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Trastornos de la ansiedad (página 2)




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T. psciodinámica

H. GABAérgica

Ansiedad de separación

T. conductistas

H. noradrenérgica

Personalidad

T. cognitivista

H: serotoninérgica

 

FACTORES
PREDISPONENTES

GENETICA

Esto se deduce de los trastornos de pánico ya que la
patología se observa con una incidencia aproximada de
30-40% de familiares de primer grado de sujetos afectados frente
aun 2-4% de sujetos controles, siendo mayor riesgo si ambos
progenitores padecen el trastorno. En algunos tipos de fobias la
incidencia familiar es del 65%.

ANSIEDAD DE SEPARACIÓN

Esto se presenta en algunos niños
por temor a separarse de sus progenitores (más en la
madre) y puede acompañarse de preocupaciones exageradas y
constantes referentes a la ausencia física, con
expectativas catastróficas y trastornos de conducta
(negativa a acostarse, ir al colegio, etc.). Se ha comprobado que
adultos con pánico y/o agorafobia es por mayor incidencia
de ansiedad durante la infancia.

PERSONALIDAD

Las personas que se describen como preocupadas y nerviosas y
que pierden el sueño ante cualquier contrariedad, aquellas
personas con inadecuada capacidad de afrontamiento y baja
asertividad,
son las más predispuestas a desarrollar algunos trastornos
de ansiedad.

FACTORES PSICOLÓGICOS

TEORIAPSICODINAMICA

El creador es Freud. Dijo que
la angustia es más un proceso
biológico (fisiológico) insatisfecho (respuesta del
organismo ante la sobreexcitación derivada del impulso
sexual [libido] para posteriormente llegar a otra interpretación en donde la angustia
sería la señal peligrosa en situaciones de alarma.
Según esta teoría
la angustia procede de la lucha del individuo
entre el rigor del superyó y de los instintos prohibidos
(ello) donde los estímulos instintivos inaceptables para
el sujeto desencadenarían un estado de
ansiedad.

TEORIAS CONDUCTISTAS

El conductismo se
basa en que todas las conductas son aprendidas y en algún
momento de la vida se asocian a estímulos favorables o
desfavorables adoptando así una connotación que va
a mantenerse posteriormente. Según esta teoría la
ansiedad es el resultado de un proceso condicionado de modo que
los sujetos que la padecen han aprendido erróneamente a
asociar estímulos en un principio neutros, con
acontecimientos vividos como traumáticos y por tanto
amenazantes, de manera que cada vez que se produce contacto con
dichos estímulos se desencadena la angustia asociada a la
amenaza. La teoría del aprendizaje
social dice que se puede desarrollar ansiedad no solo a
través de la experiencia o información directa de acontecimientos
traumáticos, sino a través del aprendizaje
observacional de las personas significativas al entorno.

TEORIAS COGNITIVISTAS

Considera la ansiedad como resultado de "cogniciones"
patológicas. Se puede decir que el individuo "etiqueta"
mentalmente la situación y la afronta con un estilo y
conducta determinados. Por ejemplo cualquiera de nosotros podemos
tener una sensación física molesta en un momento
determinado, si bien la mayoría de nosotros no concedemos
ningún significado a esta experiencia. No obstante existen
personas que interpretan ello como una señal de alarma y
una amenaza para su salud física o
psíquica lo cual provoca una respuesta
neurofisiológica desencadenando así la
ansiedad.

FACTORES BIOLÓGICOS

HIPÓTESIS
GABAérgica

El GABA es un neurotransmisor de carácter inhibitorio. Posee un receptor en
la membrana neuronal asociado a los canales de cloro, de modo que
al unirse el GABA junto al receptor ingresan los iones cloro
produciendo así una despolarización y por tanto se
inhibe la neurona. Se
dice que hay una sustancia endógena que actúa como
ansiógena en los enfermos, o bien la posible
alteración en la configuración o funcionamiento del
receptor del GABA, este último se ve apoyado por hechos
que como un antagonista benzodiacepínico (flumacenil) es
capaz de provocar frecuentes y graves crisis de
angustia en pacientes que sufren algún trastorno de
pánico pero no en controles sanos.

