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Julio Ramón Ribeyro (página 2)




Enviado por marioulises1975



Partes: 1, 2

Ribeyro creía que sólo una gran
novela
podría convertirlo en el gran escritor que
añoraba y no creía ser. Pero esa percepción de su propia obra fue
cambiando y el cuento lo fue ganando hasta adueñarse
de las páginas con las que alcanzó, como muy
pocos, gran lucidez para la evaluación de la vida, la literatura,
y su propia labor creativa. Así, Miguel
Gutiérrez en su texto La generación del 50:
un mundo dividido opina que Ribeyro no sólo es el
más grande maestro del cuento y la narración
corta del Perú, sino uno de los mayores de la
lengua
española del siglo XX y su nombre con toda justicia
debe figurar al lado de Borges,
Rulfo, Cortázar, Onetti y García Márquez.

Ribeyro en suma, es un gran escritor no porque
ahora su fama esté en crecimiento, o porque su
publicidad después de muerto haya aumentado
estrepitosamente. Es un gran escritor porque en él
comienza el valor de
poner la obra del hombre
por encima de cualquier moda o
tendencia, sabiendo siempre que al hombre lo desfigura la
transitoriedad y toda obra se configura en la permanencia;
por ello afirma: "Lo que quedará de mí
será lo que escribo y todo lo demás
(…), carece completamente de importancia. Debo hacer
lo único que sé hacer más o menos
bien, lo que me agrada hacer y lo que otros no pueden hacer
en mi lugar: escribir mis historias boludas o sutiles,
hasta reventar". Y sigue: "El más
insignificante de los hombres deja una reliquia – su
pantalón, su medalla…- pero son pocos los que
dejan un a obra. Por ello la reliquias me deprimen y las
obras me exaltan". En síntesis – a decir
de José Antonio Bravo- hay que considerarlo un
escritor marginal no por los temas que elige sino por su
actitud
como creador, alejada de la publicidad y la propaganda, tal como el mismo lo
entendía: "El mudo, además de los
personajes marginales de mis cuentos, soy yo mismo. Y eso
quizás porque, desde otra perspectiva, yo sea
también un marginal".

Primero pesimista, ya más maduro,
escéptico e irónico: "Toda la gente me
considera un escritor muy sombrío, muy
trágico, es decir, pesimista, cuando hay, yo creo,
cosas muy divertidas. Yo me divierto mucho cuando
escribo." Hace coincidir sus historias y la forma de
contarlas con su manera de ver al hombre, la vida y la
literatura: "El
hombre es un animal solitario, si cree en algo se
engaña, si procura algo fracasa, la vida es un
proceso
irremediablemente destructivo; la historia de
la humanidad un melancólico disparate. En cada
uno de sus cuentos un personaje sufre el sinsentido de la
vida porque al fin y al cabo, opino siempre que "La vida
no tiene sentido y, por tanto, no hay que empeñarse
en buscarlo."Escritor marginado, exiliado (física y existencialmente hablando)
que escribe por placer (sin pretenciones morales o
sociales), que desaprueba la experimentación, abdica
de las ideologías, que es ecléctico en cuanto
a las teorías estéticas, sobrio en
su presentación formal, que huye de lo institucional
con todos los
sentidos de la vida y el pensamiento, que desconfía de la
revolución y sus buenas intenciones y
métodos; en pocas palabras, Ribeyro
es tan desarraigado como sus personajes, y privilegia
únicamente la relación con su propia
interioridad. (Alejandro Losada)

  • Acerca de un gran escritor
  • Ribeyro al borde del
    ¡boom!
  • La narrativa del boom ha sido estudiada siempre a
    partir de los autores que han llenado los ojos del
    público, que han traspasado las fronteras nacionales y
    continentales y que han sido apoyados por editoriales muy
    conocidas y poderosas. Pese a ello, aun cuando muchos de estos
    escritores han escrito cuentos de calidad, poco
    se les conoce por ese tipo de narrativa. Felizmente, muchos
    años después del triunfo del boom, ya nadie duda
    de la importancia que tuvo el cuento en el desarrollo
    tan espectacular que tuvo la narrativa hispanoamericana desde
    los años 50. Ello, entre otras cosas, ha permitido que
    autores con una producción importante pero con poca
    distribución y propaganda, hayan salido a
    la luz
    pública respaldados por editoriales de prestigio. Es el
    caso, por ejemplo, de Julio Ramón Ribeyro.

    Ribeyro coincide con los escritores de su
    generación en apostar por una profesionalización
    de su labor literaria, pero es un elemento atípico
    dentro de la globalidad del boom, por su negativa a aceptar y
    ensayar todas las novedades técnicas
    que la literatura europea y norteamericana de la primera mitad
    del siglo ha impuesto. Se
    siente heredero de una tradición realista del siglo XIX
    hasta el extremo de haber sido denominado con cierta
    ironía "el mejor narrador peruano del siglo XIX". Sino,
    baste tomar en cuenta las puntualizaciones de Donald Shaw
    acerca de las características técnicas novedosas
    más comunes en los escritores del boom:

    1. Tendencia a abandonar la estructura
      lineal, ordenada y lógica, típica de la novela
      tradicional, sustituyéndola por otra estructura basada
      en la evolución espiritual del protagonista, o
      bien con estructuras
      experimentales que reflejan la multiplicidad de lo
      real.
    2. La tendencia a subvertir el concepto de
      tiempo cronológico lineal.
    3. La tendencia a abandonar los escenarios realistas de
      la novel tradicional, construyendo espacios
      imaginarios.
    4. La tendencia a reemplazar al narrador omnisciente en
      tercera persona con narradores múltiples y
      ambiguos.
    5. Un mayor empleo de
      elementos simbólicos.

    Ribeyro sólo cultiva con profusión la
    última de las puntuaciones. sus símbolos
    contribuyen a crear en los cuentos un ambiente
    mágico, que carga de originalidad unos relatos que ni
    por el tema ni por la técnica constituyen una novedad
    narrativa. Nuestro autor se muestra reacio en la
    utilización del resto de caracteres novedosos,
    imprescindibles en muchos escritores del boom, porque su estilo
    consigue una cualidad difícilmente igualable
    precisamente en el relato lineal. Aunque además del
    símbolo, como bien sostiene Jorge Ruffinelli en
    tendencias formalistas de la narrativa hispanoamericana,
    Ribeyro también practica la llamada metaliteratura, es
    decir, cuestiona su materia
    literaria a través de sus propias obras
    literarias.

