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Perspectivas sobre la conducta anormal




Enviado por arturonegro61



    1. Primera parte
    2. Teoría
      Psicoanalítica

    Primera
    parte

    Es evidente que la adhesión a determinada
    aproximación que explique la conducta anormal,
    supone una cierta actitud ante
    tal cuestión y, constituye la propia naturaleza
    humana. El hombre
    sigue considerándose un organismo Bio-Psico-Social, por lo
    tanto, siento que para estudiarlo debiera ser en los diferentes
    enfoques y que necesariamente sea una aproximación
    interdisciplinaria.

    Heredamos a través de miles de años de
    evolución características que, a otras especies les
    han valido su permanencia en el planeta, la agresión, por
    ejemplo, no sólo la indispensable para sobrevivir o cuidar
    de las crías, sino aquella que va enfocada a los asuntos
    más humanos, como el poder y la
    supremacía.

    Somos dueños de mentes, y sólo el hombre, hasta
    ahora, ha demostrado ser consciente de ello, no obstante y
    paradójicamente, el desastre que hemos provocado.
    Además de poseer una organización mental que nos permita saber
    que, somos nosotros mismos los causantes de lo que sucede en el
    medio en el que nos desenvolvemos y, que existen, además,
    otros, que también piensan y actúan afectando lo
    mismo que nosotros. Sin olvidar nuestra conducta gregaria, ya que
    viviendo en sociedad
    "civilizadamente", nos convierte en seres responsables de
    nuestros actos.

    No puedo dejar de confesar que, en un principio, al
    intentar explicar parte de la conducta humana
    me dejé seducir por la aproximación
    Psicofisiológica y, me llevó a lo mismo en que
    cayó el Psicoanálisis en sus inicios, pecar de
    reduccionista, al poseer éste un tinte pansexualista de la
    conducta. La Psicofisiología intenta aproximarse al
    estudio de la conducta, teniendo como explicación los
    mecanismos y los procesos
    físico-químicos que suceden en el cerebro,
    así como el
    conocimiento, desde histológico y funcional de las
    "poblaciones" de neuronas hasta la intrincada red funcional de circuitos
    neuronales, pasando por el misterio de la asombrosa plasticidad
    del cerebro y, que
    tienen como expresión, tanto el pensamiento,
    el lenguaje,
    como la conducta observable. Los avances en la genética
    dan a esto último, un determinismo que no se puede
    soslayar, pero es imprescindible no pensar en una causa
    multifactorial del ser, sobre todo porque el ser humano es
    sumamente complejo y diverso. No en vano llevamos dos millones de
    años de evolución para emprender finalmente la
    tarea de saber, ¿Qué o Quiénes
    somos?

    Sobre la base de los previos trabajos publicados,
    podríamos dar por hecho que existe una enfermedad social y
    que nos atañe a todos tratar de comprender para
    remediarla. He intentado ir de lo social a lo individual para
    explicar la conducta anormal del hombre en
    sociedad.

    Entender la conducta anormal es un problema de carácter
    social y científico. El origen del gran numero de los
    problemas
    humanos, es el hecho de que los intereses sociales,
    económicos y científicos estan entrelazados, lo que
    pasa por teoría
    en un intento por comprender cierta conducta, suele ir mezclado
    con grandes dosis de ideología, sin saber realmente si un
    enfoque particular persigue una finalidad descriptiva o
    prescriptiva. Por ejemplo, en la década de los 1960, el
    movimiento de
    liberación homosexual se lanzó contra la
    opinión generalizada de que la homosexualidad
    era considerada una enfermedad o trastorno psiquiátrico.
    Es difícil separar la tarea de examinar las diversas
    perspectivas para entender la conducta anormal, sin las
    consideraciones de orden social, político,
    ideológico y económico.

    El científico no aprende conceptos, leyes ni teorías
    en abstracto y sin relación con otras cosas. Por el
    contrario, estos instrumentos intelectuales se hallan dentro de
    una unidad histórica, de fenómenos que suceden en
    su entorno para darle un contexto o matiz para su propio
    entendimiento, es decir, no se pueden proponer teorías
    ni conceptos, sin referencia a sucesos concretos.

    Un medio tradicional de ilustrar una teoría,
    al menos en las ciencias del
    comportamiento, es la historia clínica,
    entre otros, que debe contener los hechos de las siguientes
    esferas del individuo, que estan estrechamente relacionadas entre
    sí: Esfera Familiar, Cultural, Educacional, Social,
    Laboral,
    Recreativa y de Salud.

