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Defender el bien del hombre ante el relativismo moral




Enviado por vivianaendelman



    1. Budismo
      Filosófico
    2. Escuela
      Epicúrea
    3. Escuelas
      escépticas
    4. Empirismo y
      racionalismo
    5. Filosofía irreligiosa y
      la Ética empírica o autónoma
      subjetivista
    6. Positivismo liberal de la
      Ilustración
    7. Ateísmo
      materialista
    8. Espiritualismo
      racionalista
    9. Ateísmo
      existencialista
    10. Bibliografía
      consultada

    INTRODUCCIÓN

    Con el objeto de incentivar un discernimiento más
    agudo que ayude a reafirmar el anuncio de una cultura
    cristiana, una Cultura de la Vida, hacemos un recorrido por la
    Historia de la
    Filosofía. Nos detenemos en algunas afirmaciones,
    especialmente en aquellas que hallamos más oscuras,
    nocivas y de profunda relación con la actual cultura
    anticristiana, pertenecientes a:

    • El Budismo
      Filosófico
    • La Escuela
      Epicúrea
    • Las Escuelas escépticas
    • El Empirismo
    • El Racionalismo
    • La Filosofía irreligiosa y la Ética
      empírica o autónoma subjetivista
    • El Agnosticismo – Manuel Kant
    • El Positivismo
      liberal de la Ilustración
    • El Positivismo.
      Ateísmo positivista (secularismo, pragmatismo)
    • El Materialismo.
      Ateísmo materialista Espiritualismo
      racionalista
    • El Ateísmo existencialista

    Budismo Filosófico

    El Budismo Filosófico (Filosofía
    oriental) es un conjunto de doctrinas iniciadas por Buda (el
    iluminado o el sabio, como le llamaron sus discípulos a
    Siddharta) hacia el siglo VI A.C. Dentro de las "grandes verdades
    de Buda", que conforman el núcleo de esta
    Filosofía, encontramos afirmaciones como:

    – "Todas las cosas y muy especialmente la existencia
    humana (infancia,
    juventud,
    virilidad y vejez)
    están esencialmente saturadas de mal y dolor, porque
    esencialmente son inestables y tienden constantemente a
    envejecerse (…)

    – La causa principal de ese dolor es:

    1. cualquier deseo, que por ir siempre asociado al temor
      y la esperanza, desasosiega el corazón,
      pero
    2. muy especialmente, el deseo de vivir más y
      más.

    -La fuga o redención del dolor (fin supremo del
    budismo)
    está así en la extinción o desnudez
    –nirvana- de todo deseo o afección perturbadora,
    como especialmente del deseo de vivir."

    Juan Pablo II describe: "La ‘iluminación’ experimentada por Buda
    se reduce a la convicción de que el mundo es malo, de que
    es fuente de mal y de sufrimiento para el hombre.
    Para liberarse de este mal hay que liberarse del mundo; hay que
    romper los lazos que nos unen con la realidad externa; por lo
    tanto, los lazos existentes en nuestra misma constitución humana, en nuestra psique y en
    nuestro cuerpo. Cuanto más nos liberamos de tales
    ligámenes, más indiferentes nos hacemos a cuanto es
    el mundo, y más nos liberamos del sufrimiento, es decir
    del mal que proviene del mundo. (…)

    ¿Nos acercamos a Dios de este modo? En la
    ‘iluminación’ transmitida por Buda no
    se habla de eso. El Budismo es en gran medida un sistema
    ‘ateo’. No nos liberamos del mal a través del
    bien que proviene de Dios; nos liberamos solamente mediante el
    desapego del mundo, que es malo. La plenitud de tal desapego no
    es la unión con Dios, sino el llamado nirvana, o sea, un
    estado de
    perfecta indiferencia respecto al mundo. Salvarse quiere decir,
    antes que nada, liberarse del mal haciéndose indiferente
    al mundo, que es fuente de mal. En eso culmina el proceso
    espiritual."

    Esta ausencia de todo "deseo o afección
    perturbadora" coincide en el fondo con la ataraxia y
    apatía de epicúreos y estoicos; se trata de un
    estado de
    imperturbabilidad.

    Escuela Epicúrea

    Lo que caracteriza fundamentalmente a la Escuela
    Epicúrea
    (fundador: Epicuro, 341-270 A.C.) es el
    sensualismo psíquico y moral.

    La primera afirmación "moral"
    dice:

    "La FELICIDAD, bien supremo del hombre y norma
    suprema de las acciones
    humanas es la ATARAXIA o imperturbabilidad que resulta de la
    ausencia de todo dolor y de la satisfacción de todas las
    necesidades, apetitos y deseos naturales y necesarios. Lo prueba
    el apetito innato de la felicidad, con que todos los seres huyen
    del dolor y buscan el placer."

    Escuelas escépticas

    Las escuelas escépticas (entre el 360 y
    129 A.C.) sostienen que la ATARAXIA se consigue más
    fácilmente con la duda.

    Así, el escepticismo es "una doctrina o
    disposición de ánimo que induce al sujeto a poner
    en duda, no la existencia de los fenómenos representativos
    o conscientes, sino su valor objetivo, es
    decir, la existencia real." Esta postura filosófica
    sostiene que el hombre es
    incapaz de discernir entre la verdad y el error.

