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Bosques – Seminario de Manejo y Conservación de Recursos Biológicos  (página 2)




Enviado por mundosuni2



Partes: 1, 2

El bosque es un gran generador de vida, tanto vegetal
como animal. Además de los árboles, que destacan en todo el conjunto
por alcanzar mayor altura y ser los componentes principales,
existen otra serie de plantas que se distribuyen formando
estratos: arbustos leñosos, matorrales, plantas
herbáceas y, por fin, al ras del suelo y ocupando
zonas de mayor umbría, musgos, líquenes y hongos.
Según el tipo de bosque de que se trate, cada uno de estos
estratos puede tener mayor o menor importancia o incluso faltar
alguno de ellos. Los bosques se dividen siguiendo diversos
criterios. Según la duración de la hoja en el
árbol: los que la pierden en otoño son
caducifolios, y perennifolios los que no permanecen descubiertos
de hojas en ninguna época del año. Esto no quiere
decir que las hojas sean siempre las mismas, sino que se renuevan
periódicamente, pero no todas a la vez. Según las
especies arbóreas principales que constituyen un bosque,
éste puede ser: de coníferas, cuyos frutos tienen
más o menos forma de conos, y las hojas son aciculares o
con forma de escama; de frondosas, con hojas más bien
laminares y frutos muy diversos; o mirtos, que son una mezcla de
los dos anteriores.

Las formaciones forestales están ampliamente
distribuidas, pudiéndose encontrar en localizaciones muy
distintas: zonas llanas, valles, colinas, montañas,
litoral, etcétera. 

MICROCLIMA

Al introducirnos en un bosque, lo primero que notamos es
una sensación de frescura, debido a que dentro de
él reina un microclima, es decir, un clima diferente del
que hay en terreno descubierto. El bosque influye sobre los rayos
solares, las precipitaciones, la humedad de la atmósfera, la
temperatura,
el viento y la evapotranspiración.

El papel
modificador que tienen las formaciones forestales varía
con las especies que las constituyen, su altura, estructura y
densidad. La
cubierta vegetal recibe una radiación
solar que depende de la posición que ocupe el Sol y de las
condiciones climáticas generales de la zona.

Una parte de radiación recibida vuelve a la
atmósfera por reflexión. La cantidad de
energía reflejada varía según el tipo y
naturaleza de
las hojas. También influye la orientación de
éstas y la altura que tenga el Sol; así, la
energía reflejada es mayor cuando el Sol está bajo
y las hojas de los árboles se colocan horizontalmente. Los
rayos solares que no han sido reflejados se introducen por la
cubierta vegetal, pudiendo ser interceptados por las copas de los
árboles, o bien alcanzar el suelo. Los caminos para llegar
al suelo son dos: directamente, por los huecos que dejan entre
sí las hojas, de forma que la luz no sufre
ninguna modificación; o atravesando los limbos foliares,
produciéndose entonces una absorción selectiva y
parcial de la luz.

Debido a esta absorción, cuando los
árboles se encuentran cubiertos de hojas, el interior del
bosque queda en una penumbra amarillo-verdosa. En los bosques
caducifolios, la iluminación del suelo puede disminuir hasta
el 2 % de la recibida en campo abierto. Las coníferas
debilitan mucho la luz solar, actuando como un enrejado que
detiene los rayos luminosos, pero apenas la modifican en cuanto a
su cualidad. Las acículas actúan como pantallas
contra las cuales chocan los rayos, perdiendo éstos, por
lo tanto, fuerza. En el
bosque, como en terreno abierto, las temperaturas diurnas y
nocturnas son diferentes, ya que la principal fuente de calor es el
Sol.

Durante el día, las temperaturas máximas
se producen a nivel de las copas de los árboles, que
absorben parte de la radiación solar, difundiendo este
calor al aire que tienen
alrededor. Pero el lugar de las copas donde aparecen las
máximas temperaturas va desplazándose a lo largo
del día: por la mañana se sitúa en la parte
superior, al mediodía se encuentra en la mitad, y en el
ocaso vuelve a situarse en las cimas.

El máximo se encuentra en la mitad de las copas
al mediodía, porque es entonces cuando el Sol está
más alto, pudiendo los rayos solares penetrar más
en el interior del bosque, alcanzándose así las
temperaturas más altas.

Por la mañana y por la tarde los rayos solares
caen más oblicuamente, produciéndose una mayor
absorción en las copas, localizándose entonces en
ellas las temperaturas máximas.

Por la noche, cuando se pone el Sol, se produce un
fuerte enfriamiento a nivel de las copas, que a partir de
entonces actúan como pantalla entre el estrato
herbáceo y la atmósfera, retardando el enfriamiento
del ambiente.
Debido a este papel protector de las masas de hojas, en el suelo
y hasta dos metros de altura, hace más calor en el bosque
que fuera de él.

Por lo tanto, en el medio forestal se produce una
amortiguación de las oscilaciones térmicas, es
decir, las diferencias entre las temperaturas máximas y
mínimas se hacen menores. Al caerse las hojas de los
árboles, este comportamiento
térmico diario desaparece casi totalmente.

En el bosque, la humedad atmosférica es mayor que
al descubierto, sobre todo por la noche. Esto es debido a que el
vapor de agua producido
por la evapotranspiración se propaga en la
atmósfera por difusión y acción del viento.
Las hojas, troncos y ramas de los árboles interrumpen en
gran medida el paso del viento, disminuyendo su velocidad y
dificultando, por tanto, los fenómenos de difusión,
concentrándose así la humedad.

Otro motivo es que la humedad relativa varía en
razón inversa a la temperatura. Ya habíamos visto
que la temperatura del aire es generalmente más baja en el
bosque que fuera de él, por lo tanto es más alta su
humedad relativa.

