Cooperación y reciprocidad en la comunicación utilizando Internet, un problema con raices éticas
- Planteo de la
problemática de comunicación
interpersonal - La importancia de los principios
de procedimiento básicos de cooperación y
reciprocidad en la interacción
personal - ¿Cómo cambian los
principios de cooperación y reciprocidad cuando
interactuamos por Internet? - Es necesario y conveniente
aceptar la necesidad de establecer limites - La bibliografía de
referencia
PLANTEO DE LA
PROBLEMÁTICA DE COMUNICACIÓN INTERPERSONAL
La comunicación interpersonal es algo esencial en
el ser humano en cualquier contexto en que quiera ser analizado,
aunque las condiciones en que ésta se produce,
varía mucho según el medio que se usa en la
comunicación.
En particular cuando deseamos aplicar la
comunicación en el marco de un proceso de
relacionamiento entre personas es que debemos ser particularmente
cuidadosos a analizar posibilidades y limitaciones.
Las características del medio que sirve de
soporte a la comunicación entre los seres humanos,
condiciona de manera importante la propia interrelación
entre las personas.
No es lo mismo la comunicación a través
del lenguaje
hablado que del lenguaje escrito. Tampoco es lo mismo que esa
comunicación se produzca interactuado dinámicamente
o que se genere en diferido con escaso intercambio.
Sin embargo, hay aspectos de la interacción
humana, cualquiera sea el medio, que aparecen siempre como
principios de
procedimiento
casi universales entre las personas cuando
interactúan.
Esos principios de procedimiento están presentes
siempre, en mayor o menor medida, cuando los seres humanos se
comunican entre sí, ya en comunicaciones
individuales o colectivas.
De entre todos los principios de procedimiento se
rescatan dos que están usualmente presentes, el principio
de cooperación y el principio de reciprocidad que marcan
el comportamiento
humano con notoria asiduidad.
Los principios de cooperación y reciprocidad son
recogidos desde el principio de los siglos por casi todas las
sociedades y
reflejan de alguna manera valores
éticos importantes que marcan la relación entre
personas.
La utilización o no de estos procedimientos, o
incluso en orden de prioridades entre ellos da origen a
diferentes estrategias de
comunicación más o menos buenas, éticamente
hablando.
Como referencia pueden consultarse las ideas de Singer
(1995) quien analiza estrategias "ruines" y estrategias
"correctas", considerando incluso aspectos de eficiencia de
cada una de ellas.
Sería interesante ver como los principios se
desarrollan con ciertas singularidades cuando la
comunicación interpersonal deja de ser presencial y
aparece un medio "nuevo" como internet para
soportarla.
Precisamente esta ponencia analiza las singularidades
que introduce internet en las formas activas y pasivas de
intercambio entre las personas en términos de
cooperación y reciprocidad.
En este trabajo se realiza una primera
aproximación al tema de las relaciones
interpersonales considerando la potencialidad de internet
como instrumento de comunicación racional y
emocional.
LA IMPORTANCIA DE
LOS PRINCIPIOS DE PROCEDIMIENTO BASICOS DE COOPERACION Y
RECIPROCIDAD EN LA INTERACCION PERSONAL
Si nos adentramos más en el entretejido de
relaciones entre los miembros de una sociedad
cualquiera, seguramente descubriremos que también hay
importantes matices incluso en sociedades fuertemente
integradas.
En particular, en el marco de una misma sociedad, cada
grupo crea su
propia moral especial
que establece excepciones dentro de la moral
general priorizando ciertos valores sobre otros.
Y a todo ello no son ajenas los colectivos profesionales
de la actualidad. Así se puede hablar de una moral de los
médicos, otra de los abogados, otra de los
ingenieros.
Posiblemente también los internautas construyen
una moral especial con la cual muchas veces, sin decirlo
expresamente, salvaguardan sus propios intereses. A veces
invadiendo los derechos de los
demás.