HIPÓTESIS NORADRENERGICA

Estudios realizados en humanos ponen de manifiesto que en
pacientes con trastornos de pánico, los agonistas
β-adrenιrgicos y los antagonistas α2
adrenérgicos (yohimbina) pueden provocar crisis de
angustia frecuentes y graves. La actividad noradrenérgica
está aumentada durante los trastornos de ansiedad en
algunas situaciones experimentales y terapéuticas.

HIPÓTESIS SEROTONINERGICA

Algunos estudios demuestran que la administración experimental en humanos de
agonistas serotoninérgicos tanto de tipo directo
(m-clorofenilpiperacina) como indirectos (fenfluramina) pueden
provocar ansiedad en pacientes afectos de trastornos de este
tipo. El interés de
esto es que los antidepresivos serotoninérgicos
tenían efectos terapéuticos en algunos trastornos
de la ansiedad.

SUSTANCIAS QUE INDUCEN
CRISIS DE ANGUSTIA

Existen una serie de sustancias capaces de inducir crisis de
angustia en gran parte de los pacientes que sufren ese trastorno,
mientras que lo hacen en sólo una pequeña
proporción de aquellos que no están aquejados de
dicho trastorno. A continuación vamos a comentar algunas
de ellas.

Una de las pruebas
más utilizadas es la perfusión durante 20 minutos
de 10 cc/kg 0,5 molar de lactato sódico. Aproximadamente
la mitad o dos terceras partes de pacientes con historia de ataques de
pánico experimentan un ataque tras la perfusión de
dicha sustancia. Su duración e intensidad varían,
existiendo pocos datos acerca de si dicha respuesta a la
perfusión se repite en el mismo individuo. Esta respuesta
parece exclusiva de los pacientes afectos de trastorno de
pánico, ya que pacientes con otros trastornos
psíquicos e individuos control
generalmente no experimentan dichos ataques tras la
infusión de lactato (menos del 10% de los casos).

Aunque el mecanismo por el cual el lactato provoca dichos
ataques en las personas predispuestas permanece aún sin
desvelar, es posible que el lactato pueda inducir cambios
secundarios en el metabolismo
ácido-básico que acaben afectando al funcionamiento
del sistema nervioso central (SNC). Por otra parte, se ha
demostrado que el lactato es un potente estimulador del aparato
respiratorio. El grado de hiperventilación que se produce
tras la
administración de lactato parece ser uno de los
factores determinantes de la aparición de una crisis de
angustia completa. Una de las hipótesis más en boga en la
actualidad, se relaciona con lo expuesto anteriormente. Dicha
hipótesis propone que las crisis de angustia se deben (o
se asocian) a la presencia de anomalías en la
función respiratoria, como por ejemplo, la
hiperventilación crónica. De hecho se ha demostrado
que la hiperventilación voluntaria reproduce las crisis de
angustia en el 50%-50% de los pacientes con dicho trastorno, lo
cual sugiere que la disminución en la presión
parcial de CO2 puede tener un papel relevante en la
fisiopatología de este trastorno.

Por el contrario, la inhalación de dióxido de
carbono
(mezclas del 5%
al 55%), que incrementa la presión parcial de CO2,
también provoca ataques de pánico en una elevada
proporción (50%-80%) de individuos predispuestos. Estos
hallazgos son consistentes con la hipótesis de que el
trastorno de pánico se asocia con una hipersensibilidad de
los quimiorreceptores del centro medular.

Estos datos, junto con el hecho de que las alteraciones
respiratorias son uno de los mejores correlatos de la ansiedad
subjetiva, han permitido la formulación de
hipótesis explicativas de las crisis de pánico
tales como la "teoría de la hipersensibilidad al
dióxido de carbono". Según esta teoría, la
puesta en marcha de mecanismos de "falsa alarma de
sofocación" ante un aumento de la concentración de
C2 (bien debido a su inhalación directa, bien debido a la
metabolización del lactato en bicarbonato y CO2) no
serían compensados por la hiperventilación debido a
una hipersensibilidad de los quimiorreceptores del tronco
cerebral al CO2.

