- ¿Qué sabemos del
alma? - Mal y
albedrío. - Cómo entender la
libertad. - La posibilidad de la libertad
como condición de la conciencia. - Reductio ad absurdum de lo
mismo. - Respuestas a un
libertino. - Diálogo con un
tomista.
- ¿Qué sabemos del
alma? I.- Existe pero no se mueve; deviene pero no cambia
substancialmente; acompaña al cuerpo sin ser del
cuerpo: el alma.
Sin embargo, ¿qué cuerpo toma el alma cuando
abandona el cuerpo?; ¿en qué consistiría
la resurrección de la carne?
No parecen problemas
sencillos que puedan ser reducidos a lo observable, a lo
mensurable, a la psicología en
definitiva.II. Toda multiplicidad ha de estar compuesta por
unidades. Pero si la materia es
infinitamente divisible y está, de hecho,
infinitamente dividida, dichas unidades no podrán ser
materiales, sino inextensas e
intelectuales.
Podrías replicar que la materia
infinitamente divisible está compuesta por infinitas
unidades materiales. Sin embargo, eso supondría
dar al término unidad un significado distinto del
común. Una unidad, es decir, un ser, no puede
descomponerse sin perder su esencia. Con más
razón si dicha descomposición es infinita. Por
eso distinguimos entre los seres vivos (con alma,
individuados) y los seres inanimados (sin alma,
cuantificables). De lo contrario, cada ser contendría
en sí infinitos seres, y en realidad ninguno.
Si aceptas esto verás que la segunda pregunta se
contesta por sí sola. Lo que es uno no puede cambiar,
ya que no es posible añadirle ni quitarle nada.
Sólo crearlo o suprimirlo, si se es
omnipotente.Llamamos malo al acto voluntario por acción,
intervención u omisión del cual se desprenden,
para uno mismo o para un tercero, consecuencias negativas.
Ahora planteemos un par de hipótesis:
– Si el mal y el bien fueran necesarios, no
dependerían de la virtud y no los
distinguiríamos a efectos morales.
– Si nadie ejerciera el mal, el pecado original no
existiría.
Pero el hombre
tiende al mal como la esfera a rodar por la pendiente. Todo
mal es, pues, evitable (en tanto no ha sucedido aún) y
preexistente al mismo tiempo, ya
sea en el orden físico o en el moral.
Resumiendo:
1) Nada que no entrañe contradicción lógica es imposible.
2) La voluntad puede determinarse a sí misma, dadas
unas condiciones iniciales.
3) El mal es, pues, voluntario.
4) Si finalmente ocurre o, dadas unas condiciones, deviene
necesario, habrá sido un mal querido por su autor.
Más breve todavía:
Voluntario se opone a involuntario, no a necesario.
3. Cómo entender la
libertad.Hay quien cree en Dios y en el libre albedrío
(católicos); otros creen en Dios y niegan el libre
albedrío (maniqueos); por último, y este es un
tipo derivado del segundo, hay quien no cree en Dios ni en el
libre albedrío (nihilistas)
Decir que la existencia de Dios se opone al libre
albedrío es una tontería, como he demostrado
más arriba. Pero la tontería de
tonterías es colegir que el destino esté
escrito a partir de la inexistencia de Dios, ya que, si Dios
no existe, todo es posible.
Vuestro error es confundir libertad
con "creación de causas desde la nada", cosa que,
evidentemente, sólo le está permitida a Dios.
La libertad no es una omnipotencia de la criatura, contraria
a las leyes del
universo,
sino parte consciente de esas leyes. Es
normal que no encontréis algo así, porque
buscáis un absurdo. Eso no significa que no exista,
sino más bien que no sois capaces de entenderla.
En resumen: Estamos determinados y predeterminados. Pero, al
menos desde la perspectiva del hombre,
que es una perspectiva ex ante (ya que para Dios no existe el
tiempo), NO
estamos necesitados.4. La
posibilidad de la libertad como condición de la
consciencia.Toda acción libre es, EX ANTE,
lógicamente posible, que es lo que nos interesa saber
a efectos humanos (necesario no se opone a voluntario,
¿en cuántas ocasiones lo he dicho ya?). Y SI
NO, INSISTO, POR ÚLTIMA VEZ, DEMUESTRA QUE QUIEN
ACTÚA DE UN DETERMINADO MODO CONFORME A SU CONCIENCIA, EVALUANDO ANTES DISTINTOS CURSOS DE
ACCIÓN, LO HACE MOVIDO POR ALGO QUE NO ES SU VOLUNTAD,
SINO UNA CAUSA EFICIENTE EXTERNA A LA INMANENCIA DE QUERER.
Para querer algo, evidentemente, antes hay que poder
quererlo: hay que existir y ser capaz de realizar distintas
tareas, entre ellas la deseada, así como de
representarlas en la conciencia. Pero PODER
querer algo no significa tener que quererlo NECESARIAMENTE.
El correlato físico-causal que precede y convierte en
factible toda acción libre es su condición
necesaria, no su condición suficiente. De no ser
así, bastaría que se dieran las condiciones
físicas del acto para que éste se realizara,
siendo nuestra consciencia un efecto derivado de su
consecución. ¡Y sin embargo la consciencia
PREEXISTE a la ejecución del acto, dirigiéndolo
eficazmente en su curso! ¿Cómo sería
posible si tuviera que ser su efecto, por definición
posterior a la causa? Y si no es causa* ni efecto,
¿qué diantre es? Pero no sólo eso: si se
dieran todas las condiciones NECESARIAS para que se realizara
un acto, y éstas fueran al mismo tiempo condiciones
suficientes, ¿qué sucedería si
contemporáneamente se dieran las condiciones
necesarias de otro acto, contradictorio con el anterior?
¿Sucederían ambas a la vez? ¿No es del
todo conveniente presuponer aquí un principio
regulador (el alma) que decide qué hacer SIN ESTAR
ABSOLUTAMENTE SUJETO A LAS CAUSAS?
Por último, digamos que el orden del conocimiento es distinto al orden de las
causas físicas: hay, pues, una armonía
preestablecida entre la res cogitans y la res extensa. El
alma tiene su propia "causalidad", por así decirlo, y
su libertad consiste en conocerla y emplearla juiciosamente.
