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Violencia familiar




Enviado por latindanny



    1. La
      violencia.
    2. Tipos de
      maltrato.
    3. Maltratadores.
    4. Violencia sexual, un asunto de
      derechos humanos.
    5. Violencia familiar, mecanismos
      legales de protección.
    6. Bibliografía

    INTRODUCCIÓN

    En estos últimos años se ha venido dando
    una serie de programas y
    leyes en
    defensa de los derechos del
    niño y la mujer. Sin
    embargo, ¿eso nos asegura el bienestar?, ¿acaso
    estos programas y leyes bastarán para cesar los maltratos
    físicos y psicológicos que se producen día a
    día contra ellos?

    Es necesaria una protección legal, pero es
    urgente que nuestra sociedad adquiera
    nuevos y mejores hábitos de crianza y convivencia.
    Aún en la posibilidad de parecer alarmista, es menester
    una reeducación en cuanto al trato familiar, el que
    lamentablemente para muchos está caracterizado por la
    violencia, el
    rechazo y la indiferencia.

    Para lograr el cambio de esta
    situación se requiere, en un inicio, el replanteamiento de
    los papeles del padre y la madre frente a los hijos, con el fin
    de que éstos últimos en el futuro respondan a las
    expectativas de sus progenitores.

    Debemos ir, entonces, en búsqueda de las causas
    que son la semilla de un ambiente
    familiar hostil y que, consecuentemente, producen una educación
    errónea en nuestros niños.

    • I. LA
      VIOLENCIA.

    Cuando nos preguntamos qué entendemos por
    violencia la asociamos generalmente a la producida por la
    agresión física. Sin embargo,
    en nuestro país la violencia tiene diferentes
    manifestaciones, las cuales podríamos clasificar las
    expresiones de violencia en:

    1.1 Violencia Doméstica. La violencia
    psicológica y física con el cónyuge, el
    maltrato
    infantil y el abuso de los niños.

    1.2 Violencia Cotidiana. Es la que venimos
    sufriendo diariamente y se caracteriza básicamente por
    el no respeto de
    las reglas, no respeto de una cola, maltrato en el transporte
    público, la larga espera para ser atendido en los
    hospitales, cuando nos mostramos indiferentes al sufrimiento
    humano, los problemas de
    seguridad
    ciudadana y accidentes.
    Todos aportamos y vamos siendo parte de una lucha cuyo
    escenario se convierte en una selva urbana.

    1.3 Violencia Política. Es
    aquella que surge de los grupos
    organizados ya sea que estén en el poder o no.
    El estilo tradicional del ejercicio político, la
    indiferencia del ciudadano común ante los
    acontecimientos del país, la no participación en
    las decisiones, así como la existencia de las llamadas
    coimas como: manejo de algunas instituciones y las prácticas de
    Nepotismo institucional. También la violencia producida
    por la respuesta de los grupos alzados en armas.

    1.4 Violencia Socio-económica. Que es
    reflejada en situaciones de pobreza y
    marginalidad de
    grandes grupos de la población: desempleo,
    subempleo, informalidad; todo esto básicamente reflejado
    en la falta o desigualdad de oportunidad de acceso a la
    educación y la salud.

    1.5 Violencia Cultural. La existencia de un
    Perú oficial y un Perú profundo (comunidades
    nativas y campesinas), son distorsiones de los valores
    de identidad
    nacional y facilitan estilos de vida poco
    saludables.

    1.6 Violencia Delincuencial. Robo, estafa,
    narcotráfico, es decir, conductas que
    asumen medios
    ilegítimos para alcanzar bienes
    materiales.
    Toda forma de conducta
    individual u organizada que rompe las reglas sociales
    establecidas para vivir en grupo.
    establecido no ayuda a resolver los problemas. Todos
    sueñan con el modelo que
    les vende la sociedad, el éxito
    fácil. Pero ser un profesional idóneo o un
    técnico calificado requiere de esfuerzo y
    preparación. Requiere desarrollar recursos
    internos y metas. Los jóvenes de nuestro país
    tienen oportunidades de orientación y
    canalización de sus frustraciones y en esto dependen de
    sus familias, la escuela y
    las instituciones; la responsabilidad es de todos. Es decir, las
    expresiones de violencia sin futuro y sin horizontes pueden
    cambiar.

