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Aspectos de la teología de la liberación




Enviado por ferelquien



    1. Acercamiento a la
      teología de la liberación
    2. Ignacio Ellacuría,
      aspectos de su pensamiento
    3. La encíclica Populorum
      progressio
    4. Comparación
    5. Resumen de la
      monografía
    6. Bibliografía

    PRESENTACIÓN

    El 24 de mayo próximo se
    cumplirán 10 años del asesinato del cardenal
    mexicano Juan Jesús Posadas Ocampo, seguramente para esas
    fechas se pronunciarán discursos de
    todo tipo; incluida quizá una petición de
    beatificación. El hecho puede parecer anecdótico,
    sin embargo, en América
    Latina el asesinato de un cardenal, o de otro jerarca de la
    Iglesia
    católica es sintomático. Revela ante todo, el
    poder que la
    institución clerical sustenta en el continente, tal vez
    eso mismo haga que el crimen del cardenal Posadas sea llamado
    "magnicidio", no así el de su chofer.

    La muerte de
    Posadas tuvo la importancia para hacer que el Presidente de la
    República entrara en su calidad de
    Presidente a un templo católico, fragmentando así
    la separación entre la Iglesia y el Estado que
    tan celosamente se guardaba. Separación que en México
    significó el triunfo formal del pensamiento
    laico, y la llegada del anhelo positivista del siglo
    XIX.

    Quizá no sea casual la unión entre
    Estado e
    Iglesia que la muerte de
    Posadas evidenció, en la misma administración sexenal, se otorgó
    derecho a voto a los ministros de culto religioso, y se
    establecieron relaciones con el Estado Vaticano, de más
    está decir que el Papa Juan Pablo II, visitó esta
    tierra.

    Cuando el Presidente Salinas de Gortari entró al
    templo católico donde se velaba el cadáver de
    Posadas, sólo tuvo; en sentido figurado, que cruzar la
    calle. Pues el orden citadino en México parte de un templo
    católico, y las oficinas gubernamentales. En la
    mayoría de las veces, el centro de una ciudad o de un
    poblado se distingue por los edificios que tales instituciones
    albergan, de ellos parte el orden.

    En la arquitectura se
    patentiza así, lo que la formalidad oculta, al lado del
    poder civil, el poder divino. Pero ¿qué ocurre
    cuando ese poder civil parece no ser sino tiranía, cuando
    representa los intereses de una clase social, cuando se vuelve
    dictadura?
    ¿Acaso la arquitectura miente, y el espacio no se comparte
    sino que en ese espacio se enfrentan dos instituciones? El
    recurrente llamado que la Iglesia católica hace a la
    justicia, a la
    humildad, a la bondad, a la caridad, etc. Sugerirían que
    sí, sin embargo ella sostuvo siempre su s lazos con el
    poder, sin importar quien sustentaba tal.

    A partir de este esbozo, en las siguientes
    páginas se buscarán las generalidades de la
    Teología de la Liberación, y se expondrá en
    particular a Ignacio Ellacuría, para finalizar con una
    lectura
    crítica de la encíclica papal Populorum Progressio
    de Pablo VI, de 1967, y que a decir de Phillip Berryman,
    prefigura a la Teología de la Liberación, al menos
    en cuanto a su compromiso con los pobres.

    Acercamiento A LA TEOLOGÍA DE LA
    LIBERACIÓn

    La idea de una teología liberadora en América
    Latina parece un contrasentido, pues la religión
    católica se planteó de hecho como un instrumento de
    dominación en la conquista española. Al indio se le
    sometía con la cruz y con la espada, quedando siempre bajo
    el mando de un amo y del sacerdote. La tarea evangelizadora, era
    entonces una herramienta del sometimiento, y la adoctrinadora del
    indio.

    Pero una vez que la conquista se consumó, en el
    siglo XX surge una reflexión que abandona la tarea
    colonizadora y se propone como reflexión a partir de la
    situación general de América Latina,
    ¿cuál situación?, la pobreza.
    Así, la teología de la
    liberación:

    "Es una interpretación de la fe cristiana a
    través de la experiencia de los pobres. Es un intento de
    leer la Biblia y las doctrinas cristianas fundamentales con los
    ojos de los pobres. Al mismo tiempo es un
    intento por ayudar a los pobres a interpretar su propia fe de una
    forma nueva"

    Se ha señalado ya, que la situación
    común en América Latina es la pobreza, pero tal
    situación no es un producto de la
    casualidad ni de la voluntad divina, es una consecuencia de la
    configuración social, es decir, la pobreza no es destino
    natural del americano. Ello lo reconoce la Teología de la
    Liberación, y plantea además una crítica a
    las instituciones que permiten injusticia y pobreza.