La causalidad del alma no es física, sino
lógica e ideal. Se corresponde
exactamente, en virtud de la armonía, con la
causalidad física derivada
de sus acciones,
y, a la inversa, las pasiones se corresponden con la
consciencia. No existe, no obstante, ningún acto que
empiece de cero: todos presuponen unas condiciones que los
determinan parcialmente. Es decir, para conseguir la libertad
es necesaria cierta complejidad de la mónada, que
implica al mismo tiempo un desarrollo
físico. Mientras la mónada no es libre (por
ejemplo, antes de ser engendrado el futuro ser), no hay actos
libres. Posteriormente la libertad deviene en el tiempo como
correlato de ciertos sucesos físicos, de cuya
existencia se sigue la posibilidad de
aquélla.5. Reductio
ad absurdum sobre lo mismo.Una cosa es la RAZÓN SUFICIENTE, por la que
yo me guío, y otra la RAZÓN DETERMINANTE, que
tú extiendes a la primera. Una indica posibilidad
lógica, la otra necesidad lógica.
Así, es LÓGICAMENTE POSIBLE que el recipiente
capaz de contener un litro de agua pueda
también contener medio litro. En cambio, es
LÓGICAMENTE NECESARIO (ex ante) que dicho recipiente
contenga el litro o sus medidas inferiores, pero no
más, ya que de lo contrario se derramaría. E
igualmente lo es (ex post) que contenga o bien un litro o
bien medio litro, pero no TODO un litro y SÓLO medio
litro simultáneamente.
Por la mera posibilidad EX ANTE, tan posible es que se llene
un litro como medio litro, pues la noción de uno
incluye la del otro. Por la posibilidad EX POST (que deja de
ser posibilidad para convertirse en necesidad), no
será posible que, de haberse llenado sólo medio
litro, se haya llenado al mismo tiempo un litro entero.
Según la RAZÓN DETERMINANTE que esgrimes, si el
recipiente se llena con sólo medio litro, NO ERA
POSIBLE (ex ante) que se llenara con un litro entero, del
mismo modo que no era posible (ex ante) que en él se
llenaran dos. Lo cual choca con la lógica y el sentido
común más romos, etc.I. MORIBUNDO
Aquél que simplifica las cosas, amigo, sobre todo
aquél que no multiplica las causas para no oscurecer
aún más los efectos. ¿Qué
necesidad tienes de una segunda dificultad cuando no puedes
comprender la primera? Y ya que es posible que la naturaleza
por sí sola haya hecho lo que atribuyes a tu Dios,
¿por qué quieres adjudicarte un amo? La causa
de lo que no comprendes es, quizás, la cosa más
simple del mundo. Perfecciona tu física y
comprenderás mejor la naturaleza:
depura tu razón, desecha tus prejuicios, y ya no
tendrás necesidad de tu Dios. (…)
Respondo: El único que multiplica las causas es el
que, predicando la eternidad de la materia, la declara
infinita en el tiempo, es decir, infinitamente causada y, lo
que es más absurdo, como no habiendo empezado a ser
nunca. En otras palabras: lo que se concede en el resto de la
naturaleza tomada parcialmente, a saber, que todo tiene una
causa y que nada es sin razón, se niega para la
naturaleza tomada como un universal. Sin embargo, ¿no
nos obliga el nominalismo a ceñirnos a lo observable y
a prescindir de vanas y distorsionadoras generalizaciones?
Entonces, aunque no sea demostrable, como tampoco lo es la
pretensión contraria, ¿no resulta más
coherente presuponer a un Creador, a un Dios como
hipótesis, que
dé comienzo absoluto a la cadena causal? ¿Acaso
no demuestra el materialista, en este sentido, el peor de los
prejuicios acientíficos?
MORIBUNDO
No. Y ello por una razón bien simple: que es
perfectamente imposible creer lo que no se comprende. Entre
la comprensión y la fe deben existir vínculos
estrechos, la comprensión es el primer alimento de la
fe: donde no hay comprensión, la fe está
muerta. Y los que en ese caso pretendieron poseerla, se
engañan. No te creo capaz de creer en el Dios que
predicas, porque no sabrías demostrármelo,
porque no está en ti definírmelo, y en
consecuencia no lo comprendes. Y como no lo comprendes no
puedes proporcionarme ningún argumento razonable en su
favor. En una palabra, todo lo que está por encima de
los límites del espíritu humano es o
quimera o inutilidad; y no pudiendo ser tu dios sino una u
otra de estas cosas, en el primero de los casos sería
yo un loco de creer en él, un imbécil en el
segundo.
(…)
Respondo: Creer en lo que no se comprende de un modo completo
(subráyese este último término) no
sólo es posible, sino además usual y
conveniente. Del Dios de la Biblia tenemos nociones
reveladas, entiéndase: superiores a la razón,
no deducibles de la experiencia. Ahora bien, eso no excluye
que podamos intelectualizarlas -como he hecho más
arriba- a fin de combatir las tesis
contrarias.
MORIBUNDO
En consecuencia, no me has prestado ningún servicio
con la edificación de tu quimera, has turbado mi
espíritu, pero no me has aclarado nada, y, en lugar de
reconocimiento, sólo te debo rencor. Tu Dios es una
máquina que has fabricado para servir a tus pasiones,
y la haces funcionar a voluntad. Pero desde el momento en que
esa máquina perturba mis pasiones, debes encontrar
normal que la haya derribado. Y justamente cuando mi alma
débil tiene necesidad de calma y de filosofía,
no vengas a espantarla con tus sofismas, que la
asustarían sin convencerla y la irritarían sin
mejorarla. Amigo mío, mi alma es lo que ha querido la
naturaleza que sea, es decir, el producto
de órganos que ella se ha complacido en brindarme,
conforme a sus designios y necesidades: y como tiene
idéntica necesidad de vicios y virtudes, cuando ha
deseado llevarme hacia los primeros, lo he hecho, cuando ha
querido las segundas, me ha inspirado los deseos
consiguientes, y me he entregado a ellas sin reparos. En esas
leyes de la naturaleza, que responden sólo a sus
deseos y a sus necesidades, debes buscar la causa
única de la inconsecuencia humana. (…)
Respondo: La primera parte de este argumento es una simple
falacia ad hominem. La segunda es lo que Leibniz tuvo a bien
llamar Fatum Mahometanum, esto es, el sofisma perezoso
según el cual, ya que todo está predeterminado,
ni debemos obrar ni somos responsables de nuestras acciones.
Pero ello niega la distinción lógica entre
futuros contingentes y no contingentes, añadiendo un
plus de necesidad a los acontecimientos por razón de
la omnisciencia que se atribuye a Dios (o a la naturaleza, en
el caso de Sade). Así pues, el sofisma perezoso o bien
no prueba nada, o bien prueba demasiado.