    A continuación se expondrán los conceptos
    más representativos de cinco aproximaciones
    científicas sobre la conducta anormal: Perspectiva
    Psicoanalítica, Medica, Social, Humanística y la
    basada en las Teorías del
    Aprendizaje.

    1. – Teoría
    Psicoanalítica

    La perspectiva Psicoanalítica elaborada por
    Sigmund Freud,
    es sin duda uno de los planteamientos de mayor influencia en el
    estudio de los trastornos mentales. La riqueza y la originalidad
    de sus teorías lo sitúan en la primera línea
    de los pensadores modernos, al lado de Einstein, Darwin y Marx. Sus obras,
    escritas casi todas durante la primera mitad del siglo pasado,
    han cambiado radicalmente la forma en que el hombre
    occidental se ve así mismo. En 1893, Freud y Breuer
    publicaron su innovador ensayo
    titulado "Mecanismos Psíquicos de los Fenómenos
    Histéricos", que marcó el nacimiento del movimiento
    Psicoanalítico, llegando al descubrimiento de los procesos
    inconscientes y de su función en
    la génesis de la conducta anormal. Freud ha ejercido
    un profundo impacto en las diversas esferas de la actividad
    humana, tales como el arte, la medicina, la
    literatura y las
    ciencias
    sociales.

    Si bien Freud no descubrió que existen procesos
    inconscientes en nuestro proceder, sí fue el primero en
    reunirlos como teoría y articularlos para darles un
    sentido y aplicarlos al problema de la Psicopatía. Dos
    clases de datos lo
    convencieron de la necesidad de ahondar en éstos, las
    observaciones sobre los fenómenos posthipnóticos y
    el hecho de que muchos no lograsen recordar los episodios
    decisivos de su vida, sin que el individuo se percate de ello, es
    decir, existen procesos psíquicos que se realizan sin la
    percepción consciente.

    En la vida psíquica o actividad mental para
    Freud, existen tres estadios, la vida inconsciente, la
    preconciente y la consciente. La esfera preconsciente abarca
    sucesos, pensamientos, ideas y recuerdos que escapan a la
    conciencia
    inmediata pero que son accesibles. El inconsciente es la esfera
    más extensa de la actividad mental, se trata de un enorme
    depósito de memorias,
    temores, impulsos, esperanzas, deseos, pensamientos infantiles y
    presentes que rara vez emergen a la conciencia. Freud
    pensaba que todos ellos son mantenidos fuera de conciencia por un
    proceso de
    censura que protege al individuo contra los peligros de deseos
    inaceptables o impulsos amenazadores del inconsciente. Este
    último no puede ser visto en forma directa, solo se puede
    inferir o tener acceso a él a través de
    fenómenos psíquicos observables tales como la
    asociación libre, los sueños, las pruebas
    proyectivas, además de que son susceptibles de
    distorsión y carecen de relación entre sí.
    Toda conducta, tanto neurótica, como normal, obedece a un
    motivo o una causa, es una lucha constante con conflictos
    internos, entre motivos e impulsos antiéticos. Es preciso
    entender la conducta, cualesquiera que sea como una respuesta a
    las exigencias que el ambiente
    físico y social impone al individuo.

    Según la teoría Psicoanalítica, los
    orígenes de temores, esperanzas, peculiaridades y virtudes
    del adulto, se remontan al desarrollo
    temprano del niño. Aun antes que sepa hablar o razonar, ya
    ha entablado una lucha incesante para satisfacer sus necesidades
    biológicas y ganarse el amor o la
    aprobación de quienes lo cuidan. Se postuló una
    serie de estadios evolutivos, llamados comúnmente etapas
    psicosexuales. El concepto de lo
    sexual para Freud es más que la connotación
    corriente del término. No solo indica la
    estimulación de las zonas genitales, sino también
    la de otras zonas llamadas erógenas, productoras de
    placer, tales como la boca, el ano y órganos genitales. Se
    pensaba que estas zonas son importantes para el desarrollo de
    la
    personalidad, por tratarse de las primeras fuentes de
    estimulación con que lucha el niño, al suponer que
    las actitudes de
    los padres ante la ingestión de alimentos, su
    eliminación y la manipulación genital,
    producirán gran impacto en cómo el sujeto se
    interrelacionará con los demás y se
    aproximará a los problemas de
    la vida.

