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Diatribas antiateístas




Enviado por irichc23



    1. Ateos y maniqueos, o la gnosis de
      los ignorantes.
    2. Por qué el ateísmo
      es una secta.
    3. Arqueología del
      ateísmo.
    4. El ateo como
      hereje.
    5. Egiptólogos
      heresiarcas.
    6. Pregunta a un experto en temas
      bíblicos.
    7. Impugnación de lugares
      comunes.
    8. Pequeña
      apología.

    1. Ateos y maniqueos,
    o la gnosis de los ignorantes.

    I.

    Veo que muchos andrajosos de la teología (a-teos)
    andáis justificando vuestros desaguisados bíblicos
    con tesis ya
    más que superadas. Menuda sorpresa me he llevado al
    comprobar que intentáis fundamentar el descreimiento desde
    el maniqueismo hermenéutico, mediante un Dios malo Creador
    y un Dios bueno Redentor (al que, por cierto, nunca veo en
    vuestras citas). Pues bien, para colocaros al nivel que os
    merecéis, el de un torpe heresiarca del siglo II, os
    remito al más claro precedente de esta manera de proceder,
    al que sin saberlo imitáis. Lo que no me queda claro es si
    tenéis por buenas sus ridículas tesis contra
    la Providencia y el libre albedrío (asociación
    mal/materia;
    imposibilidad de hacer el bien y alcanzar la beatitud en el
    mundo), su elitismo antropológico (sólo se salva el
    que alcanza la gnosis), etc., o si sólo usáis sus
    argumentos retóricamente, como vulgares pedantes y
    estridentes neófitos que sois. Diría que lo
    segundo.

    En fin, AFICIONADOS.

    II.

    Reconstrucción de las Antítesis de
    Marción (A. v. HARNACK, Marcion.

    Das Evangelium vom fremden Gott (TU, 44), Leipzig 1924,
    pp. 89-92.

    1. "Nadie conoce al Padre, sino el Hijo" (Lc 10,22). El
    Padre deCristo es desconocido, mientras el Creador es conocido
    por Adán y por los demás impíos.

    2. Cristo conocía lo que hay en el corazón
    del Hombre (Lc
    5,22); el Creador pregunta a Adán: ¿dónde
    estas? (Gn 3,9).

    3. Cristo era bueno con los ciegos, que David
    había mandado matar (2Sam 5,6-8, Adv. Marc.
    IV,36,13)

    4. Cristo da vista a los ciegos (Lc 7,21), mientras el
    Creador no cura la ceguera de Isaac (Gn 27,1-2).

    5. Moisés se impone como juez entre sus hermanos
    que pelean (Ex 2,13-14). Cuando a Jesús le piden que
    resuelva una disputa, él se niega (Lc 12,14; Adv. Marc.
    IV,28,9-10).

    6. Los israelitas salieron bien equipados de Egipto (Ex
    13,18) después de despojar a los egipcios por orden del
    Creador (Ex 11,2-3;12,35-36); Cristo manda a predicar a sus
    discípulos "sin nada para el camino, ni bastón, ni
    alforja, ni pan, ni plata; ni tengáis dos túnicas
    cada uno" (Lc 9,3, Adv. Marc. IV,24,2).

    7. El Creador legisla "ojo por ojo, y diente por diente"
    (Ex 21,24);el Hijo del Dios Supremo dice "si te pegan en una
    mejilla, presenta la otra" (Lc 6,29).

    8. La Ley declara que
    si uno toma un vestido ajeno, el culpable pagará el doble
    (Ex 22,8); Cristo declara "al que te quite el manto, no le
    niegues la túnica" (Lc 6,29, cf. Adv. Marc.
    IV,16,2)

    9. El Creador envía fuego sobre los enemigos de
    Eliseo (2Rey 1,9-10);Jesús reprende a los
    discípulos que le piden que envíe fuego (Lc
    9,54-55, Adv. Marc. IV,23,7).

    10. El Creador envía los osos que devoran a 42
    niños
    que se habían burlado de Eliseo (2Rey 2,23-24); Cristo
    dice a sus discípulos "dejad que los niños
    vengan a mí" (Lc 18,15-16, Adv. Marc. IV,23,4).

