- Los estudios del estilo de vida
en la psicología de la salud. - El enfoque personológico
del estilo de vida y su importancia para la psicología
de la salud - Resultados alcanzados en la
caracterización empírica del estilo de
vida - Problemas a
investigar - Conclusiones
- Referencias
bibliográficas
La Psicología, interesada en el estudio del
sujeto individual de modo holìstico, ha utilizado
frecuentemente el término estilo, (Sánchez, J.
Sánchez, M P., 1994) precisamente porque hace
alusión a lo típicamente individual. Así en
la psicología cognitiva se ha utilizado para estudiar el
pensamiento
(estilo de pensamiento), el aprendizaje
(estilo de aprendizaje). La
psicología
social se ha apoyado en el mismo para el estudio del liderazgo y la
dirección (estilo de liderazgo y estilo de
dirección). Por su parte la psicología de la
salud lo ha
utilizado para estudiar el afrontamiento al estrés
(estilo de afrontamiento).
Desde finales de la década del 70 y hasta
principios de
la actual, el estilo de vida se ha estudiado profusamente desde
diversos ángulos. Se estudió el estilo de vida en
relación con la orientación profesional (Cramer,
S., 1987; Zunker, 1987; Brouw, D., 1987 y Tweed, W. y otros,
1979), con el género
femenino (Tamgri, S. y Jenkis, S., 1987; Burnley, C 1979;
Rodenstsinn, J. y Glickauf-Hughes, C 1977; Willis, F., 1976),
así como el estilo de vida familiar (Hunt, J. y Hunt, L.,
1987; Mink, I. y Nihira, K., 1986).
Donochew, L. y otros (1987) clasificaron los estilos de
vida de acuerdo con el uso de los medios masivos
de información. Castro Felipe G. y otros
(1987) compararon el estilo de vida en drogadictos. Rosow, J.
(1978) estudió el cambio de las
actitudes
hacia el trabajo en
relación con el estilo de vida. Por su parte Barrison, B.
(1987) propuso algunas variables para
el estudio del estilo de vida de los hispanos en Estados
Unidos.
Se han desarrollado inventarios para
el estudio del estilo de vida (Cooks, Robert y otros, 1987;
Streppa Wheeler, M y otros, 1991). También se ha escrito
manuales para
la modificación del estilo de vida a través de
vías formales (Alklen, V y Hetherington, M, 1979; Dell. ,
1978).
El presente trabajo tiene por objetivo
fundamentar la importancia de la categoría estilo de vida
para la Psicología de la Salud. Para ello se
presentarán los resultados de la investigación referativa sobre el tema,
donde se recogen los antecedentes y resultados alcanzados en el
empleo de esta
categoría en la investigación, la que nos permite
proponer algunas líneas de investigación que a
nuestro juicio ilustran su valor no
sólo investigativo, sino también
práctico.
LOS ESTUDIOS DEL
ESTILO DE VIDA EN LA PSICOLOGÍA DE LA
SALUD.
En las décadas del 70 y el 80 del pasado siglo,
los estudios sobre el estilo de vida resultaron recurrentes en
las publicaciones sobre la psicología de la salud. Movidos
por la intensión de identificar los factores psicosociales
asociados al proceso de
salud-enfermedad, los estudios en esta dirección se
apoyaron en los hallazgos de la epidemiología y con ello
importaron el enfoque que esta ciencia
utilizó en la investigación del estilo de
vida.
Predominaron los estudios factorialistas, que
identificaron unidades parciales del comportamiento
asociados a la aparición de enfermedades
específicas, como modulador del estrés,
hábitos de fumar y cáncer, disturbios del
sueño, (Phillips, B. A. Y Danner, F. J. 1995); abusos de
sustancias, estresores interpersonales y suicidio
(Duberstein, P. R. , 1993); hábitos sexuales, estilo de
vida y síntomas del período menopáusico
(Huerta, R. 1995); ejercicios físicos, hábitos
alimenticios, tabaquismo y
muerte celular
(Kusaka, Y. Et. Al, 1992).
Los estudios encaminados a los cambios de
comportamientos de riesgo y la
promoción de salud, con mucha frecuencia
hacen alusión al estilo de vida de los sujetos,
reduciéndolo a los hábitos alimentarios, el
ejercicio físico, la conducta sexual,
el consumo de
alcohol, etc.
