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Capital Intelectual. Interacción ciencia, tecnología y actividad empresarial



    Interacción ciencia,
    tecnología
    y actividad empresarial

    1. Relación ciencia –
      tecnología – sociedad y su incidencia en la
      génesis del Capital Intelectual
    2. Breve reseña de la
      evolución de la ciencia contable
    3. Necesidad de medición del
      Capital Intelectual
    4. Conclusiones
    5. Bibliografía

    INTRODUCCIÓN

    La inserción de un país en la economía mundial,
    unido a la necesidad de elevar la productividad y
    la eficiencia
    económica, ha conduce a una reestructuración de sus
    economías que deben combinar con la orientación
    hacia un ambiente
    competitivo sin descuidar aspectos como los sociales. Para ello,
    tienen que desenvolverse en el contexto de un nuevo paradigma
    técnico-productivo caracterizado por una creciente
    industrialización de la ciencia y
    por el progreso vertiginoso de la nuevas
    tecnologías de la información y las comunicaciones
    que han transformado las tradicionales fuentes de
    riqueza de las organizaciones.
    La fuente de riqueza ya no es solo material, es la
    información, el
    conocimiento aplicado al trabajo para crear valor
    (Edvisson y Malone, 1997), son las habilidades, valores,
    compromiso y actitudes de
    las personas, así como la lealtad de los clientes, las
    relaciones con los proveedores y
    agentes del entorno, el uso de tecnología de avanzada,
    etcétera. Es decir, la fuente de valor es cada vez, en
    mayor proporción, inmaterial.

    A este respecto, el escenario en que se desenvuelve la
    actual actividad empresarial requiere una auténtica y
    profunda modificación de su gestión, exigiendo que contemple un enfoque
    de aprendizaje
    continuo y calidad total,
    así como una revisión de sus métodos y
    filosofías de trabajo que le permita adaptarse
    ágilmente a los cambios del entorno. Esto supone, el
    reconocimiento del carácter
    estratégico de lo que se puede llamar "activos blandos",
    o sea, los elementos intangibles que generan valor para la
    organización y que se han agrupado en el concepto de
    Capital
    Intelectual.

    De esta panorámica, surge un problema:
    ¿Cómo pueden los usuarios tomar decisiones
    acertadas basándose en la información financiera
    que ofrece la empresa, si
    los elementos que más contribuyen a ello, o sea, el
    Capital
    Intelectual, no aparece reflejado en los estados
    financieros? ¿Cómo gestionar el Capital
    Intelectual si no conocemos su valor? pues según Kaplan y
    Norton (1997) "lo que no se mide no puede ser
    gestionado".

    La ciencia contable, está ante un problema
    sistémico en la forma de medir el valor de una empresa,
    existe una discrepancia entre lo que muestran los estados
    financieros y la verdadera historia que se vive
    cotidianamente en el mundo empresarial. La Contabilidad
    que, a través de su modelo
    tradicional, mostró claramente las operaciones
    empresariales durante más de cinco siglos ya no es capaz
    de continuar paralelamente a los cambios que se están
    generando en los negocios.

    Para darle solución al problema planteado se
    plantea la siguiente hipótesis:

    Si los profesionales del mundo académico y
    empresarial, desarrollan un sistema de
    medición del Capital Intelectual, esto
    contribuirá a una correcta toma de
    decisiones ya que le permitirá a las empresas conocer
    donde se encuentran sus potencialidades para generar valor para
    sí mismas y para la sociedad y a
    través de una eficiente gestión conducirlas a que
    contribuyan eficaz y eficientemente al desarrollo de
    nuestra economía.

    El objetivo de
    este artículo es reflexionar sobre como el desarrollo
    acelerado de la ciencia y la tecnología en las
    últimas décadas ha impactado en la actividad
    empresarial y en la sociedad en general, originando nuevas
    necesidades de información, y por tanto, la necesidad de
    revitalizar la ciencia contable a través de la
    búsqueda de procedimientos y
    herramientas
    para la medición del Capital Intelectual.

    1. Relación ciencia –
      tecnología – sociedad y su incidencia en la
      génesis del Capital Intelectual

    La ciencia ha evolucionado considerablemente (Figura
    # 1)
    . Desde la antigüedad hasta el renacimiento,
    la ciencia se basaba en la contemplación, adquiría
    su conocimiento
    apoyándose en la observación de la naturaleza y el
    razonamiento que eran las únicas formas de comprender la
    esencia de ésta. Posteriormente, Galileo, liderando la
    ciencia moderna, modifica esto parcialmente, desplaza la
    contemplación y promueve una racionalidad apoyada en la
    experimentación y el descubrimiento de las leyes matemáticas que están detrás
    de los fenómenos. Para Descartes, no
    es suficiente la observación: es mediante el experimento
    que se formulan las preguntas a la naturaleza, obligándola
    a revelar la estructura
    matemática
    subyacente. El intelecto, más que los sentidos, es
    lo fundamental.

    La ciencia contemporánea, al ocuparse de la
    naturaleza y en general de la realidad, se orienta a la investigación a través de un
    conjunto de mediaciones que a lo largo de su desarrollo, la
    propia ciencia y la técnica han construido: modelos,
    teorías, leyes, instrumentos,
    tecnologías, equipos, experiencias, habilidades, todas las
    cuales son creados por el hombre con
    el fin de explicar y manipular. Los científicos apelan a
    estos recursos ya
    desarrollados, no solo en sus propios campos de
    investigación, sino utilizando también los que
    provienen de otros.

