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Antecedentes y perspectivas del trabajo independiente en las universidades pedagógicas




Enviado por joseignacio



    Indice
    1.
    Introducción

    2. Desarrollo
    3. La propuesta
    4. Conclusiones
    5. Bibliografía

    1.
    Introducción

    La diversidad de criterios acerca de cómo dirigir
    el proceso de
    enseñanza-aprendizaje en la
    Educación
    Superior con la perspectiva de lograr modos de
    actuación que se caractericen por la independencia
    y creatividad en
    la toma de
    decisiones, la solución de problemas
    docentes y paradocentes propios de nuestra época, es
    motivo de obligada reflexión para la mayor parte del
    profesorado de este nivel.

    Uno de los problemas que tradicionalmente se ha
    configurado como regularidad en nuestra Universidad y
    carrera es el relacionado con el pobre trabajo de
    profundización epistemológica, holística y
    didáctica de los contenidos curriculares
    que es necesario emprender como parte del proceso constante de
    perfeccionamiento de la dirección del aprendizaje y la
    estimulación de la independencia cognoscitiva de los
    estudiantes de este nivel.

    En una primera etapa del trabajo de investigación me dediqué a analizar
    la evolución que había tenido el trabajo
    independiente como resultado de la dirección del proceso
    de enseñanza-aprendizaje y qué causas y/o factores
    ensombrecían su despliegue.

    A partir de un registro inicial
    y de acuerdo con la experiencia alcanzada en la dirección
    del aprendizaje y el trabajo metodológico,
    determiné los problemas que se dan como regularidad en
    cada etapa de la evolución del perfeccionamiento de los
    planes y programas de
    estudio de las Universidades pedagógicas. Esto lo
    sistematicé con la información obtenida de fuentes
    diversas como el trabajo científico-estudiantil en todas
    sus modalidades, sesiones de trabajo de los colectivos de
    año, la docencia directa con mis estudiantes, las
    observaciones de actividades docentes, consultas programadas,
    entrenamientos metodológicos y entrevistas
    grupales e individuales con docentes y estudiantes.

    El estudio anterior reveló insuficiencias en la
    determinación, orientación, ejecución y
    control del
    trabajo independiente y que las acciones para
    la determinación y orientación no son
    trascendentes, ni estimulan que se gesten y solucionen las
    contradicciones dirigidas a superar los niveles de dependencia de
    los estudiantes arraigados por la fuerza de la
    tradición.

    Otro elemento que evidencia la inconsistencia en la
    promoción del trabajo independiente es lo
    relativo a que en las acciones de ejecución (donde
    mayoritariamente interviene el estudiante) no se ha logrado que
    los profesores los enseñen a ser reflexivos en cada
    respuesta, a pensar de forma crítica, divergente y
    creadora, a que mediten sobre sus posibilidades reales o no para
    el éxito
    de su aprendizaje y que se autoevalúen en cada fase o
    etapa de su accionar. Es decir, la necesidad de contribuir al
    desarrollo de
    su metacognición.

    En el control, que como regularidad ha estado plagado
    de autoritarismo, se manifiesta la tendencia en algunos
    profesores de dar mucho crédito
    a un resultado fáctico, muy dependiente de lo
    cuantitativo, donde lo competitivo del valor
    numérico predominaba sobre cualquier análisis cualitativo alcanzado, determinado
    por la fragmentación arbitraria de los diferentes momentos
    del aprendizaje.

    En suma, la dirección del aprendizaje se
    sustentaba en una Didáctica despersonalizada,
    descontextualizada y predictiva con resultados forzosamente
    predeterminados desde la posición del profesor.

    2.
    Desarrollo

    Los problemas, que desde un inicio se manifestaban en la
    dirección del proceso de enseñanza-aprendizaje,
    estaban relacionados con la necesidad de lograr que los
    estudiantes tuvieran más iniciativa en la solución
    de tareas docentes, que de forma independiente fueran capaces de
    buscar alternativas propias en el proceso de su ejecución,
    y que cada postulado teórico estudiado redundara en el
    perfeccionamiento de las actividades de la práctica
    laboral.

    Eran evidentes procederes homogéneos en cuanto al
    estudio de la bibliografía consultada, en las
    valoraciones de estos análisis predominaban criterios
    centralizados sobre los contextualizados. En cuanto a las
    actividades prácticas existía una marcada tendencia
    a la fragmentación de tareas por equipos a partir de la
    bibliografía, dando pocas posibilidades al debate abierto
    y socializado de un tema actual de corte científico o de
    cultura
    general.

    En este sentido, la orientación de las fuentes de
    información para el estudio independiente se centraba
    básicamente en los textos de la asignatura, o sea,
    materiales de
    corte académico con la consabida sobrecarga teórica
    que esto generaba en las actividades docentes para los
    estudiantes.

    Uno de los problemas que generalmente se ha configurado
    como regularidad, es la insuficiente preparación con que
    ingresan los estudiantes de la escuela media al
    nivel superior, en este caso a las Universidades
    Pedagógicas.

    El trabajo de diagnóstico inicial que se emprende con
    estos estudiantes ha demostrado que son significativas las deudas
    que en formación todavía tienen con el nivel
    precedente, en este sentido se destacan las dificultades con la
    lengua
    materna, tanto oral como escrita, con el cálculo
    matemático, marcadas insuficiencias para integrar en
    resúmenes el texto
    leído, agudas limitaciones de formación y
    apropiación cultural general, no tienen habilidades para
    estudiar ni resolver las tareas orientadas por el profesor, no
    son capaces de comprender las ventajas de la combinación
    del estudio individual y colectivo, además no están
    preparados para solicitar niveles de ayuda, no hacen preguntas,
    tanto al profesor como a sus compañeros de aula de acuerdo
    con sus necesidades más apremiantes de
    aprendizaje.

    En el tratamiento de los problemas antes identificados
    ha prevalecido una concepción de naturaleza
    más práctica que teórico-práctica, o
    sea, no se ha sido consecuente con la determinación de las
    causas reales que los originan ni se ha hecho un estudio profundo
    de qué métodos
    emplear para su solución.

    En este sentido, no se ha logrado ubicar al estudiante
    ante la necesidad de buscar independientemente la solución
    de cada tarea propuesta, que reconozca cuáles son sus
    errores y las causas que los originan como una etapa insoslayable
    en el proceso de aprendizaje, que considere además,
    cómo reorientarse para enmendarlos. No se han aprovechado
    lo suficiente las posibilidades de la clase y el trabajo en el
    aula para la solución de tareas con carácter
    independiente. Además, todo el trabajo desarrollado sobre
    la base del diagnóstico se ha hecho, esencialmente para
    solucionar o contrarrestar las dificultades, no para identificar
    ni darle seguimiento a las potencialidades.

    Aunque se han propuesto estrategias
    metodológicas dirigidas a optimizar el trabajo
    independiente de los estudiantes no se han alcanzado los niveles
    deseados, y no siempre la atención a la orientación y el
    control del trabajo independiente tienen la atención que
    merecen dentro del colectivo pedagógico, en muchos casos
    no se declara de forma precisa qué acciones debe seguir el
    estudiante en el trabajo con las fuentes, qué
    métodos y técnicas
    implementar y cómo integrar cualitativamente los
    resultados de la búsqueda.

    Estos aspectos y los que inicialmente declaro en la
    introducción, condicionaron mis reflexiones
    hacia lo siguiente:

    • ¿Están consciente todos los factores
      implicados en la dirección de la
      enseñanza-aprendizaje que la necesidad de las
      transformaciones al respecto requieren un cambio de
      actitud?.
    • ¿Manifiestan nuestros estudiantes la necesaria
      y suficiente independencia en sus modos de actuación
      dentro y fuera del aula?.
    • ¿Promueven sistemáticamente los
      profesores de la carrera la reflexión de los estudiantes
      sobre las actividades que desarrollan en la práctica
      laboral?.
    • ¿Facilitan los profesores la
      implementación de procedimientos
      para potenciar el crecimiento personal de los
      estudiantes?.

    La necesidad de formar un egresado capaz de enfrentar
    los retos del cambio en la dirección del proceso de
    enseñanza-aprendizaje, abrió el camino a las
    modalidades de perfeccionamiento por las que ha transitado el
    curriculum de
    las Universidades Pedagógicas cubanas. Aunque estos
    cambios han transformado hacia lo positivo la problemática
    objeto de investigación, se manifiestan aún en el
    quehacer pedagógico insuficiencias que obstaculizan el
    salto hacia los niveles de independencia deseados por parte de
    los estudiantes.

    Fomentar la independencia cognoscitiva en la
    dirección del aprendizaje es una tarea extremadamente
    difícil, sobre todo cuando se enfrenta en tiempos de
    cambio. Así, es necesario, que todos los sujetos
    reflexionen sobre la necesidad del cambio de actitud, que la
    interacción y reconocimiento del otro acreciente la
    voluntad de cada uno a ser vulnerable a lo que se aprende y
    compartir lo aprendido en aras de lograr modos de
    actuación que se correspondan con las necesidades del
    cambio y que a su vez continúen
    estimulándolo.

    La observación sistemática de algunas
    actividades docentes, colectivos de años, la
    interactuación con los estudiantes y profesores a
    través de diferentes formas, me orientaron a considerar
    que una de las dificultades que con mayor fuerza prevalece es la
    insuficiente orientación del trabajo independiente a los
    estudiantes, que generalmente se hace a partir de órdenes
    para la búsqueda bibliográfica de cualquier
    contenido; en este sentido la mayoría de los docentes no
    tenían en cuenta las regularidades del diagnóstico,
    lo que se evidenciaba en las formas unilaterales de emprender el
    control. Además, en la generalidad de los casos, el
    contenido del trabajo independiente se limita únicamente
    al que han recibido los estudiantes y que aparece declarado en
    los programas de asignaturas.

    La consulta y estudio bibliográfico realizado me
    condujeron a fundamentar desde una perspectiva filosófica
    y psicológica el problema objeto de investigación,
    por lo que reconozco, que el proceso formativo (entiéndase
    instructivo y educativo) de los futuros profesionales está
    condicionado por las mismas características del resto de las
    actividades humanas. Las contradicciones que en él se
    manifiestan son inherentes a la relación maestro-alumno,
    alumno-alumno, alumno-familia,
    alumno-comunidad,
    materia-alumno
    y al no ser ajenas a la voluntad de los sujetos implicados en el
    proceso, es necesario su estudio y profundización en el
    siguiente epígrafe.

    Algunas consideraciones teóricas desde una
    perspectiva filosófica, y psicológica de la
    actividad cognoscitiva independiente.

    La escuela cubana, como fuente inagotable de
    experiencias en la formación de las nuevas generaciones,
    enfrenta los retos de una época que evoluciona bajo la
    égida de la Revolución
    Científico Técnica y las Nuevas
    Tecnologías de la Información y la
    Comunicación, de ahí la necesidad de renovar,
    constantemente, métodos y estilos de trabajo que
    estén dirigidos a lograr transformaciones duraderas en
    todos los niveles de enseñanza.

