- Resumen
- Preocupación del estado
cubano por rescatar el patrimonio nacional - El patrimonio: potencialidades
para la educación histórica de los niños,
adolescentes y jóvenes. - Vías para lograr una
cultura de preservación del patrimonio. Experiencias en
la escuela primaria cubana. - Conclusiones
- Bibliografía
Finalizando el siglo XX y desde el mismo comienzo del
siglo XXI se advierte una necesidad urgente de preservar el
patrimonio
material y espiritual de cada pueblo frente a la oleada de
globalización neoliberal que se vive en el
mundo, que aniquila, minimiza, subestima y subvalora la historia acumulada por los
pueblos, sus tradiciones y costumbres imponiendo patrones que
nada tienen que ver nuestros países. La enseñanza
de la Historia es un importante vehículo para no olvidar
el pasado, preservar los restos en el presente e involucrar a los
niños,
adolescentes y
jóvenes en proyectos que
generan conocimientos de la heterogeneidad de aspectos
histórico – culturales y sobre todo la toma de conciencia en la
preservación de esos valores
patrimoniales. Se analiza la función
que ha estado
desempeñando la escuela primaria en el desarrollo de
una cultura de
preservación de los valores patrimoniales, en una labor
mancomunada con las instituciones
y organizaciones
culturales que existen en Cuba para la
conservación y educación
patrimonial.
El hombre es
creador de su cultura, pero también ha sido el mayor
depredador de su producción cultural; esta nefasta
acción humana ha impedido a lo largo de los siglos que las
nuevas generaciones disfruten de construcciones, monumentos,
pinturas, objetos variados de las viviendas, la vestimenta, entre
otros. Constituyen las guerras un
terrible problema histórico y con cierta fuerza en el
siglo XX, por solo citar un ejemplo, pues entre las dos guerras
mundiales, además de producirse la desaparición
física de
millones de ciudadanos, el más preciado recurso de un
país, se destruyeron bajo las bombas y la
metralla ciudades enteras, como Hiroshima y Nagasaki, y
desaparecieron también viviendas antiguas, una
impresionante gama de objetos relacionados con la vida del hombre
referida a su pasado y a su presente. No es hasta finalizada
la segunda Guerra
Mundial que el hombre toma
verdadera conciencia de los valores del patrimonio cultural como
imagen de
identidad.
En el caso de Cuba en el siglo XIX el enfrentamiento con
la metrópoli española durante las guerras de
independencia,
proceso que
duró más de treinta años, provocó la
destrucción de poblaciones, pues los insurrectos muchas
veces cuando dominaban una región y se veían
obligados por las circunstancias a marcharse de la población principal por la cercanía
de las tropas españolas, preferían reducir el
poblado a cenizas antes de permitir que fuera ocupado nuevamente
por sus enemigos, lo que trajo consecuencias para el posterior
desarrollo de esa localidad. Las Tunas, ciudad de donde provienen
los autores de este trabajo, fue quemada tres veces entre 1868 y
1898, lo que impide disfrutar en el presente, de restos
arquitectónicos de la época colonial como se da en
La Habana y Camagüey, por solo citar dos ciudades que tienen
una fuerte presencia de ese periodo.
Es innegable la coincidencia que hay de criterios acerca
del valor que
tiene la
educación ciudadana en la preservación
patrimonial y del papel
significativo que desempeña la escuela en la
materialización de este objetivo. Este
trabajo pretende revelar algunas aristas de esta
problemática desde la relación estado –
escuela, así como algunas variantes de trabajo que
desarrolla la escuela cubana contemporánea, en particular
la enseñanza primaria.
La cultura histórica se expresa en la
conciencia histórica de la humanidad. Cuando una
sociedad es
capaz de percatarse de cuál es su historia, la manera
en que las generaciones de un país o región ha
desarrollado su vida práctico-social, incluyendo el
acervo cultural resultado de la actividad material y/o
espiritual, está en condiciones de mantener y
preservar determinados valores patrimoniales: construcciones,
lugares históricos, objetos, información sobre su evolución histórica, normas,
costumbres y valores que expresan la continuidad y a su vez
la discontinuidad histórica."La historia se convierte en una necesidad social
desde el momento en que los grupos
sociales poseen – o adquieren – una conciencia
histórica a través de la cual adecuan su
presente y sitúan las esperanzas de su futuro". P.
