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La violencia en los delitos efectuados por jóvenes




Enviado por ferrando



Partes: 1, 2

    Indice
    1.
    Introducción

    2. ¿Qué es la
    violencia?

    3. Agresión, agresividad,
    violencia y delito.

    4. La violencia en el mundo
    actual.

    5. Transición
    moral

    6. Transición en lo
    social


    8. Los jóvenes delincuentes y el
    medio.

    9. La influencia de los
    medios

    10. La adolescencia como etapa de
    duelos

    11. Jóvenes y
    escuela.

    12. ¿Qué es una
    pandilla?

    13. Estrategias de
    sobrevivencia.

    14. La delincuencia
    juvenil

    15. Personalidades
    delictivas

    16. Explotación de los
    delincuentes y de la delincuencia

    17.
    Conclusión

    18.
    Bibliografía

    1.
    Introducción

    Relaciones Humanas
    Problema: ¿Por qué aumento el numero de delitos
    violentos efectuados por jóvenes?
    Hipótesis: Los delitos violentos realizados
    por jóvenes y especialmente por adolescentes
    se debe a la confluencia de los factores psicológicos,
    familiares, económicos y socioculturales de esta
    época.
    Al formular dicha hipótesis tuvimos
    en cuenta aspectos que para nosotros son los de mayor influencia
    en la conducta
    delictiva llevada a cabo por el adolescente.
    Elegimos este tema ya que en la actualidad es muy alto el nivel
    de delincuencia
    en los jóvenes. Pensamos que esto se debe a diversas
    razones como de tipo social, económico y cultural y a la
    poca contención familiar.
    Tampoco nos olvidamos de mencionar a los medios masivos
    de comunicación
    social, los cuales transmiten directa o indirectamente
    mensajes, tales como: el consumismo, la violencia, el poder, el
    lucro, la agresión…
    Para desarrollar este tema y sacar nuestras propias conclusiones
    encuestaremos a adolescentes y entrevistaremos a personas
    especializadas en el tema.

    Definición de términos
    Delincuencia: Conjunto de infracciones de fuerte incidencia
    social cometidas contra el orden público. Esta
    definición permite distinguir entre delincuencia y
    criminología.
    Adolescencia:
    Etapa de maduración entre la niñez y la
    condición de adulto. El término denota el
    período desde el inicio de la pubertad hasta la madures y
    suele empezar en torno a la edad
    de catorce años en los varones y de doce años en
    las mujeres, caracterizada por grandes cambios físicos,
    psíquicos e intelectuales.
    Aunque esta etapa varía entre las distintas culturas, en
    general se define como el período de tiempo que los
    individuos necesitan para considerarse autónomos e
    independientes socialmente.
    Factores psicológicos: Entendemos por éstos a los
    aspectos que hacen a la
    personalidad del adolescente especialmente su manera de
    conducirse.
    Factores familiares: En este caso nos referimos a la influencia
    que ejerce la familia en
    la formación de la personalidad
    de los adolescentes.
    La familia es el
    primer grupo humano
    que conoce el hombre. Es
    el medio donde se establecen las relaciones más
    íntimas y duraderas pero también es el
    núcleo social donde pueden darse los mayores conflictos y
    contradicciones.
    La familia sigue siendo el mayor instrumento socializador del
    hombre.
    La familia puede construir la persona o
    destruirla para siempre. Las raíces familiares son
    insustituibles.
    Factores económicos: Aquí hacemos referencia a los
    recursos y medios
    económicos, indispensables para satisfacer necesidades
    básicas.
    Factores socioculturales: Entendemos por éstos a la
    influencia que ejerce el contexto o ambiente en el
    cual se desarrolla y se
    desempeña el adolescente.

    2. ¿Qué es la violencia?

    La preocupación por la violencia no parece
    necesario justificarla, y menos en la era nuclear. Recordemos
    además, que sólo la especie humana es capaz de
    destruirse y de ejercer su propia fuerza contra
    sí misma. La violencia es de difícil
    justificación en nuestra época si se mira al
    horizonte con las armas nucleares y
    su capacidad de destrucción total. Domenach lo ha
    expresado así:

    "Puesto que ya no se puede contar con la violencia para
    detener la violencia, es preciso que cada sociedad, y la
    humanidad entera, si quiere salvarse, hagan prevalecer objetivos
    ecuménicos sobre los intereses particulares. Es preciso
    que una práctica del diálogo y
    una moral del
    amor, o
    simplemente de la comprensión, modifiquen las instituciones
    y las costumbres"(1)
    Veamos, sin embargo, lo que se entiende por violencia, pues es
    éste un concepto sometido
    a muy diferentes interpretaciones.
    Para Domenach, es una definición poco compleja y de
    fácil comprensión, violencia es "el uso de la
    fuerza, abierta u oculta, con la finalidad de obtener, de un
    individuo o de un grupo, algo que no quiere consentir
    libremente". (1)

    Yves Michaud define la violencia como "una acción
    directa o indirecta, concentrada o distribuida, destinada a hacer
    mal a una persona o a destruir ya sea su integridad física o
    psíquica, sus posesiones o sus participaciones
    simbólicas". (1)
    Mckenzie define la violencia como el "ejercicio de la fuerza
    física con la finalidad de hacer daño o de causar
    perjuicio a las personas o a la propiedad;
    acción o conducta caracterizada por tender a causar mal
    corporal o por coartar por la fuerza la libertad
    personal".(1)
    Para Curle, violencia es lo mismo que "no pacificada", y para
    Lain Joxe la violencia "tiene que ver con el intento de controlar
    a la sociedad mediante la centralización del saber".(1)

    Estas diferentes interpretaciones del concepto de
    violencia son, suficientes para hacer comprensible algo
    elemental: la necesidad de abandonar el concepto limitado de
    violencia, en el sentido de asimilarlo simplemente a algunos
    tipos de violencia física. La violencia no es solamente un
    determinado tipo de acto, sino también una determinada
    potencialidad. No se refiere sólo a una forma de "hacer",
    sino también de "no hacer".

    3. Agresión,
    agresividad, violencia y delito.

    El término agresión procede del
    latín aggredi que posee dos acepciones, la primera
    significa "acercarse a alguien en busca de consejo"; y la
    segunda, "ir contra alguien con la intención de producirle
    un daño". En ambos la palabra agresión hace
    referencia a un acto efectivo. Luego se introdujo el
    término agresividad que, aunque conserva el mismo
    significado se refiere no a un acto efectivo, sino, a una
    tendencia o disposición. Así, la agresividad puede
    manifestarse como una capacidad relacionada con la creatividad y
    la solución pacífica de los conflictos. Vista de
    éste modo la agresividad es un potencial que puede ser
    puesto al servicio de
    distintas funciones humanas
    y su fenómeno contrapuesto se hallaría en el rango
    de acciones de
    aislamiento, retroceso, incomunicación y falta de
    contacto.

    Frente a esta agresividad que podríamos llamar
    benigna, existe una forma perversa o maligna: La violencia. Con
    esto queda claro que no se puede equiparar todo acto agresivo con
    la violencia. Esta queda limitada a aquellos actos agresivos que
    se distinguen por su malignidad y tendencia ofensiva contra la
    integridad física, psíquica o moral de un ser
    humano. En otras palabras, desde nuestro punto de vista no
    constituye violencia la descarga de un cazador contra el animal
    que desea cazar con la finalidad de saciar el hambre o mantener
    el equilibrio
    ecológico. Por otra parte, siempre constituirá
    violencia, como su nombre lo indica, el acto de violación
    sexual. Esto nos permute introducir otros elementos para
    reconocer al acto violento: su falta de justificación, su
    ilegitimidad y/o su ilegalidad. Ilegítimo por la ausencia
    de aprobación social, ilegal por estar sancionado por las
    leyes.

    La agresividad puede ser detectada en toda la escala animal, no
    así la violencia, casi exclusiva del ser
    humano.

    Como es sabido, es sumamente raro que un animal
    inferior, ataque a otro de especie diferente, si no es con el fin
    de alimentarse, o que luche contra otro de su misma especie si no
    es con el objeto de defender su territorio, la hembra, la
    cría o el alimento. Inclusive, cuando la lucha se presenta
    su mayor componente es ritual; rito que va en sentido de
    demostrar cuál es más grande o lucha de aquellos
    animales
    viejos o muy jóvenes, así como, animales de
    sexo diferente
    y/o ejemplares que se conocen entre sí.