    Esa utilización de los resultados precedentes, su
    modificación permanente, el cruce de informaciones,
    modelos, es lo que constituye a la ciencia en una
    tradición acumulativa de conocimientos prácticos;
    así como su capacidad de explicar y manipular, la ha
    convertido en una fuerza social
    extraordinaria, cuya relación con los intereses sociales
    es indiscutible (Núñez Jover, 1999: 48).

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     Figura #1. Representación
    gráfica de la evolución de la ciencia

    Fuente: Elaboración
    Propia

     La ciencia (Ramos Serpa, 1996:108) puede ser
    entendida como el modo socialmente organizado, sustentado,
    sistematizado y conscientemente realizado por determinados
    individuos y grupos de
    producción de conocimientos, y esto ya
    exige y presupone un modo colectivo e institucional de hacer
    ciencia. La ciencia es una actividad profesional
    institucionalizada que supone educación prolongada,
    internalización de valores, creencias, desarrollo de
    estilos de pensamiento y
    actuación.

    Existe un estrecho nexo entre ciencia y
    tecnología. Una proporción sustancial de
    conocimientos y tecnologías contemporáneas se basan
    en la ciencia y a su vez la ciencia contemporánea utiliza
    en creciente medida tecnologías en forma de equipos,
    materiales y
    procedimientos para la obtención de resultados cada vez
    más exactos y precisos. La ciencia contemporánea se
    orienta cada vez más a fomentar el desarrollo
    tecnológico y es notable también la
    generalización del soporte tecnológico en la
    investigación científica.

    Todo esto sugiere que los límites
    entre ciencia y tecnología se están desdibujando,
    "… la nueva ciencia es por su esencia tecnológica."
    (Hottois, 1991). He aquí, la utilización del
    término tecnociencia, el cual denota esa íntima
    relación entre ciencia y tecnología.

    Cuando se aborda el tema de la ciencia y la
    tecnología es imprescindible destacar su impacto en la
    sociedad. En este marco la ciencia persigue el objetivo de
    elaborar una imagen
    cognoscitiva del mundo lo más fidedigna posible, busca
    garantizar la reproducción sistemática de este
    conocimiento verdadero y determinar las vías de su
    aplicación práctica (Ramos Serpa, 1996:169),
    constituyendo un factor decisivo en el desarrollo de la
    economía y en el logro de su autonomía. En cuanto a
    la tecnología, que incorpora sistemáticamente el
    resultado científico, está en el centro mismo de la
    sociedad, alterándolo todo, desde la producción
    social hasta la
    comunicación, la política, la
    reproducción humana, etcétera. Ciencia y
    tecnología se integran constantemente entre sí, y a
    su vez determinan la evolución de la sociedad, lo cual se
    manifiesta en varios procesos
    revolucionarios que determinaron en gran medida el estatus actual
    de la ciencia y la tecnología: la revolución
    científica que sentó las bases del método
    científico moderno y la evolución de las técnicas
    productivas precursoras de la Revolución
    Industrial y la Revolución Burguesa
    (Núñez Jover, 1999: 61)

    En la evolución de la ciencia ha sido muy
    importante el proceso de
    industrialización. La Primera Revolución Industrial
    (siglo XVIII) se caracterizó por un auge en el desarrollo
    técnico, lo que produjo que los esfuerzos humanos fueran
    sustituidos por máquinas y
    fuente de energía mecánica; y por la capacidad de innovación de empresarios y
    obreros.

    La Segunda Revolución Industrial (segunda mitad
    del siglo XIX), impulsada por el desarrollo de la ciencia y
    la
    educación, produce un notable crecimiento
    económico vinculado con el auge de varias ramas
    productivas, el desarrollo del ferrocarril, los avances en la
    energía
    eléctrica y de los motores, la
    química
    orgánica y los productos
    sintéticos, la máquina de combustión interna, la manufactura de
    precisión, la producción en cadena de montaje y la
    sustitución del hierro por el
    acero. Lo
    anterior, se fortaleció hacia 1870 con los laboratorios de
    I+D de la industria
    química alemana y en 1880 con los fundamentos de la
    organización científica del trabajo
    de Frederick Taylor, lo que
    permitió elevar la productividad y el control. Todo
    ello propició que la Segunda Revolución Industrial
    creará una fuerza permanente de
    innovación.

    En la primera década del siglo XX los
    laboratorios de General Electric y American Telephone and
    Telegraph (ATT) se convirtieron en laboratorios dedicados a I+D y
    a través de la intervención gubernamental se
    crearon las primeras organizaciones para la difusión,
    coordinación y desarrollo de la
    investigación científica. Durante la I y II
    Guerra Mundial
    la ciencia y la tecnología representaron un papel decisivo
    y lo harían aún más en el futuro.

