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No quitar la esperanza (página 2)




Enviado por carito220



Partes: 1, 2

Es la fase menos conocida ya que casi nunca los enfermos
suelen verbalizar estos pactos. La mayoría de las veces,
los pactos se hacen con Dios y generalmente se guardan en secreto
o se mencionan entre líneas o en el despacho de un
sacerdote.

El paciente desahuciado utiliza maniobras similares a
las que utilizan los niños
pequeños cuando quieren conseguir algo que se les ha
prohibido.

Sabe así, por experiencias pasadas, que hay una
ligera posibilidad de que se le recompense por una buena conducta
un deseo teniendo en cuenta sus especiales servicios.
Evidentemente lo que más suele desear es la
curación, o por lo menos, la prolongación de la
vida. Con frecuencia establecen metas a corto o medio plazo,
hacen un pacto con la vida, llegar a la navidad o a la
boda de la hija o al aniversario, para después, una vez
llegado el día, pedir invariablemente una nueva
prórroga. Sin dejar a un lado el hecho de que no quieren
dejar a sus familiares solos, el hijo único que piensa que
su madre no podrá seguir adelante sin el, la abuelita no
quiere dejar a su esposo solo, ni a sus hijas sin consejos, ni a
sus nietos (as) con quien jugar . En realidad el pacto es un
intento de posponer los hechos, como un premio "a la buena
conducta"

Dice Kubler-Ross que psicológicamente , las
promesas pueden relacionarse con una sensación de
culpabilidad oculta y por lo tanto sería muy útil
que el personal del área de la salud no pasara por alto
este tipo de comentarios de los pacientes. Si reciben estas
confidencias, puede averiguar si el paciente se siente culpable
por no asistir a la iglesia con
mas regularidad si tiene deseos hostiles inconscientes y
más profundos que provocan esta sensación de
culpabilidad. Por esta razón consideramos tan útil
que haya un contacto profesional entre las diferentes personas
encargadas del cuidado del paciente, ya que, a menudo , el
capellán es el primero que se entera de aquellas
preocupaciones. Entonces nosotros les seguimos el rastro hasta
que el paciente se libra de sus temores irracionales o de su
deseo de castigo por un sentimiento de culpa excesivo, que no
hace mas que aumentar con el pacto y las promesas incumplidas
cuando pasa "la fecha de vencimiento".

DEPRESION

"Ayer me dieron la extremaunción
,

El tiempo es breve,
las ansias crecen,

Las esperanzas menguan"

Cervantes, 4 días antes de
morir

Cuando el paciente desahuciado no puede seguir negando
su enfermedad, cuando se ve obligado a pasar por más
operaciones u
hospitalizaciones, cuando empieza a tener más
síntomas o se debilita y adelgaza, no puede seguir
haciendo al mal tiempo buena cara. Su Insensibilidad y estoicismo
, su ira y su rabia serán pronto sustituidos por una gran
sensación de perdida.

("¿qué sentido tiene?") Si valdrá
la pena seguir? Hay cabe la preocupación del costo de los
tratamientos , sus medicamentos, tanto dinero
invertido en mi , si será necesario? Se siente culpable de
ocasionar tales gastos a los
suyos.

Entonces se instaura un estadio de
semiincomunicabilidad. Decrece el interés
por el tratamiento .El enfermo no cree ya en las denegaciones del
personal que lo atiende, percibe las demostraciones de afecto de
los suyos o de una enfermera o un medico , como una estrategia
elaborada por los vivos para engañarlo y ocultarle su
situación real. Desconfianza, apatía, soledad, son
las consecuencias de esto.

ADAPTACIÓN

"Señor, os recomiendo y entrego mi
alma en vuestras manos"

Carlomagno, últimas palabras.

El agonizante entra en una zona de paz. Se despide de
los suyos, arregla sus asuntos, sigue las instrucciones de los
medicos y enfermeras, y de cualquier otra persona ligada a la
enfermedad, como si ya no se tratara de el, de su propia
enfermedad y de su propio cuerpo, sino de un ser extraño
cuya morada habitara pasajeramente.