    Una connotación muy especial tiene esta
    problemática para las Universidades Pedagógicas que
    tienen como encargo social formar en las nuevas generaciones
    modos de actuación permeados de las potencialidades
    educativas necesarias para hacer más eficiente el aprendizaje,
    no solo desde la posición del profesor sino a partir de su
    incorporación e interacción con el resto de los
    sujetos en este complejo proceso.

    El estudio de la actividad cognoscitiva independiente de
    los alumnos y posteriormente el trabajo independiente, declarado
    como método,
    criterio con el que coinciden (y asumo) todos los autores cubanos
    y extranjeros contemporáneos estudiados, ha sido abordado
    por sabios y filósofos desde la Antigüedad, la
    Edad Media,
    Modernidad y
    hasta nuestros días; entre los más significativos
    se encuentran: Arquímides (230 a.n.e), Sócrates
    (380 a.n.e), Platón y
    Aristóteles (300 a.n.e).

    En la Edad Media: M. Montaigne (1580), T. Moro (1500) y
    T. Campanella (1602).

    En la época Moderna: J.A. Comenio (1645), J.J.
    Rousseau
    (1770), J.E. Pestalozzi (1800), J.F. Herbart (1806), D. Ushinski
    (1890), L.N. Tolstoi (1895).

    En la época Contemporánea: N.K. Krupskaia
    (1926), A.V. Lunacharski (1928), P.D. Blonski (1928), S.T.
    Shatski (1926), M.S. Pistrak (1928) y A.P. Pinkievich
    (1929).

    En Cuba, J. A.
    Caballero (1790), F. Varela (1829), J. L. Caballero (1850), E. J.
    Varona (1896), M. Valdés Rodríguez (1896) J.
    Martí (1880).

    En los años comprendidos entre 1902 y 1958 se
    destacan pedagogos como A. Aguayo; D. González; D. M.
    Escalona; L. Martínez; R. Guerra; entre
    otros, los que valoraban la importancia de la educación
    autónoma, destacando que el niño es agente de su
    propia educación y que debe participar en ella de
    modo activo.

    Después de 1959, además de la vigencia de
    los trabajos de D. González y D. M. Escalona, se destacan:
    C. Rojas, (1982); G. Valdivia, (1988); A. Labarrere, (1996,
    1998); P. Rico (1996); J. López, (1990) y J. M. Lois,
    (1980); M. Conde, (1999); J. Aparicio, 1999); C. A. de Zayas,
    (1998); C .R. Ochoa, (1999); entre otros.

    Es de destacar que K.D. Ushinski, tuvo la
    primacía (junto a otros pedagogos progresistas de la
    segunda mitad del siglo XIX y principios del
    XX) de aproximarse a revelar algunos aspectos de la actividad del
    alumno en el estudio, y en correspondencia con ello los
    procedimientos de la enseñanza utilizados con el objetivo de
    promover la actividad cognoscitiva independiente y de ofrecerles
    una fundamentación filosófica, psicológica,
    fisiológica y didáctica a esta problemática.
    Ya en este período, los pedagogos de referencia,
    sustentaban el criterio de que el
    conocimiento tiene una génesis dialéctica,
    siendo esta la causa fundamental de su contraposición a
    los principios inconsistentes de concepciones pedagógicas
    imperantes por la fuerza de la tradición.

    En la década del veinte y principios de los
    años treinta se hicieron esfuerzos revelar la esencia del
    trabajo independiente y de la independencia como rasgo de
    la
    personalidad, de declarar un sistema de
    acciones para la ejecución de diferentes tareas: desde
    elegir los procedimientos hasta los resultados de la actividad,
    quedándose en lo fundamental a un nivel organizativo tanto
    en lo interno como en lo externo. Sin embargo, no se
    planteó la cuestión del desarrollo de las
    habilidades del alumno y su carácter procedimental para
    formular y solucionar independientemente las tareas cognoscitivas
    sobre la base de la orientación, la ejecución y el
    control como componentes de la actividad de
    aprendizaje.

    El problema de la independencia cognoscitiva y el
    trabajo independiente en la escuela cubana ha evolucionado bajo
    la influencia de diferentes paradigmas
    educativos que caracterizaron el proceso de
    enseñanza-aprendizaje en un determinado contexto
    histórico-concreto.

    Así, aparece la Escuela Tradicional que surge en
    el XVII en Europa y alcanza
    su mayor auge en los siglos XVIII y XIX en América
    Latina. Las manifestaciones más evidentes de este
    paradigma
    encontraron resistencia en
    las concepciones filosóficas y pedagógicas de la
    segunda mitad del siglo XVIII y el esplendoroso siglo XIX
    cubano.

    Entre los aportes más significativos se
    encuentran los del presbítero cubano José
    Agustín Caballero (1762-1835), que en su Filosofía
    Electiva declara la importancia de preservar una cultura criolla
    que distinga la conciencia
    cubana; estas enseñanzas las materializó desde el
    Seminario de
    San Carlos (1785-1804). Sus concepciones pedagógicas son
    el reflejo de un siglo plagado de acontecimientos
    históricos, marcado por la influencia del pensamiento
    moderno europeo. En su obra sintetizó magistralmente las
    ideas de F. Bacon (156 -1626) sobre la crítica al
    aristotelismo y la escolástica y admite la importancia del
    conocimiento
    científico experimental.

    La labor reformadora del padre Caballero fue decisiva en
    la ruptura de esquemas metodológicos y pedagógicos
    dirigidos a la transmisión de conocimientos, lo que se
    expresa de forma diáfana y directa en su oratoria y
    escritos pedagógicos.

    El presbítero Félix Varela y Morales
    (1788-1853) contribuyó con sus valiosos aportes a las
    modificaciones de la enseñanza de la época.
    Insistió en la necesidad de la socialización entre todos los que
    enseñan y aprenden, que estos no son más que
    compañeros, con la intención de que este proceso
    fluya sin fuerzas, imposiciones y tensiones, que sientan la
    necesidad de la orientación de las materias de
    enseñanza y que se traduzca en preparación y
    aprendizaje para los implicados. Considera, que desde la clase se
    deben proporcionar a los alumnos los instrumentos que le permitan
    llegar por sí solos a la verdad. Abrazando esta idea crea
    su propio laboratorio
    para enseñar Física y Química.

    Con la aparición de la Escuela Nueva, (J. Dewey,
    1859-1952) el paradigma anterior recibe una contundente
    crítica, debido a que reconoce al educando como sujeto
    activo en la enseñanza y considera a la educación
    como un proceso social que asegura su propio
    desarrollo.

    Aunque este modelo declara
    una evidente renovación metodológica, tuvo
    limitaciones relacionadas con el espontaneísmo en la
    enseñanza y la falta de rigor en la orientación y
    control de las acciones del alumno, por lo que el aprendizaje iba
    en detrimento de la independencia cognoscitiva.

    Estas tendencias pedagógicas influyeron
    significativamente en el contexto social cubano de la
    época, manifiestas en las obras de J. L. Caballero
    (1800-1862) E. J. Varona (1849-1933) y M. Valdés
    Rodríguez (1849-1914).

    En el sistema de relaciones sociales donde el hombre
    (ambos sexos) emerge como centro y catalizador de todos los
    niveles de interactuación, se corrobora que la
    educación como proceso está condicionada por las
    mismas características del resto de las actividades
    humanas. Es en la actividad, donde los sujetos interactúan
    entre sí, manifiestan sus potencialidades e intenciones,
    reconocen a los demás, los valoran y se autovaloran de
    acuerdo con los criterios que el otro yo emite sobre su propia
    existencia.

    Algunas reflexiones filosóficas y
    psicodidácticas necesarias sobre el término
    actividad en la dirección del trabajo independiente
    de los estudiantes.

    En el complejo proceso de dirección de la
    actividad cognoscitiva se revela su carácter mediatizador,
    dado en los fundamentos filosóficos inherentes a la
    relación sujeto-objeto que tiene como base a la actividad
    práctica.

    Es a partir de esta concepción que se penetra en
    la estructura de
    la actividad, desentrañando el verdadero sujeto
    histórico-práctico en las transformaciones
    sociales, así, el marxismo, por
    primera vez en la historia de la
    filosofía dio una solución verdaderamente
    científica al problema de la relación
    sujeto-objeto, superando postulados naturalistas e idealistas
    precedentes.

    La comprensión científica de la actividad
    constituyó un proceso determinante en la formación
    de nuevos horizontes teórico-metodológicos para la
    comprensión del hombre y la
    sociedad. Las
    transformaciones sociales, entendidas como devenir social, son un
    proceso y resultado de la propia actividad humana, como
    expresión manifiesta de su práctica
    social.

    La actividad humana se manifiesta como una síntesis
    de la relación sujeto –objeto en la que lo ideal se
    materializa y lo material se idealiza, lo que se integra a manera
    de sistema en tres momentos o dimensiones de la práctica
    social: la actividad práctica, la actividad
    gnoseológica y la actividad valorativa. En el proceso de
    la práctica social estas dimensiones se integran y
    complementan; cobra fuerza el carácter transformador del
    hombre en función de
    la satisfacción de sus necesidades. En este sentido la
    trilogía práctica-valor-conocimiento
    constituyen momentos inseparables de la actividad, son aspectos
    de un todo único que solo se aíslan mediante la
    abstracción.

    La fundamentación del término actividad a
    partir de sus aspectos esenciales y antecedentes ha sido
    insuficientemente tratado en la dirección del proceso de
    enseñanza-aprendizaje, la experiencia de maestros y
    profesores quienes generalmente la han identificado con las
    relaciones
    interpersonales en el proceso, no han rebasado el marco de lo
    descriptivo en el comportamiento
    de los estudiantes y el inventario de
    deficiencias relacionado con la asimilación de
    conocimientos, sin identificar adecuadamente causas de las
    dificultades, ni declarar una intervención
    estratégica dirigida a transformarlas.

    El estudio de la actividad es una necesidad
    metodológica para el desarrollo de investigaciones
    didácticas, en las que el contenido, como una de sus
    categorías esenciales, no debe concebirse
    únicamente como sistema de conocimientos, habilidades y
    normas de
    valoración, sino que esté dirigido a revelar
    cuáles son las posibilidades que brinda para la
    orientación del estudiante en su actividad, donde hay
    metas y propósitos, en función de qué
    necesita aprender y cómo va a proceder.

    En este sentido al concepto
    actividad le es inherente una determinada carga teórica y
    metodológica y puede ser interpretado a partir de su
    manifestación en la dinámica del proceso de
    enseñanza-aprendizaje, donde se concreta cómo se
    implican los sujetos comprometidos en función de lograr el
    tránsito de la dependencia a la independencia, del
    enseñar a aprender al aprender a aprender en el proceso de
    adquisición de los conocimientos.