La hipótesis de una alteración
noradrenérgica también ha sido postulada por
numerosos investigadores. La yohimbina (antagonista α-2
adrenérgico), actúa bloqueando la inhibición
por feedback de la actividad de las neuronas
noradrenérgicas, aumentando, por tanto, la actividad
noradrenérgica central. Su administración por vía oral provoca
ataques de pánico en aproximadamente el 50% de los
pacientes. Esta excesiva reactividad podría estar
relacionada con una anormal sensibilidad de los receptores
α-2-adrenιrgicos centrales, cuya disfunciσn ya
no permitiría, como ocurre en individuos sanos, recuperar
rápidamente la actividad del sistema noradrenérgico
a su estado inicial después de la estimulación. Por
otra parte, existen estudios que demuestran que la
administración de clonidina (agonista α-2
adrenérgico) provoca respuestas cardiovasculares
aplanadas, lo que sugeriría una hiposensibilidad del
receptor a-2 adrenérgico. Hoy en día se piensa que
el problema puede ser debido a una hiposensibilidad de los
receptores (down regulation) como resultado de un exceso de
neurotransmisor que actúa sobre él, en este caso la
noradrenalina, o bien una disregulación de dichos
receptores que daría lugar a un estado de
hipersensibilidad frente a un antagonista y de hiposensibilidad
frente a un agonista.

Otras sustancias como el isoproterenol (agonista
β-adrenιrgico), administrado por vνa intravenosa,
provocan la aparición de crisis de ansiedad en los
individuos susceptibles. No obstante, la hipótesis de una
posible hipersensibilidad β-adrenérgica parece poco
probable dada la escasa eficacia
demostrada de los bloqueadores beta en el tratamiento del
trastorno de pánico.

En apoyo de posibles mecanismos serotoninérgicos
implicados en la etiopatogenia del trastorno de pánico
estaría el dato de que la administración
intravenosa de m-clorofenilpiperacina (agonista
serotoninérgico postsináptico directo) provoca la
aparición de crisis de angustia en aproximadamente el 50%
de pacientes afectos por dicho trastorno, lo que sugiere, para
algunos autores, la existencia de una hipersensibilidad del
receptor serotoninérgico postsináptico. De igual
modo, la administración de fenfluramina (liberador
presináptico de serotonina -agonista indirecto-), provoca
un efecto similar. El problema radica en que las discrepancias
existentes en los resultados de los diferentes estudios
realizados no permiten ser concluyentes en las aseveraciones.

Por último, hay estudios que demuestran que la cafeína
aumenta la ansiedad en algunos pacientes que padecen trastorno de
pánico. No hay que olvidar que esta sustancia está
presente en muchas bebidas y que, por tanto, puede estar
contribuyendo a la aparición o empeoramiento del problema
en muchos pacientes. Existen estudios que demuestran cómo
después de consumir cafeína los pacientes con
trastorno de pánico presentan niveles plasmáticos
de lactato superiores a los controles, lo que estaría
indicando que la cafeína posee un efecto metabólico
estimulante y puede poseer un mecanismo de acción
similar al lactato.

CARACTERÍSTICAS CLINICAS DE LOS TRASTORNOS DE
ANSIEDAD

TRASTORNO DE ANSIEDAD GENERALIZADA

El Trastorno de Ansiedad Generalizada (TAG) es mucho
más de lo que una persona normal
con ansiedad experimenta en su vida diaria. Son
preocupación y tensión crónicas aún
cuando nada parece provocarlas. El padecer de este trastorno
significa anticipar siempre un desastre, frecuentemente
preocupándose excesivamente por la salud, el dinero,
la familia o
el trabajo.
Sin embargo, a veces, la raíz de la preocupación es
difícil de localizar. El simple hecho de pensar en pasar
el día provoca ansiedad.

Las personas que padecen de TAG no parecen poder
deshacerse de sus inquietudes aún cuando generalmente
comprenden que su ansiedad es más intensa de lo que la
situación justifica. Quienes padecen de TAG también
parecen no poder relajarse. Frecuentemente tienen trabajo en
conciliar el sueño o en permanecer dormidos. Sus
preocupaciones van acompañadas de síntomas
físicos, especialmente temblores, contracciones nerviosas,
tensión muscular, dolores de cabeza, irritabilidad,
transpiración o accesos de calor. Pueden
sentirse mareadas o que les falta el aire. Pueden
sentir náusea
o que tienen que ir al baño frecuentemente. O pueden
sentir como si tuvieran un nudo en la garganta.

