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Educar en la escuela, educar en la familia – ¿Realidad o utopía?




Enviado por lourdesi



    ¿Realidad o
    utopía?

    1. Desarrollo
    2. Bibliografia

    Desarrollo

    Qué es educar. Podríamos encontrar un
    número significativo de respuestas. Y todas
    válidas, Quizás en cada una se acentúa un
    aspecto de este complejo proceso.

    Educar es aprender a vivir en sociedad.
    La
    educación supone interacción entre las personas
    que intervienen enseñando y aprendiendo
    simultáneamente, en un interjuego de relaciones personales
    que le confieren una dinámica particular a este proceso. Es
    interesante el hecho de que la educación en su forma
    sistemática, planificada es intencional, pero hay
    educación aun en el caso que no seamos consciente de estar
    enseñando sin que exista un propósito o una
    intención. Si en la comunidad, en la
    escuela, en el hogar los códigos de comunicación contemplan gritos, insultos,
    lenguaje
    vulgar, si violamos normas de
    convivencia, enseñamos a nuestros hijos, a nuestros
    alumnos, a la generación más joven patrones
    comportamentales difíciles de cambiar. Y después
    nos asombramos cuando observamos algunas de estas conductas en
    ellos, y nos preguntamos dónde lo habrá aprendido.
    En la casa no fue dirán los padres. Los maestros
    responderán eso es lo que ven en sus casas. La
    educación es en esencia, un problema social y personal. La
    educación es demasiado importante para dejarla sólo
    en manos de los maestros. Por lo que los padres debemos ser
    agentes más activos ante el
    proceso educativo y de nuestros hijos. Comprender que la
    dinámica educativa nos incluye a todos, es una actividad
    permanente que integra a los hijos, a los maestros, a los padres
    y a la comunidad en su conjunto.

    Los padres deben acometer las acciones
    necesarias para su participación activa en la
    educación de sus hijos y de sí mismo.
    Históricamente se ha depositado la responsabilidad de la educación en la
    escuela y en los maestros como una tarea un trabajo en particular
    cuando educar es un acto de creación, de placer, de
    implicación personal que transciende el mero desempeño de un profesional.

    Pensemos en las acciones destinadas a mejorar el proceso
    educativo en los contextos de la comunidad, la escuela, la familia y
    el individuo, aunque en este trabajo pongamos el acento en la
    escuela y la familia. Con
    frecuencia se alzan voces que culpabilizan a una o a otra de los
    problemas
    sociales, sin considerar que estas instituciones
    reproducen los males que aquejan a la sociedad.

    Asimismo, en ocasiones se juzga que la educación
    de nuestros hijos no es buena y se critica a la escuela y a los
    maestros por estos resultados. Por su parte, los maestros
    consideran que las deficiencias en el resultado educativo son una
    consecuencia de la poca cooperación de los padres.
    Muestra de
    ello pudimos observarlo en las dinámicas grupales
    realizadas con padres y maestros en las cuales debían
    asumir los maestros roles de los padres y viceversa y discutir la
    cuestión de qué se debe educar en la
    (escuela/familia). Por la construcción grupal a la que se arriba en
    cada caso quedan espacios vacío que están en
    "tierra de
    nadie". Los padres responsabilizan a la escuela y los maestros a
    la familia. Si hacemos una analogía parecería un
    juego de tenis
    en que la pelota es lanzada de un lado a otro
    constantemente.

    La educación es una preocupación de todos.
    El Estado le
    asigna una parte considerable del presupuesto
    nacional; se encaminan esfuerzo para el perfeccionamiento del
    proceso y los maestros se preparan, se califican, elevan su
    profesionalismo, también con el objetivo de
    incrementar la calidad de la
    educación. Los padres se ocupan de la educación de
    sus hijos, aspiran lo mejor para ellos y como se constata en las
    investigaciones (Ibarra,1993) el tema principal de
    comunicación entre éstos se refiere a su actividad
    escolar. La educación entonces, forma parte de las
    necesidades fundamentales de la propia familia.

    Continuamente todos estamos sometido a influencias
    educativas que nos permiten el aprendizaje y
    la adaptación crítica de la realidad. De ahí
    que de una u otra manera la sociedad en su conjunto y sus
    miembros en particular sean agentes socializadores y estén
    siendo educados permanente y multifacéticamente. No
    obstante, como nos afecta a todos, sentimos que estamos en
    condiciones de opinar acerca de su calidad.

    El Ministerio de Educación define los fines y
    objetivos de
    la educación en el país, dicta las políticas
    correspondientes

    en consonancia con nuestro proyecto
    social.

