Los seres vivos están integrados por
moléculas inanimadas. Cuando se examinan integralmente
estas moléculas aisladas se ajustan a todas las leyes
físicas y químicas que rigen el comportamiento
de la materia
inerte. Sin embargo, los organismos vivos poseen, además,
unos atributos extraordinarios que no exhiben cúmulos de
materia
inanimada.
El atributo más sobresaliente de los seres vivos
es quizás su complejidad y su alto grado de organización. Poseer estructuras
internas intrincadas que contienen muchas clases de
moléculas complejas. Se presentan, además, en una
variedad asombrosa de especias diferentes. Por contraste la
materia inanimada de su entorno, representada por el suelo, el agua y las
rocas,
está constituida habitualmente por mezclas
fortuitas de compuestos químicos sencillos, de organización estructural más bien
escasa.
Los organismos vivos presentan además la
capacidad de extraer y transformar la energía de su
entorno a partir de materias primas sencillas y de emplearla para
edificar y mantener sus propias e intrincadas estructuras.
La materia inanimada no posee esta capacidad de emplear la
energía externa para mantener su propia
organización estructural. De hecho habitualmente se
degrada a un estado
más desordenado cuando absorbe energía externa, ya
sea en forma de calor o de
luz.
Pero el atributo más extraordinario de los seres
vivos consiste en su capacidad de producir una réplica
similar a sí mismo, propiedad que
puede considerarse como la verdadera esencia de la
vida.
Según se conoce hasta ahora, la materia viva
necesita solamente 22 de los 100 elementos químicos
encontrados en la corteza terrestre: los cuatro elementos
carbono,
hidrógeno, nitrógeno y oxígeno
constituyen el 99% de la masa total de la mayor parte de los
organismos. Casi toda la porción no acuosa de las células
vivas están constituidas por compuestos
orgánicos del carbono, que
son muy escasos en la corteza terrestre. El carbono parece el
elemento idóneo para constituir la estructura del
esqueleto de las biomoléculas por su capacidad de formar
enlaces covalentes estables con el hidrógeno y sobre todo
con otros átomos de carbono.
Existe una jerarquía en la
organización molecular de las células.
Precursores simples obtenidos del entorno tales como
dióxido de carbono, agua y
amoníaco, se emplean para formar moléculas que
constituyen sillares estructurales tales como los
aminoácidos, los nucleótidos, los azúcares y
los ácidos
grasos. Estos a su vez se unen covalentemente para formar
diversas biomoléculas: las proteínas,
los ácidos
nucleicos, los polisacáridos y los lípidos.
La atención fundamental de los
químicos, físicos y biólogos
contemporáneos se centra en dos clases
importantísimas de macromoléculas: los
ácidos nucleicos y las proteínas
ya que las mismas son elementos inseparables de la
vida.
En 1828 el científico alemán Wholer
sintetizó de sustancias inorgánicas una sustancia
orgánica: la Urea. En 1845 el también
científico alemán Kolbe obtuvo de forma
experimental el ácido acético y en 1854 el
químico francés Bertlo sintetizó por primera
vez una grasa, Butlerov (1861) un azúcar.
En este mismo año Alexander Mijailovich Butlerov
formuló la teoría
de la estructura
química,
creando la base de la Química
Orgánica Molecular. Los postulados fundamentales de su
teoría
son: (Cbetkob, 1968).
- Los átomos y las moléculas se
encuentran no desordenadamente, ellas están unidas unas
a otras en determinada relación, en dependencia de sus
valencias. - Las propiedades de las sustancias dependen no
sólo de los átomos de los elementos y en
qué se encuentran formando parte de las
moléculas, sino de la unión de los átomos
en la molécula y de su influencia de uno en
otro.
Entre los químicos de aquel tiempo estaban
muy difundida las ideas atomísticas. En el Primer Congreso
de los Químicos en 1860 se determinaron claramente las
diferencias entre átomos y moléculas. Estos
químicos no le daban importancia al conocimiento
de la estructura y algunos consideraban que esto era imposible a
través de métodos
químicos.
