Monografias.com > Enfermedades > Salud
Descargar Imprimir Comentar Ver trabajos relacionados

Esguince de tobillo




Enviado por oparedes



    Indice
    1. Definición del esguince del
    tobillo

    2. Anatomia de la
    articulación
    tibitarsiana


    4. Clasificación y
    tipos

    5. Tratamiento
    Fisioterapéutico

    6. Complicaciones que se pueden
    presentar en el esguine de
    tobillo

    7.
    Bibliografía

    1. Definición del
    esguince del tobillo

    Es una lesión que puede ser completa o incompleta
    en el aparato capsulo-ligamentario, ocasionada por un movimiento
    forzado mas allá de sus límites
    normales o en un sentido no propio de la articulación.
    Esta lesión activa una reacción inflamatoria con
    ruptura en mayor o menor grado de vasos capilares y de la
    inervación local que puede determinar por vía
    refleja fenómenos vaso motores
    amiotróficos y sensitivos que alargan la evolución de esta patología aun
    después de su cicatrización. (Fig. 4, 5,
    6)

    2. Anatomia de la
    articulación tibitarsiana

    La estabilidad de la articulación del tobillo
    viene dada por tres factores:
    1-las estructuras
    óseas
    2-la musculatura periarticular
    3-las estructuras capsulares y ligamentosas

    Ligamentos Y Estabilidad: Los ligamentos están
    constituidos por una banda de tejido que contiene colágeno
    y que brinda estabilidad pasiva a la articulación,
    limitando movimientos extremos a aquellos que no corresponden a
    dicha articulación. De esta manera ayudan a prevenir la
    subluxación o luxación articular. La
    inserción de los ligamentos en el hueso es similar a la de
    los tendones. La estabilidad del tobillo está asignada por
    su acción. El ligamento se parece a un tendón, pues
    también está compuesto por fibras extracelulares
    paralelas y fibroblastos. Sin embargo, las fibras de los
    ligamentos son menos regulares en su disposición que las
    del tendón. Además, toda la articulación
    está rodeada por tendones y músculos que completan
    la estabilidad activa. Cuando la articulación es forzada
    exageradamente, llevándola más allá de lo
    que es su amplitud normal, se produce una lesión de los
    ligamentos, pudiendo verse afectados desde un número
    variable de sus fibras, hasta su totalidad. La rotura de las
    fibras del ligamento es acompañada de hemorragia profunda
    que se traduce como equimosis en la piel.
    Entre los ligamentos en el tobillo tenemos: ligamento lateral
    interno o deltoideo (LLI), ligamento lateral, externo (LLE),
    ligamento tibioperoneal anterior, ligamento tibioperoneal
    posterior, el ligamento tibioperoneal interóseo, ligamento
    peroneo astragalino anterior (LPAA), ligamento peroneo
    calcáneo (LPC) y el ligamento peroneo astragalino
    posterior (LPAP).
    LLE: Está formado por tres haces, que son de delante hacia
    atrás: peroneo-astragalino anterior;
    peroneo-calcáneo y el peroneo-astragalino-posterior.
    El traumatismo en inversión de los músculos peroneos
    puede hacer que estos sean fuertemente estirados y puede provocar
    una lesión de la vaina de los peroneos laterales, y a
    veces una luxación de estos por delante del maléolo
    externo.
    El maleolo externo es más largo que el interno, unos 10 mm
    lo que hace que la eversión esté limitada por este
    saliente óseo. De hecho los traumatismos en
    inversión son los más frecuentes.
    LPAA: Se trata de un ligamento aplanado, delgado, cuadrangular,
    débil (de hecho es el fascículo más
    frecuentemente lesionado), que refuerza la cápsula a la
    que se encuentra íntimamente unido en su porción
    anterior. El haz PAA se mantiene en un plano paralelo al plano de
    apoyo (suelo) cuando el
    pie se halla en posición neutra, es decir, en
    bipedestación. Pero cuando el pie realiza una
    flexión, por ejemplo en la fase de apoyo de la marcha,
    este ligamento se verticaliza, convirtiéndose en el
    auténtico ligamento colateral externo del tobillo
    LPC: Es un ligamento cordonal, plano, más poderoso que el
    débil haz anterior, se encuentra verticalizado cuando el
    pie está en apoyo, en posición neutra. En esta
    posición es el ligamento lateral externo, pero en la fase
    de flexión se horizontaliza, colocándose paralelo
    al plano de apoyo. Es el ligamento estabilizador de la
    articulación subastragalina, que puede verse afectada de
    manera concomitante o bien asociarse a lesiones del ligamento
    interóseo o cervical, o, lo que es más frecuente,
    verse afectado el ligamento lateral talocalcáneo, situado
    casi paralelo y por delante del LPC.
    LPAP: Es un ligamento acintado cuya misión
    fundamental es estabilizar el desplazamiento posterior del
    astrágalo. Como ya hemos mencionado, es muy rara la
    aparición de una lesión aislada de esta estructura;
    cuando se produce suele ir asociada a lesión del
    maléolo posterior.
    Estos tres fascículos conforman el ligamento lateral
    externo del tobillo, que es el que más frecuentemente se
    lesiona en la inversión forzada del mismo. De cualquier
    manera existen otros elementos estabilizadores del tobillo que no
    podemos dejar de mencionar:
    Peroné: El peroné ejerce una acción
    estabilizadora de carga dinámica muy importante, hasta tal punto
    que llega a soportar una sexta parte del peso total que recae
    sobre el miembro inferior. Mediante movimientos en vaivén,
    en arco, desplazándose cuando el pie se flexiona hacia
    delante y en sentido distal, de manera que actúa como un
    estabilizador de la mortaja tibioperoneoastragalina, en respuesta
    a la carga y a la tracción muscular en flexión.
    Ligamento deltoide: Constituido por dos planos ligamentosos, uno
    superficial de cuatro haces y un haz profundo, fuerte, que une el
    maléolo tibial al astrágalo. Las lesiones de este
    ligamento se asocian frecuentemente a otras más graves,
    como fractura del maléolo peroneo y lesión de la
    sindesmosis, e incluso de estructuras óseas vecinas como
    la cúpula y la apófisis lateral del
    astrágalo, o el cuello del peroné a distancia
    (fractura de Maissonneuve).
    Del mismo modo pueden verse afectados los tendones peroneos, que
    pueden luxarse o subluxarse. Ante una inversión brusca del
    tobillo es el «golpe de eversión» de los
    peroneos, sobre todo del peroneo lateral corto, el mecanismo que
    intenta evitar la excesiva inversión del tobillo, por lo
    que en una posición forzada podría producirse la
    lesión de éstos. En la figura 1,2,3 se muestran
    estos ligamentos.

