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¿Por que soy Ateo?




Enviado por cnavaj



    1. Definiciones
    2. Argumentos
      pro-teístas
    3. Refutaciones
    4. Dios y la
      ciencia
    5. Argumentos de
      autoridad
    6. Motivos para
      creer

    Prólogo

    Soy ateo. Pero me gusta decirle a la gente (ya que la
    mayoría son católicos) que soy libre Pensante,
    suena muy romántico. No creo que Dios exista. Jamás
    me atrevería a asegurarlo, claro está, de la misma
    manera que nadie debería asegurar que Dios existe, que lo
    conoce y que sabe cómo piensa; pero mi buen juicio me dice
    que no hay nada que merezca el nombre de Dios en este Universo.

    Este documento quiere servir para varias cosas: una,
    como dice su título, explicar con claridad qué
    razones tengo para estar en desacuerdo con miles de millones de
    creyentes de distintas religiones, en un lenguaje
    "mío";

    dos, explicar qué cosas implica el ateísmo
    para mí, y qué cosas no tienen nada que ver con el
    ateísmo;

    tres, dar, quizá, a alguna persona, un
    motivo para dudar de la existencia de Dios (no para negarla,
    sólo para dudarla y molestarse en pensar seriamente sobre
    la cuestión ).

    Si el lector es un fanático religioso o un
    fanático ateo (los hay de ambos), este documento
    probablemente les resulte molesto y ofensivo; donde hable de mis
    sentimientos sobre el tema en esta página, será a
    modo de ejemplo, no de argumentación, porque lo que
    sentimos y deseamos de todo corazón
    desgraciadamente no suele tener nada que ver con la
    realidad.

    Mis razones para ser ateo son personales. Otros ateos
    probablemente tengan razones parecidas, o quizá sean
    completamente distintas, pero el ateísmo no es una
    religión,
    ni tan siquiera un sistema
    filosófico que debamos respetar o rechazar en bloque; es
    únicamente la simple ausencia de una creencia en dioses.
    Por supuesto, esto no quiere decir que las razones expuestas sean
    completamente subjetivas, "mi verdad", como se dice en estos
    pobres tiempos posmodernos. En cuanto puedo, prefiero callarme
    "mis verdades" y hablar de la Verdad.

    Definiciones

    "Cuando yo utilizo una palabra, significa exactamente lo
    que yo he elegido que signifique… ni más ni menos."
    (Humpty Dumpty, en "Alicia en el País de las Maravillas",
    de Lewis Carroll)

    Dios: una entidad con poderes superiores a los de
    los seres humanos, a los que generalmente ordena que hagan o
    dejen de hacer cosas, o simplemente imparte conocimientos y
    preceptos; se considera una entidad sobrenatural porque sus
    poderes sobrepasan las leyes de la
    naturaleza, la
    cual, en algunas versiones del concepto, fue
    creada por él. Con mayúscula y sin artículo,
    se refiere a la deidad suprema de los judíos, cristianos y
    musulmanes, las tres religiones monoteístas mayores, pero
    en este documento se extiende el concepto para cubrir a los
    dioses de la religión hindú, de las antiguas
    religiones griega y romana, y otras.

    Teísmo: (del griego theos, "dios") la creencia de
    que existe un dios personal
    (genéricamente "Dios"), que ha creado el mundo e
    interviene en él, a veces contactando con los seres
    humanos. Es un dios como el Dios judeocristiano
    tradicional.

    Deísmo: (del latín deus, "dios") la
    creencia de que el mundo fue creado y "puesto en marcha" por un
    dios, personal o impersonal, indiferente, que no interviene en
    él sino que lo observa; es un "Dios-relojero" que arma el
    mecanismo y le da cuerda, el Dios en que creía Newton.

    Ateísmo: (del griego a-, prefijo negativo, y
    teísmo) la no creencia en la existencia de Dios, o la
    creencia de que Dios no existe y no puede existir. Generalmente
    se asocia con un descreimiento en todo lo sobrenatural y en
    entidades personales por encima de los humanos.