Pagés (1983 : 73).Cuba tiene una gran riqueza cultural y patrimonial
donde se mezclan en su formación como nación elementos de la cultura
española y africana, más la influencia en mayor
o menor medida de la cultura americana y de otras
nacionalidades que se integraron al torrente nacional en un
interesante ajiaco, tal y como lo calificó el
antropólogo cubano Fernando Ortiz.Decía Miguel de Unamuno: "Que la memoria
es la base de la
personalidad individual, así como la
tradición es la base de la personalidad colectiva de un pueblo. Vivimos
en y por el recuerdo, y nuestra vida espiritual no es en el
fondo sino el esfuerzo que hacemos para que nuestros
recuerdos se perpetúen y se vuelvan esperanza, para
que nuestro pasado se vuelva futuro", citado por F. Mayor
(1997 : 42).La toma de conciencia del valor que tiene para el
fortalecimiento de una nación, la preservación
y el cuidado de su patrimonio, solo se alcanza después
de 1959 con el triunfo de la Revolución Cubana.Desde esa época el estado
cubano se dedicó a crear instituciones y
organizaciones que se ocuparían de conocer el estado
de la problemática y de buscar vías para
rescatar el patrimonio nacional, resaltando lo
autóctono en enfrentamiento con corrientes
provenientes de EEUU que trataban de imponer su modelo
cultural, aunque no lo lograron nunca.La creación de la Sección de
Patrimonio en el Ministerio de Cultura con responsabilidad directa en el estudio integral
de los valores patrimoniales de cada región de Cuba,
permitió rescatar, muchas veces desde el anonimato, la
cultura material y espiritual asociada a cada zona, lo que
generó inmediatamente la necesidad de educar a los
ciudadanos en el cuidado y conservación su
entorno.En 1977 fueron aprobadas una ley sobre la
protección de nuestro patrimonio cultural y otra
acerca de los monumentos nacionales y locales, las cuales son
ejemplos evidentes de la preocupación del estado por
la protección del patrimonio y bienes
culturales de la nación, y que van a servir para una
mejor regulación en el intercambio de materiales
y experiencias con otros países como medio de
comprensión mutua.El estado ha estado financiando las investigaciones históricas que han
posibilitado reconstruir la historia nacional y regional
desde el enfoque del materialismo
histórico, así como acometer las acciones
de preservación, conservación y
reconstrucción de aquellas zonas, edificaciones y
objetos que son parte indisoluble del devenir
histórico cubano.Con la creación del Instituto de Historia de
Cuba, así como las Comisiones Municipales de Historia,
la Unión Nacional de Historiadores de Cuba (UNIH) que
aglutina a los estudiosos de la historia y los profesores –
investigadores de la universidades, aparecen una serie de
investigaciones históricas con una rica variedad
temática que interrelaciona lo nacional y lo
local.La aparición en cada uno de los municipios
del país de un museo que atesorara los objetos,
imágenes y documentos
más importantes de la historia de esa región
fue un paso significativo para que hubiese igualdad
en la reconstrucción del pasado y su
preservación por las generaciones actuales. A lo
anterior también se une el trabajo
desplegado por otras instituciones culturales asociadas a
esta noble labor, como son las bibliotecas, que guardan una rica bibliografía, fuentes
icónicas, materiales fílmicos, entre otras; las
Casas de la Cultura que rescatan las tradiciones y costumbres
en vinculación con las manifestaciones
artísticas: literatura,
danza,
teatro,
música, artes plásticas, lo que
tiene un papel significativo en la búsqueda de la
identidad
nacional.- Preocupación
del estado cubano por rescatar el patrimonio
nacional - El patrimonio:
potencialidades para la educación histórica de
los niños, adolescentes y
jóvenes.
No hay formación de la identidad al margen de lo
que le aporta el
conocimiento de la historia a cada ciudadano, por eso
afirmamos que la conciencia histórica necesita de la
experiencia para su formación. Es lo práctico lo
que devela el protagonismo colectivo al formarse a través
de un largo proceso en que va incorporando a la memoria colectiva
todos aquellos fenómenos y hechos que ocurren en la vida
de un grupo social,
una región y un país, entre otros.
Lo importante radica en que cada pueblo tenga conciencia
del valor de preservar todo el resultado de la cultura creada.
Tal significado tiene lo anterior que C. Anta Diop (1982 : 5)
señala "que la identidad cultural de un pueblo depende de
tres factores principales: el histórico, el
lingüístico y el psicológico",
manejándolo de manera interrelacionada, pero destacando el
papel de la conciencia histórica como baluarte de defensa
de esa identidad frente a las contingencias internas o
foráneas enajenantes.