    3. Mecanismo
    Fisiopatológico

    El mecanismo fisiopatológico básico es la
    inversión forzada del tobillo, lo que supone una
    acción combinada de flexión y supinación del
    pie; es entonces cuando el ligamento PAA se encuentra
    verticalizado y cualquier fuerza que
    actúe obligando al tobillo a una mayor supinación
    puede producir un desgarro del LPAA. Si en ese momento aún
    aumenta la fuerza inversora, o cae el peso del cuerpo, soportado
    en ese momento por el ligamento en tensión o parcialmente
    desgarrado, puede hacer que se verticalice el haz PC,
    desgarrándose también. Recordemos que cuando se
    produce el impacto sobre el talón en la carrera, cinco
    veces el peso del cuerpo es soportado por la mortaja TPA. Durante
    la carrera existe un mecanismo fisiológico de ligera
    aducción del medio pie; si en el momento de la
    flexión plantar se produce una inversión brusca
    (obstáculo en el camino, pisar a un contrario, desnivel en
    el terreno, terreno irregular, etc.) es posible que se produzca
    una supinación forzada capaz de lesionar el débil
    haz PAA.
    El tobillo con el pie en posición neutra o en
    extensión es estable porque la parte más ancha del
    astrágalo se encuentra dentro de la mortaja, abrazada por
    ambos maléolos tibial y peroneo; en flexión, la
    estabilidad disminuye ya que la parte más estrecha del
    astrágalo es la que se aloja en el interior de la mortaja.
    Con el tobillo en carga, en posición neutra, de apoyo
    plantar, la estabilidad es del 100% a la inversión y del
    30% a la rotación.
    Existen una serie de factores de riesgo como son
    el exceso de peso, la existencia de esguinces previos, el
    sexo femenino
    (posiblemente en relación con el uso de zapatos de
    tacón alto), la existencia de alteraciones propioceptivas
    previas o la existencia a su vez de un mal balance muscular, con
    una mala coordinación de la musculatura
    agonista-antagonista, o un tendón de Aquiles rígido
    y poco flexible6.
    En lo referente al ligamento deltoideo, ya hemos comentado que
    tan sólo se lesiona en el 5% de las ocasiones, cuando el
    tobillo sufre una eversión brusca o una rotación
    externa forzada. Cuando observamos la lesión del LLI
    debemos sospechar la existencia de lesión de la
    sindésmosis, desgarro del ligamento tibioperoneo distal e
    incluso fractura del peroné.
    El esguince capsular se puede producir cuando el tobillo sufre un
    impacto en flexión plantar o bien una hiperflexión
    forzada. En estos casos puede producirse un desgarro de la
    cápsula anterior (figs. 7, 8), apareciendo dolor a la
    flexión pasiva y a la extensión
    resistida.