Obviamente estas unidades parciales del comportamiento forman
parte del estilo de vida, pero no lo agotan.
Todos estos trabajos si bien ilustran el interés
suscitado por este fenómeno, también reflejan las
insuficiencias teóricas que caracterizan el estudio de
este objeto. No rebasan la mera descripción de rasgos y variables aislados
entre sí. No se profundiza en los aspectos teóricos
y conceptuales del estilo de vida y sus relaciones con la
personalidad, tomándose como una categoría
auxiliar para dirigir la atención sobre otros fenómenos. Son
pocos los trabajos que profundizan en su naturaleza
interna, y hasta ahora no ha sido el centro de las elaboraciones
teóricas de los autores que han utilizado esta
categoría.
Para la Psicología de la Salud, resulta necesario
trascender este nivel analítico y factorialista del estilo
de vida. Ello no solo responde a una exigencia del desarrollo del
conocimiento y
de su tendencia a la integración intra e interdisciplinaria,
sino también a una necesidad práctica. Un enfoque
holìstico del estilo de vida, puede revelar que
determinados comportamientos no reconocidos como factores de
riesgo, pueden resultar disfuncionales para el sujeto por el modo
en que se interrelacionan con otros.
En nuestro medio el estilo de vida ha sido tratado por
otros autores (I. Mayo, 1999 y M. Rodríguez y D.
Zaldívar, 2001), que si bien difieren en sus
planteamientos teóricos, coinciden en señalar la
necesidad de tener en cuenta los constituyentes e indicadores
del estilo de vida.
Mayo estudia el estilo de vida en su función
metodológica, como una vía para el estudio
holìstico de la personalidad.
Por su valor para la psicología de la salud, pensamos que
resulta conveniente referenciar sus principales
postulados.
EL ENFOQUE
PERSONOLÓGICO DEL ESTILO DE VIDA Y SU IMPORTANCIA PARA LA
PSICOLOGÍA DE LA SALUD
Una exigencia del estudio de la personalidad como
sistema superior
de regulación psíquica, lo constituye el estudio
sistémico e integral de sus relaciones con el medio. La
Psicología de la Personalidad precisa la búsqueda
del sistema de categorías que refleje estas relaciones
sistémicas y que al mismo tiempo, permita
una salida práctica a las diferentes esferas de la
Psicología Aplicada. Ello no sólo responde a la
lógica
interna del desarrollo de la ciencia,
sino que es también una exigencia social.
El enfoque personológico parte de un
replanteamiento de la relación de lo interno y lo externo.
Con este enfoque queda en un primer plano el estudio de la
personalidad y su relación activa con el medio.
Enfatizando en su papel como
mediatizadora y a la vez transformadora de las influencias
externas.
En la realización de este enfoque mantienen
actualidad problemas
metodológicos tales como el relacionado con la unidad de
lo cognitivo y lo afectivo; la relación entre lo
consciente y lo inconsciente; la estructura de
la personalidad y sus niveles de regulación, entre otros.
Existe consenso entre los estudiosos de la personalidad en cuanto
a su carácter
sistémico; sin embargo, asumirlo consecuentemente
presupone la determinación de las relaciones
sistémicas del sujeto con el medio, o sea revelar el
contenido psicológico de estas relaciones y su dinámica funcional.
Estas consideraciones sugieren, como una exigencia
metodológica, el estudio de las regularidades de la
expresión de la subjetividad en el comportamiento,
así como la dialéctica de "lo que soy" (lo que el
sujeto llega a hacer de sí mismo) y "lo que me sucede"
(circunstancias e interrelaciones en que se ve
envuelto).
Un enfoque personológico sobre el estilo de vida
tiene importancia esencial para la Psicología en el
momento actual. Desde el punto de vista teórico
contribuiría a la integración,
sistematización y generalización del enorme
cúmulo de datos
empíricos existentes sobre unidades parciales del
comportamiento utilizadas en diversas esferas de la
psicología. Esto permitiría también una
representación más integral sobre las relaciones
individuo–sociedad.
El estilo de vida individual tiene importancia
metodológica para la investigación de la
personalidad, por cuanto una condición esencial para el
estudio de la personalidad como un sistema, es el establecimiento
de las relaciones –sistémicas también– con
sistemas
más amplios. Un estudio de la recursividad del sistema
personalidad, no puede obviar al estilo de vida.