    El propio Ellacuría comenta al respecto que "para
    lograr la conjunción adecuada de utopía y
    profecía es menester situarse en el lugar histórico
    adecuado. Toda conjunción de esas dos dimensiones humanas
    e históricas, para ser realista y fecunda, necesita
    situarse en precisas coordenadas geo-socio-temporales"

    De manera que no se piensa a un ser abstracto, sino a un
    humano concreto, de
    cara a su historia, al lugar en que
    vive y a la sociedad en que
    está, el americano atenderá a esas coordenadas para
    entrar en la dinámica de una Teología instrumento
    de su libertad y no
    su dominación.

    Siguiendo con ese fin liberador, la Iglesia vierte una
    mirada cuestionante sobre ella misma, al menos reconoce su
    participación en la estructura de
    la injusticia, y ese es el punto de choque entre una
    tradición eclesiástica que legitimaba sus
    privilegios y el de la mirada nueva que se pregunta por su
    papel hacia
    los desprotegidos.

    La mirada crítica de la iglesia sobre ella misma
    tiene su expresión máxima en el Concilio Vaticano
    II, que adopta por ejemplo el idioma propio de cada población, para la evangelización y
    los ritos, relegando al latín. Fruto de ese concilio es la
    encíclica de Pablo VI, Populorum Progressio, que plantea
    de modo frontal la responsabilidad de la Iglesia hacia los pobres, y
    su labor en el equilibrio
    mundial de las potencias económicas.

    Para concluir esta parte se dirá que son tres los
    ejes que guían a la Teología de la
    Liberación: "1. Una interpretación de la fe
    cristiana a través del sufrimiento, la lucha y la
    esperanza de los pobres. 2. Una crítica de la sociedad y
    de las ideologías que la sustentan. 3. Una crítica
    de la actividad de la iglesia y de los cristianos desde el punto
    de vista de los pobres".

    IGNACIO ELLACURÍA, ASPECTOS DE SU
    PENSAMIENTO

    Ignacio Ellacuría nació en 1930 en
    España
    y murió el 13 de noviembre de 1989 en El Salvador. Se le
    reconoce por su activa participación como mediador en el
    conflicto
    guerrillero de El Salvador en la década de los ochenta.
    Como sacerdote jesuita, se preocupó tuvo un trabajo
    filosófico sobre Zubiri, y una difusión por sus
    críticas a la Iglesia, algunas de sus obras son: 1973
    Teología Política, 1980
    Inteligencia
    Sentiente, 1984 Conversión de la Iglesia al Reino de
    Dios.

    Ellacuría reconoce en América Latina un
    lugar para cumplir las profecías católicas y
    construir una especie de tierra prometida, un reino de Dios. Pero
    sin apartar esos propósitos del camino divino, ni del
    contexto histórico, ni de la situación de pobreza,
    su pretensión es "la puesta en marcha desde el contexto
    histórico de América latina, del profetismo como
    método y
    de la utopía como horizonte. Todo ello desde una
    perspectiva explícitamente cristiana tanto en lo que se
    refiere a la profecía como en lo que se refiere a la
    utopía".

    Por profetismo, entiende el autor un enfrentamiento
    entre la situación histórica de América y el
    anuncio de un reino de Dios, los pobres parecen preguntarse sobre
    la vida mejor que el evangelio anuncia, y cuestionan la
    participación de la Iglesia en el orden que los oprime,
    así, recupera la idea marxista de una marcha
    histórica hacia la superación de clases y determina
    a la utopía como forzosa animadora de "realizaciones
    históricas".

    El compromiso de la Iglesia es en este sentido
    revolucionario, toma en cuenta la necesidad de superación
    del antagonismo entre clases, y su tarea evangelizadora incluye
    la toma de conciencia de los
    pobres.

    América Latina se perfila como un lugar
    privilegiado desde dónde hacer realidad el profetismo por
    su configuración histórica de tierra oprimida y
    víctima del orden económico capitalista. Pero
    Ellacuría no piensa en una salida tradicional a la
    problemática nuestra, sino que propone un giro en la
    solución, pide que América Latina "no busque imitar
    a quienes hoy van por delante y se sitúan por encima, sino
    que busca en lo objetivo y en
    lo subjetivo un orden distinto, que permita una vida humana no
    sólo para unos pocos, sino para la mayor parte de la
    humanidad. El mundo desarrollado no es de ninguna manera la
    utopía deseada, incluso como modo de suponer la pobreza,
    cuanto menos la injusticia, sino el aviso de lo que no se debe
    ser y no se debe hacer".

    Las palabras son contundentes, América latina no
    deberá esforzarse por alcanzar a los países
    capitalistas, por que ellos no está el reino prometido,
    sino que deberá construir una nueva tierra, que tenga una
    opción preferencial por los pobres, donde ellos son los
    sujetos a liberar, los hombres nuevos en donde la
    liberación "es un proceso de
    ajuste consigo mismo, en cuanto busca desembarazarse de las
    cadenas interiores y exteriores; es un proceso justo, en cuanto
    trata de superar una injusticia manifiesta; y es un proceso
    justificador en cuanto busca crear condiciones adecuadas para el
    desarrollo
    pleno de todos y para un equitativo uso de ellas".