    El alcance que tuvieron estos modos de entender la
    realidad no lo podemos medir. Pero, indudablemente las
    desviaciones de las corrientes de pensamiento
    anteriores a Cristo marcaron tan hondamente la mentalidad
    colectiva y personal que se
    fueron "actualizando" a través de la historia de la
    Filosofía y aún hoy están expresadas en las
    tendencias dominantes que dan "razones" a la cultura
    anticristiana. Podemos advertir, por ejemplo, los puntos de
    identificación que el Relativismo tiene con las
    afirmaciones de las escuelas escépticas. Dudo de todo,
    descreo de lo verdadero, todo da igual.

    También reconocemos paralelismos con el hedonismo
    que caracteriza a nuestra época y que consiste en el
    "culto y dedicación excesivas al placer en su vasta gama,
    a nivel más bien epidérmico y sensorial, por el que
    se rehuye de todo esfuerzo como actitud de
    superación." Epicureísmo que pone por meta de la
    vida al placer y la liberación del dolor.

    Buscando las raíces filosóficas de dicha
    cultura, pasamos la "Filosofía Poscristiana" (conjunto de
    doctrinas posteriores a la difusión del Evangelio y que en
    su mayoría participan directa o indirectamente de la
    influencia del cristianismo)
    y la "Filosofía Medieval" (en la que predomina la
    Escolástica), para detenernos en la "Filosofía
    moderna".

    La generalidad de las corrientes de pensamiento
    que se inician con y por el Renacimiento
    tendrán un gran influjo en el desarrollo del
    materialismo y el ateísmo, al no acatar ni reconocer la
    revelación como norma directiva.

    La filosofía
    moderna –generalmente– "olvida, elimina o trata
    muy someramente la metafísica" en sus investigaciones,
    ocupándose casi exclusivamente "de las cuestiones
    cosmológica y psicológica" (parcial e incompleta).
    Fue desarrollada y adherida en su mayor parte por "protestantes o
    incrédulos desertores del protestantismo."

    Empirismo y racionalismo

    Las tendencias predominantes de la Filosofía
    moderna son el empirismo, para el cual "el único o
    el principal conocimiento y
    medida de los demás es el de los sentidos", y
    el racionalismo, que sostiene que "tal nombre y oficio
    compete a la razón". Fueron iniciadas respectivamente por
    Francisco Bacon (1561-1626) y Renato Descartes
    (1595-1649).

    En el campo filosófico, Descartes
    sembró gérmenes y tendencias peligrosas, con
    afirmaciones como:

    "La esencia del alma es el pensamiento o acto
    consciente. Suprimid el acto consciente y desaparece el yo. De
    ahí la necesidad de las ideas innatas, que contrapone
    Descartes a las adventicias y facticias, y de cuya esencia habla
    muy oscuramente." Según este filósofo el hombre es una
    cosa que piensa, cuyo cuerpo es una "extensión, una
    máquina artificiosa"; por eso propone colocar todos los
    fenómenos inconscientes entre los extensos y
    mecánicos (teoría
    de los animales y las
    plantas,
    automatismo de las bestias, teoría
    de las pasiones… en una palabra el llamado mecanicismo
    cartesiano). La extensión sería la esencia de los
    cuerpos y el pensamiento la del alma, que se uniría
    accidentalmente al cuerpo de actividad mecánica.

    Hay aquí una separación del cuerpo y el
    alma, una valoración del hombre que parte del pensamiento,
    como si este precediera al ser. (Pienso, luego existo)

    "El racionalismo
    iluminista puso entre paréntesis al verdadero Dios y, en
    particular, al Dios Redentor. ¿Qué consecuencias
    trajo esto? Que el hombre tenía que vivir dejándose
    guiar exclusivamente por la propia razón, como si Dios no
    existiese."

    Del otro lado, las corrientes empíricas
    construyeron sus teorías
    desde el principio fundamental: "la única fuente de todos
    nuestros conocimientos son los sentidos. Lo
    único perceptible a los sentidos son los cuerpos." Supone
    entonces que "los seres todos de la naturaleza se
    reducen a cuerpos, dotados de energías mecánicas y
    movimientos y no de cualidades sensibles, que son afecciones
    subjetivas. Los universales no son más que vocablos
    generales: el juicio mental, suma o resta de sensaciones (…);
    la libertad es
    una ficción; el alma humana, o un gas
    imperceptible, o la suma de los movimientos
    corpóreos.(…)

    Filosofía irreligiosa y la Ética
    empírica o autónoma subjetivista

    "De las corrientes empiristas, aplicadas a la religión, a la moral y a
    la política,
    brotó la Filosofía irreligiosa y la Ética
    empírica o autónoma subjetivista
    , entendiendo
    la norma como algo subjetivo."

    Moral empírico-autónoma

    "Varios deístas y filósofos del período donde
    dominaron el empirismo y el
    racionalismo
    (1600-1750) cultivaron especialmente las ciencias
    morales, e imbuidos como estaban en el sensismo y materialismo,
    idearon una ética: a) subjetivista, b) sensística,
    c) autónoma.

