común" (24) (el subrayado es mío). ¡Y eso
que don Juan no leyó
"Verdad y método" de Gadamer!.
"Como han señalado Korzybski y los
semánticos, nuestras palabras, símbolos, signos,
pensamientos e ideas son meros mapas de la
realidad, no la realidad misma, porque "el mapa no es el
territorio"."(25)
Por su parte, Heidegger establece una estructura de
orden circular para la comprensión hermenéutica, a
la que denomina "círculo hermenéutico". Partiendo
de una comprensión previa o pre-comprensión o, por
que no, prejuicio que nos orienta en el estudio de algo, es que
se hace posible la comprensión de aquello que se estudia.
Es decir, en el proceso de comprender, no se parte de nada, sino
que se apoya en aquello que ya se ha comprendido o admitido como
válido y/o cierto. Dice este autor: "El círculo no
debe ser degradado a círculo vicioso, ni siquiera a uno
permisible. En él yace una posibilidad positiva del
conocimiento más originario, que por supuesto sólo
se comprende realmente cuando la interpretación ha
comprendido que su tarea primera, última y constante
consiste en no dejarse imponer nunca por ocurrencias propias o
por conceptos populares ni la posición, ni la
previsión ni la anticipación, sino en asegurar la
elaboración del tema científico desde la cosa
misma". (26)
De esta manera, entendemos la Hermenéutica como
una actividad de reflexión en el sentido
etimológico del término, es decir, una actividad
interpretativa que permita la captación plena del sentido
de los fenómenos.
La Hermenéutica en tanto conocimiento reflexivo
de la realidad opera a título de instrumento que nos
permita recuperar la clave perdida de la sabiduría
universal, la llave del "Liber Mundi" de los alquimistas
medievales, y que en tanto reflexivo, ya nos está
indicando cuál es la operación que debemos llevar a
cabo para lograr lo que ya hemos logrado, pero que por ignorancia
no sabemos que ya lo hemos logrado antes de lograrlo. Resumen de
esta perogrullada es: "Sólo sé que no sé
nada". "TAT TUAM ASI".
- GRINBERG-ZYLBERBAUM, Jacobo: "La estructura del
espacio"; págs. 48-52 – Revista
"Espacio y Tiempo" – Febrero 1993. - HERNANDEZ, Abelardo: "Ciencia y Conciencia";
pág. 87 – Biblioteca
Básica de Espacio y Tiempo – 1992. - ZUKAV, Gary: "La danza de los
maestros del Wu Li"; pág. 285 – Plaza &
Janés Editores S.A. – 1991 - Ibid.: págs. 299-300.
- ZOHAR, Danah: "La conciencia cuántica";
pág. 19 – Plaza & Janés Editores S.A. –
1990 - CAPRA, Fritjof: "El Tao de la física";
pág. 69 – Luis Cármaco, Ed. –
1992. - Ibid.; pág. 70.
- ZUKAV, Gary: "El lugar del alma"; pág. 45
– Plaza y Janés Editores S.A. –
1990. - Ibid.; pág. 46.
- Ibid.; pág. 47.
y Tiempo – 1991.
- NAVARRETE, Javier: "El poder de la palabra";
pág. 17 – Biblioteca
Básica Espacio - Ibid.; pág. 38.
- Ibid.; pág. 29.
- Ibid.; pág. 30.
- GADAMER, Hans-Georg: Op. Cit.; pág.
11. - Ibid.; pág. 337.
- Ibid.; pág. 343.
- Ibid.; pág. 360.
- Ibid.; pág. 337.
- Ibid.; pág. 336.
- Ibid.; pág. 335-336.
- Ibid.
1982.
- WALSH, R. Y VAUGHAN, F. Comp.: "Más
allá del Ego"; pág. 61 – Ed. Kairós S.A.
– - WILBER, Ken: "El proyecto
Atman"; pág. 49 – Ed. Kairós/Troquel S.A. –
1990. - WILBER, Ken. "La conciencia sin fronteras";
pág. 46 – Ed. Kairós S.A. – 1989. - GADAMER, Hans-Georg: Op. Cit.; pág.
332.
Lic. Germán H. PASTORINI