Desde el punto de vista práctico, la posibilidad
de caracterizar integralmente el estilo de vida de los sujetos
tendría múltiples aplicaciones. Haría
más eficaz algunas tareas profesionales tales como la
identificación de comportamientos integrales de
riesgo patológico no evidentes en conductas aisladas o
unidades elementales del comportamiento.
Para dar cumplimiento al objetivo, se
reseñarán los referentes teóricos a partir
de los cuales I.Mayo (1999) caracterizó las tendencias
generales en la comprensión del estilo de vida, los cuales
se han sistematizados del siguiente modo:
El estilo de vida y su relación con el modo
de vida.
Este aspecto señala el enfoque que los diferentes
autores dan a la relación del estilo de vida con el modo
de vida. Observándose aquí dos tendencias
fundamentales. La primera establece una distinción entre
modo y estilo, donde este último se subordina al primero y
es un subsistema de él. Coincidimos con ella. La segunda
es la que desde la categoría modo de vida estudia aspectos
propios del estilo de vida relacionados con su
determinación subjetiva y el papel de lo
psicológico (Predvechnni y Sherkovin, 1986; O. Shorojova,
1987 B. F. Lomov, 1989). Los intentos de determinar el aspecto
psicológico del modo de vida señalan elementos de
valor, no obstante metodológicamente es difícil
estudiar el aspecto psicológico de la personalidad y el
sujeto de sus relaciones sociales desde la categoría modo
de vida.
El modo de vida debe ser enfocado al menos en dos
niveles de análisis. En el nivel general, donde
el hombre
genérico es sujeto del modo de vida, y en tal sentido es
objeto de estudio de la sociología y la filosofía; y el
nivel particular, donde el individuo es sujeto, no del modo de
vida en general, sino de su estilo de vida, como componente
subjetivamente determinado del modo de vida.
En el ámbito individual, las relaciones del modo
de vida y el estilo de vida se dan a través de las
condiciones de vida. El análisis de las condiciones de
vida permite comprender como el modo de vida influye sobre los
individuos de modo heterogéneo. La determinación
social del individuo difiere de un sujeto a otro. Para cada
sujeto concreto se
configuran determinantes sociales muy específicos. Esto
puede apreciarse en los diferentes niveles de acción de
las condiciones de vida.
Existe un nivel en que las condiciones de vida
están dadas por el tiempo histórico y el escenario
natural, social, cultural, económico y político en
que se desarrolla el individuo. Son precisamente estas
condiciones las mas estudiadas, pero no las
únicas.
En otro nivel encontramos condiciones de vida,
determinadas por las primeras, pero con acción propia, de
carácter inmediatos, mas ligadas a los subjetivo y menos
consideradas por los estudiosos de esta categoría. Nos
referimos a aquellas que tienen que ver con la dinámica
familiar, la posición entre los hermanos, (hijo
único, mayor, menor, etc.), la constitución biológica (genotipo y
fenotipo). Ambos niveles tienen un denominador común: son
condiciones de vida dadas al sujeto. No son ni elegidas ni
construidas por él, actuando como determinantes objetivos de
la formación de su personalidad y su estilo de
vida.
Sin embargo, también encontramos un nivel en que
las condiciones de vida son el resultado del activismo del
sujeto, del carácter activo de su personalidad, de su
autodeterminación y elección individual, que el
individuo las alcanza a partir de su desempeño social, es decir que no son
condiciones de vidas dadas, sino creadas, pero que también
se constituyen en determinantes externos al sujeto resultantes de
su estilo de vida.
Con este enfoque de las condiciones de vida es posible
comprender el carácter de "subsistema funcional
dinámico" del estilo de vida en la relación
sujeto-modo de vida, así como acercar la categoría
condiciones de vida a la psicología, destacando la
significación que esta adquiere en sus diferentes niveles
de análisis en relación con el sujeto.
Es en este plano en que se encuentra el contenido
genuinamente psicológico del modo de vida. Es en este
nivel donde el análisis de la expresión en el
estilo de vida de los constituyentes funcionales y
dinámicos de la personalidad es de importancia
metodológica.
El estilo de vida y su relación con el
sujeto.
La relación sujeto-estilo de vida, o sea el lugar
que se le asigna al estilo de vida en relación con el
sujeto constituye una problemática observada en la
literatura sobre
el tema. Aquí se manifiestan dos tendencias fundamentales.