MORIBUNDO
¿Por qué no? Nada me divierte tanto como el
exceso a que los hombres han podido llegar en materia de
religión; el fanatismo y la imbecilidad
son extravíos tan prodigiosos que su
espectáculo, desde mi punto de vista, pese a ser
horroroso es siempre interesante. Responde ahora con
franqueza y sobre todo desecha tu egoísmo. Si fuera yo
lo suficientemente débil como para dejarme sorprender
por tus ridículos sistemas
sobre la existencia fabulosa del ser que hace necesaria la
religión, ¿bajo qué forma
me aconsejarías que le rindiera culto?
¿Preferirías que adoptase los ensueños
de Confucio antes que las extravagancias de Brahma?
¿Debo adorar a la gran serpiente de los negros, al
astro de los peruanos o el Dios de los ejércitos de
Moisés? ¿A cuál de las sectas de Mahoma
quisieras que me convirtiese? ¿O cuál de las
herejías cristianas sería preferible para ti?
(…)
Respondo: Respecto a lo primero, falacia de non sequitur. En
lo concerniente a la multiplicidad de sectas, ya dije en otra
parte que el Dios cristiano se distingue por 1) su infinita
bondad y 2) el hecho de conceder libre albedrío a las
criaturas racionales. Si se demuestra que este es el mejor de
los mundos y que nuestra libertad, pese a la
predeterminación, está garantizada cuando
obramos con juicio, quedarán probados los atributos
que sólo al Dios cristiano atañen.
II.>Bueno, lo de que es eterno el universo
para los materialistas lo das por sentado y no es asi. Lo es
segun algunos.
>Aun asi, la hipotesis del Creador no resuelve nada,
puesto que habria que preguntarse quien creo al creador. Si
aceptamos el criterio de que algo puede existir sin ser
creado, por qué buscar una segunda causa con ese
criterio para explicar la primera cuando podemos aplicar el
criterio a la primera directamente.
Eso tiene fácil respuesta. No puedes medir al Creador
y a lo creado por el mismo rasero. ¿Por qué? Es
evidente: el Creador ha de concebirse siendo eternamente, es
decir, fuera del tiempo, del espacio, del movimiento
y, en definitiva, fuera de toda cadena causal. Dios no
necesita una explicación natural, ya que es
absolutamente distinto al resto de la naturaleza, aunque
-como lo finito y lo infinito, que formarían parte de
una misma serie numeral- mantenga múltiples
vínculos con ella.
>Añades una entidad que no resuelve nada a las
cuestiones propuestas, luego por el principio de Occam, lo
cientifico es ignorar esa hipotesis.
Presupongo una entidad que explica al resto y que, a su vez,
no necesita ser explicada, pues es anterior a todo conocimiento (como el cero es anterior a
cualquier cuenta). Lo científico es cercenar con la
navaja de Occam la infinidad de causas que el
"eternorretornista" -si lo prefieres en lugar de
"materialista"- imagina.
>Realmente NO resulta mas coherente la hipotesis de un
creador. No resuelve nada al problema inicial, ni es
contrastable, y por tanto solo añade elementos
innecesarios.
Es una hipótesis metafísica con implicaciones
físicas: no se trata de compartimentos estanco. A
través de la noción de fuerza,
Leibniz llegó al libre albedrío y, de
ahí, a la armonía preestablecida como sistema de
interrelación de las substancias. Se señala a
este mismo autor, por su polémica con Newton
sobre la realidad del espacio y el tiempo, como precursor de
la relatividad. En fin, quién sabe cuántos
avances más podrá apadrinar en los
próximos siglos.
>No crees lo que no comprendes. Crees algo que comprendes
(que hay una especie de inteligencia exterior o previa al mundo) y lo
que queda sin responder presupones que la creencia que tienes
lo explica sin saber como. Para reconocer que hay cosas que
no comprendes y que no puedes comprender, no veo qué
aporta el añadir a dios cuando no comprendes lo que
ves. De nuevo, aplicamos la navaja de Occam.
Me he perdido en tu razonamiento. ¿Qué es "lo
que queda por responder"? ¿Quién aspira a
agotar el
conocimiento? ¿quién desea desecar el
océano? Dios sólo nos da una certeza moral
sobre nuestros actos, pero, con ella, también una
clave de interpretación del universo in
toto. Conocerme a mí mismo se convierte en mero
juego de
espejos si no logro reconocer al Creador, al "mí
otro".
>Sobre la revelacion: por qué esa y no otra? Es
unicamente una prueba de fe (como supongo que reconoces), de
arbitrariedad absoluta y en el fondo completamente vana.
Parece que la fe católica y, por extensión, la
protestante son las únicas que se han molestado a
conciliarse con la razón, no contradiciéndola
en ningún punto (como la contradicen en cambio los
mitos
politeístas y antropomorfitas en general, el fatalismo
musulmán o el nihilismo budista). Todo ello a pesar de
que el ateo prefiera hacer hincapié en etapas de mayor
oscuridad y barbarie para obviar así la milenaria
tradición racionalista que precedió y
siguió a las mismas.
>No es una falacia ad hominem, aunque se dirija en segunda
persona.
Realmente la edificacion del edificio deista no resuelve
nada, que es lo que dice, y no solo no aporta tranquilidad y
felicidad, sino que es todo lo contrario, como ya habia
sostenido Lucrecio.
Falsa analogía. Lucrecio combatió (al modo
epicúreo, por supuesto) las religiones
politeístas, que, por cierto, limitaban la libertad
del hombre
infinitamente más que las monoteístas.
Aquéllas identificaban al fenómeno con la
divinidad, mientras que éstas hicieron lo propio con
el noúmeno. Así debe entenderse, pues, la
crítica de Lucrecio a la superstición popular
de su tiempo: como un reducir el mito a sus
causas eficientes y tangibles.
>Sobre la segunda parte si hay determinismo no existen los
futuros contingentes. De todas maneras, de lo que habla es
que actuamos en funcion de deseos que nos son dados, y que
para ello la existencia de Dios no cambia nada.
Sí cambia, y mucho, en tanto que actuamos conforme a
fines.
>La infinita bondad es incompatible con el mundo actual, a
menos que realmente seamos tan estupidos como para pensar que
este es el mejor de los mundos. Yo creo que es posible un
mundo mejor, si no lo creyera no criticaria nunca a nadie. Si
es porque el hombre
no es suficientemente bueno, es que Dios no lo creo asi,
luego la culpa es suya y el mundo no es el mejor. De todas
maneras, esta vision es incompatible con el cristianismo, donde Dios castiga primero a
Satan y luego a Adan, luego el mundo al que les envia no es
el mejor posible.