    Epidemiología:
    Las lesiones del tobillo son un problema común,
    responsable de aproximadamente el 12% de todos los traumatismos
    atendidos en las salas de emergencia. Los esguinces, por
    sí solos, son responsables de cerca del 15% de todas las
    lesiones asociadas con la práctica de deportes. En deportes de alto
    riesgo, son la causa de una parte del tiempo muerto
    (fuera del juego) y en
    basquet se asocian con la mitad de todas las lesiones
    importantes. Si bien la mayor parte de los traumatismos de
    tobillo son simples torceduras de los ligamentos laterales,
    pueden dañarse muchas otras estructuras. Un diagnóstico y tratamiento incorrectos
    causan una morbilidad considerable. Un tobillo dolorido e
    inestable, en forma crónica, puede conducir a una discapacidad
    importante y eventualmente a la artrosis. Por esta razón,
    debe evaluarse cuidadosamente este tipo de daño e incluir
    una detallada historia clínica y un
    examen físico y por imágenes
    apropiados. Una vez realizado esto, se puede hacer un
    diagnóstico exacto e instaurar el tratamiento
    adecuado.
    El esguince de tobillo es posiblemente la lesión
    más frecuente en los servicios de
    urgencias. El 85% de los esguinces afectan al ligamento lateral
    externo (LLE), lesionándose fundamentalmente el ligamento
    peroneoastragalino anterior (LPAA), y hasta el 44% de los
    lesionados presentan algún tipo de secuelas un año
    después (dolor, inestabilidad mecánica o inestabilidad funcional).
    Según la gravedad, los clasificamos en tipo I
    (lesión del 5% de las fibras, distensión, no
    laxitud articular), tipo II (lesión del 40%-50% de las
    fibras, rotura parcial, inestabilidad articular leve) y tipo III
    (rotura completa del ligamento). El mecanismo
    fisiopatológico es la inversión forzada del
    tobillo, un mecanismo combinado de flexión y
    supinación del pie.
    Es una lesión que se produce con mayor frecuencia entre
    los 21-30 años de edad, posiblemente relacionado con un
    mayor incremento de la actividad deportiva en estas edades.
    Cuando el esguince aparece en sujetos más jóvenes o
    más mayores suele evolucionar peor, la lesión suele
    ser más grave. Hasta el 44% de los sujetos que han sufrido
    un esguince presentan algún tipo de secuelas un año
    después: dolor, inestabilidad mecánica o
    inestabilidad funcional.
    Se produce un esguince diario por inversión del pie por
    cada 10.000 personas, lo que nos ofrece una idea de la frecuencia
    y la magnitud del problema.

    4. Clasificación
    y tipos

    En función
    del daño ligamentoso producido podemos clasificar los
    esguinces de tobillo en tres tipos según Álvarez
    Cambras), de menor a mayor gravedad:
    1) Grado I. Se produce un «estiramiento», una
    distensión del ligamento afecto, habitualmente el PAA, no
    existe laxitud articular asociada: el paciente puede caminar,
    existe dolor leve y en general los síntomas son escasos.
    Se produce la rotura de menos del 5% de las fibras.
    Son el resultado de la distensión de los ligamentos que
    unen los huesos del
    tobillo. La hinchazón es mínima y el paciente puede
    comenzar la actividad deportiva en dos o tres semanas.
    2) Grado II. Se produce la rotura parcial del ligamento, aparece
    dolor moderado acompañado de una inestabilidad articular
    leve. Existe hinchazón y dificultad para la
    deambulación «de puntillas». El sujeto camina
    en posición antiálgica, y los signos y
    síntomas son más evidentes. Se ha producido la
    rotura del 40%-50% de las fibras. La exploración puede
    revelar un cajón anterior y/o una inversión forzada
    positivos.
    Los ligamentos se rompen parcialmente, con hinchazón
    inmediata. Generalmente precisan de un periodo de reposo de tres
    a seis semanas antes de volver a la actividad normal
    3) Grado III. Existe una laxitud articular manifiesta, rotura
    completa del ligamento, dolor intenso, deformidad e
    hinchazón francas. El sujeto no puede caminar ni apoyar el
    pie en el suelo. Las maniobras exploratorias (vide infra) son
    positivas.
    Son los más graves y suponen la rotura completa de uno o
    más ligamentos pero rara vez precisan cirugía. Se
    precisan ocho semanas o más para que los ligamentos
    cicatricen.
    De acuerdo al mecanismo de producción estas lesiones se clasifican en:
    Eversión y abducción. Ruptura del ligamento
    deltoideo. De inversión y adducción.
    Disrupción o ruptura del ligamento externo.