La primera asume el estilo de vida como una cualidad subjetiva,
de existencia interna en el sujeto (A. Adler, 1948; G. W Allport,
1965).
La segunda tendencia, al no reconocer la especificidad
del estilo de vida identificándolo con el modo de vida, lo
concibe como una manifestación externa del sujeto
individual, (Sherkovin y Predvecnni, 1987; B. F. Lomov, 1989; O.
Shorojova, 1987; J. Potrony, 1989; R. Pérez Lovelle,
1989). Es característico de estos autores que sus
elaboraciones teórica tengan carácter general, sin
una salida a la investigación aplicada operacionalizando
dicha categoría.
En los últimos años se han venido
publicando interesantes ideas sobre la especificidad
psicológica de la categoría sujeto (F.
González, 1995, 1997; H. Arias, 1993; 1994; 1997, 1998).
Se ha trabajado en una diferenciación del sujeto y la
personalidad, en los atributos funcionales de cada uno,
así como en sus relaciones. Luego de una
diferenciación entre las cualidades del sujeto y de la
personalidad, así como la formulación de los
componentes del sujeto, H Arias (1998, p. 26 y 40) diferencia los
aportes de cada una de estas instancias en sus interacciones con
la realidad.
El análisis de la relación
sujeto-personalidad-estilo de vida constituye una alternativa
pertinente en la caracterización psicológica del
estilo de vida. Siendo el sujeto el individuo concreto, al hablar
de él no sólo se hace referencia a su mundo
interno, sino también al sistema de relaciones en que se
objetiviza su subjetividad.
I Mayo asume que el sujeto individual existe en dos
dimensiones: interna y externa. Las mismas se relacionan
dialécticamente como dos partes de un todo. La
personalidad constituye un componente de la subjetividad interna,
mientras que el estilo de vida es la subjetividad objetivada, o
sea la expresión comportamental externa de la personalidad
del sujeto. Todo comportamiento es una función del sujeto,
sin que necesariamente en él participe y se exprese la
personalidad. Aquel comportamiento nuevo, eventual, no forma
parte del estilo de vida y no es expresión de la
personalidad, aunque sí del sujeto. En cambio, lo que en
el individuo es típico, recurrente e identitario, es
decir, forma parte de su estilo de vida, es una función
que el sujeto ejerce a través de su personalidad. El
estilo de vida expresa el modo en que se objetiviza el activismo
del sujeto en relación con la sociedad y la construcción de su vida.
Los constituyentes del estilo de
vida
Este aspecto da cuenta del nivel de
profundización alcanzado con respecto a la naturaleza
interna del estilo de vida, en cuanto a su estructura y
funcionamiento. Al respecto se aprecian tres tendencias. La
primera se caracteriza por el estudio fenomenológico del
estilo de vida sin entrar a detallar en su configuración
interna (A. Adler, 1948; G. W. Allport 1965; R. Pérez
Lovelle, 1989).
La segunda tendencia, fuertemente influenciada por la
concepción filosófica y sociológica, reduce
los componentes del estilo de vida a una sola categoría:
la actividad vital. En esta tendencia se encuentran — como ya se
ha visto– la mayoría de los autores marxistas que abordan
la problemática desde la categoría modo de vida (B.
F. Lomov 1989; O. Shorojova, 1989; J. Potrony, 1989;
1992).
La tercera, representada por Yu. Sherkovin, G.
Predevechnni, 1987 y J. Roman 1989a, proponen algunos
constituyentes que pudieran tomarse como elementos de su
estructura interna. No obstante en el primer caso, es poco
probable que los mismos permitan una comprensión
sistémica del estilo de vida, así como de sus
relaciones con la personalidad (también
sistémicas).
La no-determinación de los componentes de la
estructura interna del estilo de vida como categoría de
existencia e identidad
propia –característico en la mayoría de los
autores revisados–, es algo que limita considerablemente su
investigación teórica y aplicada y su consecuente
implementación en la práctica profesional del
psicólogo.
Los constituyentes personológicos son aquellos
componentes del estilo de vida en que se expresan los contenidos
de la personalidad. Son aquellas cualidades comportamentales de
carácter integrativas, subjetivamente determinadas,
gracias a lo cual permiten el
conocimiento de la personalidad a través de su estilo
de vida.