El tipo de suelo y el tipo de vegetación
están determinados por el clima, pero la roca madre
influye también sobre el primero y la flora sobre el
segundo. Por lo demás, el suelo y la vegetación
presentan interrelaciones tan estrechas que casi se puede hablar
de una unidad. Por su lado, tanto el suelo como la
vegetación ejercen una cierta influencia sobre el clima,
pero solamente sobre la capa de aire cercana al suelo; es decir,
influyen sobre el microclima. El conjunto de factores que
actúan sobre las plantas constituyen el medio ambiente
de éstas; los factores físico-químicos (sin
competencia)
reciben el nombre de residencia ecológica de las plantas,
mientras que el lugar en que crecen se conoce como biotopo. Los
factores ecológicos se dividen a menudo en factores
climáticos, orográficos y edáficos (suelo).
Esta clasificación resulta poco práctica desde el
punto de vista ecológico. Es mejor clasificar en los cinco
grupos
siguientes a los factores determinantes para el crecimiento y
desarrollo de la planta:

las condiciones térmicas

las condiciones hídricas

la intensidad lumínica y la duración
del día

los distintos factores químicos

los factores mecánicos

Para las plantas es completamente indiferente que, por
ejemplo, las condiciones térmicas favorables estén
determinadas por el macroclima o por la localización del
biotopo en una ladera resguardada orientada hacia el Sur. Tampoco
tiene importancia para las plantas que la humedad necesaria del
suelo se consiga gracias a una distribución favorable de
las precipitaciones, a una evaporación reducida debido a
la orientación hacia el Norte o a la estructura del suelo
y la proximidad del agua freática; lo principal es que la
planta no carezca de agua.

Para la estructuración de la cobertura vegetal en
zonas de vegetación tienen importancia decisiva las
condiciones de calor y agua sobre la superficie terrestre, que
están determinadas a grandes rasgos por el clima. Hay que
señalar que los factores externos sólo tienen una
importancia directa para los procesos
biológicos cuando influyen sobre el estado de
la sustancia viva, sobre el protoplasma.

En lo que se refiere a las condiciones térmicas,
lo más importante es la temperatura a que transcurren los
procesos vitales del protoplasma. En los organismos animales
distinguimos entre especies de sangre
fría o poiquilotermos, cuya temperatura corporal y por
tanto también la temperatura del protoplasma depende de la
temperatura exterior y varía en el mismo sentido que
ésta, y especies de sangre caliente u homeotermos, que
poseen una temperatura corporal propia, relativamente
independiente de la temperatura externa y bastante constante. En
el caso de estos organismos no tiene sentido medir la temperatura
exterior para establecer una relación directa entre ella y
el curso de las funciones vitales
del cuerpo. Las plantas son siempre organismos
poiquilotérmicos.  

Zonas de
vegetación y niveles de altitud

Para estudiar las condiciones de vegetación de
toda la superficie terrestre debemos partir de las unidades
mayores de vegetación, y éstas son las zonas de
vegetación, es decir la vegetación zonal de las
diversas zonas climáticas.

En el lado occidental las relaciones son complicadas. En
la región subtropical los desiertos llegan hasta la costa;
en el hemisferio Sur quedan incluso limitados a la zona costera.
En cambio en la región de las lluvias ciclonales, en
latitudes por encima de 35 grados las condiciones se invierten.
Las vertientes occidentales son significativamente más
húmedas y la influencia del clima oceánico se hace
sentir hacia el interior. Estos fenómenos básicos
son más fáciles de observar en el continente
promedio que en el mapa mundial con las zonas de
vegetación. Sobre este último podemos decir lo
siguiente:

I. Observamos la zona de las pluviisilvas tropicales en
sentido amplio, que en Sudamérica cubren la Guayana y la
cuenca del Amazonas llegando hasta la vertiente oriental de los
Andes.

Los bosques húmedos siempre verdes se extienden
en el lado oriental desde América central hasta el Sur de
México,
así como en la costa oriental brasileña hasta el
trópico.

En África las pluviisilvas tropicales quedan
limitadas a la costa de Guinea, la cuenca del Congo y la parte
oriental de Madagascar. En Asia las
encontramos en la región del monzón hasta las
vertientes meridionales del Himalaya, en Malaya, Indonesia, las
Filipinas y Nueva Guinea. Forman finalmente una estrecha banda en
la costa oriental de Australia hasta más al Sur del
trópico.

II. A continuación de la zona de pluviisilvas
encontramos los bosques y sabanas tropicales, secos o
húmedos y que reverdecen con las lluvias; probablemente
las sabanas son en gran parte de origen antropógeno o
están condicionadas edáficamente. En África
predominan hasta tal punto que los geógrafos
acostumbran a hablar de sabanas secas y sabanas húmedas.
Esta región abarca la zona climática tropical con
lluvias estivales en ambos hemisferios. La mayor parte de
Australia corresponde a esta zona de
vegetación.

III. Los desiertos y semidesiertos subtropicales ocupan
extensiones reducidas en América, y están limitadas
en Norteamérica a la parte sudoccidental y en
Sudamérica a la estrecha franja costera de la vertiente
occidental de los Andes del Perú y el norte de Chile. La
mayor zona desértica empieza en el Norte de África
en la costa atlántica y abarca el Sahara y el desierto
libio, continuando en Asia en el desierto de Arabia y en la parte
meridional del Irán hasta la India. En el
sur de África los desiertos están limitados al
suroeste (Namib, Namaland, Karroo), ya que el Kalahari no es un
desierto. En Australia encontramos una pequeña
región con precipitaciones por debajo de los 200 mm en la
parte sur; por lo demás faltan los verdaderos desiertos
condicionados climáticamente.

IV. Los bosques esclerofilos de las regiones con lluvias
invernales ocupan la mayor parte de las costas del
Mediterráneo y se extienden, limitados a las zonas
montañosas, hasta el Afganistán.

Se encuentran también en América en el
centro y el sur de Califomia, así como en el centro de
Chile; en el sur de África los encontramos en el extremo
sudoccidental de la Colonia del Cabo; finalmente se encuentran
también en el sur y el suroeste de Australia.

V. Los bosques húmedos, de clima temperado
caluroso y siempre verdes, se encuentran principalmente en el
Este asiático; también se presentan en la costa
suroriental de Australia y en la isla septentrional de Nueva
Zelanda, en la costa oriental de Sudáfrica, en el sureste
del Brasil hasta el
noreste de Argentina,
parcialmente en el sur de Chile, en determinadas zonas altas de
América Central y México, así como en la
costa sudoriental de Norteamérica incluyendo
Florida.