    Por su parte, los padres los primeros educadores de sus
    hijos también tienen criterios sobre la formación
    de su descendencia y de la necesidad de prepararles para la
    vida.

    Sin embargo, esto no significa la convergencia de estas
    influencias e incluso es posible la divergencia entre los mismos,
    porque la educación es un tema complejo, controvertido
    pero, tan importante para la sociedad que no es posible no
    orientarlo y dejarlo a la espontaneidad. Ser padre no es
    suficiente para saber educar, no es una condición natural,
    sino que está sujeto a un proceso de aprendizaje que
    en la mayoría de los casos se logra por ensayo-error
    lo que lleva implícito los desaciertos en la labor
    educativa unas veces o que tengamos mejores resultados y que no
    siempre podemos generalizar esta experiencia. Sabemos que la
    educación tiene un carácter
    individual y que en función
    del sujeto, lo que es válido en un caso no es aconsejable
    en otros, pero sí se destacan, regularidades que favorecen
    y optimizan el proceso educativo.

    De los especialistas en educación y de los
    maestros se espera que estén más capacitados para
    orientar acerca de cuestiones tales como el quién,
    qué, dónde, cómo y para qué educar.
    Aún prevalece la tendencia de enfocar la educación
    desde un debe ser y poco de un cómo podemos
    hacer.

    El triunfo de la Revolución
    significó cambios, transformaciones en lo
    económico, lo político y lo social. Naturalmente
    conmocionó la Educación. La necesidad de la
    relación de la escuela y la familia ha sido promovida en
    el país desde la década del 60. Diferentes eventos y
    documentos
    programáticos dan fe de ello. Sin embargo qué ha
    ocurrido de ayer a hoy.

    Pudiéramos identificar diferentes momentos de
    encuentros y desencuentros entre la familia y la escuela en los
    cuales los procesos de
    demandas y delegación de responsabilidades de la
    educación de niños y
    adolescentes
    en un u otro contexto ha caracterizado estos vínculos. De
    una u otra forma esto ha sido expresión de una
    hiperbolización de las expectativas de las posibilidades
    del otro agente social.

    A lo largo del desarrollo de
    la sociedad tareas que eran asumidas por la familia, han sido
    delegadas a instituciones educativas. El Estado a
    través de sus instituciones y organizaciones
    organiza el proceso de enseñanza-aprendizaje, el cuidado de la
    salud de los
    niños y la alimentación. El
    carácter proteccionismo del Estado puede limitar la
    autoridad de
    la familia en la toma de
    decisiones respecto a sus hijos, lo que engendra en los
    padres una actitud
    pasiva, de espectadores en la educación de los hijos, de
    lo cual no siempre son consciente, y lo adoptan como natural,
    desemplicandose del proceso educativo de sus hijos y depositando
    cada vez mayor responsabilidad a la escuela. De tal manera, que
    la escuela no solamente sustituye a la familia, en esos aspectos,
    sino que a su vez organizan un mecanismo de regulación de
    la relación con el niño y su familia.

    Esto en un contexto social en que las exigencias
    sociales y la estimulación en todos los casos han
    ponderado el desempeño laboral y social
    de hombre y
    mujeres con menos fuerza su
    quehacer familiar.

    Las instituciones educativas acogen al niño,
    desde edades temprana, a partir de ese momento regulan los
    contenidos de las materias en una secuencia temporal determinada.
    En estas condiciones se establecen una relación particular
    entre alumno y profesor en la cual el primero hace demandas de
    afectos que pudieran no ser satisfechas en el grupo familiar
    y que puede o no lograrlas en el ambiente
    escolar.

    La educación de los hijos es una responsabilidad
    principalmente de los padres, los primeros educadores, la
    sociedad exige que esta función la familia la haga bien.
    En este sentido, la educación transciende una
    relación de espontaneidad, natural que viene dada por un
    fenómeno biológico el nacimiento de un hijo, para
    adquirir carácter de obligatoriedad que es reforzada por
    otras instituciones como la escuela.

    El desempeño de los roles de padre y madre no son
    suficiente para cumplir con la demanda social
    de educar adecuadamente, de prepararlo para la vida, porque puede
    existir quien no lo haga de esta forma. Lo que supone que para
    cumplir la función familiar educar a los hijos no basta
    con lo aprendido en la familia de origen de los padres. Por otra
    parte, no siempre los progenitores desean reproducir esos
    modelos en la
    crianza de sus hijos. Sin embargo, deséenlo o no, hayan
    sido aprendido en una familia con una dinámica funcional
    armónica o todo lo contrario esos son los recursos y los
    medios que
    poseen los padres para adoptar uno u otro estilo de crianza con
    sus hijos.

