Las bases de la educación en
Cuba son los
valores
morales, los cuales han constituido el arma fundamental del
proceso
revolucionario, por eso la formación de nuestros
jóvenes está sustentada en que valoren por
sí solos su papel en el
presente y el futuro del país con la convicción que
dichos valores sólo existen cuando aparecen acciones
concretas a favor del progreso social.
De lo anterior se deduce que la responsabilidad ante el trabajo
ocupa un lugar importante en el sistema de
valores de nuestra sociedad, por ser
el trabajo la actividad generadora de riquezas materiales y
espirituales que necesitan las comunidades.
Tal posición ha estado
presente en la política educacional
cubana desde el triunfo del 59, por lo que no es posible revolución
si no está protagonizaba por individuos responsables. El
Comandante en Jefe Fidel Castro ha expresado, en distintas etapas
del desarrollo del
país, que la Revolución necesita que cada joven
tenga un alto sentido de responsabilidad y en eso debemos
trabajar, de manera que cada persona tenga la
oportunidad de realizarse y sentirse útil, responsable de
su labor.
La responsabilidad ante el desempeño requiere de la aplicación
de un principio general único común a los
postulados marxista y martiano: la educación en función de
la formación del hombre nuevo y
de la influencia a que este hombre actúe en torno a la
transformación revolucionaria de la naturaleza, la
sociedad y el propio pensamiento.
(1)
La preparación para ejercer el trabajo de manera
responsable la aporta la Escuela a
través del sistema de tareas que realiza como parte de
todo el proceso de enseñanza y aprendizaje.
Las personas llegan a desarrollar toda su capacidad creativa
cuando sienten responsabilidad por lo que hacen y para eso hay
que creer de verdad en lo que se desempeñan, sólo
así se logra la realización personal y el
cumplimiento de los objetivos del
colectivo.
Esta concepción tiene una importancia medular en los
momentos actuales, donde el proceso de globalización y el desarrollo
tecnológico imponen altos niveles de competitividad, y todos los sectores
económicos perfeccionan su funcionamiento.
Cuba ha emprendido ese camino para lo cual tiene que mejorarse
constantemente, y en esa mejora, la formación se ha
convertido en un factor clave, porque contribuye a la mayor
eficiencia en
el desempeño de directivos y trabajadores.
La contribución a nuestro proyecto
sociopolítico es la preparación para el
desempeño a partir de planes y programas de
estudio que garanticen el
conocimiento de la técnica, el fortalecimiento
ideológico, de la identidad,
costumbres, idiosincrasia y resaltando el papel que debe cumplir
el trabajador para el desarrollo político y
económico de la sociedad cubana.
En este sentido, el profesor cumple una tarea especial que es la
de dirigir el proceso de enseñanza y aprendizaje a
través del cual se produce una influencia en la
función valorativa de los educandos que se deriva en la
formación del valor.
La presente generación de cubanos tiene la misión de
garantizar la continuidad del proceso social socialista de la
Revolución
Cubana sobre la base de un rico contenido de valores entre
los que se encuentra la responsabilidad laboral como
aquel que puede facilitar el cumplimiento de los objetivos
económicos del país.
Los valores
morales han sido considerados en todas las épocas
vinculados siempre a los intereses socio-clasistas,
destacándose en este bregar maestros de avanzada, quienes
han apoyado o refutado dichos intereses.
En nuestro tiempo ha crecido
la necesidad social de la preparación moral
orientada a numerosos tipos de actividades profesionales; ya que
el desarrollo de la economía ha llevado a
ser masivas todas las profesiones.
El adecuado cumplimiento de las funciones
profesionales prevé altas exigencias a la
cualificación y la competencia de
los especialistas. Se necesita conjugar la profesionalidad con la
capacidad de comprender a fondo la responsabilidad y estar
dispuesto a cumplir irreprochablemente el deber profesional.
La noción de profesionalidad será empobrecida, si
se reduce a la suma de conocimientos y hábitos
profesionales. La verdadera profesionalidad comprende
necesariamente cierta perspectiva moral, que se manifiesta en la
profunda comprensión del deber profesional, en la actitud
más escrupulosa hacia las cuestiones del honor
profesional, en la alta medida de responsabilidad profesional del
especialista. De cuán unidos estén en la persona
los principios
puramente profesionales y morales depende el éxito
de la labor, la entereza de la
personalidad del especialista y la medida de su
automanifestación creadora.