Depresión

La depresión
frecuentemente acompaña a los trastornos de ansiedad y,
cuando esto sucede, también debe atenderse. Los
sentimientos de tristeza, apatía o desesperanza, cambios
en el apetito o en el sueño así como la dificultad
en concentrarse que frecuentemente caracterizan a la
depresión pueden ser tratados con
efectividad con medicamentos antidepresivos o, dependiendo de la
severidad del mal, con psicoterapia.
Algunas personas responden mejor a una combinación de
medicamentos y psicoterapia. El tratamiento puede ayudar a la
mayoría de las personas que sufren de
depresión.

Muchos individuos con TAG se sobresaltan con mayor facilidad
que otras personas. Tienden a sentirse cansados, les cuesta
trabajo concentrarse y a veces también sufren de
depresión.

Por lo general, el daño
asociado con TAG es ligero y las personas con ese trastorno no se
sienten restringidas dentro del medio social o en el trabajo. A
diferencia de muchos otros trastornos de ansiedad, las personas
con TAG no necesariamente evitan ciertas situaciones como
resultado de su trastorno. Sin embargo, si éste es severo,
el TAG puede ser muy debilitante, resultando en dificultad para
llevar a cabo hasta las actividades diarias más
simples.

El TAG se presenta gradualmente y afecta con mayor frecuencia
a personas en su niñez o adolescencia,
pero también puede comenzar en la edad adulta. Es
más común en las mujeres que en los hombres y con
frecuencia ocurre en los familiares de las personas afectadas. Se
diagnostica cuando alguien pasa cuando menos 6 meses
preocupándose excesivamente por varios problemas
diarios.

Padecer de TAG siempre quiere decir anticipar desastres,
frecuentemente preocuparse demasiado por la salud, el dinero, la
familia o el
trabajo. Las preocupaciones frecuentemente se presentan
acompañadas de síntomas físicos tales como
temblores, tensión muscular y náusea.

TRASTORNO DE
PÁNICO

Entre un ataque y otro existe este pavor y ansiedad de que van
a regresar. El tratar de escapar a estas sensaciones de
pánico puede ser agotador.

Síntomas de un ataque de pánico son los
siguientes:

  • Palpitaciones
  • Dolores en el pecho
  • Mareos o vértigos
  • Náusea o problemas estomacales
  • Sofocos o escalofríos
  • Falta de aire o una sensación de asfixia
  • Hormigueo o entumecimiento
  • Estremecimiento o temblores
  • Sensación de irrealidad
  • Terror
  • Sensación de falta de control o estarse volviendo
    loco
  • Temor a morir
  • Transpiración

Quienes padecen de trastornos de pánico experimentan
sensaciones de terror que les llegan repentina y repetidamente
sin previo aviso. No pueden anticipar cuando les va a ocurrir un
ataque y muchas personas pueden manifestar ansiedad intensa entre
cada uno al preocuparse de cuando y donde les llegará el
siguiente. Entre tanto, existe una continua preocupación
de que en cualquier momento se va a presentar otro ataque.

Cuando llega un ataque de pánico, lo más
probable es que la persona sufra palpitaciones y se sienta
sudoroso, débil o mareado. Puede sentir cosquilleo en las
manos o sentirlas entumecidas y posiblemente se sienta sofocado o
con escalofríos. Puede experimentar dolor en el pecho o
sensaciones de ahogo, de irrealidad o tener miedo de que suceda
una calamidad o de perder el control. La persona puede, en
realidad, creer que está sufriendo un ataque al corazón o
de apoplejía, que está perdiendo la razón o
que está al borde de la muerte. Los
ataques pueden ocurrir a cualquier hora aún durante la
noche al estar dormido, aunque no esté soñando.
Mientras casi todos los ataques duran aproximadamente dos
minutos, en ocasiones pueden durar hasta 10 minutos. En casos
raros pueden durar una hora o más.

Uno puede en realidad creer que está sufriendo un
ataque al corazón, que esté volviéndose loco
o que está al borde de la muerte. Los
ataques pueden ocurrir a cualquier hora aún durante la
noche al estar dormido, aunque no esté soñando.