    1. Porque la norma, fuente y criterio supremo de la
      moralidad, "es algo subjetivo y aún congénito al
      hombre." El subjetivismo sostiene que la inteligencia
      humana es tal que no llega a conocer la verdad, sino que los
      conocimientos que le proponen los sentidos le elaboran una
      verdad subjetiva. De modo que el hombre conoce Su verdad, pero
      no La Verdad.
    2. porque ese algo es un bien o mal del orden sensible,
      ya del individuo (utilitarismo egoísta) ya de la
      sociedad
      (utilitarismo altruista), que se nos manifiesta por un sentido
      especial (sensismo moral),
    3. porque, prescindiendo de la voluntad divina, hace al
      hombre legislador de sí mismo.

    Kant

    • Agnosticismo – Manuel Kant

    "Los pensadores y filósofos, hasta Descartes, aceptaron como
    indiscutible, el realismo
    gnoseológico aristotólico, que aceptaba que el
    pensamiento y la realidad concordaban perfectamente, como si la
    inteligencia
    fuera una especie de espejo intelectual que reflejaba exactamente
    la realidad. (…)

    Descartes se da cuenta que en filosofía hay
    diversas opiniones sobre un mismo asunto, y piensa que el
    problema reside en la captación de la realidad. Su
    ‘duda metódica’, que en rigor es una
    desconfianza sobre la capacidad de la inteligencia humana de
    captar la realidad como es esta en sí, abre las puertas al
    agnosticismo, cuyo representante es Kant (1724-1804).
    Él se pregunta qué es lo que el hombre conoce
    cuando conoce. Y concluye: no conocemos directamente la realidad,
    sino la apariencia, lo que los sentidos nos presentan en el mundo
    ‘fenonénico’. ‘Fenómenos’
    en su significación etimológica griega significa
    ‘lo que aparece’ (a los sentidos: color, sabor,
    extensión, etc.) Lo que subyace bajo la apariencia, la
    inteligencia no lo conoce directamente. Este elemento subyacente,
    esta ‘substancia’ es lo que constituye para Kant el mundo
    ‘numénico’ (del griego
    nous=’inteligencia’) Toda esta realidad subyacente
    escapa a la posibilidad de ser captada directamente por la
    inteligencia humana.(…)

    Aplicando estos conceptos kantianos y esta forma de
    entender la captación de la realidad, vemos que Dios
    escapa a los alcances de nuestros sentidos, y por tanto pertenece
    al mundo numénico y por ello no es posible de demostrar
    científicamente que Dios exista."

    En su "Crítica de la razón pura" es donde
    Kant trata de
    averiguar "si podemos conocer las cosas en sí mismas
    (‘númenos’) –si es posible la Metafísica- o solo el modo como se nos
    representan (‘fenomenos’)"

    Y en la tercera parte de su Crítica busca
    responder a esta pregunta con las conocidas "Ideas de la
    razón": idea del alma; idea del mundo; idea de Dios; que
    servirían para reducir y unificar los juicios del
    entendimiento, "para excitar y dirigir a la misma razón en
    sus actos y completar estos mismos actos." Según Kant,
    "sería un abuso deducir sobre ellos la existencia real de
    los objetos suprasensibles que representan."

    Estas tres ideas o conceptos de la razón son
    "apriorísticas", ya que sus objetos: Dios, el alma y el
    mundo, trascienden toda experiencia. Por lo mismo "ni tienen
    siquiera el valor objetivo que
    las categorías, por versar sobre realidades que ni
    aparecen ni pueden aparecer en la experiencia."

    Se puede leer en Kant que "aunque fuera de lo
    fenoménico exista algo real en sí y por sí,
    ello es incognoscible". Se deriva de aquí que el objeto de
    la ciencia es
    solamente lo empírico o fenoménico. Sostiene
    así que: "Ante las realidades ultrafenoménicas o
    metafísicas, la sola actitud
    legítima del filósofo frente a estas es el
    AGNOSTICISMO" .

    En base a esto, Kant afirma que "el origen de la
    obligación moral ni son los objetos sobre que recae,
    variables y
    contingentes, ni otro ser superior al individuo (que esto
    sería rebajar la dignidad personal y el
    hombre es fin de sí mismo); sino la voluntad misma, que
    viene a ser de este modo ‘autónoma’.
    "

    El agnosticismo sostiene que la inteligencia humana es
    incapaz de llegar a conocer a la realidad en su aspecto
    íntimo. El hombre conoce lo que aparece, pero no la
    realidad como es en sí. Así sostiene que Dios puede
    existir, pero la inteligencia humana no puede dar pruebas
    científicas –filosóficas- de su
    existencia.

    Esta línea de pensamiento defiende el
    "autoafirmarse" al margen de Dios. Concibe la ciencia sin
    Dios -paganismo filosófico- y la vida como si Dios no
    existiera, cayendo en un ateísmo práctico cargado
    de autosuficiencia y falta de humildad.

    Los postulados kantianos tuvieron una amplia
    difusión durante el siglo XVIII, aportando el fruto
    funesto de la concepción atea sobre el sujeto y el
    mundo.

