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La Competencia Comunicativa Profesional Pedagógica:




Enviado por jorgepar



    Una aproximación al estudio de
    su definición.

    1. Resumen
    2. Desarrollo
    3. Principales fuentes
      bibliográficas consultadas

    RESUMEN:

    En el artículo se presentan algunas
    consideraciones en torno a la
    definición del concepto de
    Competencia Comunicativa a la luz del enfoque
    por competencias,
    como cuestión que se abre paso ante la mirada de la
    comunidad
    científica contemporánea. Nos aproximamos a manera
    de reflexión al abordaje de algunos matices, que a nuestro
    juicio han condicionado las interpretaciones que de esta
    problemática se han hecho a lo largo de su historia, son los casos, de
    la visión lingüística y/o psicológica.
    Ponemos a consideración de especialistas, investigadores y
    estudiosos de la
    comunicación nuestras apreciaciones y una nueva
    comprensión del fenómeno, con la aportación
    de la definición de un nuevo concepto "Competencia
    Comunicativa Profesional Pedagógica"

    Palabras claves:

    • Competencia Comunicativa
    • Competencia Comunicativa Profesional
      Pedagógica.
    • Competencias claves
    • Habilidades comunicativas
    • Estilos de comunicación
    • Dimensión teórica
    • Dimensión afectiva
    • Dimensión práctica

    Principales clientes

    1.- Investigadores, especialistas y estudiosos de la
    comunicación y

    2.- Directivos, maestros, profesores y estudiantes
    universitarios.

    DESARROLLO

    En los enfoques educativos contemporáneos saltan
    a la vista varios modelos
    según estudios publicados por la UNESCO en 1999. Uno de
    los más relevantes es sin dudas el modelo de
    competencias claves, el cual hace énfasis en el uso
    de conceptos teóricos en las tareas.

    En el estudio presentado sobre este modelo se mencionan
    algunos parámetros importantes a tener en cuenta, son
    ellos: la creatividad,
    la cooperación, el análisis y la evaluación. (Rodríguez Acevedo,
    G.1998)

    Estos enfoques permiten evidenciar tres tendencias
    claramente definidas en relación con el trabajo
    escolar. La tercera de estas tendencias aglutina al modelo de
    competencias claves. Su fortaleza estriba en los procesos de
    reflexión-acción; reconoce el papel de la
    actividad práctica, la creatividad, los principios
    científicos y la dimensión social de la
    ciencia.

    Desde diversos sectores educativos sentencia
    Rodríguez Acevedo se oyen voces sobre la necesidad de
    proporcionar a los estudiantes, más que información y conocimientos,
    competencias para afrontar la vida. Nuestro modelo
    educativo tiene como esencia la preparación integral del
    estudiante para la vida. Dentro de las más importantes y
    genéricas se encuentran las relacionadas con:

    • El manejo de la información;
    • El trabajo en equipos;
    • La capacidad comunicativa;
    • La solución de problemas;
    • La toma de
      decisiones;
    • La formación de una visión
      científica y tecnológica del mundo.

    Es evidente entonces que de lo que se trata es de formar
    hombres competentes para el desempeño de su vida personal,
    profesional y social. Parafraseando a J. Taylor, (1982) el
    talento comunicativo requiere de un determinado nivel de desarrollo de
    la inteligencia
    para saber, saber hacer y saber actuar, que no es bajo, ni
    necesariamente excepcional.

    En la actualidad la Competencia Comunicativa
    forma parte de las competencias profesionales. En la comunidad
    científica se habla de competencia didáctica (Parra Vigo, I. 2002);
    competencia investigativa (Fuentes, H.
    2001); competencia discursiva (Morgunova, E. 2002); competencia
    literaria (Cruzata Martínez, A. 1999); competencia
    lingüística (Chomsky, N. 1969) y por supuesto, la
    competencia comunicativa Fernández González, A.M.
    1996) y otros. Unido al tradicional enfoque comunicativo de la
    lengua materna
    y extranjera.

    El término competencia comunicativa se
    incorpora al pensamiento
    científicamente estructurado en la década de los
    sesenta del siglo XX signado por la autoría
    lingüística y asociado a su progenitor, el
    norteamericano Noam Chomsky, pugnando por ganarse el derecho a
    ser redimensionado, adquiriendo nuevos rasgos y comprensiones a
    lo largo de su corta, pero útil, existencia. Un breve
    recorrido secuencial sirve para ilustrar tal
    afirmación.