    El ateísmo tiene muy mal prestigio . Todas las
    religiones están en último término en
    guerra unas
    contra otras (o en una tregua difícil), pero todas se unen
    para hablar mal del ateísmo, porque el ateísmo
    rechaza la fe ignorante que las sustenta a todas ellas. Veamos
    algunos malos entendidos difundidos por la
    religión.

    El ateísmo es lo opuesto al teísmo, pero
    esto no significa que los ateos rechacen a Dios, como muchas
    autoridades religiosas (personas y documentos)
    dicen; el ateo promedio no afirma "Dios no existe" sino "no creo
    en ningún dios". Ésta es una distinción
    importante.

    El ateísmo (en su forma más común,
    conocida como "débil") no es una creencia en la
    inexistencia de Dios, sino un descreimiento. Como el ateo no cree
    en Dios, tampoco cree en sus acompañantes usuales
    (demonios, ángeles, santos, vírgenes) y todo lo
    anterior y lo que sigue se aplica a ellos.

    Algunos teístas muy intolerantes dicen que
    Satanás nos engaña haciéndonos creer que
    Dios no existe, o que en realidad sabemos inconscientemente que
    Dios existe y experimentamos una "negación"
    psicológica para no reconocer esta verdad que nos
    obligaría a cambiar nuestras vidas. Esto es una
    tontería. En verdad, uno de los argumentos más
    interesantes en contra de la existencia de Dios es la cantidad de
    ateos que hay en el mundo (algunos dicen un 10%, otros un 1%; de
    todas maneras somos millones es decir somos la menor
    minoría), y el hecho de que haya tantos dioses y versiones
    de Dios. Si un Dios existiese, razonamos, su presencia
    sería clara e inconfundible. Con todo su poder, con su
    mera gloria y esplendor, no dejaría lugar a dudas sobre su
    apariencia y propósitos, y mucho menos sobre su
    existencia.

    Otros teístas dicen que negar la existencia de
    Dios es negar todo lo que es sagrado, todo lo que es bueno, lo
    sublime, lo que nos trasciende, lo que nos hace ser humanos.
    Osea, que somos pobres diablos desalmados e inmorales (o
    amorales). Esto es una tontería, como pueden decir muchos
    que tienen amigos ateos. Somos tan morales o tan inmorales como
    el promedio, y cuando hacemos una buena acción la hacemos
    porque es buena, no porque nos gane un lugar en el cielo ; cuando
    dejamos de hacer algo malo, no lo hacemos porque nos dé
    culpa que Dios nos mire, sino porque es malo; y si cometemos una
    falta, no nos ponemos de rodillas a pedir perdón a las
    nubes, o a un sacerdote, sino que pasamos directo a reparar la
    falta y pedimos perdón a quien le corresponde, al
    afectado.

    Tampoco es cierto que no haya cosas sagradas ni sublimes
    para nosotros. Algunos ateos serán más materiales que
    otros, algunos serán escépticos o depresivos (le
    puede pasar a cualquiera), pero en general creo que todos amamos
    a nuestros padres, hermanos e hijos, a nuestras parejas
    sentimentales, a nuestros amigos; todos podemos apreciar una
    canción o una puesta de sol. No nos arrodillamos frente a
    altares de mármol ni crucifijos de madera(aunque
    al hacerlo sea por respeto a igual
    que saludar a otra bandera ), pero muchos sentimos reverencia y
    asombro ante una montaña o a la perfección de los
    organismos . Para los teístas estas cosas quizá
    sean materiales, o simples reflejos imperfectos de Dios, y
    así, no las respetan como debieran.