VI. Los bosques caducifolios de la zona temperada ocupan
una extensa superficie en la parte oriental de
Norteamérica, en Europa central y
occidental y en Asia oriental. En el hemisferio sur aparecen
sólo en el sur de Chile.

VII. Las estepas y desiertos fríos en invierno se
extienden en Eurasia desde el Mar Negro hasta casi el Mar
Amarillo. En el Próximo Oriente están en contacto
directo con la zona desértica subtropical. En el
hemisferio sur, esta zona está representada por la Pampa
argentina oriental, el semidesierto patagón y la pradera
en tussock de Otago en la isla meridional de Nueva
Zelanda.

VIII. La zona de bosques aciculifolios boreales forma un
inmenso cinturón que abarca toda la parte septentrional de
Norteamérica y Eurasia. Esta zona falta en el hemisferio
sur.

IX. La zona de la tundra se extiende circumpolarmente en
la región de clima ártico. En el hemisferio sur
sólo encontramos una vegetación antártica
correspondiente en el extremo más meridional de
Sudamérica y en las numerosas islas
subantárticas.

Pero la vegetación no está estructurada
sólo en dirección horizontal; en las
montañas esta estructuración es vertical. Hablamos
de pisos de vegetación. La idea de que los pisos de
vegetación de abajo a arriba constituyen una breve
repetición de las zonas de vegetación desde el Sur
al Norte es una generalización demasiado exagerada de lo
que sucede en Europa central. E incluso en Centroeuropa no es
válida en sentido estricto. En la ladera norte de los
Alpes se encuentra la siguiente secuencia de pisos de
vegetación:

piso de robledales – piso de hayedos – piso de bosques
de piceas – piso alpino.

Desde el borde de los Alpes hacia el Norte, pasando por
Suecia, las zonas son:

hayedos – bosques mixtos de robles y coníferas
– bosques de píceas – bosques de abedules –
tundra.

La relativa similitud que puede existir entre los pisos
y las zonas de vegetación sólo se puede atribuir a
que la temperatura disminuye con la altura y con la latitud,
acortándose en ambos casos el período de
vegetación. Pero por lo demás el clima de las
montañas se diferencia notablemente del de las altas
latitudes. Para reconocer este hecho basta con comparar el clima
alpino de las montañas tropicales, sin estaciones, con
temperaturas uniformes a lo largo del año e igual
duración del día y la

noche, con el clima de la tundra ártica, en el
que encontramos cortos veranos sin noches e inviernos
árticos sin luz.

Las montañas de las diversas zonas de
vegetación muestran una secuencia tan diversa de pisos de
vegetación que deben ser estudiadas a continuación
de la vegetación de la región baja de cada
zona. 

Zonas de
Vegetación y niveles de altitud de
Venezuela

(tomado de: Zonas de Vegetación y Clima, Heinrich
Walter, 1977)

ZONA DE PLUVIISILVAS TROPICALES SIEMPRE
VERDES

Tipos de vegetación de la zona climática
ecuatorial

En la zona ecuatorial las temperaturas diurnas medias
permanecen constantes durante todo el año. Las diferencias
en la duración del día comportan menos de una hora.
Las estaciones sólo se distinguen por la diversa
repartición de las precipitaciones. Teóricamente se
deben presentar dos máximos de lluvia, sin épocas
secas pronunciadas. Pero la influencia de los vientos alisios y
monzones, y del relieve con
laderas de sotavento y barlovento, da lugar a grandes diferencias
en cuanto a las precipitaciones anuales y a su
distribución, de forma que en la zona ecuatorial
están representadas las formas más diversas de
vegetación, desde el semidesierto hasta las pluviisilvas
extremas. Este hecho es especialmente conspicuo en Venezuela.

Venezuela está situada entre el Ecuador y los 12
grados de latitud norte. En ella encontramos todos los niveles,
desde el nivel del mar hasta el Pico Bolívar (5007 m)
cubierto de glaciares.

La mitad septentrional del país está
sometida desde noviembre a marzo a la influencia de los vientos
alisios que sólo llevan lluvias a las montañas. Por
consiguiente observamos una época seca pronunciada de
cinco meses de duración en las zonas bajas, y una
época de lluvias de siete meses. En la parte meridional
del país, en la cuenca del Amazonas, las precipitaciones
no son en ningún mes inferiores a los 200 mm. La cantidad
anual de lluvias aumenta continuamente al descender hacia el Sur,
desde la isla La Orchila con 150 mm, hasta más de 3500 mm.
En la parte de barlovento de las montañas, las
precipitaciones aumentan rápidamente hasta el nivel de las
nubes y disminuyen de nuevo pasado éste. Al mismo tiempo las
temperaturas descienden por término medio 0,57°C cada
100 m. Los valles andinos interiores son muy secos. En las partes
más secas encontramos un semidesierto de cactáceas.
Las suculentas almacenan tal cantidad de agua que pueden
sobrevivir a una sequía de medio año o más.
Si las precipitaciones aumentan un poco aparecen arbustos
espinosos y bromeliáceas terrestres. Se forman masas de
vegetación impenetrables que corresponden a la caatinga
brasileña. Si las precipitaciones alcanzan los sao mm
anuales predominan las matas espinosas con copa en forma de
sombrilla (Prosopis, Acacia). A ellas se asocian Bursera,
Guaiacum, especies de Capparis y Croton, así como Agave,
Fourcroya, entre otras.

También encontramos aquí la Peireskia
guamacho, cactácea arboriforme que posee aún hojas
verdaderas y que es considerada como forma inicial de todos los
cactos. Durante la época seca este tipo de
vegetación carece de hojas. El semidesierto de cactos y
los matorrales espinosos se utilizan únicamente como pasto
para las cabras.

