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Logros del taller Torres García como escuela de arte




Enviado por Carlos Petrella



    1. Síntesis
    2. Los logros artísticos del
      taller
    3. Los logros educativos del
      taller
    4. Las evidencias de los cambios
      operados
    5. Referencias
      bibliográficas

    SINTESIS

    Este trabajo de investigación recoge diversos testimonios y
    referencias documentales sobre los logros educativos y plásticos
    del Taller Torres García obtenidos durante el desarrollo del
    proyecto de
    investigación de maestría sobre la propuesta
    educativa de la Escuela del Sur realizada por Carlos Petrella en
    la Universidad
    Católica del Uruguay
    durante los años 1993, 1994 y 1995 (Petrella,
    1996).

    El Taller Torres García presentaba una propuesta
    plástica y educativa innovadora que se enfrentó con
    un ambiente poco
    tolerante a los cambios ante el cual actuó decididamente
    para marcar su perfil y divulgar su propuesta utilizando todos
    los medios a su
    disposición. Las lecciones de Torres García, las
    revistas de divulgación, las exposiciones de obras y los
    trabajos colectivos constituían una forma de manifestarse
    ante la sociedad.

    Todo este esfuerzo pujaba por encontrar su lugar en la
    plástica nacional y proyectarse con un alcance regional,
    buscando para ello las raíces de la tradición
    indoamericana. Todo esto resultaba particularmente atrayente para
    jóvenes artistas. Precisamente los logros del Taller
    tienen mucho que ver con ese enfoque orientado a la producción y a la divilgación del
    Arte
    Constructivo

    La presentación de los resultados educativos y
    plásticos directos de la escuela mientras funcionó
    regularmente y la comprensión de su proyección
    durante la segunda parte del siglo XX constituyen un incentivo
    para comprender mejor las singularidades de esta escuela de arte
    y su particular impacto en el arte uruguayo, que a esta altura
    tiene un alcance que trasciende al país.

    EL AUTOR

    Carlos A. Petrella es Ingeniero en Computación de la Universidad Mayor de la
    República (Uruguay) y tiene una maestría en
    negocios y una
    maestría en educación en la
    Universidad Católica de Montevideo.

    Carlos Petrella un investigador con más de 20
    años de trayectoria en cuestiones relacionadas con el
    cambio
    organizacional y con al educación con amplios
    conocimientos de cultura
    organizacional y proyectos de
    cambio.

    Ha dictado múltiples Conferencias en Congresos y
    Universidades, ha realizado publicaciones en diversas revistas
    especializadas y es autor de ocho libros sobre
    organizaciones, educación y
    arte.

    1 LOS LOGROS
    ARTÍSTICOS DEL TALLER

    José Montes, recordando palabras de su maestro
    Augusto Torres afirma: "Hay que decir una verdad con elementos
    plásticos". Según Montes, el Taller Torres
    García tenía una verdad que decir. La que deriva de
    la necesidad de construir la pintura,
    cambiando siempre para no repetirse. Seguir una línea de
    pintura construida sin "amanerarse". "Eso era lo que Torres
    García trataba de que no les pasase a sus
    discípulos". (José Montes entrevista
    grabada el 16 de junio de 1995 en su casa). Precisamente sus
    principales discípulos muestran en sus obras el deseo de
    trascender con personal
    singularidad. Incluso hoy, 50 años después, esa
    verdad plástica mantiene vigencia. Las obras permanecen
    para dar testimonio.

    Cuando Torres García habló de los logros
    plásticos del Taller Torres García aclaró:
    "Podemos apuntarnos en nuestro haber, la recuperación del
    objeto, la visión normal de él, un sentido humano y
    de naturaleza,
    sin recurrir al tema; el situarnos en el presente sin
    exageración modernista; una especie de ritmo en
    contrapunto, encontrando en los planos de color el elemento
    dinámico o móvil, y en el sentido ortogonal, lo
    constante, lo fijo; los objetos generándose en la geometría;
    el tono, como elemento profundo, absoluto, universal, que es la
    pintura en sí misma" (Torres García L.R.O.
    pág 73 citado por García Puig, 1990, pág.
    137).

