En esta monografìa me refiero a algunas de las
novelas de
inmigrantes o de sus descendientes que, publicadas a partir de
1980, evocan la inmigraciòn que llegò a la Argentina entre
1850 y 1950.
Las novelas sobre la inmigraciòn son una
constante en la literatura argentina, y han sido objeto de serios
estudios. En La inmigraciòn en la literatura argentina
(1880-1910) (Santa Fe, Universidad del
Litoral, 1965), Gladys Onega se propone "analizar el reflejo del
fenòmeno inmigratorio en la literatura". En la
dècada del 80, "frente a la masa cosmopolita que poblaba
Buenos Aires,
Miguel Canè reaccionaba aconsejando a los de su clase
cerrar el cìrculo y velar las armas. El curso
de estas transformaciones y su incorporaciòn a la
literatura son los que este libro
registra, a travès de la narrativa y el ensayo
positivista (de Cambaceres a Martel y de Ramos Mejìa a
Bunge), de la reacciòn nacionalista del Centenario (Rojas,
Gonzàlez y Lugones) y de la perspectiva màs
comprensiva de hombres que, como Sànchez, Payrò y
Fray Mocho, no sentìan la amenaza extranjera de un
hipotètico legado nacional".
Años màs tarde, se publica Aspectos del
inmigrante en la narrativa argentina (Buenos Aires, El
Francotirador, 1997), de Hemilce Cárrega, otra estudiosa
de esta temática, quien sostiene que nuestra literatura
"tal vez como pocas, abunda en páginas pobladas por
figuras representativas de inmigrantes. Así como estos
incorporaron rasgos peculiares en nuestra sociedad, del
mismo modo lograron estampar –sin saberlo ellos mismos- un
sello distintivo en los temas, motivos, tipos y caracteres
presentes en obras de muchos escritores nuestros. Una singular
realidad de la vida vernácula pública tiene, de
esta manera, su versión en las letras, con mayores o
menores logros estético-literarios, según los
casos, pero casi siempre con una proyección documental
interesante" . Nos proponemos en este trabajo brindar un panorama
de la narrativa sobre el tema que surgiò en los
ùltimos años, en los que la inmigraciòn
sigue siendo un tema relevante. Hacer la Amèrica, de Pedro
Orgambide, refleja a la inmigraciòn en general; en otras
obras, en cambio, la
evocación se restringe a una nacionalidad, aunque se hacen
inevitables referencias a otras comunidades.
Pedro Orgambide evoca en Hacer la América
(Bruguera, 1984) a los inmigrantes que llegaban a nuestro puerto,
alentados por la consigna que da tìtulo a la obra.
Españoles, italianos, judìos, griegos, son los
protagonistas de este relato que muestra la faceta
màs cruda del fenòmeno social que conmoviò
al paìs al iniciarse el siglo XX.
La novela narra
sucesos acaecidos en las postrimerìas del siglo XIX y en
los primeros años de la centuria siguiente; sin embargo,
mediante un recurso de ficciòn, el autor avanza en el
tiempo hasta
la dècada del 50. Los vaticinios de uno de los personajes
permiten al novelista señalar una perspectiva, un desarrollo
ulterior de los hechos que està describiendo como
presente.
No obstante conformar un grupo social,
los inmigrantes poseen caracterìsticas propias que los
diferencian. Orgambide no presenta tipos –sociales o
nacionales- sino individualidades con su personal manera
de encarar la existencia. Algunos inmigrantes sòlo cuentan
con sus hombros y su fuerza como
instrumento de trabajo; otros, en cambio, poseen una habilidad
innata para moverse en el mundo de los negocios,
habilidad que puede transformarse, en ciertos casos, en
oportunismo e insensibilidad.
La obra describe incidentes cotidianos, vistos desde la
perspectiva del hombre que
llega sin otro capital que
sus ambiciones. El lenguaje,
adaptàndose perfectamente a la singular visiòn
propuesta por el autor, nos permite adentrarnos màs en
esta novela que presenta una realidad harto diferente de la
evocada por los aristocràticos hombres del 80.
Atilio Betti escribió La noche lombarda
(Buenos Aires, Plus Ultra, 1984), libro en el que se narra el
viaje del hijo de un italiano a la tierra de
sus mayores. A Italia viaja
Atilio Betti en 1967. También lo hace el protagonista de
La noche lombarda, su novela, premiado por el Gobierno de la
península. El personaje vive su premio como una revancha:
"Mi padre me había negado la educación. Me
había condenado, por no querer trabajar bajo su mando, en
su fabrica, a una juventud de
lucha. A defenderme a puñetazos por las calles y las
oficinas, con tal de salir con la mía. Y ahora me hallaba
allí, en viaje hacia Italia, en calidad de
invitado y futuro huésped de su patria. Libre y solo.
Solo, sí, pero libre y triunfante".
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