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Ciudad y cultura ciudadana




Enviado por proo72



     Para comprender la riqueza del título
    asignado para esta conferencia,
    "Ciudad y cultura
    ciudadana", quisiera explicar cada término para cimentar
    las ideas expuestas a lo largo de la presentación de la
    misma. Planteo como metodología, refontalizar cada palabra, es
    decir, volver a las fuentes
    históricas para encontrar su significado preciso y
    original.

    —————

     El término Ciudad nos transporta a
    las expresiones "urbs", "polis" y "cívitas" de las
    antiguas civilizaciones griegas y romanas. Para los grandes
    filósofos de Atenas y de Roma, la ciudad
    se concebía como la cima de la civilización y del
    progreso cultural. Cabe traer a la memoria a
    dos grandes pilares: Aristóteles afirmaba que "la ciudad ha sido
    creada en primer lugar para hacer a los hombres verdaderamente
    hombres, y la ciudad existe para hacerlos felices. El hombre, que
    inicia su período de desarrollo en
    la familia,
    encuentra sólo en la ciudad su madurez: el hombre es por
    tanto un animal político" (Primer libro de la
    Política).
    Cicerón razonaba de la misma manera: "los hombres dejaron
    poco a poco la barbarie, descubrieron el arte de la vida
    comunitaria y crearon las primeras ciudades en donde aprendieron
    la civilización y cultivaron las artes liberales;
    encuentra el hombre en
    la cívitas o ciudad un verdadero sentido de grandeza".
    Tanto para los griegos como para los romanos la idea de ciudad
    los llevaba a una conciencia
    colectiva de unidad, en la que los intereses particulares
    quedaban supeditados por los comunitarios; era entonces una empresa
    común donde existe un pacto de ayuda mutua. Esta conciencia los
    llevaba a formarse en el sentido de pertenencia, a mejorar sus
    condiciones de vida y así alcanzar un nivel superior de
    desarrollo
    contrapuesto a las aldeas o al campo. La polis tiene como fin la
    supervivencia, propia de los pueblos y también la
    convivencia humana y el perfeccionamiento humano.

     Siguiendo en el itinerario histórico nos
    encontramos ahora en el Renacimiento,
    con el primer sociólogo urbano, J. Botero (1546-1617) en
    su libro "De la
    causas de la grandeza y de la magnificencia de las ciudades"
    escribe: "Se llama ciudad a una reunión de hombres que se
    juntan para vivir felices, y se llama grandeza de una ciudad no
    ya a la dimensión del lugar, sino a la multitud de sus
    habitantes". Cabe señalar que el fin de la ciudad es la
    felicidad.

    La ciudad en su noble ideal se concibe hoy en día
    como un símbolo, una representación colectiva que
    evoca las aspiraciones o las ansiedades del hombre. No
    puedo ignorar o desconocer el planteamiento de algunos pensadores
    contemporáneos que conciben la ciudad como el
    símbolo de la decadencia de los grupo humanos,
    como el lugar de la degradación del hombre. Por ejemplo,
    William Cowber, poeta inglés
    expresa en uno de sus versos:"Dios hizo el campo, el hombre
    inventó la ciudad". Este foro no va por esta corriente,
    así lo manifiestan los organizadores en sus objetivos:
    busca exaltar la ciudad, llevarla al nivel que quiso ser desde su
    génesis u origen.

    Continuando con esta exploración conceptual, nos
    encontramos ahora con el término Cultura, esta
    palabra proviene del verbo latino colo, colere, cultum =
    cultivar) significa etimológicamente cultivo. En la
    Grecia
    antigua, el término correspondiente a cultura era
    "paideia" (crianza de un niño; instrucción,
    educación
    perfecta), al paso que, en la Roma de
    Cicerón, se usaba la palabra "humanitas" (naturaleza
    humana; dignidad humana, educación
    refinada).