    Freud distingue tres etapas pregenitales; Etapa oral,
    etapa anal, etapa fálica, la etapa genital aparece durante
    la adolescencia,
    después de un periodo de latencia de 5 a 6
    años.

    Etapa oral.- En el primer año de vida la boca es
    la zona erógena predominante, satisface el hambre por
    medio de la succión y suelen introducirse objetos por la
    agradable sensación que les procuran. La perspectiva
    psicoanalítica sostiene que la mayor parte de los modos de
    relacionarse con los "objetos" tiene origen en ésta
    etapa.

    Etapa anal.- En el segundo y tercer años de vida,
    el niño comienza a concentrarse en la presión
    que representa el esfínter anal, como causa de malestar y
    placer erótico. La defecación es la manera natural
    de aliviar ese malestar físico. Los padres son los
    encargados de iniciar este control. Es la
    primera vez que el niño debe aprender a reprimir un
    impulso, por consiguiente, surge uno de los conflictos mas
    graves entre padres e hijos.

    Etapa fálica.- En el cuarto y quinto años
    de vida, los órganos genitales se convierten en la fuente
    principal de satisfacción. Comienza el niño a
    masturbarse y realizar actos auto-eróticos. Es la etapa
    donde aparece el complejo de Edipo, que es una atracción
    sexual por el progenitor del sexo
    contrario, así como una aversión y hostilidad por
    el progenitor del sexo
    contrario. En opinión de Freud, este complejo
    desempeña un papel decisivo
    en las actitudes que
    el adulto asume frente al sexo opuesto y a las personas
    investidas de autoridad.
    Durante el proceso de
    formación del complejo de Edipo, el niño presenta
    una angustia de castración, que lo hace reprimir su deseo
    sexual por la madre y orillarlo a identificarse con el
    padre.

    Etapa genital.- Terminado el periodo de latencia
    principia un estadio final de desarrollo psicosexual que se
    presenta en el transcurso de la adolescencia,
    cuando los intereses narcisistas de la etapa pregenital son
    reemplazados por elecciones de objetos del mundo real, el
    niño deja de ser un narcisista y se transforma en un
    adulto socializado. Empieza a preocuparse por la elección
    de una profesión, por la socialización y por las relaciones con los
    individuos de su misma edad.

    Por otro lado, la estructura de
    la psique humana delinea tres grandes regiones de la mente, que
    para Freud eran las principales unidades funcionales de la vida
    mental. Las llamó id (ello), ego (yo) y superego
    (superyo), y constituyen la piedra angular sobre la cual
    edificó la dinámica del comportamiento.

    Id (ello) .- Es la región más primitiva de
    la estructura de
    la personalidad.
    Contiene los instintos, los impulsos y, es la fuente de la
    energía psíquica del hombre. Su función es
    liberar la energía generada en el organismo por
    estimulación interna o externa y mantener un nivel
    mínimo de tensión. Procura satisfacer los impulsos
    instintivos y actúa conforme al principio del
    placer.

    El id es la representación psíquica del
    sustrato biológico de la
    personalidad humana. No se desarrolla con el tiempo, y la
    realidad externa no puede cambiarlo ni alterarlo. Para Freud, el
    id es un caos, una caldera en pequeña
    ebullición.

    El id busca satisfacción y aliviar la
    tensión en forma inmediata por medio de un reflejo
    motor o un
    proceso elemental; Cuando es imposible satisfacer al instante el
    deseo o el impulso, se activan los vestigios de memoria del
    individuo y se produce una imagen del objeto
    deseado que satisfaga la necesidad y reduzca la tensión, a
    esto se llama cumplimiento de deseos. El id no distingue la
    imagen del
    objeto y el objeto real en si, la realidad objetiva es igual a la
    subjetiva. Este proceso elemental puede originar alucinaciones o
    sueños que satisfagan los instintos o impulsos del id, por
    ejemplo, el soñante que tenga hambre puede soñar
    con alimentos, por lo
    tanto la comida subjetiva hace las veces del objeto real que
    puede aminorar la tensión. Si sólo se contara con
    el id, el hombre no podría sobrevivir en las duras y
    exigentes condiciones del medio externo. Por ello el id hace
    surgir una segunda estructura mental, cuya función
    primaria es afrontar el mundo exterior.