A continuación se abordan cada uno de los
constituyentes personológicos que I. Mayo (1999) para el
estudio psicológico del estilo de vida.
1.Sistema de actividades
vitales
Por sistema de actividades se entiende a la
organización jerárquica del conjunto de
actividades que realiza el sujeto y que expresa el sentido
subjetivo que la personalidad le confiere.
El sistema de actividades puede ser caracterizado por el
contenido de los nexos con el medio reflejados en el sentido
subjetivo que el individuo le confiere a cada una de las
actividades que lo integran. De acuerdo con esto, las mismas
pueden ubicarse en diferentes niveles, de modo tal que es posible
elaborar una tipología del sistema de
actividades.
2.Estilo comunicativo (sistema
comunicativo)
El estilo comunicativo, y particularmente la calidad, amplitud
y durabilidad del sistema comunicativo que dentro de él
establezca el sujeto, puede ser estudiado como un constituyente
personológico del estilo de vida. El término
sistema comunicativo se utiliza aquí para designar la
organización jerárquica del conjunto
de contactos comunicativos (relaciones
interpersonales) del sujeto que expresa el sentido subjetivo
que la personalidad le confiere. En este sentido, el sistema
comunicativo es el componente comportamental y esencial del
estilo comunicativo del sujeto
3.Sistema de roles.
Se considera como un aspecto funcional de la
relación individuo-sociedad que es síntesis
por un lado de los condicionantes sociales e individuales y por
otro de la actividad y la
comunicación. Es una unidad funcional porque tiene
identidad propia en relación con otras formas de
vínculo del individuo y la sociedad como el status, las
actitudes, los valores,
etc. El carácter sintético está dado porque
integra aspectos diversos como la actividad y la comunicación –a través de los
cuales se realiza –, por un lado, y las expectativas sociales e
individuales por otro.
La expresión de los contenidos
personológicos a través del desempeño de un
rol es más marcada, auténtica y menos indirecta en
la medida en que el mismo está en la parte más alta
de la jerarquía, es decir, en la medida en que es
más significativo para el individuo y ocupa un lugar
central dentro del sistema, pudiendo expresar la existencia de
una unidad subjetiva de desarrollo o disfuncional según el
caso.
De este modo la personalidad toma una posición
activa con respecto a los roles que realiza, expresando su grado
de aporte a la sociedad, es decir, su activismo social, marco en
que tiene la oportunidad de identificarse como sujeto en el
desempeño de sus roles. Partiendo de esta
comprensión, el sistema de roles se entiende como la
configuración jerárquica y subjetivamente
determinada del aspecto funcional de la relación
individuo-sociedad, que es síntesis de condicionantes
sociales e individuales y de las actividades y contactos
comunicativos en el sujeto.
4. Orientación en el
tiempo.
La problemática del tiempo ha sido ampliamente
tratada en la psicología, destacándose los estudios
sobre la perspectiva temporal (J. Nuttin, D. González), la
anticipación (B. Lomov, F. González, H. Arias) y
los proyectos de vida
futura (O. D´Angelo).
La orientación temporal impregnada al
comportamiento es un indicador del nivel de desarrollo de la
personalidad que se expresa en la construcción del estilo
de vida, señalado el carácter contradictorio o
armónico de los nexos de la personalidad con su medio. Por
orientación temporal del estilo de vida se entiende la
expresión en el comportamiento de las dimensiones
temporales que participan en la regulación psíquica
del sujeto.
5. La autorrealización personal.
La autorrealización supone dos facetas
indisolublemente unidas: la apropiación y la
objetivación ( O. D´Angelo, 1983).
Ambas facetas de la autorrealización se expresan
en el estilo de vida, pudiéndose considerar como elementos
caracterizadores del mismo desde el punto de vista funcional de
sus nexos con la personalidad que lo regula; pero que a la vez
está condicionada por él para su
autorrealización. De este modo el estilo de vida es
premisa y resultado del proceso de autorrealización de la
personalidad, constituyendo un elemento de contenido, que
califica moral,
cultural y políticamente al sujeto del estilo de
vida.
Dada la complejidad de la autorrealización como
proceso, se tomó su expresión externa, entendiendo
por tal a las formas de comportamiento del sujeto que expresan la
amplitud, selectividad y nivel de satisfacción del sujeto
con la apropiación de la realidad objetiva y la
objetivación de la subjetividad individual.