    Ateniéndonos a su definición
    verbal-etimológica, es, pues, educación,
    formación, desarrollo o perfeccionamiento de las
    facultades intelectuales y morales del hombre; y en su reflejo
    objetivo,
    cultura es el mundo propio del hombre, en oposición al
    mundo natural, que existiría igualmente aun sin el
    hombre.

    Desde este ángulo, se nutre la Conferencia
    Mundial sobre Política Cultural,
    realizada en México en
    1.982, cuando ve la Cultura como "el conjunto de rasgos
    distintivos, espirituales y materiales,
    intelectuales y afectivos, que caracterizan una sociedad o
    grupo social.
    Ello engloba, además de las Artes y las Letras, los modos
    de vida, los derechos fundamentales del
    ser humano, los sistemas de
    valores, las
    tradiciones y las creencias"[1].

    Derivado de esto, y en términos casi similares,
    la Ley 397 de 1.997,
    de Colombia
    (Ley General de
    Cultura) Título I, Artículo 1°, numeral 1,
    define:

    "Cultura es el conjunto de rasgos distintivos,
    espirituales, materiales,
    intelectuales y emocionales que caracterizan a los grupos humanos y
    que comprende, más allá de las artes y las letras,
    modos de vida, derechos humanos,
    sistemas de
    valores,
    tradiciones y creencias".[2]

    En otras palabras, cultura es todo lo que hacemos, es
    todo lo aprendido a través de la socialización, es el comportamiento
    que se refleja a través de las tradiciones, costumbres,
    idiosincrasia, etc. y que surge en la medida que las sociedades
    evolucionan; por lo tanto, es una expresión cambiante, a
    la vez que es interdependiente, es un reflejo de la estructura
    económica y permite a los individuos miembros de una
    sociedad
    diferenciarse de los ajenos, identificarse con los propios,
    llevando de esa manera a la formación de una conciencia
    individual y social. Es la manera total de vivir de un pueblo, el
    legado que el individuo recibe de un grupo.

    Resumiendo todo lo anterior, la cultura es un lugar de
    encuentro que permite el diálogo
    con la diversidad, es, a su vez, un espacio de búsquedas
    colectivas y la formulación de un proyecto futuro
    para los grupos
    humanos.

     Hemos examinado hasta aquí, los conceptos
    de ciudad y cultura, abordemos en este momento el término
    Ciudadano. En Roma al ciudadano individual lo
    llamaban civis (plural cives). Tal como de cívitas hemos
    derivado ciudad, el término civis no dejó herencia en
    nuestra lengua sino a
    través de su adjetivo derivado civilis (civil).
    Tenía la consideración de civis todo hombre o
    mujer que
    vivía al amparo del
    derecho de ciudadanía romana. Para mejor entender,
    ciudadano es que pertenece a la ciudad.

     Pero aún se encierra otro misterio en el
    origen y estructura de
    esta palabra: en latín la ciudadanía (la
    cívitas) es un nombre colectivo, y seguro que como
    tal se concibió, pero desde la individualidad, que nunca
    fue Roma sospechosa de comunismos ni colectivismos.

     Por eso vienen los propios etimologistas romanos a
    advertirnos (esa fue su convicción) que civis procede del
    verbo cieo, ciere, civi, citum que en sustancia significa
    convocar, poner en movimiento,
    agrupar, poner en marcha, impeler… En fin, que la
    cívitas sería según esta etimología,
    la acción y el resultado de agrupar; y civis sería
    cada uno de los que forman parte de este agrupamiento.

     Esto nos lleva a afirmar que la ciudad se compone
    de individuos que adquieren el derecho de ciudadanía
    cuando se agrupan y participan en el devenir de la
    ciudad.