    II. TIPOS DE
    MALTRATO.

    2.1 Maltrato Físico.

    1. Lesiones físicas graves: fracturas
    de huesos,
    hemorragias, lesiones internas, quemaduras, envenenamiento,
    hematomas subdurales, etc.

    2. Lesiones físicas menores o sin
    lesiones:
    No requieren atención médica y no ponen en
    peligro la salud física del menor.

    2.2 Maltrato Emocional.

    1. Rechazar: Implica conductas de abandono.
    Los padres rechazan las expresiones espontáneas del
    niño, sus gestos de cariño; desaprueban sus
    iniciativas y no lo incluyen en las actividades
    familiares.

    2. Aterrorizar: Amenazar al niño con
    un castigo extremo o con un siniestro, creando en él
    una sensación de constante amenaza.

    3. Ignorar: Se refiere a la falta de
    disponibilidad de los padres para con el niño. El
    padre está preocupado por sí mismo y es incapaz
    de responder a las conductas del niño.

    4. Aislar al menor: Privar al niño de
    las oportunidades para establecer relaciones
    sociales.

    5. Someter al niño a un medio donde
    prevalece la corrupción:
    Impedir la normal
    integración del niño, reforzando
    pautas de conductas antisociales.

    2.3 Maltrato por Negligencia.

    Se priva al niño de los cuidados
    básicos, aún teniendo los medios
    económicos; se posterga o descuida la atención de
    la salud, educación, alimentación,
    protección, etc.

    III. MALTRATADORES.

    3.1 ¿Quiénes son maltratadores?
    Son todas aquellas personas que cometen actos violentos hacia
    su pareja o hijos; también puede ser hacia otros en
    general.

    3.2 ¿Por qué maltratan? Porque no
    saben querer, no saben comprender, no saben
    respetar.

    3.3 ¿Qué características tienen los
    maltratadores?

    1. Tienen baja autoestima.

    2. No controlan sus impulsos.

    3. Fueron víctimas de maltrato en su
    niñez.

    4. No saben expresar afecto.

    3.4 ¿Qué características
    tienen los maltratados?

    1. Tienen baja autoestima.

    2. Sumisos.

    3. Conformistas.

    4. Fueron víctimas de maltrato.

    5. No expresan su afecto.

    3.5 ¿Qué se debe hacer para no llegar
    al maltrato?

    Aprender a:

    – Comprenderse.

    – Comunicarse con calidez y afecto.

    – Respetarse.

    – Dominar sus impulsos (ira,
    cólera).

    IV. VIOLENCIA
    SEXUAL, UN ASUNTO DE DERECHOS
    HUMANOS.

    La violencia constituye un elemento cotidiano en la vida
    de miles de niños y niñas en el Perú, siendo
    la violación y el abuso sexual
    que se cometen contra este vulnerable sector de la
    población, una de sus manifestaciones más
    dramáticas y extremas. La violación y el abuso
    sexual afectan una pluralidad de derechos humanos
    fundamentales tales como la libertad
    sexual, la integridad corporal y mental, la salud integral, la
    vida en su dimensión más amplia, comprometiendo el
    futuro de las víctimas.

    Los derechos vulnerados con las agresiones sexuales han
    sido constitucionalizados a nivel mundial, como muestra de su
    trascendencia. No obstante que tales agresiones involucran un
    problema de derechos humanos, coexisten al respecto diversas
    percepciones sociales, muchas de las cuales lo asumen como de
    segundo orden, silenciándolo, desconsiderándolo
    políticamente y tolerándolo; de modo que la
    mayoría de violaciones se mantienen en la
    impunidad.

    Asimismo, los distintos sectores sociales en el
    Perú, al abordar el problema de los derechos humanos, no
    conceptualizan las agresiones sexuales como un problema que
    afecte profundamente tales derechos sino, más bien, como
    un asunto de naturaleza
    puramente sexual. Se diferencian así de la comunidad
    internacional, para lo cual la violencia contra la mujer es tema de
    la agenda pública y constituye un problema global que
    afecta los derechos humanos, y es un obstáculo para el
    desarrollo.