    Dumas Oroño, discípulo del Taller en una
    etapa posterior a 1949, realiza una síntesis
    admirable de los aportes de la propuesta torresgarciana basada en
    tres elementos rescatados del documento que describe la "Nueva
    escuela de Arte del Uruguay" (Torres García, 1946 b).
    Primero la importancia de la tradición en arte para a
    partir de allí intentar ser original, segundo la
    definición de arte moderno como aquel que en una
    época llega a la profundidad de lo abstracto y tercero la
    necesidad de que América
    de origen a un arte inédito que la represente, sin dejar
    por ello de ser universal. (Entrevista grabada con Dumas
    Oroño el 22 de febrero de 1995 en su casa)

    Sin embargo, todas las enseñanzas del Taller
    Torres García no estaban solamente en el terreno
    conceptual. No debe olvidarse que en el Taller se
    enseñaban también las técnicas
    básicas relacionadas con la práctica de la
    producción de obras de arte. "El gran aporte de Torres fue
    lograr inculcar [a los discípulos] conceptos
    básicos como estructura,
    tono, ritmo, color y calidad sensible
    de la materia, de
    los cuales los dos primeros son los más diferenciadores".
    Estos logros requerían una formación básica
    muy sólida y una práctica importante del oficio de
    pintor, aunando los "principios
    generales" con la "parte técnica". (Entrevista grabada con
    Lucio Cáceres el 11 de febrero de 1995 en su
    casa)

    Aun aquellos que no fueron alumnos directos han recibido
    una formación importante del Taller. Tal es el caso, por
    ejemplo de Juan Storm: "Yo le agradezco mucho al Taller Torres
    García el concepto de
    pintura, de disciplina, la
    manera de construir un cuadro, pero todo eso lo apliqué
    para plasmar, estructurar, la poesía
    que campea por nuestra patria. Creo que Torres dio toda su
    teoría
    y sus ideas, no para unos pocos, sus alumnos directos, sino para
    todos, pintores y no pintores. No fue para elitistas". (Roubaud,
    1994, págs. 33 y 35).

    También García Puig, ha hecho un
    interesante aporte para identificar los logros del Taller Torres
    García. La autora ha planteado como, aportes relevantes la
    construcción universal y moral como
    valores
    principales de la propuesta torresgarciana. También ha
    destacado la importancia del legado teórico como punto de
    partida para la creación artística, que ha buscado
    como ideal lo absoluto y experimentado satisfacción por la
    simplicidad y humanidad de las obras de arte producidas.
    (García Puig, 1990, págs. 135, 136 y 137). Sin duda
    una síntesis atrayente de los logros del Universalismo
    Constructivo y su aplicación práctica.

    Sin embargo, el mejor testimonio artístico del
    Taller Torres García ha consistido en mostrar a la
    sociedad montevideana y al mundo, las obras de un maestro y sus
    discípulos durante un período fermental, que
    produjo una explosión creativa de inusitada fuerza y
    calidad plástica.

    2 LOS LOGROS
    EDUCATIVOS DEL TALLER

    Sin dejar de reconocer la importancia de las
    contribuciones a la plástica en general, en este trabajo
    de investigación se ha procurado rescatar un resultado del
    trabajo del Taller Torres García, hasta ahora muy poco
    considerado. La propuesta de una metodología de enseñanza de las artes plásticas que
    ha sido tremendamente innovadora dentro del ambiente plástico
    de nuestro país.

    Las dificultades se ponen de manifiesto debido a que la
    proliferación de lecciones teóricas de pintura se
    opone una parquedad muy grande sobre aspectos propios de la
    instrumentación de la enseñanza. Las
    indicaciones de Torres García sobre aspectos curriculares
    de la enseñanza de las aportes plásticas
    está dispersa en toda su obra. Describir con la mayor
    precisión posible esa propuesta, ha sido, uno de los
    más importantes objetivos de
    la investigación.