Al aumentar la cantidad de lluvias aumenta
también el número de especies distintas de
árboles y empiezan a surgir los verdaderos bosques
caducifolios, que son muy ricos en especies. El estrato de
árboles tiene una altura de 10-20 m, sólo
sobresalen las bombacáceas (Ceiba entre otras), con
gruesos troncos que acumulan el agua, y las
especies de Erythrina. Durante la época seca este tipo de
bosque presenta un aspecto muy similar a nuestras florestas en
invierno. De todas maneras, algunas especies de árboles
empiezan ya a florecer en esta época del año.
Distinguimos entre bosques tropicales secos caducifolios y
húmedos con un nivel de precipitaciones de hasta 2000 mm.
Estos últimos alcanzan una altura de más de 25 m y
contienen maderas valiosas desde el punto de vista forestal, como
por ejemplo swietenia (caoba), Cedrela, etc. .

Los bosques caducifolios son desmontados para la
implantación de cultivos de café
bajo árboles de sombra. También pueden cultivarse
aquí la caña de azúcar,
el maíz, el
ananás y otros. Pueden obtenerse pastos sembrando Panicum
maximum. Los bosques tienen pocas lianas pero poseen gran
número de epífitos (helechos resistentes a la
sequía, cactos, bromeliáceas y
orquídeas).

En regiones más ricas aún en lluvias y con
períodos secos aún más cortos aparece el
bosque semiperennifolio, en el que sólo la capa inferior
de arbustos y árboles está formada por especies
siempre verdes. Finalmente empieza el bosque tropical
perennifolio que recibe el nombre de pluviisilva en las regiones
con más precipitaciones y en las que falta la época
seca. Una particularidad de Venezuela consiste en que en la
región de los Llanos en la cuenca del Orinoco, que penetra
profundamente en Colombia, aparece
de repente, en vez del bosque caducifolio, una pradera con
pequeños bosques o con árboles aislados. Se trata
de sabanas o también de meras praderas puras.
Climáticamente es una región de bosques
caducifolios. La pradera, actualmente utilizada como pastos, se
incendia periódicamente, pero no podemos considerar que el
fuego sea la causa primaria de la falta de bosques. Las
condiciones del suelo o del relieve, condicionan también
las siguientes formaciones de vegetación de Venezuela: los
manglares en las costas marinas y en las regiones de las
desembocaduras de los ríos, la vegetación de las
playas y dunas, las lagunas de agua dulce y las comunidades de
plantas acuáticas, así como los bosques de ribera y
la vegetación de los suelos rocosos
secos y poco profundos. A ello se añaden los distintos
pisos de vegetación de las montañas.

Si el Alisio se encuentra con la ladera de una
montaña colocada perpendicularmente a la dirección
del viento, se produce el enfriamiento de la masa de aire que se
ve obligada a ascender, con lo que se condensa formando nubes y
dando lugar a precipitaciones. La intensidad del Alisio disminuye
a últimas horas de la tarde, por lo que las noches y las
primeras horas de la mañana son claras; el resto del
día las nubes quedan situadas a una determinada altura, de
manera que este nivel queda envuelto en niebla durante el
día. A las lluvias orogénicas se suma aquí
la condensación de las gotitas de niebla en las ramas de
los árboles y la falta de transpiración debida a
que la atmósfera está saturada de vapor de agua. El
clima extremadamente húmedo y fresco debido a la altura
condiciona el desarrollo de bosques de niebla higrófilos,
tropicales, que son característicos de todas las
montañas tropicales expuestas a los vientos. La
zonación altitudinal viene determinada por la cantidad
creciente de precipitaciones, mientras que la temperatura
decreciente sólo se hace notar a partir de los 2000 m. Por
consiguiente encontramos en Venezuela los siguientes pisos de
vegetación, de abajo a arriba:

semidesierto de cactos – matas espinosas – bosques
caducifolios – bosques semiperennifolios – bosques de niebla –
bosques de alta montaña con muchos Podocarpus – el
límite de los bosques – el piso alpino (páramos) –
el desierto frío – el piso de nieves perpetuas. El bosque
de niebla frío y siempre húmedo se distingue de la
pluviisilva tropical caliente por el gran número de
helechos arborescentes y de musgos epifíticos que cuelgan
de todas las ramas, así como por la presencia de
himenofiláceas (helechos herbáceos) que cubren
todos los troncos y ramas. En el bosque de alta montaña,
situado a menudo por encima de la capa de nubes y no tan
húmedo, predominan más bien los líquenes
epifíticos. Vemos pues que en la zona climática
ecuatorial pueden presentarse tipos muy distintos de
vegetación. En Venezuela están representados todos
en un espacio reducido. Si embargo los bosques húmedos
siempre verdes constituyen la verdadera vegetación zonal;
las demás se presentan extrazonalmente en Venezuela debido
a las particularidades de los vientos y al curso de las
montañas.

Bosques de la
Región Centro Occidental de Venezuela

Criterio

Denominación

Localización

Bosques según Fenología

Siempre verdes

Deciduos

Mixtos

Panregionales

Pie de Monte Andino

Pies de monte

Llanos, Yaracuy, Falcón
Oriental

Bosques según Densidad

Tupidos

Forestales

Densos

Ralos (xerofiticos)

Aroa Bajo, Tocuyo, Pie de Monte, SO Andino,
Llanos, Yaracuy, Falcón Oriental, Tierras secas y
semiáridas de Falcón y Lara

Bosques según estadio
sucesional

Primarios (Clímax)

Secundarios (plagioclimax)

Panrregionales

Estribaciones Andinas

Bosques según substrato o
particularidades ambientales

Higrofiticos

De Galería

Halofiticos

Nublados

Esteros, Areas Inundables

Fajas Capilares de Ríos

Costas Marinas

Sierra de Portuguesa y Ramal del
Rosario

Bosques según utilidad actual potencial

Productores

Protectores

Recreativas

Aroa – Bajo Tocuyo

Pie de Monte, Llanos Panrregionales

Parques Nacionales, Zonas Protectoras,
etc.