    Como se comprende, ningún acto de
    comunicación sucede en el vacío, dos personas que
    se comunican pueden actuar significativamente tan sólo si
    poseen una competencia comunicativa suficientemente
    homogénea, que no quiere decir simplemente uniformidad de
    códigos (aspecto formal) sino convergencia de
    disposiciones pragmáticas y por consiguiente
    socioculturales, cognitivas y dinámico – afectivas
    (Titone, R., 1986).

    El acto comunicativo no se entiende como algo
    estático, ni como un proceso
    lineal, sino como un proceso cooperativo de interpretación
    de intenciones. No se limita a la expresión oral, de
    manera simultánea se puede dar en diferentes modalidades
    (escuchar, hablar, leer y escribir), por esto requiere la
    capacidad de codificar y decodificar mensajes atendiendo a las
    finalidades de la comunicación.

    N. Chomsky, en su gramática generativa transformacional,
    recupera una posición naturalista del lenguaje.
    Parte del supuesto de que existe un mecanismo propio del hombre que
    posibilita su desarrollo, explica además los universales
    lingüísticos y sus procesos subyacentes. Hace la
    distinción entre competencia lingüística y
    actuación o desempeño.

    Este enfoque estructuralista logró grandes
    avances dándole cierta autonomía a la
    lingüística pero a la vez cayó en un
    reduccionismo al no interesarse más que por el
    funcionamiento de la lengua como entidad abstracta, dejando de
    lado el desempeño y el uso individual del
    lenguaje.

    Por su parte Saussure hace los siguientes
    planteamientos:

    • Toma el concepto de signo verbal como un compuesto
      del significante perceptible y del significado inteligible,
      relacionados por un nexo arbitrario y sobre el cual reposa todo
      el sistema del
      lenguaje.
    • La dualidad interna que se da entre lengua y
      habla.
    • La uniformidad del código como sistema común
      compartido por todos los miembros de una comunidad verbal
      dada.
    • La dualidad sincronía –
      diacronía.

    En este sentido, E. Morgunova (2002) advierte que esta
    visión de la estructura del
    espacio semiótico ha sido esbozada desde posiciones
    sincrónicas. Su devenir diacrónico, que se
    manifiesta en la dialéctica y la interacción de los
    códigos y mensajes, provoca la influencia e impacto de los
    mensajes en los códigos. Los mensajes altamente
    informativos, que se desbordan en correlación al
    código, retroalimentan a este o lo ponen en crisis, factor
    que impulsa la reestructuración del
    código.

    El lenguaje desde este punto de vista es siempre objeto
    doble, formado por dos partes, cada una de las cuales no vale
    sino por la otra (dualidad del lenguaje).

    Con estas formulaciones Saussure, Chomsky, así
    como U.Eco en la década de los noventa, citado por E.
    Morgunova han dejado una huella muy fuerte en las investigaciones
    que se realizan sobre el
    lenguaje.

    Cuando Saussure plantea la dualidad de la lengua y el
    habla, con la primera se refiere al lado semántico social
    y del código, con la segunda se refiere al lado individual
    concreto y
    real del uso del lenguaje, dándole prioridad a la lengua
    como propiamente el objeto de la
    lingüística.

    Por su parte Chomsky hace la distinción entre
    competencia lingüística y actuación o
    desempeño. En el primer caso se refiere al conocimiento
    que tiene el sujeto del sistema de reglas de la lengua y en el
    segundo caso a la utilización que hace el sujeto de ese
    sistema de reglas en su vida diaria. Al igual que Saussure opina
    que el interés
    del lingüista es la competencia, la cual se refiere a un
    terreno puramente lingüístico, no se centra sobre el
    sujeto, sino sobre la descripción del sistema de normas de la
    lengua por lo cual no le interesa el uso cotidiano del lenguaje,
    pero si la capacidad subyacente que hace posible que la gente
    formule juicios de gramaticalidad en situaciones
    ideales.

    La perspectiva del proceso comunicativo que subyace en
    los espacios vagos, imprecisos puede recorrer caminos diferentes;
    la primera posibilidad descrita en la semiótica de U. Eco (1992), es la
    acción de enriquecer los códigos. La
    dialéctica que se descubre sentencia E. Morgunova en este
    caso se desplaza del código inexistente o el código
    desconocido hasta el código potencial.

    La otra posibilidad real que no descarta el
    semiótico italiano, presupone el proceso de
    interpretación basado en supuestos personales, lo que
    constituye una codificación vaga o hipocodificación
    (aproximada). U. Eco argumenta que precisamente estos casos
    constituyen la posibilidad cuando la lectura se
    aleja de los códigos previstos por el emisor.

