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La diáspora armenia



    1. Armenios en Buenos
      Aires
    2. Armenios en
      Marsella
    3. Notas

    En esta monografìa me refiero a la
    diàspora armenia, tomando como fuente el libro de la
    historiadora Nèlida
    Boulgourdjiàn-Toufeksiàn, las memorias de
    Henri Verneuil y las biografìas y la novela
    escritas por Eduardo Bedrossian.

    Los avatares de la vida polìtica, en primera
    instancia, pero tambièn econòmica, obligaron a los
    armenios a emigrar. Novelistas, memorialistas y estudiosos han
    dejado en sus pàginas testimonio de la dura realidad de
    sus mayores, y de sus vivencias como emigrantes o refugiados en
    otros paìses.

    Para conocer aspectos de la inmigraciòn armenia a
    nuestro paìs, resulta de fundamental importancia la obra
    de Nelida Boulgourdjian-Toufeksian, titulada Los armenios en
    Buenos Aires.
    La reconstrucciòn de la identidad
    (1900-1950) (1), libro que fue distinguido con el Primer Premio
    en el concurso organizado por el Centro Armenio, cuyo "jurado
    estuvo integrado por la historiadora Hebe Clementi, por el
    Primado de la Iglesia
    Apostòlica Armenia de la Argentina y por
    el escritor Jorge Torres Zavaleta". Aunque se circunscribe a una
    zona de nuestro paìs, el estudio arroja luz sobre
    aspectos que tienen que ver con la llegada de los extranjeros y
    su vida en la nueva tierra.

    La historiadora se refiere a la "Gran Diàspora",
    que originò las comunidades armenias de Europa y de las
    Amèricas. Para definir este tèrmino, que "significa
    en griego dispersiòn e implica la existencia primera de un
    grupo que se
    dispersa en un todo o en parte", se remite a M. Bruneau, quien
    considera que "dicho tèrmino reùne tres caracterìsticas esenciales: la conciencia de
    reivindicar una identidad ètnica o nacional; la existencia
    de una organizaciòn polìtica, religiosa o cultural
    del grupo dispersado, es decir, la riqueza de su vida asociativa;
    y la existencia de contactos bajo diversas formas, reales o
    imaginarias, con el territorio o paìs de origen". Por
    tanto, "Se es miembro de una diàspora por elecciòn,
    por decisiòn voluntaria y consciente".

    Sostiene que "Actualmente, la diàspora
    està fragmentada en una cincuentena de comunidades que se
    extienden desde el Medio Oriente –Lìbano, Siria,
    Turquìa, Irak,
    Iràn, Egipto,
    Israel, Chipre-
    al mundo occidental _Francia, Grecia, Gran
    Bretaña, Bèlgica, Alemania,
    Suiza, Italia, Austria,
    Estados
    Unidos, Canadà, Mèxico, Brasil,
    Argentina, Uruguay,
    Venezuela,
    Chile, entre
    otros".

    Afirma que "Los armenios de la Argentina emergen de una
    inmigraciòn que comienza a principios de
    siglo. Ellos constituyen una comunidad poco
    estudiada hasta el presente, precedida por otras màs
    antiguas –italianos, españoles, sirio libaneses y
    judìos-". Al igual que otros inmigrantes que llegaron a
    nuestro suelo, ellos se
    vieron determinados por la ruptura con sus raìces "a crear
    estrategias
    comunitarias en los nuevos lugares de asentamiento, en una
    tentativa por reproducir las ya practicadas en su lugar de
    origen. La vida institucional –entidades benèficas,
    polìticas, regionales y culturales-, contribuyò a
    facilitar el proceso de
    adaptaciòn".

    La historiadora sostiene que la falta de registros
    adecuados para la estimaciòn del nùmero de armenios
    ingresados a la Argentina es una de las dificultades a las que se
    enfrenta su labor, ya que "en las fuentes
    argentinas no se desagregan los armenios de los otros grupos
    migratorios provenientes del imperio otomano, tales como sirios y
    libaneses. En las Memorias de la Direcciòn Nacional de
    Migraciones, hasta 1920, no estàn diferenciados de los
    otomanos y los turcos".

    Por eso, ella relevò las Listas de Pasajeros de
    la Direcciòn Nacional de Migraciones entre los años
    1900 y 1923 inclusive. "Según las Memorias de Migraciones
    –agrega-, el año 1923 es el que presenta el saldo
    màs alto de la dècada. La informaciòn
    cuantitativa sustentada por el imaginario colectivo demuestra que
    la firma del Tratado de Lausana (1923) y la consecuente
    imposibilidad de permanecer en Turquìa, determinò a
    los armenios a emigrar definitivamente".