    11. El Creador sanó sólo un leproso por
    medio de Eliseo, cuando en Israel
    habían muchos (Lc 4,27), y para ello necesitó que
    se lavara en agua siete
    veces (2Rey 5); el Hijo del Dios Supremo sanó a diez, con
    su sola palabra, e inmediatamente; por otra parte, el que regresa
    glorificando a Dios no cumple la Ley (Lc 11,19,
    Adv. Marc. IV,35,4).

    12. El profeta del Creador dice "que no oigan los que
    tienen oídos" (Is 6,9); Cristo dice "el que tenga
    oídos, que oiga" (Lc 8,8, cf. Adv.Marc.
    IV,19,2).

    13. La Ley dice "Maldito el que está colgado de
    un madero" (Dt 21,23);Cristo fue colgado en un madero (Gal
    3,13).

    14. El Cristo judío vendrá sólo
    para Israel; el Cristo
    de Dios viene para todos los pueblos de la
    tierra.

    15. El Dios bueno es bueno ante todos; el Creador se
    preocupa sólo de los que le pertenecen. El Bueno salva a
    los que creen en Él, pero no castiga al resto; el Creador
    salva sus fieles y castiga al resto.

    16. La maldición es la característica de la Ley; la
    bendición caracteriza al Evangelio.

    17. En la Ley, el Creador ha dicho: "Yo hago al rico y
    al pobre"; pero Cristo sólo llama bienaventurado al pobre
    (Lc 6,20).

    18. En la Ley se le da la fortuna a los ricos y la
    desgracia a los pobres; en el Evangelio es al
    revés.

    19. La ley manda amar al prójimo y odiar al
    enemigo (Lv 19,18, según Mt 5,43); pero es necesario amar
    a los enemigos (Lc 6,27-35).

    20. El Creador ha establecido el Sábado, que
    Cristo no ha observado.

    21. La Ley prohibe tocar a una mujer con flujos
    de sangre (Lv
    15,25-27); el Cristo de Dios no sólo la toca sino que la
    sana (Lc 8,43-48).

    III.

    El recurso de los ateos cuando se ven acorralados es
    apelar al vacío absoluto de sus creencias. Ellos son los
    racionales, los que nada creen y sólo hablan de lo que
    saben, o de lo que creen que saben. Pero, ¿acaso por estar
    sumidos en una eterna "epojé" metafísica
    no son responsables de lo que dicen? Porque yo he escuchado a
    muchos ateos alegar, como base de su descreimiento, "el problema
    del mal", que por lo demás ya fue planteado por Epicuro en
    el siglo IV a.C.

    Si el Dios de la Creación es malvado porque
    permite el dolor, idea que os agrada y que no cesáis de
    repetir, entonces el bien ha de estar en otra parte, ya que de lo
    contrario ni vosotros mismos podríais juzgar dicha maldad
    (hay que conocer la luz para
    anhelarla). Sin embargo, no puede estar en vuestro cuerpo, ya que
    éste fue creado con el resto del mundo. Así que ha
    de estar en vuestra alma, "chispa" sagrada de un Dios
    extraño.

    La gnosis es un tema interesante y no pretendo
    despacharlo de un plumazo. Me basta con demostraros que
    usáis argumentos que están fuera de vuestro
    control, de
    modo que cuando alguien como yo os replica resulta muy
    difícil que evitéis el ridículo.

    2. Por qué el
    ateísmo es una secta

    I.

    Definición etimológica de secta: los que
    buscan alguna cosa (se entiende, de tipo esotérico).
    Definición histórica de secta: los que se apartan
    de la ortodoxia.

    Que no tenéis ninguna autoridad
    iluminada, ningún Paráclito por medio del cual
    hable el Espíritu Santo, lo doy por bueno. Sin embargo,
    ese don iluminativo se ha democratizado (a eso refiere el
    término 'Ilustración' aplicado en sentido plebeyo) y
    habita difuso en cada uno de vosotros. Os consideráis
    superiores al creyente y partícipes de una
    salvación racional (aunque sea para este mundo) de la que
    él está excluido.

    II.

    Sois maniqueos, ya que, partiendo de la base de que la
    existencia de Dios es indemostrable, retorcéis los
    argumentos de los que intentan justificar la plausibilidad de la
    fe en el Ser Supremo. Les alegáis que, de existir ese Ser,
    su maldad sería también suprema. Lo que no
    explicáis es cómo habríais vosotros
    detectado esa maldad, si también sois, como el mundo, obra
    del Dios malvado.