    Otra cosa que se dice es que el ateísmo es una
    religión cuyo dogma es "Dios no existe, yo soy mi propio
    dios", y que tenemos tanto que demostrar como los teístas.
    Como ya se dijo, es falso que el ateo promedio esté tan
    seguro. Muchos
    ateos lo somos porque "Dios" es un concepto sin significado
    razonable para nosotros (nos llamamos no-cognotivistas), una
    entidad que, si existiese, sería demasiado grande para
    hablar de ella con algún sentido. Otros lo somos porque la
    única religión que hemos tenido se ha demostrado
    falsa. En todo caso, no porque tengamos absoluta seguridad de que
    Dios no exista, lo cual es imposible. El ateísmo es una
    actitud a la
    que uno llega, no una decisión que uno toma. Cuando uno no
    cree en Dios, a pesar de la presión
    social que muchas veces tiene que soportar, es generalmente
    porque no puede, y no desea forzarse a poder, o fingir que puede.
    En estas condiciones, uno no tiene que demostrarle nada a nadie.
    Repito, el ateo no tiene que demostrarle nada a nadie. Nadie va
    por ahí predicando que los duendes existen y que los que
    no creen en duendes deben demostrar su inexistencia; mientras no
    haya pruebas de que
    los duendes existen, no creer en ellos es de puro sentido
    común. En todo tipo de discusión sobre cosas
    hipotéticas y no obvias, el que debe aportar pruebas es el
    que afirma, no el que niega.

    Argumentos
    pro-teístas

    Los creyentes de todas las épocas han sentido la
    necesidad de demostrar que su Dios existe, lo cual resulta desde
    ya sospechoso (un Dios como se debe, en mi humilde
    opinión, tendría que ser obvio, especialmente si es
    bueno y quiere que creamos en Él, y nos manda al infierno
    si no lo hacemos). He aquí algunos.

    Las Cinco Vías: éstos son cinco argumentos
    lógicos que intentan probar la existencia de un Dios
    creador, anterior a todo el Universo, e
    infinitamente bueno. Las Cinco Vías fueron creadas por el
    teólogo Tomás de Aquino (a quien la Iglesia
    Católica proclama como santo, a pesar de que consideraba
    inferiores y deficientes a las mujeres y de que estaba a favor,
    no sólo de censurar o encarcelar, sino de ejecutar a los
    herejes). Algunas de las Cinco Vías tienen una gran
    fuerza
    argumental, y en su tiempo eran casi
    imbatibles, pero no pueden ser utilizadas seriamente como
    argumentos hoy en día.

    Por ejemplo, un par de las Vías hablan de Dios
    como Primera Causa y Primer Motor. Todo lo
    que observamos es efecto de una causa que lo precede; nada en el
    Universo se causa a sí mismo, dice una de las Vías.
    Si retrocedemos en el tiempo, inevitablemente tenemos que llegar
    a una Causa que no tuvo antecesora, porque si no,
    tendríamos lo que se llama una regresión infinita.
    En la época de Tomás de Aquino esto no era tan
    obvio como parece, pero hoy sabemos que el Universo no puede ser
    eterno hacia el pasado, porque su entropía o desorden total tiende a aumentar
    (esto es una ley física indiscutible),
    de manera que al pasar el tiempo las diferencias de temperatura
    entre distintos puntos se achican y finalmente todo termina en
    equilibrio,
    sin movimiento
    posible más que el dado por el azar, a una temperatura
    uniforme.

    Si el Universo fuese eterno, la entropía
    habría llegado a su máximo hace una cantidad
    infinita de tiempo, y no existiríamos. Bien, como
    decía, Tomás de Aquino dice que debe haber una
    Primera Causa que no tuvo antecesora, y esa causa debe ser Dios.
    De la misma manera, habla de cosas que se mueven, y que no se
    mueven a menos que otra cosa las empuje; mecanismos que se ponen
    en marcha sólo cuando alguien los acciona. El Primer
    Motor, el que movió por primera vez al Universo, debe
    haber sido Dios.