La conciencia histórica de una nación se
nutre de los propios acontecimientos históricos vividos
por ese país: qué han hecho sus habitantes al
transitar por diferentes períodos de su evolución,
cómo han resuelto sus problemas,
qué acciones han desarrollado en la conformación de
su nación, lo cual en general se erige como memoria
colectiva y como guía más directa de
actuación social por el impacto afectivo transmitido
generacionalmente.
De ahí que consideremos "la memoria
histórica como la facultad que se tiene para conservar los
acontecimientos, los fenómenos, los sentimientos, los
ideales, las normas, las costumbres y los valores
autóctonos, genuinos que caracterizan a una nación
y trasladarlos al plano de la conciencia histórica" J. I.
Reyes (1999 : 38)
Reconocemos como patrimonio cultural a aquellos bienes
que son la expresión o el testimonio de la creación
humana o de la evolución de la naturaleza, y que
tienen especial relación con la arqueología, la
historia, la literatura, la educación, el arte, la ciencia y
la cultura en general, como son los documentos y bienes
relacionados con la historia, incluidos los de la ciencia y la
técnica, así como con la vida de los forjadores de
la nacionalidad y la independencia; las especies y ejemplares
raros de la flora y la fauna; las
colecciones u objetos de interés
científico y técnico; el producto de
las excavaciones arqueológicas, los bienes de
interés artístico – tales como los objetos
originales de las artes plásticas, decorativas y aplicadas
al arte popular -, los documentos y objetos etnológicos o
folklóricos; los manuscritos raros, incunables y otros
archivos,
incluso los fotográficos, fonográficos y
cinematográficos; mapas y otros
materiales cartográficos; las partituras musicales
originales e impresas y los instrumentos
musicales; los centros históricos urbanos,
construcciones o sitios que merezcan ser conservados por su
significación cultural, histórica o social; las
tradiciones populares urbanas y rurales y las formaciones
geológicas o fisiográficas del pasado o testimonios
sobresalientes del presente, que conforman las evidencias por las
que se identifica la cultura nacional. M. Arjona
(1986)
El patrimonio de la nación se divide en dos
grandes sectores relacionados entre sí, denominados
patrimonio cultural y patrimonio natural.
La escuela tiene la tarea de la educación
integral de los ciudadanos desde las edades más tempranas,
de manera particular debe formarlos como personas que conocen y
comprenden la historia
universal, nacional y local en la misma medida en que se
relacionan con esos valores atesorados por las generaciones
anteriores.
Es imposible desarrollar una educación
histórica que se desentienda de la riqueza patrimonial que
rodea la escuela, que está en cada barrio, región o
comarca y que ha formado parte indisoluble de los que en otras
etapas han sido protagonistas del devenir histórico
social.
Los lugares históricos, no solo lo que asociamos
frecuentemente con momentos épicos de la historia y
grandes personalidades, sino también los que aportan al
conocimiento
de una época y el comportamiento
económico, político, social y cultural de una
región, sumado a los museos y otras instituciones que
cuidan de estos valores patrimoniales son una fuente
indispensable para la educación de los niños,
adolescentes y jóvenes.
Las potencialidades educativas que tiene el patrimonio
son variadas y todas apuntan a una educación integral de
los educandos:
- Posibilitan la adquisición de conocimientos
históricos de tipo fáctico, base de la
formación de conocimientos más complejos sobre
todo para niveles superiores. - Se desarrollan habilidades y dominio de
procedimientos
para localizar, procesar y exponer información
histórica, todo dentro de un enfoque
investigativo. - Se favorece la formación de determinados
valores como: la identidad, la solidaridad, la
amistad, la
responsabilidad, entre otros. - Facilita la socialización de los aprendizajes al
favorecer las relaciones alumno-alumno y alumno-materia. - En general se desarrolla el pensamiento
histórico, que se caracteriza por los siguientes
rasgos: - La descripción y el análisis de los hechos, fenómenos
y procesos
históricos ubicados en espacio y tiempo. - La capacidad para descifrar las contradicciones,
revelar las causas y consecuencias en una amalgama de elementos
económicos, políticos, sociales y culturales,
pero que se conectan entre sí e interactúan,
reflejo de una historia total. - La consideración del papel creciente de las
masas en el análisis histórico y la influencia de
lo individual. - La capacidad de percibir el carácter
objetivo de la historia, y a su vez la necesaria subjetividad
de su interpretación por parte de los
hombres. - Una concepción de historia en constante
reconstrucción que se mueve en una relación
dialéctica pasado-presente-futuro, con una tendencia al
progreso social pero con momentos de retroceso. - La capacidad para aplicar los métodos de
investigación histórica, lo que posibilita un
pensamiento reflexivo y analítico, a la vez que
preparado para comprender y respetar criterios contrapuestos
que tiendan al progreso social. J.I. Reyes (1999)
Cuando recorremos un museo o un sitio histórico o
nos acercamos a un monumento, según Rafaela Chacón
Nardi (1998:1) "estamos adquiriendo en pocos minutos y sin gran
esfuerzo interesantes conocimientos. Y por supuesto, elevamos
así nuestro nivel cultural"
En este sentido, el valor educativo-formativo que tiene
el patrimonio, es muy importante, pues acerca al escolar a la
comprensión de sus raíces culturales y del medio
social que lo rodea.