    Surgirán varias clases de ateísmo, que
    podríamos distinguir como: ateísmo positivista,
    ateísmo materialista, ateísmo existencialista.
    Todas estas filosofías postkantianas tratarán de
    demostrar, de alguna forma, que Dios no existe (o no puede
    existir).*

    Positivismo liberal de la
    Ilustración

    • Es el tiempo del
      positivismo liberal de la Ilustración. "Este
      liberalismo
      tuvo de bueno el traernos una declaración de los
      derechos
      humanos, presentándose así como la gran
      revolución europea; un liberalismo
      que, junto con su lado bueno, presentaba otro negativo: una
      ausencia de metafísica y una incapacidad de
      fundamentación objetiva de los derechos que predicaba; y,
      por supuesto, una ausencia de proyecto
      trascendente para la persona humana.
      El P. Valverde ha sintetizado bien las claves de este movimiento,
      del que se dice que es tolerante no tanto por el respeto a la
      dignidad de la persona humana,
      hija de Dios, dotada de inteligencia y libertad,
      sino por la inseguridad
      de sus convicciones (C. Valverde. Liberalismo positivista,
      Sillar 2,1982, p.69). He aquí los principios del
      liberalismo positivista tal como los sintetiza el P.
      Valverde:
    • El positivismo liberal no acepta otro principio de
      conocimiento
      que el empírico. Se suprimen la metafísica y la
      fe como ámbitos del conocimiento humano.
    • Niega la existencia del pecado original y, en
      consecuencia, la tendencia al mal que se da en el corazón
      humano. Pensemos en Rousseau: el
      hombre russioniano es un hombre naturalmente bueno, sin lacra
      alguna.
    • Tiene como fin el establecimiento de un
      paraíso aquí en la
      tierra.
    • No niega la existencia de Dios; pero se trata del
      Dios del deísmo, el Dios del Olimpo, un Dios que no
      interviene en la vida humana y tampoco funda los valores
      morales.
    • La moral, por lo tanto, es absolutamente
      autónoma, tal como lo establece Kant en la
      Crítica de la razón práctica.
    • No hay ley natural ni
      concepción objetiva del derecho
      natural. En la vida ética no hay más límites
      que los positivamente establecidos en relación a la
      libertad de los demás. (Ib. 71-72)"

    Se puede considerar que en esta corriente "está
    la raíz última del concepto de
    libertad como fin de si misma, una libertad-de, una libertad que
    no tiene otro fin que el máximo disfrute de la vida
    humana…

    • El Positivismo –ateísmo
      positivista-, sistematizado por Augusto
      Comte (francés, 1798-1857), se emancipó en
      Inglaterra con
      el nombre de Agnosticismo, cundió por otros
      países, combinándose con varios sistemas
      filosóficos y reapareciendo en varias teorías filosóficas
      contemporáneas.

    Comte, asociado a su maestro Saint Simon
    (filósofo socialista, 1760-1825) "en la empresa de
    fundar un nuevo orden social que tuviera por base la industria y
    por único fin la felicidad de acá abajo,
    ideó, como base de la nueva sociología, un sistema
    científico universal," con la máxima favorita de
    Saint Simon: "Conocimientos positivos hacen falta, no
    especulaciones metafísicas". Conforme a esto asienta como
    dogma fundamental de su sistema que "el único objeto de
    la ciencia es
    lo positivo; y positivo es para Comte todo lo que es a la vez
    real y útil, cierto y preciso, relativo y orgánico.
    (…) Este principio lo aclara y confirma por LA LEY
    SOCIOLÓGICA DE LAS TRES EDADES. (…) Según esta
    ley, en la primera edad, Teológica o religiosa, los
    hombres explicaban los fenómenos cósmicos por seres
    misteriosos, libres y superiores al hombre; en la segunda,
    metafísica, por ciertas entidades abstractas e
    indeterminadas (causas, almas, potencias, cualidades…)
    ‘máscaras de la ignorancia’; la tercera, que
    es la positiva y única científica, se limita a
    consignar con una fijeza y precisión matemática, cuáles son las
    relaciones que unos hechos sensibles guardan con otros hechos
    sensibles en el espacio y el tiempo
    (sucesión, coexistencia, prioridad)."

    Este sistema halló en Inglaterra su
    mejor difusión en varias direcciones. Así, por
    ejemplo, Stuart Mill (1806-1873) aplicó los principios
    generales de Comte a la Psicología y a la
    Lógica.

    Herbert Spencer (1820-1904) es otro de los principales
    promotores de esta corriente. "En sus principios generales,
    Spencer, que hizo de la ‘evolución’ el alma de su sistema,
    afirma: ‘Como todo lo que conocemos es relativo, se impone
    la existencia de lo absoluto (energía infinita),
    incognoscible a la ciencia (…)
    que se limita a conocer y unificar lo relativo, lo
    fenoménico representado por los sentidos, o sea, los modos
    con que se nos revela el Incognoscible y las relaciones vigentes
    entre esas manifestaciones.* Así quedan
    resueltos los conflictos
    entre la religión y la ciencia
    por la absoluta separación de entrambas, y entre el
    espíritu y la materia por
    ser ambos meros signos simbólicos de la única y
    verdadera realidad. (…) El principio unificador de todas esas
    manifestaciones, subjetivas y objetivas, es la evolución universal de la fuerza, o sea,
    el paso incesante de la materia del
    estado homogéneo e inestable al heterogéneo y
    estable, desde la condensación de las nebulosas hasta las
    instituciones
    sociales más complicadas." En este marco, el hombre es
    definido por Spencer como "el producto
    más perfecto de la fuerza vivaz
    de la naturaleza."