    Durante años se discutió sobre si el
    Taller si o el Taller no. Que si "La enseñanza del Taller
    era sistemática y formularia, que tendía a
    deformar. Sobre eso polemizábamos." (Entrevista grabada
    con Dumas Oroño del 22 de febrero de 1995 en su casa).
    Cuánto de lo enseñado en el Taller generaba
    subordinación y cuánto enriquecimiento. Esta
    pregunta no tiene una respuesta precisa. No es posible
    todavía lograr cierta coincidencia entre aquellos
    contemporáneos que vivieron ardorosamente la
    polémica.

    Puede que parte de estas afirmaciones críticas
    encierren un poco de verdad. Sin embargo, de este reconocimiento
    a posibles fallas, no debe concluirse que la propuesta educativa
    torresgarciana deba ser descartada. Es más, aun
    reconociendo que las reglas condicionan o que pueden limitar la
    libertad,
    también hay que reconocer que apoyan al discípulo
    en la formación de su personalidad
    como artista.

    El Taller Torres García puede anotarse muchos
    logros educativos, pero en particular se resaltan
    cuatro:

    1) Mostró una propuesta educativa basada en la
    enseñanza de un conjunto de valores
    humanos y plásticos esenciales en el proceso de
    formación de un artista. La necesidad de una metafísica
    que oriente para la compresión del mundo, la consistencia
    entre la vida y la obra del artista, la importancia de la obra de
    arte como estructura, el significado de la obra de arte como
    símbolo, la necesidad de recuperar plásticamente el
    objeto o la importancia del tono como valor en una
    obra de arte. Torres García tenía claro todo lo que
    representaba enseñar pintura construida en término
    de valores en general. Cada lección de Torres
    García era una lección de valores. En ese camino
    trataba de desviarse lo menos posible. Sin perjuicio de ello,
    adaptaba el currículum poníendolo al servicio de
    las necesidades, intereses e inquietudes de sus
    discípulos. La formación personal del
    discípulo, desarrollando sus singularidades, era un valor
    importante en el Taller.

    2) Las enseñanzas de Torres García
    permiten recuperar el papel de las
    teorías
    de arte como referencia y la importancia de la orientación
    personal mediante reglas prácticas. Logró armonizar
    uno de los factores críticos en la educación, la
    relación de la teoría plástica, con la
    práctica de la pintura. Si bien esa armonía no
    estuvo ajena a los conflictos, la
    separación de "lo teórico" y "lo práctico"
    no formaba parte de los procedimientos
    educativos del Taller. Los "principios de procedimiento"
    del Taller estaban claros. A partir de allí, los medios
    educativos asociados, tendían el puente entre
    teoría y práctica educativa. En definitiva los
    instrumentos ayudaban a ver los dos mundos, como
    interdependientes. Torres García aplicaba
    empíricamente muchas de las recomendaciones de la
    teoría crítica de Carr y Kemmis, antes que estos
    las escribieran.

    3) Las actividades de evaluación
    estaban concebidas como un proceso que abarcaba todas las
    instancias de formación del estudiante. Además esa
    evaluación se iba realizando cada vez en ámbitos
    más grandes pasándose desde una relación
    individual, a una comparación interna colectiva; hasta
    llegar al ámbito de las exposiciones colectivas de las
    obras frente a la sociedad. Aquí surge una coincidencia
    con Gardner cuando plantea la necesidad de que la
    evaluación se produzca en el contexto natural en que el
    estudiante realiza su trabajo. Torres García
    también sostenía esto. Buscaba darles a sus
    discípulos la oportunidad de observar los problemas
    plásticos que se producen trabajando en una obra y
    planteaba la necesidad de una interacción efectiva con el
    estudiante.