    Clasificación (J. Borrel. J. M. Salo- M.
    Ferrán)
    En dos grandes grupos:
    1. sin solución de continuidad
    a. distensión fibrilar
    b. elongación fibrilar
    c. rotura incompleta

    2. con solución de continuidad
    a. desinserción con fragmento ósea
    b. desinserción sin fragmento óseo
    c. rotura completa, transversal o con deshilachamiento

    Cuadro clínico:
    Habitualmente, luego de la torcedura del tobillo aparece un dolor
    muy intenso, en muchos casos acompañado de una
    hinchazón localizada y de variable magnitud. Una vez
    pasado el momento intenso del dolor el apoyo del pie resulta muy
    dificultoso. Fig 9
    La intensidad del cuadro va a depender del grado de
    distensión del ligamento, o si se produjo su rotura
    parcial o total.
    Se examinan la estructura y función del pie para detectar
    factores predisponentes (Fig. 10). La simple palpación de
    la cara lateral del tobillo determina la localización de
    la lesión ligamentosa y el paciente manifiesta :dolor
    moderado a dolor grave repentino, hinchazón,
    decoloración, dificultad para mover el tobillo, dolor en
    el tobillo aunque no se lo esté cargando con peso.
    El signo del cajón es útil para detectar la rotura
    del LPAA. Cuando el LPAA está roto es posible el
    desplazamiento anterior del astrágalo.
    El paciente se sienta en el lateral de una mesa con las piernas
    colgando.
    Con la mano izquierda del explorador colocada frente a la pierna
    del paciente, la mano derecha del explorador sujeta el
    talón del paciente y trata de desplazar el
    astrágalo en dirección anterior.
    Las radiografías de esfuerzo del tobillo pueden contribuir
    a determinar la extensión de la lesión ligamentosa.

    Si la diferencia en la inclinación del
    astrágalo supera los 5º, se puede considerar que
    existe un deterioro funcional. Si la diferencia es mayor de
    10º, los síntomas aumentan mucho y se produce un
    tobillo inestable con frecuencia.
    La artrografía del tobillo ayuda a determinar la
    localización y extensión exactas de la
    lesión ligamentosa y está indicada sólo
    cuando se valora la corrección quirúrgica de un
    ligamento roto. Sin embargo, la técnica se debe practicar
    en los primeros días tras el traumatismo, porque el
    retraso produce resultados poco fiables.

    Diagnóstico
    El diagnóstico debe basarse en una correcta anamnesis y en
    una exploración lo más precoz posible del tobillo
    lesionado, ya que en pocas horas aparece un importante edema y
    una contractura antiálgica que nos va a hacer muy
    dificultosa, en ocasiones imposible, una exploración
    reglada y fiable.
    Debemos prestar especial atención si existe el antecedente de
    esguinces anteriores y si éstos fueron tratados
    correctamente, si existía un tobillo inestable previamente
    (recordemos que existe el doble de probabilidades de tener un
    segundo esguince en un tobillo con un esguince previo). Es
    importante conocer la posición que presentaba el pie y el
    tobillo cuando se produjo la lesión (pie apoyado, en el
    aire, flexionado,
    en extensión, etc.), saber cómo ocurrió la
    lesión, si existió dolor (¿inmediato?,
    ¿brusco?, ¿intenso?), si el sujeto sintió
    algún crujido, si pudo seguir realizando la actividad que
    estaba realizando (partido, marcha, etc.), si presentó
    tumefacción y equimosis, si apareció
    hinchazón, dónde se localizó inicialmente y
    si se produjo una impotencia funcional, absoluta o no. Si existe
    integridad de la piel y si observamos afectación de
    funciones
    neurológicas o musculares. Un chasquido audible
    acompañado de dolor intenso sugiere una lesión
    importante, así como la existencia de un
    «clic» en la exploración podría
    hacernos sospechar la existencia de una lesión
    osteocondral o una luxación de los tendones peroneos. Del
    mismo modo, la aparición de un dolor intenso y brusco pero
    breve acompañado de un gran edema y de inestabilidad debe
    sugerirnos la existencia de una rotura completa, ya que al
    romperse completamente el ligamento aparece un dolor muy vivo,
    pero al romperse también los propioceptores, muy
    abundantes en la zona, el dolor es limitado en el tiempo, a pesar
    de aparecer de inmediato todos los fenómenos vasomotores
    acompañantes.
    La exploración debe ser, como ya hemos dicho, inmediata
    antes de que aparezca la tumefacción y el espasmo
    muscular. No debemos olvidar explorar el tobillo también
    desde su parte posterior, ya que la existencia de una
    afectación intracapsular hace que los espacios
    retromaleolares se encuentren ocupados, perdiéndose los
    relieves óseos a ese nivel y desapareciendo los canales
    aquíleos; situación ésta que no se evidencia
    en las lesiones extracapsulares. Recordemos que lesiones
    importantes suelen impedir la bipedestación (es necesario
    descartar la existencia de fractura en estos casos), que las
    lesiones en extensión forzada pueden lesionar la
    sindésmosis y que las lesiones en flexión forzada
    pueden lesionar la cápsula, apareciendo entonces dolor a
    la flexión pasiva y a la extensión resistida. En
    este último caso, al igual que si se produce una
    lesión sindesmal, el proceso puede
    curar muy lentamente y ser altamente incapacitante.
    En la inspección prestaremos especial atención a la
    existencia de edema, equimosis y deformidad o aumento del
    perímetro del tobillo afecto (un aumento mayor de 4 cm de
    perímetro con respecto al tobillo sano indica rotura
    ligamentosa en el 70% de las ocasiones según algunos
    autores). La intensidad de la equimosis y un edema importante se
    suelen relacionar con la gravedad del esguince.
    La palpación debe comprender todos aquellos relieves
    óseos y tendinosos palpables en un tobillo sano,
    susceptibles de sufrir lesiones o fracturas. Palparemos
    cuidadosamente ambos maléolos tibial y peroneo en sus 6
    últimos centímetros, la cola del quinto
    metatarsiano, así como la porción distal de su
    diáfisis, el escafoides, los tendones peroneos en su
    retináculo, detrás del maléolo externo, el
    tendón Aquíleo y el tendón del tibial
    anterior, y, por supuesto, los tres haces ligamentosos que
    conforman el LLE del tobillo, buscando zonas dolorosas, con
    sensibilidad aumentada, crujidos o crepitación, así
    como el tercio proximal del peroné si el mecanismo de
    producción fue por rotación externa (es necesario
    en este caso descartar una posible fractura de
    Maissoneauve).