    LA
    ENCÍCLICA POPULORUM PROGRESSIO

    El 26 de marzo de 1967, el Papa Pablo VI, da al mundo su
    Encíclica Populorum Progressio que plantea la "necesidad
    de promover el desarrollo de los pueblos". Como fruto directo del
    Concilio Vaticano II, la encíclica alude a la
    situación marginada del tercer mundo, y de la
    situación desigual en el mundo para al
    desarrollo.

    Su idea del hombre es la
    cristiana, pero las aspiraciones son radicalmente distintas:
    "verse libre de la miseria, hallar con más seguridad sus
    propias subsistencias, la salud, una ocupación
    estable, participar todavía más en las
    responsabilidades, fuera de toda opresión y al abrigo de
    situaciones que ofenden su dignidad de hombres, ser más
    instruidos; en una palabra hacer, conocer y tener más para
    ser más"

    Hay en esas aspiraciones el reconocimiento de la
    situación injusta, y se presenta al progreso como una
    responsabilidad de la Iglesia, pero por ese progreso se entiende
    una llegada a los indicadores de
    desarrollo del primer mundo.

    Unida a la visión de un hombre hijo de Dios, con
    aspiraciones concretas, y necesidades apremiantes, la
    encíclica establece la posibilidad del progreso propio, no
    como un mandato divino; la situación de pobreza no tiene
    que mantenerse, pues Dios parece no influir en el orden social
    que la permite.

    La encíclica finalmente subraya la necesidad de
    la solidaridad con
    los más necesitados, pide una conformación mundial
    que ayude a los países pobres "Pedimos la constitución de un fondo mundial alimentado
    con una parte de los gastos militares,
    a fin de ayudar a los más desheredados. Eso que vale para
    la lucha inmediata contra la miseria vale igualmente para el
    desarrollo. Sólo una colaboración mundial, de la
    cual de la cual un fondo común sería al mismo
    tiempo símbolo e instrumento, permitiría superar
    las rivalidades estériles y suscitar un diálogo
    pacífico y fecundo entre todos las pueblos".

    COMPARACIÓN

    Los puntos de comparación entre Ellacuría
    y la Encíclica Papal se refieren a la concepción de
    Hombre, la idea de progreso, el papel de la Iglesia y la
    Finalidad de la Libertad.

    En cuanto a la concepción de hombre,
    Ellacuría ve la necesidad de un sujeto nuevo, que se
    libera de la opresión y configura desde su realidad un
    reino de Dios distinto. La encíclica papal, sólo
    reconoce las aspiraciones humanas legítimas que se niegan
    a los hombres de América Latina, pero siempre supone que
    la conquista fue un mecanismo incuestionable de
    civilización.

    La idea de progreso es propuesta por Ellacuría
    como diferente al capitalismo,
    no ve él el reino prometido, mientras la visión
    papal es contraria, en el capitalismo está el reino de
    Dios, para llegar a él no hace falta cambiar el estado de
    cosas, sino ayudar al pobre a llegar, acercar el progreso,
    más que construirlo.

    Por lo que toca al papel de la Iglesia, en
    Ellacuría se nota la idea de una Iglesia revolucionaria
    que fomente la toma de conciencia a la vez que acelere el proceso
    histórico de emancipación. La encíclica
    sólo se queda en la labor evangelizadora que ayuda en el
    mantenimiento
    de la estructura de dominación capitalista.

    El Papa Pablo VI, dibuja a la libertad dentro del
    liberalismo
    económico, al nivel de competencia en el
    mercado, ser
    libres para competir, pero no como Ellacuría, para
    conformar justicia, ni como parte de un proyecto
    utópico-profético que responda a las necesidades de
    los pobres.

    RESUMEN DE LA
    MONOGRAFÍA

    La Teología de la Liberación, surge en
    América Latina en el siglo XX como una reflexión
    del papel que la Iglesia tiene en el continente y sus
    vínculos con el poder. Se plantea la pregunta por el papel
    que juega frente a la pobreza; interrogándose a cerca de
    las circunstancias en que se hallan los sujetos a quienes se
    dirije. En este trabajo se exponen de forma general el
    pensamiento de Ignacio Ellacuría, un destacado
    teólogo de la liberación, comparándolo con
    la encíclica papal Populorum Progressio de Pablo
    VI.

    BIBLIOGRAFÍA

    BERRYMAN, Phillip, 1989 Teología de la
    Liberación, México, Ed. Siglo XXI

    ELLACURÍA, Ignacio, 1989 "Utopía y
    Profetismo desde América latina" en Revista
    Latinoamericana de teología, No. 17

    LÖWY, Michael 1999, Guerra de
    Dioses, México, Ed. Siglo XXI

    MERCADER, Martínez Manuel, 1974 Cristianismo y
    revolución
    en América Latina. México Editorial Diógenes
    S. A.

    PABLO VI, Encíclica Populorum Progressio,
    versión on-line de http:www.vatican.va/holy_father/paul_vi/encyclicals/

     

     

     

    DATOS DEL AUTOR:

    Fernando Romero

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