     Finalmente, llegamos al concepto
    Cultura Ciudadana, puesto marcha y en dinamismo en el
    contexto nacional por el Alcalde de Santa fe de Bogotá,
    Dr. Antanas Mockus en su primer período de gobierno
    (1994-1997), y se materializó en el plan de
    desarrollo "Formar Ciudad" como una de las seis prioridades del
    mismo. Desde entonces, la cultura ciudadana ha sido entendida
    como el conjunto de los comportamientos, valores, actitudes y
    percepciones que comparten los miembros de una sociedad urbana; y
    que determinan las formas y la calidad de la
    convivencia, influyen sobre el respeto del
    patrimonio
    común y facilitan o dificultan el reconocimiento de los
    derechos y
    deberes ciudadanos.

    La actual Administración Distrital contempló
    de nuevo como uno de los seis objetivos del
    plan de
    Desarrollo 2001-2004 "BOGOTÁ PARA VIVIR TODOS DEL MISMO
    LADO", el objetivo de
    Cultura Ciudadana. Este se desarrolla a través de los
    siguientes seis programas:

    1. Apreciar las normas y admirar
    lo bueno
    : Los proyectos
    incluidos en este programa
    están orientados a difundir las normas y
    propiciar su acatamiento voluntario, poniendo en evidencia su
    fundamento democrático y los beneficios obtenidos al
    cumplirlas. En las campañas de difusión se hace
    énfasis en normas de seguridad y
    convivencia, tránsito, tributación, urbanismo y
    ambiente,
    derechos
    humanos y servicios
    públicos.

    2. Vida sagrada: Las acciones de
    este programa buscan
    propiciar el desarme y otras acciones
    orientadas a reducir las muertes violentas en la ciudad. Fomentar
    modos de vida saludables y generar confianza, seguridad y
    tranquilidad para que las personas ejerzan sus derechos y
    libertades, disfruten la ciudad, cumplan sus deberes y
    confíen en la justicia y en
    el buen uso de la fuerza por
    parte del Estado.

    3. Aportar de buena gana: Este programa pretende
    aumentar la conciencia individual y colectiva sobre los
    beneficios colectivos de la tributación, reducir la
    evasión en el pago de impuestos,
    propiciar la renuncia a subsidios no merecidos y fomentar la
    responsabilidad individual y colectiva en la
    preservación y ampliación del patrimonio de
    la ciudad.

    4. Procedimientos
    para decidir
    : Propiciar el uso de procedimientos
    democráticos para cambiar disposiciones legales. Ampliar y
    cualificar la discusión pública, haciendo visible
    su utilidad para
    aclarar diferencias, dirimir conflictos y
    celebrar acuerdos.

    5. Organizarse para influir y para aprender:
    Reconocer las organizaciones,
    potenciar su capacidad de construir nexos de solidaridad y de
    representar a los ciudadanos y las ciudadanas en las decisiones
    de la ciudad, la localidad y la zona.

    6. Comunicar vida y jugar limpio: Fomentar
    arte, cultura
    y esparcimiento en espacios públicos para potenciar las
    capacidades creativas y comunicativas de los actores culturales y
    de los ciudadanos, y aumentar el disfrute colectivo de la ciudad.
    Ampliar el
    conocimiento y la apropiación social de la ciudad
    mediante proyectos de
    investigación y medios de
    divulgación masiva.

    Me he detenido en este punto sin olvidar que estamos
    reunidos para pensar la ciudad de Montería, pero estos
    grandes paradigmas
    valen la pena traerlos a colación para seguirlos como
    ejemplo. Mockus ha educado a los capitalinos y les ha
    enseñado a ser mejor ciudad.

