"la diferencia entre el animal y el hombre no
esta en la presencia o ausencia del alma , ni en las diversas
estrategias de
conservación, está en la diferente
dialéctica que se establece entre el cuerpo y el
ambiente. El
animal se adapta al ambiente natural, el hombre se
relaciona con él para trascenderlo, en este sentido es
que podemos entender la expresión nietzscheana de que el
hombre es un ser indeterminado.
El alma está en la capacidad humana de ir
más allá del ambiente natural para hacerse uno
virtual que, a su vez, se hará real gracias a la
técnica que frente a la inadecuación de lo dado,
promueve la pasión por lo posible".
Relación alma y cuerpo en
Gelhen
El siguiente ensayo tiene
como objetivo,
analizar la relación entre alma y cuerpo según las
categorías de Gelhen, teniendo como base el párrafo
anterior que se ha escrito a manera de epígrafe, con el
propósito de tener una ventana que nos vaya dejando entrar
el rayo de luz con el que
veremos las pistas para realizar el análisis sobre lo que pretendemos,
utilizando por supuesto las categorías con que Gelhen nos
presenta su teoría.
Antes de adelantarnos a buscar las pautas que nos ayuden
para el desarrollo del
tema, sería necesario anotar en primer lugar, que Gelhen
parte de un presupuesto por
el cuál, trata de aclarar previamente la definición
sobre la esencia del hombre, partiendo de las premisas en las que
argumenta que, naturalmente ni las religiones, ni las ciencias, ni
los modos de entender el mundo, salen airosos cuando se trata de
responder efectivamente a la cuestión planteada, es decir,
la esencia del hombre.
Para Gelhen es necesario tener en cuanta que existe un
ser vivo que adopta una postura con respecto así mismo,
(imagen), es
decir, debido a los impulsos y propiedades que percibe en
sí mismo y a través de sus semejantes. Pero aun
así, el hombre no puede ser comprendido desde sí
mismo, sino que tiene que interpretarse con categorías
extrahumanas.
Ahora bien, si nos preguntamos por la necesidad de hacer
una interpretación de la esencia del hombre, la
entenderíamos si el hombre fuera un ser que se encuentra
de antemano, "en sí mismo y consigo mismo una tarea, que
tuviera que hacer comprensible y poner en claro al llevar a cabo
su propia interpretación". Todo depende si es posible
desarrollar un análisis empírico del hombre.
Entonces el hombre no sería solo el ser que ha de tomar
una posición por cualquier tipo de motivos humanos, sino
que, también sería en cierto modo un ser inacabado,
es decir, un ser que estaría situado ante sí o ante
ciertas tareas que se le habrían dado por el mero hecho de
existir.
Según Gelhen, la tarea de tratar de describir al
hombre no se ha conseguido y la causa es porque no se presentan
conjuntamente el exterior y el interior, la morfología
y la psicología, el alma y el cuerpo, pues estos
han sido siempre mundos extraños, más aún,
la afirmación de que el hombre es una unidad
cuerpo-alma-espíritu, sigue siendo bastante
abstracta.
Ahora bien, siendo de gran importancia la idea de un ser
práxico no terminado, entraríamos al campo de la
physis del hombre. Pues según Gelhen, la definición
sola como ser espiritual no permite ver claramente una
conexión entre lo corporal y la razón o
espíritu, a sabiendas de que el hombre
morfológicamente como contraposición con los otros
mamíferos, está determinado
biológicamente por muchas carencias, entre ellas como el
revestimento de pelo, órganos de ataque, o de huida, etc.
Por esta razón, tiene una carencia mortalmente peligrosa
para su vida. Es así, como podemos observar que desde el
punto de vista biológico- evolutivo, el hombre
parecería un ser muy primitivo, mientras que el animal por
tener órganos aparentemente más desarrollados, se
vería biológicamente como un ser más
desarrollado; pero la clave está en que el hombre por ser
un ser carencial desde el punto de vista orgánico, es como
está abierto al mundo, y que además le es imposible
por su naturaleza, vivir
en un ambiente fragmentario concreto.
Según Gelhen, cabría plantearse la
pregunta ¿cómo un ser que por esencia no es
comparable con ningún otro animal? Entonces vemos que
efectivamente la apertura al mundo es una carga, por estar el
hombre sometido a una sobreabundancia de estímulos de tipo
no animal. Entonces, desde aquí el hombre está
enfrentado a una tarea de urgencia física y vital, es
decir, el hombre debe transformar esas condiciones carenciales en
oportunidades que le permitan prolongar su vida.
En efecto, para Gelhen, la esencia de la capacidad
humana, desde la más pequeña hasta la más
alta, es desarrollada por el mismo hombre en polémica con
el mundo, esto lo hace mediante su industria
propia, en un sistema de
pilotaje y coordinación, que hace que la capacidad de
operar se alcance después de que haya pasado largo
tiempo.
La relación del hombre con el medio natural se
hace efectivamente para trascenderlo, ya que por ser un ser que
tiene un primitivismo orgánico y carencia de medios, es
incapaz de adaptarse a cualquier esfera de la naturaleza, en
forma realmente natural y original. Es así, como desde el
punto de vista de Gelhen, el hombre es un ser práxico
porque es no-especializado y carece de un medio ambiente
adaptado por naturaleza. A su vez, la naturaleza transformada por
el mismo hombre en algo útil para la vida se llama
cultura y este
es el mundo humano. Ahora bien, el que exista un ser no
especializado y por tanto abierto al mundo, es lo que apunta a la
acción, -según Gelhen- por la mutación
pragmática y cautelosa de las cosas desde el punto de
vista medio.