    Desde la niñez tenemos la experiencia de haber
    observado la lucha por territorio o alimento entre dos lagartos:
    cambian de color, aumentan a
    su tamaño extendiendo sus espículas cartilaginosas,
    etc.. Si ninguno abandona se llega al contacto físico en
    forma de mordida, una lucha breve que termina con el abandono del
    más débil sin que el otro lo persiga para darle
    muerte.
    Por otro lado, los elementos de ausencia de aprobación
    social e ilegalidad de la violencia vienen, en nuestro caso, de
    la óptica
    jurídica romano-germánica, el derecho
    francés, en el que se plantea una gran
    clasificación de la violencia en moral y
    física.
    De un modo general Garraud sostiene que la "infracción es
    un hecho ordenado o prohibido por la ley
    anticipadamente, bajo la sanción de una pena propiamente
    dicha y que no se justifica por el ejercicio de un derecho".
    (2)
    Por su parte, Jiménez de Azúa refiere que "el
    delito es un acto típicamente antijurídico,
    culpable, sometido a veces a condiciones objetivas de penalidad,
    imputable a un hombre y sometido a una sanción penal".
    (2)
    En la vocación práctica la diferencia entre delito
    y crimen, es en última instancia de orden gradual,
    cuantitativo: el delito es de tipo correccional (hasta 5
    años de reclusión) y el crimen, como su nombre lo
    indica, es criminal (5,1O,15 y 20 años de reclusión
    y de 20-30 si es con agravante). La relación entre
    violencia y delito o crimen resulta obvia a partir de sus
    definiciones.

    En resumen: agresión es un acto efectivo que
    implica acercarse a alguien en busca de consejo o con la
    intención de producir daño. No así la
    agresividad, que no se refiere a un acto efectivo, sino, a una
    tendencia o disposición que se halla bajo los designios de
    la creatividad y la solución pacífica de
    conflictos. Violencia es una forma perversa o maligna de
    agresividad que ejerce un individuo contra otro de su misma
    especie y que se caracteriza por su carencia de
    justificación, tendencia ofensiva, ilegitimidad y/o
    ilegalidad.

    4. La violencia en el
    mundo actual.

    Cuando hablamos de violencia, inmediatamente la
    identificamos con agresión, desorden y descontrol y cuando
    asociamos simplificadamente los jóvenes con la violencia,
    vemos a estos como futuros adultos delincuentes. Los cuales son
    así, por tener padres que los descuidaron, que son
    violentos, y por ende que "la violencia engendra violencia". Todo
    en nuestro alrededor se nos presenta como algo particular,
    individual y además lejano, sin sentirnos protagonistas
    responsables, capaces. Este ha sido el mayor triunfo de este
    modelo
    perverso: la fragmentación social y cultural que nos
    impide ver la totalidad en la particularidad. Tenemos que hacer
    un esfuerzo para superar lo aparente y hacer un análisis que vaya un poco más
    allá de lo que vemos, darnos cuenta que la violencia es
    social, que la misma encierra mucho más que la sumatoria
    de todos los hechos violentos, y por ende contiene causas
    estructurales mucho más profundas.

    Es importante reflexionar acerca de que, la
    opción delictiva no aparece de golpe en la vida de un
    chico ni se transmite en los genes. Las estadísticas demuestran que antes hubo,
    casi sin excepción, una vida tan corta como plagada de
    abandonos, maltratos y carencias. Hubo también, en
    general, una familia marcada por la pobreza, la
    violencia, y la marginalidad. Se
    produjo un contacto temprano con el mundo de la calle y una falta
    absoluta de espacios sociales de inclusión (llámese
    barrio, escuela, club,
    parroquia, etc.), no hubo instituciones que pudieran
    contenerlo.

    Si la violencia se nos torna cotidiana, y convivimos con
    ella es indefectible que la misma cale en lo profundo de nuestro
    ser, y por ende nuestra actitud frente
    al otro, ante la vida, produciendo que muchas veces la
    relación con el otro sea a través de la
    violencia.

    Los términos "criminalidad adolescente, chicos de
    las calles y violencia
    escolar" tan difundidos por los medios de
    comunicación no son índices de violencia social
    sino un síntoma de agotamiento de las instituciones que
    apoyaban y creaban la adolescencia (familia, escuela, sociedad,
    Estado,
    trabajo). Hay un desacople entre los discursos de
    lo que un joven debe ser (se idolatra la juventud como
    el mejor momento, la plenitud, el cuerpo joven, etc.) y lo real,
    que no coincide con estos, o simplemente no le dan la posibilidad
    de efectivizarlo. Esto es un componente muy importante que forma
    parte de la violencia simbólica.

    En las actuales condiciones de crisis social
    que atraviesa nuestro país, el carácter
    crítico de la adolescencia se acentúa. Y, en el
    caso de los jóvenes de sectores populares, frente a la
    violencia que ejerce la imposibilidad sobre ellos de
    desarrollarse como jóvenes "normales", muchas veces la
    reacción es violenta. Situaciones como la
    fragmentación de una familia debido a la ausencia de
    trabajo, de alimento y de cualquier tipo de contención son
    formas de violencia social que afecta a los
    jóvenes.

    Muchas veces esta violencia simbólica que se
    ejerce sobre los jóvenes por parte de la misma sociedad,
    genera la violencia física de éstos; como lo
    ejemplifican los siguientes testimonios:

    … "Maté a un chabón cuando traté
    de afanarle el auto…el tipo me quiso sacar el arma y lo
    maté. No me mirés así… si él me
    hubiera matado, la gente estaba de fiesta. Si mi vida no vale, la
    de él tampoco. A nosotros también nos matan. Yo
    tengo muchos compañeros muertos. Cuando le estoy apuntando
    a alguien siempre me da un poco de cagazo. Miedo a disparar y
    matarlo y miedo a que el chabón sea más loco que yo
    y me mate a mí. No está bien, pero no podes salir a
    laburar sin llevar un fierro o una navaja… a veces le toca a
    uno y a veces le toca al otro".(3)

    5. Transición
    moral

    Una de las importantes tarea de la adolescencia es el
    reemplazo de la moralidad infantil por otra que sirva de
    guía de la conducta en la vida adulta. Se espera que el
    joven aprenda que la honestidad no
    sólo significa abstenerse de tomar cosas que pertenecen a
    otros o de mentir, sino que supone la adhesión a la verdad
    y a la buena conducta en todas las situaciones.

    Al adolescente se le plantea la independencia
    como algo que debe conquistar para poder entrar a formar parte
    del mundo de los adultos y dejar atrás la etapa infantil.
    Un adulto toma sus propias decisiones, elige su vestuario, decide
    que quiere comer, cuando ha de dormir y que va a comprar. El
    adolescente se preocupa por conseguir que estas conductas
    independientes pasen a formar parte de su propio repertorio, con
    la esperanza de que le aseguren una posición en el mundo
    de los mayores.

    Las principales fuentes de
    esta poderosa motivación
    que le inspira la búsqueda de la independencia dos son:
    por una parte, las presiones sociales, y por otra parte, la
    identificación con la independencia que observa en los
    modelos
    adultos. Pero sus demandas chocan fuertemente con la arraigada
    conducta de dependencia propia del estado infantil,
    convirtiéndose en motivo de permanentes conflictos que
    hacen que los jóvenes se sientan inseguros y confundidos
    ante tan anhelada libertad. Así pues, aunque la desean
    fervientemente, no desean menos conservar la seguridad y la
    falta de responsabilidad que va ligada a la
    situación dependiente (pero ciertamente confortable en
    otros aspectos) del niño.

    Significado de moralidad
    Moralidad deriva de la palabra latina moralis; Quiere decir
    "costumbre, maneras o pautas de conducta que se conforman a las
    normas del
    grupo".
    En toda edad, se juzga al individuo por el grado en que se
    aproxima a las normas del grupo; la mayor o menor conformidad
    hace que se lo tilde de "moral" o "inmoral". Las expectativas del
    grupo están definidas en sus reglas y leyes; ambas de
    basan en las costumbres que prevalecen en el grupo.