    A continuación Tomás de Aquino habla de
    seres necesarios y de seres contingentes. Estos últimos
    son cosas que existen sólo porque fueron creadas o son
    modificaciones o ensambles de otras cosas. Para Tomás,
    todo lo que hay en el Universo es contingente, según
    deduce de observar la naturaleza (los humanos nacemos de humanos,
    nuestra carne proviene de lo que comemos, las plantas crecen
    absorbiendo elementos del suelo, etc.), y
    por tanto nada es "necesario". Todo podría no existir, y
    existe sólo por alguna otra cosa. Por eso debe haber algo
    que lo causó todo, que permitió que todo lo
    contingente existiese, un Ser Necesario, que debe ser
    Dios.

    Tomás habla también de las virtudes, y de
    que todo posee virtud en un cierto grado (la falta relativa de
    virtud es llamada vicio). La virtud de cada cosa y criatura puede
    ser puesta en una escala, desde lo
    más vicioso hasta lo más virtuoso, y eso para cada
    virtud. Por lo tanto, dice Tomás, debe haber un tope para
    esta escala, un infinito, y el ser que posee todas las virtudes
    en cantidad infinita es Dios.

    Otro santo (San Anselmo) propuso otra
    demostración famosa de la existencia de Dios, de la cual
    no dispongo aquí, y que no citaré (no la entiendo,
    y no creo que a ningún lector convenza, suponiendo que
    él o ella si la entienda).

    Una versión más resumida de algunos de los
    puntos de las Cinco Vías es el llamado Argumento
    Cosmológico, o Argumento Kalam (kalam es una palabra
    árabe, que según creo significa
    "comienzo").

    Si algo comienza, tiene una causa.

    El universo comenzó a existir.

    Por lo tanto, el universo tiene una causa.

    (Queda, como a Tomás de Aquino, demostrar que la
    causa es Dios, y específicamente el Dios judeocristiano,
    pero ése es otro tema.)

    Más cerca de nuestros tiempos, y de la mano del
    movimiento creacionista (propulsado por fundamentalistas,
    generalmente norteamericanos, que afirman que la Biblia debe ser
    leída literal y no figurativamente), tenemos el Argumento
    del Diseño.
    Los creacionistas creen que Dios creó el Universo y
    el hombre,
    aunque algunos están dispuestos a aceptar que no
    necesariamente fue una pareja en un jardín y en
    exactamente seis días, y creen sobre todo que Dios impuso
    un plan y una
    intencionalidad a la creación. Dicen que el Universo tiene
    leyes finamente ajustadas para la existencia de seres como
    nosotros, y que los seres vivos son muy complejos como para haber
    surgido de una evolución guiada por las fuerzas
    impersonales del azar y de la selección
    natural; por lo tanto, afirman que Dios impuso las leyes y el
    orden, guiando el desarrollo del
    Universo según Su Divino Plan.

    Estos han sido los argumentos pro-teístas
    más conocidos. Procedo ahora a refutarlos.

    Refutaciones

    Las Cinco Vías no son tan difíciles de
    refutar como parecen. La que habla de la escala de las virtudes
    lo hace como si las virtudes fueran objetos concretos que se
    pudieran pesar y medir, y asumiendo que el vicio es la mera
    ausencia de virtud. Esto es una base de la doctrina cristiana,
    pero ¿por qué no considerar a los vicios como
    objetos medibles también? (Eso crearía la necesidad
    de otro Dios, un Supremo Malvado, que no puede existir; incluso
    Satanás es una creatura de Dios, y no tiene Sus poderes,
    en la teología cristiana.) De todas maneras, no es
    lógico pensar que toda escala tiene que tener un
    límite infinito, o un límite de cualquier clase. Si
    yo ordeno un conjunto de personas por su altura y aplico ese
    razonamiento, tengo que decir que debe haber alguien
    infinitamente alto, lo cual es absurdo. El infinito es un
    concepto matemático que se usa con rigor sólo en
    matemáticas, y con mucho cuidado; no es un
    número, ni tampoco se encuentra en la realidad
    concreta.