    De manera inexcusable debemos realizar una serie de
    maniobras «dinámicas» para evaluar la
    estabilidad del tobillo, así :
    1) Prueba del cajón anterior. Con el pie en
    posición neutra, la rodilla en flexión de 90°,
    se tracciona con una mano desde la parte posterior del
    calcáneo, en sentido posteroanterior, mientras con la otra
    mano se mantiene fija la tibia en su tercio distal. Buscamos
    laxitud comparando con la misma maniobra exploratoria realizada
    en el tobillo sano. La percepción
    de que el recorrido realizado por el tobillo enfermo es mayor,
    sugiere la existencia de laxitud articular, lesión
    capsular y del LPAA (Fig. 11, 12,13.
    2) Prueba de la inversión forzada. Con el pie en
    flexión de 10°-20° y la rodilla en flexión
    de 90° realizaremos muy lentamente la inversión del
    tobillo, sujetando el medio pie por la región plantar y
    fijando el tercio distal de la tibia; observaremos la existencia
    o no de «tope» al movimiento y la posible
    aparición de un surco bajo el talo, como si la piel
    quedase succionada por la región infraperonea
    («prueba de la succión»); la existencia de
    estos signos sugieren una lesión en el LPAA y en el LPC
    (Fig. 12).
    3) Clunk test o prueba de
    la rotación externa forzada. Esta maniobra explora la
    sindesmosis. Con la rodilla flexionada 90° y la tibia fija en
    su tercio distal, el mediopié se mueve en sentido medial y
    lateral, evitando cualquier movimiento de inversión o de
    eversión. La aparición de dolor en la sindesmosis
    sugiere lesión de la misma (recordemos que hasta un 11% de
    los esguinces afectan a la sindésmosis, con el
    consiguiente riesgo de apertura de la mortaja).
    4) Squeeze test o prueba de la presión.
    Se realiza presionando en el tercio medio de la pierna la tibia y
    el peroné, lo cual provoca dolor distal, a nivel de la
    sindésmosis, sugiriendo también una posible
    lesión de la misma.
    -Reglas de tobillo de Ottawa para solicitar
    radiografías:
    1) El enfermo no puede mantener la bipedestación por
    dolor, tras producirse la lesión o en el momento de la
    exploración en la sala de urgencias.
    2) Si existe dolor a la palpación en la mitad posterior de
    los últimos 6 cm de cualesquiera de ambos maléolos
    tibial y/o peroneo.
    3) Si existe dolor a la palpación sobre el hueso
    escafoides o sobre la base del quinto metatarsiano solicitaremos
    una radiografía del pie.
    Estas reglas no son igual de sensibles ni de específicas
    si han pasado más de diez días tras la
    lesión, es decir, debe tratarse de traumatismos agudos.
    Tampoco son válidas si se trata de pacientes gestantes, si
    existen lesiones cutáneas o bien si el enfermo es menor de
    18 años (aún no se ha producido el cierre de las
    epífisis, y las epifisiolisis son más frecuentes),
    o existen lesiones cutáneas o deformidad evidente del
    pie.