Como señala J. Estepa, C. Domínguez y J.
M. Cuenca (1998 : 327) "propiciar el encuentro de los alumnos con
el Patrimonio es abrir un camino de convergencia de la escuela
con el mundo exterior y con sus problemas, plantar cara ab las
consecuencias devastadoras de los conflictos
armados para las personas y para la pérdida de los bienes
patrimoniales"
La educación histórica en que se forman
los ciudadanos desde estos preceptos implica que adquieran una
conciencia del valor que tiene la preservación del
patrimonio, a partir de la participación colectiva pero
con la responsabilidad individual.
La preservación del patrimonio tiene entre sus
funciones
principales la de:
- Reforzar y acentuar la memoria histórica
colectiva del país. - Facilita el conocimiento de las transformaciones
ocurridas en la vida cotidiana del territorio o del
país, a través de una vía diferente a la
de los testimonios escritos. - Reconocer el valor cultural del patrimonio
celosamente guardado para las nuevas generaciones, a partir del
estudio de cada territorio en particular.
- Vías para
lograr una cultura de preservación del patrimonio.
Experiencias en la escuela primaria cubana.
La preservación del patrimonio de una
nación, una región o comarca no es una tarea que
solo involucra a las instituciones creadas con ese fin, sino que
debe extenderse a todos los ciudadanos, cuestión que
inmediatamente apunta hacia la labor educativa y formativa de la
escuela, que si bien no es la única que contribuye si es
la que tiene el papel rector a partir de que cuenta con la
preparación y el personal
capacitado.
Estos lugares protegidos por el estado, aparte de su
simbolismo histórico, poseen en mayor o menor medida,
también un valor de mercado: de por
sí atraen a visitantes (hasta el punto de poner a veces en
peligro su valor patrimonial en algunos países) y se han
convertido en lugares privilegiados del sistema
turístico nacional y en algunos casos
internacional.
Vías para lograr una cultura de
preservación del patrimonio:
- Acercamiento sistemático de los escolares a
los lugares con valor patrimonial. - Conocimiento de las tareas que realizan los
investigadores, restauradores y conservadores para preservar el
patrimonio histórico. - Utilización del patrimonio como una fuente
básica curricular para el aprendizaje
escolar. - Vinculación de las instituciones y lugares
históricos a la labor formativa de la
escuela.
La relación de las instituciones y organizaciones
responsabilizadas con la preservación del patrimonio y la
escuela cubana ha venido fortaleciéndose paulatinamente
con acciones integradas que propician la cultura de
preservación patrimonial como parte de la cultura general
integral que fomenta la sociedad cubana.
En esta estrategia de
integración ha sido priorizada la escuela
primaria, pues es en este nivel de enseñanza donde se
inician y comienzan a sistematizarse elementos básicos de
la futura conducta
ciudadana, aprovechando la natural curiocidad de los niños
para aumentar su cultura histórica, preservar, conservar y
cuidar el patrimonio cultural.
La escuela primaria cubana ha aprovechado el entorno
patrimonial local, nacional y universal para alcanzar los fines
curriculares, desde el protagonismo de los niños en el
aprendizaje.
Entre las vías que la escuela primaria cubana ha
estado utilizando se encuentran:
- Inserción de los valores patrimoniales en el
contenido de las asignaturas de los dos ciclos que cuenta la
escuela primaria. En especial, las asignaturas de Lengua
Española, El Mundo en que Vivimos, Historia de Cuba.