Butlerov también descubrió la
reacción de polimerización de los hidrocarburos
alifáticos insaturados, sentando los principios de las
síntesis de las macromoléculas. Sus
trabajos en la hidratación del etileno crearon la base de
uno de los métodos
más modernos de la síntesis
del alcohol
etílico. (Perekalin, 1977).
Ha sido enorme el impacto de la Química
Orgánica en el desarrollo de
la humanidad. En su corto período de existencia como
ciencia
independiente (menos de dos siglos). Tal vez ninguna como ella
marcó el desarrollo de
la humanidad en la primera mitad de este siglo, donde los
compuestos derivados del
petróleo y otros compuestos sintéticos se
convirtieron en tan o más cotidianos e imprescindibles al
hombre que los
metales, la
madera y la
piedra. Tal vez ninguna como ella haya puesto en manos de los
hombres recursos que
puedan llevar a la propia destrucción de la humanidad,
como los quimicatos utilizados en la agricultura
que contaminaron suelos y reservas
de agua o
gases
industriales que destruyen la atmósfera.
Sería interminable referirse al impacto de los
diferentes descubrimientos de esta ciencia, basta
decir que la lista de los nuevos compuestos químicos
aumenta cada semana en un número próximo a seis
mil. En el trabajo nos
referiremos fundamentalmente a dos grupos de
compuestos químicos: los Acidos Nucleicos
y las Proteínas, los cuales constituyen la base para
interpretar los fenómenos objeto de estudio de la Ingeniería
Genética y la Biotecnología, ciencias que
junto a la Cibernética caracterizan a la humanidad en
estos años a finales del Siglo XX.
En una fecha tan anticipada como el año 1869 G.
Miescher descubrió que en la composición de los
cromosomas, junto
a las proteínas, se encontraban presentes ácidos
nucleicos. Sin embargo durante muchos años no se
asoció la conservación de la información genética
con estos compuestos, sino más bien con las
proteínas.
En 1928 F. Griffith utilizando sustancias de
células muertas de neumococos logró variar las
propiedades hereditarias de otra especie, pero tampoco estos
resultados permitieron relacionar las propiedades hereditarias
con los ácidos nucleicos.
Solo en 1944 los trabajos desarrollados por T. Avery y
otros investigadores, permitieron descubrir que las sustancias
capaces de producir tales modificaciones que se
transmitían de una generación a otra de
microorganismos son los ácidos desoxirribonucleico
(DNA).
Trabajos posteriores de A.D. Herwshey y M. Chase (1952)
demostraron que en el proceso de
infección de células bacterianas con fagos, al
interior de las mismas penetra solamente el filamento de DNA del
fago, quedando fuera el fragmento proteico.
Todos estos hechos, citados por Dubinin (1981),
sirvieron como base para comenzar a considerar que no son las
proteínas las portadoras del material de la herencia, sino
los ácidos nucleicos y en primer lugar las
moléculas de DNA. Estas moléculas se encuentran en
los cromosomas de los
humanos, todas las formas superiores de vida, las bacterias y la
mayoría de los virus y
fagos.
Resulta muy interesante conocer los mecanismos mediante
los cuales ocurren los procesos de
infección viral.
Los virus que han
sido descritos con toda propiedad como
estructuras situadas en el umbral de la vida, son
partículas compuestas principalmente por ácidos
nucleicos y cierto número de proteínas
específicas, poseen la capacidad de dirigir su propia
replicación en una célula
huésped específica. Pueden infectar a las
células animales, a las
vegetales y a las bacterias.
Muchas enfermedades
como la poliomielitis, la gripe y el resfriado común se
transmiten por virus. Existen evidencias suficientes para sugerir
que algunos tipos de cáncer son causados o transmitidos
por virus, al menos en algunas especies animales. Uno de
los males mas temibles para la humanidad en el fin de siglo es el
síndrome de inmunodeficiencia adquirida, causado por el
VIH (virus de inmunodeficiencia humana).