 Distribución Vegetal en la
Región Centro Occidental de Venezuela

 Bosques

12%

Matorrales

10,3%

Espinares

11%

Herbazales o Pastizales

20%

Cultivos, Vegetación dispersa,

y otros paisajes

46,7%

Importancia,
Manejo y Conservación de los Bosques Húmedos
Naturales

Diversidad – Rareza

Los bosques tropicales húmedos del mundo
constituyen la más rica y exuberante manifestación
de vida vegetal y animal que se produce sobre la tierra. Se han
desarrollado durante milenios en un ambiente relativamente
uniforme y sin tensiones ambientales, en el cual las
fluctuaciones de temperatura y humedad son las menores que
ocurren en cualquier parte del planeta donde existe
vegetación, a excepción de los océanos y
algunas cavernas. En consecuencia, en estos ecosistemas se
han producido una enorme variedad de especies. peculiares de
plantas y animales. En sentido muy real, constituyen el
reservorio genético más rico del mundo y pueden ser
considerados como cuna de la evolución, Por ejemplo, en un
bosque húmedo tropical primario pueden hallarse de 50 a
200 especies de árboles por hectárea, cantidades
éstas considerablemente altas, en comparación con
las 20 especies que pueden encontrarse en una hectárea del
más exuberante y diversificado bosque de clima templado,
En cierto sentido esta inmensa variedad puede significar una
extrema vulnerabilidad porque implica que en una determinada
superficie podría haber sólo pocos individuos de
una especie dada. Por esto la explotación excesiva de
cualquiera de ellas, o de unas pocas, puede conducir a su
extinción local porque la mayoría de las especies
arbóreas de estos bosques producen semillas relativamente
pesadas, lo cual no les permite colonizar por dispersión
áreas alejadas de los árboles padres.
Además, las semillas en la mayoría de los casos
tienen corta viabilidad, las especies de plantas y animales de
los bosques húmedos tropicales primarios en general no son
agresivas y, por tanto, bastante sensibles a las alteraciones
ambientales. En estos bosques son comunes los bolsones o
áreas de endemismo (especies de plantas o animales
restringidas en su distribución a pequeñas
regiones). En consecuencia, la destrucción de los bosques
húmedos tropicales puede dar motivo a la
disminución numérica de ciertas especies e incluso,
hasta llegar a ocasionar su extinción debido a sus
características de diversidad y distribución
limitada. No todos los bosques húmedos tropicales
presentan tan sorprendente variedad de especies, porque existen
condiciones edáficas particulares, o de inundación,
en las cuales el número de especies se reduce a
relativamente pocas. Estos casos son más bien
excepcionales y, en general, todos los bosques húmedos
tropicales se caracterizan por la extraordinaria riqueza de la
flora y la fauna, tanto en
taxones (familias, géneros y especies) como en
interrelaciones.

Hábitat de Fauna Silvestre

Las selvas húmedas tropicales constituyen el
hábitat exclusivo de muchas de las especies animales
más peculiares e interesantes del inundo, como en los
elementos de la flora, en la fauna de estos ecosistemas existen
iguales características de diversidad y un relativamente
bajo número de individuos de determinada especie por
hectárea. con el propósito de evitar la
extinción de especies de la fauna silvestre de estos
bosques tropicales, es indispensable preservar los
hábitats forestales.

 valor científico

Los investigadores están constantemente buscando
y descubriendo nuevos productos
farmacológicos, resinas, fibras, alimentos y otras
materias primas vegetales en esos ricos reservorios que son los
bosques húmedos tropicales. No solamente constituyen estos
ecosistemas, importantes y escasamente exploradas fuentes de
nuevos productos, sino que además constituyen laboratorios
vivientes donde obtener nuevos conocimientos sobre las
interrelaciones poco comunes entre plantas y animales. Por otra
parte, constituyen el mayor reservorio de genes del mundo y son
cuna evolucionaría de la vida terrestre. Por todo lo
expuesto, es imperativo tratar de reducir la tasa de
desaparición de los bosques tropicales vírgenes
(Primarios) antes de que algunos de sus importantes valores se
pierdan para siempre.

Clima

Algunos aspectos del clima están influenciados
por la presencia o la eliminación de los bosques
húmedos tropicales. El albedo, o sea la radiación
de calor reflejada, es aumentado cuando los bosques son
deforestados para dedicar los suelos a otros usos, afectando de
esta manera el balance calórico global. Si bien se hace
necesario efectuar más investigaciones
sobre el particular, existe la preocupación de que la
eliminación en gran escala de los
bosques húmedos tropicales pueda resultar en un
enfriamiento generalizado del clima en las regiones tropicales,
seguido por un cambio en los patrones de los vientos y por lo
tanto, en los de precipitación pluvial. Hay bastante
evidencia empírica la cual indica que la deforestación de los bosques húmedos
tropicales ha conducido a cambios locales en el régimen de
lluvias, con las concomitantes alteraciones en los patrones
establecidos de uso de la tierra. Se requiere un mayor
cúmulo de investigaciones y cuantificaciones sobre la
relación bosque precipitación pluvial, pero la
prudencia indicaría la estrategia de
proceder despacio y cautelosamente, en lo concerniente a las
deforestaciones masivas. Muchas veces se ha expresado
preocupación acerca de la reducción del
abastecimiento de oxígeno
en la atmósfera por efecto de las deforestaciones, pero no
se dispone de evidencia científica que pueda indicar con
precisión que esto sea cierto. De modo que podemos
señalar que hasta el momento no está claramente
dilucidado cuál es la influencia de los bosques en el
balance global de oxígeno.

Hidrología

Los bosques húmedos también generan otros
beneficios desde el punto de vista hidrológico. Los
nublados juegan la importante función de
cantar el agua de la atmósfera y hacerla disponible en
forma de aguas subterráneas o de las superficiales que
fluyen como ríos o arroyos, de manera que el hombre
puede hacer uso de ella. Más aún, estos bosques y
los otros situados en terrenos inclinados de las partes altas de
las cuencas hidrográficas, sirven para regular el flujo de
las corrientes y mantener la calidad de las
aguas. Actuando como cobertura en suelos erosionables ayudan a
fijarlos, evitando que la erosión
arrastre la capa superficial del suelo y (que a través de
los acarreos aguas abajo, ocasione problemas de
sedimentación en ríos, embalses y lagos, reduciendo
la utilidad de los cuerpos de agua para el riego, producción de electricidad,
navegación, abastecimiento de acueductos y como
hábitat de fauna fluvial y lacustre.