    Por otro lado, he visto a M. -y a tantos otros- atacar
    el libre albedrío para implicar a Dios en nuestra maldad,
    y ése es un argumento típicamente maniqueo, aunque
    M. no crea en Dios.

    Por último, vuestra postura tiende a ser
    simplista en extremo: El creyente es propenso a envilecerse, pues
    sus creencias irracionales lo arrojan al fanatismo. El ateo, en
    cambio,
    liberado del peso de la autoridad y
    del absurdo de las tradiciones bárbaras, construye sus
    propios valores
    según lo que es objetiva o consensuadamente bueno.
    Así, mientras que el creyente tiende al mal (si hay
    creyentes buenos no será por su fe, sino por su buen
    natural), el ateo tiende al bien (si hay ateos malos no
    será por su credo del descreimiento, sino por su mal
    natural o sus malas compañías).

    Partís de la base de que el hombre es
    originariamente bueno, lo cual, a pesar de no ser algo propio de
    maniqueos, sino más bien de pelagianos, demuestra vuestra
    inmensa ingenuidad psicológica.

    III.

    Ésa [el alegar que no hay espíritu] es
    vuestra fachada racionaloide, pero ¿de qué modo
    respondes a la objeción hecha más arriba
    ("¿Cómo habríais vosotros detectado esa
    maldad…?")? Sin embargo, los ateos, lejos de despreciar la
    materia, la
    consideráis la única realidad existente, mientras
    que desterráis el espíritu a los parajes de lo
    ignoto y lo indemostrable. ¿No es algo muy parecido a lo
    que hacían los maniqueos al considerar que TODO ESTE MUNDO
    era absolutamente material, fruto de la raza de las tinieblas,
    mientras que el espíritu pertenecía al Pleroma?
    Sólo que vosotros, inconsecuentemente, no creéis en
    el Pleroma, sino en una etérea "bondad
    natural".

    3.
    Arqueología del ateísmo

    Aunque a menudo se presente con ciertas ínfulas
    intelectuales, el ateísmo no es más racional que
    cualquier otra creencia. Y no es que el ateísmo sea una
    creencia más, sino que, como demostraré, es una
    inconsecuente y ridícula amalgama de creencias anteriores.
    Dichas creencias, no declaradas y fundidas en vistas al objetivo
    anacrónico de acabar con la doctrina oficial de la
    Iglesia,
    integran lo que nos viene a las mientes cuando hablamos de
    "pensamiento
    ateo", "cosmovisión atea" o "ideología atea". Ésta se concibe a
    sí misma como una especie de internacionalismo
    antiespiritual, cuyo cometido más destacable es calumniar
    todo lo que huela a beato, asociándolo con la estupidez y
    los más bajos instintos del ser humano. Obviamente el ateo
    es un santo. Más aún, alguien autosantificado, ya
    que no reconoce instancias superiores; mientras que el conjunto
    de no ateos, sus enemigos naturales, son eternos sospechosos de
    traición a no se sabe muy bien qué. Los grandes
    espíritus que se distinguieron por su defensa de la fe y
    la religión
    fueron, según nos narran estos nuevos iluminados,
    fanáticos y opresores, malvados e hipócritas,
    absurdos e ignorantes o, siendo comprensivos, pobres infelices
    que erraron necesariamente al no haber podido vivir en los
    tiempos de la
    Ilustración. Pues bien, sin profesar ningún
    credo y sintiéndome simplemente un amante de la cultura y de
    la verdad, me dispongo a acabar con tanta palabrería y a
    romper una lanza en favor de los creyentes, de los acosados por
    usar "erróneamente" su libertad de
    pensamiento.

    Seré breve. El ateísmo se remonta a muchas
    y muy contradictorias fuentes.
    Resulta instructivo, pues, condensarlas en un solo párrafo
    a fin de apreciar el grado de solidez de una doctrina que se base
    en todas ellas al mismo tiempo. El ateo
    está acostumbrado a juzgar, pero poco o nada a ser
    interrogado por sus creencias, en teoría
    inexistentes. Procedamos acto seguido a diseccionar esta falacia
    de la "no creencia":

    1) La primera fuente de la que bebe el ateísmo es
    el buddhismo, cuya noción principal, el Dharma o
    Vacío Absoluto, impregna todas aquellas consideraciones
    que podrían incluirse en una corriente mayor: el
    nihilismo, la negación radical de la trascendencia.
    Sólo existe una diferencia en la formulación de la
    misma por parte del ateo, pues en vez de afirmarse, como
    haría un buddhista, que la Nada Absoluta es la Verdad, se
    afirma que nada es una verdad absoluta, lo cual conlleva decir
    prácticamente lo mismo pero con un énfasis
    atenuado.