    El lanzamiento del primer satélite al espacio en
    1957 por Rusia impulsó a Estados Unidos y
    en 1969 llevó tripulaciones norteamericanas a la Luna
    (Proyecto Apolo).
    En estas condiciones histórico- concretas, se comienza a
    consolidar en los países industrializados una fuerte
    interrelación ciencia-tecnología-producción
    y a este proceso donde la ciencia ocupa un papel dinamizador
    fundamental incorporándose activamente a la
    producción, es a lo que se la ha denominado
    Revolución Científico Técnica (RCT). Todos
    estos procesos introducen cambios en la relación ciencia
    – sociedad, aflorando la evidencia que la ciencia no es
    solamente la búsqueda desinteresada de la verdad.
    Según André Gorz, son tres los motores de RCT
    contemporánea: la carrera armamentista, la necesidad de
    disminuir costos para
    aumentar beneficios y la renovación permanente de
    productos y servicios que
    impone la sociedad de consumo.

    Todo esto produce que la ciencia académica de
    paso a la ciencia industrial, fenómeno que se
    denominó industrialización de la ciencia y que
    según Petrella (1989) entiende que este proceso incluye
    los siguientes elementos:

    • La industria se convierte en un productor de
      ciencia.
    • La industria orienta cada vez mas la actividad de la
      universidad.
    • La ciencia se convierte en un sector
      industrial.

    La Tercera Revolución Industrial se desarrolla a
    partir de los años setenta vinculada con la crisis
    económica capitalista y se fundamenta en la computación, la energía
    nuclear y los descubrimientos básicos del código
    genético. Con esta revolución se consolidó
    un nuevo paradigma tecnológico cuyo liderazgo
    corresponde al sector electrónico, fundamentalmente en
    áreas como la biotecnología, la nueva base
    energética, ramas de la electrónica, la computación y las
    telecomunicaciones que producen un avance
    impresionante en las tecnologías de la información,
    manifestándose hasta la actualidad con el desarrollo de
    las redes, Internet, Intranet,
    digitalización, etcétera, produciendo un impacto
    extraordinario en toda la sociedad, muy particularmente en el
    sector económico, determinando formas de
    organización del trabajo, de gestión, de administración
    pública, de interrelaciones humanas y en consecuencia
    quienes no se adapten al ritmo de crecimiento de las mismas
    quedará rezagado repercutiendo socialmente. En gran medida
    el desarrollo y la superviviencia de un país en la
    actualidad descansan, como nunca antes, en la ciencia y la
    tecnología.

    En las últimas décadas hemos asistido a
    dos importantes procesos mundiales que han demostrado una ves
    más como el desarrollo de la ciencia y la
    tecnología impactan profundamente en la sociedad y
    lamentablemente no siempre de forma positiva, como es en el caso
    de las economías y las sociedades de
    los países subdesarrollados. Estudios realizados por
    organismos como la UNESCO ponen de relieve como
    las nuevas condiciones de desarrollo
    científico-tecnológico y de competitividad
    que dominan en la actualidad, tienen lugar principalmente entre
    los países desarrollados, ya que el resto del mundo se
    encuentra marginado en esta contienda. El desarrollo
    científico-técnico sin precedentes, ha representado
    grandes posibilidades pero también graves amenazas porque:
    "el ritmo del cambio
    científico y tecnológico durante los últimos
    decenios ha sido tan rápido que la base de conocimientos
    necesaria para mantener una posición competitiva en la
    economía mundial aumenta rápidamente y las fuerzas
    tradicionales que ofrecen ventajas relativas se degradan"
    (Ohiorhenuan, J y Rath, A.,2000).

    Es cierto que analizando desde una óptica
    macroeconómica, los países subdesarrollados en
    estas últimas décadas presentan indicadores
    que muestran una mejor posición dentro del contexto
    mundial, por otra parte, las manufacturas que a finales del siglo
    xx representaban más de un 60% de sus exportaciones en
    comparación con el 40 % de finales de los años 80,
    y donde América
    Latina ha representado un papel importante en la
    modificación de estas cifras.

    Pero, es que las premisas del problema han
    cambiado
    , porque ya no se trata de resaltar los crecimientos
    cuantitativos del producto
    global, ni aún de las manufacturas ni de las
    exportaciones, las que eran señales usuales del éxito
    económico de las naciones hasta hace un poco más de
    la mitad del siglo pasado.

    "La composición del crecimiento y del desarrollo
    ha variado y hoy se mide –y lo será más en el
    futuro- por el contenido de conocimientos presentes en los
    productos y en las exportaciones. Y en este sentido puede decirse
    que los países desarrollados que representan un 20% de la
    humanidad, participan en más del 90% de la creación
    del conocimiento
    científico mundial actual, lo que equivale a decir que
    el mundo subdesarrollado, con el 80% de los habitantes del
    planeta dispone de una capacidad de generación de
    conocimientos inferior al 10%" (Fernández Font,
    2002).

    Para ofrecer una medida concreta "de un total de
    gastos
    mundiales en I+D en el orden de los 470 000 millones de
    dólares que se ejecutaban a mediados de la década
    de los 90, sólo un 10% se gastaba en los países no
    desarrollados" (Hassan, M., 2000)

    Es decir, los resultados son coherentes. No se puede
    aspirar a obtener una mayor proporción de resultados
    científicos si no se destinan recursos para propiciar la
    generación de conocimientos.