    Una adecuada concepción de la actividad y las
    condiciones en que esta se desarrolla son determinantes en la
    anticipación de los resultados del proceso de
    enseñanza-aprendizaje, de ahí que sea. "..complejo,
    multifactorial, de múltiples interacciones, donde las
    condiciones son definitivamente las que favorecen o dificultan el
    propio proceso y el resultado. Existen múltiples
    alternativas que deben analizarse en función de los
    resultados esperados y así activar los procesos
    necesarios para alcanzarlos." (3, 1). En este sentido comparto el
    criterio de referencia de la Dra F. Addine, al abordar la
    importancia de las condiciones en las que se desarrolla el
    aprendizaje para el logro de la relación dinámica
    que debe existir entre proceso y resultado, y en correspondencia
    con ello, potenciar cuantas acciones sean necesarias para
    alcanzar los propósitos previamente fijados.

    La primacía en los antecedentes del estudio del
    término actividad corresponde a la ciencia
    filosófica por la necesidad de justificar en el plano
    ontológico y de los objetos, la correlación y nexos
    que se manifiestan en el proceso de pensamiento, dado su propio
    carácter heterogéneo y multilateral, donde
    mediatizan sus funciones todos
    los procesos psíquicos cognoscitivos.

    Entre los años veinte y la segunda mitad de los
    cuarenta se destacan los trabajos de S. L. Rubinstein, dirigidos
    a investigar y fundamentar una amplia gama de problemas
    filosóficos inherentes a la psicología,
    relacionados básicamente con los procesos cognoscitivos
    como parte de la esfera ejecutora instrumental.

    Uno de los postulados más importantes de la
    psicología científica que fundamenta la
    comprensión de la naturaleza de lo psíquico, es la
    unidad de la conciencia y la actividad. Este principio sostiene
    que el hombre y su psiquis no solo se manifiestan, sino que se
    forman en la actividad, inicialmente en la actividad
    práctica, mencionado por S.L. Rubinstein en Problemas de
    la Psicología en los trabajos de C. Marx. (1934).
    Luego este autor le dio seguimiento a este principio en toda su
    obra.

    Con una clara y renovadora concepción
    filosófica en sus trabajos, Rubinstein declara que la
    actividad se configura como unidad de finalidades del sujeto y de
    aquellos motivos de los que parte la actividad. En este criterio
    se fundamenta el marcado carácter metodológico que
    adquiere el término actividad en la orientación y
    desarrollo de la personalidad,
    o sea, si se tienen en cuenta las finalidades, intenciones,
    propósitos, direcciones que anticipadamente marcan el
    alcance de la actividad humana hacia la transformación de
    las condiciones y su autotransformación como ser social,
    en virtud de los tipos de actividad donde mayormente se
    desempeña.

    La anticipación o previsión en la
    actividad no es absolutamente exacta. En el carácter
    orientador de las acciones se expresa la forma específica
    para regular la actividad, de anticipar y planificar los
    resultados en forma de objetivos.
    Esto nos revela un significativo valor metodológico para
    la orientación, ejecución y control del trabajo
    independiente de los estudiantes.

    En las reflexiones precedentes queda claro que el
    término actividad, independientemente de su marcado
    nivel teórico-metodológico, está
    indisolublemente vinculado a la relación teoría-práctica; de ella se nutre y
    a modo de retroalimentación la perfecciona. Es en
    este interaccionar donde se materializa la acción
    transformadora del hombre en la sociedad en general y del maestro
    en la escuela en particular, se persiguen nuevos
    propósitos de transformación de la actividad
    cognoscitiva, surgen nuevos problemas, necesidades y tareas a
    resolver que constantemente cuestionan los conocimientos
    precedentes: es esta orientación la que agudiza la
    contradicción entre los saberes previos, ya construidos y
    los nuevos por adquirir. Estas valoraciones me orientan hacia un
    análisis más contextualizado de la actividad
    cognoscitiva independiente de los estudiantes.

    Como una de las concepciones filosóficas de la
    actividad, los referentes antes analizado tienen sobrada
    importancia, no solo para la Psicología, sino para la
    didáctica, en lo referente a la dirección de la
    actividad cognoscitiva independiente " como proceso interactivo,
    a partir del cual los sujetos que aprenden, apropiándose
    de un sistema de métodos, procedimientos de
    enseñanza-aprendizaje y normas de valoración
    orientados por el profesor, resuelven las tareas docentes dentro
    o fuera de la clase. ( El autor).

    Por otra parte asumo los criterios del Capítulo
    10 del libro de
    Didáctica (2001), del Colectivo de Autores del ISP
    "Enrique José Varona", liderado por la Dra Fátima
    Addine F; donde se plantea que la actividad independiente se
    refiere a la medida en que las acciones planificadas por el
    maestro para ser realizadas por el alumno promueven en este
    último el desarrollo de las habilidades, los
    conocimientos, actitudes y
    cualidades para aprender y actuar con autonomía", lo que
    en modo alguno presupone que cada estudiante actúe por
    sí solo.

    La segunda definición me libera de adoptar una
    postura unilateral en cuanto a la preponderancia de lo
    cognoscitivo en la dirección del proceso de
    enseñanza-aprendizaje y me induce a ser consecuente con
    una visión más integradora de la dinámica de
    sus componentes.

    El estudio y profundización en estos postulados
    teóricos propician la instrumentación de un análisis
    didáctico de la interrelación e interdependencia
    del pensamiento y del conocimiento en la actividad
    práctica, la evolución en el proceso docente de
    categorías relativas a la teoría científica
    de la actividad: la actividad, el objetivo, el objeto, los
    medios y el
    resultado que se manifiestan intrínsecamente en dicho
    proceso.

    La actividad psíquica de la personalidad
    constituye un componente obligatorio de cualquier actividad
    concreta, tanto de la teórica como de la práctica,
    ambas están permeadas de la acción humana, en ellas
    se manifiestan los matices de lo individual, lo
    personológico, un complejo "… sistema de formaciones y
    subsistemas psicológicos estrechamente relacionados entre
    sí, donde los contenidos y su expresión funcional
    se manifiestan simultáneamente en múltiples y
    disímiles formas, teniendo sentidos psicológicos
    diferentes." (F. González Rey. 1999)

    Por otra parte, aunque el trabajo constituye una de las
    formas específicamente humana de actividad, el
    análisis de esta categoría nos da la medida de la
    implicación del sujeto, de sus manifestaciones
    psicológicas respecto a aceptación o rechazo,
    qué aporte de carácter cualitativo se tributan como
    manifestación sociológica y qué limitaciones
    caracterizan esta configuración subjetiva.

    En el proceso de interrelaciones sociales propio de la
    actividad, mediadas por la implicación de los sujetos, se
    da la contradicción dialéctica entre lo interno y
    lo externo, o sea, el proceso de asimilación de las
    influencias del medio a partir de las particularidades
    individuales y de la expresión de lo interno a
    través de la socialización de los
    sujetos.

    El problema de la fundamentación
    psicológica de la actividad tiene sus antecedentes en la
    segunda mitad de los años veinte y principios de la
    década del treinta, su continuidad se materializó a
    través de los trabajos relacionados con la
    elaboración del enfoque histórico para estudiar el
    principio psíquico de la unidad de la conciencia y la
    actividad y su fundamentación por L.S. Vigotski. S.L.
    Rubinstein, A.N. Leontiev, A.A. Smirnov, A.R. Luria, P. Ya.
    Galperin, entre otros.

    Desde la concepción de la escuela
    histórico cultural de Vigotski, (fundamento teórico
    y metodológico que asumo) todo proceso de aprendizaje
    presupone una necesaria transferencia de responsabilidad con relación a los
    propósitos más mediatos de la tarea planteada, es
    en este despliegue de acciones donde se pueden constatar las
    potencialidades de aprendizaje del sujeto a través del
    estudio de la zona de desarrollo actual (ZDA) y cuáles son
    las perspectivas con la profundización en la zona de
    desarrollo próximo (ZDP), aquí es necesario
    diferenciar la existencia de dos niveles: uno inferior,
    determinado por el nivel de desarrollo potencial, que revela las
    potencialidades del sujeto para aprender, enfrentarse a las
    nuevas exigencias y el otro estadio, cuando puede trabajar por si
    solo, también denominado nivel de desarrollo real: que no
    es más que el nivel de logro, el desarrollo ya alcanzado
    por el estudiante. La distancia entre estos dos niveles
    evolutivos de desarrollo es a lo que Vigotski denominó
    Zona de desarrollo próximo, que de ser entendido
    metodológicamente por los profesores de este nivel como
    agudización de las contradicciones y continuidad del
    proceso de aprendizaje, permitirá el tránsito de lo
    potencial al desarrollo real del estudiante.

    El análisis de estos fundamentos me conducen a
    reflexionar sobre la siguiente interrogante: ¿Existen
    estudiantes que no están aptos para aprender?
    ¿Promueve el profesor la igualdad de
    oportunidades desde la propia clase? Por lo que se infiere, que
    la mayor parte de las insuficiencias en el trabajo y aprendizaje
    independiente de nuestros estudiantes están dadas por
    dificultades de carácter metodológico, a las que el
    profesor de este nivel debe brindarle especial
    atención.

    En las obras de Vigotski se ponen de manifiesto
    cuáles son los mecanismos del proceso de aprendizaje,
    sobre todo lo referente a la relación que existe entre
    aprendizaje y desarrollo, entre pensamiento y lenguaje,
    criterios de gran valor metodológico para enfrentar la
    teoría y práctica pedagógica. Este autor
    sostiene que el aprendizaje es una actividad social y no solo un
    proceso de realización individual.

    El postulado teórico antes referido constituye
    una premisa para estudiar el proceso de formación de la
    personalidad en la actividad, en revelar la esencia de los
    niveles de conocimiento del objeto y de la interrelación
    entre los sujetos, donde se manifiestan cualidades como la
    independencia y la creatividad en la ejecución de las
    tareas docentes.

    Esto me conduce además, a reflexionar sobre
    cuáles son los niveles de orientación hacia las
    actividades docentes y si están configuradas como
    necesidades, motivos e intereses de los sujetos que
    aprenden.

    El problema del sujeto y de la personalidad en la
    actividad, además de ser una crítica a las escuelas
    precedentes, es un momento cualitativamente nuevo del desarrollo
    de la Psicología, es un reto al perfeccionamiento del
    trabajo docente-educativo, de dirección y
    caracterización de grupos, lo que
    demanda una
    fundamentación epistemológica multidimensional del
    proceso de formación de la personalidad, donde la
    dirección del aprendizaje como un problema social
    trascienda el marco escolar y que se comprometan los sujetos
    implicados con las transformaciones que ellos mismos
    protagonizan, es por ello que han sido disímiles los
    intentos por organizar el trabajo independiente de los
    estudiantes como constante preocupación de maestros,
    pedagogos y profesores de todos los niveles de
    enseñanza.