    Tratamiento
    Los objetivos
    iniciales del tratamiento deben ser: Controlar la
    inflamación, Controlar el dolor, Proteger de la carga de
    peso.
    Para ello el tratamiento inicial será:

    • Elevar el miembro lesionado (para permitir el drenaje
      del edema)
    • Aplicar hielo (actúa reduciendo la
      inflamación y controlando el dolor)
    • Vendaje compresivo (para prevenir la
      inflamación)
    • Administrar medicación antiinflamatoria y
      analgésica (para tratar la inflamación y el
      dolor)

    Deambular en descarga con la ayuda de bastones o muletas
    (fig14)
    Esguinces leves (grado I): Se puede permitir el apoyo a partir
    del segundo día y comenzar con ejercicios de
    flexo-extensión
    Es conveniente utilizar una tobillera o un vendaje funcional
    (Fig. 15) al reanudar la actividad deportiva (generalmente a
    partir de la segunda semana).
    Esguinces moderados (grado II): A partir del segundo día
    se permitirá el apoyo, con el tobillo protegido por una
    tobillera semirrigida, o con un vendaje funcional.
    Esguinces graves (grado III): Deben ser evaluados por un
    traumatólogo que decidirá si aplica tratamiento
    ortopédico o quirúrgico. Los resultados son
    similares, por ello la mayoría nos decidimos por el
    tratamiento no quirúrgico.
    Las primeras 48 horas actuaremos igual que en los esguinces
    leves: elevación de la extremidad, vendaje compresivo,
    aplicación de hielo (las primeras 48 horas, 20 minutos
    cada 2-3 horas. Luego 15 min. cada 8 horas. Cuando la
    inflamación haya cedido (generalmente en una semana)
    adaptaremos una inmovilización (fija o removible) durante
    3 semanas. Pasado este tiempo, es aconsejable 2-3 semanas de
    tratamiento con un fisioterapeuta para iniciar movilizaciones y
    ejercicios isométricos.

    5. Tratamiento
    Fisioterapéutico

    Hidroterapia (Uso del agua como
    medio terapéutico y recuperador. Puede tener efectos
    diuréticos, hipnóticos, sedantes o estimulantes
    Fig. 16), Crioterpapia (La aplicación de frío a los
    tejidos
    corporales con el propósito de aliviar el dolor y reducir
    la hinchazón. Fig. 17).
    Ultrasonido (Efectos: analgésico, antiespasmódico,
    sedante, aumenta el metabolismo
    local.). Electroterapia (Su uso típico precisa de unos
    electrodos que crean una contracción de la musculatura
    adyacente, reduciendo el edema mediante la expulsión del
    flujo del tejido afectado. Fig. 18.)

    Movilizaziones Pasivas Y Activas (Fig. 21)
    1. Ligeras movilizaciones:
    Flexión y extensión de tobillo. 15 repeticiones a
    cada lado, lo realizamos dos veces, Lateralizaciones internas y
    externas. 2 series de 15 repeticiones, Escribir el abecedario con
    la punta del dedo gordo. (Fig. 19, 20). Aplicar una bolsa de
    hielo al tobillo durante 20 minutos. Después trazar las
    letras del alfabeto en el aire con el dedo gordo. Realizar este
    ejercicio tres veces al día y hacerlo hasta que se consiga
    el movimiento completo del tobillo.
    Otros ejercicios: Resistencia (Fig
    22), Flexión plantar (Fig. 23), Dorsiflexión (Fig.
    24), Inversión (Fig. 25), Eversión, Fortalecimiento
    (Fig. 26), Equilibrio
    (Fig. 27)

    Actividades Funcionales
    Cuando pueda caminar sin dolor o cojera, iniciar la carrera por
    llano. Seguir con carrera realizando giros "en forma de ocho", y
    finalmente carrera en zigzag.