El impacto del SIDA es tan
grande por las formas de transmisión, que incluyen de
madre a hijo, que el futuro de algunos pueblos, sobre todo de
Africa, puede ser
el de desaparecer, si no se encuentra una vacuna para pevenirlo o
medicamentos para combatirlo, lo anterior en el caso de que
pudiera estar al alcance de las personas mas pobres.
Por el momento los tratamientos de este síndrome
están más bien dirigidos a las enfermedades que afectan
aprovechando la insuficiencia inmunológica producto del
virus. Las terapias más eficientes, hasta ahora son las
combinadas, o sea, utilizando varios fármacos
simultáneamente, lo que permite aumentar la supervivencia
de los enfermos entre un 30 y un 50 %, según avalan dos
investigaciones, una estadounidense del Institutos
Nacional de la Salud y otra australiana y
europea hecha por un equipo británico. Lo anterior
naturalmente por el momento al alcance de los que pueden en los
países más desarrollados. Dentro de los
países del tercer mundo, Cuba es una
excepción. Cuenta con un programa contra
el SIDA, de
prevención y tratamiento de la enfermedad, único en
el mundo a cargo totalmente del Estado y el
cual ha demostrado su eficacia al
evitar la propagación exponencial de la enfermedad como
ocurre en el resto de los países.
Cuba se encuentra además a la vanguardia de
las investigaciones
científicas en esta esfera y es uno de los pocos
países que cuenta con un candidato a vacuna que ha
comenzado a ser probada en donantes voluntarios.
Los ácidos nucleicos son componentes
imprescindibles de todas las células vivas. Su significado
está dado porque estas sustancias son las responsables de
conservar y trasmitir los caracteres hereditarios, el código
genético de toda una generación, además de
que juegan un papel
protagónico en el proceso de
biosíntesis proteica.
Los ácidos nucleicos poseen masa molecular muy
elevada (20 000 – 10 000 000 g/mol), por hidrólisis se
descomponen en los precursores que le dieron lugar (bases
nitrogenadas, azúcar
pentosa y ácido fosfórico). Los ácidos
nucleicos son polímeros formados por nucleótidos
unidos por enlace
3’-5’fosfodiéster.
En dependencia del azúcar que forma parte de la
estructura de los mismos los ácidos nucleicos pueden ser
ácido desoxirribonucleico (DNA) y ácido
ribonucléico (RNA). La diferencia no sólo se da
desde el punto químico sino también en sus funciones
biológicas. El DNA es el encargado de conservar y
trasmitir de una generación a otra la información genética,
por lo que en cada organismo vivo tiene una estructura
determinada exactamente definida. El RNA participa en la biosíntesis de las proteínas.
(Lehninger, 1979).
Las investigaciones sobre la bioquímica
de los ácidos nucleicos permitieron no sólo
establecer su composición química sino
particularidades específicas y estas fueron generalizadas
en 1953 por Watson y Crick. Los postulados fundamentales son:
(Lehninger, 1979).
- La composición en bases del DNA varía
de una especie a otra. - Las muestras de DNA aisladas de distintos
tejidos de una
misma especie tienen la misma composición de
bases. - La composición en bases del DNA de una
determinada especie no cambia con la edad, el estado de
nutrición ni con las variaciones del
entorno. - En casi todos los DNA examinados, el número de
restos de adenina es siempre igual al número de restos
de timina, es decir, A=T, y el número de restos de
guanina es siempre igual al de restos de citosina G=C. Como
corolario queda claro que la suma de restos de purinas iguala a
la suma de restos pirimidínicos A+G=C+T. - Los DNAs extraídos de especies estrechamente
relacionadas poseen similares composiciones en bases, mientras
que los procedentes de especies ampliamente diferentes, es
probable que contengan muy distinta composición en
bases. En verdad la composición en bases de sus
respectivos DNA puede utilizarse para clasificar los
organismos.
Esta teoría, como resultado de la
generalización de un gran número de hechos
experimentales posibilitó un salto cualitativo en el
desarrollo de la genética. A partir de la integración entre ésta, la Física, la
Química y la Matemática, surgiendo nuevas ciencias como
la Genética Molecular y la Biología
Celular.