Suelos

Debido a la exuberante vegetación que los cubre,
frecuentemente se cree que los suelos de los bosques
húmedos tropicales son altamente fértiles, pero en
la mayoría de los casos justamente ocurre lo contrario. La
fertilidad existe fundamentalmente en la vegetación, o sea
que gran parte de los nutrientes del ecosistema
están en las plantas más bien que en el suelo, si
bien es cierto que algunos suelos aluvionales son la
excepción. La recirculación de nutrienles es
rápida en este ambiente húmedo, cálido y sin
tensiones ambientales, moviéndose en un sistema
virtualmente cerrado. cuando la cobertura boscosa es eliminada,
como en el caso de la deforestación mecanizada o de las
talas y quemas con fines agrícolas, este eficiente sistema
de recirculación de nutrientes es quebrantado. Aquellos
nutrientes disponibles para ser incorporados al suelo,
provenientes de las cenizas de la materia
orgánica, generalmente Son rápidamente oxidados y
lixiviados y generalmente luego de uno o dos años de
cultivo los suelos, se empobrecen marcadamente; a menos que se
dejen en barbecho, o se les aplique grandes cantidades de materia
orgánica o de fertilizantes químicos. En algunos
suelos ateríticos pueden llegar a formarse costras
impermeables si los bosques que los cubren son removidos. Donde
las pendientes son muy pronunciadas, y en suelos desprovistos de
la vegetación protectora, la erosión puede asumir
características graves y la escorrentía seria
incrementada notablemente, debido a las precipitaciones pluviales
de alta cuantía que son normales en los trópicos
húmedos. Una cadena de degradaciones seguirá,
agravada por la invasión de malezas y plagas y es probable
que el bosque húmedo tropical original jamás
retornará en su condición original.

Es cierto que existen algunos tipos de suelos bajo estos
bosques tropicales donde no ocurren estos cambios adversos cuando
son deforestados, pero es preciso identificar previamente tales
áreas mediante estudios de las características de
los suelos y de su vocación (capacidad agrológica).
Es importante destacar que, debido a las limitaciones de estos
suelos, sumados a los problemas de invasión de malezas y
plagas, los bosques húmedos tropicales no tienen, como
muchas personas están inclinadas a creer, el potencial
para cubrir las crecientes necesidades de alimentos que reclama
la población mundial.

Producción forestal

Existen numerosas especies valiosas de árboles
maderables en los bosques húmedos tropicales, aunque las
propiedades (características tecnológicas) de
muchas de ellas son poco conocidas. La tasa de crecimiento de
muchas especies es excelente. También debemos destacar que
estos bosques constituyen recursos renovables que cuando son
racionalmente explotados y manejados pueden suministrar un
rendimiento sostenido de productos forestales.

De esta manera los bosques constituyen un renglón
muy importante de desarrollo
económico, no sólo desde el punto de vista de
satisfacer las necesidades nacionales de productos forestales,
sino también como materia de exportación. Además, pueden
proporcionar fuentes de empleo y
estabilidad rural. Aún en suelos pobres en nutrientes (de
baja fertilidad natural), los bosques húmedos tropicales
constituyen la única producción vegetal cosechable
que puede utilizar eficientemente la energía del
sitio.

Manejo de Tierras Forestales

Con los actuales relativamente bajos niveles de
utilización de las especies maderables que prevalecen en
muchos países, la explotación forestal no
constituye un importante factor de destrucción de los
complejos bosques húmedos tropicales. Pero hay excepciones
en el caso de aquellos bosques de composición menos
heterogénea, donde ocurren relativamente pocas especies
arbóreas la mayoría de las cuales poseen madera de alto
valor
comercial. Más corrientemente son los caminos de
penetración, asociados a la explotación maderera,
los que conducen a la eliminación de los bosques al
facilitarle acceso a los conuqueros.

La utilización más intensiva de los
bosques, que conduzca a su aprovechamiento bajo el concento de:
"todo árbol conviene, cualquier árbol sirve", con
la finalidad de obtener materia prima
para pulpa y contrachapado de madera realmente constituye una
gran amenaza. Una alteración tan drástica del
bosque primario es capaz de degradarlo por tiempo muy
largo.

La virtual tala rasa de vegetación boscosa, con
el propósito de obtener madera para combustible o elaborar
carbón, lo cual se viene efectuando en muchos bosques de
las laderas empinadas de cuencas hidrográficas,
está destruyendo bastante vegetación protectora.
Esto es especialmente grave en algunas localidades altoandinas
con bosques húmedos de clima frío. La tala para
esos fines, debe hacerse únicamente bajo estricto control
silvicultural a fin de lograr mantener una cubierta boscosa
continua. Se deben establecer zonas con protección
especial dentro de las cuales sea posible ese control.

Mediante la prohibición de la explotación
maderera, no se logra, a la larga, la conservación de los
bosques húmedos tropicales. El principal factor
destructivo es la inoportuna deforestación, y no el
aprovechamiento racional de la madera. En realidad solamente si
los bosques están rindiendo importantes beneficios para el
desarrollo económico (lo cual generalmente es el caso de
la madera por tener un valor monetario directo, pero
también el agua a la cual debe asignársele un
precio)
estarán protegidos de la tala y la quema. Controlar el
sistema de explotación maderera es más efectivo que
su prohibición. Sin embargo, en ciertas situaciones cuando
las especies maderables hayan sido muy mermadas, se
justificaría la prohibición total de su
explotación.

Los terrenos forestales, especialmente los que son
propiedad de
la Nación,
se deben manejar para obtener una variedad de prioridades en
bienes y
servicios (el
ordenamiento de uso múltiple) con el propósito de
elevar al máximo los beneficios a diversos intereses del
país. Algunos de los usos puede que no produzcan ingresos
monetarios, no obstante ser importantes (por ejemplo, la
estabilización de los suelos en cuencas
hidrográficas). No se llega a obtener los máximos
beneficios que pueden generar los bosques, si el único
objetivo es la
producción de maderas sin tomar en cuenta otros valores de
las tierras forestales, como son la fauna silvestre, el agua y la
recreación al aire libre. A veces es
posible obtener dos y hasta más, productos en la misma
superficie de tierra boscosa, asignándole prioridad a uno
de ellos. En otros terrenos tendrá prioridad otra
producción o uso, dependiendo de la capacidad
agrológica de los suelos y la demanda
pública. Se debería contar con un conjunto de
Prioridades que, en la unidad total de manejo, represente una
producción de usos múltiples.