    Si el adolescente se conforma según las reglas y
    leyes de la sociedad, el medio lo considera una persona moral.
    Incluso cuando esta en desacuerdo con tales prescripciones, a
    menudo se adecua a ellas porque se da cuenta que es la actitud
    más cuerda.
    La persona inmoral es aquella que deja de conformarse con las
    costumbres, reglas y leyes del grupo porque no está de
    acuerdo con los estándares de este o porque se siente poco
    obligado al respecto.

    6. Transición en lo
    social

    La "socialización" es el proceso de
    aprendizaje de
    la conformidad a las normas, hábitos y costumbres del
    grupo. Es la capacidad de conducirse de acuerdo con las
    expectativas sociales.
    Muchos factores contribuyen a las dificultades que tiene el
    adolescente para reemplazar las actitudes y la
    conducta social propias de la infancia por
    otras formas más propias del adulto. Los obstáculos
    más notables son:

    Bases deficientes: La preparación insuficiente y
    la identificación con personas mal adaptadas en los
    años formativos proporcionan bases deficientes sobre las
    cuales no es posible construir en la adolescencia las pautas de
    conducta social propias del adulto.
    Falta de guía: Padres y docentes creen a menudo que el
    adolescente se convertirá automáticamente en un
    individuo mejor socializado. Con frecuencia, los jóvenes a
    quienes no les gusta ser mandados, rechazan el consejo
    adulto.
    Falta de modelos aptos para la imitación: Muchas veces los
    modelos proyectados por los medio masivos son inadecuados porque
    sus pautas de conducta no siempre se conforman a las normas
    grupales aprobadas. La imitación de un compañero
    que goza de popularidad significa de ordinario el aprendizaje de
    pautas de conducta que se adaptan a las normas juveniles, no a
    las adultas.
    Falta de oportunidades para los contactos sociales: El
    adolescente que no disfrute de aceptación social y que no
    tenga tiempo o dinero para
    participar en las actividades propias de su edad estará
    privado de oportunidades para aprender a ser social.
    Diferentes expectativas sociales: Dado que los diferentes
    grupos
    sociales cuentan con normas distintas de la conducta
    aprobada, con frecuencia el adolescente piensa que debe cambiar
    cuando se enfrente con personas y situaciones diferentes.
    Nuevas clases de grupos sociales:
    Como las barras y otros agrupamientos sociales reemplazan a la
    pandilla infantil, el
    adolescente debe aprender a adaptarse a los miembros del sexo
    opuesto así como también a compañeros de
    distintos antecedentes, valores e
    intereses.
    En la adolescencia es importante que se superen dos transiciones,
    una en lo moral en donde el adolescente asuma la responsabilidad
    por el control de su
    conducta conformándose las costumbres, normas y reglas de
    la sociedad.
    Y otra en lo social donde su conducta se conforme según
    las normas aprobadas por el grupo, desempeñándose
    correctamente con respecto a la función
    social prescrita por el grupo, logrando una satisfacción
    personal derivada de la conducta social.

    Desafortunadamente, algunos adolescentes no logran
    asumir esa responsabilidad por el control de su conducta moral,
    ni un aprendizaje de su conformidad con las normas,
    hábitos y costumbres del grupo,
    (socialización).

    Esto trae como consecuencia adolescentes agrupados en
    pandillas, llevando a cabo actos donde se ejerce la violencia, se
    cometen fechorías constantemente y, aún peor,
    realizando actos ilícitos llegando, en alguno casos, a
    convertirse en adolescentes delincuentes.

    7. El alcohol y las
    drogas

    Los adolescentes pueden estar envueltos en varias formas
    con el alcohol y las drogas
    legales o ilegales. Es común el experimentar con el
    alcohol y las drogas durante
    la adolescencia. Desgraciadamente, con frecuencia los
    adolescentes no ven la relación entre sus acciones en el
    presente y las consecuencias del mañana. Ellos tienen la
    tendencia a sentirse indestructibles e inmunes hacia los problemas que
    otros experimentan. El uso del alcohol o del tabaco a una
    temprana edad aumenta el riesgo del uso de
    otras drogas luego. Algunos adolescentes experimentan un poco y
    dejan de usarlas, o continúan usándolas
    ocasionalmente sin tener problemas significativos. Otros
    desarrollarán una dependencia, usarán drogas
    más peligrosas y se causarán daños
    significativos a ellos mismos y posiblemente a otros.

    La adolescencia es el tiempo de probar cosas nuevas. Los
    adolescentes usan el alcohol y las otras drogas por varias
    razones, incluyendo la curiosidad, sentirse bien, reducir el
    estrés,
    sentirse personas adultas o para pertenecer a un grupo. Es
    difícil poder determinar cuáles de los adolescentes
    van a desarrollar problemas serios. Los adolescentes que corren
    el riesgo de desarrollar problemas con el alcohol y las drogas
    son:

    • Con un historial familiar de abuso de
      substancias.
    • Que están deprimidos.
    • Que sienten poco amor propio o autoestima.
    • Que sienten que no pertenecen y que están
      fuera de la corriente.
    • Que les falto que les impusieran limites, por parte
      de sus padres o de otros adultos, desde la
      niñez.

    Los adolescentes abusan de una variedad de drogas, tanto
    legales como ilegales. Las drogas legales disponibles incluyen
    las bebidas alcohólicas, las medicinas por receta
    médica, los inhalantes (vapores de las pegas, aerosoles y
    solventes) y medicinas de venta libre para
    la tos, la gripe, el insomnio y para adelgazar. Las drogas
    ilegales de mayor uso son la marihuana, los
    estimulantes (cocaína), LSD, los derivados del opio, la
    heroína y las drogas diseñadas
    (éxtasis).

    El uso de las drogas ilegales está en aumento,
    especialmente entre los jóvenes o adolescentes. La edad
    promedio del que usa marihuana por vez primera es 14 años,
    y el uso del alcohol puede comenzar antes de los 12 años.
    El uso de la marihuana y el alcohol en la escuela superior se ha
    convertido en algo común.

    El uso de las drogas esta asociado con una variedad de
    consecuencias negativas, que incluyen el aumento en el riesgo del
    uso serio de drogas más tarde en la vida, el fracaso
    escolar, el mal juicio que puede exponer a los adolescentes al
    riesgo de accidentes,
    violencia, relaciones sexuales no planificadas y arriesgadas y el
    suicidio.

    8. Los jóvenes
    delincuentes y el medio.

    Los adolescentes de todo el mundo poseen casi
    idénticas necesidades biológicas y celulares.
    Abarcan hambre, sed, reposo, sexo, regulación
    térmica, la evacuación ( Orina, defecación)
    y el evitar peligros físicos.

    Pero es quizás de mayor importancia aún,
    la comprensión de sus necesidades sociales y de la
    personalidad.

    -… "Las necesidades de la personalidad humana
    especialmente urgentes durante la adolescencia, son las relativas
    al status, la independencia de autorrealización y una
    adecuada filosofía de vida, es decir, anhela ser
    importante, tener preeminencia en su grupo, ser reconocido como
    persona valiosa, ansía alcanzar el status de adulto y
    dejar atrás las características de la
    infancia".(4)

    Ya es común ver adolescentes fumando cigarrillos
    (de cualquier tipo, tabaco u otro) imitando de modo sofisticado
    los gestos del adulto … "Para él es más
    importante lograr el status en el grupo de sus iguales, que ante
    los ojos de sus padres, es sentirse independiente, aspira
    liberarse de restricciones que lo aten". (4)

    Todo ello lleva a crear una mayor distancia entre la
    autopercepción íntima del propio "Ser y Valer" y el
    ideal o pauta modélica del "Que Hacer" al que aspira, de
    aquí es donde comienza a discurrir los polos de la
    Ambición (ideal deseado) y la Angustia (realidad
    actual).

    No es raro que el adolescente para evitar caer en la
    duda acerca de su propio valor,
    necesite someterse a pruebas
    experimentales, creándose artificialmente situaciones que
    demanden un especial esfuerzo para ser resueltas. Mas si por
    estas fallas, resulta imposible obtener la
    autosatisfacción , existe el peligro de que se busque
    autoafirmación en ellas, existe el peligro de que se
    busque autoafirmación personal, apartándose
    sensiblemente de los caminos que normalmente la consiguen.
    Entonces surgirá una actitud negativista y se
    presentará una especial obstinación en persistir en
    una conducta a todas luces perjudicial, y entonces
    invariablemente observará el medio y será
    éste quien le dé una respuesta.