    El asunto del Primer Motor y la Primera Causa se reducen
    a un solo argumento, y la respuesta es la que dio el
    filósofo Bertrand Russell hace décadas:

    "Si todo debe tener una causa, entonces Dios debe tener
    una causa. Si puede haber algo sin causa, tanto podría ser
    el mundo como Dios, así que ese argumento no tiene
    validez." (Bertrand Russell, "Por Qué No Soy
    Cristiano")

    El Argumento Cosmológico es muy parecido.
    Recordemos que la primera premisa es que, si algo comienza, tiene
    una causa, y que la segunda premisa es que el Universo tuvo un
    comienzo. Esto parece una obviedad, pero no lo es tanto,
    ahora.

    Para empezar, la primera premisa es inválida. La
    física moderna sabe desde hace tiempo que, debido al
    llamado Principio de Incertidumbre (uno de los pilares de la
    mecánica cuántica), es posible que
    aparezcan pares de partículas literalmente de la nada, que
    se aniquilan y desaparecen en un tiempo demasiado corto para
    observarlas directamente, pero cuyos efectos pueden ser medidos.
    Esto no viola ninguna ley física, y de hecho ocurre todo
    el tiempo. El sonido que sale
    de un parlante, aun el más aislado de las interferencias,
    nunca es "puro"; siempre hay pequeños ruidos
    parásitos. Ese ruido
    imposible de eliminar es el ruido que producen partículas
    cargadas virtuales al aparecer, interfiriendo brevemente con los
    canales eléctricos que transportan el sonido, con los
    circuitos
    electrónicos que lo producen, y literalmente con todo lo
    que haya en medio. Por lo tanto, la premisa número 1 del
    Argumento Cosmológico es inválida: hay efectos sin
    causa. Sin causa a priori, se podría aclarar; la causa es
    evidente después de que ocurrió el suceso, pero
    antes es impredecible, y de hecho, por definición, no
    queda ningún registro
    posterior de ella.

    Además, la segunda premisa parece que
    también es inválida. El Universo no tuvo un
    comienzo. Para que algo comience, debe haber un momento en el
    tiempo en que no hubiese comenzado, y un momento posterior en que
    estuviese en marcha. Pero si la teoría
    del Big Bang es verdadera, el espacio y el tiempo aparecieron
    juntos; no hubo nada antes del Universo porque el concepto de
    "antes" no estaba definido. (Incluso San
    Agustín afirmaba esto.) Otras teorías
    rivales (porque el Big Bang no está en absoluto probado)
    afirman que el espaciotiempo no tiene borde, sino que es como la
    superficie de una esfera, que sin ser infinita tampoco tiene un
    límite, sino que se curva sobre sí misma. En este
    caso tampoco hay un punto de comienzo, literal o figurativo.
    Finalmente, una teoría en boga hoy en día (y con
    méritos) afirma que el Universo (lo que nosotros llamamos
    así) surgió de una fluctuación del
    vacío de un universo "anterior", exactamente como surgen
    de la nada las partículas virtuales de las que
    hablábamos. Es teóricamente posible que nuestro
    propio Universo esté engendrando otros en este preciso
    instante.

    Pero no nos enredamos con la cosmología. Lo
    importante es que el Argumento Cosmológico es en principio
    inválido, porque sus premisas fallan.

    Cabe preguntarse qué pasa si estas teorías
    alocadas son simplemente eso que uno piensa, locuras. Bien, es
    perfectamente posible, pero un ser humano sensato debe resistir
    la tentación de poner a Dios en los lugares donde no llega
    su conocimiento.
    Por mi parte, estoy perfectamente conforme con decir "no
    sé" (difícil, pero desarma a cualquier adversario
    en una discusión).

    Dios y la
    ciencia

    Esto que acabo de mencionar es un problema para muchos.
    Los ateos que lo lean dirán que es como abandonar el
    campo; los teístas dirán que efectivamente es un
    abandono del campo, y que la única solución para
    esta ignorancia, solución que no queremos aceptar, es
    Dios.