Lo animado se diferencia de lo inanimado por la
capacidad de reproducir algo semejante a sí mismo, esto es
posible sólo porque los organismos vivos tienen una
información genética codificada en un soporte
material que se encuentra en las estructuras moleculares, que
programan la reproducción para lo cual se requiere
energía.
Sin la herencia no puede
haber vida, no pueden surgir nuevos organismos a partir de los
anteriores.
El gen como portador material de la información
genética es primario, universal y obligatorio en esa forma
cualitativamente especial del movimiento de
la materia que es la vida (el movimiento
biológico).
El conocimiento
de la estructura de los ácidos nucleicos y la
relación de esta con la conservación y
transmisión de la información genética tiene
una gran significación metodológica y
científica para la interpretación de la forma de
movimiento biológico.
Todos conocemos que la actividad vital de las
células no es la duplicación de su material
genético sino la síntesis de las
proteínas.
Las proteínas son las moléculas
orgánica más abundante en la célula
constituyendo el 50% o más de su masa seca. Se encuentra
en todas las partes de cada célula ya
que son fundamentales en todos los aspectos de la estructura y
funcionamiento celular.
Las células generalmente contienen miles de
proteínas diferentes, cada una con una función o
actividad biológica distinta. Estas funciones incluye
catálisis enzimática, transporte
molecular, nutrición, motilidad y contractibilidad,
defensa, reguladora, energética y otras muchas
más.
Las proteínas son largas cadenas
polipeptídicas teniendo desde 100 hasta más de 2
000 residuos de aminoácidos unidos por enlaces
peptídicos. El primer aminoácido aislado de un
hidrolizado fue la glicina o glicocola, obtenida en 1820 a partir
de la gelatina por Braconnot. De los 20 aminoácidos que se
hayan corrientemente en las proteínas, el descubierto mas
recientemente es la treonina, aislada por primera vez por W.C.
Rose en 1953.
Algunas poseen más de una cadena
polipeptídica denominada subunidad. Las proteínas
simples rinden solamente aminoácidos por hidrólisis
mientras que las conjugadas contienen algunos otros componentes
tales como iones metálicos y grupos
prostéticos.
Las proteínas son purificadas teniendo en cuenta
las propiedades en las cuales ellas difieren, tales como forma,
afinidad del enlace, carga, etc. Las proteínas pueden ser
separadas y visualizadas por métodos
electroforéticos. Los anticuerpos que se enlazan a ciertas
proteínas pueden ser utilizados para detectar y localizar
que proteína se encuentra en una solución, en un
gel o aún en el interior de la
célula.
Todas las proteínas contienen los mismos 20
aminoácidos, su diferencia en función
resulta de la diferencia de composición y secuencia de sus
aminoácidos. La secuencia de aminoácidos en cadenas
polipeptídicas puede ser establecida fragmentando esta en
unidades más pequeñas y analizando estas o por
métodos automatizados (secuenciador de
aminoácidos). La secuencia de aminoácidos puede ser
deducida a partir de la secuencia de nucleótidos en el
DNA.
La secuencia aminoacídica de una proteína
queda especificada durante su biosíntesis por una
secuencia colineal de tripletes consecutivos de
mononucleótidos en la molécula de RNA que a su vez
es complementaria de la secuencia nucleotídica en el DNA.
El segmento de DNA que codifica una cadena polipeptídica
recibe el nombre de gen.
En 1953, Sanger estableció la estructura completa
de una proteína, la insulina en tanto que Crik y Watson
demostraron que el ácido desoxirribonucleico tenía
una estructura de doble hélice. En 1963, Niremberg
descifró la clave genética cuya generalidad se
aplicaba desde la bacteria hasta el hombre. El
mensaje hereditario y su significación se tornaron
accesibles, en especial la relación entre la clave
genética y la estructura de las
proteínas.
En los años 70 al determinarse
automáticamente la estructura de las proteínas a
raíz del perfeccionamiento de las técnicas
de análisis de Sanger y de los métodos
de degradación de las proteínas de Edman y Begg
(1967), se comercializaron entonces aparatos capaces de
determinar la secuencia de los aminoácidos de las
proteínas. Mediante ellos en 1978 se establecieron las
secuencias de más de 500 proteínas que se
almacenaron en una computadora en
forma de atlas de proteínas.