    En todo el proceso, desde la determinación hasta
    el control del trabajo independiente, la
    orientación cumple una función cada vez
    más preponderante si tenemos en cuenta que nuestros
    profesionales en formación constantemente se enfrentan a
    las complejidades de la vida moderna con su vertiginosa
    dinámica, la multiplicidad de opciones por las cuales hay
    que decidir, el gran cúmulo de información que en
    ocasiones tiene que ser de obligada consulta, parece alejarnos de
    la frontera de la desactualización, experiencias,
    vivencias o situaciones cotidianas que relacionadas con el
    desempeño de un determinado rol social debe
    manejar el sujeto y que lo hacen más vulnerable a
    situaciones estresantes, de agobio, disminución de la
    capacidad de trabajo y la pérdida del conocimiento
    perspectivo de cómo darle solución a un determinado
    problema, esto conduce a la siguientes reflexiones:

    • ¿Está la escuela actual en condiciones
      de vincular en el espacio escolar, la preparación
      intelectual de los estudiantes con la de enfrentar la
      vida?
    • ¿Se ha logrado en nuestras Universidades
      Pedagógicas vincular armónicamente la
      formación académica del futuro egresado con el
      desarrollo de su independencia cognoscitiva en función
      de darle solución a los problemas docentes?
    • ¿Han logrado los maestros y profesores una
      eficiente orientación en la dirección del proceso
      de aprendizaje?

    El término orientación ha transitado por
    diferentes acepciones de acuerdo con las funciones que ha
    ejercido el hombre en el enfrentamiento a diferentes problemas
    sociales. Una especial connotación ha tenido en la
    necesidad de dirigir algo hacia un fin determinado, donde puedan
    apreciarse los cambios y transformaciones del objeto o
    fenómeno que se estudia desde los estados iniciales hasta
    los finales, constatando así en qué medida se
    lograron los propósitos prefijados.

    Orientar es esforzarse por saber (Gal. R.
    1948) , de
    qué manera pueden desarrollarse al máximo las
    fuerzas latentes de cada personalidad en formación, es
    buscar en qué sentido puede realizarse a plenitud cada ser
    humano, es el problema de la felicidad, de la alegría, de
    realizar sus potencialidades, que no excluye el esfuerzo ni el
    dolor, es el problema de la justicia, de
    la democracia, de
    la libertad y de
    encaminar a cada uno hacia el género de
    cultura y de actividad que mejor le conviene.

    Desde una concepción didáctica, en
    función de la socialización del proceso de
    aprendizaje y en el contexto de una escuela independiente y
    organizada, es el reconocimiento del otro, de las posibilidades
    que le son inherentes y cómo las puede irradiar;
    qué saberes considera necesario demandar a otros sujetos
    del grupo,
    qué fuentes de información consultar, saber
    diferencias cuáles le pueden ser más útiles
    y cómo con su accionar es capaz de contribuir al bienestar
    de sus semejantes, expresar elección de alternativas, que
    una vez consensuadas sean del agrado de la mayoría antes
    de ser aplicadas.

    Como ya he referido anteriormente, el trabajo de
    orientación en todas las esferas, es una demanda del
    desarrollo
    social, o sea, en la medida en que el hombre se enfrenta a
    resolver los problemas que para él son impostergables, se
    hace cada vez más diferenciada la orientación y es
    en el proceso educativo, donde cobra mayor relevancia porque cada
    sujeto, constantemente recibe un sistema de influencias
    educativas en las diferentes etapas de su desarrollo
    ontogenético.

    El valor fundamental de la orientación como
    proceso y etapa reside en que garantiza la comprensión por
    el estudiante de lo que va hacer antes de iniciar la
    ejecución. En la medida que él comprende, no
    solamente lo que va hacer, el producto que
    va a obtener, sino también cómo ha de proceder,
    qué materiales e instrumentos ha de utilizar y qué
    acciones y operaciones debe
    emprender y el orden de su despliegue, mayor será la
    calidad de la
    ejecución y del resultado que se obtenga.

    Además, es importante antes de iniciar la
    ejecución, que el profesor tenga un pleno control de la
    comprensión de los estudiantes, aquí se deben
    realizar preguntas para constatar su preparación para esta
    etapa, propiciar las condiciones favorables para el intercambio,
    la búsqueda de soluciones
    alternativas, la ayuda, la reflexión, el tiempo necesario
    para llegar de forma gradual a un resultado.

    El control no puede identificarse únicamente con
    el resultado final, se implementa, como estrategia de
    dirección, desde la orientación para darle
    seguimiento a la incorporación del estudiante a todo el
    proceso, esto propicia el desarrollo de habilidades generales
    como: planificar una actividad, determinar qué acciones
    seguir y controlar su realización.

    Los componentes de la actividad de aprendizaje antes
    referidos se materializan a través de la
    socialización de este proceso.

    Las manifestaciones del desarrollo alcanzado en todos
    los ámbitos de la vida social han puesto a la escuela ante
    la necesidad de una constante renovación de estilos y
    métodos de trabajo que promuevan la independencia en la
    búsqueda de soluciones y que en este proceso, sean cada
    vez más evidentes los niveles de colaboración,
    donde el sujeto, independientemente de su responsabilidad
    individual en el cumplimiento de determinada tarea, se
    identifique con las preocupaciones del otro y le sea placentero y
    agradable brindar determinado nivel de ayuda siempre que sea
    necesario.

    La necesidad de que profesores y estudiantes sean
    más independientes en la ejecución de diversas
    tareas, trasciende los marcos de la escuela e influye de forma
    decisiva en la vida social. Actualmente la escuela no es lugar
    donde los niños,
    adolescentes y
    jóvenes permanecían sentados la mayor parte del
    día en espera de órdenes a ejecutar. Es una
    institución determinante, influyente en el
    desempeño social de todos los individuos, los
    enseña a comportarse a manifestarse en disímiles
    situaciones lo que da una apertura sociológica a su
    intención formativa.

    No se trata de reforzar normas o estilos coercitivos,
    sino de que cada estudiante se dote de sus propias normas y sepan
    adecuar sus estilos a cada situación, que aprendan a
    analizar lo que sucede en su escuela y microsociedad, a
    interaccionar con los otros en distintas situaciones que pueden
    ser competitivas, de conflictos, de
    cooperación, de ayuda y de apoyo emocional a los
    demás. Esto hace que la educación no sea algo
    inalcanzable, engorrosa y dura; sino una actividad placentera,
    libre de barreras, a la que de forma fluida y cotidiana se
    incorpora el individuo.

    Al respecto en algunas latitudes prevalecen criterios
    fundados en los preceptos más tradicionales y
    reaccionarios de la fe religiosa donde se establece una
    división arbitraria entre el trabajo y el placer, lo que
    se fundamenta en la maldición bíblica del
    "ganarás el pan con el sudor de tú frente". ( J.
    Delval. 1998).

    El autor arriba referido, al abordar la importancia de
    lo placentero para alcanzar con éxitos los resultados de
    la actividad, plantea: "Cuando la actividad que se realiza es
    deleitosa, y libremente elegida, se pueden ejecutar enormes
    esfuerzos con mucha satisfacción".

    Desde una perspectiva sociológica del problema,
    muchas personas (incluso, profesores y estudiantes de niveles
    superiores) al no tener una clara concepción de la
    relación entre esfuerzo y placer niegan la posibilidad de
    que el aprendizaje y el trabajo escolar puedan ser placenteros, y
    sostienen que la actividad en la escuela es dura y poco deseada,
    al mismo tiempo hay padres que amenazan a sus hijos con el
    esfuerzo y la rigidez que representa someterse a la disciplina
    escolar.

    Es por ello que la escuela como centro de
    formación de la cultura debe suministrar todos los
    elementos necesarios y suficientes para hacer más
    trascendente a la educación en todas sus dimensiones, que
    gane en universalidad, que esté dirigida a rescatar el
    lugar que merece el hombre en el sistema de relaciones sociales y
    la perpetuidad de transformación social que este le
    imprime al proceso del conocimiento.

    ¿Cómo logra la escuela que esto se
    materialice?.

    Lo esencial es cambiar las formas de trabajo, mostrar
    que el conocimiento es una fuerza transformadora de la realidad,
    que se aplica a los problemas cotidianos, que en cada modo de
    actuación de los sujetos se expresa satisfacción
    por el seguimiento a la evolución cualitativa del proceso
    y de los resultados alcanzados en términos de
    aprendizaje.

    En el ejercicio de su función el maestro necesita
    muchos elementos, tiene que conocer profundamente la cultura
    humana, saber cómo piensan y se desarrollan sus
    estudiantes para guiarlos en este complejo proceso, insistir
    sistemáticamente en la necesaria formación de
    valores, de la
    que no pueden prescindir nuestras influencias educativas por muy
    informales que sean.

    Esto permite que la escuela se abra más a los
    problemas sociales y luche por resolverlos, que los educandos se
    sientan más comprometidos con transformar la sociedad en
    beneficio de todos y que luchen por un ideal social, en el
    ejercicio de su futura profesión.

    El obligado reconocimiento que merece la escuela como
    centro formador de una cultura determinada, hace que esta logre
    mayor aproximación a la realidad y aprenda a analizarla,
    que todo su accionar se revierta en auto transformación
    para cada profesor, que se libere de la resistencia al
    cambio, que aprenda a pensar cómo enseñar y
    enseñe a pensar cómo aprender. Exigir porque cada
    estudiante sea crítico y colaborativo, que piensen por
    sí mismos y se conviertan en seres
    autónomos.

    Para la formación de maestros es de gran
    importancia tener en cuenta estas necesidades y renovar
    constantemente estrategias de ingreso a los centros formadores de
    los diferentes niveles, para que los futuros maestros, desde los
    estadios iniciales de su formación sean independientes y
    creativos e irradien esos estilos a los sujetos que
    aprenderán de ellos.

    Las consideraciones hasta aquí expuestas nos
    conducen a analizar el problema objeto de investigación
    desde una perspectiva pedagógica.

    Proceso de enseñanza-aprendizaje pro trabajo
    independiente: apuntes para una fundamentación
    pedagógica.

    En la actualidad han sido numerosas las investigaciones
    que han abordado el trabajo independiente y el desarrollo de las
    habilidades de estudio con este carácter. En todos los
    casos es evidente la inclusión del sujeto en la actividad
    cognoscitiva independiente, criterio que viene
    sistematizándose desde 1980 en los trabajos de P.
    Pidkasisti, y luego por C. Rojas, (1982), J. López,
    (1989), P. Rico, (1990), C.A. de Zayas, (1998), F.
    Díaz-Barriga, (1998) e I. Muriá, (1999), entre
    otros.

    El didácta exsoviético, P. Pidkasisti fue
    uno de los más connotados investigadores que en la
    década de los ochenta define que trabajo independiente
    es le medio de inclusión de los alumnos en la actividad
    cognoscitiva independiente, el medio de su organización lógica
    y psicológica. ( 54 , 234)

    El autor de referencia no aborda la importancia que
    tiene el trabajo independiente dentro de la propia clase en
    función del aprendizaje desarrollador, de la independencia
    cognoscitiva ni la trascendencia de estas habilidades para la
    formación de modos estables de actuación en los
    futuros profesionales.

