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América latina (página 2)




Enviado por pablo9711



Partes: 1, 2

Se desarrolló un sistema de comercio
centralizado con la finalidad de excluir a competidores
extranjeros, pero el descubrimiento de oro y plata en las
Américas atrajo a las restantes potencias, Gran
Bretaña, Francia y
Holanda, que establecieron bases comerciales en la periferia de
las colonias e influyeron de forma considerable en
ellas.

EL FINAL DEL SISTEMA
COLONIAL

En el siglo XVIII, tras un siglo de decadencia de
España y Portugal, se dio impulso a las reformas,
manifestada sobre todo en el desarrollo de
las exportaciones
agrícolas y mineras, la eficiencia
administrativa, la defensa y la expansión de las
fronteras. Estas reformas, aplicadas en la América
española y portuguesa, aumentaron la producción y los ingresos, pero
también contribuyeron al descontento de los criollos y
ejercieron una gran presión
sobre la población oprimida a causa de sus lamentables
condiciones socioeconómicas.

La filosofía de la
Ilustración y la difusión de las ideas
liberales tuvieron gran influencia sobre las clases altas de las
colonias, pero fue la invasión napoleónica
(1808-1814) de la península Ibérica la que
actualizó las ideas de emancipación de
Latinoamérica. Hacia 1825, toda la América
española, excepto Cuba y
Puerto Rico,
se había independizado de la metrópoli, dando lugar
a la proclamación de repúblicas criollas. En 1822
los criollos brasileños establecieron una monarquía independiente bajo un
príncipe portugués.

REPÚBLICAS
LIBERALES Y DICTADURAS

La clase criolla que había heredado el poder tras la
independencia
abolió muchas de las instituciones, impuestos y
derechos de
aduana en
concordancia con el liberalismo
del siglo XIX; pero sus grandes esperanzas se desvanecieron con
la crisis
política y
la decadencia económica que caracterizaron los primeros
años de la mayoría de las nuevas naciones. A
mediados del siglo XIX, los caudillos tomaron las riendas del
poder
político, económico y social en casi toda la
región.

Desaparecido el dominio español y
portugués, Gran Bretaña se convirtió en la
principal potencia
comercial, consiguiendo establecer un dominio pleno en
la América independiente. A finales del siglo XIX
había triunfado en lo político el liberalismo, y
en la economía se abrían nuevas
posibilidades para la agricultura
comercial, la minería y
la modernización en las infraestructuras. Estados Unidos
había reemplazado a Gran Bretaña como mercado
más importante y como principal inversor de bienes de
capital en
Latinoamérica, y en el siglo XX estableció su
hegemonía a todos los niveles sobre la región,
interviniendo con frecuencia en los asuntos internos de la
mayoría de los países del continente.

El liberalismo del XIX se hizo cada vez más
conservador en el ámbito sociopolítico en tanto que
sus programas
económicos favorecieron el surgimiento y desarrollo de
las clases medias y trabajadoras urbanas. En algunos
países, especialmente Argentina y
Brasil, la inmigración europea extensiva
aceleró el crecimiento. Ésta organizaría
partidos
políticos más modernos para hacer frente a las
viejas elites liberales. Las nuevas clases
sociales exigieron cada vez más su
participación en la vida política. Entretanto,
la población rural continuaba viviendo en la más
profunda pobreza y
opresión, si bien elementos revolucionarios empezaron a
aparecer en su seno a lo largo del siglo XX. La migración
rural a las ciudades se convirtió en algo habitual y
característico, a menudo creando extensos cinturones de
miseria, y aunque se mantuvo la desigualdad en el modo de vida
entre la ciudad y el campo, la producción agrícola continuó
siendo el pilar de la economía de exportación de Latinoamérica. Las
revoluciones, dirigidas y promovidas generalmente por las clases
medias y apoyadas por los trabajadores y el campesinado
descontento, tuvieron lugar en México, Brasil, Argentina,
Guatemala,
Bolivia,
Cuba,
Nicaragua y en otros países; en todas ellas, sus
líderes adoptaron diversas ideologías emergentes
(populismo,
nacionalismo,
socialismo).

El hecho de compartir un mismo idioma, una religión mayoritaria
y una misma cultura, además de su situación de
dependencia económica, es el principal factor de
unión de la región, y ha significado un importante
incentivo para que los países latinoamericanos establezcan
estrechos vínculos culturales y comerciales. A mediados de
la década de 1990, después de muchos años de
recesión económica, se empezó a vislumbrar
una notable mejoría en las condiciones y niveles de vida
de la población. Al mismo tiempo, las
juntas militares que habían gobernado en gran parte de los
países latinoamericanos en las décadas de 1970 y
1980, fueron depuestas y reemplazadas por regímenes en
proceso de
democratización decididos a crear un futuro más
próspero, a pesar de las graves carencias estructurales en
toda la región.

Pablo

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