    4) La educación plástica puede
    generalizarse dejando de ser una disciplina exclusivamente
    concentrada en la formación de artistas. Torres
    García ha realizado una labor de divulgación en el
    ámbito general para llegar a la mayor parte de la sociedad
    uruguaya, acudiendo para ello a todos los medios a su
    disposición. Desde las exposiciones, pasando por las
    conferencias o, dejando testimonio en libros, revistas y
    periódicos. Incluso ha utilizado la radio
    habitualmente, para difundir su prédica. Eso ha comenzado
    a impactar sobre la sociedad. El enorme esfuerzo de
    divulgación ha permitido finalmente recoger los frutos que
    Torres García intuía pero, por problemas de
    tiempo, el
    reconocimiento general no pudo ser apreciado personalmente por el
    maestro.

    A partir del Taller Torres García se ha
    comprendido, en una forma más amplia, "el proceso de
    enseñanza de las artes plásticas". La idea de que
    la enseñanza debe aportar nutrientes en un contexto
    más amplio y que se requiere tiempo para el proceso de
    asimilación. En toda enseñanza existe una
    relación dialéctica de apropiación de
    conocimientos del maestro y generación trabajosa de
    productos
    nuevos que, algunas veces, permiten generar una nueva propuesta
    innovadora que parte en esencia de lo que se ha asimilado
    originalmente. Para ello son necesarias "zonas de
    subordinación" seguidas de "zonas de enriquecimiento".
    (Entrevista grabada con Dumas Oroño el 22 de febrero de
    1995 en su casa)

    Torres García ha enseñado su visión
    de las artes plásticas a todos aquellos que se le han
    acercado, mostrando un rumbo que entendía que era
    correcto. El maestro pensaba que su forma de orientación
    plástica no generaba condicionamientos, por lo menos
    conscientes, que operaran como limitantes en la creación
    que emprendieran sus discípulos luego. (Incluso desde
    antes del emprendimiento del Taller). El pensaba que
    enseñar pintura construida, permitiría a sus
    alumnos una mejor y más profunda comprensión del
    arte. En esa prédica, Torres García
    concentró sus mayores esfuerzos como maestro.

    En una entrevista realizada a fines de los años
    30 afirmaba respecto de sus discípulos: "Ellos
    harán lo que quieran. Los que me han seguido ha
    través de estos 5 años de estudios (con una
    fidelidad que yo les agradezco) tienen suficiente repertorio en
    cualquier sentido para manifestarse en un arte personal". (Marcha
    Nº 17 del 13 de octubre de 1939). El maestro sabía
    que el arte constructivo estaría prendido a sus vidas y
    que posiblemente les serviría de trampolín para
    continuar expresándose.

    El siguiente cuadro muestra los
    principales logros educativos del Taller Torres
    García.

     Para ver el
    gráfico seleccione la opción "Descargar"

    Los logros educativos del Taller

    3 LAS EVIDENCIAS
    DE LOS CAMBIOS OPERADOS

    Para aquilatar la real dimensión de este
    "triunfo" final del Taller, hay que comprender la magnitud del
    cambio que se propuso realizar y los escasos recursos con que
    contaba para intentarlo. De hecho Torres García
    planteó un desafío frontal a la cultura
    plástica del país. Debió enfrentar a una
    sociedad conservadora que reaccionaba ante el peligro de ver que
    ciertos principios fundamentales eran cuestionados. Precisamente
    esta sociedad defendía su derecho a mantener todo como
    estaba reclamando: "la comodidad" de lo conocido. En definitiva,
    según Torres García "la supervivencia de un
    estado
    rutinario de mediocridad".

    Según Torres García; el Taller
    debía marcar un camino diferente. El choque con un
    ambiente muy conservador generaría inevitablemente
    numerosos conflictos. Anhelo Hernández se plantea el
    problema plástico que determinó la gran resistencia al
    cambio que ha encontrado Torres García a su regreso al
    país. "El Taller [Torres García] tropezaba con una
    resistencia
    nacional, pues no se podía sacar del naturalismo al
    país de la noche a la mañana. Todo lo que
    había en el ambiente era expresionismo". (Hernández entrevista
    grabada el 31 de julio de 1994 en su casa). Esa era la realidad
    plástica del Uruguay de los años 30 y
    40.