    Son múltiples los factores que contribuyen a
    producir y perpetuar la violencia, siendo fundamental, a nuestro
    juicio, la socialización, que forma individuos con
    roles diferenciados y asimétricos, y coloca a la vez en
    posiciones de subordinación a las mujeres y de
    dominación a los varones, adjudicándoles valores
    distintos. Al respecto, David Finkelhor sostiene que la
    victimización sexual probablemente es tan común en
    nuestras sociedades
    debido al grado de supremacía masculina existente. Es una
    manera en que los hombres, el grupo de calidad
    dominante, ejercen control sobre las
    mujeres. Para mantener este control, los hombres necesitan un
    vehículo por medio del cual la mujer pueda ser castigada,
    puesta en orden y socializada dentro de una categoría
    subordinada. La victimización sexual y su amenaza son
    útiles para mantener intimidada a la mujer.
    Inevitablemente, el proceso
    comienza en la infancia con
    la victimización de la niña.

    Factor importante que actúa en la reproducción social de este fenómeno
    es también el derecho legitimado que los padres y tutores
    tiene de utilizar la violencia física y emocional o sexual
    como medio eficaz de control y socialización. Se produce
    así una internalización y aprendizaje de
    estas conductas, las cuales se repetirán más
    adelante, garantizándose su permanencia. Otro elemento, no
    menos significativo, es la violencia ofensiva o sutilmente
    transmitida por los medios de
    comunicación, que difunden imágenes y
    mensajes cargados de sexo, discriminación y muerte,
    invadiendo y agobiando permanentemente a personas de todos los
    sectores sociales.

    4.1 Dimensiones de la violencia sexual contra
    niños y niñas.

    Las características de las agresiones sexuales
    perpetradas contra los niños hacen prácticamente
    imposible aproximarnos siquiera a su verdadera magnitud. De
    otro lado, no existen investigaciones
    científicas oficiales que permitan un diagnóstico veraz; tampoco existen
    registros
    rigurosos, elaborados con criterios homogéneos que
    proporcionen información cuantitativa
    adecuada.

    Asimismo, los mitos y
    prejuicios sociales, los obstáculos que se presentan en
    la
    administración de justicia
    contra quienes deciden denunciar la legislación
    inapropiada que no recoge las distintas modalidades de
    agresión sexual, sin otros tantos factores que impiden
    acercarnos a una dimensión más realista de este
    fenómeno social. Los casos registrados, que corresponden
    sólo a algunos denunciados, significarían apenas
    la punta del iceberg, sobretodo en cuanto se refiere a
    violaciones, incestos y todo tipo de agresiones sexuales contra
    niñas y niños, ya que por investigaciones no
    oficiales sabemos que la mayoría de violaciones no se
    pone en conocimiento
    de las autoridades, formando parte en gran medida de la
    criminalidad oculta.

    Si bien es virtualmente imposible contar con cifras
    exactas, algunos estudios ofrecen una aproximación, la
    cual constituye una referencia alarmante.

    Prado Saldarriaga concluyó en una investigación:

    Que los delitos
    contra las buenas costumbres son un problema de importancia,
    ya que estas infracciones se mantienen en el tercer lugar de
    mayor frecuencia en el país.

    Que las violaciones en menores de edad constituyen
    el atentado de mayor registro en
    los últimos 20 años.

    Que la mayor incidencia de infracciones sexuales se
    registra en las zonas urbanas, principalmente en el
    departamento de Lima.

    Que los autores de este tipo de delitos presentan
    mayor constancia en el grupo etario de 18 a 27 años, y
    entre personas con educación básica
    regular.

    Que la criminalidad sexual sigue una tendencia
    ascendente en los últimos años en el
    Perú.