    2) Otro afluente de la profesión de fe atea es el
    luteranismo, es decir, la asociación de la verdad objetiva
    con la certeza subjetiva, excluyéndose mediadores entre el
    perceptor y la cosa en sí. Todas las consecuencias del
    libre examen se aplican a la concepción que el ateo tiene
    de la verdad: mi creencia es la correcta, en tanto que
    sólo yo sé lo que me conviene (pero nadie habla
    sólo por sí mismo), mi interpretación de la
    Biblia es la más veraz, mi visión de la historia es la más
    aproximada, mi concepción del mundo es la más
    realista, etc. Pero este punto 2 se contradice abiertamente con
    el 1, ya que se pasa de afirmar la nulidad de todos los puntos de
    vista parciales a hipostasiarlos y tomarlos como
    absolutos.

    3) El siguiente movimiento a
    tener en cuenta es el difuso escepticismo o agnosticismo, que
    normalmente se expresa en estos términos: la verdad
    absoluta es absolutamente extrínseca al hombre, ser
    relativo e histórico (noumenismo). Este punto 3 se
    contradice con el 2, ya que de afirmar la preeminencia de
    nuestras convicciones por encima de las de los demás
    pasamos a relativizarlas completamente en aras de una cosa en
    sí inaccesible.

    4) Un nuevo credo a añadir a los ya citados
    sería el del maniqueísmo, cuya máxima
    vendría a ser: "El mundo es imperfecto, en tanto que nos
    causa sufrimientos. Luego el mundo no puede haber sido creado por
    un Dios perfecto y bueno, sino más bien por un Dios
    malvado o imperfecto. Nosotros, los perfectos, no somos de este
    mundo". Pero hete aquí que hallamos una
    contradicción más. Este punto 4 choca frontalmente
    con el 3, ya que dejamos de asociar la verdad con la cosa en
    sí para predicarla del sujeto, al que se atribuyen los
    sufrimientos.

    5) Seguimos aún con nuestro recuento. El
    próximo elemento a considerar es el hedonismo o positivismo.
    La tesis principal de éste es que la verdad está en
    el mundo, y que todo lo que lo trascienda es forzosamente falso,
    pues los hombres viven en el mundo. Huelga decir
    que se da una nueva contradicción del punto 5 con el
    anterior, el punto 4, de modo que lo que antes se ha vinculado
    con el mal absoluto (el mundo, fuente de dolor) ahora es la
    verdad absoluta, y lo que antes tenía el valor de
    verdad (el anhelo de una felicidad perfecta) es ahora una parte
    del mundo.

    6) Finalizamos la retahíla refiriéndonos
    al cinismo, doctrina que sostiene que los valores
    establecidos son malos y han perdido su vigencia, por lo que,
    para cambiar el mundo, debemos trascenderlos y rebelarnos contra
    lo dado. El punto 6, en efecto, vuelve a chocar con su
    precedente, el 5, recobrándose la trascendencia frente a
    la inmanencia.

    Conclusión: el ateísmo es una religión de religiones que, saltando de
    oca en oca, se permite ejercer una crítica implacable
    sobre todas las demás. La incoherencia es, sin duda, un
    valor en
    alza.

    4. El ateo como
    hereje

    ¿La fe es contraria a la sabiduría?
    ¿Y sois vosotros los legítimos representantes de la
    verdad? ¿No será más bien que la
    razón, enseñoreada de sí misma, quiere
    emanciparse para vivir en su propia nada?

    Pero dices que en épocas más cultas el
    número de los ateos se ha visto incrementado. Yo te digo:
    en paralelo a los ortodoxos, siempre ha habido herejes. Porque,
    ¿qué es el ateísmo sino el akelarre
    caótico de todas las herejías? ¿Qué
    sino la suma de los errores y de las opiniones descabelladas
    sobre la divinidad, vulgarizadas hasta el extremo? Su
    extensión es una consecuencia de la
    Ilustración, que enfrenta al hombre mediocre a tareas
    que le superan con mucho (v.g., JRRF y M. comentando la Biblia o
    intentando rebatir argumentos teológicos). El ateo, pues,
    no se queda en una mera posición pasiva de "abstine,
    sustine", sino que construye su propia razón
    teológica. Razón, dicho sea de paso, deficiente
    hasta el extremo, pero que él, juez y parte, tiene por
    inmejorable (cfr. con el libre examen de las Escrituras,
    propuesto por los luteranos).