Esta aceptación de la muerte marca un doble
paso; visiblemente el agonizante se aleja del mundo de los vivos,
al hablar, pensar, razonar ahora con relación a una vida,
la suya , que , en una parte importante, pertenece ya al pasado.
Al mismo tiempo, espera la muerte. Algunos moribundos desea
abiertamente su advenimiento. A este respecto, casi todos
atestiguan una intensa curiosidad. Algunos tienen la
convicción , la alegria de encontrar del otro lado de la
muerte seres perdidos y conocer por fin el enigma oculto de su
existencia pasada.

PSICOLOGÍA DE LA AGONÍA

A partir de la década de 1960 se ha prestado de
nuevo atención a las necesidades de los pacientes
agonizantes y de sus familiares. Los tanatólogos,
aquéllos que estudian las circunstancias y las
experiencias internas de las personas cercanas a la muerte, han
identificado diversos estados que atraviesan las personas que
agonizan: rechazo y aislamiento ("¿no, yo no?"), ira,
rabia, envidia y resentimiento ("¿por qué yo?"),
ofrecimientos ("si soy bueno, ¿podré entonces
vivir?"), depresión

(si valdrá la pena?) y resignación. La
mayoría de los investigadores piensan que estas fases se
producen en un orden impredecible y que se pueden entremezclar
con sentimientos de esperanza, angustia y terror.

Al igual que los pacientes que agonizan, sus amigos y
familiares atraviesan estados de rechazo y de resignación.
Sin embargo, ellos siguen una secuencia más regular que
con frecuencia se inicia antes de que el ser querido fallezca;
este dolor anticipado puede ayudar a eliminar angustias
posteriores. La fase de desconsuelo que sigue a la muerte es
más larga y difícil de soportar si se produce
inesperadamente. Durante este periodo, los afectados generalmente
lloran, tienen dificultades para dormir y pierden el apetito.
Algunos pueden sentirse asustados, enojados, o agraviados al ser
abandonados. Después, el dolor puede convertirse en
depresión, lo que generalmente ocurre cuando las formas
convencionales de apoyo social cesan y la gente deja de ofrecer
ayuda y consuelo, pudiendo surgir la soledad. Finalmente, el
superviviente empieza a sentirse menos aquejado, recupera
energía y reanuda sus relaciones con los
demás.

Los cuidados de un paciente terminal pueden realizarse
en el hogar pero habitualmente se llevan a cabo en hospitales o
instituciones
más especializadas. Esta atención requiere
cualidades especiales por parte de los médicos y
tanatólogos, quienes deben enfrentarse a su propio temor a
la muerte para confortar de forma adecuada al sujeto que agoniza.
Aunque los médicos no suelen estar de acuerdo, el
principio de que los pacientes deben ser informados de que
están agonizando tiene hoy en día una gran
aceptación. Esto debe efectuarse con tacto y cautela.
Muchas personas, incluso los niños, saben cuándo
están muriendo; ayudarles a exteriorizarlo evita
situaciones fingidas y refuerza la expresión de
sentimientos honestos. Una vez recibida la seguridad y
confianza, el paciente puede alcanzar una muerte apropiada, digna
y serena. Terapeutas preparados o sacerdotes pueden ayudar a
conseguirlo permitiendo al paciente hablar acerca de sus
sentimientos, pensamientos o recuerdos, o actuando como
sustitutos de familiares o amigos que demuestran ansiedad cuando
la persona que agoniza habla de la muerte.

Tanatología

La Tanatología es la  ciencia que estudia la muerte y
agonía y los fenómenos asociados a ellas. A pesar
de que todas las sociedades han
especulado sobre la muerte, su estudio sistemático es
reciente. Hasta hace poco en la cultura
occidental existía un tabú contra el estudio de
algo tan temido y personal como la muerte. Mucha gente
todavía piensa que el estudio de la muerte es un tema
delicado, pero los tanatólogos consideran que su trabajo
puede beneficiar a todos, ya que la comprensión del
proceso de la muerte puede hacer que esta experiencia sea menos
alienante y temida.

