(Información general)
- Primoinfección en el
niño - Cuadro
clínico - Diagnóstico
- Clasificación
- Pronóstico
- Complicaciones
- Tratamiento
La primera infección con el bacilo tuberculoso
generalmente tiene lugar en la edad infantil y casi siempre
asienta en los pulmones. Durante las primeras semanas
después de la llegada de los microorganismos, no hay
evidencias clínicas ni radiológicas de que se halla
producido cambio alguno.
En realidad, la mayoría de las veces, solo nos enteramos
de este crucial evento porque entre las 2 y 10 semanas
después de ocurrida la infección, la
reacción de tuberculina (PPD) se hace positiva.
Antes de la pasteurización de la leche
también era relativamente frecuente la
primoinfección oro orodigestiva. Cuando la puerta de
entrada era orofaríngea, el complejo primario se
manifestaba por una ulceración gingival o amigdaliana,
acompañada de adenitis cervical, en tanto que la
fijación en el intestino determinaba el compromiso de los
ganglios del mesenterio y una mayor tendencia a las tuberculosis
extrapulmonares. Otras puertas de entrada de la tuberculosis
primaria, mucho mas raras, son los ojos, los oídos, el
chancro cutáneo de los patólogos y algunas formas
excepcionales de tuberculosis congénita.
La primoinfección del niño ha sido motivo
de numerosas publicaciones. Parrot en 1876, pocos años
después del descubrimiento del bacilo de Koch, ya
señalaba la importancia del compromiso de los ganglios
hiliares, considerándolos como un espejo de la
infección del pulmón. En 1912 Gohn descubrió
la clásica imagen en
palanqueta, denominada complejo de Gohn, definiendo mas
claramente la relación entre el foco primario pulmonar,
llamado chancro de Gohn, y la adenopatía
hiliar.
En 1917 Ranke propuso sus tres famosos estadios,
similares a los de la sífilis,
que parecían explicar toda la patogenia de la tuberculosis
según el grado de alergia a las tuberculoproteínas
del bacilo de Koch. El primer estadio correspondía a la
primoinfección. El segundo se caracterizaba por la
hiperergía, con desarrollo de
lesiones predominantemente exudativas y tendencia a las
diseminaciones. En el tercer estadio, equivalente a lo que
llamamos ahora tuberculosis de tipo adulto, disminuía la
hipersensibilidad tuberculínica y aumentaba la resistencia
frente a la enfermedad, facilitándose la
localización de la infección.
Nos parece ahora increíble que hace poco mas de
40 años, en 1950, la Dra. Lincoln del Bellevue Hospital de
New York, haya comunicado una mortalidad de un 30% en un grupo de 662
niños
con una primoinfección visible a los rayos X . Es
indudable que hemos recorrido un largo y fructífero camino
en estos últimos decenios. Pero, aunque la tuberculosis
infantil esté disminuyendo rápidamente en la
mayoría de los países, es necesario que conozcamos
bien sus formas de presentación y sus complicaciones,
porque nuevamente nos tocará enfrentarnos en forma
creciente a sus cuadros mas agudos y a sus mas graves
diseminaciones hematógenas, en aquellos individuos
niños o adultos, que estando infectados con el virus del
SIDA, se
pongan en contacto por primera vez con el bacilo
tuberculoso.
La primoinfección, al momento de la
conversión tuberculínica, puede determinar algunas
manifestaciones sistémicas e inespecíficas, como
febrículas, pérdida del apetito, irritabilidad,
desinterés en los juegos,
aplanamiento de la curva pondo-estatural y variable compromiso
del estado
general, fácilmente atribuibles a una infección
viral. También puede aparecer eritema nodoso y
quérato-conjuntivitis flictenular, que actualmente son mas
frecuentes causadas por otras enfermedades.
En algunos niños la sintomatología es mas
significativa, incluyendo fiebre elevada, baja de peso, tos y
expectoración de variable intensidad y, mas raramente,
hemoptisis. Ocasionalmente, aparecen síntomas de
irritación meníngea, y si se practica una
punción lumbar puede encontrarse un aumento de los
linfocitos en el líquido cefalorraquídeo, como
manifestación de una meningitis serosa.
Pero, hay que tener presente que mas de la mitad de las
primoinfecciones que se diagnostican por el estudio de contactos
de enfermos tuberculosos, son totalmente
asintomáticas.
El examen físico generalmente es negativo o
muestra
hallazgos poco específicos, excepto en las formas mas
avanzadas de la enfermedad. Igualmente, los exámenes de
laboratorio
habituales, aunque pueden plantear la sospecha de que algo
anormal esta ocurriendo, generalmente son de poca
ayuda.
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