    Ego (yo) .- En la medida que las restricciones del mundo
    externo afectan al organismo, una parte del id se desarrolla,
    cuyo cometido es procurar la satisfacción, pero al mismo
    tiempo, toma
    en consideración las exigencias de la realidad. Por tanto,
    se dice que la actuación del ego se rige por el principio
    de la realidad. Esta estructura mental hace las veces de mediador
    entre la realidad y los impulsos del id, no
    desplazándolos, sino que interviene para asegurarse de que
    logren satisfacción, por ejemplo, cuando se tiene cierto
    impulso, se aplaza su satisfacción inmediata, proponiendo
    garantizar otra más permanente que se obtendrá
    después. Por ejemplo, al rechazar un postre muy tentador
    bajo la promesa de la satisfacción a largo plazo, que
    procurará la perdida de peso.

    El ego es una región en contacto con las
    percepciones conscientes del mundo externo y con las incesantes
    exigencias del id. Usa las funciones
    psíquicas de acción, pensamiento,
    memoria y
    percepción con el fin de valorar la
    experiencia y proporcionar una satisfacción realista. Por
    lo anterior se deduce que la misión del
    ego es mantener un equilibrio en
    el organismo, no obstante la intervención de tres duras y
    tiranas exigencias, la de los impulsos instintivos o
    biológicos del id, la de las persistentes y constantes
    eventos de la
    realidad y las órdenes del superego.

    Superego (superyó) .- Freud deseaba contar con
    una forma de representar la esfera de los valores
    morales en la conducta humana,
    para ello postuló la existencia del superego, como una
    tercera porción de la estructura de la personalidad.

    Del mismo modo que el ego surge de una parte del id,
    también el superego surge de una parte del ego. Los
    niños
    al crecer son influidos por sus padres mediante premios y
    castigos. Así se realiza el aprendizaje de
    valores que
    los niños
    interiorizan cuando se identifican con sus padres. De esta
    manera, una porción del ego, el superego, valora los actos
    conforme a normas morales y
    los niños aprenden a juzgarse a través de ellas. El
    superego suele identificarse con la idea de
    conciencia.

    Un segundo sistema se une al
    superego, el del ego ideal, que se le integran los valores
    aprendidos por los niños y adquiere importancia para
    ellos, como la imagen de la clase de persona que deben
    procurar ser. Los padres son la fuente del ego ideal, así
    como las personas con quienes se identifican los niños.
    Tanto el ego ideal como la conciencia, son aspectos del superego,
    que desempeñan un papel central
    en la socialización del infante. Los padres son
    los transmisores de las normas y valores
    sociales y son los primeros representantes de una sociedad con
    que finalmente se enfrentará el niño.

    Estas tres regiones de la mente, fueron descritas por
    Freud como principios
    organizativos para dar forma y orden a la enorme complejidad del
    comportamiento humano. Representan a su vez motivos y metas
    capaces de ocasionar conflictos en el individuo, a pesar de que
    el ego procura mediar entre ellos, surgen sin cesar situaciones
    donde son inevitables, así el termino de angustia, juega
    un papel en la génesis de la desorganización del
    comportamiento humano y de las psicopatologías.

    En las formulaciones de Freud, se admite la generalidad
    y la trascendencia de la angustia, no solo como papel importante
    en la comprensión de la conducta anormal, sino
    también en el desarrollo normal de la personalidad. La
    ansiedad funge de señal para el ego, tomando éste
    medidas para sortearla. Además, cumple la función
    de alertar al sujeto ante la presencia de peligros verdaderos o
    posibles, internos o externos.

    En la teoría Psicoanalítica se distinguen
    tres tipos de ansiedad; Ansiedad objetiva, Ansiedad
    neurótica y Ansiedad moral. En las
    tres la amenaza de ser aplastado por fuerzas internas o externas
    se cierne sobre el ego, cuyos mecanismos de defensa entran en
    conflicto con
    ellas. El ego los experimenta en forma de miedo.

    Ansiedad objetiva.- Este tipo de ansiedad es una
    vivencia emocional desagradable que resulta de la
    percepción de un peligro o amenaza proveniente del medio
    externo. Es aprendida a través de la experiencia, siendo
    el ego, quien sufre la amenaza de ésta ansiedad. Cabe
    decir que el ego aprende a sentirla no solo ante un peligro
    verdadero, sino ante la espera del mismo.