    A pesar de las dificultades, los hechos han demostrado
    que el Taller dejaría una huella profunda. "La influencia
    de la obra realizada por Torres García y divulgada su
    doctrina por el libro y la
    explicación verbal del maestro, doctrina basada en el tono
    y la geometría, que somete la realidad al imperio de las
    leyes
    científicas, creando un mundo de figuras
    geométricas, ha penetrado en el clima
    plástico nuestro y han habido momentos, en que toda la
    producción pictórica local, ha llevado el sello de
    los "grises" y del "tono", que ha alcanzado, no solamente a sus
    discípulos directos, sino también a los posteriores
    …" (Laroche Ernesto, 1992, Tomo I pág. 27).

    Aún sus detractores de entonces, han recibido la
    influencia positiva derivada del cuestionamiento del naturalismo
    copiado del clasicismo europeo. Tanto los que apoyaban a Torres
    García, como aquellos que lo criticaban duramente,
    debieron prepararse para mejorar sus argumentaciones. Como
    consecuencia, de todo el movimiento
    generado, tanto en pro como en contra, la abstracción es
    hoy aceptada, aunque todavía con recelo, por una mayor
    cantidad de personas. El uruguayo ha podido, eventualmente no
    comprenderla, pero ya no la mira como un "mamarracho" producto de la
    creación de unos pocos pintores excéntricos que no
    son representativos.

    El reconocimiento fue llegando paulatinamente. La
    tenacidad de sus críticos ha ido dando paso gradual a la
    aceptación y muchas veces después al elogio
    encendido. El mercado local ha
    ido aceptando cada vez más las obras del Taller Torres
    García. Incluso en los números finales de
    Removedor, se ha reconocido esa situación. Esa
    aceptación también alcanzó el ámbito
    internacional. Además el rescate de sus valores
    plásticos, ha ido acompañado de un incremento en la
    cotización de las obras del Taller. Este es un buen
    indicador, si bien el análisis del fenómeno ha estado
    fuera del alcance de esta investigación.

    Hay que acotar que, la labor incansable de Torres
    García logró gradualmente una identificación
    con la cultura general del pueblo uruguayo. Entre las pautas
    más significativas se encuentra, como señala Dieste
    un "acercamiento a la cultura popular" sin contenido
    político y una apuesta a la idea de: "revalorizar lo
    americano". Se plantea la importancia de la encarnadura de una
    filosofía plástica. Y sobre todo: "Un sentido
    humano de las cosas". Detrás de la racionalidad del
    constructivismo,
    había una expresión afectiva. Todo eso fue
    finalmente recogido. (Eladio Dieste, entrevista grabada el 15 de
    noviembre de 1994 en su casa).

    Los múltiples artículos de difusión
    publicados en la prensa han
    mostrado el paulatino acercamiento del Universalismo Constructivo
    con el sentir de los uruguayos. Incluso hoy es frecuente ver
    reproducciones de la pintura constructivista, en ambientes
    diferentes de los estrictamente artísticos, representando
    ideas ya asimiladas e incorporadas a la cultura nacional. Se ha
    creado una especie de identidad con
    la simbología empleada, que va más allá de
    los aspectos plásticos y que represente una forma de
    expresión colectiva. Esta simbología forma parte de
    la cultura nacional.

    Lo cierto es que, como afirma Sarandí Cabrera:
    "El medio [uruguayo] absorbe a Torres y lo institucionaliza" con
    el correr de los años. Torres García nacido
    artísticamente en Europa, forma hoy
    parte de la cultura nacional que se identifica con él de
    una manera impensable hace 50 años. Hoy Torres
    García está presente en muchas actividades, incluso
    formando parte de campañas publicitarias. (Como ejemplo se
    cita la publicidad masiva
    de una tarjeta de crédito
    local usando un cuadro de Torres García) "Con sus aspectos
    positivos y negativos" fue finalmente aceptado. (Entrevista
    grabada con Sarandí Cabrera del 29 de octubre de 1994 en
    su casa).