    Otro dato interesante que muestra como
    crece la brecha entre ricos y pobres, así como la
    imposibilidad, aunque se tenga la voluntad, de invertir
    más en educación e I+D es "si la relación
    entre los ingresos del 20%
    más rico de la humanidad en comparación con el 20%
    de los más pobres se encontraba en una relación de
    30:1 en 1960, esta proporción se elevó hasta 61:1
    en 1991 y hasta 82:1 en 1995" (Hassan, M., 2000)

    Explícitamente quedó expresado en la
    Conferencia
    Mundial sobre Ciencia y la Utilización del Conocimiento
    Científico: "la mayor parte de los beneficios derivados de
    la ciencia están desigualmente distribuidos a causa de
    asimetrías estructurales existentes entre los
    países, las regiones y los grupos
    sociales además de entre los sexos. Conforme el saber
    científico se ha transformado en un factor decisivo de la
    producción de bienestar, su distribución se ha vuelto más
    desigual. Lo que distingue a los pobres (sean personas o
    países) de los ricos no es sólo que poseen menos
    bienes, sino
    que la gran mayoría de ellos está excluida de la
    creación y de los beneficios del saber científico"
    (UNESCO, 2000)

    Ante estas nuevas condiciones es preciso releer, con un
    nuevo sentido, los viejos indicadores, que han medido
    tradicionalmente el desempeño económico de las naciones
    y, en consecuencia considerar otros que alcanzan posiciones
    realmente estratégicas en este nuevo contexto, tales como
    número de centros de I+D, cantidad de
    científicos.

    Todo lo expuesto pone de manifiesto, que el lugar y el
    significado de la ciencia y la tecnología se correlaciona
    directamente con el sistema social y se caracteriza por una
    intencionalidad que no siempre resulta de la convergencia de
    intereses de la sociedad en su conjunto, sino de aquellos que
    ostentan poder,
    salvando contadas excepciones en que se contemplen un
    significativo beneficio económico y social. "No se puede
    ver la ciencia como fenómeno neutral, descontextualizado.
    Sin embargo, el aspecto más preocupante que nos revela la
    modernidad, es el
    que inculca en los individuos el actual sistema mundial de
    relaciones económicas: el desarrollo de una lógica
    instrumental que no dice nada acerca de otros fines que no sea la
    ganancia material.

    El desarrollo de armamento militar con alto nivel
    destructivo y un impresionante grado de sofisticación, la
    insalvable desigualdad que sacude a las personas, países y
    continentes enteros, los efectos culturales transfronterizos,
    más el extraordinario daño causado al medio
    ambiente, son algunos de los aspectos que manifiesta este
    fenómeno" (Fdez Estrada, O. y Más Mok, S. 2002:
    10).

    Otro de los problemas que
    pone de relieve este fenómeno, es que al convertirse el
    conocimiento en recurso limitante, surge la apropiación
    del mismo, o sea el intento de su privatización, algo absurdo, que choca con
    la esencia del conocimiento como producto netamente social,
    dependiente de la cultura y el
    acervo precedente. Como llamaba Kuhn, 1962 a "reconocer que la
    herencia
    común de la humanidad no son solo el cielo y los
    océanos, sino el avance tecnológico mismo". La
    apropiación privada del conocimiento es una
    reacción del sistema capitalista ante el conocimiento como
    recurso crítico de la economía. Algunas de las
    formas de apropiación son la protección de la
    propiedad
    intelectual, el robo de cerebros, la internalización del
    trabajo científico en grandes organizaciones de la
    industria.

    Se presenta una situación semejante a la que
    Marx
    describió como "Acumulación Originaria del Capital"
    y definió como: "el proceso histórico de
    disociación entre los productores y los medios de
    producción". Explicando este proceso Marx describe como
    la tierra de
    labranza al convertirse en recurso limitante fue expropiada
    violentamente en el siglo XVIII a la población rural de Inglaterra que la
    utilizaba como un bien común. La expropiación se
    estableció mediante una "Ley de Cercado de
    los Terrenos Comunales", en 1785, a favor de la clase dominante.
    Hoy se vive un proceso similar, los Acuerdos sobre Propiedad
    Intelectual aprobados en 1994 y protegidos por la
    Organización Mundial del Comercio
    funcionan ahora como una "Ley de Cercado del Conocimiento", que
    conduce a la apropiación violenta y a una especie de
    acumulación originaria del conocimiento, hasta ahora fruto
    común de la cultura y el intelecto común de muchas
    personas.

    La ciencia es realizada por personas, pero este
    cúmulo de conocimientos no se adquiere por talento
    personal,
    individual; resulta de un largo proceso educativo y formativo que
    comienza desde los primeros años de vida del individuo,
    por lo que hay que entenderlo como un producto de condicionantes
    históricas, sociales y culturales.

    1. Los orígenes de la Contabilidad se asocian
      con el surgimiento de la escritura, algunos estudiosos afirman que la
      escritura se desarrolló con el fin de poder
      registrar la información contable. Se han encontrado
      registros
      de cuentas
      en civilizaciones tan antiguas como las de China,
      Babilonia, Grecia y
      Egipto,
      que usaban la contabilidad para conocer el costo de
      la mano de obra y los materiales utilizados en la construcción de estructuras como las grandes
      pirámides. La historia consigna que en la
      antigüedad existieron pueblos que se distinguieron por
      ser excelentes mercaderes, tal es el caso de los fenicios
      en Asia y los
      venecianos en Europa.
      Pueblos comerciantes que desarrollaron, por necesidad,
      formas primitivas de contabilización de sus
      operaciones, basadas en los instrumentos y formas de
      escritura de la época. De tal forma que se han
      encontrado vestigios de este tipo de registro,
      correspondiente a épocas tan lejanas como 3000
      años antes de nuestra era.