Tu deísmo démodé ya quedó
refutado hace siglos en la Teodicea, pero parece que los
voltairianos y sadianos aún no os habéis
enterado. Que es posible un mundo mejor (digo "un mundo", no
"un presente") sí es a todas luces una
afirmación peregrina, no así su contraria. Los
que enmiendan la plana al Creador actúan -dirá
Leibniz- como Alfonso X de Castilla, llamado el sabio, que,
al contemplar el sistema de
planetas y
órbitas según Ptolomeo, comentó que
él podría haber aconsejado a Dios otro mejor.
Pero siglos después llegaron Copérnico, Galileo
y Kepler, y la humanidad descubrió que el universo
era más perfecto de lo que imaginaba. Moraleja:
muérdete la lengua
antes de impugnar lo que desconoces en un grado tan
enorme.
>Sobre el libre albedrio, la idea es contradictoria en si
misma. Si se hace algo es segun un criterio, o sin uno. Si no
es segun un criterio es puro azar y no inteligencia, y si es segun un criterio, este
o viene dado o depende de otro criterio. Luego o bien el ser
con libre albedrio no puede ser inteligente, o bien actua por
un criterio que le viene dado, y no hay por tanto libre
albedrio, o bien hay una regressio ad infinitum.
¿Quién te ha dicho que el libre albedrío
equivale a la indeterminación? Nuestra alma, por su
propia naturaleza, está inclinada a querer (conforme a
fines) todo lo que quiere y a hacer todo lo que hace. Existe,
entonces, una voluntad antecedente, que es tan libre como
nuestra capacidad de razonar, y una voluntad consecuente,
equiparable a nuestra capacidad de obrar. Pero eso que
tú llamas "criterio", y que confundes con la causa
física, no es necesitante y absoluto, sino relativo al
estado de
discernimiento del que elige. Es decir, cierto y
contingente.
>Por otro lado, estas caracteristicas que confieres al
Dios cristiano no son propiamente exclusivas del cristianismo ni originales de él. A
menos que consideres cristianos a Zaratustra, a la mitad de
los animistas o a los estoicos.
Zaratustra era dualista, los estoicos no creían en la
bondad de la Providencia (veían a Dios como "el alma
del mundo") y los animistas y "metempsicóticos", hasta
donde yo sé, tienen más relación con el
budismo
que con el cristianismo. Aunque todo fluye y refluye…
III.
>Si puedes concebir al creador como eterno y fuera de toda
cadena causal, por qué las leyes fisicas y la
existencia de la materia ha de tener causa? Si Dios no
necesita explicacion natural, unicamente porque tu lo
consideras asi, por qué el conjunto de la naturaleza
si la habria de necesitar? Unicamente por peticion de
principio.
Respuesta: Porque una naturaleza acausal no tiene ejemplo en
la misma naturaleza.
>No haces mas que justificar una creencia sobre si misma,
en una especie de razonamiento circular, una entelequia, que
no tienes motivo para permitir que sea asi sobre Dios y no
sobre la naturaleza sin dios.
Respuesta: Eso sólo sería cierto si Dios y la
naturaleza fueran sinónimos, como lo eran para el
panteísta Spinoza. Éste negaba a Dios una
existencia en sí, concibiéndolo como substancia
única mediante la cual todo lo existente era expresado
en formas (atributos, modos). Dios sería, según
esta innovación, la suma de todas las
formas, que habrían existido con él
eternamente. Spinoza, pues, diviniza la materia
prima (subyacente a toda realidad concreta), o la mera
potencia
en ella, y habla del ser en acto en términos de Natura
naturans, es decir, como un desarrollarse del todo hacia
ningún fin en particular: fatalmente. También
dice que Dios-substancia tiene infinitos atributos, pero que
el hombre sólo le conoce por dos, a saber, pensamiento y extensión. Esto ha de
entenderse como que la naturaleza o cosa en sí va
más allá de toda percepción y de toda
clasificación racional.
Hay, no cabe duda, un fondo de irracionalismo en el
spinozismo que anticipa a Schopenhauer y a Nietzsche.
Sin embargo, desde que se descubrió que el universo es
finito (en el espacio, al menos), la filosofía de
Spinoza pasó a ser un cuento de
hadas. Leibniz tuvo el mérito de refutarle
racionalmente, sin más pruebas
empíricas que las que le ofrecían las leyes de
la dinámica descubiertas por
él.
>Lo dicho, "presupones", lo das como hecho y sobre ello lo
explicas todo sin exponerlo a la duda racional. Pero esa
presuposicion no esta basada en nada, la crees porque si
(porque es la que hay en nuestra sociedad) y
al considerarla innecesaria de explicacion, niegas el
argumento que te hace considerarla plausible y sobre la cual
pretendes darle una razon: que las cosas han de tener una
causa y por tanto todo lo material ha de tener una causa
externa.
Respuesta: Tú mismo te has contestado. Todo lo
material ha de tener una causa externa, que, dada la infinita
divisibilidad, no tiene un término en la naturaleza,
sino fuera de ella. A esta causa o agente, además, se
le presupone inteligencia, pues elige el mejor mundo entre
los muchos posibles que se dan en su concepción.
Definición de mejor en este contexto: más
simple y más rico en fenómenos, en base a los
principios de
razón suficiente y no contradicción.
Si tienes dudas racionales, exponlas racionalmente.
>Añadir algo exterior que no necesita causa, me
parece evidente, no aporta nada, solo desplaza el
problema.
Respuesta: Di más bien que ofrece una solución
que no te gusta, aunque sea la única racionalmente
concebible. Yo, al menos, no puedo concebir ni un mundo
eterno ni uno surgido espontáneamente, sin causa.
>Aun no he conocido una sola implicacion fisica previsible
y medible que se deduzca de la hipotesis divina. El que hay
libre albedrio y armonia es una peticion de principio. Si las
consideras como ya dadas, pueden parecer plausibles, pero si
no las aceptas, también es plausible. No aporta
nada.
Respuesta: Es al revés. De la implicación
física se deduce la hipótesis divina. En las
líneas inferiores hablo con más detalle del
libre albedrío.
>Lo que queda por responder es el por qué las cosas
son las que son y por qué son. El inventarse algo
(dios) que por peticion de principio hace que sean asi pero
que no sabemos por qué dios es asi ni por qué
es, y decir que eso no lo podemos saber es infantil. Nadie
sano aspira a agotar el
conocimiento, pero es que creer en Dios no es mas que un
desplazamiento del problema.