    Empero, los padres aspiran a que sus hijos disfruten de
    buena salud, y estén preparado para un futuro exitoso,
    sean felices y en gran parte esto será posible con el
    concurso de los padres, aunque no se agota en el espacio
    familiar.

    De tal manera, las influencias de los distintos agentes
    socializadores que intervienen en la formación de las
    nuevas generaciones desde diferentes escenarios debieran
    coincidir en los objetivos, los recursos y los procedimientos
    educativos que potencian el desarrollo de la
    personalidad del sujeto de forma más armónica y
    consistente.

    En tal sentido, la escuela agencia de socialización es de las instituciones de la
    comunidad agencia de socialización que por excelencia
    está en condiciones de asumir el reto que le impone la
    sociedad en la preparación de los hombres del
    mañana.

    Sin embargo, para responder a esta demanda deben
    operarse cambios en la escuela, en el personal calificado con que
    cuenta y en la propia concepción de la educación,
    para ser el escenario donde hijo-alumno se apropian de
    conocimientos y habilidades y se forman en un ambiente agradable
    y realmente desarrollador que les permita insertarse a la
    sociedad.

    Por su parte, la familia, cada día más,
    solicita ayuda de los especialistas para afrontar los conflictos que
    se generan de la inter-acción de sus integrantes y en
    particular con los hijos.

    Al evaluar este hecho se impone con mayor fuerza el
    nivel de atención primario, preventivo de
    orientación a la familia el que puede adoptar diferentes
    formas, mas en nuestro trabajo privilegiamos las Escuelas de
    padres por los logros que hemos alcanzado tanto cuando la
    desarrollamos en los escenarios escolar o en el
    comunitario.

    Estas escuelas se conciben empleando una metodología participativa a través
    de la cual sean los propios padres quiénes identifiquen
    los problemas y
    las alternativas de acción porque cada uno tiene el
    derecho y el deber de poner a disposición de los
    demás su manera particular de percibir la educación
    de los hijos, su experiencia, sus conocimientos sobre la vida
    cotidiana. Se diseñan técnicas e
    instrumentos de motivación, aprendizaje y juegos, para
    estimular el intercambio entre los participantes y promover la
    reflexión en torno al asunto
    propuesto por los padres al reconocerlo como una necesidad del
    grupo. Las tensiones de la vida cotidiana hacen que se vivan como
    natural, como normal los conflictos y las angustias, sumergidos
    en sus dificultades, sin comunicar, ni objetivar los problemas y
    solo expresándolos en todo caso a través de la
    queja, o culpabilizandos a unos a otros de las causas de los
    problemas.

    En el grupo de padres se recrea o resignifica la
    realidad de la vida familiar, se desimistifican hechos de la
    dinámica familiar que eran vividas como incuestionables o
    se redefinen los roles, espacios y límites de
    padres e hijos que se traduce en un movimiento de
    los actores de la trama familiar.

    Entre las debilidades de las Escuelas de Padres se
    identifica la reproducción del modelo
    tradicional médico-paciente, en el que todo el saber se
    deposita en el polo del especialista el que diagnóstica
    que está bien y que está mal, indica el tratamiento
    adecuado para lograr una buena educación de los hijos,
    creando una relación de dependencia
    padre-orientador.

    Frecuentemente los progenitores acuden a estas Escuelas
    buscando una receta (información, consejo, orientación)
    para resolver los problemas y conflictos que tienen con sus
    hijos. De modo casi mágico, están dispuestos a
    aceptar pasivamente la enseñanza que les imparten como si
    el especialista fuera un mago (sin magia) que con su varita
    logrará los cambios deseables, en ocasiones ideales, que
    no tienen que ver con la dinámica propia de la familia en
    cuestión y se aferran por alcanzar un modelo ideal,
    asignado culturalmente y transmitido de generación en
    generación, pero distante de la realidad de esa
    familia.

    El riesgo, por parte
    de los especialistas es actuar dicha depositación
    explicando a los padres que es lo que deben hacer con los hijos,
    sin intentar desentrañar en conjunto qué es
    lo que a ese padre le sucede con ese hijo? o sin mostrarles
    cuáles son sus conflictos y dificultades para manejarlas
    de acuerdo con lo que sea más adecuado para la
    familia.