      Sin embargo, no fue sino hasta el siglo XV, y como
      consecuencia del fuerte desarrollo que se vivió
      durante esa época y que impactó
      prácticamente a todas las esferas del conocimiento,
      que el registro de las operaciones comerciales vivió
      uno de sus períodos más trascendentales, en
      el cual se gestaron las bases de lo que se conoce hoy como
      Contabilidad.

      En el siglo XV, se le atribuye la paternidad de la
      Contabilidad a un monje italiano, matemático,
      llamado Luca Paccioli (1494), quien formalizó un
      esquema muy rudimentario para registrar las escasas
      operaciones mercantiles que realizaba la
      congregación de la cual formaba parte, y que hoy se
      conoce como Método de la Partida Doble o Teoría del Cargo y el Abono. A este
      sencillo sistema de registro o contabilización de
      mercaderías, se le considera hasta la actualidad
      como la esencia de la Contabilidad.

      El ritmo del desarrollo contable aumentó
      durante la Revolución Industrial cuando las
      economías de los países desarrollados
      comenzaron la producción masiva de bienes, hasta
      este momento el precio
      de las mercancías se había fijado sin tener
      en cuenta determinados factores que influyen en el costo de
      un producto y la mayor competencia exigió que se adoptaran
      sistemas
      de contabilidad más perfeccionados, también
      el crecimiento de las corporaciones, en particular las de
      las industrias de los ferrocarriles y el acero
      estimularon el desarrollo de la contabilidad. Los
      dueños de las empresas –los accionistas- ya no
      eran los que administraban el negocio y los administradores
      tuvieron que crear sistemas
      contables para informar que tan bien estaba operando el
      negocio.

      Otro de los momentos en los que la Contabilidad ha
      representado un papel protagónico fue en la
      década de los treinta del siglo XX, durante lo que
      se conoce como la Gran Depresión, período
      caracterizado por una crisis financiera de las grandes
      empresas norteamericanas que tuvo repercusiones a escala
      mundial, estandarizando, reforzando y redefiniendo el rol
      de la Contabilidad, para evitar en el futuro, la
      generación de nuevos problemas de tales
      dimensiones.

      El papel del gobierno
      ha llevado a un crecimiento aún mayor de la
      contabilidad, con la puesta en vigor del impuesto
      sobre la renta, al proporcionar esta, el concepto de
      utilidad. Por otra parte, el gobierno ha
      exigido una estricta responsabilidad contable de la comunidad
      de los negocios, creando organismos como el Financial
      Accounting Standards Board, que regulan la práctica
      contable a través de la emisión de Principios
      y Normas
      Generalmente Aceptadas, que rigen a nivel internacional, y
      que surgen de la práctica profesional y de su
      sistematización, avalados por la habitualidad de su
      utilización y respaldados por una autoridad gubernamental o profesional que
      los hace de obligado seguimiento por fuerza legal o por su
      alta difusión y aceptación. Esto no los
      convierte en verdades inmutables, al contrario, constituyen
      "una hipótesis
      instrumental, como una macrorregla general vinculada a un
      propósito concreto, que debe ser congruente con el
      entorno en que opera el sistema y con sus objetivos" (Borrás y otros,
      1995).

      Con el transcurso de los años se ha
      conceptualizado a la Contabilidad desde diversas
      perspectivas siendo las más aceptadas las siguientes
      definiciones:

      " La Contabilidad es el arte de
      registrar, clasificar y resumir en forma significativa y en
      términos de dinero,
      las operaciones y los hechos que son cuando menos de
      carácter financiero, así como interpretar sus
      resultados". (Instituto Americano de Contadores
      Públicos).

      "La Contabilidad es el proceso de identificar,
      medir y comunicar la información económica
      que permita formular juicios basados en información
      y la toma de decisiones por aquellos que se sirven de la
      información". (Asociación Americana de
      Contadores)

      "La Contabilidad es la ciencia que se encarga del
      estudio cualitativo y cuantitativo del patrimonio, tanto en su aspecto
      estático como dinámico, con la finalidad de
      lograr la dirección adecuada de las riquezas
      que lo integran". (Enrique Luque de
      Lázaro)

      En esencia, queda reflejado que la Contabilidad es
      una ciencia que se encuentra en constante evolución
      y estudio, que está basada en conocimientos
      lógicos y razonados, cuyo objetivo fundamental, es
      registrar y sintetizar todas las operaciones financieras
      que ocurren en una entidad e interpretar los resultados
      para tomar decisiones acertadas.

      La esencia conceptual de la Contabilidad ha sido
      objeto de discusión, muchos afirman que se enmarca
      dentro de las ciencias
      sociales, otros sostienen que es una técnica al
      considerarla como algo diseñado por el hombre
      para satisfacer necesidades individuales y sociales que no
      existen en la naturaleza. Otros comparten la idea de que es
      más arte que ciencia. Sin embargo, académicos
      y científicos consideran que entender al
      Contabilidad como un arte, reduce su objeto, a las
      actitudes y propiedades estéticas; y entenderla como
      una técnica se le limita a un conjunto de
      mecanismos, sistemas y medios para recoger y trasmitir
      datos,
      obviando su capacidad de generar y autosustentarse en un
      cuerpo de conocimientos.