La Revolución enfrenta condiciones tan difíciles
que sólo podrán superarse con inteligencia y
entereza, de manera que los valores que identifican a la Cuba
revolucionaria permanezcan. Estas nuevas condiciones afianzan las
posiciones revolucionarias planteadas en la Plataforma
Programática del PCC en 1978 donde se plasmó "la
educación tiene como fin formar a las nuevas generaciones
en los principios científicos, ideológicos y
morales del comunismo
convirtiéndolos en convicciones personales y
hábitos de conducta diaria,
promoviendo hombres plenamente desarrollados aptos para vivir y
trabajar en la nueva sociedad". (2)
La educación de nuestros jóvenes exige
enseñarlos a valorar por sí solos su papel en el
futuro del país, los valores no son ¨ sobres
vacíos ¨ sino hay que llenarlos con acciones concretas
en dependencia del lugar que se ocupe.
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(1) Revista
Educación No 72. Enero-marzo de 1989. Artículo
José Martí. Presente en el Plan de
Perfeccionamiento. Lic. Justo Luis Pereda Rodríguez y
otros. (p.87).
(2) Plataforma Programática del PCC. Tesis y
Resoluciones. (p.85). Editorial de Ciencias
Sociales. Ciudad de La Hanana. 1978.
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En nuestros tiempos, la Escuela afianza su decisivo
papel en el desarrollo de los recursos
humanos por su necesaria creatividad en
el seno de una sociedad dinámica.
Para el cumplimiento de ese compromiso se precisa adoptar una
posición renovadora que garantice la aplicación de
métodos
activos para
instruir y educar, y en este sentido podrán obtenerse
éxitos en desempeño profesional.
El trabajo educativo de formación de valores morales,
defensa de nuestros principios y de respeto de los
valores culturales de la nación
requiere de un proceso de atención especial por las instituciones
docentes y entidades encargadas de la preparación de los
jóvenes profesionales.
Como demuestran numerosos estudios socio-psicológicos en
esta etapa los jóvenes han culminado el desarrollo
físico, piensan en el trabajo que tendrán
así como se forman expectativas sobre el mismo.
También se ha comprobado que la actividad mental de los
jóvenes es estable y eficiente, ambas características son muy importantes durante
la formación.
Se requiere, pues, de contenidos que enseñen a pensar
orientados en opciones personales y posibilitando que emerjan del
interior de cada alumno lo mejor que posea, en otras palabras, se
trata de educar a los individuos a establecer jerarquías y
llegar a convencerse de que algo es un valor o un antivalor.
Según Esther Baxter un factor importante en la
formación de la personalidad
lo constituyen las actitudes y
valores que se forman y desarrollan hasta constituir su
núcleo regulador y orientador, el cual caracteriza a las
personas adultas maduras. Este nivel superior de desarrollo de la
personalidad tiene en su base las tendencias orientadoras que le
dan al sujeto el sentido de su vida y guían con
estabilidad su actividad consciente. (1)
Por eso es significativo el trabajo de los profesores en cuanto a
una mayor profundización en el enfoque y el contenido de
las asignaturas que imparten, en sus relaciones
interdisciplinarias, en su vinculación con los problemas de
la vida y el trabajo, en su carácter
partidista, no sólo desde el punto de vista cognoscitivo
sino a su vez en su aspecto emocional, afectivo, para que se
conviertan en vivencia profundamente sentida por los
jóvenes, capaz de regular su conducta en función de
la necesidad de actuar de acuerdo con sus convicciones.
El joven se preocupa por su valoración y tiende a
estructurar su conducta sobre la base de criterios y normas
conscientemente elaborados o asimilados, eso ocurre cuando creen
de verdad en lo que hacen porque sirve a su realización
personal. Para él es muy importante ser aceptado por sus
pares, sentirse necesario para el grupo, tener
en el determinado prestigio y autoridad.
Todo lo anterior conduce a afirmar que el contenido de la
enseñanza-aprendizaje y el diseño
del Plan de Estudios debe tener por base la formación de
valores que comprometan al joven con la sociedad en que viven, a
partir de la profesión que tengan.
La Escuela adopta un papel protagónico en la
formación de valores ético-profesionales, dado el
carácter interactivo donde las relaciones que establecen
el alumno y el profesor están mediatizadas por
prácticas verbales, no verbales, audiovisuales, etc.
incluidas estrategias para
lograr la influencia del docente en los estudiantes que resulta
un proceso complejo; es decir el primero incide en los segundos
para lograr sujetos activos en el contexto no solo escolar sino
en el marco sociocultural en que viven.