Como producto del
activismo de la personalidad y como resultado de su
autorrealización, el estilo de vida se convierte en
premisa de su propio desarrollo. Las circunstancias de la vida
actúan sobre la personalidad a través de su estilo
de vida, a la vez que la personalidad actúa y modifica las
propias circunstancias a través del estilo de
vida.
RESULTADOS
ALCANZADOS EN LA CARACTERIZACION EMPÍRICA DEL ESTILO DE
VIDA
Para su trabajo I. Mayo estudió 4 muestras de
sujetos, sus grupos fueron de
enfermos psicosomáticos, delincuentes, maestros y
dirigentes. Él obtuvo lo siguiente:
GRUPO I: Los estilos de vida encontrados aquí se
caracterizan por su consistencia y orientación temporal
hacia el futuro, predominio de los roles sociales con sistemas de
actividad y comunicación amplios y predominio de los
contenidos sociales de nivel espiritual y funcional.. Este
grupo se
integró fundamentalmente por sujetos sanos, maestros y
dirigentes.
GRUPO II: Predominio en los estilo de vida de los roles
familiares y de pareja. El sistema de actividades y de contactos
comunicativos es de contenido personal de nivel
sociopsicológico. La orientación temporal es hacia
el futuro. Predominan en la autorrealización de la
autoobjetivación. Este grupo lo integran maestros
fundamentalmente.
GRUPO III: Predominio de los roles personales. En los
sistemas de actividades y de comunicación predominan los
contenidos individuales hedonísticos. La
orientación temporal es hacia el pasado. El nivel de
autorrealización es bajo con predominio de la
apropiación. Este grupo lo integran mayoritariamente
enfermos psicosomáticos y delincuentes.
GRUPO IV: Los estilos de vida encontrados aquí,
se caracterizan por la inconsistencia entre sus constituyentes
como denominador común. Estuvo integrado por enfermos y
delincuentes.
La comparación de sujetos diferentes por su
situación social del desarrollo permitió apreciar
la acción de los componentes personológicos del
estilo de vida. Los grupos identificados revelan una tendencia
estadísticamente significativa en su distribución. Los sujetos más
funcionales tienden hacia los GRUPOS I y II, III, los enfermos
hacia el GRUPO III y los delincuentes hacia los GRUPOS III y
IV.
La conformación de los grupos de acuerdo con las
particularidades comunes de los constituyentes
personológicos del estilo de vida fue un resultado
empírico al que se llegó sin el pre-establecimiento
de sus características. Esto significa que no se
modeló lo que pudieran ser estilos de vida ideales, sino
que se describen estilos de vida concretos, con particularidades
funcionales y disfuncionales. No obstante esto no impide que en
un análisis cualitativo, se consideren grupos más
funcionales que otros, como los casos de los grupos I y
II.
En este trabajo se coincide con algunas consideraciones
que I. Mayo (1999) formuló a partir de los resultados
alcanzados
Siguiendo el modelo
propuesto, fue posible formular el concepto de
configuración comportamental, para hacer
referencia a la relación relativamente estable de
constituyentes del estilo de vida e indicadores funcionales de la
personalidad que adquieren un sentido psicológico en la
explicación de la función reguladora de la
personalidad expresada en el estilo de vida del sujeto. Las
configuraciones comportamentales pueden tener carácter
funcional o disfuncional en la medida en que promueven o no la
realización personal y el desempeño social
satisfactorio y las relaciones armónicas de la
personalidad con su medio; en dependencia del efecto positivo o
negativo en los niveles biológicos y/o social de las
relaciones vitales del sujeto. La disfunción puede
alcanzar una connotación patológica o delictiva
según el caso.
El predominio de los roles sociales y laborales
(trabajador, directivo, activista social) no es indicativo de
niveles superiores de socialización de la personalidad. El ajuste
pleno del sujeto a la sociedad y al medio específico en
que se desarrolla, supone la armonía y equilibrio en
el desempeño de los roles, aspecto que no se
observó en la muestra estudiada
y que constituye un índice de desajuste en el estilo de
vida de los sujetos estudiados. Pudo constatarse que la
clasificación de las actividades vitales por niveles de
acuerdo a los nexos con el medio reflejados en el sentido
subjetivo de las mismas resultó productiva. Las
actividades espirituales y funcionales resultaron predominantes
en los sujetos dirigentes y maestros funcionales. Fue en estos
grupos donde so observó además amplitud y
equilibrio en el sistema de actividades. En el caso de las
sociopsicológicas y psicosomáticas resultaron
predominantes en maestros disfuncionales, enfermos y
delincuentes, los que también se caracterizaron por la
estrechez del sistema de actividades.