      Borrás y otros (1995) defienden el criterio
      de que la Contabilidad, representa una ciencia, por
      constituir un sistema de conocimientos ordenados, cuya
      veracidad se comprueba y se rectifica constantemente en el
      curso de la práctica social. Antes de reflejar el
      mundo económico a través de imágenes
      «artísticas» la Contabilidad, como
      ciencia, lo aprehende en conceptos, hipótesis,
      principios, teorías, leyes, mediante los recursos
      del pensamiento lógico. La fuerza y posibilidades de
      la Contabilidad como disciplina radica precisamente en sus
      generalizaciones, en el hecho de que tras lo causal y
      caótico, halla e investiga regularidades objetivas
      sin cuyo conocimiento no es posible desplegar un actividad
      práctica consciente y orientada hacia un determinado
      objetivo. Las técnicas contables son solo la forma
      en que encuentran su expresión los resultados
      prácticos de la Contabilidad.

      En el proceso de investigación
      científica y formalización de los
      conocimientos, en la Contabilidad, se siguen dos enfoques:
      positivo y normativo. En el primero, el investigador se
      limita a observar, describir, explicar y sistematizar las
      regularidades de la práctica contable, se basa en lo
      que es. Por su parte, el enfoque normativo se caracteriza
      por estar referido a la acción que debe
      desarrollarse para la consecución de los objetivos
      perseguidos, se basa en lo que debe ser.

      La Contabilidad es a su vez positiva y normativa y
      es aquí donde, en la actualidad, los profesionales
      de la Contabilidad, enfrentan un gran reto, pues se ha
      aceptado que la Contabilidad es el
      lenguaje de los negocios, entonces es obvio que si el
      negocio, las organizaciones, la
      administración y el estilo gerencial cambian,
      tanto la contabilidad, el control
      interno, el costeo, la auditoría y la revisoría
      fiscal
      tienen que cambiar. Las necesidades de los usuarios de la
      información han cambiado, por lo que, el nuevo
      entorno exige nuevos sistemas de medición del valor,
      nuevas técnicas y procedimientos y nuevos principios
      y normas de reconocimiento, valoración y
      revelación de las fuentes de valor de las
      organizaciones.

    2. Breve
      reseña de la evolución de la ciencia
      contable
    3. Necesidad de
      medición del Capital Intelectual

    El mundo supercompetitivo actual y el ritmo de los
    cambios en al ámbito empresarial impulsan la existencia de
    un nuevo paradigma técnico – productivo, donde a
    partir de la creciente industrialización de la ciencia y
    la tecnología, el conocimiento, las habilidades, las
    experiencias de las personas, las relaciones con los clientes,
    entre otros, se constituyen en los recursos productivos
    limitantes, esto es un hecho real y no de futuro. Todo ello ha
    conducido al incremento sustancial de los usuarios de la
    información financiera y a un creciente interés
    por la información no financiera, transformando los puntos
    de vista y necesidades sobre la información contable
    exigiéndole que refleje explícitamente los
    principales elementos generadores de los beneficios de las
    empresas, los que constituyen hoy el principal activo de
    cualquier organización: el Capital Intelectual.

    Este cambio se explica por sí solo al analizar
    las tres grandes etapas de desarrollo de la humanidad: Era
    Agrícola, Era Industrial, y la Era del Conocimiento,
    también llamada Era de la Información. El momento
    actual es de transición, abandono de la Era industrial e
    introducción en la del Conocimiento,
    implicando por una parte crisis en todos los órdenes, y
    por otra, el imperativo de re-elaborar las reglas y
    prácticas que condujeron la actividad económica
    hasta el siglo XX. Los pilares de la Era Industrial, es decir,
    los determinantes del valor eran capital, tierra y
    trabajo, los que cedieron a una nueva economía, estimulada
    por el progreso de la ciencia y la tecnología, que tiene
    como atributos fundamentales: la información, el
    conocimiento, el aprendizaje y
    al individuo como núcleo de la organización, como
    elementos esenciales para generar valor. Esto condujo a que las
    estructuras contables tradicionales se hayan tornado incompletas
    y se haya planteado la necesidad de buscar soluciones
    ante los nuevos requerimientos para la identificación y
    medición de estos y en consecuencia para la
    determinación del valor de una
    organización.

    Los sistemas contables tradicionales se organizaron
    alrededor del costo histórico como reflejo fidedigno de
    las transacciones de intercambio y lo que ha sucedido es que su
    perspectiva pasada e interna y su característica de fotografía
    de la organización en un momento ya pasado no constituye
    ya una base para la toma de decisiones acertadas sobre el futuro,
    se demanda una
    percepción futura, prospectiva y de
    entorno. La empresa no
    está sola en el universo, por
    lo que requiere que la información que ofrece la
    Contabilidad refleje la relación de esta con el exterior:
    con el sector, con la competencia, con los clientes, con los
    proveedores, su incidencia en la protección del medio
    ambiente, etcétera.