Durante mucho tiempo se
reconoció que el flujo de la información tiene una
dirección de la molécula del DNA
hacia el RNAm y luego hacia las moléculas de
proteína, esto se denominaba el dogma fundamental de la
vida, sin embargo a partir de los trabajos de H.M. Temin (1960)
se ha demostrado que la enzima transcriptasa inversa copia las
moléculas de DNA del RNA, de esta forma hay una nueva
vía de surgimiento para nuevos genes.
La molécula de DNA no es capaz de reproducirse de
forma independiente, sino que requiere de la presencia de
enzimas que
son de naturaleza
proteica.
Existe una retroalimentación entre las
moléculas de proteínas y de DNA pero no por
vía directa, no por una transcripción inversa
proteína – RNA – DNA sino por una interdependencia entre
la molécula de proteína y DNA mediante la
acción enzimática. Según N.P. Dubinin
(1984), la grabación de la información
genética en la estructura de la molécula de DNA, es
sólo una parte de la compleja dialéctica de las
contradicciones internas, sin las cuales es inimaginable la
existencia de las propias moléculas de DNA. Por ello el
análisis del problema de la herencia
adquirió una profunda significación
científica y filosófica.
La esencia del fenómeno hereditario consiste en
la reproducción de los procesos de la
interacción material de las moléculas de DNA – RNA
– Proteína en el sistema vivo,
abierto, creado y que se desarrolla
históricamente.
La interpretación del papel de los
genes en el análisis de la forma de movimiento
biológico llevó a muchos científicos a una
interpretación equivocada de los hechos concluyendo que
los mecanismos de autorreproducción confirman que
cualquier gen es descendiente de una serie interminable de sus
antecesores. Esto lleva a la conclusión equivocada de que
los organismos se someten a una subordinación total a los
genes ignorando que los organismos vivos se caracterizan por la
integridad que posee la propiedad de autodesarrollo y
autorreproducción, o sea, que pueden surgir genes con una
nueva información, como puede ocurrir con las
mutaciones.
La síntesis de los genes confirma la posibilidad
de crear nuevos que no han existido en la naturaleza, otro
análisis puede conllevar a la conclusión de que la
vida no surgió a partir del mundo inorgánico, lo
que implicaría que la vida ha existido eternamente o
surgió como resultado de una fuerza
externa..
Muchos hechos confirman que la vida surgió hace
más de 4 millones de años mediante la
interacción de sustancias proteicas, ácidos
nucleicos, energía, bajo determinadas condiciones del
ambiente. El
hecho de la aparición de la vida fue un fenómeno
colosal donde se pusieron de manifiesto la unidad de lo casual y
lo necesario. Sustancias surgidas de forma abiogénica (no
producto de la
vida, sino de lo inorgánico) como proteínas y
ácidos nucleicos simples dieron lugar a una nueva
cualidad, el movimiento biológico. ¿Fue éste
un hecho casual, irrepetible en el
Universo?
Las investigaciones científicas cada vez
más aportan nuevos elementos de que no fue un hecho
casual, la publicación ABC del año 1996,
señala que se detectaron indicios de actividad
biológica en una roca marciana que cayó hace 13 mil
años en la Antártida. Según esta propia
publicación Martes podría no ser una
excepción ya que en 1996 se descubrieron 9 candidatos a
Planetas
alrededor de estrellas similares al Sol.
Los extraordinarios avances obtenidos en los campos de
la Bioquímica, la Genética y la
Biología
Molecular y Celular (asociados no sólo al descubrimiento
de la composición, estructura y funciones de
macromoléculas como los ácidos nucleicos y las
proteínas, sino de todo el complejo mecanismo del metabolismo
celular) crearon ya a partir de la década del 80 las
condiciones para lo que muchos han dado en denominar "una
revolución
en el campo de las ciencias". Entre los fundamentos de esta
"revolución" se encuentran el
conocimiento de la estructura y funciones de un grupo de
enzimas y su
utilización en diferentes procesos industriales y el
descubrimiento de técnicas
de modificación y de transformación de DNA entre
organismos (Sasson, 1984), como resultado del perfeccionamiento
de las técnicas de ingeniería genética. Todo lo
anterior condujo al surgimiento de las Biotecnologías, o
sea, a aprovechar en el plano tecnológico las propiedades
y posibilidades de los microorganismos y cultivos celulares.