    6. Complicaciones que se
    pueden presentar en el esguine de tobillo

    A veces, un esguince grave o moderado causa problemas
    incluso después de que el ligamento ha sanado. Se puede
    desarrollar un pequeño nódulo en uno de los
    ligamentos del tobillo que causa una fricción constante en
    la articulación, conduciendo a la inflamación
    crónica y, finalmente, a daños permanentes. La
    inyección de una mezcla de corticosteroides en el tobillo
    reduce la inflamación, y la
    administración de un anestésico local alivia el
    dolor de modo eficaz. En raras ocasiones se requiere la
    intervención quirúrgica.
    En un esguince puede también lesionarse el nervio que
    recorre uno de los ligamentos del tobillo. El dolor y el
    hormigueo consecuentes (neuralgia) se alivian, a veces de modo
    permanente, con una inyección de un anestésico
    local.
    Las personas con esguince de tobillo suelen caminar de un modo
    que desgasta excesivamente los tendones (tejidos fibrosos y
    resistentes que conectan los músculos al hueso o los
    músculos entre sí); el resultado final es la
    inflamación de los tendones del lado externo del tobillo.
    Esta afección, llamada tenosinovitis peroneal, puede
    causar hinchazón crónica y dolor en la parte
    externa del tobillo. El tratamiento consiste en usar soportes
    para el tobillo, que limitan el movimiento de la
    articulación. También pueden ser eficaces las
    inyecciones de cortisona dentro de la vaina del tendón,
    aunque no debe abusarse de su uso.
    En ocasiones, el impacto de un esguince grave causa espasmos en
    los vasos sanguíneos del tobillo que reducen la
    circulación sanguínea. Por consiguiente, algunas
    zonas del hueso y de otros tejidos pueden resultar afectadas
    debido a la falta de irrigación, por lo que pueden
    comenzar a deteriorarse. Esta afección, denominada
    distrofia simpática refleja o atrofia de Sudeck, puede
    provocar hinchazón y dolor en el pie, a menudo intenso,
    que puede pasar de un punto a otro del tobillo y del pie. A pesar
    del dolor, la persona puede
    seguir caminando. La fisioterapia y los analgésicos
    administrados por vía oral pueden ser útiles. Se
    puede recurrir, en caso de dolor crónico e intenso, a la
    inyección de un anestésico local alrededor del
    nervio que estimula el tobillo (bloqueo del nervio), así
    como a la administración de corticosteroides y al
    apoyo psicológico.
    El síndrome de seno del tarso es el dolor persistente en
    la zona entre el hueso del talón (calcáneo) y el
    hueso del tobillo (talus o astrágalo), a raíz de
    una torcedura. Puede estar asociado con el desgarro parcial de
    los ligamentos dentro del pie. Las inyecciones de
    corticosteroides y los anestésicos locales son a menudo
    útiles.
    Debemos diferenciar las complicaciones que pueden surgir tras
    haber sufrido un esguince de tobillo, esto es, las
    inestabilidades crónicas del tobillo, y las propias
    complicaciones que pueden surgir asociadas de algún modo
    al traumatismo que produjo el esguince, o que en ocasiones
    acompañan al esguince y que debemos tener presentes a la
    hora de valorar un esguince del tobillo.

    En lo referente a las complicaciones asociadas
    mencionaremos brevemente las más frecuentes:
    1) Fracturas osteocondrales. Aparecen hasta en el 6%-7% de los
    casos. Pueden pasar inadvertidas fácilmente si no se
    piensa en su existencia, siendo diagnosticadas entre cuatro-seis
    semanas, e incluso hasta un año después del
    traumatismo.
    2) Rotura del retináculo de los peroneos. Debido a una
    dorsiflexión forzada súbita cuando los tendones
    están contraídos. La luxación o
    subluxación de lo tendones peroneos se puede objetivar
    haciendo que el enfermo coloque el pie en eversión y
    dorsiflexión y realizando una resistencia al movimiento de
    inversión del pie. Si el retináculo está
    lesionado se subluxarán o luxarán los tendones
    pasando a situarse por delante del maléolo peroneo.
    3) Fractura de la base del quinto metatarsiano. Por
    tracción del peroneo lateral corto
    4) Fractura del Os trigonum. Es un sesamoideo situado en la parte
    posterior del astrágalo, presente hasta en el 14% de la
    población. Es relativamente frecuente en
    pacientes con historia de esguinces previos. Se presenta como un
    cuadro doloroso a la palpación en la parte posterior de la
    tibia y anterior al tendón de Aquiles,
    incrementándose el dolor en flexión plantar forzada
    o flexión plantar resistida. Es frecuente la existencia de
    una disminución de la flexión plantar menor de
    25°.
    5) Impingement sinovial. Es un cuadro producido por el
    pinzamiento capsular que se produce entre el astrágalo,
    peroné y tibia, más acentuado en
    dorsiflexión forzada y en flexión plantar pasiva.
    En ocasiones es posible observar un cajón anterior
    positivo. El diagnóstico definitivo se realiza mediante
    RMN o artroscopia.
    6) Síndrome del túnel tarsiano. Es el atrapamiento
    del nervio tibial posterior entre el maléolo tibial y el
    ligamento tarsiano. Aparece dolor y disestesias en el arco
    longitudinal interno del pie, con un signo de Tynell
    positivo.
    Otros cuadros menos frecuentes son la inestabilidad subtalar, el
    síndrome de coalición tarsiana, la lesión
    meniscoide del tobillo, el síndrome del seno del tarso,
    etc.