Estas "convenientes" excepciones, limitan el alcance que
los distintos agentes estamos dispuestos a dar, a muchas normas
éticas generales relacionadas con nuestros compromisos
personales o profesionales.
El desafío del hombre ante lo
que es éticamente bueno o malo sigue siendo el mismo, lo
que hemos ido cambiando, desde los comienzos de la historia es el contexto en
que esos desafíos tienen lugar.
Con una diferencia respecto de hace unas décadas
cada vez los cambios son más rápidos y las
necesidades de adaptarnos más apremiantes y por lo tanto,
los anclajes perdurables, más difíciles de
mantener.
El mundo de los ideales muchas veces suele estar tan
lejos de la vida cotidiana que resulta muy complicado construir
anclajes que nos ayuden a distinguir lo que está bien, de
lo que está mal.
Tener esos anclajes es fundamental para cada sociedad,
cada grupo y cada persona. Es una
forma práctica de no partir de cero ante cada
situación importante que debamos enfrentar.
Por supuesto que esta presentación no pretende
siquiera insinuar respuestas profundas que a su vez tengan
relación con la práctica, a tamañas
preguntas que hacen a la existencia propia del hombre.
Sin embargo, para orientarnos un poco hay dos principios
de procedimiento que surgen del terreno de la ética, que
pueden ayudarnos a vivir mejor mientras buscamos esas respuestas
existenciales.
Por un lado, el principio activo de la
cooperación con quienes nos rodean, aunque no conozcamos
previamente sus intenciones para con nosotros y por otro, el
principio pasivo de la reciprocidad para corresponder a los
beneficios recibidos o estar agradecidos a quienes nos los
proporcionan.
El principio de cooperación nos lleva a dar una
mano al prójimo y el principio de reciprocidad a
corresponder cuando la recibimos. Ambos tienen un impacto
enormemente beneficioso sobre la vida de los hombres en sociedad
principalmente operando con sinergia.
Ambos principios generan efectos multiplicadores que
aumentan la "buena onda" en la relación social en
cualquier grupo. Y son principios tanto más valiosos,
cuando más perdemos ciertos puntos de referencia en el
ambiente donde
estamos.
Tengamos presente que, tales pérdidas de puntos
de referencia son muy frecuentes en nuestro trabajo profesional,
especialmente cuando se producen rupturas importantes con todo
aquello que conocemos, al cambiar de paradigmas.
Para entender la importancia de estos principios cuando
una organización esta en vísperas de un
cambio
sustantivo, basta con pensar por ejemplo en lo que habitualmente
sucede en el marco de un proyecto de
reingeniería.
Para medir el impacto, tenga presente que las funciones que nos
eran familiares, pasan a ser sustituidas por otras que
desconocemos y perdemos rápidamente puntos de referencia
que actúan como anclajes tranquilizadores.
La estructura
formal de cargos es reemplazada casi exclusivamente por un
entramado de solidaridades informales en el que la
cooperación y la reciprocidad pasan a ser dos pilares
fundamentales de la convivencia.
¿COMO CAMBIAN LOS
PRINCIPIOS DE COOPERACION Y RECIPROCIDAD CUANDO INTERACTUAMOS POR
INTERNET?
La cooperación y la reciprocidad, estarán
presentes en nuestra sociedad, tanto que ésta se
tecnifique más o menos. Ese no es el punto. Han estado
allí en cada cambio cualitativo de la sociedad durante
miles de años.
El feudalismo hace
tiempo y la
revolución
industrial hace un poco menos, generaron importantes cambios
de comportamiento y la propia revolución
de la información otros tantos; pero seguimos
cooperando y respondiendo a los demás.
No interactuamos ya como lo hacía, el
señor feudal con sus siervos hace varios siglos o el
capitalista con sus obreros hace unas décadas. Incluso las
relaciones familiares fueron evolucionado en similar
medida.