    Sin embargo, todo esto ha ocurrido muy gradualmente y
    finalmente se ha consolidado varias décadas
    después. Algunos de los impulsores que han dado fuerza al
    Taller empezando por el maestro, no han visto la
    culminación de su obra. El maestro ha sido una persona muy
    comprometida con su propuesta. El reconocimiento ha sido algo
    importante para él. Lamentablemente, no ha alcanzado a ver
    aceptada popularmente su obra. Seguramente, pese a la fortaleza
    de sus convicciones, la aceptación de su propuesta
    plástica, le hubiese provocado una enorme
    satisfacción.

    Cincuenta años después de la experiencia
    del Taller, la receptividad general a la propuesta de Torres
    García se ha tornado ya evidente. La percepción
    general de la gente respecto del constructivismo torresgarciano
    ha cambiado. La escuela constructiva tiene un lugar bien ganado
    en nuestra sociedad. Hoy es aceptada la propuesta plástica
    torresgarciana. Su pintura ha sido finalmente reconocida
    localmente y ha sido incorporada a la cultura plástica
    nacional. Sus manifestaciones han estado presentes en numerosas
    actividades de la vida diaria, de lo que han sido pruebas
    testimoniales, el uso de su propuesta en diferentes campos de
    actividad.

    Los movimientos posteriores han ido tendiendo a una
    mayor abstracción que ha reflejado muy bien Laroche en la
    introducción del libro Plásticos
    Uruguayos donde habla precisamente de la universalidad de la
    abstracción y en particular de los ejemplos uruguayos. Las
    directivas del arte uruguayo posteriores a Torres García
    se han podido caracterizar "por la tendencia casi unánime
    de marchar hacia la desintegración de todos los aspectos
    realistas, para ir a la representación de formas
    abstractas y simbólicas. Por sucesivas etapas
    plásticas, se fue creando la senda hacia lo no figurativo,
    hacia lo abstracto". (Laroche Ernesto, 1992, pág.
    29).

    Esa abstracción se ha ido desarrollando desde
    núcleos fermentales hasta su consolidación en
    diversos grupos no
    figurativos pasada la década de los 50. En general las
    corrientes plásticas surgentes han buscado representar
    genéricamente, en la pintura, la realidad subjetiva con
    cada vez mayor grado de abstracción. El "abstractismo"
    como forma de expresión, se ha ido incorporando
    gradualmente a la plástica nacional hasta tener
    representantes muy sólidos. Entre ellos se puede citar al
    propio Cúneo firmando como Perinetti, García Reino,
    Costigliolo o Freire entre muchos otros.

    Las fuentes de esa
    tendencia hacia la abstracción en la pintura uruguaya se
    han podido encontrar en puntos de aprendizaje como
    el Círculo de Bellas Artes y posteriormente en la Escuela
    de Bellas Artes creada en 1943. Pero sin duda, otro punto fuerte
    se ha debido buscar en la Asociación de Arte Constructivo
    y principalmente en el Taller Torres García. Como
    referencia ampliatoria, precedentemente citada, se puede
    consultar el trabajo de
    Laroche (1992) en la introducción en Plásticos
    Uruguayos. (Tomo I). También se sugiere ver la propuesta
    de García Esteban (1968) sobre las Artes Plásticas
    del Uruguay en el siglo veinte.