    En el contexto latinoamericano, Díaz-Barriga,
    analiza las insuficiencias curriculares y su incidencia en el
    desarrollo de habilidades para el trabajo independiente; I.
    Muriá (1999), hace una caracterización del abordaje
    constructuvista en las habilidades de estudio independiente y la
    influencia de diversas corrientes psicológicas como el
    enfoque psicogenético, el aprendizaje
    significativo y la psicología sociocultural. Sin
    embargo, a pesar de que los representantes de estas corrientes se
    adscriben a diferentes puntos de vistas teóricos,
    comparten el principio de la actividad constructiva del alumno en
    el aprendizaje como naturaleza inherente a este
    proceso.

    En su artículo: La actividad, base del proceso de
    enseñanza-aprendizaje en el aula; como parte de la
    compilación del libro: La calidad en los procesos
    educativos, el didacta español A.
    M. Rivilla, declara una tipología de actividades en el
    aula sobre la base de un criterio macro, donde se interrelacionan
    un conjunto de dimensiones por las que debe transitar el
    estudiante en formación y por otra parte las
    características de los contenidos y especificidad de cada
    disciplina, que condicionan dichas actividades.

    Aunque los espacios de desarrollo que integran esta
    propuesta son abarcadores, por su complejidad exigen una rigurosa
    armonización, por la diversidad de dimensiones y aspectos
    del contenido que aborda, además, hace una
    fragmentación innecesaria de dimensiones y no se tienen en
    cuenta aspectos de la esfera afectiva que son determinantes para
    lograr un aprendizaje eficiente.

    Algunos autores, como C. Rojas, J. López y P.
    Rico, entre otros, en su mayoría cubanos, establecen las
    diferencias entre estudio independiente y trabajo independiente
    como formas de auto preparación del estudiante bajo la
    orientación del profesor, en ambos casos se manifiesta un
    tránsito de la dependencia a la independencia, que, aunque
    con diferentes niveles de responsabilidad apuntan hacia la
    apropiación y desarrollo de habilidades para resolver la
    tarea docente.

    C. A. de Zayas, (1999), declara que "el trabajo
    independiente es una característica del proceso
    docente-educativo; es aquel proceso que, en su desarrollo, logra
    que el estudiante, por si solo, se autodirija". (6,133). Este
    mismo autor refiere la importancia que tiene la solución
    de problemas por el futuro egresado en la lógica del
    proceso docente-educativo, es decir, que "en cada tema, aprendan
    porque resuelven múltiples problemas, los primeros con
    ayuda del profesor (…) pero los siguientes por sí solos,
    con independencia". (6, 133).

    Los criterios antes referidos y otros sistematizados a
    través de la consulta bibliográfica, condicionan
    mis reflexiones para definir que trabajo independiente es el
    método de dirección del aprendizaje dirigido al
    desarrollo de habilidades para la independencia cognoscitiva
    dentro y fuera de la clase y que se manifiesta a través de
    la auto preparación del estudiante, a partir de la
    necesaria orientación del profesor, donde el sujeto que
    aprende concientiza fortalezas y debilidades de los resultados
    alcanzados. (D. Quiñones, 2001, en Tesis
    presentada en opción al título académico de
    Master en Educación).

    En el proceso educativo, concibo el trabajo
    independiente como método y que se materializa en cuatro
    etapas fundamentales:

    • La determinación: Es un trabajo
      didáctico de mesa que corre a cargo de los profesores
      del colectivo pedagógico para concretar qué
      aspectos del contenido del programa
      formarán parte del sistema de trabajo independiente,
      condiciones en que se desarrollará, fuentes de
      información a consultar por el estudiante, resultados
      del diagnóstico, ya sea el de entrada o su seguimiento,
      de acuerdo con la etapa del curso que se valore.
    • Orientación: Es una de las etapas más
      importantes del proceso, es donde se concreta el qué y
      cómo ejecutarlo. Se aprovechan todos las potencialidades
      del contenido para una adecuada motivación, sobre la base de los
      beneficios que reporta el trabajo para los estudiantes, su
      utilidad
      presente y futura y qué tributa a los sujetos que
      aprenden en función de habilidades profesionales que se
      conviertan en modos estables de actuación. La base
      orientadora de la actividad se concreta en una guía para
      el autoaprendizaje.
    • Ejecución: Puede ser en la clase o fuera de
      esta, se solucionan tareas de carácter individual o
      colectivo. Es donde se aprende la habilidad y el profesor da
      seguimiento a las particularidades de su despliegue. Se
      constata cómo evoluciona el tránsito de la
      dependencia a la independencia y qué regularidades nos
      demuestran una transformación cualitativa estable de los
      modos de actuación del sujeto que aprende ante la
      solución de nuevos problemas, que le aporten nuevas
      informaciones, que organicen la lógica de su
      actuación en función de asumir su rol
      protagónico como centros del proceso.
    • Control: Seguimiento constante al proceso desde la
      propia determinación para constatar cómo va
      evolucionando el desarrollo de las habilidades propuestas en
      situaciones de aprendizaje que sean novedosas.

    Las etapas anteriores además de coincidir en su
    mayoría con los componentes de la actividad de
    aprendizaje, implican un modo peculiar de estar y de participar
    en el proceso educativo, ya que el profesor y el estudiante han
    de valorar en todas sus dimensiones las posibilidades de
    interrogarse y de actuar en el espacio que comparten, qué
    acciones educativas emprender en el contexto y cómo
    replantearlas hacia la transformación profunda que demanda
    la actividad en la que ambos están
    comprometidos.

    ¿Qué aporta el principio de la actividad
    desde una perspectiva pedagógica al trabajo independiente
    de los estudiantes?.

    Tiene sus fundamentos en la capacidad e intencionalidad
    de los seres humanos para comprender y aprehender la realidad,
    pero esta será más interiorizada cuanto mayor es la
    participación de los estudiante en el proceso de
    aprendizaje.

    El principio de la actividad, en toda su
    dimensión, presupone que profesores y estudiantes asuman
    el proceso de enseñanza-aprendizaje como una realidad
    compleja, que parte de la responsabilidad profunda de cada
    estudiante para estructurar su propio proceso de aprender a
    aprender. Así, "el aprendizaje es la construcción e interiorización de la
    realidad experiencial y académica que la persona realiza,
    dependiendo esencialmente de su libre implicación, del
    nivel de motivación, del estilo cognitivo y de su entrono
    cultural y socio-emocional con el que interactúa". (A.M.
    Rivilla, 2000).

    Lo anteriormente citado, aunque de sobrada actualidad,
    me lleva a reflexionar sobre la expresión: dependiendo
    esencialmente de su libre implicación, que en el contexto
    del proceso, en su dirección e interrelaciones, tiende a
    sobredimensionar las posibilidades del sujeto que aprende en
    cuanto a su participación, por lo que en nuestras
    condiciones, esta libertad de implicarse no puede identificarse
    en modo alguno con el dejar hacer como la preponderancia al
    excesivo directivismo de la escuela tradicional.

    Por lo que sin dejar de concebir el aprendizaje mediado
    por un proceso de realización propio, autónomo,
    colaborativo, activo y desarrollador donde se sitúa a cada
    estudiante como principal responsable de sí mismo; en cada
    situación educativa debe crearse un espacio de encuentro y
    de mejora entre profesor-alumno, donde fluya de forma constante,
    en toda la actividad una polaridad positiva en la comunicación e interrelaciones y que los
    modos de actuación independientes y autónomos de
    los estudiantes reclamen la acción orientadora del
    profesor.

    El problema de la independencia y autonomía
    está estrechamente relacionado con la edad y nivel de
    madurez alcanzado por cada estudiante, aspecto muy importante que
    no puede ser desatendido por los profesores de este nivel, por lo
    que en el proceso de diagnóstico y caracterización
    del grupo deben definirse las acciones para implementar los
    niveles de ayuda necesarios y suficientes que orienten a cada
    sujeto hacia la reflexión de por qué es importante
    contar con la ayuda de otros y, a su vez, brindarla como
    acción de gratitud hacia los demás.

    Así, la relación profesor- estudiante se
    afianza, estimula y consolida en la medida en que se seleccionan
    las tareas que más acercan al estudiante a su realidad
    socio-cultural, lo que a la vez va creando un espacio para la
    búsqueda e indagación del contenido de cada tarea
    docente de forma voluntaria y placentera. La formación de
    cada estudiante, requiere situarlo como el protagonista de su
    situación educativa, a la vez que requiere de la plena
    interactuación con los demás y la
    implicación profunda del profesor, viviéndose en un
    ambiente del
    reconocimiento a la diversidad, lo que hace posible que cada
    grupo sea un ámbito de creación de saber, de
    estilos de vivir los valores y
    de nuevos modos de avanzar en la cultura de la indagación
    y del descubrimiento continuo, donde se geste el aprendizaje
    activo y autónomo y se convierta en una necesidad
    intrínseca de los modos de actuación de cada
    sujeto.

    De lo anterior se infiere la siguiente reflexión:
    ¿Cómo incentivar el aprendizaje activo y
    autónomo?,. ¿qué cualidades lo identifican?.
    ¿Está en condiciones el estudiante de la escuela
    cubana actual de auto dirigirse en la búsqueda de la
    independencia y el estudio independiente desde la
    clase?.

    Cada profesor en la sala de clases, debe crear ese
    espacio-tiempo que promueva verdaderas situaciones de
    aprendizaje, donde en un entramado socio-cognitivo cada
    estudiante busque y reconsidere los procesos instructivos, se
    cuestione lo presentado por el profesor, lea creadoramente cada
    texto, los compare y los complemente con los que ya posee
    elaborados por él.

    La naturaleza didáctica de la actividad radica en
    la calidad y representatividad de la misma para que el estudiante
    aprenda y se sienta creativo en las tareas que
    realiza.

    "El estudiante activamente implicado en su aprendizaje
    ha de sentirse en la clase como co-protagonista de ella, pero tal
    protagonismo requiere un estilo de enseñanza del docente
    de apoyo y estímulo continuo para que asuma que la tarea
    de aprender es un proceso esencialmente personal y de
    búsqueda irrenunciable". (A.M. Rivilla, 2000)

    Aunque en la dirección del proceso de
    enseñanza-aprendizaje, la configuración de las
    actividades que propician un aprendizaje activo son decididas por
    el profesor como proceso inicial, luego, como consecución
    de lo procesal, deben ser co-decididas y autopropuestas
    conjuntamente con los estudiantes.