    4.2 Consecuencias de la violación y el abuso
    sexual.

    En cuanto a las consecuencias, estudios realizados a
    nivel internacional concluyen que las agresiones sexuales
    perpetradas contra un niño impactan gravemente su mundo
    interno, destructivos en la vida de la niña o
    niño. Dichos estudios sostienen que estas agresiones
    producen en la víctima serios trastornos sexuales,
    depresiones profundas, problemas interpersonales y traumas que
    pueden ser permanentes e irreversibles, incluso en algunos
    casos pueden ocasionar la muerte
    por traumatismo o suicidio,
    efectos que requieren intervención profesional
    inmediata.

    Al respecto, el Dr. David Finkelhor, del Programa para
    el Estudio de la Violencia
    Familiar de la Universidad
    de New Hampshire, en una investigación realizada en 1980
    con una muestra de 796 estudiantes de colegio, encontró
    problemas de sexualidad y
    bajos niveles de autoestima en aquellos participantes que
    habían sido victimizados sexualmente durante su
    niñez. El Dr. Nahman Greenberg, psiquiatra e
    investigador de la Escuela de Medicina de
    Illinois y Director de la Unidad de Servicios
    por Abuso a Niños (CAUSES), en su escrito "La
    epidemiología del abuso sexual"
    (1979) plantea la
    existencia de un alto riesgo de
    trauma mental para las niñas y los niños que han
    sido envueltos por adultos en actividades sexuales.

    En la práctica clínica con
    jóvenes y adultos (as) que han sido abusados sexualmente
    durante su niñez, se han encontrado:

    1) Dosis internas de emociones,
    como desesperanza, minusvalía, vergüenza, culpa e
    ira, acompañadas de inhabilidad casi total para
    manejarlas. La víctima siente terror al identificarla
    y en algunos casos invierte dosis inmensas de energía
    en reprimirlas. En el caso de ira, si ésta se expresa,
    los varones tienden a dirigirla hacia fuera, siendo agresivos
    con otras personas, mientras que las mujeres tienden a
    dirigirla hacia ellas mismas, envolviéndose
    frecuentemente en comportamientos autodestructivos,
    mutilándose con cortaduras, quemaduras o golpes y
    realizando intentos de suicidio.

    2) Una gran dificultad para confiar. La misma
    entorpece grandemente el proceso de terapia.

    3) Poca habilidad para establecer relaciones con
    pares.

    4) Desbalance en las relaciones que se establece, en
    las que tiende a ocupar una posición inferior. Es
    común que la mujer abusada sexualmente en su
    niñez se convierta en esposa maltratada.

    5) Temor a convertirse en agresor o
    agresora.

    6) Problemas en su sexualidad.

    7) Neurosis
    crónica de origen traumático.

    V. VIOLENCIA FAMILIAR, MECANISMOS LEGALES DE
    PROTECCIÓN.

    La conveniencia de regular jurídicamente la
    violencia familiar se fundamenta en la necesidad de encontrar
    mecanismos para proteger los derechos fundamentales de los
    integrantes del grupo familiar frente a los cotidianos maltratos,
    insultos, humillaciones y agresiones sexuales que se producen en
    el ámbito de las relaciones familiares. Si bien es cierto
    que las manifestaciones de violencia familiar no se producen
    exclusivamente contra las mujeres, son éstas -a los largo
    de su ciclo vital- las afectadas con mayor frecuencia. De este
    modo, la casa constituye un espacio de alto riesgo para la
    integridad de mujeres y niños, derivándose de
    ahí precisamente la denominación de violencia
    doméstica o familiar.

    Resulta evidente, sin embargo, que el agente de la
    violencia no se limita siempre a dichos espacios; encontramos
    casos de agresiones en las calles, los centros de estudio y/o
    trabajo y en general los espacios frecuentados por las
    víctimas.

    De otro lado, para interferirnos a mecanismos legales de
    protección frente a la violencia
    intrafamiliar es importante precisar primero dos conceptos:
    (i) ¿cuáles son los componentes de todo aquello que
    calificamos como mecanismo legal o, de manera más amplia,
    el sistema
    jurídico?, y (ii) ¿a qué acudimos cuando
    hablamos de violencia intrafamiliar?