    La competencia lingüística sólo se
    queda en la habilidad del hablante – oyente para manejar con
    fluidez todas las reglas de su lengua sobre la base de modelos de
    sujetos y comunidades ideales que generan frases exclusivamente
    gramaticales, esto es una limitante para analizar al lenguaje en
    su actividad comunicativa cotidiana, en su uso real dentro de un
    contexto determinado y más que esto, ver cómo el
    individuo le da a su habla una manera muy particular, cómo
    es capaz de hacer uso de él de una manera creativa e
    ingeniosa adaptándolo a diferentes contextos según
    lo requiera el caso.

    Por lo anterior, el enfoque comunicativo, según
    el profesor Antonio Castillo Mercado, centra
    su interés en el desarrollo de la competencia
    comunicativa
    , entendida como la capacidad de comprender un
    amplio y rico repertorio lingüístico dentro de la
    actividad comunicativa en un contexto determinado. Implica
    el
    conocimiento del sistema lingüístico y de los
    códigos no verbales y de sus condiciones de uso en
    función
    de contextos y situaciones de comunicación. La capacidad
    de comprender y manejar un amplio y rico repertorio
    lingüístico dentro de la actividad comunicativa en un
    contexto determinado.

    Esta comprensión se corresponde con las ideas de
    J. Habermas que considera que la competencia comunicativa,
    en esencia, consiste en establecer un diálogo
    con los contextos y, consiguientemente, las competencias
    comunicativas básicas constituyen desarrollos
    mínimos en las acciones de
    interpretar, argumentar y proponer frente a los acontecimientos,
    lo que pudiera apoyarse, de no ser porque para este autor el
    conocimiento no parte del objeto si no del sujeto que lo
    construye a partir de su actividad mental, para luego
    relacionarse con el objeto que queda así previamente
    explicado; es decir, se invierte el verdadero camino del
    conocimiento.

    La competencia comunicativa incluye los procesos
    lingüísticos, psicolingüísticos y
    sociolingüísticos, por esta razón, trasciende
    el sentido propio del conocimiento del código
    lingüístico, para entenderse como una capacidad de
    saber qué decir a quién, cuándo, cómo
    decirlo y cuándo callar que implica aceptar que la
    competencia comunicativa no es reductible al aspecto
    lingüístico, que tienen que considerarse,
    además, los aspectos sociológicos y
    psicológicos implicados.

    En la década de los ochenta el enfoque por
    competencias hace su entrada en el ámbito escolar en
    estrecha relación con la concepción de la educación para el
    trabajo que sostiene que el fin supremo de la labor educativa es
    educar al hombre para el trabajo y es asumido, con resultados
    interesantes, por países desarrollados tales como
    Australia, España,
    Canadá, Estados Unidos y
    Reino Unido.

    Este hecho, condicionado por un complejo conjunto de
    factores que no entraremos a analizar en este trabajo,
    determinó el uso generalizado del término
    competencia, en general, y competencia comunicativa, en
    particular, los cuales fueron, en ocasiones, traspolados de forma
    acrítica; cuestión que ha generado no pocas y
    lamentables confusiones que se han constituido en freno de la
    misma educación.

    No obstante, más allá de tales perjuicios,
    es común el uso de los términos de referencia en
    los círculos académicos y científicos de
    nuestro país y de Iberoamérica, entendidos como
    habilidad o capacidad. Sin embargo, comienzan a tomar fuerza las
    posiciones que sostienen la necesidad de redimensionar el
    concepto. En este sentido, Ana María Fernández
    González sostiene:

    "La Competencia Comunicativa es a nuestro juicio,
    un fenómeno que va más allá de la eficacia de
    nuestros conocimientos, hábitos y habilidades que
    intervienen en la actuación personal en situaciones de
    comunicación. Por tanto, trabajar por la Competencia
    Comunicativa
    significa abordar elementos de las dos esferas
    básicas de la
    personalidad, tanto la motivacional-afectiva como la
    cognitiva-instrumental".

    Hablar de una Competencia Comunicativa
    según esta autora cubana es tener una orientación
    psicológica favorable a la relación humana y el
    dominio de un
    saber científico, de habilidades, procedimientos y
    técnicas que facilitan la eficiencia en el
    proceso de comunicación interpersonal.

    Isel B.. Parra Vigo en su tesis nos
    presenta definiciones que avalan nuestra apreciación
    acerca de los cambios que se vienen operando en los enfoques con
    que se accesa al dominio de las competencias y que marcan el fin
    del monopolio de
    la Lingüística en este terreno.