    Ansiedad neurótica.- En el caso de ésta la
    excitación del ego se debe a la percepción de la
    posibilidad de sucumbir a los instintos del id. Existe una lucha
    entre las incesantes exigencias de los instintos del id por
    alcanzar determinada meta (catexis objetal), y las tentativas del
    ego encaminadas a contrarestarla e impedir que lo abrumen
    (anticatexis). La ansiedad neurótica es una señal
    de peligro para el ego, pues le revela que las exigencias
    instintivas del id pugnan por manifestarse y que el ego esta
    haciendo lo posible por evitar que lo venzan, lo aprisionen y lo
    anulen. También puede ser consecuencia de una serie de
    castigos y frustraciones sufridos en la manifestación de
    impulsos libidinales.

    Desde el punto de vista clínico, las expresiones
    de la ansiedad son tres: ansiedad difusa, fóbica y
    reacción pánica.

    En la ansiedad difusa cualquier estimulo ambiental puede
    ser el causante, el sujeta parece estar en un estado de
    aprensión permanente o temer que algo malo le suceda, la
    experiencia típica es de una alarma constante, absurda y
    aparentemente infundada. En realidad a lo que le teme es al id,
    que ejerce una presión
    ininterrumpida sobre el ego y que puede llegar a controlarlo y
    reducirlo a un estado de
    invalidez.

    El afectado de ansiedad fóbica es aquel cuya
    ansiedad neurótica se manifiesta a través de un
    intenso temor infundado. Resulta ser irracional en el sentido de
    que su intensidad no esta proporcionada al peligro real del
    objeto. Se piensa que el objeto del temor es una
    representación simbólica de una tentación
    ante la satisfacción de los instintos. Por consiguiente,
    detrás del temor fóbico se encuentra un deseo
    primitivo del id por el objeto o por algo que éste
    represente.

    La tercera forma de expresarse de la ansiedad
    neurótica, es la reacción pánica, que se
    caracteriza por la aparición súbita de un temor
    intenso y debilitador sin ninguna causa evidente. La
    reacción pánica coexiste con conductas antisociales
    de carácter
    impulsivo y repentino. En este caso el fin que se busca es
    liberar o aliviar las exigencias del id. Con la conducta se
    pretende librar a la persona del dolor
    originado por la ansiedad y para ello se hace lo que el id esta
    exigiendo. Para Freud, el hombre normal se distingue del
    neurótico por el grado en que la ansiedad controla su
    vida.

    En cuanto a la ansiedad neurótica hay que
    reconocer que se trata de un conflicto
    auténticamente intrapsiquico, es decir, se da entre dos de
    las dimensiones de la personalidad. Tales conflictos son
    difíciles de identificar, puesto que existen en el
    interior del sujeto.

    Dado su carácter exclusivamente
    intrapsíquico, las ansiedades neuróticas no pueden
    ser controladas por escape o evitación con la misma
    facilidad con que se controlan otros tipos. Por otra parte, sus
    síntomas son siempre consecuencia de una ansiedad
    neurótica y no de alguna otra clase de este
    trastorno.

    Ansiedad moral.- Es la
    tercera forma de ansiedad que distingue Freud. La ansiedad moral
    es fruto de un conflicto entre el superego o conciencia y los
    impulsos del id. El que la padece suele sentir una fuerte
    vergüenza o sentimiento de culpabilidad. El superego se ve
    amenazado cuando el objeto instintivo elegido por el id busca
    manifestarse en forma de acto e incluso a través de la
    representación de un acto. De ahí el bloqueo de ese
    impulso por el superego, agente que representa la autoridad
    interiorizada de los padres. El producto de
    semejante conflicto es la ansiedad moral, la cual se expresa,
    como se menciono, a través de la vergüenza o del
    sentimiento de culpabilidad. Por ejemplo, el id expresa un
    impulso erótico, o catexis objetal, hacia una persona
    dotada de atractivo físico, entonces el superego reacciona
    ente ese impulso como si fuera un acto inmoral, produciendo con
    ello una anticatexis.

    Reseñando los tres tipos de ansiedad, se deduce
    que sin lugar a dudas, ésta nace del conflicto existente
    entre las diversas esferas de la personalidad. La ansiedad es una
    señal de peligro que indica que se cierne una amenaza de
    algún acontecimiento externo o que el id esta tratando de
    manifestarse y que el ego o la anticatexis del superego lo esta
    bloqueando.