    1. En los cincuenta Ribeyro no se
      cuenta

    Una realidad política e
    histórica común (movimientos obreros,
    decepción que produce el proceso bélico del 39 al
    45, democracias pasajeras, dictaduras, crisis de
    valores,
    ausencia de liderazgo),
    coincidencia cronológica (nacidos entre 1925 y 1935),
    presencia de impulsores intelectuales, concurrencia a espacios
    comunes (universidades y cafés), y la semejanza en la
    búsqueda lectora (Borges, Arreola, Rulfo, Carpentier,
    Faulkner, La Generación Perdida, Kafka, Bioy Casares,
    Neruda, Vallejo, Baudelaire y los simbolistas, la cadena
    Dadá y los surrealistas desde Bretón, los grandes
    novelistas del siglo XIX incluyendo la Generación del
    98, Arguedas, Alegría); no son suficientes razones
    –por increíble que parezca- a opinión de
    José Antonio Bravo, para afirmar que Ribeyro, Guevara,
    Delgado, Zavaleta, Vargas Vicuña, Congrains,
    Valcárcel y Vargas Llosa, entre otros, forman parte de
    una generación. La Generación del 50 se desarma
    ante la imposibilidad de reconocer en ella un destino
    común; la ausencia de un guía ideológico y
    la oposición política a la formación de un
    sistema
    doctrinario sólido, son las principales culpables de
    haber desdibujado el manoseado título de
    generación para el grupo del
    50. Más allá del hecho de que José Antonio
    Bravo tenga o no razón, es importante rescatar que ayer,
    hoy y siempre, memorables miembros de este grupo del 50, han
    negado su condición de pertenencia. Es el caso de Pablo
    Guevara, poeta, y como para no dejarlo sólo, el caso
    también de Julio Ramón Ribeyro, que confirma
    así, de todas las formas posibles, su distanciamiento, o
    como se quiera, su marginalidad.

    CAPÍTULO II

    TRAYECTORIA BIOBIBLIOGRÁFICA DE
    J. R. RIBEYRO

    1. Murió en el hospital de enfermedades neoplásicas en diciembre
      de 1994.

    2. Cronología
      biográfica
    3. Cronología
      bibliográfica

    La obra de Ribeyro permaneció durante buen
    tiempo oculta para el gran público; sin embargo, con el
    paso del tiempo sus cuentos y novelas han
    llegado hasta nosotros a tal grado que hoy nadie duda de su
    calidad y trascendencia. Aunque Ribeyro empezó a
    publicar casi a la par que los autores del boom siempre se
    mantuvo al margen del montón editorial.

    La difusión masificada de la obra de Ribeyro es
    mérito de del editor Carlos Milla Batres, debido a que
    las primeras ediciones de sus libros de
    cuentos, e inclusive novelas fueron muy poco difundidas.
    Algunos de sus libros ya alcanzaron ser traducidos al
    francés, al inglés, al italiano e inclusive al
    alemán.

    Wolfang Luchting afirma que este desconocimiento de su
    obra se ha debido, en parte, a que el lugar de líder
    de la generación lo ha ocupado siempre su compatriota
    Vargas Llosa y, por otro lado, al temperamento solitario y
    tímido de Ribeyro, que siempre le ha llevado a ocultarse
    y no hacer propaganda de su obra.

    1. Cuentística: La narrativa corta de
      Ribeyro, a decir de Ángel Esteban (Granada, 2000), es la
      más voluminosa y la de mayor carga literaria y
      crítica. La componen nueve libros de cuentos, sin contar
      seis de ellos que fueron publicados en las revistas de Lima y
      que Jorge Coahuila recoge en 1995, en el volumen de
      entrevistas
      y relatos Ribeyro, la palabra inmortal. Los nueve libros de
      cuentos mencionados han sido sucesivamente reunidos en Lima; a
      saber, en 1973 los volúmenes I y II, en 1977 el volumen
      III, y en 1992 el cuarto y último volumen; todos bajo el
      título global: La palabra del mudo.
    1. "Los gallinazos sin plumas"
    1. "Cuentos de circunstancias"

    1964 "Las botellas y los hombres"

    1964 "Tres historias sublevantes"

    1972 "Los cautivos"

    1972 "El próximo mes me nivelo"

    1973 "La palabra del mudo" (I y II –
    compilación)

    1977 "Silvio en el rosedal"

    1977 "La palabra del mudo" (III –
    compilación)

    1987 "sólo para fumadores"

    1992 "Relatos santacrucinos"

    1992 "La palabra del mudo" (IV –
    compilación)

    1995 "Ribeiro, la palabra inmortal"
    (publicación póstuma de seis cuentos
    aparecidos en revistas).

    Cabe anotar que en 1994 poco antes de la muerte
    de Ribeyro y casi al mismo tiempo de recibir el premio
    Juan
    Rulfo, se público en Alfaguara una edición
    de sus cuentos completos, en un tomo que contiene los casi
    noventa cuentos de la palabra del mudo. También en ese
    año se publicó otra edición de La
    palabra del mudo, en Lima, con relatos que no habían
    sido incluidos anteriormente.

    1. 1960 "Crónica de San Gabriel"

      1965 "Los geniecillos dominicales"

      1976 "Cambio de guardia"

    2. Novelística: La narrativa larga de
      Ribeyro se agota en tan sólo tres novelas. Las dos
      primeras: Crónica de San Gabriel y Los geniecillos
      dominicales redundan en lo autobiográfico, con un estilo
      que las asemeja a muchos de sus mejores cuentos. La tercera de
      ellas cambio de
      guardia escrita en 1960, fue publicada todavía diez
      años más tarde, debido a la censura, ya que su
      contenido ponía el dedo en la llaga del sistema
      político dictatorial y la corrupción de la política
      peruana.
    3. Dramática: El teatro de Julio
      Ramón abarca unas diez piezas reunidas en dos
      volúmenes: Teatro, donde se encuentra, entre otras, la
      obra que lo hizo acreedor del Premio Nacional de Teatro en
      1959, Vida y pasión de Santiago el pajarero. El otro
      volumen lo constituye, quizás, su obra teatral
      más lograda y elogiada: Atusparia.
    1. "Teatro" (Vida y pasión de Santiago el
      pajarero- Premio Nacional de teatro, 1959)
    1. "Atusparia"
    1. Ensayística ( reflexivas o
      filosóficas):
      La prosa de ensayo
      consta de cuatro títulos, y contiene reflexiones acerca
      de la esencia y las características de la literatura,
      aunque en muchas ocasiones se torna ficcional para desarrollar
      pensamientos que intentan explicar primero, al hombre; segundo,
      sus obsesiones; y tercero, las preguntas universales sobre la
      existencia.
    1. "Prosas apátridas" (1ra.
      versión)
    2. "La caza sutil"
    1. "Prosas apátridas aumentadas" (2da.
      versión)
    1. "Prosas apátridas" (3ra.
      versión)
    1. "Dichos de Lúder"
    1. Autobiografismo: Con la revalorización
      y el auge del género
      autobiográfico, y la elaboración de
      métodos de análisis y teoría autobiográfica, las
      memorias de
      Ribeyro se han convertido en un complemento indispensable para
      ejercer una interpretación que se aproxime a la verdad
      que comunica su obra. Bajo el título La tentación
      del fracaso han salido ya tres volúmenes en los
      últimos años que recogen su biografía
      desde 1960 hasta 1978. Así, el tercer volumen de la
      Tentación del fracaso. El tercero de ellos (1975 –
      1978), recorre uno de los momento más interesantes de su
      vida: son los años de la publicación de su
      última novela, de uno de sus libros de cuentos
      –para él- más importantes, época de
      su primer libro de
      prosa filosófica y crítica, de la crisis de
      salud que
      arrastrará hasta el momento de su muerte y de
      su vida matrimonial después de mucho tiempo de haber
      llevado una vida bastante bohemia en Europa.
    1. "La tentación del fracaso" (I y
      II)
    1. "La tentación del fracaso" (III)

    CAPÍTULO III

    CARACTERIZACIÓN ESTÉTICA DE SU PRODUCCIÓN
    LITERARIA

    1. Temas

    Luis Alberto Sánchez en La literatura peruana;
    derrotero para una historia cultural del Perú, destaca a
    Ribeyro junto como Enrique Congrains como dos autores que
    juegan un papel
    importante en la renovación de la narrativa de mitad del
    siglo XX, por la autenticidad y espontaneidad al tratar los
    temas referentes a la evolución externa del país
    y la paralela evolución interior de la sociedad. Sus
    páginas constituyen el retrato más completo de la
    Lima del siglo XX.