De otra parte, encontramos que mediante la acción
y el lenguaje,
se ve solucionada la tarea de orientarse en el mundo de tal
manera que éste quede a su disposición y al alcance
de su mano. Es entonces una operación de descarga que
según Gelhen, rompe con la inmediatez; de ahí, que
las cosas entren en la experiencia y se abran comunicativamente
siendo apartadas hasta que el ojo humano sólo domina un
mundo ordenado y neutralizado. De las complexiones
morfológicas del hombre se sigue la transformación
de lo elemental en medio que permite la prolongación de la
existencia.
Para Gelhen, en el lenguaje
la
comunicación sensomotora acontece una vez más
concentrada. En este tipo de comunicación se acrecienta el estado real
del mundo siendo el menos penoso y el más descargado, pues
ahí está la dirección de procesos
sensomotores que al ser asumida por el lenguaje, es llevada a la
perfección y a partir de aquí es de donde se
realiza continuamente el paso de lo físico a lo espiritual
y por tanto se puede realizar y entender. Entonces según
Gelhen, "el proceso
descrito que llega hasta el lenguaje, guía la tarea
antropológica hasta la cima". En resumen, dice Gelhen, que
en el lenguaje se encierra todo el comprender de los hombres,
siguiendo la dirección de una actividad, un mundo y un
futuro común.
Es preciso también reconocer que, para Gelhen,
hay un punto muy importante en el que debemos fijarnos al
realizar este análisis, y es en lo que se refiere a las
acciones y a
las pulsiones. Según Gelhen, como la conciencia y el
obrar del hombre trabajan siempre más allá de lo
inmediato, es decir, hacia el futuro, se hace necesario pues, que
las indigencias y las pulsiones funcionen en dirección del
conocimiento,
de la acción y de la previsión. Así pues, el
hombre es entonces un ser práxico en el que la vida
pulsional debe tener una estructura, o
sea debe ser orientable, a decir, contener no sólo
indigencias de necesidad, sino también circunstancias con
las que debe ir a la par su variabilidad. Entonces, dice Gelhen,
"la clave para comprender la estructura pulsional es la
acción" .
Ahora bien, nos hemos acercado a un hecho importante
sobre el cuál encontramos que, entre lo más
elemental de las indigencias y las satisfacciones exteriores
está ubicado el sistema que orienta en el mundo y la
acción o en otras palabras el mundo de la praxis y la
experiencia objetiva que discurre a través de los sentidos. Es
pues, la reducción de los instintos, la que de una parte
se ve desmontado el automatismo directo y por otra, un nuevo
sistema de comportamiento
descargado de la presión de
los instintos es liberado. Según Gelhen, en este sistema
"existe una dilatada dependencia tanto de las acciones, como de
la conciencia pensante y percipiente con respecto a las
indigencias y pulsiones elementales". Es en efecto, una facultad
que desengancha las dos partes, o expresado de otro modo, es la
facultad de crear un hiato. El hiato según
Gelhen, es el que descubre una inversión de pulsiones extraordinaria.
Nuestro comportamiento racional tiene todos los días
la meta de
partir y comer, pero también se puede prescindir de eso
saliéndose de lo cotidiano e introduciendo un estado
subjetivo mas acá del hiato.
En un ámbito particular, como por ejemplo, en los
pueblos primitivos cuando realizaban cultos o poseían
artes que hacían para provocar estados de trance, es donde
encontramos una inversión de las pulsiones que hay que
entender como lo formula Gelhen, un acrecentamiento progresivo
del dominio de las
pulsiones, y que se realizan simbólicamente como medios
para expresar hechos internos y estáticos del hombre. Es
entonces, en esa facultad de retener las pulsiones y de variar el
comportamiento donde se pone al descubierto un estado interior y
es aquí donde nos topamos con que la base vital de ese
fenómeno llamado alma está según Gelhen
en el hiato.
Finalmente, podríamos argumentar que en Gelhen,
la relación de alma cuerpo, está efectivamente en
la capacidad humana de ir más allá de lo meramente
natural. Y como dice el mismo Gelhen: "en el lenguaje normal se
llama alma aquello que se da a conocer en imágenes o
representaciones, siendo esta la capa o estrato de las pulsiones;
también en las indigencias conscientes y en los interese
orientados". En el hiato se orientan paulatinamente las
indigencias y las acciones. Determinando que, las indigencias se
satisfacen con contenidos que se toman del entorno y por ende son
dotadas y alimentadas por imágenes a través de la
experiencia; y como fin último el hombre puede tener un
objetivo en una actividad concreta y después una
indigencia de ella; mientras tanto la imagen y la pulsión
hacia la meta de esa actividad y sobreviviendo a toda
mutación inmediata se refugian o descansan en su
alma.
GELHEN Arnold. EL HOMBRE, Edit. Sígueme
Salamanca, 1997.
Samuel Darío Moreno
Rincón
Pontificia Universidad
Javeriana
Facultad de Filosofía
Antropología Filosófica