    Sin embargo, esto proviene una confusión sobre el
    papel de
    la ciencia.
    Nadie dice que la ciencia tenga
    que ser una religión, o que deba tener todas las
    respuestas. La ciencia formula teorías. Una teoría
    no es, como dijo Isaac Asimov refiriéndose a lo que
    piensan los fundamentalistas, una idea que uno armó
    después de una noche de borrachera. Una teoría es
    una estructura
    formal que resume observaciones, plantea hipótesis y las explica tentativamente,
    haciendo predicciones que pueden ser testeadas. Karl Popper, un
    estudioso y filósofo de la ciencia, decía que una
    buena teoría debe ser falseable, o sea, que debe poder
    probarse falsa de alguna manera.

    Por ejemplo, la teoría de Newton sobre las
    fuerzas y la gravedad explica los movimientos de los planetas y
    permite predecirlos. Si un planeta comenzara a moverse de una
    manera distinta a la predicha, entonces la teoría de
    Newton resultaría falseada. Newton, siendo un buen
    científico, no insistiría, no instituiría un
    dogma ni quemaría a sus "herejes" en una hoguera, sino que
    se pondría a corregir su teoría. Tal como
    resultaron las cosas, la teoría de Newton fue falseada por
    la de la relatividad, de Einstein, cuando se descubrió que
    el perihelio del planeta Mercurio (el punto en que está
    más cerca del Sol se desplazaba levemente en cada
    órbita. La pequeñísima desviación
    provenía de los efectos relativistas provocados por la
    inmensa masa del Sol y la elevada cercanía y velocidad
    orbital de Mercurio. Desde luego, la teoría de Newton
    sigue siendo válida (una muy buena aproximación)
    para todo el resto de los planetas, al igual que para los objetos
    en la Tierra;
    sólo hay que recurrir a la relatividad cuando se requieren
    medidas muy precisas, como las de un posicionador GPS.

    Culpar a la ciencia de querer conformarnos con
    teorías en vez de con hechos ciertos es reflejo de una
    gran ignorancia, al igual que presentar teorías como
    hechos. Pero peor aún es pretender que, como la ciencia no
    da seguridades, debemos abandonarla y confiar en la
    religión, explicando lo desconocido o dudoso con un simple
    y generalizante "Dios lo hizo".

    Incluso nuestro lenguaje refleja cómo en realidad
    sabemos que esto es ridículo. "Dios sabe" significa "no
    tengo idea". "Dios proveerá" significa "confío en
    que algo me sacará del lió". "Dios lo va a
    castigar" significa "va a salirse con la suya mientras viva".
    "Dios lo hizo" quiere decir que no sabemos cómo se hizo, y
    no nos importa saber; que confiamos tan poco en la inteligencia y
    la capacidad humanas que creemos firmemente que jamás
    habrá manera de saber.

    Este Dios que ocupa los huecos de la ignorancia humana
    es conocido, apropiadamente, como "el Dios de los Huecos" (en
    inglés,
    "God of the Gaps"). Dado el avance de la ciencia en los
    últimos siglos y en particular durante el último,
    este Dios se ha estado
    encogiendo a un ritmo alarmante para muchos. Algunos se encierran
    en lo antiguo, como los fundamentalistas que obligan a sus hijos
    a abstenerse de leer y ver TV salvo para leer la Biblia y ver
    programas de
    adoctrinamiento. Otros, más astutamente, hacen como que
    aceptan a la ciencia, pero le adosan la fe como "complemento"
    (cuando en realidad la fe y la ciencia se contradicen en su misma
    base) y adornan las teorías científicas en boga con
    aditamentos teológicos. Éste ha sido el camino
    seguido por la Iglesia Católica.