    Por su parte Isolina Rodríguez, sostiene que el
    complejo mundo en crisis, exhibido por los escritores de mitad
    de siglo, puede sintetizarse en los cuentos de Ribeyro sobre la
    base de un eje que soporta la dicotomía entre
    oficialidad y marginalidad sociales. Complementando esta idea,
    Ángel Esteban agrega que la dicotomía
    oficialidad/ marginalidad se sustenta sobre la base de una
    serie de tipos de personajes, que oscilan entre los integrados
    al sistema y los absolutamente marginados, y, entre unos y
    otros, con rasgos que pertenecen a ambos, los desarraigados.
    Sobre todos ellos se sitúa la mirada amarga, profunda y
    desengañada del narrador ribeyriano, que al exponer
    sentimientos de frustración, alienación,
    perplejidad, instinto de conservación, timidez,
    incapacidad para la lucha por la ascensión social o para
    las relaciones
    interpersonales, de los personajes, permite establecer un
    paralelismo con el estado
    interior del autor.

    De este modo, Ribeyro, ha abarcado una amplia
    temática, buena parte de la cual – según
    sostiene Catalina Adrianzen- se encuentra enmarcada en la
    llamada literatura urbana, narrativa que muestra particular
    madurez en el tratamiento de la problemática que
    empezó a desarrollarse en torno a Lima,
    capital que
    se ha ido transformando en una urbe macrocefálica donde
    confluyen los habitantes de todas las regiones del país.
    Así, en la narrativa de Ribeyro confluyen personajes de
    culturas diversas, de clases y circunstancias sociales muy
    distintas.

    Por estos rumbos, la clasificación
    temática de Ribeyro puede completarse a partir de tres
    visiones, fundamentalmente:

    1. La sostenida por Isolina Rodríguez Conde
      quien observa, primero, Si prima lo imaginativo, una
      Modalidad inventiva. Este sería el recurso
      más utilizado en los cuentos de Ribeyro, aquél
      que informa una posición positiva respecto de las
      posibilidades cambiantes de la literatura por atribuirle a
      ésta un rol testimonial y de denuncia. El narrador
      establece con el lector una cercanía que se convierte
      en complicidad, al invitar a su destinatario a identificarse
      con los problemas
      que los protagonistas padecen. Y segundo, si prima la
      imagen del
      recuerdo, una Modalidad evocativa, que trata sobre la
      posibilidad de actualizar el pasado, mediante el relevo
      sentimental de alguna característica que sea capaz de
      concatenar o poner en relación los dos tiempos. Se
      conjuga el recuerdo con la catarsis que señala una
      especie de complacencia en la reconstrucción del
      pasado personal.
    2. La sostenida por Gutiérrez en La
      generación del 50: un mundo dividido, quien ordena la
      producción de relatos cortos de Ribeyro de la
      siguiente manera:
    1. Por el espacio referencial de los
      hechos:
    1. Según un criterio geográfico
      tradicional:
    • Relatos de la costa: "Cosa de machos"
    • Relatos de la sierra: "Vaquita echada"
    • Relatos de la selva: "Fénix"
    1. Según la dicotomía
      urbano-rural:
    • Relatos urbanos, que constituyen la mayoría
      y se desarrollan en Lima: "Una aventura nocturna", "El jefe",
      "Terra incognita"
    • Relatos en pequeñas ciudades de provincias:
      "Una medalla para Virginia", "Los predicadores".
    • Relatos rurales o semirrurales: "El chaco", "Silvio
      en el Rosedal".
    1. Cuentos europeos ambientados en:
    • Alemania: "Los cautivos"
    • Francia: "Nada que hacer", "Monsiur
      Baruch"
    • España: "Los españoles"
    • Zonas fronterizas: "Te querré eternamente",
      "Alienación", "La insignota".
    1. De acuerdo con los diversos estratos
      sociales:
    • Indios: "Los moribundos"
    • Campesinos: "El chaco"
    • Capas pobres de la ciudad: "Los gallinazos sin
      plumas", "Interior L", "El profesor suplente", "Tristes
      querellas en la vieja quinta".
    • Capas altas de la burguesía. "Junta de
      acreedores", "El banquete".
    • Terratenientes: Crónica de San Gabriel,
      "Silvio en el Rosedal".
    • Aristocracia en decadencia: "El marqués y
      los gavilanes".
    1. De acuerdo con las edades de los protagonistas. Hay
      grupos de
      cuentos en torno a:
    • El mundo de la infancia:
      "Por las azoteas"
    • La adolescencia y la juventud:
      "Páginas de un diario", "Una aventura nocturna",
      Crónica de San Gabriel.
    • La adultez y declinación: "Los
      jacarandás", "El ropero, los viejos y la muerte", "El
      polvo del saber", "La juventud en la otra ribera", "Terra
      incógnita".
      1. Alberto Escobar en La narración en el
        Perú, asegura que Ribeyro es uno de los autores
        de las últimas promociones preocupados por
        descubrir al hombre, y que para ello recoge
        experiencias obtenidas por anteriores generaciones de
        escritores y ensaya un estilo sencillo, objetivo y a la vez muy preocupado por
        la calidad literaria de la expresión.

        El estilo riberyano siempre fue clásico
        por la fineza con que constata los hechos humanos y por
        su lenguaje sutil, carente de
        voluptuosidades o retorcimientos. Pero aunque al
        principio no se salió notoriamente de los
        cánones del cuento realista ni experimento mucho
        con las técnicas narrativas modernas, si lo hizo
        después y bastante pronto. Ya en cuentos de
        circunstancias empezó a experimentar con lo
        fantástico (como en "Doblaje" o "La insignia"),
        y con técnicas nuevas, como en explicaciones a
        un cabo de servicio, que sin llegar a serlo
        plenamente, linda en el monólogo interior; el
        que también practicará luego en cuentos
        como Silvio en el rosedal y El carrusel. Pronto
        también abandonó al impecable narrador
        omnipresente de su primer libro, para construir un
        narrador versátil (intercambiable), consiguiendo
        pasar del tono pesimista de Los gallinazos sin plumas,
        a un tono más bien escéptico, manifiesto
        en el sentido del humor y la ironía que, a
        partir de El banquete comienza a cobrar presencia;
        sentido del humor que a veces viaja de la sonrisa
        tenuemente burlona a la carcajada limpia, aun cuando no
        abandona cierto sentido melancólico (Ej.
        Alienación, Tristes querellas en la vieja
        quinta)

        Ribeyro revela en sus relatos un sereno
        escepticismo, es decir, una indagación en el
        modo de transcurrir el tiempo y la vida del hombre, sin
        intentar obtener respuestas concretas para el sentido
        de la vida. A decir de Ángel Esteban la obra de
        Ribeyro no significa tanto la descripción de un universo como el proceso de toma de
        conciencia del narrador con respecto a
        lo que lo rodea. Sólo le interesa lo
        único que puede aprehender: su propia forma de
        arte.