Respuesta: Las cosas son las que son y del modo que son en
base al principio de razón suficiente. No veo petitio
principii en ningún lado, excepto en el tuyo.
>Bueno, la musulmana también lo ha intentado. De
hecho es normal porque la filosofia
occidental ha intentado reconciliarse con las religiones
occidentales. Un budista no intenta reconciliarse con la
filosofia
occidental porque le es ajena. En cambio tiene sus propios
principios
filosoficos, como los tiene el taoismo y el confucionismo.
Considerar que la cristiana es en algo mejor que las otras
porque tiene en cuenta las ideas que existen en su propio
ambito no la diferencia en nada.
Respuesta: Llámame etnocentrista si quieres, pero no
creo que el legado filosófico de Confucio y Lao Tse
sea comparable a la tradición griega.
>Por otro lado las etapas de oscuridad y barbarie
aparecieron tras el cristianismo, y la milenaria tradicion
racionalista de occidente es previa al cristianismo y
totalmente ajena a el. No quiero decir que el cristianismo
sea el culpable unico de la decadencia que ocurrio tras su
advenimiento, pero reivindicar lo anterior a él como
propio es absurdo.
Respuesta: ¿Totalmente ajena? Hace un momento has
hablado de "reconciliación". ¿Crees que
tendríamos noticia de la cultura
griega y latina sin la actividad de los monasterios?
>Combatio el politeismo porque era la religion que habia
en Roma en el
siglo I a.C. Pero sus argumentos son totalmente extrapolables
al monoteismo.
Respuesta: En absoluto, por las razones alegadas.
>No soy deista, soy ateo. El que este es el mundo mejor es
de nuevo una peticion de principio para evitar las
consecuencias que supondria que no lo fuera, a saber, que
Dios no es infinitamente bondadoso. Pero lo cierto es que es
incompatible con el propio cristianismo (los castigos de
Satan y Adan muestran que o bien Dios se equivoco, o bien no
es bondadoso, o bien es realmente un inutil que no puede
imaginar algo mejor, si es que esta fuera del timpo y sabia
que seria asi).
Respuesta: El principio de razón suficiente prueba que
mal en el mundo se dirige a un bien mayor, y que en este
sentido es un medio y no un fin. Dios no podía crear
otras divinidades, porque es absurdo, y, en orden a generar
el mayor número de substancias, decidió
también que ningún espíritu careciera de
cuerpo. De no haber obrado así, Dios habría
errado. Pues, o bien no crearía nada, o bien no
sería el mejor de los mundos posibles (vid. más
arriba la definición de "mejor").
>No has respondido. No he dicho que equivalga a
indeterminacion, sino que he analizado las posibilidades. Si
no equivale a indeterminacion, estara determinado, con lo
cual no hay libre albedrio y no vale la excusa de que Dios
nos dejo la libertad, porque si conoce lo que vamos a hacer
no hay tal libre albedrio y Dios es responsable de lo que
hacemos en cuanto ha dispuesto que vaya a ser asi.
Respuesta: Falacia de non sequitur. Aunque esté
determinado, el libre albedrío queda intacto, ya que
nadie ha hablado de libre albedrío como
indeterminación. Yo lo he definido como
determinación no necesitante, esto es, dotada de
espontaneidad. Si Dios conoce todo lo que vamos a hacer
(omnisciencia), no por ello nuestras acciones son más
necesarias, del mismo modo que no será más
necesario que el Sol salga
mañana porque yo lo sepa.
>También muchos cristianos (la mayoria) son
dualistas. No has respondido en que esas caracteristicas que
consideras propias y exclusivas al Dios cristiano no lo
son.
Respuesta: Absolutamente ningún cristiano es dualista.
Si lo es, no es cristiano, sino pseudocristiano.
¿Cómo se explicaría si no el
enfrentamiento de la Iglesia
Católica con la secta maniquea? El cristianismo no
reconoce al mal ninguna substancia, ni cree en dos principios
eternos, uno bueno y otro malo, ni imagina que la
Creación sea un mal absoluto del que haya que
liberarse. Hace unas semanas definí el cristianismo
como monismo histórico, en tanto que opuesto al
monismo mecanicista (ahistórico) y al dualismo radical
(nihilista).7. Diálogo con un
tomista.I. 1. Sobre el valor de
verdad de las definiciones.
Néstor escribe: "Las definiciones no son verdaderas ni
falsas, porque no son afirmaciones. La verdad y el error se
dan solamente en la afirmación o la negación.
"Figura plana de tres lados rectos" no es una
afirmación, y por tanto, no es ni verdadera ni falsa.
Las definiciones son correctas o no, según que ciertas
afirmaciones que formamos con ellas sean verdaderas o no, por
ejemplo: "Todo triángulo es una figura plana de tres
lados rectos" y "Toda figura plana de tres lados rectos es un
triángulo", y alguna otra más".
La distinción entre "definiciones" y "afirmaciones
sobre definiciones" me parece superflua. Toda
definición es un predicado y, como tal, se atribuye a
un sujeto.
2. Crítica a la noción de verdad como
"adequatio".
A continuación, Néstor cita una teoría epistemológica obsoleta a
mi parecer: "En primer lugar conocemos en forma evidente,
intuitiva, que la realidad, bajo tal aspecto, es de tal o
cual manera, por ejemplo, los perros son
mamíferos, luego, vemos también
evidentemente que la afirmación en que afirmamos eso
("los perros son
mamíferos") es verdadera, y luego,
vemos también evidentemente que la verdad de esa
afirmación consiste en que lo que afirmamos se adecua
a lo que es. Así surge la definición
tradicional de "verdad": adecuación entre el intelecto
y la realidad".
Opongo las siguientes dificultades a la noción de
verdad como "adequatio":
– a) Es insuficiente, puesto que una teoría tal no podría dar
razón de dos fenómenos aparentemente
contradictorios.
– b) Es dogmática, ya que anticipa como verdadera
aquella realidad a la que el enunciado debe amoldarse. Esto
es, presupone la verdad como previa la "adequatio" y, por
consiguiente, como condición de la "adequatio"
misma.
– c) Es reductivista, dado que limita lo verdadero a lo
real-efectivo, negando la virtualidad de lo posible (y
entiendo por posible aquello cuyo contrario no entraña
contradicción). Se siguen consecuencias nefastas: el
devenir sería fatal, inherente a la composición
de las cosas y ajeno a la sabiduría de Dios, que no
habría podido elegir lo mejor entre la infinidad de lo
posible. Un Dios sin entendimiento, dotado sólo de
voluntad bruta, se parece demasiado al "Deus sive Natura" de
Spinoza.