    Son interesantes, asimismo, los datos que la
    historiadora nos presenta acerca de la travesìa de los
    inmigrantes: "Las condiciones en que viajaban los inmigrantes no
    se correspondìan con las descripciones de los folletos de
    propaganda
    distribuidos por el gobierno
    argentino. En 1907 se tomaron medidas para mejorar la
    travesìa, disponiendo que cada pasajero tenìa
    derecho a una superficie mìnima de 1,30 metros cuadrados,
    a una cama de 1,80 metros de largo, a utilizar cocinas y
    baños a bordo asì como al control
    mèdico".

    Ya en la Argentina, se verifica "el proceso de
    reconstrucciòn de la identidad en el nuevo lugar de
    asentamiento", objeto de este libro tan profusamente
    documentado.

    Armenios en Buenos Aires

    Algunas obras dan cuenta del fenòmeno
    històrico y social de la inmigraciòn armenia. Entre
    ellas, las biografìas Hayrig (Detràs del silencio
    de un millòn y medio de voces) (2) y Hayrig II (3), en las
    que Eduardo Bedrossian relata la vida de su padre, Agop. "Este
    relato –afirma Boulgourdjian- trasciende la historia personal de Hagop
    Bedrossian para adquirir una dimensiòn colectiva que
    involucra a todo un pueblo".

    Acerca de la primera parte de esta historia,
    afirmó María Isabel Clucellas: "bajo una estructura de
    doble faz, Bedrossian hijo narra en primera persona la odisea
    paterna. A partir de los primitivos años de paz y bonanza
    que corresponden al siglo pasado, el autor ilustra a sus lectores
    sobre la vida familiar en Geben, ‘un pedazo de la historia
    ancestral de los armenios’. Las montañas, la aldea,
    las casas con paredes de piedra, el calor de las
    reuniones en torno al hogar
    presididas por un narrador ocurrente y sentencioso que contaba,
    educando, historias y costumbres, reviven en páginas
    coloridas, amenas, donde anécdotas y sucesos van tejiendo
    una urdimbre de sólidas y justificadas nostalgias"
    (4).

    En 1998 apareciò Memorias para no olvidar (5),
    ùltimo libro de la trilogìa que Bedrossian
    escribiò acerca de la Cuestiòn Armenia. Las
    memorias se incian cuando los padres de Nersès, que poco
    antes cumpliò veintiùn años, deciden
    realizar, como le habìan prometido, el pedido de mano de
    una joven para que su hijo se case. La obra finaliza con el
    casamiento de esa pareja, unos meses despuès.

    Esta historia ìntima sirve de marco para otra
    màs abarcadora: la de los armenios en la Argentina.
    Distintos personajes van narrando las circunstancias en que se
    realizò la inmigraciòn, las atrocidades que
    debieron padecer en manos de los turcos, la tortura, las
    violaciones de religiosas y alumnas, y muchos otros episodios que
    indignan al lector y han quedado grabados por siempre en la memoria de
    este pueblo bueno y sufrido.

    Otros aspectos tambièn son descriptos: las
    comidas, la instrucciòn, la religiòn, el respeto a los
    padres y la consagraciòn a los hijos, los juegos con los
    que se entretenìan los armenios, sus visitas a la
    peluquerìa, al dentista, la llegada de un pariente al que
    hacìa años que no veìan… Hechos cotidianos
    que contribuyen a dar una imagen de una
    colectividad en un tiempo que
    pasò.

    La relaciòn con inmigrantes procedentes de otros
    paìses es evocada en estas pàginas, en las que se
    presenta una Barracas cosmopolita, en la dècada del 50, en
    la que los extranjeros conviven solidariamente. Agobiados por
    haber dejado a la familia, o
    de haber visto como la asesinaban, la relaciòn entre los
    armenios es resumida en ese dicho que reza: "Mejor un vecino
    cerca que un pariente lejos", y que ha llegado generalizada a
    nuestros dìas, en los que en algunos barrios,
    afortunadamente, todavìa se observa.

    Algunos inmigrantes cuentan historias a un auditorio
    siempre interesado. La mismas tienen que ver con la
    tradiciòn de su naciòn, con su trabajo o con
    circunstancias curiosas de la vida. Bedrossian las incluye en su
    obra, para que todos las conozcamos.

    Este libro es mucho màs que el recuerdo en
    tercera persona de un joven en una etapa feliz de su existencia;
    es la memoria de un
    pueblo que debiò dejar su tierra, a la que
    venera.

    Armenios en Marsella

    Asì como Bedrossian homenajea a su padre, en
    Mayrig (mamà) (6), el cineasta Henri Verneuil evoca la
    vida de su madre. La historia comienza cuando un dìa, no
    muy lejano en el tiempo, Verneuil asiste apesadumbrado a los
    ùltimos instantes de vida de la armenia, quien, ya
    anciana, agoniza en su hogar, bajo la solìcita mirada de
    un mèdico y una enfermera que nada pueden hacer por ella.
    Esta situaciòn angustiosa produce en el autor el
    afloramiento de los recuerdos compartidos con ese ser
    abnegado.