Aplicados a escala
industrial, las biotecnologías constituyen la
bioindustria. Naturalmente, procesos biotecnológicos se
aplican desde hace muchos años, basta decir que 6 mil
años a.n.e., los babilonios dominaban el proceso de
fermentación para la fabricación de
la cerveza, pero
sólo ahora las biotecnologías tienen un empleo masivo,
caracterizando nuestra vida.
Cuba no ha estado al margen de esta revolución.
Esto ha sido posible porque cuenta con un alto desarrollo de sus
recursos
humanos, expresado en miles de profesionales y
técnicos formados como resultados de la política educativa
del País, dotados de conocimientos y posibilidades de
investigación científica. Cuba es uno de
los pocos países del tercer mundo que puede exhibir
resultados internacionales en el campo de la industria
médico – farmacéutica, asociados a la
industrialización de los procesos biotecnológicos
que pueden ejemplificarse en la producción de:
antibióticos
reactivos de diagnóstico
interferón
vacunas
productos
derivados de la sangre
anticuerpos monoclonales
Más recientemente se comenzaron las
investigaciones en la esfera de la biotecnología vegetal y ya resulta posible
reproducir plantas mediante
embriogénesis somática, a partir de suspenciones
celulares usando técnicas de fermentación.
Hoy muchos se preguntan hasta donde podrá llegar
el hombre
haciendo realidad sus fantasías al soñar despiertos
y hasta donde el impacto social de los resultados de estas
ciencias permitirán mejorar las condiciones de vida de la
especie humana o la destruirán.
Hoy estas interrogantes están más que
nunca a la orden. El 22 de febrero de 1997 se supo que un cordero
hembra de siete meses tenía la respuesta a un enigma que
la genética llevaba años intentando descifrar
(Galán, 2 de marzo de 1997). Este resultado fue obtenido
por un grupo de
investigaciones encabezado por el profesor Ion Wilmut en el
Centro de Investigaciones de Roslin de Edimburgo (Escosia).
Dolly, como ha sido nombrada la oveja en honor a la exhuberante
estrella de la canción country – Dolly Porton – es una
oveja clonada.
No es la primera vez que se logra clonar mamíferos (en plantas es
conocido desde hace mucho los procedimientos de
propagación asexual), en 1981 científicos de la
Universidad de
Ginebra lograron clonar ratones de laboratorio.
Esto se logró introduciendo material genético de la
célula de un embrión de ratón en el
óvulo de una hembra fecundada. Como resultado de esto
nacieron tres ratones genéticamente idénticos
(Toharia, 1997).
Pero lo conseguido por los científicos escoceses
después de 16 años es cualitativamente diferente.
Dolly surgió como resultado de tomar material de una
célula ya especializada (de las mamas de una oveja) el
cual fue implantado en un óvulo al cual se le había
retirado previamente el material genético. Este
óvulo fue implantado en el útero de una oveja donde
se desarrolló la nueva vida.
La relevancia de este logro y que lo diferencia de lo
señalado anteriormente respecto a los ratones clonados es
que el material genético no fue tomado de una
célula embrionaria (que posee un mensaje bioquímico
que la hace crecer y reproducirse para luego diferenciarse y dar
lugar a tejidos,
órganos y seres vivos completos) sino de una célula
ya especializada que no tiene la capacidad bioquímica de
reproducirse y diferenciarse posteriormente.
A partir del procedimiento
creado por Wilmut, el material genético de cualquier
célula puede ser implantado en un óvulo y dar lugar
a un gemelo idéntico al que donó la
célula.