    Debe quedar claro que Dios y la ciencia no son
    incompatibles; sí es incompatible el método
    científico con los principios que
    llevan a los creyentes a estar seguros de que su
    Dios es el Único Dios Verdadero, o incluso que su Dios es
    todo lo que dicen que es. La fe es creer sin pruebas o a pesar de
    las pruebas; la ciencia es creer en las cosas que han resistido
    las pruebas con éxito,
    y guardar silencio sobre lo que no se sabe. Dicho con esas
    palabras, obviamente, la ciencia es en principio puro sentido
    común (aunque no siempre).

    Argumentos de
    autoridad

    Supongamos que decidimos prescindir de la fe y de la
    ciencia. No lo recomiendo, pero en fin, ¿por qué
    creemos en algo, la mayoría de los seres humanos, antes de
    haber ido a la escuela? Creemos
    en lo que nos dicen nuestros padres, nuestros primeros maestros.
    Absorbemos lo que nos dicen y lo incorporamos a nuestra moral, a
    nuestra conducta, a veces
    para siempre. Estamos hechos así porque el ser humano nace
    relativamente muy "incompleto": no puede caminar solo, ni
    alimentarse por su cuenta, ni comunicar más que apetitos y
    deseos básicos. Físicamente, somos absolutamente
    desvalidos, y mentalmente, no somos más inteligentes que
    los otros animales. Obramos
    de manera instintiva, pero menos que un chimpancé, y mucho
    menos que un gatito o una cachorro de ardilla, ni hablar de un
    cocodrilo bebé. Tenemos mucho que aprender, y
    rápido, porque lo que hará de nosotros seres
    humanos y no meros animales medio torpes es nuestro cerebro. Por lo
    tanto, durante nuestros primeros años nuestro cerebro es
    como una esponja, que todo lo absorbe sin más; en esta
    época se crean nuestros hábitos y
    condicionamientos.

    A veces las consecuencias de una "programación" errónea durante la
    niñez son terribles. Los traumas, las inhibiciones, todo
    queda grabado de manera indeleble o casi indeleble sobre nuestras
    mentes. Si mamá nos golpeó muchas veces, es casi
    seguro que nuestro cerebro infantil grabe el mensaje de "para
    obtener obediencia, hay que golpear", y que de adultos golpeemos
    a nuestros hijos.

    La religión es una de esas cosas que heredamos,
    queriendo o no, de nuestros padres. Los creyentes no deben nunca
    olvidar que, en su mayoría, son miembros de la "verdadera"
    religión por pura casualidad, por haber nacido en un hogar
    y un país determinado, no por su fe o su buen
    juicio.

    Otros factores influyen para que aceptemos nuestra
    religión. No sólo nuestros padres nos educaron en
    ella, sino que gente a la que admiramos la sigue también.
    Es aceptada en la sociedad. Sus
    sacerdotes son considerados gente especial, distinta, más
    cercana a Dios, y ellos predican esa religión. Algunas
    religiones, como el catolicismo, tienen figuras (vivas o muertas,
    reales o míticas) que hablan con toda autoridad de
    las bondades de la religión. ¿Cómo nos
    atrevemos los ateos a renegar de lo que nuestros padres nos
    enseñaron, de lo que dicen los sacerdotes (que
    literalmente estudiaron para ser intermediarios de Dios), de lo
    que dice un Papa, un Gran Rabino, un Swami, una Teresa de
    Calcuta, un Martin Luther King, un Mahatma Gandhi?

    La verdad es que todas estas figuras y muchas más
    han dicho cosas inspiradoras y han jugado un papel importante en
    el mundo, pero todos ellos han sido humanos, con sus propios
    prejuicios y sus propios condicionamientos, y tan falibles como
    cualquiera. Con mayor o menor tolerancia, con
    fines transparentes u ocultos, han hablado de lo que está
    bien para ellos; nada hay que nos pruebe fehacientemente que
    hayan hablado de parte de Dios, o según la voluntad de
    Dios. Tampoco las sagradas escrituras en que pueden haberse
    basado, aunque tengan parte de verdad y de utilidad y de
    sentido moral, son inspiradas por Dios, a menos que creamos lo
    que ellas mismas proclaman (lo cual es una forma de argumentar en
    círculo).