La caracterización del estilo de vida en los
sujetos estudiados evidenció que el valor de los
constituyentes personológicos no está en su
comprensión aislada, sino en su interrelación como
configuraciones comportamentales. Así, el predominio de
los roles personales y de pareja, no revela ningún
significado psicológico por si sólo, teniendo una
significación diferente de acuerdo a la
configuración en que participe. Cuando este indicador
aparece asociado a las actividades de contenido
psicosomático, y una orientación temporal hacia el
presente o el pasado, configura un comportamiento disfuncional,
como en los sujetos del GRUPO III.
Sin embargo el comportamiento puede ser diferente, si la
configuración se constituye con las actividades
socio-políticas,
un contenido sociopsicológico en los contactos
comunicativos y una orientación temporal hacia el futuro.
Este es el caso de los sujetos que ubican en el GRUPO
II.
Otro tanto sucede con el nivel de
autorrealización. La insatisfacción con el nivel de
autorrealización alcanzado tiene un sentido diferente de
acuerdo al modo en que se configure con los constituyentes del
estilo de vida. Cuando la misma aparece asociada al predominio de
las actividades psicosomáticas como en los sujetos del
GRUPO III, no significa el deseo o la aspiración a
alcanzar niveles de desempeño social superiores, sino una
tendencia acentuada por continuar desarrollando este tipo de
actividades sin considerar las consecuencias futuras de este
comportamiento. Esto es particularmente acentuado al aparecer
vinculado a una orientación temporal presentista o hacia
el pasado como ya se ha visto. El carácter disfuncional
está dado en que no promueve el desempeño armonioso
del sujeto con su entorno, no le proporciona satisfacción
y lo conduce con frecuencia a la patología o la
búsqueda de medios ilegales o inmorales para su
realización en la actividad antisocial.
Como puede apreciarse, los GRUPOS III y IV constituyen
los de más bajo nivel de desarrollo de los constituyentes
del estilo de vida. El hecho de que los mismos estén
integrados por sujetos enfermos y delincuentes mayoritariamente,
evidencia el carácter disfuncional del estilo de vida de
los sujetos que se ubican en estos grupos. En estos casos el
estilo de vida expresa la falta de armonía de la
personalidad con en el medio. Las particularidades que en este
grupo adoptan los constituyentes devienen en configuraciones
disfuncionales.
Lo que hace diferente la disfuncionabilidad de los
delincuentes y enfermos psicosomáticos, no radica en la
estructura del estilo de vida, sino en las particularidades del
contenido. Con estilos de vida estructuralmente similares, los
aspectos de contenido en los enfermos es socialmente aceptado,
con la presencia de valores
espirituales, elementos que están ausentes en los
delincuentes. Estas diferencias condicionan un funcionamiento
diferente. Así encontró que estructuras
similares, promueven funcionamientos diferentes en dependencia
del contenido que reflejen.
La diferenciación entre la disfuncionalidad de
enfermos y delincuentes también ha sido señalada
por H. Arias (1998) en sus estudios sobre la anticipación.
Este autor considera que con dificultades funcionales similares,
las diferencias en la tendencia a enfermar o a delinquir
estarán dadas fundamentalmente por los contenidos. Para
este autor los que se enferman presentan contenidos socialmente
valiosos que funcionan en ellos como patrones rígidos. En
cambio los que cometen delitos presentan
con frecuencia contenidos socialmente negativos que facilitan la
actuación delictiva (pp. 144 -145).
La metódica utilizada en los diferentes grupos
muestrales reveló su utilidad
práctica al permitir la caracterización del estilo
de vida de los sujetos evidenciando sus posibilidades
diagnósticas en varias esferas de la Psicología, lo
que contribuye a una mayor integración del conocimiento
entre la Psicología General y las diversas esferas de la
Psicología Aplicada.
