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Inmigración. Celtas en la argentina



     

     

    En esta monografía
    me refiero a la presencia celta en la inmigración que llegó a la Argentina entre
    1850 y 1950, y a la breve pero efectiva acción de un
    periódico destinado a los miembros de las
    colectividades de ese origen.
    Muchas de las colectividades que forman parte hoy de nuestro
    país son de origen celta. El celtismo está tan
    presente en algunos inmigrantes, que se refieren a esas
    raíces aún en circunstancias de la vida cotidiana.
    Relata Gloria Pampillo que su abuelo, gallego, había
    elegido el mismo nombre para todos sus bienes:
    "Celta, como el nombre que mi abuelo le ponía a cada uno
    de los bienes que acá se iba ganando, desde su barco hasta
    los toros. Un toro negro, morrudo, que ahora le dibujo en su
    escudo de comerciante, como tantos otros dibujaron una espiga en
    el almacén o
    en la panadería: La flor de Galicia". (1).
    "¿Los Celtas todavía existen? ‘Cuando
    el sol se
    pierde en el horizonte, el aire se puebla de
    magia, el bosque es más verde y siento el poder de
    la tierra en
    mis entrañas. La luna me descubre a los duendes y las
    aguas del lago me susurran historias de potentes y arcaicos
    conjuros" (2).
    El investigador Jean Markale señala que ellos "ocuparon, a
    partir del siglo V de nuestra era, una gran parte de Europa, las Islas
    Británicas, el territorio que se extiende desde la
    desembocadura del Rhin hasta los Pirineos y desde el
    Atlántico hasta Bohemia, con prolongaciones en el norte de
    Italia y noroeste
    de España"
    (3).
    En su trabajo titulado "Celtas y Celtismo" (4), Manuel Castro,
    Presidente de la Liga Celta de Argentina, escribe: "Generalmente
    se considera que son ocho las naciones celtas: Irlanda, Escocia,
    Isla de Man, Cornualles, Bretaña, Galicia y Asturias
    (algunos autores incluyen también como célticas
    zonas del Norte de Italia, en la actualidad), pequeña
    muestra del
    pueblo que en otras épocas ocupó la mayor parte de
    Europa y de Asia". "En
    Bretaña, el país de Gales, en Irlanda y en Galicia
    es donde se ha conservado mejor el ‘tipo celta’,
    agrega.
    Los razones por las cuales los emigrantes de estas naciones
    dejaron sus patrias fueron diversas. Luciano Méndez
    Muslera enumera los motivos que llevaron a los asturianos a
    emigrar; habla de la imitación e inculcación, la
    salida de los hidalgos segundones y gente acomodada, los
    "ganchos" o agentes de los armadores, la evasión del
    reclutamiento
    militar, y los motivos económicos o de población (5).
    El gallego Francisco Coira llegó a la Argentina en 1925,
    "como vienen todos los inmigrantes, para buscar algo mejor… y
    en realidad, escapando del servicio
    militar, que se hacía en Africa…(…) lo
    que significaba, con las pestes, la guerra y todo,
    casi ir a morirse…" (6). José Luis Baltar Pumar,
    presidente de la diputación de Orense, se refirió a
    la situación en la que emigraron sus compatriotas: "Los
    gallegos han colaborado en la realización de la Argentina,
    pero nunca se han olvidado de su madre patria, cuando
    podría existir un sentimiento de rencor por no haberles
    dado la posibilidad de progresar en su lugar de nacimiento. Ellos
    saben que si Galicia no les ha dado oportunidades es porque no ha
    podido" (7).
    Sobre los irlandeses, leemos: "Muy arraigados a su tierra, y con
    escasa inclinación a emigrar, es posible que la clase
    obrera y campesina nunca hubiese abandonado su país de no
    haberse producido la gran catástrofe de los años
    1845 a 1849. Pero esos años fueron fatídicos y
    decisivos. Parecía como si de pronto todas las fuerzas de
    la naturaleza se
    hubieran confabulado para dar al traste con un pequeño
    país que, tras siglos de abandono y mala administración, carecía enteramente
    de reservas. Los verdes campos asolados por la terrible plaga de