    "La competencia es una configuración
    psicológica que integra componentes cognoscitivos,
    metacognitivos, motivacionales y cualidades de la personalidad
    en estrecha unidad funcional que permite la
    autorregulación del desempeño real y eficiente del
    individuo en una esfera especial de la actividad en
    correspondencia con el modelo de desempeño deseable,
    socialmente construido en un contexto histórico
    concreto"

    Como se comprende, la definición anterior
    está permeada por una comprensión donde prima la
    psicologización del enfoque lo que, a nuestro juicio, se
    corresponde con la esencia indiscutiblemente psicológica
    de las competencias, cuya existencia en el plano subjetivo nadie
    niega, pero no se trata de cambiar la mirada para poner en primer
    plano uno u otro aspecto del contenido del concepto con lo que
    continuaríamos moviéndonos en la misma
    posición reduccionista que se le critica a la
    Lingüística.

    Llama la atención que el abismo existente entre las
    habilidades comunicativas, los estilos de comunicación y
    la propia competencia comunicativa, a juzgar por lo que se
    escribe y publica, no parece encontrar el espacio que necesita en
    la labor investigativa de la comunidad científica, a pesar
    de que es evidente la relación entre ellos.

    Desde nuestra percepción
    el trío integrado por las habilidades
    comunicativas
    , los estilos de comunicación y la
    competencia comunicativa precisa ser tratado en la
    íntima e indisoluble relación que los une y les da
    sentido y complementación, que les proporciona la
    coherencia y armonía que se expresan en la calidad de la
    planificación, la ejecución y los
    resultados del acto comunicativo. Parece razonable afirmar que es
    improbable lograr una verdadera competencia comunicativa
    al margen del desarrollo de las habilidades comunicativas y el
    empleo de un
    apropiado estilo de comunicación. La competencia
    comunicativa
    representa una síntesis
    singular de habilidades y estilos que se emplean acertadamente
    por el sujeto en consonancia con las características y exigencias de los
    participantes y contextos donde tiene lugar la
    comunicación.

    Pero nuestra posición en este sentido implica el
    análisis de la competencia comunicativa no ya como
    una disposición, habilidad o capacidad como suele ser
    identificada, sino como un estado de
    preparación general del sujeto que le garantiza la exitosa
    planificación, ejecución y evaluación de la
    comunicación en consonancia con las características
    y exigencias de los contextos y los participantes.

    Entender la Competencia Comunicativa como un
    estado de preparación general del sujeto implica asumirla
    como un proceso susceptible de ser moldeado, formado y
    desarrollado a partir de la intervención pedagógica
    pertinente que se expresa en diferentes niveles; presupone
    concordar con la idea de que la preparación general hace
    alusión tanto a la teórica, como a la afectiva y a
    la práctica; es decir, incluye la preparación
    psicológica, linguística y la social cultural: Por ello
    cuando afirmamos que estamos considerando un estado de
    preparación general nos referimos tanto a la
    posesión de los recursos y
    conocimientos que son necesarios, como a la disposición
    para realizar eficientemente la comunicación.

    Visto en el plano educativo y en consecuencia con estas
    ideas, definimos la Competencia Comunicativa Profesional
    Pedagógica
    como un Estado de preparación
    general del maestro o profesor que garantiza el desarrollo
    exitoso de las tareas y funciones de la
    profesión en correspondencia con las exigencias de los
    participantes y de los contextos de
    actuación.

    La dimensión teórica dada por el
    dominio de un saber científico, como lo define A.M.
    Fernández González, se traduce en expresar y/o
    defender con argumentos sólidos y lógicos la
    posición teórica asumida desde la
    práctica.

    • Conocimiento sobre el objeto de estudio, el aparato
      categorial, el sistema de métodos,
      la relación con otras ciencias,
      así como de las teorías, leyes,
      conceptos, postulados, principios y regularidades de la
      ciencia
      afín y de la teoría de la
      comunicación.
    • Uso conveniente del método
      científico de la ciencia y de su sistema de principios
      como base metodológica general y vía de acceso al
      conocimiento
      científico derivado de la ciencia, la docencia y la
      investigación.
    • Capacidad para procesar la información
      científica derivada del estudio de la literatura
      científica, artículos científicos e
      investigaciones científicas, impresas y/o en soporte
      electrónico, con ayuda de las Nuevas
      Tecnologías de la Información y la
      Comunicación (NTIC).
    • Capacidad para planificar, organizar y ejecutar el
      acto comunicativo con arreglo a las exigencias de la
      teoría de la comunicación.