Naturalmente aún se requiere un óvulo que
asegure las condiciones bioquímicas para la
multiplicación y diferenciación de las
células y un útero para el intercambio
físico y químico con el feto. Según
Galán (1997) seguramente la ciencia no
tendrá que esperar otros 16 años para dar esos dos
pasos: reproducir las condiciones bioquímicas del
embrión y crear un útero artificial.
¿ Qué impacto podrá tener
esto?
Según Heredero citado por Pelaez (1997), la
posibilidad de clonar un animal posibilitará reproducir
razas ganaderas altamente productoras de leche y carne,
crear animales cuya sangre o leche
produzcan compuestos químicos necesarios para tratar
determinadas afecciones del hombre. Wilmut
(citado por Galán, 1997), señala que cuando
consigamos hacer lo mismo en cerdos se podrán clonar
animales previamente alterados genéticamente para lograr
que sus órganos sean menos vulnerables al rechazo humano y
más útiles para transplantes. Heredero
continúa señalando como otros beneficios de
la
clonación la posibilidad de realizar con mayor
celeridad y eficiencia la
evaluación de nuevos medicamentos y
vacunas al
eliminárseles la variabilidad genética en los
modelos de
animales de experimentación, pues todos
reaccionarán de igual forma ante la aplicación de
un preparado farmacéutico o candidato vacunal. Sin embargo
señala el peligro de esta uniformidad genética
porque todo individuo tiene genes anormales o puntos
débiles en su código
genético y esto lo hace susceptible a determinadas
enfermedades que atacarían con la misma agresividad a sus
dobles genéticos.
Precisamente la fortaleza de la naturaleza ha estado en
la biodiversidad,
en que ha encontrado diversas formas de respuesta, dadas en la
manifestación de miles de formas diferentes de presentarse
la vida. (Govallo, 1990).
Sólo hace unos años el hombre se ha dado
cuenta de la necesidad de proteger la biodiversidad
como una condición indispensable para la supervivencia de
la especie humana. Después de lograr con su acción
que hayan desaparecido y aún desaparezcan miles de
especies animales y plantas se ha convencido de la necesidad de
mantener la biodiversidad de las especies animales y plantas,
inclusive sin uso comercial aparente ya que ellos constituyen el
banco de genes
para los procesos de mejoramiento genético vegetal y
animal.
Ejemplos de los peligros señalados por Heredero
(1997) los hemos visto en nuestro país con grandes
afectaciones producidas por la Royal de la caña (a la
variedad Barbados) y la cigatoca negra (al plátano macho).
Por lo cual ahora nuestro país se tiene toda una estrategia
varietal para evitar que la producción dependa de la propagación
de una sola variedad.
El otro asunto estaría relacionado con la
posibilidad de clonar humanos.
La opinión mayoritaria considera que el manejo de
los genes humanos podría tener beneficios, hacia este
sentido está orientado el Proyecto Genoma
Humano, en el cual trabajan cerca de diez mil investigadores de
Institutos y Universidades de Estados Unidos,
Japón,
Alemania,
Francia, Gran
Bretaña y otros países europeos.
Con este proyecto se
pretende trazar el mapa de los casi cien mil genes presentes en
los 46 cromosomas que posee el hombre. Esto permitirá
conocer la ubicación exacta de cada gen dentro de los
cromosomas y la función que cada uno realiza.
Según Pelaez (1995) los resultados de este
proyecto dará un impacto en la vida como en su momento lo
tuvo la revolución
industrial.
Sólo en el campo de la salud sería posible
que :
- los médicos conocieran con anticipación
la carga genética de un individuo y las enfermedades que
podría padecer a lo largo de la existencia. - se podría agregar un gen donde se detecte su
ausencia o sustituir uno alterado por otro normal y de esta
manera evitar una parte considerable de más de 3 500
enfermedades hereditarias descritas hasta el
momento.
Wilmut, citado por Rivera y Ruíz (1997) expone
que podrían prepararse en laboratorio
cultivos personales de células para autotratamiento futuro
ante enfermedades hereditarias.