En las décadas de 1950 y 1960
diferentes sociólogos iniciaron el estudio de la psicología de la
muerte y potenciaron la aparición de programas de
asesoramiento y terapias para tratar los profundos problemas
emocionales asociados a la muerte que existen en la sociedad
moderna. El libro sobre
este tema que mayor impacto causó en la opinión
pública fue Sobre la muerte y la agonía (1969)
de Elisabeth Kübler-Ross, psiquiatra estadounidense de
origen suizo.

TENDENCIAS DE LA TANATOLOGÍA

En los últimos años ha
crecido de forma espectacular la demanda de
asesoramiento individual y de grupo por
parte de profesionales. Lo más importante para aliviar el
sufrimiento de los enfermos terminales y de sus familiares es
hacer que se sientan queridos y comprendidos. Se ha demostrado
que las personas que están pasando por la misma
experiencia de su muerte o de la pérdida de un ser amado
—al compartir el mismo problema— son a menudo las que
mejor pueden ayudarse entre sí. Como resultado de esta
experiencia se han creado centros de enfermos terminales, donde
se ayuda al paciente a conseguir un mayor autocontrol a
través de una mejor comprensión de los aspectos
médicos y emocionales de la muerte.

Sueños

1

INTRODUCCIÓN

Los sueños son un
modo de actividad mental, diferente del pensamiento
despierto, que ocurre durante el sueño. La naturaleza de la
actividad de los sueños ha sido descrita en numerosos
estudios clínicos y experimentales, que han demostrado que
los sueños son más un fenómeno perceptivo
que conceptual: las cosas primero se ven y se oyen, antes de
estar supeditadas a procesos de
pensamiento.

En términos sensoriales, la experiencia
visual está presente en la casi totalidad de los
sueños, la auditiva en un 40-50% y las táctiles,
gustativas, olfativas y dolorosas en un mínimo porcentaje.
En los sueños aparece un alto contenido emotivo, por lo
general una emoción fuerte, simple, primaria, como el
miedo, la ira o el gozo, más que las emociones
moduladas, contenidas, que nos ocurren en la vida despierta. La
mayoría de los sueños aparecen en forma de
historias interrumpidas, construidas parcialmente de evocaciones,
con frecuentes cambios de escenario.

La amplia caracterización de la
actividad onírica incluye una gran variedad de
experiencias distintas, y muchas de ellas, registradas en
laboratorios, son bastante comunes, aunque la mayoría de
las personas experimentan alguna vez sueños
extraños. A comienzos del siglo XX, Sigmund Freud
propuso que un proceso mental muy diferente del que predomina
durante la vida diurna era el que dominaba a la mente durante el
sueño; según Freud, este
‘proceso primario’ se caracterizaba por sus
mecanismos primitivos, rápidos cambios de la
energía psíquica y las emociones, y un alto
contenido sexual y agresivo conectado con las experiencias
infantiles.

2

BIOLOGÍA DE LOS SUEÑOS

La investigación de los
últimos años ha clarificado muchos aspectos de los
sueños, pero lo principal ha sido el descubrimiento de la
fisiología del sueño. Los
estadounidenses Eugene Aserinsky y Nathaniel Kleitman, pioneros
en la investigación de los sueños, iniciaron en
1953 una serie de estudios que demostraron que los sueños
no consisten en imágenes
efímeras que aparecen al individuo en el momento del
despertar, sino que tienen lugar durante un proceso
fisiológico específico.

Existen dos estados fisiológicos
del sueño claramente diferenciados: el primero, conocido
como ‘sueño sincronizado’ o sueño no
REM —Rapid Eyes Movement— ocupa gran parte del
periodo de sueño y transcurre con un pulso cardiaco y una
tensión arterial relativamente bajos, escasa
activación del sistema nervioso
simpático y ausencia de sueños. En cambio, el
segundo estado, conocido como ‘sueño profundo’
(desincronizado o sueño paradójico) o sueño
REM, aparece cíclicamente durante el periodo del
sueño y se caracteriza por la activación del
sistema nervioso
simpático y la práctica inactividad del
parasimpático, los movimientos oculares rápidos y
los sueños frecuentes. Lo normal es tener durante el
sueño cuatro o cinco periodos de sueño REM que
suelen durar entre 5 y 20 minutos, a intervalos de 90 minutos y
que representan el 25% del sueño (el 50% en un
recién nacido).