    La autonomía se va construyendo con un marcado
    carácter vivencial, valorada socialmente pero decidida
    prioritariamente por cada estudiante. Es la clase el verdadero
    espacio de aprendizaje autónomo si el profesor comprende
    este desafío y actúa en consecuencia, procurando
    que la naturaleza de las actividades que se co-proponen sean
    favorables a la toma de decisiones y tiendan a que se mantengan
    los niveles deseados de autonomía.

    La independencia y la autonomía, no excluyen la
    acción orientadora del profesor, todo lo contrario, esto
    presupone la adecuada diferenciación de cómo se
    manifiesta el tránsito de los estadios iniciales de
    dependencia hacia los niveles de mayor independencia y
    protagonismo que va adquiriendo el estudiante desde los primeros
    años de estudio, y que al finalizar será más
    rigurosa y tendente a la corresponsabilidad. El aprendizaje
    activo y autónomo se materializa en la medida en que las
    actividades que se orienten estimulen la elaboración de
    repuestas independientes, creativas y acertadas.

    Aprender con independencia y autonomía debe ser
    un propósito curricular desde los primeros años de
    vida, que ha de significar para todos los implicados un proceso
    de apertura y superación continua, que requiere de una
    metodología diferenciada hacia el estudio
    independiente con la necesaria complementación del trabajo
    en equipos.

    El aprendizaje adquiere el rango de activo y
    autónomo cuando el proceso educativo en su
    realización de proceso de enseñanza-aprendizaje
    sitúa a cada estudiante como el principal protagonista de
    su propia realidad personal y escolar, comprometiéndolos
    con los niveles alcanzados de su auto desarrollo para dar
    soluciones a los problemas auto propuestos que se revelan como
    parte de la cultura escolar.

    El conjunto de tareas docentes que se le plantean al
    alumno debe estar permeado de una perspectiva de búsqueda
    e iniciativas de nuevos procesos de descubrimiento compartido
    entre profesor y estudiante, lo que conduce a la creación
    de espacios interactivos flexibles que sitúa a los sujetos
    del proceso "como creadores de una nueva práctica
    co-formativa". (M. Rivilla, 2000).

    Es por ello que la dirección del aprendizaje,
    desde la clase, debe estar mediada por un ambiente de preguntas,
    cuestionamientos de problemas planteados por cualquiera de las
    partes implicadas, satisfacciones, insatisfacciones; que se van
    estructurando como una manifestación necesaria de la
    interactividad en este proceso. O sea, aprender
    independientemente, es básicamente avanzar en el modo de
    entender, relacionarse y dar sentido a la realidad, descubriendo
    las claves necesarias para participar y transformar en el aula y
    fuera de esta con éxito.

    El aprendizaje es irrealizable e inalcanzable sin la
    implicación de los sujetos, especialmente sin la
    emergencia de actitudes, sin la necesaria identificación
    de pertenencia a un determinado proceso formativo sobre el que se
    han definido tareas de diversos alcances y matices y sin la
    sensibilidad adecuada para aprender a aprender.

    La calidad del aprendizaje de los estudiantes y su
    enfrentamiento a la búsqueda independiente está en
    dependencia de la naturaleza y coherencia de las actividades que
    para este fin se planifiquen en el aula, estas son el punto de
    partida de la concepción metodológica que se adopte
    en función de configurar una adecuada orientación y
    clima de
    trabajo que responda a las expectativas y necesidades de los
    estudiantes.

    El verdadero carácter protagónico de los
    sujetos en el proceso de enseñanza-aprendizaje se logra
    cuando este se integra consciente y responsablemente a la
    ejecución de cada tarea, cuando cada estudiante domina e
    interioriza cuáles son las acciones que va a implementar
    para cada respuesta, qué secuenciación establecer,
    con qué contenidos vincularlos desde la significatividad
    del conocimiento.

    Es de gran importancia para los profesores, contar con
    las vivencias personales de los que aprenden, armonizar
    iniciativas individuales con las colectivas y valorar entre los
    diversos ejercicios, los más adecuados para suscitar la
    creatividad y la colaboración de los estudiantes en su
    formación.

    El sistema de actividades que planifiquen los profesores
    en el aula y su extensión a otras áreas de la
    escuela y la microsociedad, constituye el medio para relacionar
    los contenidos de las diferentes áreas con su propia
    experiencia personal y cultural, lo que les permite avanzar en su
    madurez humana y social, convirtiéndose en colaboradores
    de su propia formación. Es en este espacio, donde cada
    estudiante da respuesta a los problemas y dificultades que surgen
    en el proceso de autoaprendizaje y las situaciones de
    comprensión y reconstrucción de lo trabajado, donde
    activamente se implican los sujeto comprometidos.

    En la totalidad de las fuentes nacionales consultadas y
    en buena parte de las foráneas, prevalece como criterio de
    que el trabajo independiente se ejecuta por parte de los
    estudiantes fuera de los marcos del aula y que su éxito
    depende en buena medida de lo que él sea capaz de hacer en
    la búsqueda bibliográfica, estudio individual,
    elaboración de informes,
    consultas a expertos, entre otros, para conformar y defender su
    trabajo. En correspondencia con el principio de la independencia
    y la autonomía, es necesario reflexionar a partir de las
    siguientes interrogantes:

    • ¿Es una regularidad en el trabajo del profesor
      la orientación y control del trabajo independiente para
      que el estudiante lo realice en el aula?
    • ¿Son necesarios y suficientes los medios e
      instrumentos que están al alcance de los estudiantes
      para implementar las tareas de trabajo independiente dentro y
      fuera del aula?
    • ¿Estimulan las tareas propuestas la
      búsqueda bibliográfica y de otras fuentes por
      parte de los estudiantes?
    • ¿Es la tarea lo suficientemente
      didáctica como para no sugerir respuestas reproductivas
      de las fuentes consultadas?
    • ¿Se adecuan a la diversidad las tareas
      propuestas?
    • ¿Los estudiantes implicados autoproponen
      tareas colaterales?
    • ¿Se implican los sujetos en el control,
      autocontrol y evaluación del trabajo
      independiente?
    • ¿Demandan los estudiantes los niveles de ayuda
      que necesitan para la ejecución y auto control del
      trabajo independiente?
    • ¿Están consciente los estudiantes de la
      importancia que tiene para su futuro desempeño
      profesional apropiarse de una ética
      autónoma en la solución de tareas con
      carácter independiente?

    Las respuestas a cada una de estas preguntas anticipan
    un alcance curricular, por ser este una estructura de proyecto
    educativo estable y en constante transformación,
    coherente, que no pueden concebirse al margen de otros elementos
    que lo integran.

    La constatación de la transformación
    estable de los modos de actuación de los estudiantes, es
    una de las tareas más difíciles que acometen los
    profesores en cualquier proyecto educativo, ya que el sistema de
    actividades al que tiene que enfrentarse sitúa a cada
    estudiante ante la necesidad de demostrar el despliegue de las
    habilidades rectoras en la ejecución de tareas con
    carácter independiente, las iniciativas en la
    solución de problemas nuevos para ellos, que en definitiva
    constituyen intenciones y propósitos del
    curriculum.

    Las propuestas de una sistema de tareas con
    carácter independiente en el aula, están
    estrechamente ligadas a las exigencias curriculares, han de
    presentarse a toda la clase, de forma tal que el profesor, a
    partir de los criterios de la diversidad le de una adecuado
    seguimiento a las acciones para la ejecución, el control y
    autocontrol.

    Los fundamentos epistemológicos antes declarados,
    los métodos y técnicas aplicadas, el
    análisis de los documentos
    rectores de la Carrera, la revisión de los planes de
    clases de algunos profesores en la etapa del diagnóstico,
    la observación de varias actividades docentes sobre la
    base de los indicadores
    establecidos, me permitieron determinar que:

    • En el Modelo del Profesional antes referido no se
      abordan de manera integral lo instructivo y lo educativo en la
      formación de la personalidad, que en el nuevo proyecto,
      aunque se supera sobremanera esta insuficiencia, no se trazan
      los propósitos de una aprendizaje colaborativo sobre la
      base del trabajo independiente. Esto se deriva como problema en
      la revisión de los planes de clases.
    • Aunque desde la implantación de los Planes de
      Estudio C, se le ha dado la posibilidad a los profesores de las
      Universidades Pedagógicas que elaboren los programas de
      sus asignaturas no se ha logrado que desde las orientaciones
      metodológicas se le dé un espacio a la
      orientación, ejecución y control del trabajo
      independiente, tanto en la clase como fuera de esta, para el
      trabajo del estudiante.
    • La mayoría de los profesores no aprovechan las
      potencialidades de sus programas para materializar las
      áreas de integración en la dirección del
      proceso de enseñanza-aprendizaje, o sea, no se le
      orienta claramente al estudiante qué habilidades
      contribuyen a potenciar más la enseñanza de la
      Matemática, Lengua Española,
      Ciencias
      Naturales, y qué cualidades formativas son
      más afines a cada una de las asignaturas para lograr
      modos de actuación donde se demuestre la correspondencia
      entre lo que se enseña y lo que se hace.
    • Algunos profesores no han logrado interiorizar que en
      las actuales condiciones del desarrollo social, la
      dirección del proceso de enseñanza-aprendizaje de
      los estudiantes de este nivel, está marcada por los
      propósitos de enseñar a aprender y aprender a
      aprender, para lograr los estadios deseados de
      independencia cognoscitiva y trabajo independiente en los
      distintos momentos de la actividad de aprendizaje.
    • Profesores, jefes de año y estudiantes no han
      logrado interiorizar que el compromiso de potenciar el trabajo
      independiente es también responsabilidad de la familia y
      demás organizaciones
      del centro; al respecto el trabajo es prácticamente
      nulo.
    • A pesar de que los nuevos planes de estudio declaran
      tres áreas de integración lo suficientemente
      abarcadoras y centralizadora de todo el sistema, en el trabajo
      metodológico de los niveles organizativos de la Carrera,
      no siempre se aprovecha esta posibilidad para que sobre la base
      de las relaciones precedentes, sincrónicas y
      perspectivas del contenido se logre potenciar la independencia
      cognoscitiva y el trabajo independiente de los estudiantes a
      partir de los saberes previos y su propia
      experiencia.
    • En los planes de clases no se aprecia una perspectiva
      de estimulación de la independencia cognoscitiva y del
      trabajo independiente de los estudiantes, en la mayoría
      de los casos se prevén algunas preguntas sobre los
      saberes previos que unilateralmente se hacen a los estudiantes
      o como puntos de apoyo para seguir el tratamiento
      metodológico del contenido de la clase.
    • En una buena parte de los planes de clases (y que se
      corresponde además con el criterio de algunos
      profesores) la orientación del trabajo independiente
      está concebido al finalizar la clase y para que lo
      realicen fuera del aula, o sea, no se aprovechan las
      potencialidades del contenido para orientarlo en cualquier otro
      momento.
    • En las clases observadas no deviene regularidad el
      trabajo del profesor por promover un aprendizaje socializado y
      colaborativo, donde prevalezca la interacción y la ayuda
      entre los sujetos, y que cada uno considere y sienta la
      necesidad de ayudar y valorar los resultados del otro; cuanto
      más se logra en este sentido es con la
      realización de seminarios por ponencias y
      oponencias.
    • En la dirección del proceso de
      enseñanza-aprendizaje (lo que también se pudo
      constatar a través de la observación) el profesor
      no aprovecha las potencialidades del contenido, el
      diagnóstico y las condiciones psicofísicas del
      grupo para crear verdaderas situaciones de aprendizaje que
      estimulen la independencia cognoscitiva y el trabajo
      independiente.
    • En las actividades prácticas observadas
      (seminarios, clases prácticas, actividades de la
      práctica laboral) los profesores no orientan a los
      estudiantes a que se impliquen activamente en la
      evaluación de las actividades, por lo que adoptan
      posiciones decisorias en cuanto a la valoración del
      trabajo del otro.

