- La Prudencia y la Justicia en
el pensamiento antiguo - La
Justicia - La Prudencia y la Justicia
interactuando en la sociedad - Conclusión
- Bibliografía
Según Aristóteles, todo ser tiene su causa, nada
existe que no sea causado. El "ser" proviene de cuatro causas:
causas intrínsecas (materia y
forma), y causas extrínsecas (eficiente y final). La causa
final es llamada "la causa de las causas", porque el fin
determina la existencia de todo ser, nada existe sin finalidad y
la causa final es la que mueve a la eficiente a poner en acto al
ser; es lo que otorga sentido a su vida.
El hombre, como
todo ser tiene su finalidad inscripta en su naturaleza.
Sólo mediante la rectificación de sus
facultades en vistas a los fines humanos, el hombre
alcanzará su plenitud, alcanzando especialmente su "fin
último". Éste "fin último" representa al
bien total o felicidad, identificado por la vida contemplativa
según Aristóteles, por la vida transmundana,
también contemplativa, de Platón, y
por la plenitud y la bondad infinita de Dios según el
Cristianismo.
Por eso cabe recalcar que "todo acción se dirige
a un fin, que es primeramente el suyo propio; a
continuación tiende, más allá de los fines
inmediatos, a un fin último, explícita o
implícitamente querido, éste último
polarizando la multiplicidad de mis actos y la diversidad de mis
intenciones particulares, confiere a mi existencia su unidad
propia; el fin último está pues, presente en todas
mis opciones como aquello que en último análisis las justifica, por el valor supremo
y las hace posible por el dinamismo que les da". (René
Simón, Moral,
páginas 174 y 175)
Por eso, la importancia del acierto en la
elección de los fines, y de los medios con
respecto al mismo, y en especial del "fin último", son de
gran trascendencia. En este sentido, René Simón
sostiene: "cuando se trata de precisar cuál es el
verdadero fin último del hombre, la
razón puede equivocarse, la voluntad puede desviarse y
escoger como fin último la apariencia del bien supremo.
Desde éste momento queda rota la unidad de la
vocación humana. En realidad, al optar por un falso fin
último, encuentro ya ésta rotura en mí
mismo, y al nivel de mi vocación singular, pues
desconociendo la verdadera finalidad de mi naturaleza,
edifico contra ella una finalidad artificial".
Capítulo 1: La Prudencia y la Justicia en el
pensamiento
antiguo
Platón
- Justicia:
Esta tiene por objeto poner orden y armonía en
el conjunto, asignando a cada parte la función
que le corresponde dentro de la totalidad. El orden establecido
por la Justicia
viene a ser un reflejo del orden general que reina en el Universo y
en el mundo superior de las Ideas. "Por la Justicia nos
asemejamos a lo que es invisible, divino, inmortal y
sabio".
Para Platón
la justicia en la ciudad y en el individuo consisten
esencialmente en los mismo. En el individuo consiste en una
virtud del alma, cuyo objeto es conseguir que reinen el orden y
la armonía entre los diversos elementos que lo
constituyen (elemento racional o inteligible, fogoso o
irascible y apetitivo) para que cada uno realice la función
que le corresponde dentro del compuesto humano. En la comunidad
consiste en establecer el orden del conjunto y la
armonía entre las distintas partes constitutivas de la
sociedad,
manteniendo a cada clase dentro de sus límites
y de las funciones que a
cada uno le corresponde, regulando las relaciones entre
el Estado y
los ciudadanos y de éstos entre sí, conforme a la
clase y méritos de cada uno.
- Prudencia o Sabiduría:
Esta tiene por misión
regular el conjunto de las acciones
humanas, ejerciendo una función directiva superior sobre
toda la vida práctica. Le corresponde también
poner orden en los pensamientos, disponiendo el alma para huir
del mundo engañoso de las apariencias y prepararlas para
la contemplación de las realidades superiores. En
Platón, la Prudencia equivale a la vida pura del
espíritu, representada por la Filosofía. La
Prudencia, es una de las virtudes del "elemento racional" de la
comunidad,
el gobernante.
Aristóteles
- Justicia:
Según Aristóteles, la justicia como
virtud moral,
consiste esencialmente en dos cosas: en la obediencia a las
leyes,
ajustando a ellas la conducta del
ciudadano, y en la relación a los demás
individuos considerados como ciudadanos iguales y libres. En
este segundo caso ka justicia tiene por medio la igualdad.
Las leyes ordenan
acciones
justas y buenas, conformes a todas las virtudes. Prescriben
actos de valor, de
prudencia, de templanza, etc., y prohíben los vicios
contrarios.
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