Si se somete al individuo a
estímulos externos, como un sonido o una
presión
táctil, se incorporan al sueño si ocurren durante
el periodo REM (circunstancia que ya señaló Freud
como forma de defender el reposo y evitar despertarse). Estos
estímulos no son capaces, sin embargo, de iniciar un
periodo de sueño REM si éste no se ha iniciado
todavía (lo que prueba otra de las hipótesis freudianas, contraria a ciertas
creencias médicas de su época, que mantenía
que los estímulos externos por sí mismos no
originan los sueños). Aunque aparezca actividad mental
durante las fases de sueño no REM, suele ser fragmentaria,
corta, semejante a las actividades del pensamiento.

3

CONTENIDOS DEL SUEÑO

Los nuevos avances en el
conocimiento de la fisiología del sueño
demuestran que los sueños no carecen de sentido ni son
formaciones aleatorias de imágenes sin sentido. Por el
contrario, al parecer los sueños son productos
mentales llenos de significado, como los pensamientos o las
ensoñaciones diurnas. Expresan deseos, miedos,
preocupaciones y obsesiones del individuo, por lo que su estudio
y análisis de contenido pueden ser
útiles para revelar ciertos aspectos de su funcionamiento
mental; ya lo apuntaba Freud en sus trabajos pioneros en este
campo de la psicología, cuando postulaba el
análisis de los sueños como la ‘vía
regia’ para conocer la estructura
psíquica de sus pacientes.

Fragmento de El sueño y los
sueños.

De Jean-Noël von der Weid.

Todo lo que puede enunciarse sobre el sueño puede
ser controvertido. Es posible abordar aquí, no obstante,
determinadas cuestiones que, desde el comienzo de los tiempos,
han estimulado el instinto escrutador del hombre. En
primer lugar, el problema de las relaciones existentes entre los
sueños y el acto fisiológico de dormir: puesto que
el sueño se produce mientras dormimos (incluso si es de
dominio
general que una ensoñación diurna o una manera de
soñar despierto pueden surgir o brotar), cabe preguntarse
sobre la frecuencia y duración del sueño durante el
reposo. También es lícito indagar si la imagen
onírica es, tal y como suponen algunos especialistas, una
ampliación del estado fisiológico del sueño
o si se trata, por el contrario, de un fenómeno temporal y
si, en este último caso, se produce en el momento mismo en
el que se concilia el sueño, lo que probaría la
experiencia de lo que se denominan alucinaciones
hipnagógicas, esos momentos coloreados, esos retazos de
historias, esos trazos de sueño que se perciben cuando
dormitamos o, por el contrario, en el momento de despertar. En
cada caso, la solución propuesta dependerá de la
mayor o menor fiabilidad que se otorgue a la memoria al
despertar. ¿Cuál es finalmente la duración
objetiva de los sueños?

Las imágenes oníricas desfilan, elusivas,
a una velocidad
vertiginosa. Jean Cocteau ha dicho que «la instantaneidad
del sueño es tal, que es posible soñar en el
espacio de un segundo lo equivalente a toda la obra de Marcel
Proust. Por lo demás, cabe decir que la obra de Proust
está más cercana a un sueño de lo que, a
menudo, se nos ofrece como narración onírica:
posee, en efecto, los personajes innombrables, las intrigas
cambiantes, la ausencia de cronología, la crueldad, el
elemento funesto, lo cómico sorprendente, la
precisión de los escenarios, el «todo está
tan bien que termina mal». Más allá de esta
definición casi exhaustiva del sueño cabe
también preguntarse si la velocidad de las
representaciones oníricas es compatible con la de las
representaciones que se producen durante el estado de
vigilia. Entonces, el sueño no es más que un breve
brote luminoso que surge en la nada nocturna.