      2. Estilo

        El estilo de Ribeyro es un estilo endeudado
        con los grandes narradores del siglo XIX, como Chejov,
        Maupassant o Balzac. Ribeyro es uno de los autores
        más representativos del nuevo objetivismo de
        mitad de siglo (es decir, un realismo desprovisto de sentimentalidad)
        y de un expresionismo aprendido de Kafka que
        destaca lo grotesco de ser marginado a través de
        melancólicos asomos
        biográficos.

        La influencia de Kafka en Ribeyro ha sido
        señalada en multitud de ocasiones, sobre todo en
        los cuentos más fantásticos o en aquellos
        en los que la lógica del relato desborda el
        sentido común de la realidad cotidiana; es
        más, los cuentos fantásticos de Ribeyro
        no son un simple juego o divertimiento, sino que tienen
        un sentido profundamente metafísico y
        existencial, y recuerdan en cierta medida a ciertos
        aspectos de los relatos de Borges.

      3. Influencias

        La instancia narrativa de Ribeyro a decir de
        Catalina Arianzen, está entre las convenciones o
        códigos que corresponden al relato de corte
        sicologista, caracterizado por un narrador que
        actúa como una cámara fotográfica,
        cuya función es principalmente la de
        registrar, observar. El narrador ribeyriano es una
        conciencia reflexiva, es decir, una conciencia que
        reflexiona sobre el mundo observado; y el escepticismo
        es el fundamento del modo de ver ese mundo.

        El mismo Ribeyro planteó que su obra
        obedece a ciertos presupuestos básicos que
        serían tres: 1) De imbricación, es decir,
        la creencia de que todos están relacionados con
        todos. "En nuestra época es imposible vivir
        solitariamente, sin sufrir las repercusiones del
        entorno. 2) La creencia en la imposibilidad de conocer
        lo que llamamos la verdad, de alcanzar lo indubitable.
        "Nos movemos en un mundo de conjeturas, más o
        menos demostrables, pero rara vez evidentes". 3) El
        azar. "En nuestra vida, por más que creamos
        dirigirla el azar desempeña un papel
        esencial".

        De otro lado, la ironía también
        es una de las características de la narrativa de
        Ribeyro. Es una de sus estrategias discursivas. El
        elemento irónico y humorístico, como es
        sabido, juega un papel importante en la literatura, y
        se presenta como un antídoto para no caer en el
        nihilismo absoluto o la
        desesperación.

        Sin embargo, y tal como lo sustentan diversos
        estudios, es posible identificar que el discurso narrativo de Ribeyro revela
        procedimientos tales como el empleo
        de estrategias de distanciamiento; las cuales se
        realizan mediante el uso de la variación del
        punto de vista y de la focalización; el
        uso de las presuposiciones y el de la
        ironía y del humor. Estas
        estrategias son utilizadas por Ribeyro para situarse
        frente a la materia narrada en una perspectiva de
        objetividad artística. Éstos
        últimos componentes, además de ser
        factores de distanciamiento, actúan como
        atenuadores de lo trágico.

        La focalización según Genette,
        alude al hecho significativo de que los sucesos del
        relato se nos van revelando tal como se han presentado
        en la experiencia de alguien.

        Las presuposiciones son significados
        adicionales que están implícitos en
        ciertas expresiones.

        La ironía consiste en evaluar una
        situación repitiendo una frase que sirve para
        otra situación, evaluando así, dos cosas
        a la vez: la situación misma y el
        lenguaje con el que hablamos de la
        realidad.

        La fluctuación del punto de vista
        ocurre porque el narrador transfiere provisionalmente
        su función a uno de los actores lo que le
        permite una perspectiva de objetividad. Así el
        narrador consigue neutralidad, ya que subraya el hecho
        de que lo que refiere le ha sido confiado por el
        personaje, se remite pues a la fuente.

        El empleo de la ironía también
        es parte muy sutil de lo no dicho (presuposiciones),
        porque presupone su actualización por parte del
        lector. Por tanto, contribuye también a una
        visión neutral y objetiva, del mundo
        narrado.

        Finalmente, la ironía como estrategia de distanciamiento sirve para
        mostrar la materia narrada a través de las
        diferentes ópticas y para atenuar la
        afectación. La ironía cumple la
        función de recurso distanciador del narrador,
        respecto a la parte trágica de los
        acontecimientos. Ello posibilita evitar el melodrama,
        el desborde sentimental que impediría una
        asunción objetiva y racional del mundo
        narrado.

        Concluyendo, esta modalidad narrativa de
        neutralidad y objetividad coincide totalmente con la
        visión escéptica del mundo que se
        atribuye a Julio ramón Ribeyro; y es
        también coherente con el objetivo del escritor
        de propiciar la participación activa del
        receptor, a quien le toca conocer, reconocer,
        completar, interpretar y evaluar el mundo
        representado.

        CAPÍTULO
        IV

        ANÁLISIS DEL CUENTO "LOS
        MERENGUES"

      4. Recursos

        Las palabras que a continuación veremos
        han sido colocadas de acuerdo a como van apareciendo en
        el texto de "Los Merengues":

        Keroseno; kerosén sustantivo
        masc

        Queroseno (gr. keros, cera + -eno, sufijo
        usual en nombres técnicos de hidrocarburos), sustantivo
        masc.Fracción de petróleo natural, obtenida por
        refinación y destilación, que se destina al
        alumbrado y se usa como combustible.

        Merengue (fr. meringue) substantivo
        masc

        1 dulce de claras de huevo batidas y azúcar, cocido al
        horno.

        2 alfeñique, persona
        delicada.

        adjetivo us. tb. c. substantivo

        3 propio o relativo al Real Madrid club de
        fútbol.

        substantivo masc

        4 P. Rico. parte que, en número de
        seis, compone la danza puertorriqueña.

        5 S. Dom. baile típico.

        6 Argent., Parag., Urug. lío, desorden,
        trifulca.

        Desalado, desalada adjetivo

        acelerado, ansioso.

        Coscorrón (de cosque)
        substantivo masc

        1 golpe en la cabeza que no saca sangre y duele.

        2 fig, fam percance, contratiempo debido a la
        inexperiencia o tozudez.

        3 Can. coscurrón.

        Emparar verbo transitivo

        Perú. aparar, recibir con las
        manos.

        Pionono (fr. pied de nonne) substantivo
        masc

        bizcocho enrollado relleno de crema y cubierto
        de azúcar.

        Corbatín substantivo
        masc

        1 corbata corta que se ata por detrás
        con un broche, o por delante con un lazo sin
        caídas.

        2 fig, fam Irse, o salirse, por el ~, persona
        muy flaca y de cuello largo.

        Estridente (lat. stridente)
        adjetivo

        1 [ruido] Agudo, desapacible y
        chirriante.

        2 [color, gusto, etc.] En que hay
        exageración, contraste violento,
        impresión fuerte, etc.

        3 que está por encima de lo
        normal.

        4 lit que causa ruido.