    Principales problemas que se han configurado como
    regularidad:

    • Son insuficientes las acciones metodológicas
      del profesor para la determinación, orientación,
      ejecución y control del trabajo
      independiente.
    • Las condiciones en las que el estudiante ejecuta el
      trabajo independiente dentro y fuera del aula no son lo
      suficientemente desarrolladoras.
    • No se tienen en cuenta las condiciones necesarias
      para potenciar verdaderas situaciones de
      aprendizaje.
    • Las tareas propuestas no siempre estimulan la
      búsqueda bibliográfica y de otras fuentes por
      parte de los estudiantes, o sea, se manifiesta la tendencia a
      que en las orientaciones dadas a los estudiantes son muy
      sugerentes las acciones para arribar a un resultado
      prácticamente prefijado, sin tener que implicarse en
      todo un proceso de búsqueda de alternativas que lo
      lleven a fundamentar el por qué de los resultados
      alcanzados.
    • La orientación de la tarea no es lo
      suficientemente didáctica en cuanto a la búsqueda
      de alternativas por lo que predominan las respuestas
      reproductivas.
    • Se manifiesta una tendencia por parte de los
      estudiantes a resolver las tareas del trabajo independiente
      solo para recibir una calificación y no como una
      vía para la optimización de su
      aprendizaje.
    • Durante la orientación del trabajo
      independiente el profesor no determina metas en cuanto al
      desarrollo de habilidades de los estudiantes, (en muchos casos
      estos las desconocen) predominan las tareas homogéneas y
      la hegemonía del profesor.

    Lo anteriormente expuesto nos condujo a declarar como
    criterios metodológicos fundamentales los
    siguientes:

    • Partir del diagnóstico integral de profesores
      y estudiantes diferenciando sus características,
      carencias y niveles alcanzados en los conocimientos
      previos.
    • Propiciar un proceso de enseñanza-aprendizaje
      que se caracterice por la búsqueda independiente de la
      información científica en las fuentes consultadas
      y la adopción
      de actitudes de autodeterminación y ejecución de
      tareas de aprendizaje.
    • Promover la relación profesor-alumno,
      alumno-profesor, alumno-alumno, alumno-grupo, alumno-contenido
      y alumno-familia que favorezca un proceso de
      socialización dinámico, empático e
      interactivo, durante la realización de distintas
      actividades las cuales requieren de los conocimientos,
      habilidades y disposiciones para la realización de
      acciones conjuntas en un contexto educativo común que
      propicie la satisfacción de las necesidades de
      aprendizaje.
    • Potenciar el desarrollo de habilidades profesionales
      para la solución de tareas con carácter
      independiente a partir de los componentes básicos de la
      actividad de aprendizaje.
    • Planificar formas de organización para este
      nivel que constituyan verdaderos espacios para la
      reflexión y búsqueda de soluciones a las tareas
      orientadas, donde cada sujeto sienta la necesidad de compartir
      lo que aprende y considere los criterios y puntos de vistas del
      otro para perfeccionar su trabajo.
    • Propiciar en profesores y estudiantes una actitud de
      agentes de cambio en cuanto a la dirección y
      organización del proceso de enseñanza-aprendizaje
      en las actuales condiciones en las que se forman los
      profesionales para los subsistemas
      correspondientes.
    • Potenciar el autodidactismo, el diálogo pedagógico y la
      construcción socializada del aprendizaje como pilares
      para la independencia cognoscitiva y eje conceptual y
      práctico en el que se sustenta la propuesta
      declarada.
    • La necesidad de implicar al estudiante en la
      realización de las tareas curriculares y que se
      responsabilice con la autoevaluación y
      coevaluación.
    • Potenciar el diálogo como condición
      básica para un aprendizaje reflexivo y socializado a
      través de la orientación, ejecución y
      control como componentes básicos en la
      construcción de este proceso.

    En la operacionalización de toda propuesta
    metodológica hay que tener en cuenta los siguientes
    aspectos:

    Fines, necesidades, preparación de las
    condiciones previas, diagnostico y caracterización,
    capacitación a los docentes e
    implementación de la propuesta a través del tema
    seleccionado.

    3. La
    propuesta

    En la determinación, orientación,
    ejecución y control del trabajo independiente se debe
    tener en cuenta los siguientes aspectos de carácter
    didáctico:

    I. Análisis del programa a impartir. (Disciplina
    y/o asignatura)

    La estructuración del sistema de trabajo
    independiente de un programa, parten de un análisis de los
    aspectos que lo componen:

    • Objetivos. (Tanto educativos como
      instructivos)
    • Sistema de habilidades.
    • Sistema de conocimientos teóricos precedentes
      que ya poseen los estudiantes.
    • Posibilidades bibliográficas y otras fuentes
      para la adquisición, profundización y
      consolidación de los conocimientos.
    • Tipos de acciones que predominan. (Teóricas,
      prácticas o profesionales)
    • Fondo de tiempo del programa.
    • Condiciones en las que se realizará al proceso
      de aprendizaje independiente de los estudiantes. (acceso a las
      nuevas tecnologías de la información y la
      comunicación)
    • Sistema de formas de organización que
      predominan.

    II. Determinación del sistema de tareas docentes
    que el estudiante realizará por trabajo independiente
    .

    El sistema de tareas que se proponga debe seguir un
    orden lógico y debe ser para resolver antes de una clase,
    como condición previa para su asimilación durante
    la clase para acercar a los estudiantes a los objetivos o
    precisar alguna información o después de una clase
    como profundización o sistematización de lo
    estudiado. En el estudio de cualquier tema se puede combinar el
    sistema de tareas, siempre que la carga no resulte excesiva para
    el estudiante.

    La tarea a orientar antes de una clase como
    condición básica propedéutica puede hacerse
    en el tiempo que el docente considere oportuno, incluso antes que
    el estudiante haya recibido el tema para el cual se prepara el
    trabajo independiente.

    Las tareas que se proponen dentro de la clase deben
    quedarse articuladas en la lógica general planificada para
    su desarrollo y prever el tiempo, las condiciones y materiales
    que necesitan los estudiantes para su
    ejecución.

    El profesor tendrá claridad del momento de la
    clase en que debe orientarlo y la forma en que organizará
    el grupo. (dúos, equipos, individual y otros)

    Después de analizado el contenido los profesores
    del año determinarán las coordinaciones con el
    Centro de Documentación para que los estudiantes
    reciban las orientaciones necesarias por parte de los
    especialistas de esa entidad para la búsqueda de la
    información de acuerdo con la complejidad de cada uno de
    los temas del programa.

    El trabajo independiente debe desarrollarse dentro o
    fuera de la clase de acuerdo con la función
    didáctica determinante y la forma de la docencia que se
    trabaje.

    Dentro de la clase:

    • Lecturas e interpretaciones de
      materiales.
    • Determinación de las ideas esenciales de un
      texto y de las preguntas que sobre lo leído se pueden
      hacer al profesor y demás estudiantes del
      grupo.
    • Resumen de registro de datos de
      observaciones realizadas.
    • Comparación de conceptos, datos, criterios o
      postulados teóricos importantes de una ciencia.
    • Informe crítico de lecturas ya
      realizadas.
    • Presentación de resultados de tareas
      orientadas con anterioridad o experimentos
      realizados.
    • Debates socializados sobre cuestiones de
      carácter científico y metodológico de
      actualidad.
    • Conclusiones de investigaciones realizadas por los
      estudiantes.
    • Observación de experimentos y discusión
      de las apreciaciones realizadas por diferentes equipos o
      cualquiera de sus integrantes.
    • Solución de problemas o tareas
      didácticas.
    • Elaboración de cuadros resúmenes para
      la conceptualización y operacionalización de
      variables en
      los trabajos de curso y diplomas.
    • Elaboración de materiales, medios de
      enseñanza u objetos.
    • Rendición de cuentas de
      resultados parciales de la caracterización de los
      sujetos, grupos, escuela, familia y comunidad.
    • Exposición de la interpretación de los
      resultados de algunas técnicas aplicadas en el trabajo
      científico estudiantil.
    • Coevaluación y autoevaluación de los
      resultados del proceso de aprendizaje.
    • Rendición de cuentas del trabajo
      científico estudiantil en todas sus
      modalidades.

    Se pueden diseñar para ser resueltos en una parte
    o en toda la clase.

    Fuera de la clase pueden ser:

    • Ponencias sobre lo estudiado.
    • Elaboración de informes de oponencias sobre
      otros resultados expuestos.
    • Montaje de experimentos y su
      interpretación.
    • Comprobación de la manifestación
      práctica de los aspectos estudiados.
    • Resumen de aspectos relacionados con la
      temática dada por diferentes autores.
    • Caracterización psicopedagógica de
      grupos y sujetos.
    • Análisis crítico de un texto estudiado
      a través de una guía previamente
      orientada.
    • Resumen de entrevistas realizadas a expertos sobre un
      tema de interés
      tratado en clases.
    • Preparación de un debate científico
      sobre un tema de interés de actualidad a partir de lo
      estudiado u orientado en clases.

    Todo sistema de trabajo independiente que se
    diseñe llevará implícito en qué
    momento o etapa del curso se orientará y
    controlará, además el profesor y estudiantes
    designados deben controlar sistemáticamente si las
    condiciones en las que se despliegan las acciones para el
    aprendizaje son las más adecuadas para su éxito,
    potenciando en los estudiantes las habilidades necesarias y
    suficientes para la solución de tareas y un ambiente
    favorable para su realización.

    II: Estructuración de cada tarea propuesta para
    el trabajo independiente.