    … "Los adolescentes cuyas necesidades se ven
    frustradas, o que viven en conflicto
    experimentan una tensión y disgusto. Se encuentran en un
    estado de desequilibrio.

    Habrá que realizar en la medida de lo factible
    una adaptación para reducir ese estado de
    hipertensión psicológica y volverlo tolerable para
    sí mismo…".(5)

    Existen además para estos casos, situaciones en
    que los adolescentes aplican sus mecanismos de defensa ante el
    medio, y la situación en particular para cada caso, solo
    actúa. Analizamos someramente con casos concretos cada una
    de estas evasiones a la realidad, por medio de "los mecanismos
    típicos de adaptación".

    • La agresión: Puede ser directa o indirecta,
      recordamos para estos casos aquellos docentes que fueron
      golpeados por sus alumnos, tal vez por una mala nota o por no
      ser de su agrado, algunos hasta fueron hospitalizados
      según dicen las crónicas.
    • La compensación: Todo adolescente tiende a
      sentirse importante, si no lo logra por un camino lo
      buscará por el otro.. A diario vemos en la actividad
      Policial o nos enteramos por los medios periodísticos de
      jóvenes armados y a los tiros, que tratan de dar
      muestras de fuerza y coraje para ocultar su minusvalía o
      debilidad.
    • La identificación: El adolescente marginado o
      sin éxito, puede obtener de algún modo
      substitutivo una especie de gloria, vinculándose con
      delincuentes mayores en los cuales creen sentirse reflejados:
      son su espejo; menores que desean formar bandas con mayores,
      terminando generalmente estos menores, como los responsables o
      a quiénes hacen responsables de los robos, muertes,
      etc..
    • La proyección: Es una de las maneras en que
      los menores tratan de evitar la responsabilidad, con el dicho
      "fue el otro", y lo que es peor aún la
      justificación de sus padres o parientes, al decir "es un
      buen chico, lo malo es la junta".
    • El negativismo: Es que, todo lo que sea normal,
      social o de conducta aceptada, para él es
      No.
    • Indudablemente buscará llamar la atención, aunque no lo vean. Es hacer
      algo que sabe que es No, desde romper un foco, a agruparse,
      formar la patota y agredir, aunque no se sabe del porque lo
      hicieron, transformándose para el grupo un positivismo
      como la frase actual que emplean "todo esta bien
      loco".

    Hasta aquí hemos analizado algunas situaciones
    que motivan a menores a entrar en la delincuencia, también
    podemos observar que en su tarea diaria, la Policía, se
    encuentra frente a hechos que dado a su repetitividad
    prácticamente ya no les llama la
    atención.

    Pero ocurren hechos a nivel internacional que titulan
    por ejemplo "La masacre que conmovió al mundo": Recordemos
    cuando se conoció la noticia de que dos niños
    norteamericanos decidieron descargar una andanada de balas sobre
    sus compañeros de colegio cuando activaron una alarma de
    incendio, y aprovechando la carrera de sus compañeros, se
    transformaron en francotiradores, asesinando e hiriendo a varios
    de ellos.

    Miramos hacia otro lado, porque esto ocurre en Estados Unidos,
    pero tenemos que sincerarnos. ¿Estamos seguros que en
    nuestro País, esto no va a ocurrir? Ante esto otro diario
    decía "Criminales precoces de 11 y 13 años,
    insólita manifestación de violencia,
    etc".

    A medida que transcurren los años, vemos que los
    hechos delictivos aumentan, descendiendo las edades de los
    autores, lo que antes reflejaban un promedio de 16 años,
    en la actualidad lo tenemos con 14 y hasta 11
    años.

    9. La influencia de los
    medios

    Los chicos están absorbiendo de cuatro a seis
    horas de televisión
    por día y en determinados programas
    infantiles, puede haber cada ocho segundos un acto de
    violencia.

    "Esto impacta en el cerebro de los
    chicos como si fuera la memoria de
    una computadora y
    después ellos lo traen y lo actúan"; según
    la opinión del Dr. Candido Roldan, Director del Programa de
    Prevención de Violencia Estudiantil y fracaso escolar de
    Buenos
    Aires.(6)

    En el mundo, una hora de televisión contiene como
    promedio de cinco a diez escenas violentas, presentadas en su
    mayoría como agradables o buenas.

    "Personajes de acción, como lo conocen los Chicos
    (Terminator), es conocido por el 88% de éstos en el Mundo
    y el 22 % lo toma como modelo.

    Para el 44 % de los chicos no existen grandes
    diferencias entre la percepción
    de su realidad y lo que ve en la pantalla. El 91 % de los chicos
    encuestados tiene acceso a la
    televisión y pasan tres horas diarias frente a la
    pantalla".(7)

    Otro hecho que también es preocupaste y lo
    promueve el medio, son las salas de juegos o de
    videos, donde en más del 70 % de esos juegos intervienen
    hechos violentos.

    Existen juegos que directamente afectan derechos personales del ser
    humano como ser: el derecho a la vida, considerado como valor
    supremo, por nuestra Constitución Nacional, Constituciones
    Provinciales y el mismo Código
    Penal.

    Como ejemplo, tomemos en cuenta un juego llamado
    "Carmageddon" que consiste en conducir un vehículo y
    atropellar peatones, el puntaje es distinto: Los ancianos tienen
    puntaje menor mientras que las mayores puntuaciones se obtienen
    atropellando niños, mujeres embarazadas o los que llevan
    bebes en cochecitos. Para lograr esta cacería humana
    pueden cometer cualquier infracción de tránsito, lo
    importante es "Matar".

    Incentivan a la conducción peligrosa, e incitan
    al jugador o deportista a cometer delito de lesiones, homicidios
    simples y múltiples. Como contrapartida a esto, tenemos la
    existencia de una asociación denominada "Protejamos la
    vida", constituida por familiares de víctimas de
    accidentes de tránsito, que presentó denuncia penal
    en la ciudad de Rosario, considerando que las acciones que
    fomentan estos juegos constituyen hechos penados por nuestra Ley,
    encuadrándose en la figura de Instigación a cometer
    delitos, (Art.209 Incitación a la violencia, y
    Apología del Crimen, Art.213 C.P), estos hechos
    están agravados por estar dirigidos hacia
    menores.

    Puede entenderse claramente la deformación que
    llega a producir en el subconsciente, el hecho de asimilar
    jugando que se es ganador cuando, con un auto a
    disposición, se debe salir a matar seres humanos para ser
    premiados. No olvidemos que los niños aprenden
    jugando

    Regresando al adolescente, vemos con asiduidad que los
    inadaptados o los delincuentes no andan solos, y surge una
    pregunta: ¿Cómo se encuentran…? , de acuerdo a la
    obra "Grupo de niños y adolescentes" publicada en España en
    el año 1967 por el Dr. ReneFan, decía… "El
    niño inadaptado al término de la edad escolar se va
    en busca de las bandas o grupos… El delincuente juvenil
    raramente permanece aislado, siente la imperiosa necesidad de
    aceptación que anida en el alma, porque sigue joven o
    niño… está cargado de oposición y
    agresividad…"

    El medio condiciona la vida y puede llegar a crear
    hábitos. Tras una adolescencia difícil se agazapa
    una familia y una sociedad difícil. El vertiginoso camino
    que la vida hace recorrer conduce a que los hijos se encuentran
    desprotegidos, olvidados y hasta relegados a un segundo plano,
    estando en un primer lugar, la angustia económica: Padre y
    madre trabajando, el hogar es un lugar de reunión,
    sólo charlas informales y reposo. De esta manera el
    adolescente busca refugio en el grupo de pares, gana la calle, se
    reúne con personas de cualquier tipo, en cualquier lugar;
    los padres pierden autoridad, los
    hijos no tienen marco de referencia, están frente al
    espejo de la desprotección.