        Rapaz (lat. rapace) adjetivo

        1 inclinado al robo o a la
        rapiña.

        2 adaptado para coger y sujetar una presa,
        como las patas anteriores de una mantis.

        adjetivo us. tb. c. substantivo fem

        3 ave depredadora con los rasgos
        anatómicos perfectamente adaptados a este tipo
        de dieta; tiene la vista muy aguda, el pico y las
        garras fuertes y afilados, y vuela a gran velocidad. Algunas tienen hábitos
        diurnos (rapaces diurnas); como las falconiformes, y
        otras nocturnos (rapaces nocturnas); como las
        estrigiformes.

        substantivo masc o fem

        muchacho de corta edad.

        Calaña substantivo
        fem

        abanico ordinario con varillaje de
        caña.

        Calaña (lat. v. qualania ? l.
        qualis, como, cual) substantivo fem

        1 muestra, patrón, forma.

        2 fig Índole, calidad, naturaleza.

        Puede calificarse con los adj. buena o mala:
        ser de buena o mala ~. Cuando no lleva calificativo es
        desp.: va con gente de su calaña.

        Empalagoso, empalagosa
        adjetivo

        1 [manjar] Que empalaga.

        adjetivo us. tb. c. substantivo

        2 [pers.] Que causa fastidio por su
        zalamería y mimo.

        Dependiente adjetivo

        1 que depende: sucursal ~ de una oficina central.

        substantivo masc

        2 empleado, esp. de comercio.

        3 que sirve a uno o es subalterno de una
        autoridad.

        Barullo (port.) substantivo
        masc

        1 confusión, desorden.

        locución adverbial

        2 A ~, en abundancia, en cantidad.

        Parroquiano, parroquiana adjetivo us.
        tb. c. substantivo

        1 relativo a determinada parroquia.

        substantivo masc o fem

        2 cliente que se sirve de un comerciante o
        industrial con preferencia a otros.

        Palomilla (dim. de paloma) substantivo
        fem

        1 mariposa nocturna, cenicienta, de alas
        horizontales y estrechas y antenas verticales, que causa grandes
        daños en los graneros (Sitotroga
        cerealella)

        2 mariposa muy pequeña.

        3 ninfa (insecto).

        4 fumaria.

        5 Palomilla de tintes o simplte, ~,
        onoquiles.

        6 parte anterior de la grupa de las
        caballerías.

        7 caballo de color muy blanco, semejante al de
        la paloma.

        8 tornillo con dos alas, como de mariposa, que
        sirven para enroscarlo con los dedos.

        9 cojinete.

        10 armazón de tres piezas, en forma de
        triángulo rectángulo, para sostener
        tablas, estantes, etc.

        11 punta que sobresale en el remate de algunas
        albardas.

        12 en los coches de cuatro ruedas, cada uno de
        los dos trozos de hierro que van de la caja a las
        ballestas del juego trasero.

        13 paloma, grano de maíz tostado.

        14 paloma, agua
        con aguardiente anisado.

        15 Amér. fam plebe, gentuza,
        vulgo.

        16 Amér. fam grupo de personas que
        suelen estar juntas.

        substantivo fem pl

        17 paloma (ondas).

        substantivo gén común

        18 Chile, Perú. niño,
        muchacho.

        substantivo fem

        19 Hond. pandilla, grupo de muchachos
        vagabundos o de personas que acostumbran reunirse para
        divertirse o pasar el rato.

        Replicar (modelo de conjugación 1)
        (lat. -are; doble etim. replegar) verbo
        intransitivo

        1 instar o argüir contra la respuesta o
        argumento.

        2 DER impugnar el actor la contestación
        del demandado.

        verbo intransitivo us. tb. c.
        transitivo

        3 poner objeciones a lo que se dice o manda:
        los niños no replican; no repliques
        mis órdenes.

        Convicción (lat. -ictione)
        substantivo fem

        1 convencimiento.

        substantivo fem pl

        2 idea religiosa, ética o política a la que
        uno está fuertemente adherido.

        Empacho substantivo masc

        1 cortedad, vergüenza,
        turbación.

        2 embarazo, estorbo.

        3 indigestión.

        Abochornado, abochornada
        adjetivo

        bochornoso(adjetivo), que causa o da
        bochorno.

        Bochorno (lat. vulturnu, viento
        sudeste) substantivo masc

        1 aire
        caliente que sopla en el estío.

        2 calor sofocante.

        3 encendimiento pasajero del
        rostro.

        4 fig rubor, vergüenza.

        Increpar (lat. -are) verbo
        transitivo

        reprender [a uno] con dureza y
        severidad.

        Quejumbroso, quejumbrosa (de quejumbre)
        adjetivo

        que se queja con poco motivo, o por
        hábito.

        Airada adjetivo

        [vida] Desordenada y viciosa.

        Tintinar; tintinear verbo
        intransitivo

        producir el sonido del tintín(substantivo
        masc) sonido de la campanilla, timbre, choque de copas,
        etc.

        Mucamo, mucama substantivo masc o
        fem

        Amér. sirviente o criado de una
        casa.

        Graznar (lat. hispánico gracinare,
        de orig. onomat.)
        verbo intransitivo

        dar gritos algunas aves; como el cuervo, el grajo,
        etc.

      5. Comprensión del sentido literal del
        texto: Vocabulario

        Se trata de un cuento llamado "LOS MERENGUES"
        que se encuentra en el libro LA PALABRA DEL MUDO,
        escrito por Julio Ramón Ribeyro (1929 – 1994).
        Este libro de cuentos comprende cuatro tomos, el
        primero editado en 1964 y posteriormente son publicados
        los otros en 1973, 1977, 1994.

        "Un cuento, gracias a su brevedad, puede
        concebirse en su totalidad. El punto de partida es muy
        variado: una experiencia que me haya sucedido o
        impresionado, una conversación que
        escuché de casualidad, una lectura o un sueño. En realidad
        no hay una receta mágica"… con estas
        palabras Ribeyro responde cual es el punto de partida
        para escribir un cuento.

        El contenido esta cubierto por varias
        texturas, todas ellas, se detienen y analizan a la
        clase media a la que él perteneció, con
        todas sus características: el desencanto, la
        lucha por la supervivencia cotidiana, la
        frustración, los sueños no realizados, la
        condición antagónica y sincera de una
        realidad abrumante y carente de empatía con el
        hombre común. etc. Todos estos rasgos
        intrínsecos y flotantes en los cuentos de Julio
        Ramón Ribeyro son tratados bajo las estrategias
        discursivas en el relato surcando hasta el humor negro
        y produciendo un modelo de control artístico y de
        profundidad, de densidad simbólica, de buen uso
        de recursos y técnicas narrativas,
        destacándose en el retrato de personajes
        impregnados de las peculiaridades más
        íntimas, como los marginados y fracasados,
        víctimas de un orden social que aniquila toda
        individualidad y deseo de
        satisfacción.

        El cuento que debemos analizar y comentar
        pertenece al primer tomo de LA PALABRA DEL
        MUDO.

        "LOS MERENGUES", trata de un niño que
        deseando a toda costa poder comprarse unos merengues planifica
        un robo para obtener el
        dinero que guarda su mamá con el cual
        podrá hacer realidad el sueño que anhela.
        Así, una vez con el dinero en el las manos reconsidera su
        propósito frente a otras empresas sin embargo al final se dirige
        a la panadería tiende el dinero y quien atiende
        no le hace caso y lo trata de manera indiferente sin
        importarle que pudiera tener sus monedas.