El papel del
sueño parodójico

Hoy día sabemos que el sueño es una
función
activa, eminentemente biológica, común a todas las
especies vivas, pero más especialmente a los mamíferos; la mayor parte de los
sueños de contenido gráfico tienen lugar durante
las fases del sueño denominado paradójico (llamado
así porque cuando se produce, si bien dormimos, nuestro
cerebro
está en plena actividad), localizable de manera precisa
mediante una grabación poligráfica del
sueño. Estas fases tienen una duración aproximada
de un cuarto de hora y se producen durante el período del
ciclo del acto de dormir en el que el adormecimiento es
más profundo, unas cuatro o cinco veces por noche. Para
el hombre,
como para los animales, el
sueño paradójico juega un papel esencial en
el aprendizaje
y la memoria.
Así, cuando nos dormimos obsesionados por un problema
espinoso cuya solución se nos muestra luminosa
al despertar como una epifanía, podemos decir que ha
actuado el sueño paradójico. Un ejemplo: el
químico alemán August von Stradonitz habría
descubierto la estructura del benceno en el clímax mismo
de su sueño. Pero nadie negará que solamente cuando
despertó pudo consignar este descubrimiento. Se ha
señalado que determinados medicamentos psicótropos,
que reducen la duración del sueño, generan
trastornos en la memoria. Según el profesor Michel Jouvet,
el sueño tendría una función de
«reprogramación genética»; sería el
guardián del equilibrio
psíquico, de la homeostasis
del medio interior, así como de la frescura de las
aptitudes lógicas y espontáneas. Nos
protegería también contra los errores de comportamiento, las aporías, la
sinrazón, pero también contra las influencias
perversas o nefastas.

Esta tesis ha
suscitado no pocas controversias. Así, Jean-Pierre
Changeux ha lanzado la hipótesis de que los centros del
sueño envían un «ruido»
(en el sentido que da a este término la teoría
de la telecomunicación: fenómeno aleatorio
parásito que perturba la transmisión de mensajes)
en las sinapsis para establecer estructuras no
utilizadas de manera eficaz durante el estado de vigilia: el
sueño sólo aparece allí, dice, «para
dejar al programa
genético expresarse y/o preservar la estabilidad de su
expresión fenotípica». De ahí que
Jouvet oponga el hecho de que si nos encontrásemos frente
a una estabilización, la privación del sueño
debería engendrar trastornos graves en relación con
el aprendizaje en
el gato —de hecho, el sueño desencadena en este
animal una verdadera tempestad cerebral— y en el hombre, lo
que no sucede siempre. En el sueño, añade,
«la naturaleza recupera la delantera sobre la
cultura». Así, bajo el efecto de simulaciones
brotadas de un «pacemaker endógeno», puede
desarrollarse, durante el sueño, un verdadero repertorio
de comportamientos genéticos preprogramados. Tal es la
razón por la que puede afirmarse que hoy día es muy
delicado determinar con precisión las funciones del
sueño.

La imperiosa presencia del
sueño

El sueño reviste una importancia trascendental.
Las funciones de integración y recuperación que
desempeña son tan esenciales como nuestras funciones
fisiológicas dominantes. El sueño apura, en efecto,
los conceptos y los acontecimientos inscritos en el repertorio de
la memoria inmediata; es más, no cabe la menor duda de que
también ha podido intervenir en el proceso de
transferencia hacia la memoria a largo término
después de que se ha producido la integración de lo
útil, lo inofensivo y lo necesario —para evitar toda
sobrecarga y facilitar las experiencias vividas
ulteriormente—, el rechazo de lo inútil y de lo
peligroso.

Puede concebirse el sueño —y el acto
fisiológico de dormir— como una exigencia
biológica cuya finalidad primordial es asegurar el dominio
funcional del consciente del ser sin que (dada la extraordinaria
fragilidad que confiere el sueño al durmiente) la selección
natural haya borrado a los hombres del contexto vital.

 

 

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