Se destaca el enfoque del Proyecto MAC-FAO
019, dirigido hacia esos otros valores que generan las tierras
forestales. Donde fueron localizadas áreas valiosas como
reservas bióticas y otras que son protectoras de
importantes cuencas hidrográficas dentro de la totalidad
de las tierras boscosas bajo estudio, a fin de someterlas a
planes de manejo forestal, las incluyó como prioritarias.
Es de esperarse que tal preocupación se establezca como
modalidad en todos los planes de manejo forestal, en aquellos
países donde agencias de la UN, y otras organizaciones
foráneas que prestan asistencia técnica o
financiera, lleven a cabo actividades para el
desarrollo.

La educación y el
adiestramiento de
ingenieros y peritos forestales en los países tropicales
debe ser ampliada en forma tal que se evite la orientación
exclusiva hacia la producción maderera. Ellos deben
conocer otros valores y servicios del bosque, así como
también los métodos
para la ordenación, manejo y protección de los
mismos.

La producción intensiva de madera en las
áreas denominadas "factorías de maderas" o "fincas
forestales" (incluyendo las plantaciones artificiales) sin duda
puede aliviar la presión
que ejerce la explotación maderera sobre los bosques
primarios. Debe lograrse que los conservacionistas apoyen esos
proyectos
silvicultores, haciendo hincapié en la relación
arriba señalada.

El propósito de crear una corporación
gubernamental que se encargue de la repoblación forestal
en terrenos marginales propiedad de la Nación y de
fomentar las plantaciones forestales en gran escala, en tierras
marginales de dominio
público y en otras de propiedad privada, promete ser una
iniciativa bien fundamentada, que bien puede ser adoptada por
otros países.

En las tierras de propiedad privada debe propiciarse la
explotación de productos forestales en forma conservadora,
en lugar de su deforestación. Para ello se debe eliminar
tus impedimentos al manejo forestal de eras tierras. Esto
implicaría la concesión de crédito
forestal, el aporte de asistencia técnica y el
establecimiento de controles gubernamentales que no sean
engorrosos. Las plantaciones forestales en tierras privadas
también deben ser estimuladas mediante la concesión
de crédito y otros incentivos.

Poblaciones aborígenes

Las tribus indígenas que viven en las selvas
húmedas tropicales, han desarrollado una forma de vida
característica, la cual depende principalmente de las
relaciones estables que mantienen con el ambiente natural de
estas selvas y, por consiguiente, están íntimamente
ligadas al ecosistema. De modo que las poblaciones
indígenas pueden considerarse como componentes no
conflictivos del ecosistema bosque húmedo tropical. El
hombre de los
países industrializados puede aprender y quizás
adoptar de estas culturas aborígenes, muchas actitudes y
habilidades que le pueden ser provechosas para encarar su propia
problemática ambiental. Cualquier desarrollo agropecuario,
turístico o forestal, que se pretenda hacer en
áreas de selvas húmedas tropicales, debe tener muy
en cuenta la presencia y los derechos de los grupos
aborígenes.

No se pueden dar más que órdenes
demagnitud. En efecto, por tratarse de regiones retiradas,
los censos fiables son poco frecuentes y las cifras disponibles
suelen ser aproximaciones. Se trata además de regiones del
mundo cuya propia población general no se conoce con
precisión.

Sin embargo, se llega a una población del orden
de 12millones de personas, para el conjunto de los bosques
densos húmedos, que dependen muy directamente del
ecosistema selvático para su supervivencia.

Regiones
selváticas

Población total de los
países

Poblaciones indígenas
selváticas

%

Etnias selváticas

Africacentral

54.000.000

3.000.000

5,5

~150

Amazonia*

30.400.000

700.000

2,3

234

América del Sur**

236.000.000

0,3

Filipinas

62.400.000

1.600.000

2,6

52

Malasiapenin.

14.600.000

100.000

0,9

19

Indonesia***

170.700.000

4.800.000

2,8

~95

Borneo

12.500.000

950.000

7,6

62

Nueva Guinea

540.000

1.000.000

18,5

806

TOTAL

350.000.000

12.150.000

3,5

~1 418

+Amér. total

555.600.000

2,2

*) Amazonia: Población total de las provincias
selváticas solamente (y no de los países
enteros)

**) América del Sur: Población total de
los países de los que depende la Amazonia

***) Indonesia: Salvo Irian Jaya (contado en Nueva
Guinea) y Kalimantan (contado en Borneo)

 Educación
Conservacionista

Recomendamos que alguna agencia internacional
responsable acometa la labor de recopilación y
anotación de una completa bibliografía sobre los
bosques húmedos tropicales. Dicha información se encuentra ampliamente
dispersa y publicada en varios idiomas, por lo tanto debe ser
reunida para formar una base de conocimientos consolidados, que
pueda servir para futuros estudios y la preparación de
materiales
educativos.

Algunos esfuerzos de educación conservacionista,
referente a los bosques húmedos tropicales, deben estar
dirigidos al público de países desarrollados de las
regiones de clima templado, de modo que se dé cuenta de
sus intereses involucrados en la Preservación de este
importante recurso. Parte de la asistencia técnica y
financiera para el "desarrollo con conservación" se
podría obtener de esos países, si se logra
despertar su preocupación.

Es necesario producir material educativo y ponerlo a
disposición de los programas de
educación de masas, en aquellos países que tengan
bosques húmedos tropicales. Estos programas deben ser
desarrollados conjuntamente con el gobierno del
respectivo país. En ellos debe utilizarse un lenguaje
apropiado dirigido a diferentes niveles de educación de la
ciudadanía.

El Proyecto, que dio como resaltado el presente Estudio,
tiene planes para adaptar un programa
audiovisual (transparencias sincronizadas con sonido) sobre la
conservación de los bosques húmedos, el cual fue
preparado para ser utilizado en Venezuela a diferentes niveles de
educación.