      6. Localización del
        cuento
      7. Determinación del asunto y el
        tema
    1. La sostenida por Luis Fernando Vidal en el
      artículo Ribeyro y los espejos repetidos, quien
      distingue en la cuentística riberiana dos vertientes a
      las que denomina "vertiente configurativa" y "Vertiente
      desviatoria". La vertiente configurativa estaría
      constituida por la mayoría de cuentos cuya
      referencialidad compromete una visión respecto de las
      realidades citadina y/o provinciana del Perú,
      referidas a través de las modalidades de
      invención y de evocación. La primera como
      actitud testimonial, crítica y, la segunda como una
      vuelta hacia el yo, en una suerte de reconstrucción
      nostálgica del pasado personal. Mientras que la
      vertiente desviatoria, se situaría en el ámbito
      de la ficción pura o de lo
      fantástico.

    4.3.1 Tema dominante

    Contraposición entre ilusión y realidad
    a través de la condición del niño en un
    orden social discriminador.

    A través de la lectura del cuento encontramos
    como isotopía circundante una discriminación dentro del orden social.
    El niño es marginado y excluido de sus derechos naturales como
    individuo que pertenece a una sociedad determinada.

    4.3.2 Temas complementarios

    El niño y su madre, de acuerdo a los rasgos
    mostrados en el texto pertenecen a una condición
    económica baja.

    • La marginación:

    Este subtema aparece en los pasajes más
    importantes del cuento dando ha entender que existen tratos
    distintivos y elitistas dentro de cualquier comunidad
    heterogénea.

    • El orden social:

    En este cuento podemos aprecias los distintos estratos
    sociales con sus comportamientos, sicología, selección y aprobación sobre los
    demás partiendo desde el aspecto pecuniario.

    • La realidad cotidiana:

    Es te subtema es propio de nuestro entorno social que
    a diario se toca y se escenifica, lo cual podemos ver como
    Julio Ramón Ribeyro, a través de su pluma, nos lo
    presenta de una forma irónica y marginal.

    1. Determinación de la estructura del
      texto

    4.4.1. Nivel de las unidades de
    sentido

    La isotopía o idea repetitiva:
    discriminación esta presente en el cuento, a
    través de los diversos apartados los cuales presentan
    etapas temporales como del pasado al presente, del presente al
    pasado que no es otra cosa que el uso del flash back.
    Todos estos saltos temporales están concatenados por la
    idea que se mantiene implícita en las escenas de los
    Merengues.

    4.4.2. Identificación de
    apartados

    4.4.2.1. Presentación del
    texto

    LOS MERENGUES

    Apenas su mamá cerró la puerta, Perico
    saltó del colchón y escuchó, con el oído
    pegado a la madera, los
    pasos que se iban alejando por el largo corredor. Cuando se
    hubieron definitivamente perdido, se abalanzó hacia la
    cocina de kerosene y hurgó en una de las hornillas
    malogradas. ¡Allí estaba! Extrayendo la bolsita de
    cuero, contó una por una las monedas -había
    aprendido a contar jugando a las bolitas- y constató,
    asombrado que había cuarenta soles. Se echó veinte
    al bolsillo y guardó el resto en su lugar. No en vano, por
    la noche, había simulado dormir para espiar a su
    mamá. Ahora tenía lo suficiente para realizar su
    hermoso proyecto.
    Después no faltaría una excusa. En esos callejones
    de Santa Cruz, las puertas siempre están entreabiertas y
    los vecinos tienen caras de sospechosos. Ajustándose los
    zapatos, salió desalado hacia la calle.

    En el camino fue pensando si invertiría todo su
    capital o sólo parte de él. Y el recuerdo de los
    merengues –blancos, puros, vaporosos- lo decidieron por el
    gasto total. ¿Cuánto tiempo hacía que los
    observaba por la vidriera hasta sentir una salvación
    amarga en la garganta? Hacía ya varios meses que
    concurría a la pastelería de la esquina y
    sólo se contentaba con mirar. El dependiente ya lo
    conocía y siempre que lo veía entrar, lo
    consentía un momento para darle luego un coscorrón
    y decirle:

    – ¡Quita de acá, muchacho, que molestas a
    los clientes!

    Y los clientes, que eran hombres gordos con tirantes o
    mujeres viejas con bolsas, lo aplastaban, lo pisaban y
    desmantelaban bulliciosamente la tienda.

    Él recordaba, sin embargo, lagunas escenas
    amables. Un señor, al percatarse un día de la
    ansiedad de su mirada, le preguntó su nombre, su edad, si
    estaba en el colegio, si tenía papá y por
    último le obsequió una rosquita. Él hubiera
    preferido un merengue pero intuía que en los favores
    estaba prohibido elegir. También, un día, la hija
    del pastelero le regaló un pan de yema que estaba un poco
    duro.

    – ¡Empara!- dijo, aventándolo por encima
    del mostrador. Él tuvo que hacer un gran esfuerzo a pesar
    de lo cual cayó el pan al suelo y, al
    recogerlo, se acordó súbitamente de su perrito, a
    quien él tiraba carnes masticadas divirtiéndose
    cuando de un salto las emparaba en sus colmillos.

    Pero no era el pan de yema ni los alfajores ni los
    piononos lo que le atraía: él sólo amaba los
    merengues. A pesar de no haberlos probado nunca, conservaba viva
    la imagen de varios chicos que se los llevaban a la boca, como si
    fueran copos de nieve, ensuciándose los corbatines. Desde
    aquel día, los merengues constituían su
    obsesión.

    Cuando llegó a la pastelería, había
    muchos clientes, ocupando todo el mostrador. Esperó que se
    despejara un poco el escenario pero no pudiendo resistir
    más, comenzó a empujar. Ahora no sentía
    vergüenza alguna y el dinero que empuñaba lo
    revestía de cierta autoridad y le daba derecho a codearse
    con los hombres de tirantes. Después de mucho esfuerzo, su
    cabeza apareció en primer plano, ante el asombro del
    dependiente.

    • ¿Ya estás aquí? ¡Vamos
      saliendo de la tienda!

    Perico, lejos de obedecer, se irguió y con una
    expresión de triunfo reclamó: ¡veinte soles
    de merengues! Su voz estridente dominó en el bullicio de
    la pastelería y se hizo un silencio curioso. Algunos lo
    miraban, intrigados, pues era hasta cierto punto sorprendente ver
    a un rapaz de esa cabaña comprar tan empalagosa golosina
    en tamaña proporción. El dependiente no le hizo
    caso y pronto el barullo se reinició. Perico quedó
    algo desconcertado, pero estimulado por un sentimiento de poder
    repitió, en tono imperativo:

    – ¡Veinte soles de merengues!

    El dependiente lo observó esta vez con cierta
    perplejidad pero continuó despachando a los otro
    parroquianos.

    – ¿No ha oído? – insistió
    Perico excitándose- ¡Quiero veinte soles de
    merengues!

    El empleado se acercó esta vez y lo tiró
    de la oreja.

    – ¿Estás bromeando, palomilla?