Los resultados alcanzados contribuyen a demostrar que la
contradicción entre investigación cuantitativa y
cualitativa es falsa. Ambas son válidas en momentos y
objetos de investigación concretos. En ese trabajo se
inició con una primera etapa prospectiva, utilizando
instrumentos cuantitativos, luego de haberse perfilado el modelo
teórico, en una segunda etapa se aplicó la referida
metódica de carácter cualitativa, combinada con
instrumentos cuantitativos y aplicando el método del
estudio de casos y el repport. En este momento la
investigación se encontraba en un estadio superior en el
conocimiento del objeto de estudio.
De acuerdo a los resultados descritos anteriormente
podemos enunciar direcciones investigativas que aporten nuevas
perspectivas a la Psicología de la Salud.
Resultan de actualidad para la Psicología de la
Salud la investigación del apoyo social como un elemento
determinante del proceso de enfermar. Se estudian las redes de apoyo social, los
tipos de apoyo, su estabilidad y su influencia en el mantenimiento
de la salud o de modo inverso, su incidencia en la vulnerabilidad
del sujeto ante la enfermedad.
Un enfoque personológico del apoyo social
podría destacar el papel del sujeto en la
construcción de su apoyo social, su amplitud, estabilidad
y consistencia. Estos aspectos pueden ser investigados como
constituyentes del estilo de vida.
Los estilos de afrontamiento también han sido
objeto de atención en las investigaciones,
llegando a determinarse su nexo con la aparición, curso,
evolución y rehabilitación de las
enfermedades, según el caso. Por ejemplo, se sabe que las
personas con patrón A, son vulnerables a las enfermedades
cardiovasculares, las de patrón C, tiene más
probabilidades de contraer enfermedades neoformativas. Se han
descrito otros estilos de afrontamiento. Sin embargo, la
identificación de los comportamientos holísticos y
estables en que los mismos se objetivizan, resultan de
interés para la profundización en las
potencialidades del sujeto para el manejo de la enfermedad. Todo
ello resulta posible a través del estudio del estilo e
vida. En tal sentido la investigación de los
constituyentes del estilo de vida que actúan como estilos
de afrontamiento resulta una alternativa
investigativa.
Tomado de la Epidemiología, la
investigación de los factores de riesgo, ha sido otra
dirección de las investigaciones en la Psicología
de la Salud. Se dice que los factores de riesgo permiten un
abordaje preventivo de la salud. Si embargo, las investigaciones
en esta temática han estado
marcadas por el positivismo.
Su propia denominación (factor), así como la
metodología de su investigación, son
ilustrativas del nivel analítico y factorialista que
caracterizan a estos estudios. Se puede afirmar que este modelo
está agotado, pues se han establecido las correlaciones
estadísticas entre los comportamientos de
riesgos y las
enfermedades con bastante precisión.
No obstante, en un nivel más integrativo, los
nexos funcionales entre comportamientos complejos pueden
revelarnos particularidades disfuncionales en los sujetos, que en
un estudio clásico de factores de riesgo, serían
obviados. En tal sentido, los hallazgos de I. Mayo, si bien
aportan evidencias de la pertinencia de la investigación
en esta dirección desde el estilo de vida, requieren de
una continuidad de estudio para poder
identificar otras configuraciones de riesgo, así como la
expresión de éstas en otras enfermedades. La
categoría configuración de riesgo, introducida por
él, a la que se hizo alusión más arriba,
así lo infiere.
Si bien la categoría estilo de vida ha sido
utilizada con mucha frecuencia en las investigaciones de la
Psicología de la Salud, la misma ha tenido una
función auxiliar. Los autores que la utilizan no se han
detenido a definirla, establecer sus constituyentes e
indicadores, así como sus nexos con otras
categorías psicológicas y sociológicas como
personalidad, modo de vida, sujeto, etc.
Las investigaciones del estilo de vida en la
Psicología de la Salud han tenido un carácter
factorialista, reduciendo la comprensión del estilo de
vida a conductas, hábitos, y comportamientos simples.
Resulta necesario trascender este nivel de las investigaciones y
pasar al estudio sintético y holìstico del estilo
de vida. En este sentido, el modelo teórico para el
estudio de los constituyentes personológicos que propone
I. Mayo, constituye una nueva alternativa
investigativa.
El enfoque personológico del estilo de vida puede
resultar útil en el estudio desde una nueva perspectiva
integradora y holística, de los factores asociados al
proceso de salud y enfermedad, tales como el apoyo social, los
afrontamientos y el riesgo.
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Dr. Israel Mayo
Parra
Doctor en Ciencias Psicológicas