Al promover la conservación de los bosques
húmedos, siempre debe hacerse énfasis en el hecho
de que: la conservación no es opuesta al desarrollo
económico, sino que más bien forma parte de un
cabal desarrollo a largo plazo de los recursos
naturales renovables y los culturales.

Panorama
Regional:
América del Sur

En toda América del Sur, la mayor parte de los
645.000 kilómetros cuadrados de bosques que se perdieron
entre 1980 y 1990 (la pérdida de bosque más grande
ocurrida en el mundo en esos 10 años) se eliminaron para
abrir paso a proyectos de reubicación de poblaciones,
desarrollo agrícola y de recursos en gran escala.
Sólo Brasil perdió cerca de 370.000 km2, más
de una quinta parte de toda la selva tropical que se
perdió en esos años a nivel mundial.

Aun así, América del Sur conserva intactas
vastas áreas de bosques tropicales y templados. El norte
de la cuenca amazónica y el escudo de la Guayana albergan
la selva tropical más extensa del mundo.

En el arco de la cuenca amazónica, los bosques de
Perú, Ecuador y Colombia están clasificados entre
los de mayor riqueza biológica en el mundo. Chile y
Argentina comparten el núcleo restante individual
más grande de frontera templada del mundo.

La tala indiscriminada constituye el principal peligro
para cerca del 70 por ciento de todas las fronteras forestales de
América del Sur clasificadas como seria o medianamente
amenazadas. La exploración de fuentes energéticas,
la minería y
nuevas vías de acceso están invadiendo cerca de la
mitad de las fronteras amenazadas de esta región. El
desmonte para la agricultura
pone en peligro cerca de una tercera parte de las fronteras
vulnerables.

En décadas recientes, las políticas
nacionales de desarrollo han causado la mayor parte de la
deforestación en la región. Durante los años
sesenta y setenta, la política de
"modernización" del gobierno brasileño
propició una gran proporción del desmonte ocurrido
en la Amazonia. El gobierno esperaba resolver los problemas de
tenencia de tierras en otras regiones mediante la creación
de asentamientos de pequeños agricultores en la selva, la
integración de la región con el
resto del país a través de una red masiva de caminos,
la obtención de ganancias mediante el desarrollo de los
recursos naturales, y la protección de las fronteras
políticas del país con el poblamiento de su
frontera forestal. Las políticas oficiales promovieron la
colonización dirigida y espontánea de campesinos
sin tierra provenientes de todo el país, lo cual tuvo como
consecuencia el desmonte masivo de la selva por parte de
especuladores de tierras que esperaban beneficiarse de los
subsidios que se estaban ofreciendo a los ganaderos.

En Bolivia,
Guyana y Surinam, el impulso que se ha dado a la
explotación de los recursos naturales en la última
década — en parte como respuesta a la crisis
económica — ha acelerado la pérdida de fronterass
forestales. Sólo Venezuela y Colombia han limitado
estrictamente la tala, la minería y otras actividades
extractivas, pero Venezuela puede verse obligada muy pronto a
explotar sus recursos naturales debido a las grandes presiones
económicas que enfrenta.

Las fronteras forestales templadas de Chile se hallan
cada vez más amenazadas, fundamentalmente por la tala para
producir astillas destinadas a la exportación (sobre todo
al Japón).
Si bien es cierto que las plantaciones de eucalipto y pino
proporcionan la mayor parte de la madera destinada para la
exportación y la industria, se
están cortando los bosques nativos preciosos para abrir
espacio a las plantaciones.

     Conclusiones y Recomendaciones

Debido a la gran importancia que tienen los bosques a
nivel mundial, ya sea por que ayudan a mantener una estabilidad
climática, protegen de la erosión, son grandes
almacenes
farmacéuticos, flora y fauna únicos en el mundo, y
por muchas cosas más que se ha venido mencionando a lo
largo de esta investigación, se ha llegado a las
siguientes recomendaciones para su manejo y
conservación:

El factor educativo como primer punto, ya que es
de donde hay que comenzar a atacar este problema, desde las
escuelas y las diferentes comunidades.

La explotación y utilización de
especies forestales esta bien, siempre y cuando sea bajo
estricta vigilancia y control para asegurar la consecuencia
del producto
y la estabilidad orgánica de los suelos.

Es importante recalcar la biodiversidad, tanto vegetal como animal,
que existe en los bosques húmedos tropicales, muchos
de ellos, aún desconocidos por el hombre, y que en
ellos puede estar la vacuna o tratamiento de cientos de
enfermedades que hasta ahora han sido
incurables.

Los bosques tropicales, son entre otros, los
ecosistemas que más producen oxígeno a la
atmósfera, por lo tanto, está de más
decir que su destrucción sería muy
perjudicial para los seres vivos.

Hay que recordar que cuando se destruyen los
bosques, además de eso, se esta destruyendo toda una
gran cadena trófica, en la cual nosotros estamos
formando parte de uno de esos enlaces.

En nuestro interior somos oscuramente conscientes de que
hemos matado a los bosques primitivos, de que hemos asesinado
algo que pervive en nuestras profundidades. Sabemos, oscuramente,
que no los valoramos como merecían, que despreciamos al
hombre rojo que era el espíritu de esos bosques, y que es,
bajo capas de leyes y recuerdos
nuestro propio espíritu.

Waldo Frank, novelista norteamericano (1889 –
1967)

  Fuentes de
Consulta

Atlas de Ecología, Nuestro
Planeta 1994

Conservación de Los Bosques Húmedos de
Venezuela, Lawrence Hamilton – Sierra Club 1977

La Defensa del Hábitat, Ediciones de la
Presidencia de la República 1983

Los Bosques Naturales de Venezuela, Jean Pierre Veillon
– ULA 1989

Zonas de Vegetación y Clima, H. Walter –
Omega 1977

Direcciones consultadas en Internet:

http://www.edc.org/INT/EEPP/bosquesnet

http://www.nasa.gov

http://www.marnr.gov.ve

http://www.spot.com

http://www.landsat.com

 

 Por:

Adrián Bravo 

Partes: 1, 2
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