    Personalmente no creo en las instituciones
    que dicen conocer a Dios porque, si hubiera un Dios (el que no
    crea en ninguno no es un obstáculo para proponer
    hipótesis),
    Él probablemente sería una entidad muy compleja, y
    tengo la fuerte sensación de que no seríamos
    capaces de entenderLo si Lo encontrásemos. Los
    teístas generalmente están de acuerdo con esto
    último (excepto la parte condicional del final), pero sus
    autoridades tienden a olvidarse. Los clérigos y los
    teólogos hablan sobre Dios como si Él fuese un
    objeto concreto que
    han estudiado y una persona a la que han conocido
    íntimamente por años; esto estaría muy bien,
    y yo me sentiría inclinado a aceptar sus dichos, si
    pudieran al menos mostrarme pruebas de que este objeto o persona
    es real para empezar. De otra forma, todo puede ser un simple
    juego de la
    imaginación.

    Motivos para
    creer

    Mi lector creyente debe estar en este punto, y muy
    comprensiblemente, cansado de filosofía y argumentos.
    Estoy de acuerdo. No es por esto que no creo en Dios, en
    realidad. Éstas son las razones que puedo dar cuando la
    gente no entiende nada más, aunque suenen más bien
    como excusas complicadas.

    La existencia de Dios es difícil (yo diría
    imposible) de probar. Dios es una hipótesis
    increíblemente complicada. Dios no puede percibirse con
    nuestros sentidos normales salvo cuando realiza un milagro, y
    entonces no podemos saber si en realidad fue un milagro. Es
    más sencillo (más económico, se dice en
    términos científicos) suspender la creencia en
    Dios, ya que es tan difícil de probar y aparentemente tan
    difícil de entender. Por lo tanto, los ateos estamos del
    lado bueno del argumento: como ya dije antes, no necesitamos
    probar nada. Esa carga descansa sobre el creyente.

    Las explicaciones de mi descreimiento son sólo
    para clarificar, para poner las cosas en orden, y para exponerlas
    ante los que dudan y necesitan ayuda (como yo en un momento). No
    necesito ninguna de ellas, en realidad. No es que no crea en Dios
    porque haya estudiado estos complicados argumentos; ellos
    vinieron después. Así que ¿cuáles son
    mis motivos?

    No creo en Dios por la misma razón por la que no
    creo en otras cosas que la gente común no cree, como
    Papá Noel o la generación espontánea.
    Papá Noel no existe; no puede existir en nuestro
    universo, por ciertas razones. Quiero preguntarle al creyente de
    qué manera es diferente Dios que Papá Noel.
    Después de haber logrado de alguna forma refutar los
    argumentos naturales y filosóficos, todavía se
    puede decir que uno "siente" a Dios "en su corazón",
    siente que no puede dejar de existir. Pero cuando uno era un
    chico, sentía a Papá Noel en el corazón,
    tarde, en la noche de Navidad… y
    eso no significa que haya sido verdad. Simplemente era un anhelo,
    un ideal infantil. Pero el mundo es mucho más duro que
    eso.

    Esto no es blasfemia. No busques ofensa donde no se
    intenta ofender. Éstas son preguntas honestas. Yo ya las
    he respondido en lo que a mí respecta, después de
    mucho meditar. Haz lo mismo, si puedes

    Carlos Nava

    "la religión es como una escalera, nos puede
    ayudar mucho pero también si no esta bien puesta puede
    hacer que caigamos y nos lastimemos"

    La verdadera realidad de un Ateo

    Por: Carlos Nava

    ""Yo digo que ambos somos ateos. Yo simplemente creo en
    un dios menos que tú. Cuando entiendas por qué
    descartas a todos los otros posibles dioses, entenderás
    por qué yo descarto al tuyo."

     

     

    Carlos Nava

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