    Sus ideas e iniciativas, a veces traumáticas,
    escandalosas, extrañas y hasta locas, como la ley
    zanahoria, la prohibición de la pólvora, la carta de
    civilidad, los mimos en los semáforos, la
    vacunación contra la violencia,
    pico y placa, día sin carro, el uso de la cebra y los
    cruces escolares, red de ciclo rutas y ciclo
    vías dominicales, han llevado a grandes logros de suma
    importancia: Reducir las muertes violentas originadas por el
    abuso de alcohol,
    reducción del número de niños
    quemados o muertos por el uso de la pólvora, promover la
    conciencia social sobre la importancia de cumplir normas
    básicas de convivencia, reducción de tiempos de
    desplazamiento y mitigación de impactos por
    congestión vehicular, reducción y
    desestímulo en el uso del vehículo particular
    promoviendo la sostenibilidad ambiental de la ciudad, propiciar
    el uso de las vías para actividades saludables de
    esparcimiento y apropiación de los espacios urbanos,
    generar sentido de pertenencia frente al espacio público,
    promover la participación de los ciudadanos en el diseño
    y adopción
    de parques, promover la participación ciudadana para la
    solución pacífica de conflictos y
    el mejoramiento de las condiciones del entorno. y promover la
    solidaridad con
    la ciudad. Discutido o no este gobierno
    distrital ha aportado en la construcción de una nueva concepción
    de ciudad.

    Nosotros desde la provincia hemos recibido ese influjo
    de luz que debemos
    hoy resaltar. A nosotros también nos ha mostrado
    pedagógicamente lo que significa la cultura
    ciudadana.

    Montería, la villa soñada, como es
    mencionada en su bello himno, está lejos de este ideal,
    pero nada logramos con lamentarnos y llenarnos de pesimismo. Este
    foro busca formar pensadores
    y soñadores que juntos construyamos un mejor entorno, una
    mejor ciudad. El pensar nos mueve a poner imaginación y
    creatividad en
    lo planteado; el soñar nos lleva a anhelar un mejor
    futuro, a mirar el horizonte y el construir nos compromete a ser
    obreros, a poner el hombro, a trabajar para consolidar las bases
    o los cimientos.

    ¿Qué debemos hacer para construir una
    mejor ciudad?¿

    El camino que ahora planteo es sin lugar a dudas EL
    EDUCAR EN Y PARA LA CULTURA CIUDADANA; es un cultivo de valores
    cívicos que lleve al niño, al joven, al adulto, al
    anciano, al visitante, en fin a todos, a amar la ciudad, a tener
    sentido de pertenencia, a irradiar mentalidad comunitaria
    (olvidando sus propios intereses), a sentir dolor por los
    atropellos y abusos, a buscar desarrollo no entendido sólo
    en lo material sino ante todo en lo personal. Es
    necesario educar a la persona, porque
    la calidad de una
    ciudad depende primordialmente de la calidad de las personas que
    residan en ella y de su habilidad para desarrollar y atraer
    talento, o sea, del atractivo que represente vivir en ella. En la
    ciudad las personas son la principal riqueza, se hace necesario
    crear estrategias para
    acercar al ciudadano a temas claves como el civismo, la cultura y
    la participación ciudadana, contribuyendo a mejorar
    notablemente el lugar en el que vive. Este proceso
    pedagógico comienza en el hogar, cada integrante de la
    familia tiene
    que tener conciencia ciudadana y si no la tiene, infundir desde
    temprana edad que hacemos parte de una ciudad que hay que amar,
    cuidar y respetar como a la propia casa, como a la misma familia.

    Infructuoso sería este trabajo si no se
    complementa en el ámbito escolar (preescolar,
    primaria, bachillerato y universitario). Cada estudiante tiene
    que cultivar la cultura ciudadana orientada por sus docentes.
    Desde el nivel inferior hasta el superior debe recibir una
    asignatura teórica-práctica que se llamase "cultura
    ciudadana". El ambiente de la
    escuela, del
    colegio y de la universidad tiene
    que reflejar urbanismo, espíritu cívico, conciencia
    ciudadana, comportamientos de convivencia y participación.
    Este ambiente impactará social y culturalmente.

    Cada trabajador en su ambiente laboral
    aportará en la construcción de una mejor ciudad cuando se
    entrega con servicio y
    considera su tarea por insignificante que parezca una gran obra
    en el bienestar de la ciudadanía; cuando lucha con
    tolerancia por
    ser mejor compañero y hace de su lugar de trabajo una
    pequeña ciudad.