Sin embargo, en todos los casos anteriores, el
componente racional y el componente emocional tuvieron medios
potencialmente fuertes para canalizarse poniendo el toque humano
a las relaciones.
¿Ocurrirá lo mismo en una sociedad de
internautas? ¿Tendremos medios para expresar con equilibrio
nuestra racionalidad y nuestra irracionalidad como en instancias
anteriores?
¿Se puede cooperar de la misma manera cuando
interactuamos personalmente que cuando lo hacemos por internet?
¿Seremos capaces de retornar a nuestro interlocutor en el
ciberespacio gentileza y hostilidad?
La "sensación térmica" como usuario
intensivo de internet, que me aventura a conjeturar una
respuesta, es que no será lo mismo. El ciberespacio como
medio para comunicar personas genera oportunidades y
amenazas.
Las nuevas posibilidades y también las
restricciones que aparecen con internet cambian
dramáticamente el escenario en el que se produce la
comunicación interpersonal.
Por un lado, se agrega un medio ágil y flexible
para comunicarnos rápida y seguramente con mayor cantidad
de personas el mundo que en ninguna otra época pasada de
la historia humana.
Hoy tenemos acceso a fuentes de
información que incluso podemos personalizar y tenemos
la posibilidad de interactuar con agentes en múltiples
modalidades, considerando variadísimos centros de interés.
Sin embargo, la comunicación interpersonal por
internet, a pesar de los esfuerzos por suplir ciertas carencias
inherentes a la tecnología ha
desplazado el foco de la comunicación.
El intercambio entre personas mediante internet es
más apto para operar cerebro a cerebro
que corazón a
corazón. Esto es facilitando el intercambio de nivel
congnitivo y limitando el emosional.
Y este tema es el que introduce la singularidad que
está generando este nuevo tipo de comunicación y
que debería llevarnos a reflexionar a todos sobre lo que
da y lo que quita la internet, en términos de relaciones
interpersonales.
La racionalidad que nos aporta de la mano del poder
amplificador de nuestra memoria, nos la
quita al limitar las posibilidades de la interacción
personal que
da el intercambio presencial.
La capacidad de cooperar se potencia en la
medida que la relación requerida esté más
relacionada con aspectos racionales que con aspectos emocionales.
Al cooperar en el ciberespacio, algo se gana y algo se
pierde.
De la misma manera, la capacidad de retornar a nuestros
interlocutores correspondiéndoles, plantea los mismos
asuntos relacionados con aspectos racionales y emotivos, pero en
este caso la sensación pérdida parece
acentuarse.
Estamos todavía lejos de poder hacer un balance
sistemático, así que por ahora nos contentaremos
planteado el tema como una verdadera "asignatura pendiente" que
requiere un estudio más profundo.
En nuestro caso, reivindicando la importancia de una
valoración, no solo operativa del asunto, sino una
valoración ética focalizando en lo bueno y lo malo
que trae consigo internet, como medio de comunicación
interpersonal.
De esta manera, tal vez generemos a tiempo opciones para
sacarle el mayor provecho a la herramienta, con el menor riesgo para con
nuestra propia calidad de
vida como personas.
ES NECESARIO Y
CONVENIENTE ACEPTAR LA NECESIDAD DE ESTABLECER
LIMITES
Muchas veces, cuando se llega a dominar con
maestría ciertos aspectos técnicos de una disciplina, se
siente una agradable sensación de ausencia de límites en
las metas que se pueden alcanzar.
A veces, se tiene la estimulante impresión de que
efectivamente es posible conseguir resultados que nadie
había logrado obtener antes. Y para reforzar la
alegría: ¡Los hechos pueden demostrar que esto puede
ser cierto!
Internet y sus efectos multiplicadores de nuestra
capacidad de conseguir información y comunicarnos, de una
manera nunca antes vista en la historia, han generado un punto de
inflexión.
Todo este proceso de incremento de la confianza en las
posibilidades del hombre y la tecnología, tiene aristas
muy positivas pues aumenta la potencialidad creadora de las
personas y además refuerza la autoestima.