    La dimensión afectiva dada en promover un
    clima de
    confianza, seguridad y
    respeto a los
    criterios ajenos y divergentes sobre la base de un estilo de
    comunicación asertiva.

    • Disposición para expresar y/o defender un
      resultado científico ante una comunidad
      científica determinada, con el hallazgo de un
      conocimiento científico; sea este para describir,
      explicar o predecir y transformar la realidad.
    • Atención de forma integral a la personalidad
      (agentes de la educación) en las áreas
      físicas, emotivas, afectivas, intelectuales,
      espirituales y sociales sobre la base de la diversidad de
      necesidades y/o potencialidades comunicativas.
    • Participación de forma discreta, motivante,
      indirecta y atenta; evitando que los mejores acaparen los
      distintos escenarios de actuación, estimulando a los
      tímidos y más lentos a implicarse y a los
      más aventajados a mostrar su lógica de pensamiento.
    • Promoción de un amplio abanico de aprendizajes
      de relaciones cooperativas
      sobre la base de la comprensión mutua y el respeto a la
      personalidad (agentes de la educación), proyectando
      estrategias
      conjuntas para superar las insuficiencias, sin violar el
      espacio comunicativo del otro u otros.

    La dimensión práctica dada por la
    expresión de ideas, criterios y razonamientos en que se
    combina adecuadamente los recursos expresivos del lenguaje oral,
    escrito y gráfico, con ayuda de las NTIC.

    • Escucha atentamente y respeta los criterios ajenos y
      divergentes, analiza, valora y reflexiona junto a ellos,
      convenciendo con argumentos sólidos siempre

    que aparezca o no el error.

    • Calidad del vocabulario expresada en una gran
      fluidez, riqueza léxica y empleo correcto de las
      palabras.
    • Claridad de las ideas expresada en una
      comunicación del mensaje con lógica, coherencia y
      el empleo correcto de la lengua.
    • Capacidad de síntesis expresada en el empleo
      correcto de las ideas centrales en el texto oral o
      escrito, con la ayuda de las principales ideas para su
      sustento.
    • Comprensión expresada en la capacidad para
      reproducir o traducir, interpretar y aplicar nuevos elementos
      al mensaje con creatividad.
    • Combina armónica y coherentemente el mensaje
      verbal y extraverbal durante el proceso de comunicación
      de las ideas, criterios y razonamientos; traducido de forma
      concisa, clara, precisa, fluida, lógica y
      sintética.

    De esta forma estamos enfatizando la idea de que la
    Competencia Comunicativa Profesional Pedagógica
    tiene que ser ponderada en un contexto determinado, pero siempre
    expresando la inserción del docente en el sistema de
    relaciones sociales dado que, con sus especificidades, condiciona
    todo el accionar comunicativo y existencial.

    Tomando como punto de partida la definición
    adoptada, pretendemos aportar:

    • Un procedimiento
      para caracterizar el nivel de Competencia Comunicativa
      Profesional Pedagógica que exhiben los docentes
      en ejercicio;
    • Elaborar un modelo funcional de la Competencia
      Comunicativa
      Profesional
      Pedagógica
      ;
    • Diseñar y poner en práctica un sistema
      de acciones encaminadas a garantizar la formación de la
      Competencia Comunicativa Profesional
      Pedagógica
      al nivel requerido.

    Con esta óptica
    estamos llevando a cabo un proyecto de
    investigación en Comunicación
    Profesional
    , cuyos resultados serán objeto de
    análisis y publicación en próximos
    trabajos.

    Principales fuentes
    bibliográficas
    consultadas (en soporte
    electrónico)

    1.- CAICEDO C, N. "Las competencias profesionales del
    ingeniero". Universidad

    de San Buenaventura-Cali, 2001.

    2.- CASTILLO MERCADO, A. "El sobresaliente y la
    competencia comunicativa".

    Proyecto C.A.S. Colombia,
    2000.

    3.- ———————- "La competencia comunicativa
    como alternativa de atención a

    la diversidad". Colombia, 2001.

    4.- FERNÁNDEZ GONZÁLEZ, A. M. "La
    competencia comunicativa del docente:

    Exigencia para una práctica pedagógica
    interactiva con profesionalismo".

    La Habana, 1999.

    5.- RODRÍGUEZ ACEVEDO, G. Enfoques para la
    educación. Revista

    Iberoamericana de Educación No. 18, septiembre-
    diciembre, 1998.

     

     

     

     

    Autor:

    M.Sc .Jorge Félix Parra
    Rodríguez

    Investigador en comunicación

    P.Tit .Pablo Raúl Más
    Sánchez

    Investigador en comunicación

     

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