El trastorno de pánico ataca cuando menos al 1.6 por
ciento de la población y es doblemente más
común en las mujeres que en los hombres. Puede presentarse
a cualquier edad, en los niños o en los ancianos, pero
casi siempre comienza en los adultos jóvenes. No todos los
que sufren ataques de pánico terminan teniendo trastornos
de pánico; por ejemplo, muchas personas sufren un ataque y
nunca vuelven a tener otro. Sin embargo, para quienes padecen de
trastornos de pánico es importante obtener tratamiento
adecuado. Un trastorno así, si no se atiende, puede
resultar en invalidez.

El trastorno de pánico frecuentemente va
acompañado de otros problemas tales como depresión
o alcoholismo y
puede engendrar fobias, relacionadas con lugares o situaciones
donde los ataques de pánico han ocurrido. Por ejemplo, si
la persona experimenta un ataque de pánico mientras usa un
elevador, es posible que llegue a sentir miedo de subir a los
elevadores y posiblemente empiece a evitar usarlos.

Las vidas de algunas personas han llegado a hacerse muy
restringidas porque evitan actividades diarias normales como ir
al mercado, manejar
un vehículo o, en algunos casos hasta salir de su casa. O
bien, pueden llegar a confrontar una situación que les
causa miedo siempre y cuando vayan acompañadas de su
cónyuge o de otra persona que les merezca confianza.
Básicamente, evitan cualquier situación que temen
pueda hacerlas sentirse indefensas si ocurre un ataque de
pánico. Cuando, como resultado de este mal, las vidas de
las personas llegan a ser tan restringidas como sucede en casi
una tercera parte de las personas que padecen de trastornos de
pánico, se le llama agorafobia. La tendencia hacia
trastornos de pánico y agorafobia tiende a ser
hereditario. Sin embargo un tratamiento oportuno al trastorno de
pánico puede frecuentemente detener el progreso hacia la
agorafobia.

Se han hecho estudios que demuestran que un tratamiento
adecuado, un tipo de psicoterapia llamada terapia de comportamiento
cognoscitivo, medicamentos o posiblemente una combinación
de ambos, ayuda del 70% al 90% de las personas con trastornos de
pánico. Se puede apreciar una significante mejoría
entre 6 a 8 semanas después de iniciarse el
tratamiento.

FOBIAS

Las fobias suceden en distintas formas. Una fobia
específica significa un miedo a algún objeto o
situación determinada. Una fobia social es el miedo a
colocarse en una situación sumamente vergonzosa en un
medio social. Por último, la agorafobia, que
frecuentemente acompaña al trastorno de pánico es
el miedo que siente la persona de encontrarse en cualquier
situación que pueda provocar un ataque de pánico o
de la cual le sea difícil escapar si éste llegara a
ocurrir.

Fobias específicas

Muchas personas experimentan fobias específicas, miedos
intensos e irracionales a ciertas cosas o situaciones; algunos de
los más comunes son: perros, espacios
cerrados, alturas, escaleras eléctricas, túneles,
manejar en carreteras, agua, volar y
heridas que produzcan sangre. Las
fobias no son únicamente miedo extremo, son miedo
irracional. Usted puede esquiar en las montañas más
altas con toda facilidad pero siente pánico de subir al
10º piso de un edificio de oficinas. Los adultos con fobias
comprenden que sus miedos son irracionales pero frecuentemente
enfrentarse a los objetos o a las situaciones que las ocasionan o
siquiera pensar en enfrentarlos, ocasiona un ataque de
pánico o ansiedad severa.

Las fobias no son únicamente miedo extremo, son miedo
irracional. Usted puede esquiar en las más altas
montañas con toda facilidad pero siente pánico de
subir al 10º piso de un edificio de oficinas.

Las fobias específicas atacan a más de una de
cada diez personas. Nadie sabe exactamente qué las
ocasiona aunque parece que son hereditarias y que son más
comunes en las mujeres. Generalmente las fobias aparecen primero
en la adolescencia o en la edad adulta. Comienzan repentinamente
y tienden a ser más persistentes que las que se inician en
la niñez; de las fobias de los adultos únicamente
más o menos el 20 por ciento desaparecen solas. Cuando los
niños tienen fobias específicas, por ejemplo, miedo
a los animales, esos
miedos por lo general desaparecen con el tiempo aunque
pueden extenderse a la edad adulta. Nadie sabe por qué
persisten en algunas personas y desaparecen en otras.