    Además si tenemos en cuenta que el pensamiento
    del hombre moderno se observa como alérgico a la religión, no tiene
    aptitud para pensar, parece que la religión le estorba, o
    no tenemos necesidad de ella. Esta gente, estos adultos, estos
    mayores, forman parte de una familia, en la cual están
    educando a sus hijos y desean resaltar en ellos valores que los
    mismos padres no poseen.

    10. La adolescencia como
    etapa de duelos

    El adolescente transita por un estado de vulnerabilidad
    identitaria: se encuentra despojado de aquellos objetos que le
    daban la posibilidad de construir lazos y, durante un tiempo,
    debe reorganizar nuevos objetos (un nuevo cuerpo, una sexualidad
    definida, nueva identidad,
    nuevos padres). No tiene una identidad cerrada, sino que
    sucesivamente va a ir construyendo modelos
    identificatorios.

    Estos cambios corporales sitúan al adolescente en
    un proceso de renovación de la trama edípica. Se
    produce el ingreso a la fase genital, donde la libido, que hasta
    entonces estaba desparramada en distintas zonas eróticas,
    se concentra en la genital. Esta resignificación de lo
    edípico se ve interpelada por el deseo pulsional que
    demanda
    satisfacción, la cual ahora sólo puede ser ofrecida
    desde lo colectivo. Es decir, la búsqueda de un objeto
    sexual y de grupos de pertenencia por fuera de la familia
    (exogamia)

    Esta puesta en cuestión del adulto aparece
    encarnada en argumentos tales como la vestimenta, los horarios,
    las salidas, etc.

    En la lucha por moldear su personalidad definitiva, el
    adolescente se expone a la angustia que le causa obtener su
    independencia y definir sus aspiraciones a desarrollarse como
    persona adulta, provocada por tener que desenvolverse en un medio
    que no conoce ni domina, y el que muchas veces considera como
    amenazador.

    Así aparecen dos fuerzas internas y opuestas que
    operan sobre la conducta del joven: la pérdida de los
    privilegios de la infancia lo retiene en su avance y la aventura,
    el desafío de la vida adulta, lo impulsan. En su interior
    entiende que para acceder al mundo de los adultos (con sus
    ventajas y libertades) debe arriesgarse a perder la seguridad y
    los privilegios que goza por ser un niño.

    A su vez, el medio social de los adultos, condiciona
    este proceso de formación de la personalidad, imponiendo
    reglas o normas sobre el tipo de conducta esperada (modelo de
    éxito)

    David SlavsKy hace referencia a dos duelos por los que
    atraviesa el adolescente: "El duelo por la ilusión de la
    bisexualidad (se impone la elección de un objeto sexual);
    y el duelo de la ilusión de la
    inmortalidad".(8)

    El adolescente debe "matar" al niño, es decir,
    debe abandonar algo que jamás volverá a ser. La
    adolescencia es un período de esclarecimiento, en el cual
    el sujeto empieza a pensar su propia muerte. Es la edad en donde
    se tiene una cierta tendencia a la angustia, una cierta
    oscilación entre sentirse "súper bien" y querer
    matarse, una especie de familiaridad con la idea de la muerte, la
    sensación de que todo es en vano confirmada por la
    imagen de
    muchos adultos que no tienen un lugar social.

    La idea de la muerte, aunque sea simbólica, es
    siempre el lugar común de todos los miedos y angustias. El
    adolescente de sectores populares inserto en un ambiente poco
    propicio para la elaboración de duelos, como no puede
    representar su propia muerte, mediante un proceso inconsciente la
    enfrenta para no descubrir como es.

    Negando el miedo, disminuyen las señales de
    peligro y aumentan los riesgos. Es
    situación frecuente en muchos adolescentes que, para
    demostrar su "incipiente madurez", desconocen los peligros.
    Así lo muestran los accidentes en motos, los embarazos no
    deseados y el contagio de enfermedades de
    transmisión sexual, por mantener relaciones sin el
    debido cuidado y responsabilidad, entre otros.

    Esto conlleva a un comportamiento
    agresivo y rebelde por parte del adolescente para lo externamente
    establecido como "lo normal".

    Estos jóvenes se ven expulsados de la infancia no
    encontrando un lugar legitimado en el mundo de los adultos. Se
    dejan los beneficios de la infancia (escolaridad, planes de
    asistencia) pero no se accede a la posibilidad del trabajo y la
    exogamia como representación de la autonomía
    adulta.

    Esto dificulta establecer representaciones acerca del
    futuro quedando obturadas la posibilidad de construir proyectos de vida
    donde lo que predomina es la inmediatez, vivir el hoy, y lo que
    se hace en el momento.

    En síntesis
    la adolescencia de los jóvenes pobres no se halla
    acompañada por un entorno adecuado en la forma de
    dispositivos sociales, educativos y recreativos que permitan
    desarrollar el proceso de búsqueda y configuración
    de la identidad, la elaboración de duelos propia de este
    período y proyectos de vida tal como sería propio
    en esta etapa. Otro aspecto a remarcar, supone comprender al
    sector juvenil en general como fundamentalmente crítico ya
    que la juventud es la etapa de la vida en la que tiene lugar la
    formación de la personalidad social. De acuerdo a las
    condiciones que se den para ello, habrá de determinarse
    como será el futuro desempeño del joven en el conjunto de roles
    esperables en la vida adulta

    En relación a esto podemos decir que, quienes
    logran captarlos e identificarlos, son los productores del
    marketing
    (mayoritariamente personajes, de programas televisivos,
    propagandas), que aciertan con las políticas
    de consumo a las
    que los adolescentes son capaces de subordinarse. El consumo de
    la moda, de la
    vestimenta, de la música, de los grupos
    de rock, de cumbia,
    que logran "enganchar" a los adolescentes, lo que es igual a
    decir que se identifican con ellos.

    11. Jóvenes y
    escuela.

    "La escuela sigue siendo la institución que
    legitima la inserción social, pero en muchos casos deja de
    cumplir esa función, se "retira" y en su lugar queda un
    vacío. Aún incluidos en ella, los jóvenes al
    vivenciar una desarticulación tan marcada entre discurso y
    sistema escolar y
    su propia experiencia cotidiana, dejan de percibirlo como un
    factor fundamental, para su desarrollo".(9)

    Cobra mayor importancia la educación
    informal, la que surge cotidianamente en las situaciones
    vivenciales, por medio de mensajes de la familia, amigos, de la
    barra de la esquina, los compañeros de trabajo, la calle,
    el barrio.

    El tránsito por la escuela primaria (EGB
    actualmente) se expresa en una formación de base precaria
    que generalmente ha dificultado el ingreso en la educación media
    (3° ciclo de EGB y Polimodal en la actualidad). De la
    experiencia de dicho transito y haciendo una lectura
    crítica, consideramos que se instala al joven de sectores
    populares muchas veces en una vivencia de autodevaluación,
    esto se produce a partir de la transmisión de
    conocimientos desde la ideología escolar. Esta transmisión
    de conocimientos se implementa en dispositivos de enseñanza y aprendizaje que desconocen la
    experiencia particular y el saber previo del alumno: no hay
    sujeto realmente activo en su proceso educativo. En el caso de
    los alumnos provenientes de los sectores populares, la pedagogía homogeinizadora de la escuela no
    respeta las diferencias culturales, reforzando su
    marginación progresiva.

    Este entorno que lo rodea no contribuye entonces, a
    esclarecer los problemas que lo afectan desde el punto de vista
    familiar y social; sino que lo repudia y discrimina,
    dejándolo sin salida laboral. Les
    muestra que
    el estado no
    existe y que nadie los protegerá. En la sociedad actual se
    produce un quiebre de los sistemas de
    ideales.

    Ante esta realidad que le muestra el mundo adulto, el
    adolescente elige el modelo del "canchero", el "transgresor",
    antes que el joven "decente" y "eficiente". Con este primer
    modelo creen "zafar" de las instituciones, que reproducen el
    discurso adulto; entre ellas la escuela.

    Jóvenes y trabajo.
    Actualmente el escenario del trabajo en la Argentina se
    redefine a partir de nuevas normas que organizan el mercado laboral.
    Las nuevas leyes de flexibilización garantizan mayores
    facilidades para despidos y contrataciones y trabajadores, sin
    relación de estabilidad; movilidades entre puestos y
    labores, turnos y fijaciones de ritmo de trabajo, y una
    drástica de reducción de prestaciones
    económicas y costos
    laborales.