    Perico se agazapó.

    – ¡A ver, enséñame la
    plata!

    Sin poder disimular su orgullo, echó sobre el
    mostrador el puñado de monedas. El dependiente
    contó el dinero.

    – ¿Y quieres que te dé todo esto en
    merengues?

    – Sí –replicó Perico con una
    convicción que despertó la risa de algunos
    circunstantes.

    – Buen empacho te vas a dar –comentó
    alguien.

    Perico se volvió. Al notar que era observado con
    cierta benevolencia un poco lastimosa, se sintió
    abochornado. Como el pastelero lo olvidaba,
    repitió:

    – Déme los merengues- pero esta vez su voz
    había perdido vitalidad y Perico comprendió que,
    por razones que no alcanzaba a explicarse, estaba pidiendo casi
    un favor.

    – ¿Va a salir o no? – lo increpó el
    dependiente

    – Despácheme antes.

    – ¿Quién te ha encargado que compres
    esto?

    – Mi mamá

    – Debes haber oído mal. ¿Veinte soles?
    Anda a preguntarle de nuevo o que te lo escriba en un
    papelito.

    Perico quedó un momento pensativo.
    Extendió la mano hacia el dinero y lo fue retirando
    lentamente. Pero al ver los merengues a través de la
    vidriería, renació su deseo, y ya no exigió
    sino que rogó con una voz quejumbrosa:

    – ¡Déme, pues, veinte soles de
    merengues!

    Al ver que el dependiente se acercaba airado, pronto a
    expulsarlo, repitió conmovedoramente:

    – ¡Aunque sea diez soles, nada
    más!

    El empleado, entonces, se inclinó por encima del
    mostrador y le dio el cocacho acostumbrado pero a Perico le
    pareció que esta vez llevaba una fuerza
    definitiva.

    – ¡Quita de acá! ¿Estás loco?
    ¡Anda a hacer bromas a otro lugar!

    Perico salió furioso de la pastelería. Con
    el dinero apretado entre los dedos y los ojos húmedos,
    vagabundeó por los alrededores.

    Pronto llegó a los barrancos. Sentándose
    en lo alto del acantilado, contempló la playa. Le
    pareció en ese momento difícil restituir el dinero
    sin ser descubierto y maquinalmente fue arrojando las monedas una
    a una, haciéndolas tintinear sobre las piedras. Al
    hacerlo, iba pensando que esas monedas nada valían en sus
    manos, y en ese día cercano en que, grande ya y terrible,
    cortaría la cabeza de todos esos hombres, de todos los
    mucamos de las pastelerías y hasta de los pelícanos
    que graznaban indiferentes a su alrededor.

    4.4.2.2. Apartados

    De acuerdo a la estructura del cuento podemos apreciar
    en él, los siguientes apartados:

    Apartado a):

    Comprende las líneas 1 – 17(desde Apenas hasta
    gasto total.): se aprecia la estrategia y la acción:
    saltó del colchón y escuchó, con el
    oído pegado a la madera, los pasos que se iban
    alejando… , del niño en pro de obtener su objetivo:
    …se abalanzó hacia la cocina de kerosene y
    hurgó en una de las hornillas malogradas.
    ¡Allí estaba! Extrayendo la bolsita de cuero,
    contó una por una las monedas. Contradicción y
    valoración entre su necesidad y otras: En el camino fue
    pensando si invertiría todo su capital o sólo parte
    de él…. Esta última frase del apartado y la
    acción que cita: Fue pensando…

    El niño aparece en el cuento con la idea
    ferviente de ejecutar su plan. En primera
    instancia cumple su cometido, aparece la emoción y el
    temor. Existe una breve y significativa reflexión acerca
    de como distribuir el motín obtenido. Este apartado es el
    antecedente, el preámbulo que sirve como referencia para
    introducirse en el cuento: cerró…
    saltó… , son claros ejemplos del tiempo. Un pasado
    reciente que nos trae a un presente, donde el niño
    recuerda su objeto deseado: Los merengues.

    Apartado b):

    Comprende las líneas 17 – 27 (desde gasto total
    hasta tienda.): El deseo del dulce sobrepasa cualquier otra
    empresa.
    Evocación del aquel deseo frente al alimento. Se aprecia
    el trato hostil del vendedor frente al niño.

    La evocación del objeto deseado aparece en su
    recuerdo, en el tiempo presente así mismo en
    contraposición a ello aparece quien es el propietario o
    dueño de el objeto de su deseo que es el dependiente o
    aquel que vende LOS MERENGUES los rasgos de comportamiento
    de este individuo: Hostil, reacio, discriminador son comparados
    por el escritor con los rasgos fisiológicos y
    actitudinales del resto de personajes que aparecen en este
    apartado: Y los clientes, que eran hombres gordos con tirantes o
    mujeres viejas con bolsas, lo aplastaban, lo pisaban y… .
    Esta escena y la descripción de dichos individuos nos
    inducen a pensar que el lugar donde se encuentran el objeto
    deseado se encuentra en una zona donde transitan y acuden entes
    de un estrato social superior al del niño.

    Esta conclusión nos permite separar dos estratos
    sociales: 1) El niño que no puede comprar los merengues, y
    2) aquellos que pueden comprarlo y lo tienen con los hombres
    gordos, mujeres viejas y el dependiente.

    Apartado c):

    Comprende las líneas 28 – 45 (desde ÉL
    recordaba hasta su obsesión.): Recapitula hechos alegres e
    irónicos, partiendo de su posición cada vez
    más sólida por no conseguir el dulce.

    El recordar hechos agradables es discutible a estas
    alturas de la narración puesto que la aparición del
    primer recuerdo viene de la mano con un interrogatorio cotidiano
    y el premio: una rosquita. El escritor simboliza a través
    del obsequio la dependencia del niño por su
    condición, la diferencia de estratos sociales, las mismas
    preguntas transfiguran la escena. Es un acto de caridad ante los
    indigentes, ante los que no tiene a su alcance el dinero para
    poder acceder a ciertos gustos o necesidades. El segundo recuerdo
    que se le aproxima al niño, es una ironía,
    él mismo parece decirlo al comparar su acción con
    la de su perro: compara el pan con la carne y el de sus manos con
    los colmillos del animal. Es en conjunto este recuerdo
    último quien nos da cuenta de la existencia de una
    jerarquía dentro de una sociedad, el rico, el pobre, el
    perro. Esa cadena finita y perenne en cualquier sociedad como la
    nuestra como rasgo cultural.

    Sin embargo el último párrafo
    de este apartado busca afirmar la insistencia del individuo sobre
    el objeto que no tiene. Es menester nuestro decir que los rasgos
    léxicos que aparecen en: …chicos que se los
    llevaban a la boca, como si fueran copos de nieve,
    ensuciándose los corbatines…., nos permiten recoger
    el sustantivo: corbatines para determinar que esos
    pequeños pertenecían a hogares de solvencia
    económica y por ende tendían la posibilidad de
    vestir bien y suplir cualquier necesidad.

    Apartado d):

    Comprende las líneas 46 – 78 (desde Cuando hasta
    alguien.): La hostilidad y el desaire se oponen frente a la nueva
    posición del niño. El dinero no justifica su
    condición de pobre ni lo aprueba frente a los
    demás.