Las personas con fobias no sienten la necesidad de recibir
tratamiento, si les es fácil evitar lo que les causa
miedo. Sin embargo, en ocasiones tendrán que tomar
decisiones importantes en su carrera o en lo personal para
evitar una situación que les produzca fobia.

Cuando las fobias interfieren con la vida de una persona, el
tratamiento puede servir de ayuda. Un tratamiento efectivo
generalmente involucra cierto tipo de terapia de conocimiento
cognoscitivo llamada insensibilización o terapia de
exposición, en la cual los pacientes se
exponen gradualmente a lo que los asusta hasta que el miedo
comienza a desaparecer. Tres cuartas partes de pacientes se
benefician grandemente con este tratamiento. Los ejercicios de
relajamiento y respiración también contribuyen a
reducir los síntomas de ansiedad.

Fobia Social

La fobia social es un miedo intenso de llegar a sentirse
humillado en situaciones sociales, especialmente de actuar de tal
modo que se coloque uno en una situación vergonzosa frente
a las demás personas. Frecuentemente es hereditaria y
puede estar acompañada de depresión o de
alcoholismo. La fobia social frecuentemente comienza alrededor
del principio de la adolescencia o aún antes.

Si una persona sufre de fobia social tiene la idea de que las
otras personas son muy competentes en público y que usted
no lo es. Pequeños errores que usted cometa pueden
parecerle mucho más exagerados de lo que en realidad son.
Puede parecerle muy vergonzoso ruborizarse y el paciente siente
que todas las personas lo están mirando. Puede tener miedo
de estar con personas que no sean las más allegadas al
paciente. O su miedo puede ser más específico, como
el sentir ansiedad si tiene que dar un discurso,
hablar con un jefe o alguna otra persona con autoridad, o
bien aceptar una invitación. La fobia social más
común es el miedo de hablar en público. En
ocasiones, la fobia social involucra un miedo general a
situaciones sociales tales como fiestas. Menos frecuente es el
miedo de usar un baño público, comer fuera de casa,
hablar por teléfono o escribir en presencia de otras
personas, como por ejemplo, escribir un cheque.

Las personas con fobia social no necesariamente son
tímidas. Pueden sentirse totalmente cómodas con
otras personas la mayor parte del tiempo, pero en situaciones
especiales pueden sentir intensa ansiedad.

Las personas con fobia social comprenden que sus sensaciones
son irracionales. Sin embargo, experimentan una gran
aprensión antes de enfrentarse a la situación que
temen y harán todo lo posible para evitarla. Aún
cuando puedan enfrentarse a lo que temen, generalmente sienten
gran ansiedad desde antes y están muy incómodas
todo el tiempo. Posteriormente, las sensaciones desagradables
pueden continuar con la preocupación de haber sido
juzgados o con lo que los demás hayan pensado u observado
respecto a ellos.

Aproximadamente el 80% de las personas que sufren de fobia
social encuentran alivio a sus síntomas cuando se les da
tratamiento de terapia de comportamiento cognoscitivo, de
medicamentos, o una combinación de ambos. La terapia puede
involucrar aprender a ver los eventos sociales
en forma diferente; exponerse a una situación social
aparentemente amenazadora de tal manera que les sea más
fácil enfrentarse a ella; además, aprender técnicas
para reducir la ansiedad, adquirir habilidades sociales y
practicar técnicas de relajamiento.

TRASTORNO
OBSESIVO-COMPULSIVO

El trastorno obsesivo-compulsivo (TOC) es un trastorno
caracterizado por presentar pensamientos o rituales de ansiedad
que usted siente que no puede controlar. Si usted padece de TOC,
como se le conoce, puede estar plagado de pensamientos o imágenes
persistentes indeseables o por la necesidad urgente de celebrar
ciertos ritos.

Una persona puede estar obsesionada con los gérmenes o
la mugre y en ese caso se lava las manos una y otra vez. Puede
estar lleno de dudas y sentir la necesidad de reconfirmar las
cosas repetidamente. Puede estar preocupado por pensamientos de
violencia y
teme hacer daño a las personas que están cerca de
usted. Puede pasar largos períodos de tiempo tocando las
cosas o contando; puede estar preocupado por el orden y la
simetría; puede tener pensamientos persistentes de llevar
a cabo actos sexuales que le son repugnantes; o puede afligirle
tener pensamientos que van contra su religión.