    Los activos intangibles, implícitos en el
    concepto de Capital Intelectual, surgieron como respuesta a un
    creciente reconocimiento a que factores distintos a los de tipo
    tangible (con características materiales y presencia
    física)
    pueden desempeñar un rol primordial en el valor real de
    una empresa. Algunos eran bastante obvios: patentes, derechos de
    autor, marcas, know how,
    pero ni siquiera esto fue suficiente, había otros factores
    menos precisos, que sólo se reconocían cuando
    ocurría una adquisición de una empresa por otra. Al
    transcurrir del tiempo, la
    evolución en el campo de la información y las
    tecnologías han cambiado el entorno en que se desenvuelven
    los negocios, los escenarios de actuación son inestables e
    inciertos y ello ha provocado que el papel de los intangibles
    adquiera gran notoriedad por lo que la necesidad de conocer su
    valor y de gestionarlos se hace evidente.

    El término Capital Intelectual integra los
    activos intangibles que son reconocidos por la Contabilidad y el
    resto que no se adapta a las Normas Generalmente Aceptadas,
    definiéndose por varios autores:

    Edvisson y Malone (1997) identifican el Capital
    Intelectual con diferentes expresiones que ilustran además
    su relevancia, por ejemplo, metafóricamente lo describen
    como un iceberg:

    Por encima de la superficie se alzan los recursos
    financieros y físicos, visibles e imponentes bajo el Sol. Por abajo
    hay algo invisible, muchísimo más grande, cuya
    importancia reconocen todos aunque nadie conoce sus
    contornos.

    También lo conceptualizan como "la
    posesión de conocimientos, experiencias aplicadas,
    tecnologías organizacionales, relaciones con clientes y
    destrezas profesionales que dan una ventaja competitiva en el
    mercado". Es
    decir, "la suma de todos los conocimientos que poseen todos los
    empleados de una empresa y le dan a ésta una ventaja
    competitiva. Es material intelectual (conocimientos,
    información, propiedad intelectual, experiencia) que se
    puede aprovechar para crear riqueza".

    Klein y Prusak lo definen como "material intelectual que
    ha sido formalizado, aprehendido y potenciado para producir un
    bien de mayor valor". Un aspecto distintivo de esta
    definición es que distingue material intelectual de
    capital, o sea, una dirección apuntada en un anotador, un
    informe en una
    gaveta, una idea genial no consolidada es material intelectual,
    pero no capital; no son bienes, así como una pila de
    ladrillos no son una fábrica.

    Tejedor y Aguirre (1998) plantean que Capital
    Intelectual es "el conjunto de activos de una organización
    que pese a no estar reflejados en los estados contables
    tradicionales generan o generarán valor para
    ésta".

    Bradley (1997) expresa: "es la habilidad para
    transformar el conocimiento y el resto de los activos
    intangibles, en recursos generadores de riqueza, tanto para las
    empresas como para los países".

    Otra forma de resaltar donde radica la importancia del
    Capital Intelectual y su necesidad de medición, es como
    señalan Edvisson y Malone (1997) al imaginar a la empresa
    como un árbol: "…el tronco, las ramas y las hojas, o
    sea, la parte visible para el observador, es la empresa que
    conoce el mercado…" y lo que se muestra en el Balance de
    Situación de empresa. "La fruta representa los beneficios
    que reciben los inversionistas y los productos que consumen los
    clientes".

    "El valor oculto de una empresa está en las
    raíces y para que el árbol florezca y fructifique
    es preciso que sea nutrido por raíces fuertes y sanas…
    si la parte visible del árbol es sana y el ambiente no
    cambia se puede dar por sentado, con bastante seguridad, que
    las partes que no se ven, las raíces, también
    están sanas. Sólo ocasionalmente nos llevamos una
    sorpresa con un árbol aparentemente sano pero que
    está podrido en el interior. Pero cuando el clima está
    cambiando, cuando por todas partes hay depredadores y
    parásitos, entender lo que ocurre bajo tierra viene a ser
    más importante que ver lo que está en la
    superficie. Unas raíces fuertes es lo único que
    permite al árbol sobrevivir a una sequía o a una
    congelación inesperadas"

    Significa que en una época de rápidos
    cambios tecnológicos, la aplicación de novedosas
    formas de organización y gestión
    empresarial, nuevas formas de relaciones con proveedores y
    clientes, la existencia de un personal altamente comprometido con
    la organización, con gran capacidad de respuesta a dichos
    cambios puede ser lo único que permita a una
    organización sobrevivir, y nada de esto lo reflejan los
    estados financieros actuales.

    El reto que se impone es identificar y medir estos
    elementos que contribuyen a los beneficios de la
    organización de manera significativa y que permiten hallar
    su valor justo. Existe un consentimiento, en la literatura sobre el tema,
    acerca de las dimensiones básicas del Capital Intelectual,
    donde bajo una denominación u otra consideran que
    son:

    • Capital Humano: Son las capacidades
      individuales, conocimientos, destrezas y experiencia de los
      empleados y directivos de la empresa. Debe captar la dinámica de una organización
      inteligente en un ambiente competitivo cambiante, así
      como inducir a la creatividad
      e inventiva.
    • Capital Estructural: Es la infraestructura que
      incorpora, forma y sostiene el capital humano.
      Es la capacidad organizacional que incluye los sistemas
      físicos usados para transmitir y almacenar el Capital
      Intelectual. Incluye factores tales como: calidad y
      alcance de los sistemas de informática, imágenes de la
      empresa, bases de datos
      patentadas, conceptos organizacionales y documentación. Además, elementos
      tradicionales como propiedad intelectual, incluyendo patentes,
      marcas y derechos de
      autor.
    • Capital Relacional: Incluye las relaciones con
      los clientes (índice de satisfacción, longevidad,
      sensibilidad a los precios,
      etcétera), relaciones con los proveedores, con los
      bancos,
      administraciones públicas, universidades, alianzas
      estratégicas, entre otros aspectos.