    la papa; epidemias de tifus y escorbuto diezmando cruelmente a la
    población. En el breve período de aquellos cuatro
    años, dos millones aproximadamente de sus pobladores
    perecieron a causa del hambre o las fiebres, ya en su propia
    tierra, ya en el curso de los espantosos viajes a que
    les llevó el intento de salvarse" (8).
    En la nueva tierra, quienes tienen sangre celta
    cultivan tradiciones y costumbres, se interiorizan en las
    creencias de sus mayores, cantan y bailan danzas centenarias.
    Llegaron a América, y aquí son el
    vínculo entre un pasado que veneran, y sus hijos, que
    honran esas tradiciones.
    Un periódico celta
    En la Argentina existen periódicos editados por las
    comunidades inmigrantes celtas. Conocemos los gallegos
    –Galicia en el mundo, Mundo Gallego- y el irlandés
    –The Southern Cross. Pero hubo también un medio
    gráfico destinado a los celtas en general: Viajero Celta,
    publicado por primera vez en 1995, fue un "periódico que
    refleja el acontecer de todas las colectividades que integran el
    mundo celta aquí, en Buenos Aires". Y,
    aunque uno viviera en otra parte del mundo, podía
    suscribirse y tener "un contacto con toda la cultura y la
    actualidad, en su casa".
    El propietario era Carlos Enrique Cerqueira, lo dirigía
    Tini Araujo, y la Jefa de Redacción era Bárbara Cerqueira. Los
    temas de interés de
    responsables y lectores se explicitaban en el subtítulo de
    la publicación. Juntos, unos y otros emprendíamos
    "Una exploración por el mundo celta, desde la oscuridad de
    los tiempos hasta nuestros días".
    En el programa del
    Segundo Encuentro Cultural Celta en la Argentina (9), que los
    editores nos hicieron llegar oportunamente, reafirmaban la
    profunda ligazón que une pasado y presente: "Es sutil el
    límite entre lo mitológico y lo histórico,
    pero los rasgos de esta cultura siguen en movimiento.
    Nos caracteriza un no sé qué, algo que nos hace
    peculiares. Seguimos siendo CELTAS"
    Ese programa incluía un texto en el
    que se hablaba de los bardos. En sus orígenes, "El bardo
    era entre los celtas el poeta y gran dignatario oficial que se
    encargaba de garantizar las alabanzas o la reprobación en
    la corte del rey". Con el tiempo, la
    situación de este personaje fue cambiando, ya que "Luego
    en la edad media el
    barth en Bretagne pasó a ser un simple cantor
    ambulante".
    La participación de estos cantores en la literatura estaba pautada
    según ciertas convenciones: "Los bardos debían
    utilizar algunas genealogías fijadas por la escritura para
    hacer sus narraciones aunque quizás sólo se tratara
    de listas que contenían gran número de colores de
    caballos, la variedad de colores raros de las armas,
    vestimentas, capas preciosas y piedras mágicas como en el
    ‘Sueño de Rhonabwy’. Este comienzo literario
    fue a partir de siglo XIII".
    ¿Qué tiene que ver con Viajero Celta esta historia del bardo? Sucede
    que el cantor ambulante debía observar estas convenciones
    "para garantizar la memoria de
    los relatos que desde el siglo XI plasmaban las tradiciones, las
    costumbres y, sobre todo, la memoria de la
    propia cultura. Reafirmación de una identidad que
    se habría perdido en el silencio que las civilizaciones de
    la oralidad dejan como herencia". Como
    el bardo, este periódico "trata de mantener las
    tradiciones celtas. Para que no se olviden. Observa la actualidad
    de los celtas que hoy viven en Buenos Aires y también se
    ocupa de quienes ignoran su pasado celta con una sección
    especial".
    Reafirma así la importancia del pasado y su legado, y a
    esta dimensión temporal, une la que tiene que ver con el
    espacio: "Los celtas –explican- fueron gentes que
    integraron una cultura de la que se encontraron restos en casi
    toda Europa. Desde los castros gallegos, hasta yelmos encontrados
    en Hungría, desde los torques (especie de collar) de
    Escocia hasta las pinturas del dios Iug en Italia".