– Para no refugiarme en la crítica fácil,
ofrezco un ejemplo de proposición verdadera que refuta
la noción de verdad como "adequatio":
"Es posible que Nerón no matara a su madre".
Aunque no pueda contrastarse con la realidad, nadie
dudaría de que es cierta, desde el momento en que
Nerón actuó sin ser coaccionado.
– Las matemáticas, además, contienen
tanto definiciones de los números y sus propiedades
como afirmaciones a partir de las propiedades de dichos
números. No empece a su cometido el prescindir de todo
correlato real, siempre que el cálculo efectuado siga las reglas de la
gramática establecida.
3. Alcance y límites de la
evidencia.
Néstor dice: "Tener una
definición correcta de "verdad" no es poseerla
enteramente, porque no equivale a conocer todas las verdades
posibles".
Se exagera mi afirmación, como si yo hubiera escrito
que por ser la verdad evidente, toda la verdad nos es
evidente a un tiempo.
Al sostener que la luz natural
es la verdad no pretendí tanto definirla como
estipular un sinónimo. Entiéndase: la luz no tiene
más límites que ella misma, puesto que la
oscuridad no es otra cosa que su ausencia.
Se me da la razón al cabo del argumento: "Es por eso
que al comienzo de todas las demostraciones y de todo el
conocimiento ha de estar la evidencia, inmediata e intuitiva,
que no puede ni necesita ser demostrada".
4. El significado de "filosofía".
A
raíz de lo anterior, Néstor infiere: "Tener una
definición correcta de "verdad" no es poseerla
enteramente, porque no equivale a conocer todas las verdades
posibles. Eso sólo Dios. Por eso "filo-sofía",
porque sólo Dios es "sofos", sabio, en sentido total,
ya que nuestro conocimiento no va a agotar nunca el campo
total de la verdad".
Creo esto que está muy bien expuesto. No tengo nada
que quitar o añadir.
5. Certeza y verdad.
Néstor prosigue:
"Certeza es un estado
subjetivo, psicológico, de seguridad
que se puede tener también en el error: durante mucho
tiempo se estuvo cierto de que la Tierra
era inmóvil, y así con muchas otras cosas
más. "Verdad" es algo objetivo,
es la adecuación de lo que afirmo con lo que es".
Cuando he hablado de certezas lo he hecho pensando en las
certezas apodícticas, no en las aproximadas o
consuetudinarias. De modo que la acusación que se me
hace de subjetivizar lo objetivo
se debe a que tal vez no me expliqué lo
suficiente.
Más adelante, añade: "Toda verdad, o es
absoluta, por más pequeña que sea, o no es
verdad. "Ab-solutum" significa "des-ligado",
"in-dependiente", y una verdad que dependa del sujeto que la
enuncie no es verdad".
Coincido hasta cierto punto, pero no completamente. La verdad
será absoluta, en efecto, en el sentido de poder
prescindir de todo sujeto, de toda enunciación y
también de toda realidad parcialmente percibida (lo
que, por otra parte, repugna a la noción de verdad
como adequatio). No lo será, en cambio, a la hora de
delimitar con el resto de verdades. Si dos verdades fueran
absolutas entre sí, ellas solas formarían dos
sistemas
mutuamente incompatibles, lo que vendría en grave
perjuicio de la armonía universal. Luego, en aras de
la coherencia de lo creado, debemos afirmar que toda verdad
es congruente con cualquier otra. O, por usar
terminología mística, que la naturaleza de la
verdad es unitiva.
6. Verdad y error.
Néstor argumenta: "Una
afirmación verdadera no tiene nada de falso, al
contrario del error, que tiene siempre algo de verdadero. De
lo contrario la diferencia entre la verdad y el error
sería sólo de grado: la verdad sería un
error verdadero, y el error, una verdad falsa".
Así como todo error contiene parte de verdad por estar
comprendido en un sistema que, al cabo, ha de conducirnos a
ella, del mismo modo, toda verdad implica un cierto grado de
error (o de privación de la verdad) al no tratarse de
la verdad misma, esto es, de la verdad al final de la cadena
de verdades que muestra a las
demás en toda su perfección. De nuevo el
malentendido consiste en otorgar al error una entidad
positiva. Más adelante, sin embargo, Néstor
matiza su juicio.
Lo mismo cabría decir de las ficciones, es a saber, de
las intelecciones parciales de la verdad, que no por ello
desvirtúan cuanto de verdadero haya en nuestro
entendimiento.
II.
1. Causas e infinito.
Néstor escribe: "Aquí estás planteando
una serie infinita de causas o verdades segundas, no una
serie infinita de causas absolutamente hablando. Porque pones
una Causa Primera, que es Dios. En efecto, no habría
problema en que la serie de causas segundas fuese infinita,
si al mismo tiempo existiese una Causa Primera, con lo cual
la serie de causas, simplemente hablando, no sería
infinita, que es lo que dicen las vías tomistas".
Replico que Dios no es causa, sino agente, y que si la serie
de causas en el Universo fuera finita, el mundo
estaría limitado por la Causa Primera y no por
él mismo, como es el caso. Ahora bien, un Dios del
cual se predica que "es Espíritu" no sirve como
límite de la extensión, por lo que ha de
desestimarse la hipótesis tomista.
2. Racionalidad de las demostraciones.
Confieso que nunca pretendí probar a Dios
racionalmente, pues la razón sólo es
demostrativa cuando comprende a su objeto, y Dios es
incomprensible. No obstante, sí puse énfasis en
señalar que la fe cristiana no se contradice ni con el
proceder racional ni con las verdades particulares, y que,
por este motivo, resulta preferible tanto al ateísmo
como al resto de credos.
Así pues, que "la razón tome siempre por
referencia al mundo" no significa otra cosa que si
intentáramos llegar a Dios ascendiendo por las causas
segundas de la creación, al ser éstas
infinitas, no llegaríamos jamás a
Él.
Ello no entra en conflicto
con que, según vengo diciendo, la verdad no deba
asociarse a la noción de "adequatio". Obsérvese
el matiz, la distinción entre razón y verdad:
ésta afecta a todo lo posible, aquélla
sólo a lo real-efectivo.
Por lo demás, la vinculación de la
hipótesis de la armonía preestablecida con la
mística no es mía, sino del mismo Leibniz,
quien confesó haberla vislumbrado en unas palabras de
Santa Teresa de Jesús.
3. Creación y causas.
Néstor escribe: "Aquí habría que definir
lo que se entiende por "causa", porque obviamente que Dios da
el ser a las cosas, y "causa", en la escolástica, es
"lo que influye el ser en otro". No se ve porqué una
causa habría de estar en el tiempo, ser causada,
compuesta o tangible".