    Las investigaciones
    respecto a su medición y reconocimiento conducen a dos
    enfoques:

    • El enfoque contable, que centra su
      interés en la búsqueda de normas y principios que
      se adapten a las características de los intangibles y
      que permita su presentación en los estados financieros
      tradicionales, el cual no ha tenido mucho consenso ni
      desarrollo por la tendencia a medir lo nuevo con reglas viejas.
      Este enfoque conduce a encontrar nuevas formas de medir y
      presentar los elementos del Capital Intelectual, pues poseen
      como característica distintiva con los activos
      tradicionales que, por lo general, se aprecian con el tiempo, a
      diferencia de estos últimos que se
      deprecian.
    • El enfoque de gestión, que persigue la
      elaboración de un instrumento que permita medir y
      gestionar los elementos que conforman el Capital Intelectual y
      presentar esta información en un informe complementario
      a los estados financieros tradicionales. En esta
      dirección se han desarrollado diversos modelos
      existiendo cierto consentimiento en los mismos, así como
      implícitamente, en los pasos que conducirán al
      resultado esperado, presentándose como deficiencia y
      limitante fundamental la determinación de un valor
      absoluto de Capital Intelectual.

    La propuesta que se muestra en este trabajo, se refiere
    al enfoque de gestión, sobre el cual existe cierta
    anuencia en el ámbito internacional y, además, por
    concentrarse en aspectos dinámicos más que en
    aspectos estáticos. En este enfoque prevalece la
    valoración cualitativa y se auxilia de un sistema de
    indicadores que expresen cómo contribuye cada elemento de
    Capital Intelectual al valor de la organización,
    permitiendo un seguimiento del mismo así como la
    comparación con otros períodos que permita evaluar
    su tendencia y conducirlo a la consecución de los
    objetivos de la organización en función de
    su estrategia.

    La Figura # 2 muestra el papel del Capital
    Intelectual dentro del valor de la organización y las
    fases a seguir en el proceso de su medición y
    presentación.

     Para ver el
    gráfico seleccione la opción "Descargar" del
    menú superior

     Figura # 2. Esquema de medición del
    Capital Intelectual y las etapas de su
    implementación.

    Fuente: Elaboración
    Propia

    El modelo que se muestra en la Figura # 3 es a
    partir del cual se propone la implementación de las fases
    descritas en la Figura # 2:

     Para ver el
    gráfico seleccione la opción "Descargar" del
    menú superior

    Figura # 3: Modelo de Capital
    Intelectual propuesto para empresas
    turísticas.

    Fuente: Elaboración
    propia

    El modelo de Capital Intelectual propuesto es un modelo
    flexible y dinámico, aplicable a cualquier entidad, pues
    la identificación de los elementos de Capital Intelectual
    dentro de cada dimensión está en función de
    sus objetivos, estrategia y entorno de actividad.

    CONCLUSIONES

    Se puede concluir que:

    • Desde sus orígenes, la Ciencia y la
      Tecnología se han integrado, llegando a un
      desdibujamiento de sus límites, mediante la
      utilización consecuente de los resultados de una y otra
      en su constante desarrollo.
    • Los avances en la ciencia y la tecnología,
      así como su impacto en el ámbito empresarial, han
      impulsado la evolución de la sociedad.
    • El lugar y el significado de la ciencia y la
      tecnología se correlaciona directamente con el sistema
      social y se caracteriza por una intencionalidad que no siempre
      resulta de la convergencia de intereses de la sociedad en su
      conjunto, sino de aquellos que ostentan poder, salvando
      contadas excepciones en que se contemplen un significativo
      beneficio económico y social, como se manifiesta en
      Cuba.
    • El progreso científico –
      tecnológico ha puesto de relieve nuevas fuentes de
      creación de riqueza para las organizaciones: reconocidas
      bajo la denominación de Capital Intelectual,
      imponiéndole un desafío a la ciencia contable en
      la búsqueda de novedosas técnicas de su
      medición y presentación.
    • La medición del Capital Intelectual permite a
      la organización conocer donde se encuentran los
      generadores de valor de la organización y gestionarlos
      para mejorar continuamente su incidencia en los beneficios de
      la misma y en la sociedad.
    • El modelo que se propone se caracteriza por ser
      dinámico, flexible y adaptable a las diferentes
      características y necesidades organizativas, pues la
      identificación de los elementos de Capital Intelectual
      dentro de cada dimensión están en función
      de sus objetivos, estrategia y entorno de
      actividad.

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      empresa española, Boletín de Estudios
      Económicos. España. LIII (164),
      agosto.

     

     

    Autor:

    Lic. Dania Rivero Díaz

    (Departamento de Contabilidad de la Universidad de
    Matanzas, Cuba)


    ,

    Dr. Vladimir Vega Falcón

    (Centro de Estudios de Turismo de la Universidad de
    Matanzas, Cuba)


    ,

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