    Como consecuencia de esto, se ha producido una mayor
    precarización de las condiciones de trabajo. Por otro lado
    la terciarización del empleo,
    implica que un mayor número de empleados se ubique en el
    sector servicios.
    Aumenta el trabajo por
    cuenta propia, "cuentapropismo" y la rotación del empleo,
    el cambio de un
    empleo a otro en un lapso relativamente corto.

    Motivado por estas exigencias del mercado, con el correr
    de los últimos años, surgió, un nuevo perfil
    del trabajador que se caracteriza por:

    • Adaptarse a cualquier situación, con tal de
      trabajar. Aunque este capacitado para determinadas tareas, es
      necesario, que pueda desempeñarse con eficiencia en
      otros puestos, "supuestamente" de menor jerarquías (ej.:
      muchos jóvenes con títulos universitarios o
      terciarios que hoy son empleados de estaciones de servicios,
      cajeros de supermercado, taxistas, etc.).
    • Tener interés
      por el aprendizaje permanente, especialmente en aquellas
      áreas de trabajo que pide el mercado.
    • Poseer un alto nivel de compromiso, tener
      experiencia, buena presencia, ser joven, etc. Esto se agrava en
      los jóvenes de sectores populares, a los que se les es
      más dificultoso cumplir con estas exigencias, ya que no
      pueden tener experiencia si nos se les da la posibilidad de
      entrar trabajar, y tener buena presencia muchas veces
      está asociado con factores económicos, como por
      ejemplo la vestimenta.

    "No solo el individuo desempleado se ve afectado en su
    subjetividad por esta situación, sino también
    aquellos que aún tienen empleo. El desempleo genera
    desconcierto, bronca, miedo, a no volver a estar inserto y hasta
    a veces, crisis en la autoestima del que ya no se siente
    útil, ni necesario para la sociedad".(10)

    El trabajador precario sufre malas condiciones de
    trabajo, remuneraciones
    escasas, falta de cobertura social y de salud, stress,
    etc.

    Esta situación, así caracterizada, afecta
    a los jóvenes y a sus padres, donde ambos se enfrentan a
    este panorama de desempleo, subempleo y
    precarización.

    Las bandas
    Los primeros años de la adolescencia y los que la proceden
    inmediatamente constituyen la época en que el niño
    toma afición por las bandas y pandillas.
    En este período los interese de los varones y de las
    niñas continúan dilatándose e incluyen mayor
    cantidad de personas ajenas a su familia. Estos intereses son tan
    potentes, que la influencia de las opiniones y normas del grupo
    sobre el adolescente es mucho mayor que en cualquier época
    anterior. Los compañeros llegan a tener más
    influencia que el padre o la madre. Si bien las pandillas de
    niñas no son tan numerosas como las de muchachos,
    también ellas son poderosamente influidas por las ideas,
    las creencias y los códigos morales de sus
    compañeras.

    El lugar privilegiado y decisivo donde el adolescente
    consigue ampliar su ámbito de referencia es la calle,
    porque ahora dispone de una nueva y autónoma solvencia:
    puede salir solo, cada vez dando menos explicaciones y a veces
    inventando excusas por cualquier motivo.

    En la calle de los adolescentes caben el colegio, el
    club, el trabajo temporario, los entrenamientos, los boliches,
    los amigos, la soledad, los "jueguitos", el vagabundeo
    nocturno… Éstas actividades lo mantienen absorto,
    sumergido de cabeza en un mundo a su medida, renuente a los
    problemas que le proponen los adultos. Tal vez éste sea
    "su" mundo, el único capaz de absorberlo, el único
    que consigue interesarle.

    Indudablemente la calle es un espacio físico sin
    fronteras, pero sobre todo sin tutela ni horarios, de modo que
    parece diseñado a la medida de sus intereses.

    Además de esto, esta el "salir de noche" para
    reconocerse como los dueños de la calle que de día
    pertenece a los adultos, los adolescentes suelen aprovechar la
    salida nocturna para divertirse; claro que esta diversión
    encubre una nueva excusa para liberar al niño, pero de
    otra manera (tomar cerveza, gritar
    por las calles desiertas, hacer graffitis en lugares
    públicos o sobre autos
    estacionados…).

    12. ¿Qué es
    una pandilla?

    Una pandilla es un grupo de adolescentes y/o
    jóvenes que se juntan para participar en actividades
    violentas y delictivas.

    Se puede distinguir las pandillas asóciales de
    jóvenes que plantean problemas especiales, tanto por el
    tipo de individuos que las componen como por sus consecuencias,
    desde el punto de vista sociológico y del desarrollo
    psicológico de cada individuo considerado como
    entidad.

    Las actuales pandillas son la moderna versión de
    las patotas cuya violencia se intensifica con la explosiva mezcla
    que significa: la ira interna hacia la sociedad que sus
    componentes tienen dentro, con la desinhibición que les
    provoca el consumo abusivo de alcohol y otras drogas.

    La diferencia también estriba que las patotas
    actuaban por cuenta propia y los miembros superiores de las
    pandillas pertenecen en general a grupos delictivos
    organizados.

    Características generales de las pandillas
    Las pandillas están constituidas por jóvenes cuya
    edad oscila entre 13 y 22 años. Las pandillas formadas por
    niños más jóvenes son excepcionales. Sin
    embargo, sabemos que algunos adultos se asocian a veces a las
    pandillas de adolescentes. Comprenden más chicos que
    chicas; éstas últimas constituyen más bien
    un vínculo en el grupo, no tienen responsabilidades
    importantes. Los lugares de reunión son variables, a
    veces en la calle, otras una plaza o un jardín, muy a
    menudo un bar. Frecuentemente, un mismo lugar de reunión
    puede acoger diferente pandillas sin que existan intercambios
    entre ellas; otras veces cada pandilla tiene su particular punto
    de reunión. Además, existen pandillas que suelen
    organizarse durante las vacaciones y se desintegran
    después; otras cuyo grupo está formado por la
    asociación de distintos individuos en trance de
    desplazamiento y que se disuelven en grupos más amplios,
    grupos de protección que no son más que una etapa
    durante desplazamientos sucesivos.

    En las pandillas bien estructuradas puede existir un
    líder
    con autoridad, representa al ser corajudo que impone la norma
    conforme a cierto código de valores de uso interno. En
    algunas de estas sociedades de
    adolescentes, hallan ritos de iniciación (tatuajes,
    heridas voluntarias) que significa el ingreso y la
    aceptación por la banda.

    ¿Quiénes pueden ser los pandilleros?
    Aunque la mayoría de los miembros de pandillas son hombres
    es posible que se unan algunas mujeres. Las mujeres pueden ser
    parejas de los jefes de pandillas o ser intercambiadas en el
    "servicio sexual" entre los miembros varones de una misma
    pandilla. En sociedades que tienen este problema desde hace
    varios años comienzan a verse ya hábiles y feroces
    pandillas de mujeres.

    Los pandilleros pueden existir en todas las clases
    sociales ya que las pandillas no se forman sólo en las
    zonas de mayor poder adquisitivo.

    Fechorías
    La conducta que no se halla en estricta concordancia con las
    normas del grupo entra en dos categorías generales: mala
    conducta y delincuencia
    juvenil.
    El término fechoría se aplica en general a la
    conducta que desafía las reglas, vale decir los preceptos
    de conducta establecidos por los padres, docentes u otros adultos
    en ejercicio de la autoridad.
    Por el contrario, la palabra delincuencia se aplica por lo
    general a la conducta que desafía las leyes, o sea, por
    los preceptos establecidos por autoridades que gobiernan la
    comunidad, la
    provincia o el país.
    El pico de las fechorías ocurre generalmente en la
    pubertad, vale decir entre los trece y catorce años. Al
    final de la infancia y de manera gradual aumenta el deseo de
    alcanzar la independencia del control adulto y de obtener la
    estima del grupo de pares. Esto, agregado al desequilibrio normal
    que acompaña a los cambios físicos de la pubertad,
    es responsable del incremento de las fechorías. Si el
    adolescente joven es capaz de lograr una mayor libertad, su
    conducta molesta comienza a apaciguarse. Por el contrario, si la
    autoridad adulta, se hace más estricta, la conducta del
    joven seguirá siendo perturbadora.
    Las fechorías comunes de la adolescencia se pueden
    distribuir en tres grupos, de acuerdo con las reglas que en cada
    caso se violen:

    En el hogar. Los actos de inconducta hogareña
    incluyen la desobediencia intencional y el desafío a la
    autoridad paterna. Otras acciones son las agresiones verbales a
    los hermanos, los estallidos temperamentales, la
    destrucción y el vuelco de cosas, el tratamiento rudo de
    amigos de la familia y de parientes, el hábito de mentir,
    hurtos menores en prejuicio de padres y hermanos, lentitud en el
    cumplimiento de tareas rutinarias, la evasión de
    responsabilidades, la discusión con los padres, la fuga
    del hogar.