    Spencer explica todas las especies vivientes por "una
    evolución mecanicista y fatal, regulada en su marcha
    progresiva por la supervivencia de los mejor adaptados". De la
    aplicación de este evolucionismo resultan afirmaciones
    como:

    -En Psicología: "Los
    elementos componentes del espíritu son las sensaciones
    (feelings), que a su vez no son más que la ‘integración de una serie de sacudidas
    nerviosas’. (…) El entendimiento (adaptación del
    organismo animal al medio
    ambiente) es la forma de las sensaciones. La forma más
    primitiva de esta adaptación física son los
    reflejos, que evolucionando originan la memoria, la
    razón…"

    -Respecto a la Moral: "El
    instinto de la propia conservación (egoísmo) y de
    la especie (altruismo), inherentes a las bestias, perfeccionados
    por la evolución y coordinados armónicamente", son
    los factores de la moral de Spencer, moral no absoluta sino
    variable y según pueblos, tiempos y
    circunstancias.

    Obligación no es más que el miedo del
    dolor asociado a ciertas acciones u
    omisiones. El origen de las ideas religiosas (alma, inmortalidad,
    espectros, espíritus, dioses…) débese a los
    sueños que la gente inculta confunde fácilmente con
    la realidad.

    -En Sociología: Spencer considera que "la
    evolución de los fenómenos sociales es paralela a
    la evolución orgánica. (…) Así, los
    enjambres de los insectos son un esbozo de la asociación
    humana , el apoderarse de la presa los animales
    carniceros, la primera noción de propiedad,
    etc."

    Todas estas afirmaciones, que conciben a la materia como
    tendiendo por sí misma a ciertas manifestaciones y
    relaciones están negando que lo existente haya sido
    pensado por alguien, que haya habido un proyecto
    inteligente. El ateísmo de nuestros días
    también se alimenta de ellas.

    Junto a estas "aplicaciones" del ateísmo
    positivista, surgen también el Secularismo o
    positivismo práctico, que es "la forma que reviste la
    incredulidad de la clase obrera de Inglaterra, siguiendo la
    máxima, diametralmente opuesta a la del Evangelio:
    ‘sólo hay que buscar las cosas del
    siglo’."

    También del positivismo deviene el
    pragmatismo. Su principio fundamental es que "el
    conocimiento es esencialmente práctico, ordenado
    exclusivamente a la obra y, por consiguiente, la esencia de la
    verdad consiste en la utilidad.
    Además el único mundo que conocemos es la serie
    ininterrumpida de sensaciones o experiencias, pasadas, futuras o
    posibles, un río que fluye y se ensancha
    constantemente.

    Luego leyes y verdades
    no son algo inmutable distinto de los hechos y norma de los
    mismos; sino algo indistinto de los hechos, a lo más
    fórmulas más o menos deficientes de los
    mismos.

    Los principios más evidentes deben mirarse como
    meras hipótesis aceptables o repudiables,
    según que nos parezcan útiles o inútiles,
    como las cuestiones sobre los atributos de Dios y tantas otras
    metafísicas.

    Doctrina que no preste alguna utilidad, no es
    verdadera; dos teorías de igual utilidad práctica,
    son igualmente verdaderas (…); doctrina que tenga más
    eficacia para
    consolar los ánimos es más verdadera que su
    contraria; aquellas doctrinas son verdaderas en grado sumo, que
    proporcionan a nuestra vida intelectual la mayor consonancia y
    armonía, objeto supremo de las aspiraciones
    humanas."

    El éxito
    de esta filosofía de la acción, que toma la
    utilidad como esencia de la verdad, sólo puede explicarse
    por la atmósfera de
    positivismo que se respiraba. Además, "la misma utilidad
    –señala Domínguez- necesita, para ser
    valuada, de una norma. Y esa norma, o es el entendimiento, y esto
    es contra la esencia del pragmatismo
    anti-intelectualista; o es el hombre, es decir, las necesidades,
    antojos… del hombre (humanismo,
    relativismo); o es nula, y estamos en completa anarquía
    filosófica y confusión."

    Ateísmo materialista

    • El Materialismo universal (ateísmo
      materialista
      ) se fue extendiendo a lo largo del siglo XIX.
      El cuerpo de este sistema, "fruto a la vez del
      sensismo* y del cultivo exclusivista y vicioso de
      las ciencias
      empíricas (Química, Física y Biología)",
      está formado por tres grandes axiomas y deducciones,
      conteniendo afirmaciones como estas:

    "La materia es eterna; porque es indestructible. Lo
    prueba la ley, experimental y rigurosamente científica, de
    que ‘en la naturaleza nada se crea ni aniquila’. El
    mundo, pues, no es más que materia y movimiento,
    ambos eternos, necesarios, infinitos y subsistentes por sí
    mismos, y la historia del cosmos, una
    vasta e incesante metamorfosis. (…)" -2° axioma-

