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La Cristología: fuente de la teología fundamental (página 2)




Enviado por cesarcmf



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Cristo, plenitud de la revelación

La Revelación encuentra su fundamento principal en la persona de Jesucristo, síntesis del mensaje salvífico de Dios, plenitud y manifestación máxima de Dios al hombre.

1.- La Revelación de Dios en la historia. 1.1 Antiguo Testamento. Dios se revela en el Antiguo Testamento en los hechos de la historia del pueblo de Israel. A través de los diversos eventos históricos, Dios, de manera gratuita y amorosa, se comunica libremente y se da a conocer a la humanidad, manifestando su plan salvífico y liberador. Esta autocomunicación de Dios fue siguiendo un lento proceso lleno de una gran pedagogía con la cual El, en la medida en que iba revelándose, tenía en cuenta la posibilidad de ser reconocido como Aquel que, interviniendo en la historia, era el Salvador, el Liberador, el Creador, el Padre amoroso que llamaba a una vida de comunión con El y de relación justa y fraterna con los demás. 7 1.2.- Rasgos principales de la revelación del AT.- La revelación es esencialmente interpersonal: es la manifestación de Dios al hombre. Allí, es Yavé el sujeto y el objeto de esa revelación, ya que es el Dios que revela y que se revela. A través de ella el hombre es llamado a entrar en comunicación de vida con Él:8

  • a) En todo el AT podemos observar como la manifestación de Dios ha partido de una iniciativa suya. Es Él quien desea revelarse y darse a conocer. El es quien elige, y sella la alianza.

  • b) La Palabra escuchada es la que da unidad a la economía veterotestamentaria. La comunicación de Dios es principalmente a través de la Palabra, lo que exige al hombre una mayor atención, e implica el respeto de Dios por la libertad humana.

  • c) La palabra trae como exigencias al hombre la fe y el cumplimiento.

  • d) Y el AT está enmarcada en la esperanza de la salvación que está por venir. Todo acontecimiento alude a uno posterior.

1.3.- Cristo, revelador y revelación del Padre Cristo Jesús es la máxima manifestación del amor del Padre, el cumplimiento de las promesas divinas y el centro de la historia de la salvación: "… la Iglesia busca que las culturas sean renovadas, elevadas y perfeccionadas por la presencia activa del Resucitado, centro de la historia y de su Espíritu. (EN 18, 20, 23. GS 58d; 61a)…9" Él es el culmen y la plenitud de la revelación. En Él, Dios ha puesto en la historia un acontecimiento determinante capaz de hacerla sensata mediadora de la revelación.

2. Cristo, plenitud de la revelación

De acuerdo, con el dato escriturístico que obtenemos en el NT: Sinópticos, Hechos, Juan, Pablo y Hebreos, Cristo no es uno de los mediadores de la revelación de Dios, sino que es el Mediador absoluto porque es la Palabra del Padre, el Hijo de Dios hecho hombre (cf. 1 Tim 2,5) que irrumpe en la historia para traer la salvación (cf. Hb 1, 1-4). En el se ha revelado definitiva e irrevocablemente la voluntad salvífica universal de Dios a través de un hecho único e irrepetible: la encarnación del Logos (Palabra) divino:

"Este designio divino, que en bien de los hombres y para la gloria de la inmensidad de su amor, concibió el padre en su hijo antes de crear el mundo (Ef 1,9), nos lo ha revelado conforme al proyecto misterioso que Él tenía de llevar la historia humana a su plenitud, realizando por medio de Jesucristo la unidad del universo, tanto lo terrestre como de lo celeste."11 En Jesucristo, no solamente esas revelaciones (hechas por los profetas) se totalizan, sino que la revelación de Dios es total. De Dios en cuanto él es el principio y el término de la relación religiosa de la alianza. Si el cometido de los profetas es poner los acontecimientos de la historia y la situación del hombre bajo la luz del propósito de Dios, Jesús cumple perfectamente la función profética: Él no manifiesta un elemento del designio de Dios, sino el Designio total, lo absoluto de la relación de alianza, el "misterio".12

2.1.- La encarnación, misterio de la plenitud reveladora La encarnación da realidad al acontecimiento revelador por excelencia, porque ella es el encuentro de Dios con el hombre y del hombre con Dios, con base en la unión que hay entre divinidad y humanidad en el misterio de Cristo:

"… En Cristo y por Cristo, Dios Padre se une a los hombres. El Hijo de Dios asume lo humano y lo creado restablece la comunión entre su Padre y los hombres. El hombre adquiere una altísima dignidad y Dios irrumpe en la historia humana, vale decir, en el peregrinar de los hombres hacia la libertad y la fraternidad…"13 Él, el Hijo de Dios hecho hombre, es la perfecta revelación puesto que viene a hablar, a predicar, a enseñar y a atestiguar lo que ha visto y oído. De esta manera, la encarnación es la vía elegida por Dios para revelar y revelarse, a través de la cual hace posible a nivel humano el conocimiento de Dios y de su designio salvífico.