    En la escuela. En los estudiantes de tercer ciclo de
    EGB. y Polimodal, los actos de éste tipo que se registran
    con mayor frecuencia son: el abandono de la clase, las llegadas
    tardes y las faltas no justificadas, la falsificación de
    la firma del padre, la conversación e interrupción
    a otros en clase, el fraude, la falta
    de preparación de los trabajos encargados, las amenazas a
    otros estudiantes, la rudeza, fumar, ingerir bebidas
    alcohólicas, las peleas, el tirar objetos, la mentira, los
    actos sexuales ilícitos, la destrucción de bienes del
    establecimiento. Estas inconductas también pueden
    observarse en estudiantes terciarios o universitarios.

    En la comunidad. La mayoría de estos actos de
    inconducta tiene que ver con actividades recreativas que ocurre
    por lo general cuando los adolescentes no se encuentran en el
    hogar ni en la escuela. Algunos de estos actos pueden ser: fumar,
    beber, conducir autos a grandes velocidades o cualquier cosa que
    pudiera proporciona la admiración de los pares o ser capaz
    de provocar algún tipo excitación.

    13. Estrategias de
    sobrevivencia.

    Las estrategias de sobrevivencia no surgen
    fundamentalmente por causa de la crisis; por el contrario
    están ligadas a las circunstancias en que la clase
    trabajadora debe reproducirse en condiciones de subdesarrollo,
    donde se paga la fuerza de trabajo por debajo de su valor. Sin
    embargo en las condiciones de crisis actual, que afecta
    gravemente a estos sectores populares jóvenes, estas
    estrategias tienden a implementarse como única forma para
    reproducirse (física y socialmente) en un contexto que no
    les brinda otras posibilidades.

    El término de estrategias de sobrevivencia es un
    término ambiguo y de una construcción histórico social, el
    cual puede ser muy amplio, por lo cual creemos de utilidad tomar
    las conceptualizaciones que dan dos autores, para comprender como
    son implementadas por estos jóvenes.

    Las Estrategias de sobrevivencia son: "el conjunto de
    iniciativas, que buscan completar el salario en
    términos de la reproducción de la fuerza de trabajo" y
    "todas aquellas actividades generadas y sostenidas (en forma
    planificada o no) por las familias y jóvenes que viven en
    situación de pobreza, a fin de
    garantizar la satisfacción de algunas necesidades
    básicas".(11)
    Dichas estrategias abarcan dos dimensiones: -La económica:
    entendida como la articulación de actividades dirigidas a
    obtener ingresos para la
    sobrevivencia incluyendo la
    organización de la familia nuclear y extensa para
    obtenerlos. -La cotidiana: incluye comportamientos de los sujetos
    en orden a su mantenimiento
    cotidiano y a la organización del consumo.
    Un estrato importante de la población asegura su supervivencia mediante
    el uso de la reciprocidad (modo de intercambio particular
    diferente al intercambio del mercado). Al compartir sus recursos,
    con los de otros en idéntica situación logran
    imponerse en grupo y superar circunstancias que los harían
    sucumbir como individuos aislados. Las redes de intercambio entre
    parientes y vecinos representan el mecanismo
    socioeconómico que viene a suplir la falta de seguridad
    social, remplazándolo con un tipo de ayuda mutua
    basada en la reciprocidad.

    Hay otros autores, como Le Fur y Grima que ofrecen otra
    caracterización de las actividades que efectúan los
    jóvenes como estrategias de sobrevivencia, entre estas
    algunas que limitan con la ilegalidad, por lo cual prefieren
    denominarlas "estrategias de urgencia". Vimos que los
    jóvenes de sectores populares, en situación de
    calle se definen por actividades como "reventa" de pasajes
    ferroviarios, la "limpieza" impuesta de parabrisas, la "venta"
    forzada de estampitas, y , también, por lo que llaman el
    "cheteo" (robo, arrebato, etc.). Estas son prácticas a las
    que denominan trabajo y que, en la medida en que el producto
    derivado de ellas forma parte de un círculo de
    intercambio, obtienen la sanción social de
    trabajo.

    Estas "estrategias de urgencia", si bien no les permiten
    escapar del lugar marginal que les asigna la sociedad, les
    proporcionan algún recurso económico, para lo que
    se da en llamar "subsistencia".

    El lugar marginal y la poca solución que les da
    la sociedad les permite (o les obliga) a elaborar estrategias de
    urgencia que les proporcionan algún recurso
    económico. A las cuales el imaginario social llama
    trabajo, pero que en realidad no pueden llamarse trabajo
    (considerado este como una actividad creadora de valor), ya que
    son solo actividades destinadas a la supervivencia.

    14. La delincuencia
    juvenil

    La delincuencia constituye un grave problema social de
    difícil prevención y de aún más
    difícil solución. El término delincuencia es
    un concepto de carácter legal, social, psicológico
    y moral. Desde todas estas perspectivas se ha estudiado el tema
    de la delincuencia con diversos resultados e interpretaciones, y
    con dificultades para establecer los límites
    entre la conducta delictiva y la no delictiva. La
    valoración de la conducta delictiva depende de factores
    culturales y del establecimiento de las leyes de una
    sociedad.

    A lo largo del tiempo se van modificando las leyes, y
    por lo tanto cambia el carácter delictivo de determinados
    actos, e incluso varía en la misma época de una
    sociedad a otra.

    Por ejemplo, la homosexualidad
    ha desaparecido como comportamiento delictivo en algunas
    sociedades, pero en cambio continúa en otras.
    También los delitos reciben distinta consideración
    social, hay delitos no exentos de cierto "prestigio", mientas que
    otros reciben una repulsa social más contundente.
    Los comportamientos delictivos pueden darse en cualquier edad de
    la vida, de forma ocasional o continuada. Algunos delincuentes
    han empezado sus conductas antisociales ya en la infancia y otros
    lo harán al llegar a la vida adulta; algunos solamente
    delinquen durante una época de su vida, por ejemplo,
    durante la adolescencia, y otros, lo hacen empujados por algunas
    circunstancias, como sucede a partir del consumo de
    drogas.

    La delincuencia juvenil ha aumentado de forma alarmante
    en los últimos tiempos, pasando a ser un problema que cada
    vez genera mayor preocupación social, tanto por su
    incremento cuantitativo como por su progresiva peligrosidad
    cualitativa. La delincuencia juvenil es, además, una
    característica de sociedades que han alcanzado un cierto
    nivel de prosperidad. Es decir, en las sociedades menos
    desarrolladas la incidencia de la delincuencia juvenil en el
    conjunto del mundo del delito es menos que en las comunidades
    más avanzadas en el plano económico. En general, en
    las grandes ciudades latinoamericanas, la delincuencia juvenil
    está ligada a la obtención -delictiva- de bienes
    suntuarios de consumo y por lo general no practican la violencia
    por la violencia misma sino como medio de obtener sus objetivos
    materiales.

    Una de las razones de que la delincuencia alcance su
    punto culminante entre la adolescencia media y la final es que en
    esa época muchos jóvenes aprenden a realizar
    adaptaciones sociales sin el auxilio de padres o
    docentes.

    La delincuencia está presente en todos los grupos
    socioeconómicos. Si bien muchos casos no llegan a los
    estrados judiciales, los delitos de los adolescentes de las
    clases superiores a menudo superan en gravedad a los que tienen
    por actores adolescentes de clases inferiores. El motivo
    principal del aumento de la delincuencia en el sector pudiente es
    el de "producir excitación".