    Después de precisada cada tarea, se
    estructurará metodológicamente, lo que
    presupone:

    • Determinar y formular sus objetivos. En dependencia
      del tipo y el alcance de la tarea propuesta y obligatorio para
      todo trabajo independiente.
    • Formulación de las acciones que deben realizar
      los estudiantes para alcanzar el resultado expresado en los
      objetivos. Las acciones deberán seguir un orden
      lógico e incluir la bibliografía a consultar
      cuando así se requiera por lo que resultará un
      algoritmo de
      trabajo para los estudiantes que comprende las acciones
      siguientes:
    • Revisar y analizar la bibliografía y otras
      fuentes que se consideren necesarias.
    • Fichar referencias y contenidos.
    • Valorar críticamente lo fichado y asumir
      determinado criterio.
    • Fundamentar cada tarea que se realice.
    • Elaborar informe del
      trabajo independiente.
    • Explicar al tribunal y/o auditorio los resultados
      alcanzados.
    • Determinación de las formas de control que se
      utilizarán para su evaluación individual o
      colectiva. Es necesario evitar que el estudiante adopte
      posiciones cómodas de simple información,
      repetición o recepción de resultados. Igualmente
      es muy nocivo para el aprendizaje que el estudiante se siente a
      esperar que le den una evaluación porque generalmente,
      cuando esto sucede se limita la interacción entre los
      sujetos del proceso, por lo que es provechoso orientar formas o
      ejercicios con determinado nivel de aplicación de los
      conocimientos precedentes, o que sean capaces de proponer
      alternativas para la solución de algunas tareas, lo que
      garantiza las condiciones para la discusión,
      análisis o comparación de lo que presente cada
      equipo o estudiante. En este sentido puede aprovecharse todas
      las posibilidades que brindan las formas de organización
      de la enseñanza prestándole especial
      atención a las actividades prácticas, consultas y
      encuentros; ya que en estas últimas el docente puede
      proponer cuantas variantes considere necesarias para activar y
      hacer más eficiente el proceso evaluativo.
    • Es importante que el estudiante tenga una actitud
      decisoria en la evaluación del trabajo independiente, lo
      que se logra con su plena incorporación a la
      valoración de los resultados del otro, y a auto evaluar
      críticamente hasta donde ha llegado y qué le
      falta para la idoneidad en el aprendizaje.
    • El profesor debe definir qué aspectos del
      contenido el estudiante buscará en soporte
      electrónico o haciendo uso de las Nuevas
      Tecnologías de la información y la
      comunicación en general.

    El control del trabajo independiente debe ser
    cualitativo-valorativo, que constituya un referente para la auto
    valoración del estudiante ante el aprendizaje, que le
    permitan conocer cuáles son sus fortalezas y debilidades,
    que pueda retroalimentarse y adoptar alternativas a partir del
    error como un "momento necesario del aprendizaje y del desarrollo
    de la personalidad". (Fernando González Rey,
    1989)

    IV. Orientación del trabajo independiente (T.I)
    al alumno.

    Al estructurar cada tarea del trabajo independiente
    según los procedimientos antes declarados es evidente que
    su organización requiere de un tiempo que en ocasiones
    puede resultar considerable en relación con el tiempo
    total del que disponemos para la clase o tarea docente en
    cuestión. Para evitar que se prolongue su
    orientación es necesario que utilicemos diferentes
    procedimientos generales, entre los más productivo
    tenemos:

    • Dejar la orientación para el trabajo
      independiente en el mural del grupo u otro lugar con
      condiciones al efecto para que sea copiado por el
      colectivo.
    • Habilitar un fólder en el Centro de
      Documentación para que los alumnos se orienten
      allí del trabajo independiente. (Pueden ser varios en
      dependencia de la matrícula)
    • Utilizar tarjetas en las
      que aparezcan las orientaciones del trabajo independiente. (Muy
      provechosa para el trabajo en
      equipo dentro o fuera de la clase).
    • Los profesores deben considerar toda la
      información que aparece en soporte electrónico y
      que las orientaciones dadas propicien una adecuada
      interactuación de los estudiantes con las nuevas
      tecnologías.

    Independientemente de la variante adoptada en todos los
    casos resultará obligatorio:

    • Motivar adecuadamente el trabajo independiente que
      incluye garantizar una orientación (B.O.A.) los
      más completa posible al alumno para enfrentar la tarea,
      en la que se destaque la importancia de su realización
      para el logro de los objetivos de la enseñanza, su
      vínculo con la vida social, expectativas profesionales,
      las condiciones en que se realizará la tarea, los
      materiales de que se disponen, el tiempo que dedicará a
      la misma, crear un ambiente favorable para la empatía y
      la colaboración entre todos los miembros del grupo, que
      se definan las responsabilidades individuales y grupales,
      instar a que cada sujeto se preocupe por la satisfacción
      de las necesidades de aprendizaje del otro y los resultados
      esperados.
    • Orientar la forma en que se controlará. Es un
      momento muy importante, no solo por constatar un resultado
      determinado sino por el seguimiento a todo un proceso de
      despliegue de habilidades profesionales que determinadas en el
      currículo el estudiante debe conocer para
      que constituyan intenciones y propósitos de su
      actuación. Debe ser un proceso cualitativo de plena
      implicación personal de los sujetos que aprenden
      incluyendo al profesor que constantemente perfeccionará
      estilos y métodos de trabajo.
    • Elaborar una guía para cada estudiante o por
      equipos con los siguientes aspectos:(tema, título,
      objetivos, orientaciones metodológicas, actividades,
      exigencias para el control y la fecha,
      bibliografía.

    V. Control y evaluación del trabajo
    independiente.

    Aunque por la propia dinámica de la
    fundamentación del proceso se han hecho algunas
    valoraciones de este momento en los aspectos anteriores, es
    necesario precisar que:

    • Todo trabajo independiente que se oriente debe ser
      evaluado y controlado individual o colectivamente por el
      profesor como condición obligatoria para la
      dirección del proceso de enseñanza-aprendizaje.
      Al respecto no es necesario que el profesor se estereotipe con
      la emisión de juicios de valor cuantitativos, sino que
      se aproxime a una valoración o criterio lo más
      acertado posible sobre cuál ha sido el avance de sus
      estudiantes en el proceso de aprendizaje, qué les ha
      faltado y cómo potenciarlo, que estos a su vez lo
      interioricen, reconozcan sus propios logros y dificultades y
      las consideraciones del otro yo.
    • El control no deberá limitarse al conocido
      control pedagógico, si no penetrar en la calidad de la
      tarea realizada, dificultades presentadas, lógica
      seguida para su realización y actualización,
      preguntas que hace el alumno y que ayudan a que los
      demás aclaren sus dudas, a que el profesor perfeccione
      la dirección del aprendizaje y busque alternativas para
      la facilitación, entre otros.
    • Los resultados diferentes ante una misma tarea debe
      ser discutidos colectivamente para llegar a consenso, acogerse
      a determinado criterio o divulgar las experiencias o modos
      distintos de actuar. Aunque cada estudiante puede abordar de
      diferentes formas el mismo problema científico sin que
      se desvirtúen los resultados esperados.
    • El profesor debe implicar a los estudiantes en un
      proceso consciente de auto evaluación y
      coevaluación como condición básica para el
      desarrollo de sus habilidades metacognitivas.

    Deberá estructurarse como parte de la planificación del trabajo independiente la
    forma en que se controlará, tratando que sean las
    más productivas, profundas y cualitativas.

    4.
    Conclusiones

    1. Las diferentes concepciones que sobre trabajo
      independiente se han abordado en la literatura
      consultada me orientan a considerarlo dentro de la
      dinámica del proceso de enseñanza-aprendizaje,
      criterio que fundamento y asumo.
    2. En el análisis de la evolución
      histórica del problema de investigación se
      evidencia que han existido diferentes tendencias y enfoques de
      la actividad cognoscitiva independiente y del trabajo
      independiente, desde la antigüedad hasta nuestros
      días; donde se han manifestado como regularidad dos
      posiciones fundamentales: los partidarios del excesivo
      directivismo del proceso y los que se han plegado al dejar
      hacer como una manifestación de la preponderancia del
      constructivismo y la dinámica de grupos:
      ambas manifestaciones no han logrado analizar la
      problemática en su justa medida ni han propuesto las
      alternativas necesarias y suficientes para solucionar los
      problemas que de su puesta en práctica se
      derivan.
    3. El análisis crítico de los fundamentos
      epistemológicos me revelaron que no existe en la
      literatura científica consultada una definición
      del trabajo independiente que satisfaga las expectativas de las
      transformaciones del proceso docente – educativo en las
      Universidades Pedagógicas, a partir del protagonismo del
      estudiante y la acertada dirección del profesor. En
      correspondencia con ello construyo mi propia definición:
      trabajo independiente es el método de dirección
      del aprendizaje dirigido al desarrollo de habilidades para la
      independencia cognoscitiva dentro y fuera de la clase y que se
      manifiesta a través de la autopreparación del
      estudiante, a partir de la necesaria orientación del
      profesor, donde el sujeto que aprende concientiza fortalezas y
      debilidades de los resultados alcanzados.
    4. En la observación de algunas clases y
      entrevistas a estudiantes y profesores constaté que las
      dificultades que más atentan contra la
      implementación del método están en que son
      insuficientes las acciones para la determinación y
      orientación del trabajo independiente por parte de los
      profesores, desde la elaboración del programa hasta la
      planificación de la clase. En este sentido los
      estudiantes no logran apropiarse de un algoritmo de trabajo
      individual que los oriente a resolver tareas con
      carácter independiente y a la vez sientan la necesidad
      de ayudar al otro en situaciones similares.
    5. La propuesta metodológica y su
      implementación inicial me permiten considerar sus
      potencialidades para optimizar el trabajo independiente dentro
      y fuera de la clase, a partir de la puesta en práctica
      de cinco aspectos de carácter didáctico que van
      desde el análisis del programa a impartir hasta el
      control, donde además, se hace énfasis en la
      necesidad de atender de manera muy especial la plena
      implicación de profesores y estudiantes en un ambiente
      favorable para la potenciación de los niveles de ayuda y
      la consideración por el otro de lo que individualmente
      se aprende.

    5.
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    Resumen

    En el artículo se aborda una importante y actual
    problemática en el proceso docente-educativo de las
    Universidades Pedagógicas: la orientación del
    trabajo independiente de los estudiantes. Son muchas las
    investigaciones que sobre este particular se han realizado, sin
    embargo, todavía subsisten dificultades al respecto,
    fundamentalmente en lo referente a su determinación,
    orientación, ejecución y control. A partir de
    reflexiones iniciales que parten del propio desempeño
    profesional del autor, de investigaciones realizadas tanto con
    alumnos como en otros proyectos y que
    se fundamentan en todo del trabajo, se exponen las experiencias
    alcanzadas durante varios cursos en el
    perfeccionamiento del trabajo independiente de los estudiantes
    del primer y segundo años de la Carrera Educación
    Primaria. Se hace un estudio diagnóstico de los profesores
    y estudiantes implicados en la investigación,
    además del análisis de los documentos rectores de
    la Carrera, lo que fundamenta la necesidad de la propuesta
    metodológica para la determinación,
    orientación, ejecución y control de trabajo
    independiente para los estudiantes de este nivel.

     

     

     

     

     

    Autor:

    Danilo Quiñones Reyna.
    Universidad Pedagógica Pepito Tey, Las Tunas, Cuba.
    E-mail:

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