    Este periódico no se propone, solamente, hablar
    de culturas europeas como tales, sino que reitera en toda
    ocasión la vinculación que se da entre ellas y los
    argentinos. De esta vinculación nace el interés que
    la publicación despierta en la nueva tierra, ya que "A
    todos en mayor o menor grado nos incumbe esa historia de grandes
    guerreros, olímpicos comensales y también grandes
    amantes enamoradizos y obstinados que todavía hoy siguen
    recorriendo las costas atlánticas del occidente de Europa.
    Y no sólo allá sino también en las
    callecitas de Buenos Aires, teniendo en cuenta que desde algunos
    viejos edificios de San Telmo se puede escuchar una
    gaita…".
    Viajero celta reúne notas variadas, capaces de satisfacer
    las más disímiles inquietudes. Están, por
    supuesto, las relacionadas con la Historia, que firman Manuel
    Castro y Alberto N, Manfredi (h), por ejemplo. Hay
    artículos sobre lugares celtas, como Portugal, Grecia,
    Irlanda, Alemania
    –la ciudad de Regenburg- y Croacia.
    Nos informa acerca de las fechas celtas, como el Samain, que "es
    uno de los cuatro festivales celtas importantes. Marca el final
    del año celta. Sabemos de su importancia tanto en la Galia
    como en las Islas Británicas por su aparición en el
    antiguo calendario Coligny. No sabemos a ciencia cierta
    a quién estaba dedicado, pero seguro que Samain
    era el festival de los muertos" (10).
    Sobre Halloween
    escriben: "esta fiesta, que parece un carnaval norteamericano es
    nada menos que una importante celebración celta. El
    calendario ritual irlandés comienza con el gran festival
    de SAMAIN, que se celebra el 1° de noviembre. Era una fiesta
    en la que se realizaban ofrendas a los
    antepasados para compartir la buena suerte. Hoy los irlandeses en
    esta fecha hacen una gran limpieza de sus casas, y dejan alimentos para
    sus antepasados la Víspera de Todos los Santos. Por otra
    parte, cada 31 de octubre, último día del
    año según el calendario celta, bajan a la tierra
    los espíritus de las frutas, los vegetales y los muertos
    para perseguir y atormentar a los humanos. El término
    HALLOWEEN surge de la corrupción
    de la frase "All Hallows Eve" que significa Víspera de
    Todos los Santos" (11).
    En una publicación de estas características, no podía faltar la
    conmemoración de San Patricio, "fiesta de todos los
    celtas". "El 17 de marzo, como todos los años, los
    irlandeses festejan su santo patrono. Pero desde hace tres
    años se unen a esta celebración, celtas de varias
    nacionalidades. Sólo bastó dar una recorrida por
    todos los pubs que se aglutinan, curiosamente, cerca de Retiro
    –y de la Torre de los Ingleses- para encontrarse con
    parejas formadas por individuos de diferentes comunidades celtas
    y una sola idea: beberse toda la cerveza Guiness y
    todo el whisky irlandés que hallaron durmiendo desde hace
    justo un año" (12).
    Ni la de Santiago Apóstol. "Este mes –dice el
    editorial de julio de 1996- Viajero Celta hace un alto en el
    camino. El descanso de este peregrino lo hace en Galicia. Porque
    julio es el mes del Apóstol de España y duerme su
    sueño eterno en Santiago de Compostela. Desde estas
    páginas rendimos nuestro homenaje a todos los gallegos
    celtas" (13).
    Los artistas celtas de América tienen un lugar relevante
    en estas páginas. Entre ellos se destacan quienes tienen
    que ver con la música y la danza,
    nucleados en las "Noches Célticas" que se llevaron a cabo
    en un teatro
    porteño, con la animación de Manuel Castro, creador
    de estas veladas, y la producción de Alejandra Cullari y Guillermo
    Pardini.
    Manuel Castro, descendiente de gallegos, "es fanático de
    la música celta. En sus viajes por Europa aprendió
    la historia y las costumbres de este pueblo europeo y ahora
    difunde sus conocimientos en la Argentina. (…) Fiel a las
    tradiciones, Manuel se calza la pollerita kilt y el
    zaragüelle –vestuario típico que usaban los
    gallegos en el siglo XVIII- para interpretar los temas musicales.
    (…) Con el grupo Potim
    (nombre de una bebida irlandesa ilegal) ya grabó un
    CD y ahora va
    por el segundo. ‘Soy un coleccionista de gaitas’,
    dice Castro y cuenta orgulloso que tiene 7 de esos instrumentos.
    ‘La primera gaita me la compré en un viaje que hice
    a Londres. Aprendí a tocar con parientes y gaiteros
    escoceses. La cultura celta me fascina" (14)
    Se hace referencia, también, a los festivales de
    música celta "Keltoi"; sobre el segundo de ellos, se
    escribe que reunió "nuevamente a los principales grupos de
    música celta del país, es decir, a los conjuntos y
    bandas más representativas de música gallega,
    asturiana, escocesa, irlandesa, folk y rock celta". En
    esa oportunidad, además de los músicos mencionados
    pudimos escuchar al gaitero Carlos Nuñez, que vino a
    presentar en Argentina su compact titulado "A Irmandade das
    Estrelas".
    Uno de los números incluye un reportaje a Gustavo Fontana,
    Director del Conjunto de Música Folk-Celta del Centro
    Galicia de Buenos Aires "Maestro Pazos", con motivo de la
    aparición de Abrego, "el primer CD de este conjunto de
    jóvenes intérpretes. Son hijos y nietos de gallegos
    y su mayor ilusión es transmitir con autenticidad y
    humildad la magia y sensibilidad que guardan las melodías
    gallegas" (15)
    La actualidad de las colectividades celtas es protagonista en
    este periódico, y sus comidas típicas son evocadas
    en las notas sobre gastronomía. Gracias a la
    publicación, podemos degustar la "Torta para el
    Apóstol", el cognac, el vino de Madeira, almejas a la
    marinera de España, vinos de Borgoña, Whisky de
    Escocia y de Irlanda, salsa mediterráneas, carne a la
    húngara, mejillones belgas y embutidos celtas en
    Alemania.
    Se presenta asimismo el Calendario Arbolar Céltico, de
    Tini Araujo, quien afirma que el libro "es para
    los que desean volver a conectarse con la naturaleza,
    creación divina. Los Celtas veneraban a los árboles
    y por medio de ellos los druidas obtenían el
    conocimiento, el poder y la existencia". Su calendario
    permitirá a los lectores conocer "los secretos de su
    propia personalidad y
    los ocultos rincones de la mente de los demás".
    Al recorrer los ejemplares de este periódico, comprobamos
    que Viajero Celta cumplió con creces el objetivo que
    se propuso
    en uno de los editoriales, donde se lee: "Amo a los Celtas. Y
    dedico la mayor parte de las horas de mi día a conocerlos.
    No le temo a la incomprensión, ni al desaire, ni a la
    burla de los necios. Sólo me aterra que los Celtas caigan
    nuevamente en el olvido" (16).
    …..
    En la Argentina, tan lejos de su lugar de origen, esta
    civilización pervive transmitida por los inmigrantes a sus
    hijos. Los celtas han conquistado una nueva tierra.