Los pensamientos o las imágenes preocupantes se llaman
obsesiones y los rituales que se celebran para tratar de
prevenirlas o disiparlas se llaman impulsos. No es placentero
celebrar estos ritos que se siente obligado a hacer;
únicamente siente descanso temporal de la incomodidad
causada por la obsesión.

Muchas personas saludables pueden aceptar tener algunos de
estos síntomas de TOC, tales como revisar la estufa varias
veces antes de salir de la casa. Pero se diagnostica el trastorno
únicamente cuando dichas actividades consumen cuando menos
una hora al día, son muy angustiosas o interfieren con la
vida diaria.

Muchos adultos con este problema de salud reconocen que lo que
están haciendo no tiene sentido pero no pueden evitarlo.
Sin embargo, muchas personas, especialmente niños con TOC,
pueden no comprender que su comportamiento está fuera de
lo normal.

El TOC afecta a hombres y a mujeres aproximadamente en igual
número y aflige a más o menos 1 de cada 50
personas. Puede aparecer en la niñez, en la adolescencia o
en la edad madura pero como promedio se detecta en los
jóvenes o en los adultos jóvenes. Un tercio de los
adultos con TOC experimentaron sus primeros síntomas en la
niñez. El curso que sigue la enfermedad es variable; los
síntomas pueden ir y venir, mitigarse por un tiempo o
empeorar progresivamente. La evidencia de que se dispone sugiere
que el TLC puede
venir de familia.

Los pensamientos o las imágenes preocupantes se llaman
obsesiones y los rituales que se celebran para tratar de
prevenirlas o disiparlas se llaman impulsos. No es placentero
celebrar estos ritos que se

siente obligado a hacer; únicamente siente descanso
temporal de la incomodidad causada por la obsesión.

La depresión u otros trastornos de ansiedad pueden
acompañar al TOC. Además, algunas personas con TOC
sufren de trastornos alimenticios. También pueden evitar
las situaciones en las cuales tengan que enfrentarse a sus
obsesiones. O pueden tratar, sin éxito,
de usar alcohol o
drogas para
calmarse. Si el TOC se agrava seriamente puede interponerse entre
una persona y su empleo o
evitar que esa persona asuma responsabilidades normales en su
casa, pero por lo general no llega a esos extremos.

TRASTORNO POSTRAUMÁTICO POR TENSIÓN

El trastorno postraumático por tensión (TPT) es
una condición debilitante que sigue a un evento de terror.
Frecuentemente, las personas que sufren de TPT tienen
persistentemente memorias y
pensamientos espantosos de su experiencia y se sienten
emocionalmente paralizadas, especialmente hacia personas que
antes estuvieron cerca de ella. El TPT, conocido antes como
sobresalto por proyectil o fatiga de batalla, fue traída a
la atención pública por los veteranos
de guerra pero
puede ser el resultado de varios otros incidentes
traumáticos. Incluyen rapto, graves accidentes
como choques de automóviles o de trenes, desastres
naturales como inundaciones o temblores, ataques violentos tales
como asaltos, violaciones o tortura, o ser plagiado. El evento
que desata este trastorno puede ser algo que amenace la vida de
esa persona o la vida de alguien cercano a ella. O bien, puede
ser algo que vio, como por ejemplo la destrucción en masa
después de la caída de un aeroplano.

Cualquiera que sea la razón del problema, algunas
personas con TPT repetidamente vuelven a vivir el trauma en forma
de pesadillas y recuerdos inquietantes durante el día.
Pueden también experimentar problemas de sueño,
depresión, sensación de indiferencia o de
entumecimiento o se sobresaltan fácilmente. Pueden perder
el interés en cosas que antes les causaban alegría
y les cuesta trabajo sentir afecto. Es posible que se sientan
irritables, más agresivas que antes o hasta violentas. El
ver cosas que les recuerdan el incidente puede ser molesto, lo
que podría hacerles evitar ciertos lugares o situaciones
que les traigan a la mente esas memorias. Los aniversarios de lo
que sucedió frecuentemente son muy difíciles.