    La presencia del maestro en Montevideo no sólo ha
    determinado una importante influencia en el Uruguay. La
    influencia de Joaquín Torres García se
    irradió al resto de América. Especialmente a
    Argentina,
    Chile y
    Venezuela,
    donde ha servido de ejemplo y punto de referencia para que otros
    desarrollaran procesos de
    abstracción geométrica, que hoy aceptamos, pero que
    entonces resultaban muy difíciles de comprender, y en
    muchos casos fueron objeto de reprobación y en algunos
    casos de burla. Esta ha sido una de las luchas más grandes
    que Torres García debió emprender. La lucha contra
    la incomprensión, que solamente se revertiría con
    el correr de los años.

    Hoy se puede hablar sin duda de un legado trascendente
    del Taller Torres García en el arte latinoamericano cuyo
    centro es el rescate de la tradición artística
    autóctona, desde la perspectiva de las artes visuales.
    Mari Carmen Ramírez
    realiza una excelente síntesis descriptiva de esta
    influencia. La autora analiza "la influencia de las obras y
    teorías de Torres García en la formación de
    la nueva Escuela del Sur a través de un grupo
    representativo de artistas que han seguido, ampliado o redefinido
    aspectos clave del legado del maestro uruguayo". En ese grupo
    figuran importantes discípulos directos del maestro en el
    Taller. (Ramírez y otros, 1991, pág.
    115)

    Ramírez destaca un aspecto muy importante de la
    contribución de Torres García para rescatar la
    identidad plástica latinoamericana: "A partir de Torres
    García, el referente precolombino asume una función
    paradigmática en el arte latinoamericano; su
    representación, ya fuera bajo la forma de pictogramas,
    símbolos totémicos o signos muy estilizados, iba a
    suponer un acto de autodefinición y afirmación
    cultural". (Ramírez y otros, 1991, pág. 118). El
    propio Torres García (1939, pág. 15) destaca la
    importancia de la cultura preincaica como modelo
    autóctono de referencia, para generar la base de la
    unificación sudamericana sobre una auténtica
    cultura local.

    Tal vez lo más significativo es que Torres
    García ha procurado mostrarnos una nueva forma de ver la
    pintura a partir de una jerarquización de los valores
    culturales locales latinoamericanos. "Vi una vez en su casa, creo
    que hecho por él, un mapa de Sud América, en que el
    sur estaba arriba, con la punta de la Patagonia y
    del extremo de Chile, marcando ese sur como una flecha, y al
    leerme en los ojos la pregunta, que ya era una respuesta, me dijo
    así: "¿Por qué hacer los mapas con el
    norte hacia arriba?" Poner el sur arriba contribuirá a
    hacernos ver, que debemos poner nuestra atención en nuestro propio mundo,
    más que en Europa". (Fló y otros, 1974, pág.
    201 capítulo: Torres García y nuestra tierra escrito
    por Eladio Dieste).

    La prédica de Torres García ha llevado
    gradualmente a la cultura plástica nacional por el camino
    de la jerarquización de los valores culturales locales y
    también por el camino de la aceptación de la
    abstracción como medio expresivo.

    Los cambios operados se reflejan sintéticamente
    en el siguiente esquema interpretativo:

     

    JERARQUIZACION DE LOS VALORES CULTURALES
    LOCALES

     

     

    impulsó el

     

    RESCATE DE LA IDENTIDAD PLÁSTICA
    LATINOAMERICANA

     

     

    que facilitó gradualmente el

    CUESTIONAMIENTO DEL NATURALISMO
    IMITATIVO

     

     

    y llevó finalmente a la

     

    ACEPTACIÓN DE LA ABSTRACCIÓN
    COMO MEDIO EXPRESIVO

      Cambios operados por la acción del
    Taller

    4 REFERENCIAS
    BIBLIOGRÁFICAS

    Fló Juan y otros. Testamento
    Artístico, Montevideo, Marcha, 1974

    García Esteban Fernando. Artes
    plásticas de Uruguay en el siglo veinte, Montevideo,
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    Torres García Joaquín.
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    Indoaméricana, Montevideo, Asociación de Arte
    Constructivo, 1939

     

     

    AUTOR CARLOS A. PETRELLA

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