Y llevando al nivel humano la manifestación de Dios (su propia encarnación), Jesucristo, revela el misterio del Padre. Es decir, revelando al Padre como misterio, se revela también el misterio propio del hijo: la revelación es autorrevelación.

En Jesucristo, por lo tanto, llegan a su absoluto punto culminante tanto la llamada de Dios, como la respuesta del hombre, al identificarse en la unidad de su persona. En cuanto hombre, Cristo es la perfecta respuesta humana a la palabra y autocomunicación de Dios. En su obediencia, Él conduce de nuevo la humanidad hacia la unión con Dios y la hace partícipe de la vida eterna. En Cristo encontramos la relación de comunión, de diálogo, de docilidad y de amor que el hombre debe tener para con Dios. Así la revelación es completa aun desde este punto de vista, porque encuentra en el hombre el término y la respuesta que hacen plenamente eficaz el designio del amor de Dios.14 2.2.- Cristo, sujeto y objeto de la revelación Porque el Verbo de Dios es por sí mismo, desde la eternidad, la expresión viva y completa del Padre, que posee la misma naturaleza del Padre, Cristo es el Dios revelante. Él es causa y autor de la revelación como lo es también el padre y el Espíritu Santo. Él ha sido enviado por el Padre para comunicar la plenitud de la manifestación divina.

Pero es también el Dios revelado: el Dios verdadero que anuncia y testimonia de sí mismo, porque es Dios, el Verbo de Dios. Cristo, entonces, nos hace conocer el misterio de sí mismo. Él, como Verbo eterno, es la misma verdad que Él anuncia y revela. De igual modo, es también el medio por el que se revela la Verdad y se comunica la Vida (Jn 14, 5-6), es decir, el mismo es el camino accesible al hombre para conocer la Verdad y lograr la comunión de vida con Dios. A través de la naturaleza humana de Jesús, Dios se hace accesible al hombre.15 La Revelación es cristológica, ya que se identifica, en último término, con la encarnación, Cristo es la revelación de Dios.

Capítulo III

La Teología fundamental

"La Revelación no es sólo el eje interno en torno al cual gira la reflexión teológica. Tiene que constituir, sobre todo, el fundamento de la teología en el momento en que quiere realizar su tarea de ser inteligencia crítica de la Revelación".16 La Revelación tiene un valor definitivo en la Teología fundamental. La Cristología le dará los instrumentos cognoscitivos para asumir el estudio del fundamento de la Revelación: Dios encarnado en la persona de Jesús.

1.- La Revelación es el fundamento del pensar teológico. Afirmar que la revelación es "fundamento" de la teología equivale a señalar la relación que se crea ente el fundamento y la realidad que se construye sobre él. "Fundamento" no es una noción obvia; la historia de la filosofía podría mostrar fácilmente cómo en torno a esta categoría se condensan diversas expresiones de pensamiento.

Mas directamente, para nuestra perspectiva, podemos referirnos a lo que santo Tomás indica con la palabra "principio". Fundamento es "id a quo aliquid procedit". Decir, por tanto, que "fundamento" es el principio del que se deriva una cosa, supone reconocer que la teología se deriva contitutivamente de la Revelación y que debe referirse a ella para toda forma real de su saber específico que quiera estar en conformidad.17 Más concretamente esto significa que la Revelación representa para la teología un fundamento dinámico. De un movimiento inicial, lo que constituye el hecho mismo de la Revelación – y que se identifica en su plenitud con Jesús de Nazaret-, se deriva un movimiento ulterior que permite su comprensión para el presente histórico, sin eliminar el futuro mismo, sino más bien preparándolo y anticipándolo.