     De igual modo los líderes comunales y los
    gobernantes se esforzarán por doblegar sus intereses
    particulares a los intereses de la ciudad, por poner más
    iniciativa para el bien, dejando atrás la corrupción
    y la politiquería, males que han degenerado nuestra ciudad
    en un pueblo grande con problemas
    inmanejables, con grandes necesidades sin dolientes y sin
    soluciones a
    largo plazo y duraderas. Debemos hacer de la ciudad un escenario
    de educación y formación colectiva.
    Preguntémonos, ¿qué puedo hacer por la
    ciudad?.

     Los medios de
    comunicación social adelantarán campañas
    para el rescate de los valores
    fundamentales, desarrollo de actitudes de
    convivencia ciudadana, respeto a los
    demás y a lo público. La prensa, la radio,
    la
    televisión y el internet deben llevarnos a
    una apropiación colectiva de la ciudad; en otros
    términos, que cada ciudadano crea y sienta a la ciudad
    como suya.

     Para simplificar podríamos decir que tiene
    que haber un esfuerzo grande de la familia, la
    escuela, la educación y
    el Estado para
    modificar la cultura que tenemos. Para ello es indispensable
    fortalecer la educación. No
    podemos resignarnos con la tonta teoría
    de algunos conformistas que dicen "es que nosotros somos
    así y nadie nos va a cambiar"; no, pensemos y construyamos
    una mejor ciudad en la que cada uno se sienta responsable y actor
    participativo en este cambio. Somos
    así, pero podemos ser mejores; será nuestro lema
    para conquistar lo que hoy se presenta como un sueño: la
    ciudad que queremos, la ciudad que nos merecemos, la ciudad que
    necesitamos.

     Al respecto conviene decir que Montería es
    una cuidad que se encuentra inmersa en un caos total: social,
    urbanístico, político, ambiental, económico
    y cultural, que requiere del esfuerzo, del aporte y de la
    participación de todos sus ciudadanos, instituciones
    gubernamentales, no gubernamentales, educativas, militares,
    religiosas y económicas; para que por medio de un proceso
    formativo construyamos una cultura ciudadana.

     La "Perla del Sinú", como culturalmente se
    le llama, no constituye un espacio colectivo de asociación
    o de intercambio humano orientado por la
    motivación de un buen vivir, un vivir digno, sino que
    es un conjunto no articulado de personas que simplemente habitan
    en ella, la destruyen y duermen en ella, sin expectativas, sin
    funciones, sin
    responsabilidad; nuestra capital es una
    simple reunión de barrios, urbanizaciones y
    muchísimas invasiones. El desarraigo, la falta de identidad y de
    sentido de pertenencia están llevando a la ciudad,
    capital de
    Córdoba a un conflicto
    destructivo, a un espacio caótico. Evitemos que la ciudad
    caiga al abismo, dejemos de ser guías ciegos que llevamos
    a nuestra gente a la hostilidad, a la violencia, a
    la insensibilidad, a la despreocupación por la
    conservación y protección del entorno social,
    cultural y ambiental.

     Construyamos un mejor futuro para las
    próximas generaciones, dejemos huellas en la historia y dejemos de ser
    zánganos y sanguijuelas de nuestra ciudad. Pongamos todo
    nuestro empeño, dejemos atrás nuestros errores,
    nuestra complicidad social o nuestra culpabilidad
    ciudadana.

     Nosotros nos merecemos una mejor ciudad y
    Montería se merece mejores ciudadanos y ciudadanas
    comprometidos con el progreso, la conciencia colectiva, la unidad
    en medio de las diversidades culturales, el mejoramiento de vida
    de las personas y el sentido de pertenencia.

     Juntos podemos lograrlo, unámonos en este
    gran proyecto.

    PEDRO RICARDO OROZCO OROZCO, Pbro.

    Foro "Pensar la ciudad: un encuentro para
    construir".

    Montería

    .

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