No voy a entrar en polémicas de palabras. Si, para la
escolástica, "causa" es "lo que influye en el otro",
mi objeción sigue sin resolver. Porque
¿cómo podría algo inmaterial influir en
lo material, sino es por la vía del milagro? En
cambio, llamamos causa a aquello que 1) puede observarse y
explicarse racionalmente, 2) es conmensurable con su efecto.
Ahora bien, ni la creación es observable o explicable,
ni Dios es conmensurable a ella. Luego, Dios no es causa del
Universo.
Acto seguido Néstor aclara: "Por eso mismo, ser Causa
Primera no es lo mismo que ser "término inicial" de
una serie temporal. Es, más bien, ser Fundamento
Último, último término de una serie de
condiciones actualmente dadas y existentes. Las vías
tomistas no toman en cuenta un retroceso "hacia
atrás", en el tiempo, de la serie de causas, sino un
retroceso, por así decir, "hacia arriba", actual, en
el mismo instante en que algo existe, en la serie de las
condiciones actuales de su existencia, y declaran que ese es
el retroceso que no puede ser infinito, porque entonces la
existencia actual de la cosa carecería de
fundamentación, es decir, de razón de ser".
Lamentablemente no estamos de acuerdo en este punto tan
importante para la fe y la verdad de la doctrina. Concibo que
la creación se llevó a cabo de una vez por
todas, aunque Dios no permanezca ocioso nunca y la conserve
en todo momento. Ahora bien, conservar y crear no son la
misma cosa. Si la realidad experimentara una creación
continua, toda substancia carecería de ser. En efecto,
tendríamos que admitir que las almas perecen un
número infinito de veces y que son recreadas otras
tantas, todo ello por vía del milagro, lo cual
también arruinaría, por cierto, la
pretensión de entender el mundo causalmente. Por si
fuera poco, se haría a Dios responsable no sólo
de la creación de la substancia, sino también
de la del accidente, lo que conlleva confesarlo autor de
todos nuestros pecados. Conclusiones éstas cuya
impiedad está de más resaltar.
4. Más sobre el infinito.
Néstor concluye con esta reflexión: "El
infinito actualmente dado es imposible, porque al mismo
tiempo sería una cantidad determinada, en tanto que
actualmente dada, y no lo sería, en tanto que
infinita. Si destruyésemos una de esas unidades de la
cantidad infinita actual, al mismo tiempo disminuiría,
y no disminuiría, lo que es absurdo".
No me parece que la anterior afirmación tenga ninguna
fuerza.
¿Por qué habría de ser imposible el
infinito en acto? Una línea es infinitamente
divisible, tanto si mide diez centímetros de extremo a
extremo como si mide cinco, la mitad. En este sentido,
Leibniz hace constar en sus Escritos Matemáticos:
"Pues que si permanecen a un tiempo dos puntos siendo en
efecto dos, habrá una distancia entre ellos y por ende
esta porción de materia será ulteriormente
divisible en partes menores y por ende estará
efectivamente dividida".
De ahí se sigue que no pueden existir los
átomos, puesto que la línea se define como la
distancia entre dos puntos. Y si hay dos puntos, es que hay
distancia entre ellos, ya que, si no la hubiera,
serían un solo punto; y si hay distancia, hay una
línea, y es así que siempre hay más
puntos entre esos dos puntos, luego hay infinitos puntos.
III.- La Trinidad.
De acuerdo con la doctrina de las tres hipóstasis en
una sola ousía. Añado que el Padre no crea a
la segunda persona
(como sostendrían los arrianos), sino que la genera,
y que la tercera es el resultado de la
comunicación de ambas. La creación,
además, no es ajena al Hijo, como podría dar
a entender la exposición de Néstor, pues
"por Él fueron hechas todas las cosas, y sin
Él no se hizo nada".
2. La fe.
La fe no se basa en una simple cuestión de
confianza, sino también en la credibilidad de lo que
se revela. Así, si hubiera razones indubitables que
demostraran que nuestra fe es absurda, nada objetivo -y
tampoco nada divino- colocaría a la Biblia por
encima del Corán. El Aquinate lo tuvo presente en
toda su obra, y fue él quien afirmó que la fe
perfecciona la razón sin destruirla.
3. Sobre el PRS.
No es que haya entes finitos inmejorables, sino que la
serie entera en la que están comprendidos lo es, por
exclusión de todas las demás.
4. Sobre la verdad de lo existente.
Escribe Santo
Tomás de Aquino en De veritate:
"Parece que lo verdadero es totalmente lo mismo que el
ser.
ARGUMENTOS: 1. Dice Agustín, en el libro de
los Soliloquios, que 'lo verdadero es lo que es'. Lo que no
es más que el ser. Luego lo verdadero significa
exactamente lo mismo que el ser".
Para, al final de sus disquisiciones, concluir:
"Según esto, la verdad o lo verdadero puede
definirse de tres modos. De un modo, según aquello
que precede a la razón de la verdad. En ello se
funda lo verdadero. Así lo define Agustín en
el libro de
los Soliloquios: 'Lo verdadero es lo que es'. Y Avicena, en
su Metafísica: 'La verdad de cada cosa
es la propiedad de su ser que se le ha asignado'.
Y otros lo definen así: 'Lo verdadero es la
indivisión del existir y de lo que es'.
DEFÍNESE, DE OTRO MODO, SEGÚN AQUELLO EN LO
QUE CONSISTE FORMALMENTE LA RAZÓN DE LO VERDADERO
[subrayado mío]. Dice, así, Isaac que 'la
verdad es la adecuación de la cosa y del
entendimiento'. Y Anselmo, en el libro De veritate: 'La
verdad es la sola rectitud perceptible por la mente' (esta
rectitud expresa cierta adecuación). El
Filósofo, por su parte, dice, Metafísica IV,
que los que definimos lo verdadero decimos que es 'cuando
se dice que es lo que es y no es lo que no es'. Un tercer
modo de definición de lo verdadero es por el efecto
seguido. Y así dice Hilario: 'Lo verdadero es lo
declarativo y manifiesto del ser'. Y Agustín, en el
libro De vera religione: 'La verdad es aquello por lo que
se muestra
lo que es'. Y en el mismo libro: 'La verdad es aquello por
cuya conformidad juzgamos de las cosas inferiores'".
Néstor aduce, no obstante: "Puede haber coherencia
sin verdad: así, es coherente que el materialista,
que dice que sólo existe la materia, niegue la
existencia de Dios y del alma, que son espíritu.