    El sistema jurídico tiene tres componentes
    básicos:

    El primero, la ley. Es la norma escrita,
    la que encontramos en los códigos y en las disposiciones
    legales. Es importante porque tiene carácter
    universal, es decir, de aplicación general para toda la
    sociedad desde el momento en que se encuentra vigente. Un ejemplo
    es el Código
    de los Niños y Adolescentes,
    que es precisamente el texto de la
    Ley, el
    componente central de lo que significaría un mecanismo
    legal de protección a niños y
    adolescentes.

    Un segundo componente es la
    institucionalidad. Es decir, todos aquellos
    operadores de la administración
    pública o privada que están involucrados en la
    aplicación de este componente normativo, de la ley
    escrita. Es un componente clave cuando hablamos de mecanismos
    legales de protección frente a la violencia familiar. Son
    las instituciones que nos ofrecen la sociedad y el Estado para
    hacer realidad aquello que disponen las normas
    legales.

    Un tercer componente es el relativo a lo
    cultural. Alude a la idiosincrasia, a la ideología que está detrás de
    los aplicadores de la norma. Pero no sólo de ellos, sino
    también de quienes la concibieron y de aquellas personas
    que, en determinado momento y frente a un hecho concreto,
    deciden acudir y solicitar su aplicación.

    Estos tres elementos son claves para entender todo lo
    que significa el problema de los mecanismos legales en una
    sociedad determinada.

    Hecha esta precisión, pasaremos a definir lo que
    entendemos por violencia familiar. La misma alude a cualquier
    acción, omisión o conducta mediante la cual se
    infiere un daño físico, sexual o psicológico
    a un integrante del grupo familiar -conviviente o no-, a
    través del engaño, la coacción, la fuerza
    física, la amenaza, el caso, entre otros.

    La mayoría de casos de violencia se producen
    donde existe una relación de poder, de jerarquía.
    Tanto en los casos de violencia sexual como familiar, podemos
    apreciar que existe una relación del fuerte contra el
    débil. Muy rara vez escucharemos hablar de la violencia
    del niño contra su padre. Por lo general, cuando los hijos
    expresan violencia contra sus padres se trata de padres mayores,
    muchas veces dependientes de sus hijos, y de hijos que los
    superan en fortaleza física.

    El elemento de poder puede estar relacionado a la
    ubicación en el contexto familiar: padres-hijos,
    tíos-sobrinos; o también por la edad:
    adultos-niños; o por relaciones de jerarquía:
    marido-mujer. Estos son, pues, elementos claves que debemos tener
    presentes al hablar de violencia intrafamiliar.

    5.1 Manifestaciones más frecuentes de
    violencia intrafamiliar.

    1. El maltrato físico. Su
    explicación es obvia; se refiere a todas aquellas
    acciones
    violentas que dañan la integridad física de las
    personas. Por lo general, es un maltrato visible. Puede
    afirmarse que fue el tipo de maltrato que propició
    todo este proceso de búsqueda de respuestas legales,
    por tratarse de la agresión más
    evidente.

    2. El maltrato psicológico. Que se
    refiere a toda aquella palabra, gesto o hecho que tienen por
    objeto humillar, devaluar, avergonzar y/o dañar la
    dignidad de cualquier persona. Esta
    es una manifestación de violencia mucho más
    difícil de demostrar, sobretodo en los casos en que se
    produce en el interior de un grupo familiar.

    3. La violencia sexual. Que es toda
    manifestación de abuso de poder en la esfera de la
    vida sexual de las personas, pudiendo ser calificada o no
    como delito.
    Decimos esto porque, actualmente, algunas manifestaciones de
    violencia sexual son ignoradas por nuestra legislación
    penal. Pueden ir desde imposiciones al nudismo hasta la
    penetración anal o vaginal. Estos últimos
    supuestos son considerados por nuestra ley como delitos de
    violación.

    5.2 Contra la Violencia Familiar.

    A fines de 1993 se promulgó la Ley 26260 que
    establece la política de Estado y de
    la sociedad frente a la violencia familiar. Esta ley constituye
    un recurso complementario al Código de los Niños
    y Adolescentes porque reconoce como actos de violencia familiar
    los de maltrato físico y psicológico entre
    cónyuges, convivientes o personas que hayan procreado
    hijos en común, aunque no convivan, y de padres o
    tutores a menores de edad bajo su responsabilidad.