Geografía de Cuba, Ciencias
Naturales, Educación Cívica, Informática, Educación
Física y Educación Artística. MINED
(1993) - Creación de círculos de interés
en estrecha relación con las instituciones culturales
encargadas de la conservación y educación
patrimonial. - Realización de actividades curriculares en
museos y lugares históricos, con la presencia o no de
los maestros. Esto significa la realización de clases
aprovechando los objetos que atesora el museo, indicarle tareas
independientes a los niños que implica la
búsqueda de información en estas instituciones
sin la presencia del maestro. - El aula en el Museo , que posibilita el contacto
directo de los niños con los objetos museables y las
actividades culturales comunitarias que generan estas
instituciones. - Vinculación de la escuela primaria a lugares
históricos donde se encuentran monumentos, tarjas que
recuerdan hechos históricos, entre otros. Este tipo de
actividad cumple variadas funciones educativas que impactan en
la formación integral de los niños, pues ellos
limpian, pintan y en general conservan esos lugares, que
propicia un ambiente
adecuado y respetuoso para recordar lo sucedido allí lo
que repercute favorablemente en la educación patrimonial
de esa comunidad y en
la búsqueda de la identidad. - Excursiones a lugares con valor patrimonial fuera de
la localidad. - Convocatorias de concursos de literatura, artes
plásticas y música cuyo tema central se asocia al
patrimonio local, nacional e internacional. - Inserción de las escuelas primarias en los
proyectos comunitarios referidos a la preservación y
educación patrimonial, lo que favorece la
interacción de la escuela, la familia y
la comunidad en la educación de los niños y de
los propios adultos.
Sin dudas estas actividades educativas han impactado en
la formación de los niños primarios que se
manifiesta en:
- Un mayor conocimiento sobre el patrimonio local y
nacional. - Desarrollo de habilidades investigativas.
- Una mayor sensibilidad por la conservación,
restauración y divulgación de los valores
patrimoniales comunitarios. - Conciencia del papel activo que desempeñan en
la conservación de su entorno natural y
cultural. - El uso de términos
técnico-artístico y el enriquecimiento del
vocabulario histórico. - La motivación hacia el aprendizaje de la
cultura local y nacional.
La escuela primaria cubana ha venido asumiendo un papel
protagónico en la educación de los niños,
aprovechando las potenciales de la cultura patrimonial que rodean
a estos centros. Para cumplir estos fines la escuela ha tenido
que estrechar los lazos de trabajo con las instituciones y
organizaciones que se encargan de conservar, restaurar, preservar
y educar en los valores patrimoniales, y en esta
integración se van alcanzando resultados favorables en la
formación ciudadana.
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REYES, J.I (1999) La historia familiar y comunitaria
como vía para el aprendizaje de la historia nacional y de
la vinculación del alumno de secundaria básica con
su contexto social. Tesis
doctoral. ISP Pepito Tey, Las Tunas.
José Ignacio Reyes
González,
Doctor en Ciencias Pedagógicas,
especialista en Didáctica de la Historia y las Ciencias
Sociales, con más de veinte años en la docencia, 15
de ellos en la universidad,
más de 40 cursos de
postgrados en diferentes temáticas de la educación,
varias investigaciones relacionadas con el aprendizaje de los
adolescentes, en particular en la enseñanza de la
Historia, docencia postgraduada en varias universidades de Cuba,
y en el extranjero: Argentina,
España
y Perú; tiene publicado varios artículos en
revistas cubanas e internacionales. Es Asesor de la
Vicerrectoría Docente de la Universidad Pedagógica
"Pepito Tey", Las Tunas, Cuba
Frank Arteaga Pupo,
Doctor en Ciencias Pedagógicas,
especialista en Didáctica de la Historia y las Ciencias
Sociales, Historia de Cuba y Vida y obra de José
Martí. Lleva más de 20 años en la docencia
universitaria, variadas investigaciones, ha publicado varios
artículos en revistas cubanas e internacionales. Ha
impartido docencia en Cuba y en el extranjero: Venezuela y
Ecuador. Es Jefe
de departamento de Humanidades de la Facultad de Secundaria
Básica de la Universidad Pedagógica "Pepito Tey",
Las Tunas, Cuba
Angel Felipe Jevey Vázquez,
Licenciado en Educación, especialidad
Educación Primaria. Título de Oro de su
graduación en el 2001, con el trabajo la historia personal
y familiar en la escuela primaria. Profesor de Historia de Cuba y
su Didáctica de la Universidad Pedagógica, Pepito
Tey, Las Tunas. Actualmente realiza su doctorado en "La
formación de nociones temporales en niños de la
escuela primaria", bajo la dirección del Dr. José Ignacio
Reyes.
Este trabajo fue presentado en el XV Simposio
Internacional de Didáctica de las Ciencias Sociales
celebrado en Cuenca, España en abril del 2003 y consta en
el libro de sus
memorias.