La comprensión que de allí se deriva no es distinta del fundamento que se da; es el fundamento mismo que se mueve dinámicamente para alcanzar al ser en su totalidad.

En otras palabras, afirmar que la Revelación es "fundamento" de la teología equivale a poner la reflexión histórica –pasada, presente y futura- en la Revelación como su principio formal y causal. La Revelación es el principio final de referencia de la Teología fundamental. 18 2.- Cristología y Teología fundamental: Relación y fundamento común La Cristología siempre estuvo presente en la apologética clásica y era titulada tradicionalmente De Christo legato divino. El objetivo de ella era exponer y probar la cognoscibilidad, el testimonio y la credibilidad de la fe cristiana.

Los planteamientos de la apologética tenían enfrente el ambiente racionalista, liberal y modernista. Pero las cosas han cambiado y la teología fundamental tiene que enfrentar hoy otros desafíos culturales, otras filosofías y otras valoraciones religiosas. Por eso, la argumentación de la apologética clásica a partir de Cristo, legado divino, ha sido revisada radicalmente por la moderna teología fundamental.19 La actual Cristología "fundamental" parte del siguiente supuesto: la comunidad cristiana primitiva confiesa a Jesús como la plenitud de la Revelación. En él se ha consumado la salvación (Hch 4, 12). Jesús es presentado como el momento culminante de una larga historia de revelación. Él es la palabra definitiva de Dios (Jn 1,14), la exégesis de Dios (Jn 1,18).

Estas afirmaciones plantean problemas radicales a la teología fundamental. Esos problemas giran en torno a dos núcleos, el primero y el que nos interesa directamente para este estudio es el problema de la historicidad de la persona de Jesús. Este tema es supuesto obligado para la actual Cristología y Teología Fundamental. Este núcleo histórico en torno a la persona y la vida de Jesús es indispensable para una cristología y teología fundamental. Es imprescindible para fundamentar su misión reveladora. Al margen del Jesús histórico no sería posible probar el origen divino de la revelación cristiana, ni sería posible argumentar a favor de su pretensión de universalidad. La comunidad cristiana cree que la revelación ha tenido lugar en Jesús precisamente porque cree en el Jesús histórico.20 Desde este presupuesto, Jesús es presentado por la fe cristiana como el mediador definitivo de la revelación divina, como el cumplimiento de las antiguas promesas, como la Palabra definitiva de Dios a toda la humanidad.21 Si damos por válida la afirmación anterior concluimos que el estudio de la revelación hecho por la teología fundamental va a pasar necesariamente por la referencia cristológica. La Cristología vendría a ser un elemento constitutivo de la teología fundamental pues está en referencia directa al fundamento del "objeto" de estudio de la teología.

Conclusión

1.- La Cristología, desde una perspectiva moderna, nos proporciona un estudio sistemático de la persona de Jesús: ser, actividad y esencia. Este es el centro de toda la dogmática y por tanto de toda la teología. Y comprende no solo la persona del Hijo sino también la manifestación de las otras dos personas divinas en esta revelación. 2.- Y este estudio concluye que Jesucristo es la plenitud de la Revelación de Dios trino. Esta presencia de Dios se hace constatable a través de la historia de la humanidad. 3.- La Teología fundamental tiene como principal objeto de estudio a la Revelación, que como hemos observado parte del estudio de la manifestación plena de Dios en Jesucristo. Concluimos por ello que la T. fundamental y la Cristología comparten la misma fuente, demostrando así que la dimensión cristológica de la fundamental es más que sólo una dimensión entre otras: es la dimensión que le proporciona el contenido fundamental.

El estudio de la revelación en Cristo (Cristología) es el punto de partida de la Teología Fundamental.

Bibliografía

CELAM, Puebla, Ed. Labrusa s.a., Lima 1988 CONGAR, Yves M. J, La fe y la teología, Barcelona, Ed. Herder, 1981 MARTÍNEZ DÍEZ, Felicísimo Teología fundamental, dar razón de la fe cristiana. Ed. San Esteban, 1997 MadridEspaña.

MÜLLER, Gerhard Ludwig. Dogmática, teoría y práctica de la Teología, Ed. Herder, 1998 Barcelona – España.

RUIZ ARENAS, Octavio, Jesús, Epifanía del amor del Padre. CELAM, 1994 Bogotá Colombia.

 

 

Autor:

César Antonio Palomino Castro, CMF.

cesarcmf[arroba]hotmail.com

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