    "Teodicea: Si la materia existe por sí misma,
    claro está que el mundo se basta a sí mismo y que
    en él hay que buscar la razón suficiente de su
    existencia, organización y conservación, sin
    recurrir a ningún principio extraño a la materia,
    inmanente (panteísmo) o trascendente (teísmo). La
    ciencia, pues, debe prescindir de lo Absoluto, no por ser
    incognoscible, sino porque ni existe ni puede existir. La idea de
    Dios no tiene más fundamento que el vano temor y la
    ignorancia de la naturaleza." -2°
    deducción

    "Etica: Negada la libertad y la existencia de un Supremo
    Legislador, el concepto mismo de
    moralidad viene a tierra,
    quedando sustituida por los instintos animales del hombre,
    coartados a lo más por un pacto social, única
    fuente de la moralidad y legalidad, derechos y deberes, vicios y
    virtudes y de la sociedad. -3°
    deducción-

    Como representante de esta postura podemos referirnos a
    Marx, perteneciente a la escuela
    positivista. "Para él existe sólo el universo
    visible, con sus leyes
    cósmicas, eternas e inmutables. Aún el hombre mismo
    pertenece a este mundo material, es el ser más
    evolucionado, dentro del universo
    conocido, pero no se distingue en nada de los demás seres
    materiales
    existentes, y tiene un ciclo vital que desaparece con la muerte. El
    alma por tanto no existe, y el universo no es
    estático, como parece a primera vista, sino que todo
    está en constante evolución perfectiva."

    Cabe decir que "el marxismo es un
    materialismo, pero a la vez es evolucionista, o sea toda la
    realidad está en un proceso de
    evolución perfectiva, que se da en forma de
    dialéctica. Toda perfección se logra por la
    contraposición de dos tendencias opuestas. Una de esas
    fuerzas es la tesis; la
    opuesta, antítesis, y de
    ellas se logra la síntesis,
    que es un paso adelante en el proceso evolutivo. Hasta que se
    logre la perfección humana, sin clases
    sociales, sin conflictos, el
    proceso dialéctico es necesario e inevitable, porque es
    una ley cósmica."

    Según esta teoría, lo único que
    puede hacer el hombre es "acelerar o retardar el proceso
    dialéctico. Lo acelera por medio de revoluciones,
    revueltas, conflictos laborales." Y todos los problemas
    humanos "se originan porque las cinco estructuras
    básicas de la sociedad no funcionan (El trabajo, la
    técnica, la economía, las
    clases
    sociales, la política)"

    Se afirma desde el materialismo que, "como estas
    estructuras en
    los hechos y en la historia no se desenvuelven con eficiencia,
    armonía y fluidez, la humanidad ha inventado tres
    Super-estructuras, que intentarían poner en marcha, en
    forma ordenada a las estructuras básicas
    mencionadas.

    1. Metafísica: Marx, como
      positivista, considera que lo que interesa es estudiar las
      causas inmediatas y relegar a las causas últimas como
      inútiles y ‘alienantes’.
    2. La Etica: Es la que da normas para que
      la interrelación humana sea armónica, justa y
      perfectiva. Pero de hecho quienes las deben cumplir son las
      clases explotadas, porque los ‘opresores’ disponen
      de todos los medios para
      eximirse.
    3. La Religión: Dios o la religión cumple
      la función
      de dique de contención contra las reivindicaciones
      sociales. La religión impone ‘virtudes’ que
      sólo son tentáculos que mantiene sometido al
      proletariado (paciencia, resignación, perdón…).
      Según Marx el
      ‘capitalista’ usa a Dios como elemento para
      prometer al explotado una esperanza de vida ultraterrena,
      ofreciéndole en el cielo todo lo que no pudo disfrutar
      en esta vida terrena. (…)

    En la teoría de Marx, cuando el explotado tome
    conciencia de su
    situación y haga la GRAN REVOLUCIÓN, Dios habrá de morir de
    muerte natural
    del corazón del hombre, pues de hecho, Dios existe
    sólo en la fantasía del explotado.

    Marx no se cuestiona acerca del origen del universo, pues
    como positivista lo acepta como hecho dado, y según
    él, lo único que tiene existencia real es lo
    material."

    Espiritualismo
    racionalista

    • Frente al sensismo se inició y mantuvo en el
      siglo XIX un movimiento espiritualista, el espiritualismo
      racionalista
      . Esta dirección la podemos captar, por ejemplo,
      en Enrique Bergson (filósofo francés de renombre
      nacido en 1859):

    "Comienza por prescindir de la inteligencia, que
    sólo conoce inmovilidades y cosas hechas con ‘vistas
    tomadas desde fuera’. Solo se sirve de la intuición
    del espíritu, o sea, ‘la facultad de ver, que es
    inmanente a la de obrar y que en cierto modo brota de la
    tensión del querer sobre sí
    mismo’.(…)"

    "A su luz (…)
    penetramos hasta el núcleo de nuestra realidad y vemos las
    siguientes verdades: a) No hay cosas hechas, ni substancia (…);
    todo es movimiento y el devenir es la única realidad; b)
    Esta realidad (…), en virtud del impulso vital, se va
    desarrollando de un modo espontáneo, autónomo y
    creador: pues parte de ella, perdiendo la conciencia, se
    transforma en materia inorgánica, y la otra parte,
    condensándose más o menos, en plantas,
    animales, espíritu; c) Sin cesar se crean almas que, sin
    embargo, en cierto sentido preexistían y no son otra cosa
    que arroyuelos en los cuales se divide el gran río de la
    vida; d) Dios no es una cosa hecha, sino vida incesante,
    acción, libertad. (…)

    Con este fenomenismo anti-intelectualista
    vendrían a tierra las
    tesis de filosofía cristiana sobre los primeros principios
    de la razón, sobre Dios, el alma humana, la inmortalidad y
    los fundamentos de la moral y religión."