    Según la perspectiva Psicoanalítica
    existen mecanismos de defensa que constituyen el modo en que el
    ego se ocupa de la solución del problema de la ansiedad
    productora de dolor. El ego se ocupa de la solución de
    problemas reales, como cuando afronta la ansiedad objetiva, o
    recurre a métodos
    irracionales que distorsionan y niegan la realidad y operan a un
    nivel inconsciente. Y se llaman; Represión,
    Formación reactiva, Proyección, Negación,
    Regresión, Racionalización, Identificación,
    Substitución.

    Freud utilizó el termino "defensa" para designar
    exclusivamente las tentativas del sujeto por proteger, mediante
    la represión, su ego contra las exigencias peligrosas de
    los instintos. Retomó el término y
    estableció que "defensa" es la designación general
    de todas las técnicas
    aplicadas por el ego durante los conflictos capaces de ocasionar
    una neurosis, en
    cambio, el
    mecanismo de represión se reservará para indicar un
    método
    particular de defensa que debido a la dirección tomada por sus investigaciones
    fue el primero que se conoció.

    Los mecanismo de defensa son operaciones del
    ego y muestran dos rasgos comunes: a) negación o
    deformación de la realidad, y b) operación a un
    nivel inconsciente.

    Represión.- Impide que los impulsos peligrosos de
    los instintos, procedentes del id y en conflicto con el ego o
    superego, penetren en la conciencia. Estas exigencias instintivas
    no pueden provocar angustia si se las mantiene fuera de la
    conciencia. La represión distorsiona lo que se ve o
    escucha, reprime o simplemente hace inaccesibles los recuerdos
    vinculados a experiencias traumáticas o que las traen a
    la memoria, su
    finalidad es controlar la ansiedad moral, neurótica u
    objetiva. Un deseo que el superego juzga indeseable y que emana
    del id será rechazado por el ego, pero el que comienza la
    represión es el superego.

    Algunos teóricos del Psicoanálisis consideran que varios
    padecimientos psicosomaticos, tales como la úlcera, asma y
    artritis se deben en parte a la represión. Aunque un
    impulso productor de angustia permanezca alejado de la
    conciencia, puede manifestarse a través de algún
    sistema
    fisiológico como la musculatura, el aparato
    respiratorio y el aparato
    digestivo, en vez de hacerlo exclusivamente a través
    de síntomas neuróticos. Mas aún, las ideas e
    impulsos reprimidos que no llegan a la conciencia pueden seguir
    desarrollándose en el inconsciente.

    Formación reactiva.- A veces el ego hace frente a
    las tendencias instintivas efectuando aquello que es totalmente
    opuesto a ellas. Así los sentimientos de odio e ira, por
    ejemplo, se tornan manifestaciones exageradas de amor, los
    impulsos sexuales de gran intensidad se convierten en profundos
    sentimientos de repugnancia al pensar en el contacto sexual.
    Formación reactiva es un mecanismo en virtud del cual un
    impulso se mantiene alejado de la conciencia por medio de su
    opuesto, y una de sus principales características de esta defensa, es su
    exageración.

    Proyección.- Otro mecanismo que permite negar los
    impulsos del id consiste en atribuirlos a una persona u objeto
    del mundo exterior. Cuando el ego recurre a esta defensa, es como
    si la ansiedad neurótica se transmutara en ansiedad
    objetal, es decir, coloca al objeto amenazador en el exterior.
    Tal actitud se
    entiende perfectamente si se recuerda que en el transcurso del
    desarrollo del hombre, éste ha aprendido que es más
    fácil sortear los peligros del mundo que los del
    id.

    Además, la función de este mecanismo no se
    limita a suprimir la angustia, sino que ofrece la oportunidad de
    externar sentimientos auténticos aunque atribuidos a un
    objeto externo. La provocación externa, cuando se proyecta
    a otros, disminuye los sentimientos de angustia, permitiendo
    manifestar una tendencia que no podría hacerse de otra
    forma por las restricciones del superego.

    Negación.- Se utiliza cuando el conflicto se da
    entre el impulso del id y alguna frustración objetiva del
    mundo externo. Este mecanismo obra de tal manera que niega la
    existencia de la situación en que se encuentra el sujeto.
    Esta defensa no debe confundirse con la represión, donde
    el conflicto es entre los impulsos del id y el ego o el superego,
    mientras que en la negación dichas tendencias entran en
    conflicto con las circunstancias reales del medio
    exterior.