    Debido a que los desertores secundarios encuentran
    difícil obtener ocupación, el índice de
    delincuencia es mayor entre quienes no completaron el ciclo
    secundario que entre quienes se graduaron. Cuanto mayor es el
    desempleo de adolescentes, tanto mayor es el incremento de la
    delincuencia juvenil.

    Delincuencia juvenil y seguridad ciudadana.
    De muchas maneras las comunidades han denominado los grupos de
    jóvenes y adolescentes calificados en "riesgo social" por
    sus actitudes, costumbres, situación de vida. Esos nombres
    varían: pandillas, barras, huelgas, gamberros, hooligan,
    etc.; pero tienen en común dos cosas: por un lado la
    preocupación y la alarma social que provocan y, por otro,
    la falta de distinción entre lo que constituye una
    actividad delictiva propiamente dicha y un comportamiento
    simplemente desviado de las costumbres y tradiciones, o lo que es
    peor, "desviado" por los acondicionamientos
    socioeconómicos en que se encuentran o la ausencia de una
    familia.

    Tenemos claro que "seguridad ciudadana" es un concepto
    bastante difuso, y que hoy se utiliza con muy diversos
    propósitos, como en épocas pasadas se utilizaron
    los conceptos de "seguridad nacional" y "seguridad del Estado" en
    el plano ideológico, que pretendieron constituirse en la
    razón de ser de la política criminal y
    justificaron una gran cantidad de atropellos a los derechos
    humanos.

    Cuando se habla de las pandillas y grupos juveniles,
    "seguridad ciudadana" se utiliza, por lo general, como
    sinónimo de seguridad física en las calles y las
    casas, olvidándose que un verdadero concepto del vocablo
    debiera incluir también otras libertades públicas y
    privadas, conformadas por derechos básicos y fundamentales
    como los derechos políticos, los derechos
    económicos y los derechos sociales, los cuales nunca se
    ven afectados -ni amenazados- por la existencia de esos
    grupos.

    Sin embargo hay un verdadero "estado de guerra" a
    generado por la existencia y el accionar de los grupos juveniles,
    en especial los que se dedican a realizar hechos delictivos, y en
    esa misma proporción, como veremos, algunos llegan a
    justificar actuaciones estatales alejadas de los derechos
    humanos.

    La situación se ha agravado porque los ciudadanos
    han sido culturizados hacia la solución represiva como
    único medio capaz de defenderse ante estos peligros para
    la seguridad.

    Se trata de un "estado de guerra" provocado
    psicológicamente por una percepción distorsionada o
    exagerada de la realidad, en la que no hay concordancia con el
    verdadero índice de criminalidad. Hay razón por la
    alarma social que provocan ciertos delitos que van en constante
    aumento, como los delitos contra la propiedad, sin embargo
    algunos de éstos provocan mucha alarma social no obstante
    su nivel relativamente bajo de violencia, como ocurre con los
    arrebatos de bolsos y carteras, sólo porque son realizados
    por menores de edad organizados en grupos.
    Paralelamente, hay delitos que han aumentado en forma exagerada
    en relación con años anteriores, que afectan
    derechos básicos como la vida, pero que no provocan una
    alarma social proporcionada a esa gravedad.

    La criminología distingue entre delito
    (constituido por el volumen real de
    la criminalidad y sus repercusiones) y temor al delito
    (constituido por la percepción de la criminalidad y el
    riesgo de ser victimizado). La percepción de la
    criminalidad y el temor a ser víctima de un delito
    agiganta y distorsiona la realidad, con un efecto multiplicador
    desproporcionado, sobre todo tratándose de hechos
    realizados por grupos de jóvenes y adolescentes, lo cual
    aumenta la posibilidad de adoptar políticas equivocadas e
    inconstitucionales en aras de la prevención
    general.

    Influencia social en la delincuencia juvenil:
    La delincuencia y sus expresiones violentas se explican, muchas
    veces, por el cuadro social.
    La sociedad de consumo tiene una especial influencia sobre la
    juventud con el fin de conseguir cosas. El auto, la moto, el
    equipo de sonido, ropa de
    marca,
    teléfonos celulares, son algunos de los productos que
    se ofrecen constantemente en el mundo comercial a los
    jóvenes. Todo esto sumado a los cambios fundamentales de
    las condiciones de vida, los cambios en los valores
    sociales, éticos, y morales, la inseguridad
    sociopolítica y económica, producen tensiones que
    facilitan el paso de los jóvenes a la
    delincuencia.

    Está claro que la pobreza no es sinónimo
    de delincuencia pero es más probable que lleve a ella por
    necesidades.

    15. Personalidades
    delictivas

    Las personas delictivas se distinguen entre:
    El individuo sano que se convierte en delincuente como
    reacción a razones educativas, situaciones inadecuadas o
    experiencias traumáticas.
    El individuo sano que se hace delincuente en el curso de una
    crisis que se confunde con la evolución del estado de
    pubertad.

    El individuo neurótico.
    Causas y factores de la delincuencia juvenil
    Las causas que predisponen a la delincuencia juvenil son:
    La escasa inteligencia,
    que por lo general se acompaña de la falta de
    prevención y planificación, hace imposible que algunos
    adolescentes manejen con éxito problemas que sus pares
    superan sin dificultad.
    Los defectos físicos y la maduración sexual
    atípica conducen a sentimiento de inadecuación que
    pueden compensarse mediante la conducta antisocial.
    Las actitudes desfavorables en relación con los estudios,
    surgidas a raíz de fracasos escolares o sociales, llevan
    muchas veces a frecuentes faltas injustificadas o a la
    deserción definitiva y, además, acarrean
    dificultades en el hallazgo de empleo. Todas estas circunstancias
    pueden dar lugar a la conducta antisocial.
    Los valores
    morales confusos resultan de la identificación con
    pares cuyos valores difieren de los del hogar o del grupo social
    mayor.
    La aceptación social otorgada por pandillas juveniles,
    pero no por camarillas o barras con estatus en la comunidad,
    significa que el adolescente tiene demasiadas relaciones con la
    clase inconveniente de pares. Los delincuentes pueden ser
    populares -incluso pueden ser líderes- en sus propios
    grupos.
    Los medios masivos de comunicación son responsables indirectos de
    actividades delictuosas sólo si refuerzan las otras
    condiciones ambientales desfavorables que rodean con frecuencia a
    los delincuentes potenciales.
    Las condiciones hogareñas adversas, la falta de respeto por los
    padres, la carencia de relaciones familiares afectivas, la
    disciplina
    ruda y las pautas marcadamente atípicas en la vida
    familiar hacen que el adolescente sienta que no se lo ama y lo
    predisponen a tomar represalias conduciéndose de manera de
    herir a sus padres.

    El patrón de personalidad de los delincuentes
    potenciales no está necesariamente mal ajustado, si bien
    muchos de ellos (los delincuentes) tienen conceptos desfavorables
    de sí mismos, albergan sentimientos de inadecuación
    e inferioridad.

    La conducta delictuosa es una respuesta a la
    frustración de algún deseo. Si únicamente
    cierta forma de conducta no aprobada por la sociedad sirviera
    para la satisfacción personal del individuo, entonces
    éste no encontraría otro camino que la
    delincuencia.

    Los estudios de los motivos de la delincuencia juvenil
    revelan que se tratan de razones propias de jóvenes
    normales, pero inmaduros.
    Nota: Como mencionamos con anterioridad, "la transmisión
    de conocimientos que se implementa en los dispositivos de
    enseñanza y aprendizaje, como las escuelas, desconocen la
    experiencia particular y el saber previo de los estudiantes y la
    pedagogía homogeinizadora que tienen no respeta las
    diferencias culturales reforzando su marginación
    progresiva. Este entorno que rodea al adolescente no contribuye,
    entonces, a esclarecer los problemas que lo afectan sino que lo
    repudia y discrimina". Como se puede ver, en estos ítems,
    y en especial en los dos primeros, no nos referimos a los
    discapacitados sino a las personas de escasa inteligencia, o que
    creen ser poco inteligentes, o las que poseen defectos
    físicos y que tienen un sentimiento de
    inadecuación.

    Partes: 1, 2

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