    Ateísmo existencialista

    • De amplia difusión y marcada influencia en la
      cultura anticristiana es también el ateísmo
      existencialista.

    "Este ateísmo surge de la observación de la realidad humana
    íntima, así como el positivismo surge de la
    observación del método
    científico y de la realidad en general y el marxista de
    las relaciones sociales. El ateísmo existencialista se
    fundamenta pues en la observación de la vida humana, en lo
    que tiene de angustia íntima. (…)

    Su máximo exponente, Sartre, hace
    el siguiente raciocinio: o existe Dios o existe el
    absurdo.

    Si Dios existe, el universo entero será
    expresión de la bondad, de la perfección, de la
    justicia, de
    la santidad de Dios.

    Si existe el absurdo, nada tendrá
    significación, todo será desorden y
    caos.

    Ahora bien, si analizamos la realidad que nos rodea, y
    la intimidad de cada uno, comprobaremos el desorden más
    completo.

    En el individuo: egoísmos, odios,
    mezquindad.

    En la sociedad; injusticias, atropellos, ley de la
    selva.

    En las relaciones nacionales e internacionales: guerras,
    secuestros, robos, imperialismos, en una palabra: vivimos en el
    infierno. Es decir, existe el absurdo más completo. Por
    tanto, es imposible que Dios exista. Simone de Beauvoir resume
    esta postura con una célebre frase: ‘es menos
    absurdo concebir un universo sin Dios, que un Dios con todas las
    contradicciones del universo.’* (…)

    El Humanismo Ateo
    moderno ha desarrollado abundantemente el tema de la necesidad de
    un infinito para la existencia humana, pero subrayando a
    renglón seguido que no existe tal infinito. Humanismo
    cerrado según el cual ‘el hombre está
    condenado a existir y morir solo y frente a su soledad.’
    (…) ’Mi grito de eternidad se va ahogando en el
    río de la temporalidad’, acentúa Heidegger.
    Por ello la angustia es una categoría de la existencia.
    Proust llamó a esta angustia de la existencia: el horror
    de las cosas usuales. Para Sartre, es la
    náusea’. (…)

    En todos estos pensadores hay una voluntad terca de
    poner de relieve la
    angustia del hombre en la búsqueda de respuesta.
    Kierkegaard, en sus obras y en su vida nos legó un
    auténtico testimonio de esa angustia y melancolía:
    ‘me parece –confiesa- que soy un galeote encadenado
    con la muerte;
    cada vez que la vida se agita, la cadena rechina y la muerte hace
    que todo se marchite,… y eso ocurre a cada minuto’.
    (…)

    Es la angustia del mundo sin sentido. Absurdo que
    entraña una indiferencia gris que lo cubre todo. Humanismo
    sin ilusión, cárcel, la ‘peste’,
    según el libro de
    Albert Camus, que merodea la ciudad haciendo cada día su
    número matemático de víctimas; gratuidad de
    todo, puro azar; todo es igual, aburrimiento de la existencia,
    del amor. Y la
    trayectoria de cada hombre es una curva con la que junta una Nada
    inicial con una Nada final. Meursault, protagonista de ‘El
    Extranjero’, de A. Camus, es el símbolo del hombre:
    animal absurdo, sin esperanzas, perseguido por la justicia,
    declarado culpable siendo inocente, atrapado por la enfermedad,
    encarcelado sin posibilidad de evasión, prisionero de
    la tierra,
    apuntalado sólo por los muros de la prisión, sin
    ver el cielo… y por último, condenado a muerte. Esta
    ausencia de cielo transparente, abierto a un Ser trascendente, es
    lo que inscribe en la frente del hombre-Meursault el signo del
    absurdo. (…)

    El humanismo cerrado a la trascendencia enfrenta al
    hombre con su condición de mortal, pero, al no ofrecerle
    ninguna perspectiva de trascendencia, lo condena a ser una
    ‘pasión inútil’, o un ‘ser para
    la muerte’, o simplemente ‘un condenado a
    vivir’."