    Hasta ahora, la Ley 26260 ha sido difundida
    básicamente como una ley de protección a las
    mujeres frente a la violencia familiar. Sin embargo, sus
    alcances protegen a estos dos grupos humanos que
    mayoritariamente son afectados por estas manifestaciones de
    violencia: a las mujeres y a las niñas y niños.
    En este sentido, constituye un recurso que creemos puede ser
    utilizado y redimensionado para proteger a los niños y
    niñas frente al maltrato en la familia.
    Esta norma tiene como objetivo
    fundamental comprometer al Estado en la erradicación de
    la violencia familiar. Está destinada a prevenir y
    proteger a las personas que son víctimas de violencia en
    el ámbito de sus relaciones familiares. Su importancia
    radica en plantear medidas en diversos niveles, siendo la
    más urgentes de atención:

    1. Las acciones educativo-preventivas: Tienen
    como objetivo fortalecer la formación escolar y
    extraescolar en la enseñanza de valores éticos y
    humanos, de relaciones
    humanas igualitarias para, precisamente, prevenir que se
    sigan reproduciendo las relaciones de jerarquía que
    ubican a unas personas en desventaja frente a otras, y que
    constituyen causa importante de la violencia en el interior
    de la familia.

    2. Las acciones organizativas: La Ley 26260
    se plantea entre sus objetivos
    promover la participación de la comunidad en la
    prevención y denuncia de maltratos producidos dentro
    de la familia. La idea es que la
    organización comunal pueda participar en el
    control y seguimiento de las medidas que los jueces adopten
    frente a casos de violencia familiar.

    3. Instalación de servicios: Esta Ley
    ofrece la posibilidad de instalar servicios especializados.
    En ellos se ubican las delegaciones policiales para menores,
    las delegaciones para mujeres, e igualmente plantea reforzar
    las delegaciones policiales que existen con personal
    especializado para atender problemas de violencia familiar.
    Del mismo modo, plantea la necesidad de crear hogares
    temporales de refugio para víctimas de violencia a
    nivel de los gobiernos locales. Un aspecto importante que
    ofrece esta Ley, y que antes no había sido considerado
    en ninguna otra norma, es que se puedan diseñar
    programas de tratamiento a los agresores para evitar,
    precisamente, que el maltrato continúe y se
    multiplique.

    4. Acciones de capacitación: Dirigidas a los
    agentes de las instituciones que constituyen uno de los
    componentes del sistema jurídico: policías,
    jueces y fiscales.

    5. Acciones legales: Esta Ley ofrece
    mecanismos de carácter sumarísimo. Esto
    significa celeridad, inmediatez, es decir, un contacto
    directo de la autoridad
    con la víctima. Es un procedimiento, en principio, que no
    debería ser obstaculizado por ningún tipo de
    formalismos. Lamentablemente, la legislación se
    enfrenta en este aspecto con el componente cultural
    señalado originalmente. Porque nuestros jueces, en
    general, no han estado acostumbrados a aplicarse este tipo de
    legislación.

     

    BIBLIOGRAFÍA

    Folletos.

    Programa Nacional de Salud
    Mental.

    1998.

    Boletines.

    Programa de Salud Mental.

    1998.

    Violencia Familiar.

    María Isabel Rojas.

    Ediciones Universidad Católica de Chile.

    1991.

    Sexo, Niño y Sociedad.

    Yolanda León y Julio Peche.

    Biblioteca Peruana de Psicología.

    1987.

    Abuso Sexual al Menor.

    Elvira Salazar Antúnez de Mayolo.

    Gobierno del Estado de Nuevo León, México.

    1989.

    Coordinación General del Movimiento
    Manuela Ramos.

    Violeta Bermúdez V.

    1999.

     

     

     

    MONOGRAFIA REALIZADA POR

    LIC: DANIEL OMAR CHAVEZ BURGA

    HECTOR ENRIQUE LAZO HUAYLINOS

    Bachiller en Psicologia

     

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