    Regresión.- Cuando el individuo se ve amenazado
    por las exigencias del id, puede desear volver a una etapa
    precedente en su comportamiento. Gracias a ella se exteriorizan
    los impulsos del id en una forma que seria imposible a niveles
    superiores del desarrollo. Los psicoanalistas interpretan como
    regresivas varias conductas realizadas por adultos, algunas como
    la tendencia a emplear el habla infantil, destruir la propiedad
    ajena, masturbarse, hacer berrinches, vestirse como niño,
    pelearse e incluso la propensión a la siesta.

    Racionalización.- Consiste en hallar razones o
    explicaciones lógicas, pero falsas muchas veces, evitando
    la angustia de enfrentarnos a nuestros propios y
    auténticos sentimientos o a las exigencias del id. No es
    fácil percatarse del uso que se hace de este mecanismo, al
    actuar al nivel inconsciente, provoca angustia dar explicaciones
    de nuestros actos, al ser incapaces de admitir un sentimiento que
    el id y el ego nos agobia y exige. Dando explicaciones que por lo
    general las responsabilidades de nuestros actos se las
    descargamos en otros.

    Identificación.- Se considera lo opuesto a la
    proyección. Al identificarnos con alguna idea o
    sentimiento, asumimos ciertas características del objeto
    admirado. Este mecanismo es indiscutible en teatro o en el
    cine, existe
    una identificación con el héroe o la heroína
    y nuestra estima se ve aumentada y la angustia disminuida al ver
    en otros los atributos que queremos para nosotros, proporcionando
    ambiciones, ideales y finalidades.

    Substitución.- Este mecanismo consiste en
    reemplazar ciertos impulsos del id, no aprobados e inaceptables a
    sentimientos de la misma especie que si serian aceptados por el
    superego, los sentimientos agresivos, por ejemplo, se
    substituirían por la practica de deportes o practicas rudas
    aceptadas socialmente. A este tipo de mecanismo se le conoce como
    Sublimación. Los impulsos se subliman o sucumben al
    superego.

    La exposición
    de las etapas del desarrollo psicosexual, de la ansiedad, el
    conflicto y los mecanismos de defensa dan una idea bastante clara
    de la perspectiva psicoanalítica sobre la génesis
    de la psicopatía. Freud no vacila en admitir que tanto la
    ansiedad como los mecanismos defensivos forman parte de la vida
    anímica de todo hombre.

    La conducta es patológica cuando se vuelve
    incontrolable y obstaculiza el funcionamiento habitual del
    sujeto. Un mecanismo de defensa se estima que posee un
    carácter adaptativo cuando se ocupa de energías y
    conflictos psíquicos y se le considera anormal si llega a
    deteriorar la vida diaria del sujeto.

    Resumiendo algunos postulados de la teoría
    Psicoanalítica se puede mencionar que: Existen procesos
    inconscientes, la conducta obedece a un motivo, los impulsos o
    motivos pueden entrar en conflicto, el comportamiento es
    resultado del desarrollo, el ser humano es un organismo capaz de
    adaptarse, todos los hombres pasan por una serie de etapas
    psicosexuales dinámicamente diferenciadas, todas ellas
    representan un periodo distinto de interacción entre el
    niño y las fuerzas socializadoras que influyen en
    él y dejan un vestigio en el carácter definitivo
    del adulto, los motivos de las tres estructuras de
    la personalidad entran irremediablemente en conflicto y producen,
    entre otras cosas, la ansiedad, para controlarla existen
    mecanismos de defensa que actúan a un nivel inconsciente y
    que niegan o deforman la realidad, y todo mundo los utiliza para
    sortear la ansiedad causada por el conflicto de impulsos. Freud
    fue un brillante observador de la conducta humana y logró
    captar sus observaciones en conceptos creativos que constituyen
    la base de su teoría.

    El Psicoanálisis representa una importante
    concepción de la naturaleza humana
    y del hombre. A la psicopatología, tal como diría
    Holzman, 1970, en Psychoanalysis and psychopathology, se la debe
    considerar no como una cosa que agobia al hombre, sino como una
    manifestación de su lucha con el amor, la
    vida y la
    muerte.

    Recopilado y elaborado por:

    Lic.en Psic. Arturo Falcón
    Becerril

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