    La protagonista del relato es mayrig, pero muy cerca de
    ella encontramos a sus hermanas, Ana y Kayanè; las tres
    forman una alianza indisoluble, preocupadas por conseguir siempre
    lo mejor para el pequeño Achod, que no es otro que
    Verneuil. Muchas veces, a lo largo del relato, el niño las
    llama "las tres Marìas"; èl vivìa ese
    clima de
    afecto que les evitaba disputas, que las hacìa estar
    siempre alegres a pesar de los duros trances a los que se
    enfrentaban.

    En la dècada del 20, la familia huye de
    Armenia y se instala en Marsella, donde la vida no es nada
    fàcil. El primero de los problemas, y
    el no menos grave, es el del idioma. Ninguno de ellos
    sabìa francès; Mayrig conocìa tres palabras:
    "por favor", "gracias" y "disculpe". Con ellas pensaba abrirse
    paso en un mundo desconocido en el que, sin dudas, la
    cortesìa serìa la mejor arma.

    La realidad nada tiene en comùn con lo que la
    humilde armenia imaginaba. La primera noche en Francia, se
    disponìan a compartir la cocina con los otros inquilinos;
    contraviniendo las expresas disposiciones de la locadora, los
    franceses no les permiten hacer uso del artefacto, hecho que
    genera grandes discusiones, siempre, por supuesto, girando
    alrededor de las ùnicas tres palabras francesas que
    componìan su idioma. Risueño fue el episodio
    protagonizado por el padre en la carnicerìa; sus
    ocurrencias provocaron la hilaridad de los presentes, pero la
    vianda que deseaban llegò a sus manos.

    Verneuil evoca los duros tiempos vividos en Marsella y
    los medios de que
    se valieron para sobrevivir. Una noche, asombrado, observa que su
    mayrig arranca uno de los ocho botones de su vestido, forrados
    con la misma tela; al desenvolverlo, el botòn se convierte
    en una reluciente moneda de oro. Sucesivamente, el vestido los va
    perdiendo, hasta que ya no quedan màs. Para ese entonces,
    el padre de Achod-Henri habìa conseguido un empleo en una
    refinerìa de azùcar y las mujeres trabajaban como
    camiseras, haciendo camisas enteras cosidas a mano, porque no
    disponìan de una màquina de coser .

    Con el tiempo, la situaciòn mejora, pero Achod
    crece y debe asistir a la enseñanza media. Sus padres, deseosos de
    brindarle lo mejor, lo inscriben en uno de los colegios
    màs distinguidos de la ciudad, reservados para los hijos
    de las familias opulentas. Es en lo referido a su
    educaciòn donde el ànimo de Verneuil se vuelve
    francamente agobiado: los niños
    franceses se burlaban de èl; los profesores –salvo
    contadas excepciones- lo marginaban; la sociedad entera
    dejaba de lado al pequeño inmigrante. Entre sus recuerdos
    màs tristes se destaca la desubicaciòn de la
    familia, que no evidenciaba tanto sentido comùn como buena
    voluntad.

    Hacia el final del relato, los dìas del
    adolescente se vuelven màs alegres: su padre ha abandonado
    la refinerìa para trabajar en el taller con su esposa y
    cuñadas. A partir de ese momento, la familia Malakian
    vuelve a recuperar su ritmo normal de vida, interrumpido por la
    labor nocturna del padre de Achod. Los visitantes se suceden
    segùn la costumbre armenia –sin avisar- y los
    camiseros continùan o no su tarea segùn la
    confianza que tengan con los paisanos.

    …..

    Novelas como las que mencionamos y serios estudios
    –entre los que se destacan el de Nèlida
    Boulgourdjiàn, la tesis doctoral
    de Rosa Majiàn y las obras de Narciso Binayàn
    Carmona- nos permiten conocer la historia y las
    caracterìsticas de la inmigraciòn armenia, que
    aportò valores
    èticos y estèticos al "mosaico de identidades" que
    es nuestro paìs.

    Notas

    1. Boulgourdjián-Toufeksián,
      Nélida:Los armenios en Buenos Aires. Buenos Aires,
      Centro Armenio, 1977.
    2. Bedrossian, Hagop: Hayrig. Ediciones Akian. Buenos
      Aires, 1991.
    3. Bedrossian, Hagop: Hayrig II. Buenos Aires,
      1995.
    4. Clucellas, María Isabel: en La Prensa,
      8 de septiembre de 1991.
    5. Bedrossian: Buenos Aires, Ediciòn del autor,
      1998.
    6. Verneuil, Henri: Mayrig. Buenos Aires,
      Atlàntida, 1986.

     

     

    Trabajo enviado por

    María González Rouco

    Licenciada en Letras UNBA, Periodista Profesional
    Matriculada

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