    Las consecuencias de un enfoque de ese tipo coloca a los
    padres en una posición pasiva, receptiva, se sienten
    incapaces de educar bien a sus hijos, los inmoviliza. En tal
    sentido, las Escuelas de Padres dejan de ser una vía para
    potenciar la influencia educativa de la familia para
    transformarse en instancias hipercríticas, que
    culpabilizan a los padres, los que vivencian su acción
    educativa así:

    -"Yo quiero ser un buen padre dígame que tengo
    que hacer. Usted es el que sabe como enderezar a mi
    hijo.

    Si el especialista no define adecuadamente los espacios
    del profesional y de los padres mutila las potencialidades
    educativas de éstos, sustituye los roles y asume una
    conducta de
    omnipotencia profesional.

    El coordinador de la escuela de padres por ocupar una
    posición de gestor de procesos grupales, es poseedor de
    una fuerte dosis de poder frente
    al grupo. Reconocer esta le permite al coordinador prepararse
    para usar correctamente este poder. Así el problema de la
    autoridad no es tenerla o no, sino de que modo ponemos en juego
    ese poder.

    En la supervisión de las escuelas de padres se
    observan distintos tipos. Al describir una situación
    educativa el especialista puede mostrar:

    – la incapacidad de los padres para manejar la
    situación.

    – culpabilizar a los hijos responsables del conflicto.

    Cuán diferente es la propuesta en la que se
    convoca a la participación, considera el saber del otro y
    promueve la reflexión en torno a la educación de
    los hijos desde la experiencia de cada padre construyendo un
    saber colectivo y aprendiendo a manejar las
    situaciones.

    Comparemos estos dos diseños de Escuela de
    Padre.

    Situación 1: Mostrar los errores que
    comete un padre en los primeros años de vida de su
    hijo.

    Situación 2: Mostrar las acciones de los
    padres a partir de las necesidades básicas de los
    niños en esa etapa del desarrollo.

    En el primer caso, seleccionó los errores para
    poner de manifiesto a los padres una imagen, que de no
    ser conducida adecuadamente puede generar culpa e incapacidad
    para educar bien a los hijos o conllevar a una conducta reactiva
    y a la inercia.

    En el segundo caso, se escogieron los sistemas de
    actividad y comunicación necesarias para el desarrollo de
    la personalidad
    del niño y los combinó de modo tal que permitiera a
    los padres entender qué es lo que podían hacer por
    su hijo creando un clima
    empático con los padres, los que se muestran deseosos de
    aprender, asumiendo una posición activa, participando en
    la dinámica grupal y creciendo como padres y como
    personas.

    La forma en que se realice la Escuela (expresión
    que tendríamos que revisar) evidencia la actitud del
    coordinador del grupo de padres y decidirá el crecimiento
    o no de estos.

    Ante la pregunta educar en la familia, educar en la
    escuela, encontramos consenso, ya que en estas dos instituciones
    se educa. No ocurre así, si indagamos acerca de
    cuál desempeña un rol protagónico en el
    proceso educativo.

    Las respuestas delimitan dos grupos que se
    adhieren a una u otro ámbito. A nuestro modo de ver este
    protagonismo le corresponde a la familia.

    Sin embargo, seguidamente nos asalta la duda
    está la familia en condiciones de asumir esta
    misión?
    Y pensamos podrá la escuela contribuir a la
    educación de la familia? En resumen es preciso fortalecer
    a una y a otra. La Escuela tiene mayores posibilidades para ello
    pero no está dicha aún la última
    palabra.

    La Escuela y la Familia son agentes de
    socialización, potenciar las influencias educativas de
    ambos y lograr su convergencia, aún no es una realidad,
    sino una utopía. Todavía debemos transitar un largo
    camino y parafraseando al destacado escritor Eduardo Galiano la
    utopía nos sirve para eso para caminar, para trazarnos el
    camino y señalarnos hacia donde queremos
    llegar.

    BIBLIOGRAFIA:

    Gordillo M.(1993). El Asesoramiento a los padres. En
    pedagogía familiar. Madrid, Ed,
    Narcea.

    Ibarra L. (1995). Metodología de
    intervención grupal en la familia. Universidad
    Nacional Autónoma. Costa
    Rica.

    —————-(2000) Nos comunicamos con nuestros
    hijos en Diversidad familiar .Ed.CEDEM

    Ríos J. (1992) Orientación familiar.
    Niveles, contenidos y funciones.
    Madrid, Ed. Narcea.

    Sánchez E. (1993). La relación familia
    – escuela. En Pedagogía familiar. Madrid, Ed.
    Narcea.

     

     

     Dra. Lourdes Ibarra Mustelier

    Facultad de Psicología.

    Universidad de la Habana.

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