Pero nada de ello es verdadero".
Discrepo enérgicamente. Si el materialismo fuera tan coherente como la fe
cristiana, ¿por qué iba a ser ésta
preferible a aquél?
Luego, argumenta: "¿Puede haber verdad sin
coherencia? No en los juicios, porque un juicio
contradictorio es necesariamente falso, como "el caballo
blanco de Artigas no es blanco". Sí en los discursos compuestos por muchos juicios,
pues unos de ellos pueden ser verdaderos, y otros ser
contradictorios con éstos, y ser falsos, con lo cual
el discurso
no sería coherente".
Pero esto no es más que un sofisma. Puesto que de un
discurso
que contenga verdades y falsedades al mismo tiempo no puede
decirse que sea verdadero, sino sólo en la parte en
que dice verdad.
Siguen las paradojas en este párrafo: "¿Cómo lo que
"existe" no es "real"? Es más bien al revés:
EXISTEN algunas posibilidades reales, es decir,
independientes de nuestro pensamiento, objetivas, que NO SON
EXISTENTES, es decir, no están dadas actualmente en
la realidad, sino sólo potencialmente" [subrayado
mío].
¿Cómo pueden existir y no ser existentes?
5. Necesidad y creación.
Néstor asegura: "Al afirmar que Dios sólo
puede crear el mejor mundo posible, se está negando
la libertad soberana de Dios respecto de su
creación. Dios es soberanamente libre de crear o no
crear, de crear este mundo o aquel otro".
La libertad de Dios consiste en elegir siempre lo mejor
posible, pues ésta no difiere en nada de su
sabiduría. Hablamos aquí de una necesidad
moral, no metafísica.
6. Definiciones de mal.
Me parecen bien todas ellas.
IV.
1. Mónada y materia.
Leo: "Las mónadas son una forma de atomismo, por
así decir, "metafísico". El problema
aquí es el que trata Aristóteles al hablar de la
divisibilidad del continuo, y que Kant
retoma en sus "antinomias": Si no hay componentes simples,
se retrocede al infinito, y no habría nada, si los
hay, entonces, son inextensos, y la extensión no
sería posible. De hecho, para Leibniz la
extensión es ilusoria, es cuestión de
percepciones de las mónadas inextensas".
¿Cómo se llega a esta conclusión, a
saber, que si lo inextenso existe entonces lo extenso no
existe, o sólo ilusoriamente? ¿No es lo
extenso una ex-tensión (tendencia hacia fuera,
propagación dinámica) de lo inextenso?
¿Dónde está la aporía,
pues?
"Esto quiere decir que Aristóteles y Santo Tomás,. a
diferencia de Demócrito y Leibniz, no son atomistas,
ni atomistas materialistas ni atomistas espiritualistas. La
realidad no se explica mecanicísticamente por
composición de partes del mismo nivel que las cosas
resultantes, sino metafísicamente, por
composición de principios metafísicos que no
son cosas, sino principios metafísicos de las cosas,
no son sensibles ni imaginables, sino inteligibles: acto y
potencia, materia y forma, etc."
Se confronta vanamente a Leibniz con Aristóteles,
cuando fue el de Leipzig el que confesó haber
restaurado las formas de éste mediante la
noción de mónada.
2. Mónada y alma.
Néstor escribe: "En el hombre, y solamente en
él, Santo Tomás reconoce que esa "forma
sustancial", el alma, es espiritual, o sea, inmaterial, y
por tanto, capaz de existir sin materia"
¿Puede el alma subsistir sin el cuerpo? No me lo
parece. Si así fuera, nuestro espíritu no
estaría en ninguna parte, sino en el transmundo que
imaginaban los gnósticos. Además, una
aseveración tal índole podría
reputarse contraria al dogma de la resurrección de
la carne.
"…como forma no física, sino metafísica,
está toda ella en cada una de las partes del cuerpo.
Su radical inmaterialidad la hace independiente, de suyo,
del cuerpo y de todo órgano corporal: al contrario,
es el cuerpo el que existe en tanto es actualizado y
animado por el alma".
Corrijo: Que algo sea inmaterial no significa que no tenga
lugar. Por ejemplo, un punto como intersección de
dos rectas será inextenso, pero no ubicuo.
Y matizo: Si el alma no fuera más que la potencia
del cuerpo, es decir, su conato, no tendría sentido
el dotarla de una existencia separada y habría que
decir, con Spinoza, que alma y cuerpo son lo mismo.
"La filosofía aristotélico – tomista no se
construye a priori sobre la base de lo que a uno le parece
que debería ser la realidad, sino a posteriori,
sobre la base de la experiencia y el sentido común,
y por eso evita estos extremos a los que llega
necesariamente el racionalismo".
Resulta realmente ingenuo opinar así. Ni los
peripatéticos carecen de apriorismos, ni los
racionalistas prescinden de la realidad en sus
especulaciones. La monadología, como se sabe, no es
más que una consecuencia de la dinámica
leibniziana y de cierta intuición tomada del
cálculo infinitesimal.
"Si la vida es fuerza, entonces parece que en un
volcán en erupción debería haber vida,
por otra parte, la vida a esas temperaturas es
imposible".
Se toma aquí la noción de fuerza en su
acepción lata o vulgar, esto es, la de mero movimiento pasivo.
"Dios puede causar, es decir, dar el ser, a seres puramente
espirituales, como los ángeles, que al carecer de
materia, carecen de movimiento".
No está registrado en las Escrituras que los
ángeles carezcan de movimiento; más bien al
revés, ya que todos los testimonios apuntan a que
obraban entre los hombres y eran observados por ellos. De
aquí hay que deducir, sin duda, que sí tienen
un cuerpo, por sutil que éste sea. Sólo
así se entiende que los ángeles rebeldes
puedan experimentar dolor tras el Juicio, momento en el que
serán arrojados a los infiernos.
"El átomo, lo "indivisible", ha de ser lo
que carece de partes absolutamente hablando. Sólo
Dios es así, es decir, es absolutamente Simple. En
todo lo creado hay cierta composición, aunque sea de
acto y potencia, esencia y existencia. Fuera de Dios,
entonces, no hay verdaderos átomos".
Pero antes se había reconocido: "En el hombre, y
solamente en él, Santo Tomás reconoce que esa
"forma sustancial", el alma, es espiritual, o sea,
inmaterial, y por tanto, capaz de existir sin materia". Y
lo que existe sin materia carece de partes.
- La Trinidad.
Daniel Vicente.