    La desacreditación más inmediata del ateo
    es que todo lo que pueda decir contra Dios, la revelación
    y la naturaleza humana
    ya lo dijeron los herejes con muchos siglos de antelación,
    siendo convenientemente refutados. Por eso los ateos son
    doblemente ignorantes: en el concepto y en la
    historia.

    5.
    Egiptólogos heresiarcas

    Es recurrente en las páginas ateas, siempre tan
    bien documentadas, aludir a los "orígenes egipcios" del
    "mito de
    Jesús". Sin entrar en detalles farragosos propios de
    eruditos o pseudoeruditos, y obviando la problemática de
    inserir el fenómeno mesiánico, el monoteísmo
    y la iconoclastia hebreas en un contexto pagano, reduzcamos el
    problema a dos casos con dos hipótesis:

    Casos:

    1) Los historiadores de las religiones han hallado
    claros paralelismos entre relatos egipcios y la Vida de
    Jesús.

    2) Los teólogos cristianos han hallado claras
    referencias en la Ley y en los profetas a la Vida de
    Jesús, así como a su doctrina.

    Hipótesis:

    1) Resulta muy sencillo relacionar la Vida de
    Jesús con la Biblia, dada la vaguedad de ambos escritos y
    la posibilidad de forzar la interpretación. Pero, en ese
    caso, también debería ser un juego de
    niños el relacionarla con los relatos egipcios. E incluso
    con algún cuento chino,
    si buscamos bien.

    2) Los paralelismos entre los Evangelios y los relatos
    egipcios son sorprendentes, de modo que podemos excluir la
    hipótesis de que se trate de una mera
    coincidencia textual. Sin embargo, en ese caso, también
    deberíamos descartar que la relación de la Vida de
    Jesús con las profecías del Antiguo Testamento
    fuera producto de la
    manipulación, y habríamos de reconocer a Aquel como
    el Hijo de Dios anunciado.

    O es fácil manipular los textos o no lo es en
    absoluto. Si es fácil, la correlación de historias
    que presentan los estudiosos resulta superflua, y Cristo
    existió realmente. Pero si es difícil, entonces no
    podemos considerar las coincidencias entre Antiguo y Nuevo
    Testamento como simples invenciones de teólogos, expertos
    en la Ley, y habremos de deducir que en ambos casos se trata de
    escritos inspirados. Tertium non datur.

    Tanto en un extremo como en el otro, pues, el ateo queda
    cogido en sus propias palabras.

    6. Pregunta a un
    experto en temas bíblicos

    Saludos JRRF,

    He leído tus respuestas a las diversas cuestiones
    planteadas por los usuarios. La impresión que me he
    llevado ha sido la siguiente: careces por completo de nociones
    teológicas y, en consecuencia, eres incapaz de ofrecer una
    interpretación no distorsionada de la Biblia. No
    tendrás problemas en
    admitir que un libro de
    física no
    puede leerse como uno de cocina, sino que exige conocimientos
    previos. De modo similar, la Biblia requiere o bien conocimientos
    esenciales sobre teología (y no pienso en áridos
    tratados de
    escolástica, sino en la más elemental
    hermenéutica), por los cuales se distingue el competente
    en la materia, o bien la humildad necesaria para aceptar como en
    depósito aquello que actualmente no comprendemos, actitud que se
    espera del creyente. Está claro que a ti te faltan ambas
    cualidades, que suples, no obstante, con la petulancia del
    entendido y un batiburrillo de asociaciones históricas y
    semánticas que nada tienen que ver con la intención
    de los que escribieron la Biblia. Podría decirse que hay
    dos Biblias: la de todos y la revisada por JRRF, siendo distintas
    en lo esencial. JRRF, pues, comenta su Biblia, la que a él
    le conviene, no la Biblia histórica que ha cimentado la fe
    de millones de creyentes.