    La nota inicial de este apartado nos trae al presente al
    niño con el dinero llegando a ala pastelería. Un
    rasgo en su comportamiento como esperar que la gente se marchara
    un poco muestra rasgos de comportamiento como: vergüenza,
    nerviosismo. El dinero le otorga ahora seguridad pero no
    es una seguridad plena, esto se aprecia cuando el dependiente lo
    larga del lugar. Lo que continuación se narra es la
    decadencia paulatina en al seguridad del individuo solo por
    desear alcanzar su deseados merengues.

    En primera instancia el niño afronta el
    impedimento gritando a viva voz que desea 20 soles de merengues,
    la respuesta es contundente: no le hacen caso, otra vez el
    niño, el clímax del cuento aflora el niño va
    perdiendo todo: valor, seguridad aparece la suplica, la
    sumisión propia de su clase, la negación a los
    anhelos por ser pobre, no le creen, no le atienden. En el momento
    que enseña la plata todo parece acabar para el
    pequeño: La gente se mofa, el responde a las preguntas y
    estas descubren una mentira, el dependiente lo sabe y el
    niño miente, miente como cualquiera cuando desea algo y
    usa cualquier método,
    cualquier ardid; la nota final de este apartado es contundente:
    Debes haber oído mal. ¿Veinte soles? Anda a
    preguntarle de nuevo o que te lo escriba en un papelito. Una vez
    más le nigan su deseo, su dulce.

    Apartado e):

    Comprende las líneas 79 – 102 (desde Perico se
    hasta lugar.): La vergüenza y la sumisión embargan al
    niño. No existe comprensión ni respeto, solo
    desconsideración.

    La decadencia total del acto ocurre en este apartado el
    niño esta desecho, desmoralizado, a caído en el
    pesimismo indigente, sabe que es mejor retirarse, pero como todo
    niño es insistente y se atreve a volver a pedir, y pedir
    aunque sea esta vez algo menos porque el deseo puede más
    hasta el punto de rogar. Pero el dependiente no hace caso, y lo
    arremete para que se marche. Así culmina el apartado con
    la salida del niño del establecimiento, con una
    discriminación por parte de l vendedor y con agravios
    físicos.

    Apartado f):

    Comprende las líneas 103 – 113 (desde
    Perico salió hasta a su alrededor.): Los sentimientos
    afloran, tristeza, rabia, desesperanza embargan al niño.
    Su condición es un impedimento para pretender cumplir
    cualquier sueño.

    Este último apartado enmarca toda la realidad de
    aquellos que no son tomados en cuenta en una sociedad
    discriminadora. EL niño es mostrado por el escritor como
    una metáfora de la realidad urbana, de la realidad
    marginal que abarca muchos sectores de cualquier ciudad de
    Latinoamérica. El niño es un claro
    ejemplo, sin el objeto del deseo, sin esperanza de poder obtener
    nada, solo resta el odio, el resentimiento la contrariedad de los
    actos formales, el individuo se ve en el futuro ahora puede
    asegurar que cumplirá todo lo que desee, el adjetivo:
    terrible, presentado por el escritor le da una carga
    semántica y un énfasis a las acciones que
    luego realizara: cortaría la cabeza de todos esos hombres,
    de todos los mucamos de las pastelerías y hasta de los
    pelícanos que graznaban indiferentes a su
    alrededor.

    La característica más resaltante se
    presenta allí. El texto radica en la flexibilidad y
    habilidad para usar el tiempo donde se desenvuelve el personaje
    principal y los secundarios. Así, el Flash back contribuye
    a que el lector pueda tener un panorama temporal y espacial de lo
    que esta leyendo, al finalizar este apartado encontramos que el
    autor a terminado el cuento recurriendo al personaje en tercera
    persona del singular que es nuestro protagonista.

    1. Conclusiones

    El texto, todo, ejemplifica la realidad circundante en
    cualquier ciudad de Latinoamérica, la cual, esta repleta
    de marcados estratos sociales económicos y culturales. EL
    personaje principal, su objeto del deseo y el poseedor del objeto
    presentan la pobreza, la
    discriminación y las necesidades numerosas vertidas en los
    merengues. Los rasgos lexicales, lingüísticos a los
    que recurre Ribeyro son bien distribuidos y dosificados para
    plasmar su confección sobre la narrativa marginal y urbana
    que lo caracteriza.

    El tema presentado, como la presenta Ribeyro, nos
    resulta extremadamente atrayente por el modo de narrar,
    además la serie de rasgos que va mostrando: personajes,
    conductas, comportamientos sugeridos, ironía, y los
    matices que contrastan dos realidades que se contraponen como
    sugerencia de una realidad que puede ser visible y
    real.

    BIBLIOGRAFÍA

    • ARIANZEN, Catalina (2001) Las estrategias
      discursivas en el relato de Julio Ramón Ribeyro.
      Universidad de Estocolmo, Suecia; pp. 13
      – 30.
    • BRAVO, José Antonio (1989) La
      generación del 50. UNMSM, Instituto Porras
      Barrenechea, Lima; pp. 119-120.
    • DIARIO EXPRESO (2000) Literatura Peruana:
      Fascículos coleccionables. Lima, Fascículo N.
      22.
    • ESTEBAN, Ángel (2002) Presentación a
      La palabra del mudo. Ediciones Peisa, Lima; pp. 3 –
      27.
    • LÁZARO, Fernando y CORREA, Evaristo (1994)
      Cómo se comenta un texto literario. 31ava
      edición, Editorial Cátedra, Madrid; pp. 51
      – 78.
    • REIS, Carlos (1995) Comentario de textos.
      Fundamentos teóricos y análisis literarios.
      Ediciones Colegio de España, Salamanca; pp. 53 –
      78.

    ANEXO

    Breve teoría acerca del cuento:
    Decálogo personal de Ribeyro

    • El cuento debe contar una historia. No hay cuento sin
      historia. El cuento se ha hecho para que el lector a su vez
      pueda contarlo.
    • La historia del cuento puede ser real o inventada. Si
      es real debe parecer inventada y si es inventada
      real.
    • El cuento debe ser de preferencia breve, de modo que
      pueda leerse de un tirón.
    • La historia contada por el cuento debe entretener,
      conmover, intrigar o sorprender, si todo ello junto mejor. Si
      no logra ninguno de estos efectos no existe como
      cuento.
    • El estilo del cuento debe ser directo, sencillo, sin
      ornamentos ni digresiones. Dejemos eso para la poesía o la novela.
    • El cuento debe sólo mostrar, no
      enseñar. De otro modo sería una
      moraleja.
    • El cuento admite todas las técnicas: Diálogo, monólogo,
      narración pura y simple, epístola, informe,
      collage de textos ajenos, etc., siempre y cuando la historia no
      se diluya y pueda el lector reducirla a su expresión
      oral.
    • El cuento debe partir de situaciones en las que
      él o los personajes viven un conflicto
      que los obligue a tomar una decisión que pone en juego
      su destino.
    • En el cuento no debe haber tiempos muertos ni sobrar
      nada. Cada palabra es absolutamente imprescindible.
    • El cuento debe conducir necesaria, inexorablemente a
      un solo desenlace, por sorpresivo que sea. Si el lector no
      acepta el desenlace es que el cuento ha fallado.

     

     

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