El problema es responder con precisión en cada
caso: ¿Cuál es el límite al emplear nuestras
habilidades en nuestra vida personal o profesional? Esta pregunta
no tiene una contestación fácil de
encontrar.
Buscando la raíz del asunto, las respuestas que
demos a la interrogante son mucho más importantes de lo
que, en general, estamos dispuestos a reconocer en el
rápido ir y venir de nuestra vida diaria.
Entre pares, con igual nivel de habilidades y
responsabilidades, esas respuestas son las que establecen la
diferencia cualitativamente más importante, cuando
consideramos las actitudes que
asumimos. En definitiva, de lo que somos.
Seguramente pueden encontrarse sesudas respuestas a esta
pregunta que reflejan lo que debería ser el modelo
teórico ideal y otras para definir senderos en la
práctica de todos los días.
Tanto en el mundo del deber ser, como en el mundo real
la búsqueda de estas respuestas es apasionante, y la
realizamos, en mayor o menos medida, todas las personas durante
toda la vida.
En el terreno ideal se rescata el valor del
legado de los maestros. Aquellas personas en las que se ve
reflejado lo que cada uno quisiera alcanzar. Un valor que se
puede apreciar mucho mejor en la interacción personal que
por internet.
En el terreno práctico nos enfrentamos a la
necesidad de saber qué está bien o mal ante cada
encargo que realizamos, en los que acceder al conocimiento
adecuado en forma oportuna es una enorme ventaja
comparativa.
El reto es que los ejemplos de vida, especialmente de
los maestros, no caigan en saco roto incluso para internautas que
ven en su PCs a un potencial interlocutor válido durante
una gran cantidad de horas al día.
Otro reto es controlar las ansiedades de mayor
información, aun en los casos que sabemos por ejemplo que
invadimos la privacidad de personas o instituciones,
también indebidamente.
En todos los casos, las enormes posibilidades del
instrumento internet no nos deben hacer perder de vista que
nuestra interacción humana debe tener un destinatario
humano que recoja el mensaje y lo capitalice.
De la misma manera, el acceso no autorizado a bancos de
datos
reservados, que sabemos es potencialmente posible, constituye un
delito
perfectamente tipificado en muchas legislaciones y además
es éticamente reprobable.
Con sus potencialidades, internet no es más que
un enorme recipiente apto para el intercambio de
información y conocimientos, que usamos como herramienta
para ser mejores en nuestra vida en sociedad, con las
demás personas.
Internet está ocupando un lugar cada vez
más importante en la relación entre las personas.
Un lugar ganado por mérito propio, que no debe hacernos
olvidar que somos esencialmente seres humanos, interactuando con
seres humanos.
La sociedad necesita, hoy más que nunca en la era
de la tecnología, que valores tan importantes como la
relación personal se mantengan sanos y fuertes, poniendo a
internet en su justa dimensión; ni mas ni
menos.
Será necesario saber escoger las mejores
opciones, como muy bien plantea Carlos Valles.
LA BIBLIOGRAFIA DE
REFERENCIA
Ingenieros José. Las fuerzas morales,
Buenos Aires,
Ediciones Fausto, 1993
Singer Peter. Etica para vivir mejor, Barcelona,
Editorial Ariel, 1995
Vallés Carlos. Saber Escoger. El arte del
discernimiento, Bilbao, Editorial Sal Terrae, 1986
Vaz Ferreira Carlos. Moral para intelectuales,
Buenos Aires, Editorial Losada, 1962
Villarmarzo Ricardo. Etica profesional normas
locales e internacionales estudio comparado, Montevideo, Imprex,
1988
Watte Pedro. La ética ante la
tecnología, Quito, Ediciones de la Universidad
Católica, 1982
Por
Carlos Petrella
Ingeniero de Sistemas, MBA,
Magister en Educación.