    Aclarado esto, para que nadie pueda pensar que te acuso
    sin fundamento, tendré a bien el ponerte a prueba. Me
    gustaría saber qué significación
    entraña, según tu parecer, el mito del
    pecado original que aparece relatado en el Génesis. Ya he
    visto que en el mensaje titulado "Sobre Yaveh" haces tus pinitos
    teológicos y hablas de "sexo",
    "envidia", "sabiduría", "tecnología" y
    autosuperación del hombre como ingredientes principales de
    ese pecado. Elijo este tema, el del pecado original, ya que no en
    vano lo encontramos al comienzo de la Biblia. A su luz, como
    alegoría fuera de la historia, hasta su abolición
    por Cristo, debe leerse toda la narración ulterior
    concerniente al pueblo hebreo. Éste, sumido en el pecado y
    la muerte,
    aspira a su redención mediante la búsqueda del Dios
    Viviente. Dios, por su parte, lo utiliza como instrumento o
    matriz del que
    ha de ser el Mesías universal, tal como está
    profetizado. En su progresivo mostrarse, el Ser Supremo se adapta
    a la sensibilidad y a la capacidad de comprensión de sus
    interlocutores humanos, siendo primero un Dios de justicia y
    finalmente un Dios de amor. El amor no
    excluye la justicia, sino
    que la perfecciona. La muerte y el
    crimen, pues, de los que tanto partido sacas en tus collages
    bíblicos, no son más que una consecuencia del
    pecado original, atribuible sólo al hombre, aunque Dios lo
    tolere. Si la muerte no
    existiera, sería absurdo luchar por la salvación
    que es la inmortalidad, lucha en la que se halla involucrado el
    pecado, pero que no tiene el pecado como fin, sino más
    bien su superación.

    Te quedas en la burda letra, JRRF. Pero, por si esto
    fuera poco, ni la misma letra eres capaz de interpretar con
    solvencia. Porque, ¿cómo es posible que el pecado
    original sea el sexo, que al
    fin y al cabo es reproducción, cuando en el primer
    capítulo del Génesis se registra la siguiente orden
    de Dios a los hombres: "Sed fecundos y multiplicaos y henchid la
    tierra y
    sometedla; mandad en los peces del mar
    y en las aves de los
    cielos y en todo animal que serpea sobre la tierra."
    (Gn 1,28)? ¿Y cómo va a ser la sabiduría
    dicho pecado, siendo Dios infinitamente sabio? ¿Es acaso
    también infinitamente pecador? ¿Cómo va a
    envidiar, por otro lado, que el hombre se
    haga racional, si lo creó a su imagen y
    semejanza? Finalmente, ¿de qué modo podría
    oponerse Dios al progreso del hombre cuando forma parte de su
    primer mandato el que éste se sitúe por encima de
    las demás criaturas y las someta? Todo lo que dices no se
    sostiene, y ocultas, además, alevosamente los grandes
    elogios que los libros
    sapienciales dedican a la sabiduría:

    "Da al sabio, y se hará más sabio
    todavía; enseña al justo, y crecerá su
    doctrina" (Pr 9,9)

    "Si te haces sabio, te haces sabio para tu provecho, y
    si arrogante, tú solo lo tendrás que pagar" (Pr
    9,12)

    "El hijo sabio es la alegría de su padre, el hijo
    necio entristece a su madre" (Pr 10,1)

    "La lección del sabio es fuente de vida, para
    sortear las trampas de la muerte" (Pr
    13,14)

    "El que anda con los sabios será sabio; quien
    frecuenta los necios se hará malo" (Pr 13,20)

    Por dar sólo una pequeña muestra.

    ¿Qué tienes que decir ahora, JRRF? Reitero
    mi pregunta, que yo mismo me he contestado en parte, pero que
    quiero comparar con la solución que me des:
    ¿Cómo entiendes el mito del pecado original en la
    Biblia?

    Gracias por adelantado.

    7.
    Impugnación de lugares comunes

    ¿Por qué la Iglesia
    católica no es una secta en el sentido moderno del
    término?

    En las sectas la adhesión no es libre, sino que
    viene introducida por una especie de captación personal.
    Ésta obliga al "captado" a romper con todos los
    vínculos anteriores, cosa que en la religión
    cristiana sólo fue propio, desde sus inicios, de los
    perfectos, anacoretas y demás, que lo hacían
    movidos por su libre voluntad de ascesis y
    acrisolamiento.