    Reanudación del deporte:
    Para volver a practicar deportes, generalmente se recomienda que
    la inflamación o el dolor no existan o sean mínimos
    y que puedan realizarse saltos hacia delante o hacia los lados
    sobre el tobillo lesionado sin sentir dolor ni inestabilidad. En
    los esguinces más graves es una buena idea proteger el
    tobillo con una tobillera o una ortesis para disminuir la
    probabilidad
    de nuevos episodios de esguince. Su médico y entrenador
    deben guiarle en su retorno a la práctica
    deportiva.

    Esguince de tobillo en jugadores de fútbol:
    El tratamiento de las lesiones en los deportistas de alta
    competencia
    debe ser tal, que permita al jugador regresar al campo de juego
    en el menor tiempo y con el mismo nivel de eficiencia que
    tenían antes de la lesión. Los esguinces de tobillo
    están entre las lesiones más frecuentes en los
    jugadores de fútbol. En un período de 22 meses se
    evaluaron y manejaron 20 atletas (jugadores de fútbol),
    edad promedio, 16.8 años, con lesiones ligamentosas de
    tobillo. Los tiempos de recuperación promedio fueron 14.8
    días para esguince grado I; 44 días para esguince
    grado II; y 62 días para esguince grado III.

    Recuerdo anatómico
    Fig. 2
    Fig. 3. Representación esquemática de los
    ligamentos del tobillo
    Fig. 4
    fig. 5
    fig7 Mecanismo de producción del esguince de tobillo por
    eversión forzada
    Fig 8 Mecanismo de producción de lesguince de tobillo por
    inversión forzada
    Fig 9
    Fig 11

    Prueba de la inversión forzada. Se realiza la
    maniobra tratando de hacer bascular el astrágalo, forzando
    el varo de la mortaja tibioperoneoastragalina. Si el
    ángulo formado entre una línea trazada por el borde
    superior del astrágalo y otra línea trazada por el
    borde inferior del techo del pilón tibial es superior a
    20° o mayor de 10° con respecto al tobillo sano supone
    una lesión del ligamento peroneo calcáneo.
    fig14
    Prueba del cajón anterior, exploración del
    ligamento peroneo astragalino anterior (LPAA). El tobillo se
    mantiene a 10° de flexión, fijando el tercio distal de
    la tibia y traccionando del calcáneo hacia delante. Es
    positivo (A) si se desplaza el pie más de 4 mm en sentido
    anteroposterior; en caso contrario se considera negativo (B).
    Debe realizarse siempre de manera comparativa con el tobillo
    sano.
    fig 15

     

    Fig 16
    fig 17

    Fig 18

     

     

      

     

    7.
    Bibliografía

    1. Magee, David J. .- Ortopedia.- 2 edic.- 1992.- Edit
      Mcgraw Hill.- Mexico.- Cap 12
    2. Gustilo, Ramón
      B.- Fracturas Y Luxaciones.- Vol II.- 1 edic. 1995.- Edit
      Mosby.- pág 1045-1048.
    3. Harry Nner.- Diagnóstico Y Tratamiento En
      Ortopedia.- editotrial el manual
      moderno.- colombia.- 2
      edic. 1998.- pág 164-167

    En internet:

    • Taping aplicado a los esguinces de los ligamentos
      laterales del tobillo autor: Abel Renovell Blasco.
      Fisioterapeuta.- http://www.efisioterapia.net/leer.php?id=12
    • Esguince De Tobillo
      http://www.zonamedica.com.ar/categorias/medicinailustrada/esguincedetobi/definision.htm
    • Ejercicios para la torcedura de tobillo
      http://www.buenasalud.com/lib/ShowDoc.cfm?LibDocID=2281&ReturnCatID=21
    • Esguince De Tobillo.-
      http://www.traumazamora.org/infopaciente/esguince/esguince.html
    • Guia medica familiar:
      http://www.explored.com.ec/guia/fas88.htm
    • Esguince Del Tobillo.-
      http://www.benignozenteno.com/lesiones_tobillo.htm

    Agradecimiento
    Al doctor Saldaña, a mi familia y a los
    fisioterapistas que de una manera u otra me apoyaron en la
    mejoría de mi esguince de tobillo.

     

     

     

     

    Autor:

    Oliver Paredes

     

    Nota al lector: es posible que esta página no contenga todos los componentes del trabajo original (pies de página, avanzadas formulas matemáticas, esquemas o tablas complejas, etc.). Recuerde que para ver el trabajo en su versión original completa, puede descargarlo desde el menú superior.

    Todos los documentos disponibles en este sitio expresan los puntos de vista de sus respectivos autores y no de Monografias.com. El objetivo de Monografias.com es poner el conocimiento a disposición de toda su comunidad. Queda bajo la responsabilidad de cada lector el eventual uso que se le de a esta información. Asimismo, es obligatoria la cita del autor del contenido y de Monografias.com como fuentes de información.

    Categorias
    Newsletter