La escuela es una parte del contexto social y no puede
divorciarse de este, su encargo social es preparar a los alumnos
en la vida, por la vida y para la vida; es esencial la
significación que los educandos tengan del futuro, los
alumnos de hoy serán los trabajadores de
mañana.
Para obtener una actuación responsable ante el trabajo los
individuos tienen que poseerlo como un valor moral, por eso no
puede esperarse que los jóvenes asuman una labor para
luego prepararlos en el empleo , el
tratamiento de este tema desde la Escuela preparará las
condiciones psíquico conductuales para el trabajo.
Las actividades que el hombre
realiza de una forma dinámica deja mejores huellas en su
memoria , en
su modo de actuar, acelera su formación y forja mejor su
personalidad. Eso es posible, para aplicar la dinámica del
proceso no existen recetas. Cada proceso tiene sus
particularidades porque se da en diferentes períodos,
espacios y con diferentes personas.
Lo más importante es el análisis crítico que se logre a
partir del criterio del colectivo de profesores sobre la
propuesta y su valor práctico.
Las actividades docentes que se planteen tendrán en si la
integración del estudio con el trabajo cuya
célula
orgánica es la clase con la utilización de
métodos participativos donde el alumno puede valorar por
si solo cuando responde a una situación concreta
relacionada con la profesión y donde el proceso de
formación de valores conducirá a la
generación de conductas positivas.
La docencia dirigida a una profesión crea un determinado
nivel de ansiedad orientado hacia la actuación. Por eso es
importante que las actividades se acerquen lo más posible
a la realidad y el ideal de las cosas hará las cosas, o
sea, se es responsable cuando existe el valor.
De ahí se comprende la importancia de establecer objetivos
y actividades docentes con un componente laboral que se
identifique con el modo de actuación del egresado.
El contenido de la actividad docente es laboral si los
conocimientos y habilidades que están presentes tienen
relación con la actividad del egresado, el método es
laboral si el alumno hace o aprende a hacer lo que hará
después y la evaluación
es laboral si se constata que el problema o la situación
que resuelve está vinculada con el trabajo futuro.
Se trata de motivaciones de carácter social y moral que
desarrolla el individuo en el trabajo, y de las vías de
gratificación en
este sentido, para los cuales el medio laboral, su influencia,
así como los factores sociopolíticos
desempeñan un papel fundamental.
De esta manera concluimos que es la educación una
vía adecuada y la escuela un escenario idóneo para
la formación de
valores, por lo que no se concibe educación sin valores,
porque la primera perdería su sentido.
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(1) Baxter Pérez, Esther. la formación de valores.
Una tarea pedagógica. Editorial Pueblo y educación.
1989. (p.3)
Resumen
Las bases de la educación en Cuba son los valores morales,
los cuales han constituido el arma fundamental del proceso
revolucionario, por eso la formación de nuestros
jóvenes está sustentada en que valoren por
sí solos su papel en el presente y el futuro del
país con la convicción que dichos valore
sólo existen cuando aparecen acciones concretas a favor
del progreso social.
De lo anterior se deduce que la responsabilidad ante el trabajo
ocupa un lugar importante en el sistema de valores de nuestra
sociedad, por ser el trabajo la actividad generadora de riquezas
materiales y espirituales que necesitan las comunidades.
Las instituciones encargadas de la formación para el
empleo no beben perder de vista tal concepción, por eso
dos aspectos deben ser puntos de atención:
Primero: Los jóvenes piensan en el trabajo y se forman
expectativas sobre el mismo, por eso están ávidos
de aprender para el desempeño.
Segundo: Es significativo el trabajo del maestro en cuanto a una
mayor profundización en el enfoque y el contenido de
las
asignaturas que imparten, en sus relaciones interdisciplinarias,
en su vinculación con los problemas de la vida y el
trabajo.
Autor:
Irela Barreras Cedeño.
(Master en Educación. Profesora Principal.
Escuela de Hotelería
de Cienfuegos. Profesora
Adjunta de la Universidad de
Cienfuegos. )
Edad 37 años.
Abel Capote Díaz.
(Master en Dirección).
Director Hotel Cubanacan La Unión, Cienfuegos. Edad 43
años