    En las sectas de las que hablamos (sectas destructivas)
    se ejerce también una presión
    constante sobre el afectado, hasta el punto de impedirle
    separarse de la misma. En el cristianismo
    ha sucedido más bien al revés, es decir, se ha
    instado a la separación de los pecadores de la Iglesia, si
    estos no eran penitentes.

    Todo ello no excluye que haya sectas cristianas,
    dañinas como las que más, que yo alinearía
    sin reparos entre las herejías, como es el caso del Opus
    Dei o de los Testigos de Jehová. La lista, por supuesto,
    no termina necesariamente ahí.

    ¿Qué es la Iglesia
    católica?

    No sólo la institución mundana, con sus
    oficios y jerarquías, con sus corruptelas y miserias, sino
    también la comunidad de
    santos y creyentes que tienen por cabeza a Cristo, lo que se ha
    venido llamando su Cuerpo Místico o túnica
    inconsutil. Una Iglesia humana, de pecadores y no de perfectos,
    que anticipa en la tierra las
    realidades divinas, mediante los sacramentos, y que tiende
    infinitamente a la suma perfección, que es
    Dios.

    ¿En qué consiste la verdadera
    religiosidad?

    Muchos objetan a los seguidores de una religión
    la imposibilidad, sentida con vehemencia justiciera, de dar fe al
    Creador de un mundo en el que abunda el mal. Pero yo les contesto
    que la perfección de Dios está tanto en el cielo
    inmaculado como en la estampa de un niño muriéndose
    de hambre. Es un pagano, un tipo verdaderamente superficial, el
    que sólo ve a Dios en el cielo.

    ¿En qué razonamiento falaz, consciente o
    inconsciente, descansa la descreencia del ateo?

    Podría resumirse del siguiente modo: "Hay muchas
    religiones distintas, contradictorias entre sí. Luego no
    proceden de Dios, ya que Dios, por definición, es veraz y
    no se contradice. Luego ese Dios no existe, puesto que si
    existiera se contradeciría, y no sería Dios. De
    ahí se sigue que las religiones, proclamadas en nombre de
    Dios, son vanas invenciones de los hombres, y por consiguiente,
    falsas".

    Este parece ser uno de los elementos de
    convicción del ateo, y no precisamente el menos
    importante. ¡Observad cuántos vicios se agazapan en
    las inferencias!

    8. Pequeña
    apología.

    Como ya dije en otra parte, el cristianismo,
    y particularmente el catolicismo, ha sabido combinar
    hegemonía cultural e integración civilizadora. Tal vez no sea
    algo único en el panorama de las religiones, aunque
    sólo un escaso número de ellas haya logrado
    alcanzar las cotas de universalidad de la católica. Como
    señas distintivas, es una de las pocas basada en la
    misericordia divina, y no sólo en su justicia; una de las
    pocas en las que el poder
    espiritual ha pugnado tradicionalmente por mantenerse al margen
    del temporal, sin sometérsele (con firmeza hasta la
    guerra de las
    investiduras; más laxamente en adelante); una de las pocas
    en las que el estatuto del creyente no depende de su sangre,
    nacionalidad o nobleza, sino de su recepción de la fe; una
    de las pocas en las que el hombre es con exclusividad vicario de
    Dios en la tierra, sin compartir esta prerrogativa con seres
    irracionales; una de las pocas en las que la fe no contradice a
    la razón, sino que la perfecciona.

    ¿Por qué es necesario defenderla frente al
    mal del siglo? Porque su negación ha supuesto siempre una
    barbarie sin paliativos. Junto a la hegemonía cultural y
    la integración civilizadora de las que
    hablaba, tenemos:

    a) una civilización aculturizadora: como la
    colonización europea en África o la
    colonización Occidental en el mundo, ya sea mediante las
    armas, ya
    mediante el comercio
    desigual.

    b) una culturización acivilizadora: como la que
    el nazismo
    pretendía y algunos grupos
    integristas siguen añorando.

    Si eliminamos la razón moral y la
    filosofía, dejaremos libre el paso a la razón
    instrumental y al fanatismo: a Bush y a Bin Laden.

    Esto es un llamamiento a la resistencia
    contra el eterno borrego, llámese ateo, agnóstico o
    testigo de Jehová.

    A raíz de los debates mantenidos en los
    siguientes foros:

    es.charla.religion

    http://boards1.melodysoft.com/app?ID=isegoria

    Daniel Vicente.

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