Un avance importante en el establecimiento del mapa del
genoma humano (ABC, 1996) se alcanzó en el año 96
al completarse la secuencia completa del DNA de la levadura
"saccharomyces cervisiae" esto se debe a que el 50% de las
proteínas transcriptas a partir de los aproximadamente 6
000 genes de los 16 cromosomas de la levadura tienen una
secuencia de aminoácidos similar a las proteínas
humanas. Ya en el año 2 000 se esclareció alrededor
del 25 % de la función de los genes.
Otro análisis tendría cuando se trate del
mejoramiento genético de las personas y clonarlas con el
objetivo de
obtener seres genéticamente superiores. Según
Heredero citado por Pelaez (1997) la clonación en personas y la creación
de dobles es posible en el plano teórico y técnico,
de ahí la urgencia de adoptar a tiempo cuantas
regulaciones sean necesarias para prohibir la
experimentación con seres humanos, salvo en aquellos casos
que se justifiquen por estrictos criterios médico –
terapéuticos y nunca a titulo personal, bien se
trate de meros caprichos publicitarios o con el afán de
fabricar científicamente seres con características físico –
intelectuales superiores a los demás.
Refiriéndose a esto el Premio Nobel
británico Jeseph Rotblat (citado por Galán, 1997)
señala que es una amenaza tan grave al menos como el arma
nuclear.
Parecería que el hombre está en el umbral
de tener los conocimientos y posibilidades teóricas de
lograr la pesadilla descrita por Huxley en su libro "Un
Mundo Feliz". Pero cabría preguntarse ese "Mundo Feliz"
podría alcanzarse por la vía de lograr una población formada por seres
genéticamente superiores. Estas ideas surgieron ya desde
la década del 20 de este siglo, planteando en su esencia
que el hombre nuevo debe formarse no en la estructuración
social de las condiciones de vida, sino en la selección
de la descendencia de los individuos y sus grupos mejores
genotípicamente. Se preconiza de esta forma la
biologización humana (conocida como social darvinista),
contraponiéndose a la concepción marxista –
leninista sobre el hombre como producto de la historia y de la sociedad.
De forma similar la corriente conocida como Eugenesia
aspira a perfeccionar el género
humano con la ayuda de la selección
al igual que se hace con las razas de animales y las variedades
de plantas.
A raíz de los nuevos descubrimientos de las
ciencias biológicas señalan que la naturaleza
espiritual del hombre es invariable por cuanto está
registrada en sus genes.
En contraposición a esto el marxismo
demostró que la naturaleza social y espiritual del hombre
se forma por la situación concreta de su vida.
En Cuba también estamos enfrascados en la
formación del hombre nuevo, en el mejoramiento humano,
pero no genéticamente, sino socialmente
- El desarrollo de los conocimientos químicos
sentó las bases para el surgimiento de la Química
Orgánica como ciencia a partir de la segunda mitad del
Siglo XIX.
- La síntesis de la urea en 1828, tuvo una gran
significación para la concepción
dialéctica materialista sobre la unidad del mundo
material, al demostrar que no existe una barrera indivisible
entre las sustancias minerales y las
orgánicas (hasta ese momento considerados como productos
únicamente de los organismos vivos).
- El conocimiento de la estructura de los ácidos
nucleicos y la relación de esto con la
conservación y transmisión de la
información genética tiene una gran
significación metodológica y científica
para el materialismo
dialéctico, en la interpretación de la forma de
movimiento biológico.
- El fenómeno de la reproducción (esencia
del movimiento biológico) consiste en la
reproducción de los procesos de la interacción
material de las moléculas de DNA – RNA- Proteínas
en el sistema vivo,
abierto, creado y que se desarrolla
históricamente.
- Las posibilidades con que cuenta la humanidad de hoy
con los conocimientos de Ingeniería
Genética y Biotecnología exigen de una gran
responsabilidad de los científicos, los
pueblos y los Gobiernos para que los resultados sean utilizados
en beneficio de la humanidad.
- Acoso al SIDA. 1996. Los
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Adelaida Ballbé Valdés
Dr. Hipólito Peralta
Benítez