    Notas
    Pampillo, Gloria: Los gallegos. Novela
    inédita.
    S/F: "Editorial, en Viajero Celta. Año II, N° 17.
    Buenos Aires, Mayo de 1997.
    Markale, Jean: Pequeño Diccionario de
    Mitología Céltica.
    Castro, Manuel: "Celtas y celtismo", en Viajero Celta, Año
    I, N° 11. Edición Especial. Buenos Aires, septiembre
    de 1996.
    Méndez Muslera, Luciano: "Asturias en la
    emigración", www.telepolis.com
    Ceratto, Virginia: "Gris de ausencia. Volver a empezar en un
    mundo nuevo", en La Capital, Mar
    del Plata, 26 de noviembre de 2000.
    Estévez, Paula: "Buenos Aires es nuestra 5° provincia
    de ultramar", en La Prensa, Buenos
    Aires, 7 de noviembre de 1998.
    Mac Dermott Doreann: "Quinquenio de terror", en Viajero Celta.
    Año II, N° 17. Buenos Aires, mayo de 1997.
    Programa del Segundo Encuentro Cultural Celta en la Argentina,
    Buenos Aires, Julio de 1998.
    S/F: "Samain", en Viajero Celta. Año I, N° 12. Buenos
    Aires, Noviembre de 1996.
    S/F: "Erin’s cakes", en Viajero Celta. Año I, N°
    12. Buenos Aires, Noviembre de 1996.
    S/F: "San Patricio Fiesta de todos los celtas", en Viajero Celta.
    Año III, N° 26. Buenos Aires, Marzo de 1998.
    S/F: "Editorial", en Viajero Celta. Año I, N° 9.
    Buenos Aires, julio de 1996.
    S/F: en Clarín, Buenos Aires, 26 de septiembre de
    1997.
    S/F: "Conjunto de Música Folk-Celta del Centro Galicia de
    Buenos Aires ‘Maestro Pazos’ ", en Viajero Celta.
    Año I, N° 11.Edición Especial Buenos Aires,
    Septiembre de 1996.
    S/F: "Editorial", en Viajero Celta. Año III, N° 26.
    Buenos Aires, Marzo de 1998.

     

     

     

    Trabajo enviado por
    María González Rouco

    Lic. en Letras UNBA/ Periodista Profesional
    Matriculada

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