Sucesos ordinarios pueden servir de recordatorios del trauma y
ocasionar recuerdos inquietantes o imágenes intrusas. Los
aniversarios de lo que sucedió frecuentemente son muy
difíciles.

El TPT puede presentarse en cualquier edad, incluyendo la
niñez. El trastorno puede venir acompañado de
depresión, de abuso de substancias químicas o de
ansiedad. Los síntomas pueden ser ligeros o graves; las
personas pueden irritarse fácilmente o tener violentos
arranques de cólera
o de mal humor. En casos severos, los afectados pueden tener
dificultad para trabajar o para socializar. En general, los
síntomas pueden ser peores si el evento que los ocasiona
fue obra de una persona, como en el caso de violación, a
comparación de uno natural como es una
inundación.

Los eventos ordinarios pueden traer el trauma a la mente e
iniciar recuerdos retrospectivos o imágenes intrusas. Un
recuerdo retrospectivo puede hacer que la persona pierda contacto
con la realidad y vuelva a vivir el evento durante un
período de unos segundos o por horas o, muy raramente, por
días. Una persona que tiene recuerdos retrospectivos que
pueden presentarse en forma de imágenes, sonidos, olores o
sensaciones, generalmente cree que el evento traumático
está volviendo a repetirse.

No todas las personas traumatizadas sufren un verdadero caso
de TLT o experimentan TLT en lo absoluto. Se diagnostica TLT
únicamente si los síntomas duran más de un
mes. En aquellas personas que tienen TLT, los síntomas
generalmente comienzan tres meses después del trauma y el
curso de la enfermedad varía. Hay quienes se recuperan
dentro de los siguientes 6 meses; a otros, los síntomas
les duran mucho más tiempo. En algunos casos, la
condición puede ser crónica. Ocasionalmente, la
enfermedad no se detecta sino hasta varios años
después del evento traumático.

 

TRATAMIENTO DE LOS TRASTORNOS DE
ANSIEDAD

TIPO

MEDIDAS

NO FARMACOLOGICAS

FARMACOLOGICAS

TRASTORNO DE ADAPTACIÓN CON ESTADO DE ANIMO
ANSIOSO

  • Aconsejamiento
  • Relajación
  • Estrategia para hacer frente a la
    situación
  • Breve con benzodiacepinas
  • Un antidepresivo tricíclico en pacientes con
    síntomas de ansiedad más crónicos o
    en los que estén contraindicadas las
    benzodiapecinas

TRASTORNO DE ANSIEDAD GENERAL

  • Consejo de apoyo o psicoterapia
  • Terapias autorreguladoras (relajación
    progresiva, biofeedback o meditación)
  • Ejercicio
  • Una benzodiacepina
  • Un antidepresivo tricíclico
  • Un ansiolítico no benzodiacepínico

TRASTORNO OBSESIVO COMPULSIVO

  • Terapia comportamental (exposición y
    prevención de la respuesta)
  • Psicoterapia
  • Inhibidores de MAO y antidepresivos
    tricíclicos cuando la depresión es
    prominente.
  • Los agentes neurolépticos raramente son
    eficaces y deben evitarse
  • El uso de benzodiacepinas es útil a corto
    plazo, durante períodos de ansiedad intensa

TRASTORNO DE ESTRÉS POSTRAUMATICO

  • Psicoterapia
  • Grupos de apoyo
  • Consejo familiar
  • Técnicas de relajación o
    biofeedback
  • Antidepresivos tricíclicos, inhibidores del
    MAO y benzodiacepinas en casos agudos o
    crónicos
  • Litio, carbamecepina, betabloqueantes y clonidina en
    casos crónicos

FOBIA SIMPLE

Exposición in vivo gradual a la situación
temida, basada en jerarquía de miedos del
paciente

Es innecesario salvo en el miedo a volar

FOBIA SOCIAL

Técnicas de terapia comportamental, como
exposición, entrenamiento de capacidades sociales,
desensibilización sistemática,
"inundación", entrenamiento del control de la
ansiedad y entrenamiento de relajación

  • Betabloqueantes
  • Inhibidores del MAO
  • Benzodiacepinas

BIBLIOGRAFÍA

 

 

 

Raúl Ernesto Porras Serna

Partes: 1, 2
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