    Ejemplo claro de este ateísmo es la
    filosofía de Federico Nietzsche
    (1844-1900). Sus poemas en
    prosa ("Lo humano, humano y nada más", "Así
    habló Zaratustra", "Más allá del bien y del
    mal", "El crepúsculo de los ídolos", entre otros)
    "pintan con el rojo colorido de una imaginación
    desenfrenada el pesimismo de la humanidad pasada y presente y,
    como remedio adecuado (…), la SUPERHOMBRIA de la nueva
    humanidad, basada en la ‘Voluntad de Poder’,
    que va creando tres valores
    humanos (que Nietzsche
    personificó en Apolo, Sócrates y
    Dionisio), mediante los cuales llegará un día la
    era de los Superhombres, de goces y dolores más
    intensos:

    -el Arte;

    -la ciencia y los conocimientos humanos ‘que se
    valoran no por la verdad (Dios, verdad, realidad de la
    substancia, pluralismo de la existencia, conceptos abstractos…
    no son más que errores o ilusiones) sino por su
    adaptación a las necesidades vitales del hombre
    (pragmatismo)’;

    -la vida, cuya creciente intensificación es la
    única norma de su amoralismo."

    Esta manera de pensar la realidad, desde valores, desde
    la utilidad de las cosas, alcanza a la manera de "apreciar" a
    Dios. "Así, Nietszche, definía a Dios como un
    ‘anti-valor’, de incidencia negativa en la vida.
    También el hombre es visto desde la perspectiva del valor,
    por lo que existirían dos clases de hombres: el
    superhombre y el esclavo. Este último es, según
    Nietszche, el sumiso, el que vive pasivamente. Mientras que el
    superhombre dicta sus propias normas de
    conducta, es
    autónomo. No obedece sino a sí mismo."

    Se apoya esta corriente en el concepto
    existencialista de libertad, de esa libertad que se propone
    como fin de sí misma.

    "Representante genuino de este concepto es J.P. Sartre.
    Este filósofo francés, que eliminó a Dios
    como fuente última de los valores
    del hombre, puso en el hombre el origen y la finalidad misma de
    la libertad; una libertad que no tiene otras limitaciones que las
    que él se impone: ‘El hombre es el único que
    no sólo es tal como él se concibe, sino tal como
    él se quiere, y como se concibe después de su
    existencia, como se quiere después de este impulso hacia
    la existencia; el hombre no es otra cosa que lo que él
    hace. Este el primer principio del existencialismo’ (J.P. Sartre. El existencialismo es un humanismo. Barcelona, 1984,
    60..)"

    "Haciéndose eco de la frase de Dotoievsky
    ‘Si Dios no existe, todo está permitido’,
    comenta el filósfo francés: ‘En efecto, todo
    está permitido si Dios no existe, y en consecuencia
    está el hombre abandonado, porque no encuentra en
    sí ni fuera de sí una posibilidad de aferrarse…
    El hombre está condenado a ser libre’ (Ib. 68-69),
    con una libertad que inventa y crea los valores.
    Cuando elegimos un valor, lo creamos; nos damos cuenta de que
    vale precisamente porque lo hemos elegido. (…)

    He aquí el hombre moderno, dotado de una
    concepción de la libertad absoluta porque no acepta a Dios
    como fundamento último de los valores. Este
    es el concepto de libertad que hoy se propone. Habrá
    limitaciones obvias (Sartre también las admitía),
    porque convivimos con otros hombres, pero estas limitaciones no
    son otras que las que se establecen por vía de consenso.
    En una palabra, surge así una concepción de
    sociedad que no tiene otros dogmas que el respeto mutuo y
    la no violencia. No
    se le pidan más valores a nuestra sociedad."

    Estas filosofías oscurecieron el sentido de la
    libertad, despojándola de las normas éticas,
    vaciándola de la búsqueda y elección de la
    Verdad, de la plenitud. Y esto se ve en el culto a la "libertad"
    de nuestra época, una libertad incondicionada que se
    defiende como meta en sí misma, que sólo busca la
    autonomía, pero que en esta misma distorsión cae en
    la desesperanza, en la angustia existencial, en el vacío
    que lleva al suicidio, en el
    egocentrismo que desfigura la condición
    humana…

    Oscuridad que necesita la luz,

    muerte que necesita la vida,

    desorden que necesita el
    amor,

    sin sentido que necesita fundamentos.

    indiferencia que necesita la comunión

    ateísmo que necesita vivir por Cristo, con
    Él y en Él.

    materialismo que necesita el soplo del
    Espíritu

    nihilismo que necesita la trascendencia

    relativismo que necesita convertirse al Absoluto,
    Señor de todo lo creado.

    Viviana Endelman Zapata

    Enero 2001

    E-Mail:
    vivianaendelman[arroba]hotmail.com

    Bibliografía consultada

    • Domínguez, D. S.I. (1922), Historia de la
      Filosofía, Sal Terrae, Santander.
    • Juan Pablo II (1994), Cruzando el umbral de la
      esperanza, Plaza & Janes SA, editado por Vittorio Messori,
      Barcelona.
    • Kaul, Agustín (1995). Cursos de
      Teología: El problema de Dios en el pensamiento humano",
      Resumen de clases Facultad de Humanidades "Teresa de
      Ávila" (UCA), Paraná, E. Ríos.
    • Kaul, Agustín (1995). Cursos de
      Teología: Nuestra época frente al problema Dios,
      Resumen de clases Facultad de Humanidades "Teresa de
      Ávila" (UCA), Paraná, E. Ríos.
    • Sayés, José Antonio (1991). Razones
      para creer. Dios, Jesucristo, la Iglesia,
      Ediciones Paulinas.

     

    Viviana Endelman Zapata

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